martes, febrero 27, 2007

GOD & SEX...

God & sex..





"Diosas y mortales", una muestra que destaca el rol de las prostitutas en el México prehispánico*


La exposición se centra en la figura de las "tlatlamiani", que en español significa "las que hacen feliz". Con artesanías e instrumentos de uso cotidiano, busca reflejar la vida de esas mujeres, que tuvieron, según los expertos, un papel crucial en esa cultura.


TLATLAMIANI. Una de las figuras de barro que se exhiben en el Museo Regional de la ciudad de Puebla y que representa a una prostituta o "alegradora". (EFE)


Las "tlatlamiani", mujeres que ejercían la prostitución en el México prehispánico, son las protagonistas de la exposición arqueológica "Diosas y mortales". La muestra, que tiene lugar en el Museo Regional de Puebla, una ciudad a 125 kilómetros del Distrito Federal, está constituida por un centenar de piezas entre esculturas, figuras de barro, joyería e instrumentos de cocina que dan cuenta de la vida cotidiana de esas mujeres, desde el año 500 antes de Cristo hasta el 1521 de nuestra era, cuando llegó Hernán Cortés a la región.
Las "tlatlamiani", vocablo en lengua náuhatl que quiere decir "las que hacen feliz", nunca se casaban y eran consideradas "respetables porque cumplían una labor dentro de su comunidad", explicó el arqueólogo Eduardo Merlo. Una de las más famosas entre ellas fue Marina, también conocida como "La Malinche", la mujer que fue amante y traductora de Cortés.
Merlo, quien realizó diversos estudios sobre la mujer en el México prehispánico y es comisario de la exposición, destacó el papel crucial que tuvieron antaño las prostitutas, quienes recibían dobles honorarios, ya que "eran pagadas por el Estado por su servicio y también por los propios usuarios".
"Las 'alegradoras', como también las llamaban, eran muy importantes, sobre todo en la guerra porque acompañaban a los soldados. De esa manera evitaban que violaran o raptaran a las mujeres de los pueblos conquistados", describió el arqueólogo.

La exposición también tiene apartados dedicados a las diosas y a "las mujeres del pueblo", como llamaban a quienes no ejercían la prostitución. Luego de exhibirse en Puebla, donde estará hasta fines de mayo, la muestra se presentará en los estados de Yucatán y Chiapas, y en 2008, en Nuevo México y Nueva York, Estados Unidos.

Fuente: EFE

*FUENTE: Clarín. www.clarin.com




Este sexo mundo*


Por Vicente Verdú *

Si en Google se teclea la palabra "god" (Dios) aparecen 385 millones de entradas, pero con "sex" se rebasan los 400 millones. Tanto una como otra evocación han experimentado una colosal expansión en la última década. La primera, como obstinada búsqueda de lo que no se ve, y la segunda, en persecución de lo más expuesto y obsceno.
En 1995 se realizaban en España cinco películas pornográficas, pero en 2005 rondaban las 100. Entre tanto, las compañías distribuidoras sirvieron al mercado español más de 1200 títulos de diferentes procedencias extranjeras.
Más de 700 millones de videos se alquilaron el año pasado en Estados Unidos, y, en conjunto, los ingresos de la industria norteamericana del porno, desde revistas hasta sex shops, desde páginas web hasta circuitos privados para hoteles, supera no sólo a la industria cinematográfica convencional, sino a
los mayores negocios del deporte profesional unidos (béisbol, fútbol americano y baloncesto).
La revista Forbes, que elaboró en 2000 la lista de las 15 empresas más poderosas en el sector del porno, destacaba entre ellas a dos proveedoras de películas, juegos y servicios de Internet para hoteles. La primera firma y líder absoluto era On Command Corp., que cotiza en el Nasdaq y abastece hoy
a un millón aproximado de habitaciones en más de 3500 hoteles de varias decenas de países.
Gracias a lo que se llama la Triple A -anonimity, access, affordability (anonimato, fácil acceso, bajo precio)- ha mutado no sólo la clase de pornografía que se distribuye, sino el público que la recibe. Ha cambiado tanto y en tal grado que Al Cooper, psicólogo de la Universidad de Stanford, habla de una "segunda revolución sexual", contando con que en el siglo XXI Internet ha ayudado a superar las inhibiciones puritanas y a convertir a cada cual, si lo desea, en un impune usuario de material sicalíptico. O incluso, cada vez más, protagonista del mismo a través de ofrecerse a los ojos ajenos mediante las webcams.
Con todo ello, el porno tiende a tejerse como un medio más corriente que excepcional. ¿Es porno Lucía y el sexo, Eyes wide shut, Intimidad, Babel, los documentales de la BBC? ¿Son porno los anuncios de Dior, las exposiciones de la Tate Britain, los programas de Lorena Berdún?
En los últimos festivales eróticos de Barcelona se acreditan más de mil periodistas, pero muchos certámenes de esta misma naturaleza han proliferado desde Cannes hasta Las Vegas en los últimos 15 años. Y hasta los libros de fuerte contenido sexual han aumentado en cerca del 400% durante ese
intervalo.
¿El cuerpo desnudo? ¿La penetración? El mundo es un bulto desvestido y explorado en todos sus intersticios y anfractuosidades, recorrido en sus valles y montes, fotografiado sin cesar, poro a poro, como la pornografía que discurre sobre la superficie de la piel y el muslo.
Naked capitalism fue el título de un famoso artículo en The New York Times donde se mostraba el clamoroso éxito del sexo en el último capitalismo de ficción. Consumo de placer en su significación originaria y consumo hedonista como deriva de la cultura general del consumo en busca de la
satisfacción candente e inmediata. Una forma de tratar con el muerdo a la energía de dos nuevos fundamentos: uno de carácter tecnológico, relacionado con la máxima comunicación y las ayudas anticonceptivas, y otro confundido con el derrumbe de la ética del ahorro.
Frente a la recta virtud de ahorrar, la redonda tentación de gastar. Frente a la limitación de las disponibilidades monetarias, la holgura de los plazos, los créditos fáciles, los endeudamientos sin sentimiento de culpabilidad. En la sociedad preconsumista, el sexo femenino debía administrarse con todo celo porque la mujer dependiente económicamente lo empleaba como el primer tesoro de su ajuar. Independizada económicamente, la contención femenina ha perdido gran parte de su valor. La sexualidad, en general, conserva su valor de uso, puesto que, en general, el sexo es muy divertido, pero no queda sujeto a la restricción necesaria para potenciar su valor de cambio social.
La liberación económica y moral de la mujer y los artilugios de fecundación paralelos han sido decisivos para la difusión del consumo sexual masivo. De ser esencialmente procreativo, el sexo ha pasado a transformarse altamente en recreativo, y, ya en ese territorio, el mercado ha ampliado el surtido y
la viabilidad de las ofertas, incluyendo toda clase de edades, medios, invenciones, instrumentos y perversiones. El único tabú que queda acaso sin agotar es el tabú del incesto, pero del bukkake a la pedofilia, del sadomasoquismo al voyeurismo, la actualidad se halla saturada de ocasiones para todos los gustos. Y hasta los jóvenes, con posible acceso a una experiencia sexual sin contraprestación económica, eligen adentrarse en experiencias carnales que el comercio profesional ha dispuesto con mayor
sofisticación y refinamiento.
Tener sexo con alguien ha rebajado, de acuerdo con su dificultad, la carga simbólica de hace años; pero, como ocurre con las obras liberadas de los derechos de autor, su propagación se ha expandido también en direcciones insólitas. Se ha extendido al punto de que si la publicidad desea hoy llamar la atención no puede esperar gran impacto de los reclamos eróticos, y con ello se explica el recurso a temas inéditos de destrucción y muerte, de horror, siniestralidad, miseria, drogadicción o extrema indigencia, para
promocionar artículos de moda.
El desnudo femenino sigue siendo de mayor interés, pese a todas las feministas, pero lo masculino ha empezado a circular también como objeto en el circuito general. ¿Cómo no iba a ser de este modo? La liberación sexual de la mujer la ha librado de su unívoco rol de objeto, y actualmente la tendencia lleva a convertir a hombres y mujeres en objetos y sujetos alternativos, simultáneos o confusos. Con esta facilidad de intercambios, la velocidad de operaciones se ha multiplicado por mil, y el sexo ha llegado
más lejos.
Por ejemplo, antes las feministas se mostraban en contra del género pornográfico, pero ya no. En los años ochenta aparecieron empresas de porno dirigidas por mujeres y películas escritas y dirigidas por ellas con más argumento y más psicología que la de los autores. Todavía sólo el 20% de los consumidores de porno son mujeres, pero el porcentaje ha crecido al compás de las nuevas productoras.
En Francia, en 1999, Virgine Despentes retó a la censura con su película Baise-moi (Fóllame), cuya proyección fue prohibida en los cines de exhibición general por el Conseil D'Etat. Después, Catherine Breillart (Romance), Jeanne Labrune (Prends gard à toi), Laetitia Masson (A vendre) o Briggitte Roüan (Post coitum) ampliaron la brecha. Con una y otra acción, la manga ancha del fenómeno se ha dilatado tanto que para algunos el no-sexo a la manera de las organizaciones anticonsumo se ha convertido en signo de distinción. Este movimiento en contra se llama a sí mismo los "A", una minoría del 1%, dicen, contraria al goce de la carne. Sus siglas completas son AVEN (Asexual Visibility and Education Network, www.asexuality.org), teniendo a gala clamar que "la A-sexualidad no tiene por qué ser exclusiva de las amebas".
Fuera de estos tipos alocados, la orgía corre sin fin de Occidente a Oriente y viceversa, de niños a ancianos y de heterosexuales a gays. Nadie debe verse anegado por esta inmensa inundación, pero ¿por qué no oreado de su fragancia y resplandor tras tantas y obsesivas décadas de tenebrosidad y
asfixia?


*De El País, de Madrid. Especial para Página/12.
-Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-80901-2007-02-26.html






TODAS LAS VERDADES ACERCA DEL CLIMAX
Habrá orgasmos para todos*

Una vez más, en febrero, la página de Psico levanta sus represiones: esta vez, los secretos del orgasmo se irán manifestando, uno por uno, hasta inundar al lector y a la lectora con una catarata de revelaciones inefables.


Por JONATHAN MARGOLIS *


El clítoris se compone de alrededor de ocho mil nervios (dos veces más que el pene); además, el diez por ciento de las mujeres cuenta con más nervios en los labios vulvares que en el mismo clítoris. Se cree que hoy en día el clítoris es más grande que en el pasado; aparentemente, posee dos "brazos" que no se habían detectado y que se extienden aproximadamente nueve centímetros hacia el interior del cuerpo y hacia la parte superior de la ingle.

Vuelve a crecer
El pene del ser humano es enorme en proporción con el resto del cuerpo; mucho más grande que el del gorila, cuyo penoso aparato reproductivo alcanza sólo los cinco centímetros en estado de erección. Unicamente el bálamo posee un pene de mayor tamaño en relación con su cuerpo (esto se debe a la vida
sedentaria que lleva, por lo que el pene debe ser capaz de alcanzar al aparato reproductivo de la hembra. Además, el bálamo desecha su pene una vez al año, pero le vuelve a crecer).

A diario
La masturbación masculina es una forma sencilla y natural de calmar las exigencias y presiones que viven los jóvenes. Sin duda, es un método mucho más económico y seguro que drogas como la ritalina y otros tranquilizantes, usualmente recetados para estos comportamientos antisociales. El antropólogo
Lionel Tiger (La búsqueda del placer, Paidós, 1993) se sorprende al ver cómo sucesivas comunidades han castigado con tanta severidad la masturbación: "Mientras que el intercambio sexual masculino provoca un aumento de testosterona, comúnmente asociada con la firmeza y la violencia, la masturbación no altera los niveles de esta importante sustancia. Incluso puede reducir la tensión y el sentimiento de frustración tan común entre los adolescentes". Tiger agrega que las mujeres que se masturban a diario
también experimentan el cambio que produce la liberación de las tensiones y el estrés.

El, 19; ella, 40
La suposición de que los hombres tienen un mayor impulso sexual y de que las mujeres necesitan ser persuadidas e influenciadas probablemente sea una falacia. Uno de los factores que provoca confusión es la edad a la que ambos sexos alcanzan el pico más alto de deseo y capacidad: a los diecinueve años
los hombres y a los cuarenta las mujeres.

El órgano más grande
El órgano más grande es la piel. Como afirmó Lionel Tiger, la piel "no es sólo el sobre que envuelve a la persona, también es un medio de comunicación". El contacto presexual incluye muchas partes del cuerpo además de los genitales; los amantes experimentados tratarán de evitar el contacto con la vagina y el pene, o incluso con la zona de la entrepierna, en las etapas preliminares del coito. El tacto es un sentido tan erótico que las caricias presexuales pueden ser un atajo impensado hacia el orgasmo.
Muchas personas de ambos sexos pueden alcanzar el clímax con una simple caricia en la espalda o los pies.

Se hincha el lóbulo
Los lóbulos de la oreja son otro elemento periférico a la hora de marcar el camino hacia el orgasmo. Cuando los lóbulos se hinchan, desarrollan gran capacidad erótica. En una época no se los consideraba de gran atractivo, pero actualmente han recobrado tal importancia que muchos hombres y mujeres logran alcanzar el orgasmo a través de la estimulación de los lóbulos, en particular con la boca, la lengua y los dientes.

Once por día
La erección no relacionada con el orgasmo es habitual en los hombres. Se ha estimado que el hombre medio en Occidente tiene once erecciones por día causadas por estímulos imaginarios. Pero el aumento del flujo sanguíneo durante el período anterior al acto sexual también afecta a otros tejidos
eréctiles o semieréctiles del cuerpo: los labios, tanto en el hombre como en la mujer, se hinchan y enrojecen (el lápiz de labios es un símbolo socialmente aceptado de los cambios precopulares).

Varón multiorgásmico
Según investigadores modernos y textos de la antigüedad, los hombres están capacitados para experimentar el orgasmo múltiple, que no está necesariamente relacionado con la eyaculación, si aplican la técnica adecuada. Los investigadores William Hartman y Marilyn Fithia (del Centro de
Estudios Maritales y Sexuales de Long Beach, California) sostienen que el secreto para lograr orgasmos múltiples consiste en aprender a controlar la eyaculación mediante el músculo púbico, que libera o retiene la orina. Una vez que adquirió la fuerza necesaria, puede controlar la eyaculación: justo
antes del momento de la eyaculación, uno contrae el músculo púbico y lo mantiene tenso hasta que pase la necesidad de eyacular, unos quince segundos aproximadamente. Barbara Keesling (How to Make Love All Night, ed. Harper Collins, 1994) ha identificado tres tipos de orgasmos múltiples masculinos: en el primero, llamado "orgasmo no eyaculatorio", el hombre alcanza el orgasmo pero detiene la eyaculación por medio del músculo púbico, y sólo eyacula después de varios orgasmos; en el segundo, llamado
"multieyaculación", el hombre tiene varias eyaculaciones parciales sucesivas; y el tercero es cuando el hombre alcanza un orgasmo intenso, eyacula y luego experimenta varios espasmos postorgasmo.

Eyaculación femenina
Desde el punto de vista fisiológico, el orgasmo femenino no difiere en gran medida del masculino. Incluso existe un fenómeno análogo a la erección -la zona que rodea la uretra se hincha y endurece- y a la eyaculación -la secreción de una pequeña cantidad de fluido pálido y lechoso, compuesto de un líquido similar al plasma que produce la glándula de Skene, que rodea la uretra-. Uno de los componentes más importantes de la eyaculación femenina es el líquido lubricante que se almacena en la parte posterior de la vagina y se expulsa por las contracciones orgásmicas. Como la eyaculación femenina no es demasiado conocida, a pesar de que las mujeres también experimentan sueños húmedos, generalmente se la confunde con orina. En realidad, una vez alcanzado el orgasmo, la mujer afloja la tensión, experimenta una rápida
relajación muscular y libera, a menor velocidad que el hombre, la pequeña cantidad de eyaculación que retenía.

La mayor diferencia
Más allá de las semejanzas fisiológicas del orgasmo femenino y masculino, hay una enorme diferencia. No sólo es el hecho de que los hombres tengan menos contracciones orgásmicas (tres o cuatro como mucho), ni que los genitales femeninos se mantengan llenos de sangre, lo cual permite repetir el placer del clímax una y otra vez. No es sólo que las contracciones que caracterizan al orgasmo en la mujer se prolonguen por más tiempo. La mayor diferencia es que las sensaciones orgásmicas masculinas se localizan sólo en
el pene y en los testículos, mientras que las mujeres disfrutan del placer en toda la zona pélvica. Desde el punto de vista anatómico, el orgasmo femenino abarca un área mayor que el masculino. Esta es la razón por la que las mujeres tienen la capacidad de alcanzar el clímax en forma repetida sin agotarse.

La medialuna más sabrosa
El potencial hedonístico de la mujer constituye una función de la estructura de la pelvis baja. Mary Jane Sherfey ("A Theory of Female Sexuality", en Sisterhood is Powerful: an Anthology of Writings from the Women's Liberation Movement) la describe como una "red erótica" formada por el clítoris, los labios vulvares y el perineo, la vagina exterior, la región anal y el punto G (Gräfenberg); todos están al servicio de cuatro o cinco densos grupos de venas y nervios que conforman un solo órgano altamente sensitivo capaz de superar ampliamente el sencillo aparato sexual masculino. Este despliegue de
los genitales femeninos fue descripto por otros investigadores como una "medialuna orgásmica" de tejido eréctil. La doctora Sherfey también aseguró que la red de conductos sanguíneos que le provee a la mujer un extraordinario potencial de respuesta sexual se vuelve más compleja con el paso de los años y con los partos: las mujeres están diseñadas para irse perfeccionando en el sexo a medida que avanzan los años.

Punto a punto
Tomando en cuenta la compleja red de elementos que conforman el orgasmo femenino y el hecho de que el clítoris no responde suficientemente bien a la estimulación postorgasmo, corresponde señalar los diferentes puntos de placer que provocan que la mujer experimente los tres o cinco orgasmos que
suele necesitar para satisfacerse. El punto G fue el primer escalón, luego el punto U (la sensible abertura de la uretra) y finalmente el punto X, situado en el cuello del útero, que según la sexóloga de Chicago Debbie Tideman, su descubridora, "es mejor y más fácil de hallar que el punto G".
Barbara Keesling descubrió un área interesante en la parte superior trasera de la vagina conocida como el cul-de-sac o fórnix. En 1999, Keesling declaró para la revista Psychology Today que se pueden alcanzar "increíbles" sensaciones orgásmicas a través de un fenómeno llamado "carpa", que consiste
en el levantamiento de los músculos y ligamentos que rodean el útero cuando una mujer se excita sexualmente; esto permite que la penetración llegue a un pequeño espacio detrás del músculo púbico. Keesling también descubrió que la estimulación del músculo púbico que rodea la abertura de la vagina juega un rol importante a la hora de alcanzar el clímax.

Sin pedestal
Merece atención el hecho de que el orgasmo tiene diferentes significados de acuerdo con cada mujer. Según algunos testimonios, hay mujeres que creen padecer disfunciones orgásmicas que en realidad no tienen. J. G. Bohlen descubrió que hay sólo una mínima relación entre la percepción del orgasmo y
los síntomas fisiológicos que se observan en el laboratorio; algunas mujeres analizadas aseguraron haberlo alcanzado sin experimentar una sola contracción muscular. En contrapartida, Hartman y Fithian examinaron a un grupo de veinte pacientes de terapia que aseguraban ser anorgásmicas: tres
cuartas partes de ellas pasaron por las respuestas físicas clásicas del orgasmo. Una vez que fueron conscientes de estos cambios, todas las pacientes menos una pudieron identificar por sí mismas el orgasmo. Muchas de las pacientes habían leído acerca del orgasmo, pero aseguraron que lo que
habían experimentado no se asemejaba a lo descripto en los libros. Pareciera que el culto y la mitología moderna del clímax lo han situado en un pedestal tan elevado que algunas mujeres capaces de alcanzar el orgasmo creen que están viviendo una experiencia inferior.

Forma de interceder
Se cree que la institucionalización del sexo anal entre hombres era una práctica muy habitual en culturas de todo el mundo; en comunidades como los chuckchee de Siberia, los aleuts y konyages de Alaska, los creek y omaha de los Estados Unidos y los bangala del Congo, esta práctica era legitimada a
través del matrimonio religioso entre un hombre y un travestido. El sexo anal era tan reverenciado como el vaginal y se lo asociaba con la adoración de Andrógino, dios híbrido de macho y hembra. Incluso cuando comenzaron a aparecer los primeros templos en Oriente Medio, se dice que había sacerdotes
que utilizaban el intercambio anal como una forma de interceder entre los fieles y sus dioses.

La boca de Cleopatra
Una combinación de las condiciones climáticas, la confianza en su propia cultura y la fertilidad del delta del Nilo hicieron de Egipto una sociedad excepcionalmente sensual. Bajo el implacable sol, las mujeres utilizaban un vestido transparente de lino, y las esclavas sólo algunas cuentas. Los hombres se vestían con una pequeña falda plisada y, a la noche, con capas de lana que se sacaban con mucha facilidad. Las jóvenes eran generalmente desvirgadas en matrimonios arreglados a los seis años. Los hombres optaban
por relaciones anales o vaginales por la espalda, para no tener que mirar a los ojos a sus esposas. Pero se creía que el sexo formaba parte de la condición humana y, como tal, no debía generar culpa. Se dice que Cleopatra le practicó la felación a miles de hombres, incluyendo a cien romanos en una noche. Los griegos la llamaban Merichane ("la boquiabierta" o "la boca de diez mil hombres") y Cheilon ("la de los labios gruesos"). No se desalentaban ni castigaban el divorcio, la indiscreción sexual, el adulterio
y el travestismo. Al amo de la casa se le permitía tener hijos con las sirvientas. No se veneraba la virginidad como un ideal. Se practicaba la anticoncepción: el papiro Kuhun, descubierto en 1860, menciona varios métodos anticonceptivos, entre ellos el uso de un tampón de estiércol de cocodrilo untado con miel y sal. Se aceptaba la homosexualidad; incluso se describe a los dioses Set y Horus en un encuentro sodomita, y en el Museo Británico se encuentra un grabado en el que dos peluqueros de la corte tienen relaciones. Incluso la zoofilia no era un tema tabú; Mendes, el dios local del sol, era representado con una cabra, y Heródoto afirmaba que los seguidores de Mendes de ambos sexos practicaban relaciones carnales con estos animales.

Calidad
La cultura occidental ha comenzado a valorar el orgasmo en la vejez. Lucía Helena de Freitas, psicóloga y gerontóloga brasileña, estudió la sexualidad de un grupo de ancianos que concurrían a un club social. Su informe reveló que el 73,8 por ciento mantenía relaciones sexuales y que el 35,7 por ciento lo hacía dos o tres veces por semana. El 90,5 por ciento de los entrevistados aseguraron que el sexo era una actividad necesaria en su vida, mientras que el 95,2 por ciento creía que el deseo sexual no se extinguía
con la edad. De hecho, el 40 por ciento consideraba que el impulso sexual se incrementaba con la edad. El 30 por ciento confesó que alcanzaba el orgasmo rápidamente, mientras que el 40,5 por ciento aseguró que a esa edad necesitaba algo más de tiempo. Sólo el 13,5 por ciento de las mujeres del club social experimentó algún cambio como resultado de la menopausia (algunas afirmaban que ahora alcanzaban el orgasmo con mayor rapidez). Además, únicamente el 4,8 por ciento sufría de impotencia. De Freitas llegó a la conclusión de que, al menos en el Brasil, la frecuencia sexual disminuye con la edad, pero no la calidad.


* Fragmentos de Historia íntima del orgasmo (ed. Emecé).
http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-80704-2007-02-22.html






El Síndrome de Excitación Sexual Persistente, un problema poco conocido*


El PSAS afecta sólo a mujeres y es el resultado de una excitación genital espontánea y persistente. Las personas que lo sufren suelen tener vergüenza y no hablar de él.

MICHELE THOMPSON. Padece PSAS y afirma poder tener hasta 300 orgasmos al día.


*Por Carmen Torcellán, de la redacción de Clarín.com
mtorcellan@claringlobal.com.ar


A simple vista, el Síndrome de Excitación Sexual Persistente parece el sueño de todo hombre: una mujer siempre dispuesta y deseosa de terminar con su excitación. Pero este mal, que aqueja a muchas mujeres, suele transformase en una pesadilla con el paso del tiempo.
El PSAS afecta solo al género femenino y su consecuencia es una excitación genital espontánea y persistente, con o sin orgasmo o congestión sanguínea genital. Fue documentado por primera vez por la doctora Sandra Leiblum en 2001, y no está relacionado con la hipersexualidad (conocida también como
ninfomanía). Además de ser un trastorno muy inusual, se sabe que aquellas mujeres que lo padecen prefieren frecuentemente no informar de ello, ya que lo consideran vergonzante o embarazoso. Al contrario de lo que suele creerse, no está relacionado con ningún tipo de sensación de deseo sexual.
Pablo Wizenberg, médico psiquiatra especialista en trastornos de ansiedad y calidad de vida, explica que "no hay que confundirlo con alguien que vive excitado y busca la manera de complacerse y que lo logra. En este tipo de patologías por más que tenga relaciones nada es suficiente, enseguida necesita otra y no pasa por satisfacer. Por más que te masturbes o mantengas relaciones, nada alcanza y es una situación angustiosa. El límite es ese, la angustia permanente con la que se vive el tema".
La excitación física provocada por este síndrome puede ser muy intensa, y persistir durante extensos períodos de tiempo, algunas veces días o incluso semanas. En ocasiones, el orgasmo puede calmar temporalmente los síntomas, pero estos retornan en cuestión de horas.
En Internet se puede ver el caso de Michele Thompson, una estadounidense que padece este mal y que afirma poder tener hasta 300 orgasmos al día. Ella cuenta que no fue hasta que vio un documental en TV que se dio cuenta que su estado no era normal y decidió consultar un doctor. Luego de algunos meses,
le diagnosticaron PSAS.
Otro caso parecido es el de Jeannie Allen, fundadora de un grupo de ayuda online para mujeres con este síndrome. Desde allí ella explica la idea surgió para no sentirse sola y única en el mundo. Mediante su página fomenta la discusión y la transmisión de consejos para poder llevar adelante el PSAS.
El doctor Juan Carlos Kusnetzoff, sexólogo especialista, afirma que la persona que sufre de este síndrome "de pronto tiene excitación sexual pero de ninguna manera tiene que ver con tomar algún afrodisíaco sino que tiene que ver con un cuadro maníaco, donde la persona no busca tener relaciones
para satisfacerse y nada mas." Él aclara que "la obtención del orgasmo es apenas una cuestión pequeña en relación a todos los otros problemas que trae este tipo de cuadro".
El doctor Wizenberg aclara que "el PSAS es un síndrome que necesita la satisfacción permanente. Produce mucha angustia y deja a la persona en una situación no armónica y descolocada porque no es fácil estar agotando esa excitación. Pertenece a la psiquiatría porque son personas que viven con un
monto de angustia muy importante. Es algo casi compulsivo, con frustraciones y perturbaciones psicológicas".
Todavía no se conoce lo suficiente acerca de este síndrome como para saber sus causas en profundidad. Se cree que es consecuencia de una irregularidad en los nervios sensoriales y que afecta más a mujeres atravesando la post-menopausia (de 40/50 años) o aquellas que atraviesan tratamientos hormonales. El Dr Kusnetzoff destaca el hecho de que "es un cuadro dónde se disparan los neurotransmisores y no tiene ningún sentido sexual. El tratamiento es psiquiátrico, se trata con psicofármacos sedantes y durante
mucho tiempo, no hay otra opción".
Aunque no tiene cura, puede ser bien llevado mediante un tratamiento psicológico que ayuda a tratar y mejorar los síntomas. Wizenberg afirma que lo ideal es una "consulta con un psiquiatra para hacer una evaluación y en muchos casos una terapia conductiva con medicación".

*Fuente: Clarín.




*

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