miércoles, abril 04, 2007
EL SATÁNICO DOCTOR NO.
*Dibujo de Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com
El satánico doctor No
CRÓNICAS DEL AGUA V *
Una película norteamericana no termina hasta que no haya habido una buena explosión, una novela de Agata Christie hasta que no se resuelva el misterio, y aquí las cosas no finalizan hasta que aparezca un paredón. A los que hacen piquetes, habría que llevarlos al paredón. Así son las soluciones que brotan, que emanan de la gente, y esa frase inevitable la escuché hoy.
Al paredón y listo. Solución final.
Los piquetes son como las huelgas, molestan. Son unos cuantos vecinos que cortan las avenidas, las calles, las rutas, para pedir cosas. Es la gente que no encuentra otra manera de que se oiga el reclamo, y son los maleantes que aprovechan la situación y enturbian ese reclamo.
Y a los piquetes lo sufren los que trabajan, los que se quedan sin provisiones, los que tienen que realizar una expedición para llegar al trabajo, los que no pueden acceder a los hospitales o centros de salud. Los sufrimos todos; caldean los ánimos, reducen la tolerancia y paralizan la solidaridad. Son, quizás, la mejor manera de hacerse odiar por los conciudadanos.
Pero, y esto es lo trágico, seguimos confirmando la letra de "Cambalache"; el que no llora no mama y el que no afana es un gil. El que no llora no mama, no hay ayuda hasta que no haya piquete, hace falta llorar a los gritos para conseguir alguna cosa, y que el reclamo sea justo hace que actuar contra los piquetes sea una canallada que el gobierno en pleno año electoral no está dispuesto a cargar en las espaldas. Por eso, no actúa para disolver los cortes, y tampoco actúa contra los ladrones que se disfrazan de piqueteros y cobran peaje en las calles. El que no afana es un gil, y más si la emergencia y el caos les otorgan impunidad.
Como el reo que se guarece en un jardín de infantes para que no le disparen, los ladrones que toman el nombre de piqueteros para el saqueo y la prepotencia, se mezclan con la pobre gente desesperada que, de otra manera, no sería oída. Confundidos todos para desgracia de quienes se encuentran urgidos por la necesidad y la falta de asistencia.
Si el plan de emergencia tuviese solidez o una mínima operatividad, si la gente confiase en los gobernantes, si la organización permitiera ayudar a todos en la misma medida y con la misma eficacia. Si todo esto se diese, no debería de haber piquetes. Si no hubiese piquetes, los ladrones serían simplemente eso, ladrones, y la policía no tendría que actuar dentro de esa zona borroneada que los ampara.
Pero son condicionales que no concuerdan con la realidad que soportamos.
Entonces, al paredón. Todos. Y la solidaridad que asomaba se vuelve al armario donde permanece guardada, hasta que encontremos personas necesitadas con quienes hacer caridad, siempre y cuando no molesten.
*de Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com
Domingo, 01 de Abril de 2007
El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos*
*Por José Pablo Feinmann
En 1940, en la soleada California, Theodor Adorno y Max Horkheimer escriben un libro sombrío. Tratan de comprender, dicen, "por qué la humanidad, en lugar de entrar en un estado verdaderamente humano, desembocó en un nuevo género de barbarie". La frase -hasta donde yo sé-- nunca mereció las
evidentes críticas que deben hacérsele. La Humanidad siempre estuvo en un estado verdaderamente humano. De aquí que su historia haya sido lo que fue y lo que está siendo y (peor aún) lo que será. En ese libro algo caótico y con pasajes inspirados (me refiero a Dialéctica de la Ilustración) Adorno y
Horkheimer -algo fabulosamente raro en dos pensadores que se dicen marxistas- se dedican a añorar los tiempos que antecedieron a la Revolución Francesa, y exponen luego una teoría por la cual toda la culpa la tiene la Ilustración, cuya consecuencia fue ese desatino de la revolución mencionada que acabó transformando la razón en razón instrumental y avasallando la naturaleza y arruinando la relación armónica del hombre con ella.
Si se piensa la cuestión se verá que con la Revolución Francesa la burguesía capitalista de ese país toma el poder político tirando al diablo el régimen monárquico y decapitando a sus reyes. (Algo que, al menos en la película amable de Sofia Coppola, a María Antonieta, por esas cosas de San Cine, no le ocurre.) El teórico del Estado moderno (capitalista) se llamó Thomas Hobbes y tenía tan mala opinión de los lobos que -para decir que los hombres eran sanguinarios y se faenaban los unos a los otros- dijo (célebremente): homo homini lupus. Algo que ya decían los romanos, que no eran capitalistas pero tenían el espíritu imperial que este sistema tuvo desde sus lejanos orígenes en el siglo XV, cuando conquistó medio planeta y cuando barrió a sangre y fuego, en tanto lo evangelizaba, los territorios americanos. Ese genocidio (que sólo Bartolomé de Las Casas denunció) parece haber llegado a la suma de cuarenta o setenta millones de muertos. Lo cual, estadísticamente, es lo mismo. Porque una estadística no le quita el sueño a nadie y ver un solo cadáver en la calle porque lo arrolló un coche (algo que pasa todo el tiempo en la bella Buenos Aires) provoca en la gente terribles reacciones: mareos, vómitos, desarreglos intestinales, pesadillas la noche del evento; evento que, quien lo ha visto, habrá de contar, durante la cena, a los suyos con lujo de detalles para exorcizarlo. Los suyos no lo escucharán porque lo estarán viendo por televisión con más y mejores detalles, sangre del arrollado, un brazo por ahí, un zapato que voló hasta la otra cuadra con el pie adentro, plano detalle del pie al que le faltan tres dedos, ambulancia, familiares sufrientes, declaraciones del automovilista ("yo no lo vi, venía hablando por el celular con mi hijita que hoy fue abanderada, soy un buen padre yo") y un especial con otros
accidentes, cadáveres múltiples, más sangre y un periodista que preguntará indignado: "¿Hasta cuándo seguirá esto?".
¿Qué se desprende de este minirrelato? Un millón de muertos es una estadística; uno, una tragedia. Se trata de luchar contra esa frialdad de la estadística. Hay una buena frase que dice: "No mataron seis millones de judíos. Mataron uno y luego lo mataron seis millones de veces más". Con lo cual se busca que nos concentremos en cada una de esas muertes y no transformemos el horror en estadística. Del modo que fuere, nada de esto funciona con el líder iraní Mahmud Ahmadinejad. (Cada vez me resulta más
fácil escribir el nombre de este líder islámico. Eso significa que ya me acostumbré a leerlo una y otra vez porque el hombre es célebre. Lo cual es grave.) Ahmadinejad tiene una versión muy personal de la frase "No mataron seis millones de judíos; mataron uno y luego lo mataron seis millones de veces más". El sólo dice: "No mataron seis millones de judíos". Volvemos a la frase de Hobbes. Los romanos y él se equivocaron. El hombre es peor que los lobos. Sobre todo en su capacidad de crueldad. Los lobos pueden matarse entre ellos, pero jamás un lobo torturará a otro. Es injusto con los animales decirles "animales" a los torturadores, o decirles "bestias": las bestias no torturan, los hombres sí.
Si Adorno y Horkheimer creyeron que la humanidad había llegado al extremo de la barbarie no trataré de desmentirlos sino de añadir que está por llegar a otro. La Segunda Guerra Mundial (con lo cual volvemos a las estadísticas) dejó un saldo de cincuenta millones de muertos. Cincuenta millones es una
cifra que permite hacer algo con ella. Transformar "cincuenta" en "sin cuenta". En cada masacre, desde "uno" en adelante los muertos son "sin cuenta". "Sin cuenta" serán los muertos si Estados Unidos -como seriamente amenaza- invade Irán. El país del Norte tuvo hacia fines de la década del cuarenta e inicios de la del cincuenta un ataque de locura colectiva. La Guerra Fría la desató. Pero no sólo ella. Surgió el personaje perfecto para encarnar esa locura: Joseph McCarthy, un senador republicano por Wisconsin.
La Historia no acontece a medias. Cuando se da, cuando HAY verdaderamente "historia", muchas cosas tienen que coincidir. Que McCarthy haya sido republicano no significa nada. Hizo lo que quiso y ningún político del partido demócrata pudo frenarlo. ¿Por qué? Estados Unidos había entrado en una etapa de "histeria paranoica". Entre los sinónimos de "histeria" (nerviosismo, convulsión, exaltación) hay uno que me interesa: enajenación.
Estados Unidos, durante sus etapas de histeria, se enajena de sus valores.
De los que dice "encarnar". La democracia, las libertades civiles, el individualismo. Los manda al demonio. Los tira por la borda. Con McCarthy todos veían comunistas. Fue la fiebre de la Guerra Fría. Hoy todos ven terroristas. Y tienen al McCarthy que necesitan. Pero no es sólo un senador por Wisconsin, es el presidente de la República. Lo terrible de esta "nueva" barbarie (por usar los términos de Adorno y Horkheimer) es el factor nuclear. Si Estados Unidos invade Irán lo que nos aguarda es eso que los técnicos llaman una "guerra nuclear limitada". Frase que encierra una mentira evidente. No hay guerra nuclear limitada. Además, la locura de la nueva guerra yanqui desatará todos los frentes imaginables y aún más.
Por suerte, la ciencia también está desbocada -casi tanto como la política, algo que no es poco decir- y se encuentra a punto de crear una cosa que se llama el hombre cyborg. Lo que nos llevaría a la siguiente situación: en tanto la guerra nuclear limitada mata hombres en el Islam, en tanto el Islam responde con actos terroristas y mata hombres en todo el planeta, los científicos están a punto de superar al doctor Henry Frankenstein creando infinitos Boris Karloff que serán, posiblemente, el nuevo rostro de la
humanidad futura. Nadie sabe qué está haciendo, en ese terreno, el gigante chino, cuyas reservas monetarias se calculan superiores a los 1,1 billones de dólares, resultado de su originalísimo "comunismo democrático de mercado", definición dada por los mismos estrategas chinos y que a mí, lo confieso, me
parte la cabeza. El régimen norcoreano está agazapado; exhibe buenos modales, pero lo nuclear le fascina: sueña con ver estallar su uranio en el corazón de las bellas ciudades occidentales. La resistencia iraquí es devastadora: coches bombas, atentados, muertos que ya no se cuentan o que
son estadística pura, o sea, nada. En París (donde, según le dice Fred Astaire a Cyd Charisse en Muñeca de seda, todas las noches una mitad de la población le hace el amor a la otra) multitudes de jóvenes inmigrantes, actuando como guerrilla urbana, armados con barras de hierro, destrozaron la Gare du Nord (Estación del Norte) y asaltaron todos los negocios que pudieron. Ingrid Bergman se abraza a Humphrey Bogart y con lágrimas en sus bellos ojos dice: "El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos".
*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-82612-2007-04-01.html
Sombras al atardecer*
A Maximiliano Kosteki y Darío Santillán
Ellos son dos sombras largas de atardecer, siluetas recortadas a contra luz en el final del anden. Sus rostros caen en sombras ante la oscuridad que sube, implacable, desde el este.
Pero, allí en el último resplandor oro encajado entre las vías que fugan al oeste, son seres de ilusión, en esos momentos pueden darse la mano fuerte, el abrazo fuerte, darse el alma sin que ninguna estampida, ningún terror disuelva lo humanamente dado.
Allí van y vienen las cosas en hamaca del tiempo, van y vuelven, parecen tocar el cielo, irse definitivamente, pero retornan una y otra vez....
Ahí esta el Estado fabricando mártires, el poder plantando policías como alambrados de púas.
Escucho uno frase recortada en el aire, desde el bar de la estación: -Tengo que ir a trabajar y no me dejan - grita un señor por la radio 10.
Hay que ir, aunque el tiempo se detenga en el lugar menos pensado, en el momento menos deseado. Como la muerte atravesando el umbral símbolo de una estación.
¿Que se detiene en las calles?
los autos, combustión sin velocidad, las gentes en su tiempo siempre urgente de llegar a algún lado, sin tropiezos, sin acontecimientos que fuercen un destino diferente.
Acordonar, no dejar pasar.
También ser alguien y hacerse ver y oír.
Pero el Estado ausente para la miseria quiere la libertad de las calles. liquidez sin piquetes desde la casa al surtidor al banco a la oficina a la novia al infinito....
Por allí, cerquita al puente, estaban las fabricas, que producían identidad como objeto invisible.
Ahora están los hipermercados, los shopping, otra geografía social que no contiene obreros ni producción.
La fábrica que dejo el abismo, apenas reemplazado con dignidad, economía de subsistencia y desesperación.
¿quien empujo a los barrios a cortar las rutas, las mercancías, las transacciones, las vidas privadas de los que pueden viajar pagando su nafta o el boleto ?
No hay nada más inútil que el acto de pura brutalidad que disuelve la solidaridad con perdigonadas de terror, nada más demostrativo de la impotencia de cinco minutos antes y cinco minutos después de...
Mucho, pero mucho de la vida cotidiana esta influido por estos actos de fuerza que encubren impotencia, indiferencia, la quietud de ocio del recaudador, la tranquilidad cómplice del que cobra por ignorar ilegalidades.
Pero, allí en la calle, a la vera de las estaciones hay que demostrar que al menos para el terror existe el Estado.
Es previsible que no haya nada que discutir y que allí se confirmen odios preexistentes. "a estos negros hay que matarlos a todos”. Escudos humanos, del otro lado están los especialistas en aparentar el orden, que amurallan con piquete legal cualquier protesta.
Morir en el hall de una estación de ferrocarril, la metáfora perfecta de un país en pérdida, morir a balazos por un agente del mismo Estado, que en un mal uso de su poder colectivo cerro miles de kilómetros de vías, estaciones de pequeños pueblos y mato pueblos enteros.
Ahora las imágenes del terror viajan por los aires, intangibles y se multiplican al infinito en pantallas y terminales.
Pero, que digo... no es ninguna metáfora: es la llaga real y presente de un país que abandono sus sueños en ese lugar, quietos como esos puentes de oxido entre anden y anden.
-De arriba viene bajando el saqueo- me gritan esos muchachos que veo correr entre el humo de los gases.
Si, el saqueo viene bajando a las calles de la mano de la antigua y reciclada impunidad.
Seguro que un litro de leche en Guernica sale igual o más que la leche que compran Mirta o Amalia, allí esta la muralla de los precios, infranqueable piquete sin calle, puente destruido para siempre entre unos y otros.
Paredes invisibles, rehenes que toman rehenes, ¿hay un afuera?, por el hambre o el miedo solo se ven rejas de sombra y tristezas calle por calle, paso por paso acechado.
No hay que caminar demasiado desde cualquier estación real para ver efectos, los pasos implacables de las políticas de más de una década. Allí se percibe en la piel que no es bello caminar, ni cruzarse con alguien al caminar, son días grises de gente triste que esta encerrada en su tristeza, para la cual el afuera es una amenaza imprecisa, un golpe de pánico que golpea la puerta.
Ciudades atrincheradas, puentes levantados o acordonados, paredes para no ver ni oír. Perros y alarmas.
Allí comprendo, definitivamente que el terror y la exclusión son el verdadero y permanente piquete que no nos deja circular en una misma sociedad, nos hace caminar sin ver al otro, solo su amenaza latente, ahí vamos con los poros cerrados, los ojos impermeables, el alma en una caja cerrada.
La casa con llaves y las llaves arrojadas para siempre.
Entonces, comprendo que podemos estar perdidos, que cualquier pequeña y certera alegría puede ser efímera, si no podemos ver nada nuevo, si no hay otro ser -humanamente igual- después de la puerta, afuera del auto, deteniendo el tránsito.
*Escrito en 2004, reeditado hoy, cuando el maestro neuquino Carlos Fuentealba esta grave por una represión policial sobre la ruta 22.
Ver noticia en: http://www.clarin.com/diario/2007/04/04/um/m-01393614.htm
*De Eduardo Francisco Coiro. inventivasocial(arroba)hotmail.com
Sobre EL SATÁNICO DOCTOR NO*
Gran Bretaña , 1962 : Sean Connery (James Bond), Joseph Wiseman (Dr. No), Jack Lord (Félix Leiter), Ursula Andress (Honey Rider), Bernard Lee ("M"), Lois Maxwell (Moneypenny), John Kitzmiller (Quarrel), Anthony Dawson (Professor Dent), Zena Marshall (Miss Taro)
Director : Terence Young - Productores : Harry Saltzman, Albert R. Broccoli - Guionistas : Richard Maibaum, Johanna Harwood y Berkley Mather, basada en la novela de Ian Fleming - Fotografía : Ted Moore - Musica compuesta por Monty Norman - Arreglos musicales de John Barry - Diseño de
producción : Ken Adam109 min, No rating, Color - 8/5/1963: estreno mundial en el Cine Astor,
Nueva York
TRAMA : El profesor Strangways, agente del servicio secreto británico, desaparece en Jamaica y James Bond es enviado a investigar. Tanto al llegar como durante su pesquisa, 007 escapa de numerosos atentados contra su vida.
Todo parece indicar que en los círculos en que se mueve el agente británico está plagado de espías de algún tipo de organización secreta, que siguen paso a paso los avances de su investigación. Y 007 descubre que el profesor Strangways había descubierto piedras con alto componente radiactivo cerca de Crab Key, una misteriosa isla cercana al cual los nativos temen por creer que existe un dragón que devora a los intrusos. James Bond se embarcará junto con el local Quarrel a investigar el lugar, topándose con la nativa Honey Rider, que involuntariamente se sumará a la aventura. Y terminará por
descubrir que Crab Key se encuentra regida por el misterioso Doctor No, que opera una radioestación construida por SPECTRE, y emite señales para derribar los lanzamientos de los cohetes espaciales norteamericanos.
*Fuente: http://www.sssm.com.ar/drno.html
Correo:
Complejo Cultural Banfield Teatro Ensamble
Sábado 7 de abril, 21hs.
Única función de la obra "Harina"
de Roman Podolsky y Carolina Tejeda
Ganadora de un premio ACE y dos premios Teatro del Mundo
Sobre Harina:
"Vías en infinita soledad desde el cercenamiento de la red ferroviaria.
Fragmentos de país que se quedaron sin movimiento ni sensibilidad. Pueblos fantasma.
Inmersa en esa soledad se encuentra Rosalía, una especie de sobreviviente, alguien que se quedó con sus recuerdos cuando todos se iban.
Tal vez la única habitante de este pueblo que se va desvaneciendo en el mapa, como harina en el viento.".
Intérprete: Carolina Tejeda
Dirección: Román Podolsky
Premios:
Premio ACE 2005/2006 "Revelación Femenina"
Premios Teatro del Mundo 2005/2006 "Actuación Femenina", "Iluminación" y "Dirección" (nominación)
3er. Festival Nacional de Monólogos del Chaco 2006, "Mejor Actuación", "Mejor Dirección" y "Mejor Espectáculo Unipersonal"
Participación en Festivales:
- 8° Festival Estival de San Martín de los Andes, 2007
- 1° Festival Latinoamericano y Caribeño AITA/IATA, Cuba 2006.
- 2° Encuentro Interprovincial de Teatro Independiente "Plinio Pilán", Santiago del Estero 2006.
- Fiesta de Teatro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires 2005.
- 14° Festival de Teatro Valle de Punilla, Córdoba 2005.
Harina formó parte del Programa de Espectadores 2006 para escuelas secundarias, dependiente del Instituto de Teatro y el Ministerio de Educación.
Dijo la prensa:
"Harina podría definirse como un haiku pampeano: corto, preciso y de profundas resonancias humanas." (CLARIN, Laura Gentile).
"Un espectáculo unipersonal, de factura sumamente delicada." (LA NACION, Carlos Pacheco).
"la vivacidad del personaje (una actriz notable, con algo de clown y una sorprendente capacidad de vuelo poético) contrasta con la melancolía del ambiente que la rodea" (REVISTA NOTICIAS, Ernesto Shoo).
"Tejeda y Podolsky son los autores de esta pieza que en tiempos vertiginosos se convierte en oasis" (PAGINA12, Carolina Prieto).
"Harina es una obra sencilla que cuenta un momento de la vida de una mujer sencilla, con belleza y calma" (PERFIL, Violeta Weinschelbaum).
"La protagonista de Harina provoca risas con sus modismos y su dulce tono campero, pero ya sobre el final permite que una suave melancolía descienda sobre la platea" (AMBITO FINANCIERO, Patricia Espinosa).
".con gran contenido social, procesado de tal manera que no se convierta en algo panfletario, sino que es de una delicadeza y sutileza fuera de serie..." (PAN Y TEATRO FM FARO RNA, Moira Soto)
"Harina es un logrado monograma que cumple con la sabia regla de oro 'menos es siempre más' (VEINTITRES, Luis Masas)
bono contribución : $ 15 / estudiantes y jubilados $ 8
Banfield Teatro Ensamble / Complejo Cultural / Asociación Civil sin fines de Lucro
Larrea 350, Lomas de Zamora. Informes y Reservas al tel. 4392-2011
www.teatroensamble.com.ar.
banfield@teatroensamble.com.ar
*
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