ECLIPSE OCULTO*
El eclipse sucedió allá lejos, muy lejos, tan arriba en esa luna familiar y extraña, la luna siempre la misma, presente en las noches que no vemos y en las que vimos.
Se ha obscurecido la luna, se ha puesto roja, ha revelado su superficie convexa de esfera celeste. Allá detrás de las nubes, para otros ojos, para quien no se halle debajo de las nubes nocturnas que se empeñan en ser garúa para regalar un entramado sutil en los faroles.
Desde aquí y tras las ventanas hemos visto oscuridad y agua, hemos visto la textura móvil de las gotas minúsculas, y hemos apenas presentido que la tierra negó la luz del sol a nuestra siempre luna. Eclipse sin ojos, eclipse ciego.
Sabemos con las yemas de los dedos, con los vellos sensibles del borde del espíritu, con un leve temblor de la piel sabemos que esta noche y para nadie la luna se vistió de largo, se puso pendientes, se engalanó y bailó con gasa transparente. Hoy la luna puso fanal a la bombilla, se soltó la cabellera, se recostó en los cielos y extendió rubor en las mejillas.
Impúdica luna la luna a media luz. Luna de otoño, luna desvelada.
Horadan mis ansias esta lluvia y estas nubes. Detrás ha ocurrido el eclipse, y ya ha acabado. No lo vimos. Pienso que no veré muchos más.
Recuerdo otros.
Inclina a la meditación un hecho único y precioso. Nos deja a solas con los pasados en sepia y los mañanas de incertidumbre.
Siento la precariedad de mi silueta contra el negro de la noche. Ruego que me vea el hombre cuando ponga fanal a mi bombilla, cuando baile a media luz, cuando deje caer los velos.
Que no ciegue la lluvia a mi amor. Que no me oculten de él ni estas nubes ni otras aguas.
*de Mónica Russomanno russomannomonica@hotmail.com
Entre luces y sombras...
A la altura de los chicos*
Francesco Tonucci es un pedagogo italiano que propone dar voz y voto a los niños en la vida cívica. Ahora toma las armas en defensa del recreo y el juego libre. Una presencia bienvenida para los que mañana estrenan guardapolvo.
"Si un chico se mueve acompañado de su padre, nadie se mete. Si se mueve solo, es un hecho público. Un chico solo vuelve segura la calle."
*Texto Fabiana Fondevila. Fotos Rubén Digilio
ffondevila@clarin.com
Como siempre en la vida, las banderas que Francesco Tonucci enarbola por el mundo son producto de un temprano amor. No hace falta mucha imaginación para ver al pedagogo italiano de barba blanca, antes de poseer título ni barba, perdido en las páginas de un libro que daría curso a su vida. El libro era
El Principito, y de él Tonucci aprendió lo siguiente: que los chicos saben muchas cosas, que intuyen todavía más y que se cansan de vivir dándole explicaciones a los adultos. A partir de la bella fábula de Saint-Exupéry, en la que el protagonista pone a prueba la lucidez de las personas invitándolas a descubrir a una boa digiriendo un elefante en un dibujo con
fuertes reminiscencias de sombrero, Tonucci tuvo un sueño osado: diseñar un mundo a la medida de los chicos. Acaso no haya sido el primero en soñarlo - seguramente tendrá competencia de unos cuantos soñadores infantiles - pero sí fue el primero en darse cuenta de que, dotados de voz, voto y tiempo para pensar, el mundo que piden los chicos no se parece en nada a Disneylandia.
Entre los reclamos no figuran ni chicle para las comidas, ni videojuegos en cada esquina, ni la clausura definitiva de las escuelas. En vez, los nuevos legisladores dictaminan que: 1. La bicicleta es más democrática que el coche. 2. Por la vereda debe poder pasar toda una familia. 3. Es mejor ir a
la plaza con los abuelos que con los padres, porque están menos apurados. 4. Los chicos tienen derecho a tener padres felices.
Su trabajo con los chicos terminó de convencer a Tonucci de que una ciudad diseñada a la medida de sus menores redundaría en una ciudad más apta para todos. Y puso manos a la obra. En mayo de 1991 creó en Fano, Italia, un programa llamado Laboratorio Ciudad de los Niños, con una clara vocación política. Su objetivo: generar una nueva filosofía de gobierno de la ciudad, tomando a los niños como parámetro y garantía de las necesidades de todos los ciudadanos. Hoy el programa se aplica en unas cien ciudades de Italia, un puñado de España, y aquí mismo, entre nosotros, en Buenos Aires, Rosario, Córdoba, y otras ciudades.
¿Cuántas de las propuestas de los Consejos de niños se han llevado a cabo en la Argentina?
En la ciudad de Rosario se instauró un día dedicado al juego para todos los ciudadanos. Ese día las escuelas permanecen abiertas todo el día sólo para jugar, se cierran algunas calles al tránsito vehicular, y todos los organismos municipales dan una hora libre a sus empleados para sumarse a la diversión. Pero, además, más de 500 entidades públicas y privadas se sumaron a la iniciativa.
¿Cuál fue el argumento de los niños para sumar a los adultos al programa?
Muy simple: "Los adultos, si juegan, son mejores." Otra propuesta que se lleva a cabo es la de las multas morales, reprimendas impresas que dejan los niños sobre los autos mal estacionados, que les quitan lugar para jugar.
¿Escuchamos más o menos a los niños que lo que nos escucharon a nosotros?
Cuando los grandes de hoy éramos niños, el mundo de la niñez interesaba poco. Esto era una ventaja porque los niños tenían a consecuencia mucha libertad para hacer lo que querían. Hoy, que sabemos de la importancia de los primeros años de vida, ellos sufren el acoso de nuestra presencia constante y, al mismo tiempo, nuestra desvalorización.
¿De qué manera los desvalorizamos?
Pensamos que son tontos. Que, por ejemplo, si se los deja sueltos en la ciudad, se van a tirar abajo del primer coche que pasa. Esto no es así.
Tampoco son tenidas en cuenta sus ideas y opiniones. Y la verdad es que, sin condiciones de estrés, sin control exagerado, y haciéndoles saber que lo que decidan va a ser tomado en serio, los chicos hacen propuestas muy interesantes.
¿En qué difieren sus propuestas de las de los adultos?
Los chicos se hacen cargo de los demás. En nuestras calles han desaparecido los niños, los viejos, los minusválidos. Desde que llegué a Buenos Aires, no he visto una sola persona en silla de ruedas. Cuando se les da a elegir a los niños, suelen pensar también en los más débiles.
Sin embargo, los chicos también saben ser crueles y excluir o atormentar a los débiles. El famoso fenómeno del 'bullying'...
Los niños tienen una moral infantil, con una elaboración de reglas particular. Tienen un superyo débil, por eso cuando son usados como soldados en las guerras, son los peores, matan sin problema. Eso es porque se está montando una experiencia adulta sobre una conciencia de niño. Pero en general, esos casos de crueldad se dan cuando los chicos son a su vez víctimas de un sistema de represión y victimización. Sólo podemos evaluar realmente la moral de un niño cuando lo ponemos en condiciones de controlar
lo que hace. Esto lo expresó claramente un niño del Consejo del Niño de Fano, que dijo: "Cuando me di cuenta de que iban a tomar en serio nuestras propuestas, me sentí más responsable."
LA PIEDRA DE LA DISCORDIA
Si las ideas de Tonucci son siempre exigentes, hay una que produce una suerte de urticaria involuntaria en la mayoría de los padres: el reclamo por la autonomía de los chicos. El educador pide algo que hoy suena a ciencia ficción: que los niños vuelvan a andar solos por la calle, que se junten solos a jugar en la plaza, que caminen por su cuenta o en grupos hasta la escuela. "No sé qué hacer solo, porque nunca me quedo solo", dijo un niño de Fano. "Queremos de esta ciudad permiso para salir de casa", dijo un par de
Roma. Tonucci escuchó estos reclamos, y postuló que los niños necesitan, para madurar, la exposición lenta y gradual a riesgos que sólo ofrece la autonomía. Si no la reciben, señala, llegan a la adolescencia con urgencia de ponerse a prueba de un día para otro, sin experiencia previa.
A la lista de objeciones que cualquier padre moderno puede enumerar en un histérico soplo -que los secuestros , que los atropellos, que los pedófilos que pululan en cada esquina...- Tonucci responde con calma: "No es que los chicos no pueden salir solos porque las calles no son seguras; las calles no
son seguras porque los chicos no salen solos."
Esta osadía ya está en marcha en muchas ciudades de los niños, incluyendo algún municipio de la Ciudad de Buenos Aires. Con ayuda de la escuela, se hace primero un trabajo de preparación de meses, en el que se estudia con los chicos las distintas rutas posibles y se identifican los peligros. Luego los chicos salen solos de sus casas, se reúnen con sus compañeros en lugares designados y hacen el camino al colegio que mejor les parece. Se enfrentan, por supuesto, a numerosos desafíos. Y ésa es precisamente la idea.
"Cuando un chico va al colegio de la mano de un adulto, es un chico tonto, no toma ninguna decisión, responde siempre a los tiempos y a las urgencias del adulto. Es mucho más probable que sufran un accidente estando acompañados. En cambio, al estar solos prestan atención. Por un lado, porque
quieren demostrar que son responsables y por otro, porque no son pequeños proyectos de suicidas."
Para reforzar la seguridad camino al colegio, comerciantes y vecinos voluntarios ponen un cartel en sus ventanas que indica a los niños que ése es un lugar seguro: pueden entrar a pedir un vaso de agua, a hablar por teléfono o a pedir la intervención de un adulto si se están peleando. "La presencia de los chicos en las calles genera una actitud activa y protectora delos adultos", sostiene Tonucci.
¿Qué pasa con los chicos que hoy ya están en las calles, y no parecen modificar mucho la actitud de nadie?
Esos son chicos de la calle; los adultos los viven como una amenaza. Lo mismo pasa con los minusválidos que se ven hoy, que son siempre mendigos.
"En las ciudades donde se aplica el sistema, ha disminuido el delito en un 50 por ciento y prácticamente no ha habido accidentes de tránsito", insiste el educador, y acota: "Además, los chicos que van solos al colegio llegan mucho más temprano."
¡RECREEEEEEEEO!
Una de las últimas banderas de Tonucci y la que -entre otras misiones - vino a promover a la Argentina, es la importancia del recreo. "Los adultos le temen al recreo, lo ven como una explosión tonta y peligrosa de energía por parte de los chicos. Pero ésta es una lectura equivocada. Esa explosión es
causada por el clima de excesivo control y sumisión que sufren los chicos en las aulas. Al estrés de la atención, de la frustración por no entender, se suma la inmovilidad absoluta y antinatural que se les exige, hora tras hora.
De ahí la virulencia de esos breves respiros de libertad que son los recreos. El patio se considera un corral para que los chicos corran como locos y descarguen energía, pero ése no es el juego natural de los niños."
El pedagogo redactó un proyecto para devolver el recreo a los niños (ver Reinventar). A los adultos sólo se les pide que respeten ese tiempo, sin suprimirlo como castigo ni usarlo como chantaje para lograr buena conducta.
Y jamás robarle tiempo a ese oasis de juego para privilegiar "lo importante".
En esta cruzada bien podría ayudar el amigo de rulos ensortijados y capa, que tanto hizo por formar las ideas de Tonucci. El mismo que al encontrarse con un inventor de píldoras para la sed, que permitirían a las personas ahorrar un total de cincuenta y tres minutos por semana, pensó para sí: "Yo, si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, caminaría muy suavemente hacia una fuente." Cosas de chicos.
*Fuente: Clarín
http://www.clarin.com/diario/2007/03/04/sociedad/s-01373800.htm
Ilusiones e hipocresías*
02/03/07
*Por Carlos del Frade
(APE).- Los cirujas no son solamente la última expresión, el epílogo del mercado de trabajo, el escalón final antes de lo ilegal. Los cartoneros son, por eso mismo, una de las más desesperadas y nobles actividades que despliegan los expulsados del llamado universo formal laboral. No quieren ser delincuentes y, entonces, se transforman en arqueólogos de la basura, buscadores de algo de valor que les permita enfrentar la mishiadura impuesta por las minorías.
Dos de ellos, los hermanos Lescano, revolvían las bolsas en las calles de la hermosa capital correntina.
De pronto apareció un papel que les aceleró el pulso.
En inglés y con seis ceros, los cartoneros supieron que tenían, entre sus manos, un millón de dólares.
Lo dieron vuelta del derecho y del revés y aunque no sabían si existía o no semejante cifra resumida en un billete, decidieron ir al Banco de la Nación Argentina en la ciudad de Corrientes, a la vera del Paraná.
Hay que imaginarse ese momento: sintieron, los cartoneros, que los milagros existían y que, por primera vez, les tocaba a ellos.
Fueron cargados de ansiedad, futuros inimaginables hasta ese papel, y pletóricos de inocencia.
El cajero recibió el pedido. Cambiarlo por dinero argentino.
Miró el papel, los relojeó a los hermanos y denunció el hecho.
Lo que vino después es obra de la permanente hipocresía del sistema.
Detuvieron a los hermanos Lescano y le iniciaron una causa judicial por supuesto intento de falsificación de dinero y daño a la entidad financiera.
Los acusaron por violar el artículo 282 del Código Penal que establece "una pena de tres a quince años para quienes falsifiquen o pongan en circulación moneda falsa", dice la información que apareció en distintos medios de comunicación del país.
La imagen del papel de la suerte, el billete de un millón de dólares, circula en algunos sitios de internet y sus realizadores son empresas privadas de publicidad que utilizan semejante símbolo de poder económico como sinónimo de sus cualidades a la hora de multiplicar el dinero.
También se informó que el máximo valor resumido en un billete de los Estados Unidos son cien mil dólares pero se utiliza para transacciones interbancarias.
Mientras tanto, en el sur, en la provincia de Corrientes, el papel de la suerte terminó convirtiéndose en una postal de pesadilla para los cartoneros.
Y está muy claro que los hermanos Lescano no son consumidores de internet.
Son desesperados habitantes del presente argentino.
Sin embargo, la justicia correntina los detuvo aunque dijo que es un delito excarcelable.
El colmo de la hipocresía.
Mientras todavía nadie hizo demasiado por aclarar el lavado millonario de dólares en la provincia de la yerba, los hermanos Lescano deben pagar por haber vivido el espejismo de una ilusión rantifusa.
No hay billetes que alcancen para pagar el costo de tantas falsedades de guante blanco.
Fuentes de datos: Diarios La Gaceta - Tucumán 23-02-07 y La Capital - Rosario 24-02-07
*Publicado en AGENCIA PELOTA DE TRAPO. agenciapelota@pelotadetrapo.org.ar
http://www.pelotadetrapo.org.ar/
En Alemania, la locura y la escultura son parte de la misma muestra delirante*
En la ciudad de Heidelberg son exhibidas las "sillas flotantes" creadas por un enigmático personaje del siglo XVIII. ¿Era James Tilly Matthews un esquizofrénico, o sufrió una venganza de un médico delirante?
MISTERIO. Las "sillas flotantes" del enigmático Matthews.
Enrique López Magallón*
conexiones@claringlobal.com.ar
La Colección Prinzhorn es quizá única en su especie: contiene exclusivamente obras de arte realizadas por pacientes de hospitales psiquiátricos de Suiza y Alemania, entre 1890 y 1920.
La muestra permanente tiene su sede en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Heidelberg. Consta de cerca de 5.000 piezas, entre acuarelas, bosquejos, cartas y otros textos, además de esculturas.
De acuerdo con los registros de la exposición, muy pocos de los pacientes contaban con una instrucción formal en artes plásticas. La mayoría se encontraban internos a causa de padecimientos relacionados con la esquizofrenia.
El caso Matthews
Un caso especial, sin embargo, es el que ocupa actualmente, y por poco tiempo, la sala principal de la Colección Prinzhorn. Pero para explicarlo hay que hablar primero de su autor.
Se trata de James Tilly Matthews, uno de los pacientes más célebres del hospital Bedlam, de Inglaterra. Era un comerciante de té cuya militancia política lo llevó a la reclusión. Además de sus actividades mercantiles, Matthews mantenía contacto con políticos y dirigentes considerados como
"revolucionarios". También realizó labores de mediación entre Gran Bretaña y Francia, durante el conflicto que separaba a ambas naciones a finales del siglo XVIII. Se le acusó entonces de ser un doble agente y, bajo la misma suposición, se le adjudicaron rasgos de esquizofrenia.
Matthews realizó un diseño con unos aparatos llamados que denominó "air loom"; o sea, algo así como "sillas flotantes". De acuerdo con él, una banda de maleantes se servía de los aparatos para crear ondas de aire fuertemente cargadas de magnetismo que, a su vez, sembraban en su cerebro ideas delirantes.
Con el correr de las décadas, y ya muerto Matthews, algunos personajes han fabricado aparatos siguiendo los diseños. Uno de estos prototipos se encuentra precisamente en la sala de exposiciones de la Colección Prinzhorn.
Las máquinas y la locura
Según el Dr. Thomas Fuchs, quien trabaja en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Heidelberg, no es rara la aparición de máquinas en los delirios de pacientes que atribuyen a determinados aparatos cualidades suficientes para influir en la mente.
Algunos esquizofrénicos se muestran convencidos, por ejemplo, de que Bill Gates ha intervenido personalmente para estropear sus computadoras personales . Otros afirman que sus pensamientos son esparcidos por Internet a través de las cámaras conectadas a sus ordenadores.
Por supuesto, ante estas obras de arte surge la pregunta sobre si el paciente está realmente enfermo o no. La familia de Matthews, por ejemplo, nunca aceptó la versión sobre su locura y luchó por que fuera liberado.
Incluso se ha llegado a pensar que la leyenda negra que pesa sobre él fue una venganza del médico que lo atendía. En 1815, el galeno fue sometido a una investigación gubernamental en la que, en medio de un escándalo, el especialista perdió su licencia médica y su puesto.
El paciente, por su parte, fue dejado en libertad y absuelto de todo diagnóstico negativo. Murió un año más tarde dejando tan sólo el dibujo de las misteriosas sillas en las que, quizá, se encuentre la clave de una mente privilegiada y oscura.
*Fuente: Deutsche Welle.
http://www.clarin.com/diario/2007/03/04/conexiones/t-01373680.htm
Domingo, 04 de Marzo de 2007
literatura|ariel magnus y "la abuela", un retrato diferente de la shoah
"Se corrió del lugar de víctima"*
El escritor y periodista cuenta cómo nació el libro en el que su abuela, sobreviviente de los campos de Therensienstadt y Auschwitz, da su visión del horror nazi. "Ella es una mujer muy irónica, y en las charlas que tuvimos nos peleamos mucho... viendo lo que sufrió pude entender mejor su historia", dice.
"No pude volver a los autores alemanes de la posguerra; es un tema que prefiero tener lejos."
*Por Angel Berlanga
La abuela es un libro atípico entre los que tienen como protagonistas a sobrevivientes del Holocausto. Ariel Magnus, el autor, el nieto de esta sobreviviente de Therensienstadt y Auschwitz, cuenta de su relación con ella a partir de dos seguidillas de días que pasaron juntos. Con la idea de registrar su relato acerca de su vida y su paso por los campos nazis, en 2002 intentó una entrevista que resultó llena de tropiezos, antifluida; eso ocurrió en Brasil, el país en el que esta anciana vive tras la Segunda
Guerra. Al año siguiente ella lo visitó en Berlín -este periodista y escritor argentino vivió entre 1999 y 2005 en Alemania- y de allí surgió una crónica sobre esa nueva secuencia de días compartidos. El entrelanzamiento de ambas instancias estructura un texto en el que coexisten la vitalidad de esta mujer -nacida en Wuppertal en 1920-, su resistencia a evocar aquel horror -su madre y su hermana fueron asesinadas, y ella pesaba 35 kilos cuando fue rescatada-, las inevitables marcas que dejan esas experiencias, su sentido del humor y sus manías, su lejanía del lamento, con la explícita mirada del nieto, sus incomprensiones y su búsqueda por comprender, lo que le resulta difícil de aguantar y lo que le admira, las dificultades de comunicación.
-Usted plantea cierto rechazo por los libros sobre las experiencias en los campos. ¿Por qué?
-Aprendí sobre eso desde muy chico en el colegio alemán en el que estudié aquí, en Buenos Aires. Con alguna excepción, no pude volver a los autores alemanes de la posguerra; el Holocausto es un tema horrible, que prefiero tener lejos. Al tener un sobreviviente en la familia la cuestión está muy
cercana, y entonces te relajás y decís "este tema ya lo tengo, no necesito..." Que es una mentira, de cierta forma. Recién después de escribir este libro empecé a leer algo: Primo Levi, Hannah Arendt. Y punto. Con las películas también me cuesta.
-¿Qué decisiones estilísticas tomó al encarar la escritura?
-Cuando tenía sólo la entrevista no me cerraba; en principio quería desgrabarlo, tipearlo y entregarlo a alguna fundación para que quedara un testimonio escrito. No quería escribir sobre el tema, realmente. Y tardé mucho tiempo en darme cuenta de que en lo desastroso de esa entrevista había algo interesante; ella me cuenta su historia y no la entiendo, nos peleamos.
Pero al transcribir eso, así, digo un montón de nuestra relación. Cuando vino a visitarme a casa tuve que ponerme a escribir, porque pasaron muchas cosas significativas. Fue decisivo ponerme como personaje en el libro, cosa que yo no quería bajo ningún aspecto. Es un poco arriesgado, porque yo no soy interesante y mi abuela sí.
-¿Es intencional esa búsqueda por correrse del discurso de la víctima?
-Parte de ese tono se lo debo a la abuela. En muchos casos ella se corre de ese lugar. Fue una verdadera víctima y lo sigue siendo. Como yo no la veía así, sobre todo porque no lo transmite, en algún momento me costó quererla; viendo lo que sufrió pude entender mejor su historia. La idea fue mostrarla como ella se transmite. La abuela odia a quienes se hacen las víctimas y me parece fantástico. Así que fue una decisión, sí, pero impulsada por ella.
Creo que es un sobreviviente muy especial.
-¿Por qué?
-Es una mujer muy irónica. Logró volver al país de los asesinos de su familia pero pudo rescatar, ahí, los buenos momentos. Es súper sano lo que hizo con su historia. Y no es una intelectual, no es leída; entiendo que, además, nunca trabajó psicoanalíticamente su experiencia. Y se las arregló, tiró para adelante. Con la misma potencia que siguió a su madre a los campos de concentración, porque ése era su deber, luego siguió viviendo, formó una familia y fue feliz. En ese sentido su discurso es distinto; si tuviera un
discurso más destrozado tal vez no me hubiera instado a hablar con ella. Lo que más rescato de la abuela son sus momentos woodyallenescos, en los que es capaz de cosas notables. Ir sola a Auschwitz, por ejemplo, y después decir "me sentí un poco mal". Es kamikaze. Y se la banca. No digo que sea la
única, pero tiene un sentido del humor, una fuerza y una alegría que la hacen especial.
-Y desde lo emocional, ¿qué le produjo su relato? El libro parece soslayar un tanto ese costado.
-Yo estaba preparado para que me contara cosas tremendas, pero ella no es muy dramática. No le gusta contar eso, tuve que presionarla. Hubo cosas que me impactaron mucho: esa patada que le dieron cuando la separaron de la madre, que le deformó la cara. Creo que al contrario, el libro es un desarrollo de lo emocional con mi abuela, con quien no tenía una relación muy emocional. De chico la vi poco y no la quería mucho, decía cosas que no me gustaban: recién a través del libro empecé a conocerla. Me parece que
parte de la cuestión es emocional: si hablás de tu abuela es difícil escapar de eso. Trato de no ser kitsch, de conservar cierto nivel literario a pesar de las emociones. Los dos, por otra parte, somos más bien fríos. Quizá eso de la sensación de distancia. Que es real, por nuestras historias estamos
distanciados. Y vivimos lejos.
-¿Qué destaca de su forma de contar la historia?
-El desorden, los sobreentendidos, la rapidez -casi diría la urgencia-, por momentos la distancia. El hecho de mezclar lo vivido con lo que se aprende después. Eso desde lo formal; desde el contenido, el casi nulo amarillismo para contar. Se concentra en lo bueno y procura esquivar lo malo: eso como una decisión consciente y vital. "A esto no tengo por qué darle vueltas -me decía-, hay miles de libros, leelos, no me vengas a preguntar eso." Y los desvíos, detenerse en detalles como el nombre de un río o explayarse en larguísimas historias secundarias.
-"Por llamar la atención nos pasó lo que nos pasó a los judíos."
-Sí, eso dice mi abuela. Tremendo, ¿no? Y lo repetiría. Cuando lo dijo, los cuatro que estábamos con ella la miramos y le dijimos "¿cómo pensás algo así?". Pero luego, en frío, pensé que de alguna forma tiene que explicarse lo que pasó. Me parece horripilante, pero se acerca a una explicación: "Y, algo habremos hecho". Acá también está el "algo habrán hecho". Todo lo que sea judío y notorio le da mucho resquemor; ella preferiría pasar desapercibida. Y a la vez no toleraría que se pierda la tradición. Yo creo que de chiquita le enseñaron eso, que hoy subsiste: "Vos tenés la culpa". Le tienen que haber lavado tanto el cerebro, la denigraron tanto como ser humano que incluso le hicieron sentir que tenía la culpa de lo que estaba pasando.
*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/4-5565-2007-03-04.html
Miguel Ángel Buonarroti*
Potente solitario
alma, cuerpo, cosas
las manos de su Dios, su tierra, sus parientes
Tributo al biógrafo:
la Batalla de los Centauros
en la corte de los Médicis
y la Virgen de la Escala
Extraedor de mármoles
mucho enaltecer
Clemente Séptimo abriendo su biblioteca Laurenciana
El relieve en el meollo
capturado en el relieve.
Miguel Angel Buonarroti*
Puissant solitaire
âme, corps, choses
les mains de son Dieu, son pays, sa parentèle
Tribut au biographe:
la Bataille des Centaures
à la Cour des Médicis
et la Vierge à l’échelle
Extraire des marbres
de sublimes exaltations
Clément Sept ouvrant sa bibliothéque Laurentienne
Le relief dans l’âme
capturé dans les reliefs.
*de Rolando Revagliatti. revadans@yahoo.com.ar
- castellano-francés & con traducción de Jacques Canut
*
Queridas amigas, queridos amigos:
El domingo 4 de marzo del 2007 presentaremos en la Radiofabrik Salzburg (107.5 FM), entre las 19:06 y las 20:00 horas (hora de Austria!), en nuestro programa bilingüe Poesía y Música Latinoamericana, música de los compositores argentinos Pablo Ingüe y Alejandro Iglesias Rossi. Las poesías que leeremos pertenecen a Estelia Soto Jourdan (Argentina) y la música de fondo será de Wayanay (Andes). ¡Les deseamos una feliz audición!
ATENCIÓN: El programa Poesía y Música Latinoamericana se puede escuchar online en el sitio www.radiofabrik.at
(Link MP3 Live-Stream. Se requiere el programa Winamp, el cual se puede bajar gratis de internet)
!!!! Tengan por favor en cuenta la diferencia horaria con Austria!!!!
REPETICIÓN: ¡La audición del programa Poesía y Música Latinoamericana se repite todos los jueves entre las 10:06 y las 11:00 horas (de Austria!), en la Radiofabrik de Salzburgo!
Cordial saludo!
YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur.
www.euroyage.com
Schießstattstr. 44 A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel. + Fax: 0043 662 825067
*
Reescribiendo noticias. Una invitación permanente y abierta a rastrear noticias y reescribirlas en clave poética y literaria. Cuando menciono noticias, me refiero a aquellas que nos estrujan el corazón. Que nos parten el alma en pedacitos. A las que expresan mejor y más claramente la injusticia social. El mecanismo de participación es relativamente simple. Primero seleccionar la noticia con texto completo y fuente. (indispensable) y luego reescribirla literariamente en un texto -en lo posible- ultra breve (alrededor de 2000 caracteres).
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