martes, noviembre 06, 2007

UN SER DE LEJANÍAS...



Un ser de lejanías...




TANGENCIALES*


Para Eduardo Coiro, de Inventiva Social


Acabo de leer el artículo de Eduardo Aliverti, en que parece que aborda el tema indebidamente, muy indebidamente, porque cuando se dice aquí y allá que faltaron boletas (en verdad faltaron sistemáticamente en localidades o ciudades enteras), o que ante el reclamo de los votantes se respondió con prepotencia, o ya con violencia --como en el caso, entre otros, del poeta W. Lannutti, severamente lastimado--, no deja de ser un dato de otro carácter que tal candidato (en este caso candidata) dobló en votos a su seguidora; en verdad podría haberla triplicado o cuadruplicado. Eso no quita ni hace a lo
que estamos hablando; eso no quita al hecho moral de que ningún votante debe ser prepoteado ni agredido como respuesta a su reclamo por las boletas faltantes. Más: no debe haber boletas faltantes (ciertamente, escamoteadas, o escondidas) en ninguna elección del país, con ballottage o sin ballottage,
si lo que pretendemos es construir un país en serio, no bananero, o sin fraudes. Ni tampoco --como se vio en un especial en televisión ayer domingo a la noche-- que un candidato a intendente de la provincia de Formosa, compre los votos en una zona marginal a 10 pesos contra entrega del documento nacional de identidad. Porque ahí ya no hay duplicar ni triplicar; ahí el país entero --el periodista Aliverti inclusive-- está perdiendo la elección.



*Eduardo Dalter. cuadcarmin@hotmail.com







De íntegros y simuladores*



Esto que voy a contarles pasó el domingo 28 de octubre.
El amigo me dijo por teléfono que estaba en la casa de sus padres - a dos cuadras de casa- y que pasaba en un rato a devolver el andador y el trípode que eran de mi viejo. Su padre los utilizó durante los meses que llevó la rehabilitación de su pierna quebrada.
Al amigo lo conozco hace 43 años. Cuando llegó directamente de un pueblito de Pontevedra al barrio y a la escuela del barrio.
Tengo su imagen de niño y el debe guardar la mía. Nuestras madres se encontraban en la esquina, nos cruzaban la calle y nos veían hacer la cuadra que faltaba hasta la escuela 6.
Y aunque nos vemos dos o tres veces al año. El amigo ha estado siempre. Y yo como pude, también.
Tocó el timbre. Bajó las cosas del auto. Me dijo que no quería entrar. Nos quedamos en la puerta de casa. Vi su rostro desencajado. Me animé a preguntarle "cómo están tus padres".
El gallego -como lo llamamos en casa- se quedó un momento paralizado y luego me abrazó con desesperación y lloro y lloro como una eternidad de llantos tragados e invisibles. Nunca nadie me abrazo con esa fuerza. Nunca antes había puesto el hombro a un llanto tan hondo.
Le acaricie la espalda, le revolví los pelos de la cabeza al niño que sigue siendo a pesar de los 49 años que se avecinan, como niños que siempre somos buscando un abrazo ante lo inexplicable de las cosas.
Cuando pudo hablar me dijo que su madre empeora. Que se ausenta lentamente. No quiere comer. Ni levantarse de la cama.
No hay un diagnostico corporal certero. O es depresión, o la tristeza, o la falta de ilusión, o todo junto. Conjetura uno en su ignorancia sobre la condición humana.
Dice que no puede verla así. Él, que es hijo único. Que reconoce que ha acompañado a sus padres en todas sin descuidar a los hijos ni al trabajo. Lo veo demacrado.
Le digo lo que surge, hablo de más, digo cosas que dudo que le sean útiles. Le doy instrucciones para el día siguiente cuando lleve a la mamá a la psiquiatra. Le cuento de los últimos meses de mi padre. Me escucho decirle que él es más sano y más fuerte que yo, que al menos puede llorar, expresarse. Que es una persona a todas luces buena e íntegra. Que esta sufriendo por no poder con la vida de alguien querido y llega entonces a inventarse culpas. Me dice que se siente solo. Que se encuentra solo con un sufrimiento que no puede soltar en ninguna parte. Teme lastimar a su esposa e hijos.
Me cuenta al fin de su padre. Lo acaba de ver en una pequeña ceremonia: antes de que suba al auto el andador lo levantó y lo sacudió al aire con las cuatro patas apuntando al cielo. Hombre de pocas palabras el padre, al amigo le cuesta sacarle dos palabras que le ayuden a entender. Le dice al fin que se despide de estos objetos, que nunca más quiere usarlos.
Observo y conmueve que el viejo del amigo haya pintado al andador con pintura cromada. Le hice notar al gallego esa voluntad vital, pero no estaba ese día para ver más allá de la angustia por su mamá.
Después de fue a su casa y yo entre con el andador y el trípode al living donde la televisión seguía rondando en imágenes a la jornada de las elecciones y a los actores políticos que tenían que ver con el acontecimiento.
Estaba sacudido y no podía dejar de pensar en intermitencias veloces en el amigo, en mí, y en el ser humano que se debate en un equilibrio inestable entre fragilidad y fuerza.
Cuando volví de dejar las cosas en la piecita del fondo me encontré con las palabras del ministro del interior. Dijo que si faltaron boletas es responsabilidad de los fiscales de los partidos políticos y no del gobierno.
Me pareció surrealista. O el A-B-C del político desimplicado. “Si ganamos, y por tantos votos, ¿que importancia tienen estos hechos?” parecía decir el ministro sumando gestos y palabras.
El hombre debería al menos abandonar su cargo y entregarlo a quien al menos sea un buen actor. Al estilo de Máximo Cozetti, el especialista en caracterizar personajes de Los Simuladores.

De pronto volví a pensar en el gallego para quien estas elecciones ni siquiera habían existido. En su ser íntegro y sin dobleces que no puede tomar ninguna distancia del sufrimiento de sus seres queridos.
Y pienso en esos simuladores que en ese momento destapaban champagne en su efímero momento de fuerza, donde nada más del mundo parecía importarles. En su lejanía y negación permanente de la fragilidad en la condición humana.
Me veo en el gallego. Me identifico con la gente que la lucha día a día.
Y detesto profundamente a esos simuladores para los cuales la política no es más que un negocio que se renueva de tanto en tanto aprovechando la voluntad de la gente por ir al acto electoral y votarlos.


(Al gallego que hoy cumple 49 años)



*De Eduardo Francisco Coiro inventivasocial(arroba)hotmail.com







Martes, 06 de Noviembre de 2007
Una tarde de poesía*



*Por eugenio previgliano / corina moscovich . eugeniop@tower.com.ar



La sala está en un primer piso y se accede a ella después de dar un par de vueltas. Como hemos llegado tarde, no nos sentamos en las sillas que están dispuestas en la sala sino en una especie de chaise longue colorada que se mimetiza con la pasión de las poesías aún no descubiertas. Ya están hablando Allison Hedge Coke y Humberto Akábal, a quienes hemos venido a escuchar, y al cabo de la disertación, vendrá la entrevista. Ella, de la nación cherokee de Estados Unidos, él, de etnia maya K'iche, de Guatemala. El host Rodolfo Hachén introduce el tema del bilingüismo, Allison lee el extenso poema "Residence in motion". Con ritmo de palabras como cortadas, en el que las alusiones a la naturaleza y la fe son recurrentes, Allison transmite la idea de que es la tierra la que dicta el idioma. Al verle la piel realmente roja que se divisa entre las cabezas del público, se siente, en la cadencia de su discurso, un leve susurro de río en primavera.
Festival de Poesía de por medio, la transculturalidad transcurre armoniosamente: en Rosario, poetas de diferentes países y etnias leen poesías a un público no masivo que tiene sed de palabra oralizada más que impresa en un papel, aunque a fuerza de ser sinceros, sorprende esto en una provincia gobernada por quienes tienen por plataforma política nacional terminar con la humillación de los militares.
Humberto recita con un orgullo solemne, que puede leerse en su voz. En su cultura maya K'iche -explica el poeta- se definen los puntos cardinales por colores; el rojo es el Este, el negro el Oeste, el blanco el Norte, el amarillo el Sur y el quinto es el verde: nosotros. "Todo verde se vuelve azul, la distancia es lo que transforma", aclara AkAbal, quien concluida la lectura de un bello poema de sonidos eufónicos agrega: "Mi abuelo me enseñó a leer el canto de los pájaros, a descifrar los fenómenos físicos". No
podemos evitar copiar en el cuaderno una frase que se escapa de sus labios: "No es que las piedras sean mudas, solo guardan silencio". No es la armonía de los griegos, ni es el lamento de los derrotados: es la fuerza de lo original lo que surge en la vehemencia de esta poesía.
Más tarde y en otra sala, tratando de deducir el lugar desde donde escribe, Allison, profesora de poesía y escritura en la Universidad de Nebraska enumera sus temas: la naturaleza, la fe, la religión. Y prosigue: los campesinos, el medio ambiente, la historia (no la que pasó, la que sigue viva). En cuanto a su público, la poeta de cabello larguísimo y muy fino escribe cuentos y trabaja para niños. "El límite entre los géneros -sostiene- es algo que ellos pueden manipular". Escribe ficción, prosa, guiones de película. Asegura que una buena prosa tiene valor poético, aunque para ella la poesía es como respirar: siempre está ahí. Allison quiere asegurarse que otras voces puedan ser escuchadas desde el interior de su
comunidad. "El inglés -dice Allison- es un idioma que da miedo, los idiomas se usan para validar o invalidar los pensamientos de la gente".
De los días estos en que la tecnología permite manipular grandes volúmenes de información sin importar la fuente, el objeto o la intencionalidad no habla del todo bien. Cuando habla, sin embargo, hace un pequeño gesto con la cabeza que vuelca sus cabellos largos lacios en la misma dirección que la
pigmentación de su rostro.
En el suceder del Festival Internacional de Poesía, se los verá tanto a Humberto como a Allison nadar, como peces en el agua, entre cardúmenes de especies: exóticas, vulgares, raras... ¿Es el suceder de los poemas que leen lo que nos trae una especie de rumor de aves? ¿Es la charla con el público lo que nos devuelve a cierto paisaje original, a cierta tranquilidad? ¿Es el gesto de los invitados lo que nos germina una rebeldía suave?
Estas y otras preguntas discurren mientras volvemos a repantigarnos en el canapé colorado, en un descanso de verso libre.
En los días sucesivos, el Festival, quinceañero, como niña bonita intentará otros maquillajes para seducir a nuevas víctimas. No se concientizará aún, de una realidad poética tan ajena al marketing: Los poetas vivimos en planetas alternativos mientras el resto de los mortales restan a merced de bancos y empresas.... ¿Es esta una opción o un destino?


* Fuente: Rosario-12
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-10981-2007-11-06.html






Viernes 2 de Noviembre de 2007
Cuando los cuerpos se separan*

Siempre me impresiona ver como se separan dos personas que están juntas, que hablan, en un café, o también, desde luego, que se enredan en llamas sensuales o sexuales, o quizás otros dos que estén uno al lado del otro en un colectivo.
No me refiero, quiero que se entienda, a un divorcio, o a una pelea. No. Simplemente al hecho de estar mirando uno a el otro, de hablar uno con otro, o de besar uno al otro, y de dejar de hacerlo, y de volver cada uno a sí mismo, lejos del ocasional amigo, novia o novio, o incluso compañero arbitrario de un mismo banco en la plaza.
Siempre que hay dos, en algun momento, uno toma un camino y el otro, otro.
Así es la vida, y la muerte; que es la separación mayor.
Es eso, esa espacialidad que acerca en un mismo cuadro a dos, y que luego se vacía, cuando uno se va, o los dos. Eso me impresiona.
Ese partir, esa distancia inevitable, me produce una cierta tristeza.
Es verdad lo que decía Heidegger: "El hombre es un ser de lejanías".



*Publicado por Miguel Wiñazki http://weblogs.clarin.com/apariencias/





ES UNO DE LOS GALARDONES MAS PRESTIGIOSOS DE LAS LETRAS HISPANAS

El escritor Martín Kohan ganó en España el Premio Herralde
Su novela "Ciencias morales" está ambientada en el Colegio Nacional deBuenos Aires.



*Por Juan Manuel Bordón. jbordon@clarin.com


KOHAN. EL ESCRITOR Y CRITICO REFLEXIONA EN SU LIBRO SOBRE LA MORALIDAD.

Desde Barcelona, a través de un teléfono celular que corta caprichosamente fragmentos de la conversación, el argentino Martín Kohan se despide porque ya empieza un ágape en su honor, el primero de una presumible ronda. Es que su novela Ciencias morales, una historia ambientada en el Colegio Nacional de Buenos Aires durante el último año de la dictadura, acaba de ganar la XXV edición del Premio Herralde de novela (26 mil dólares), que tuvo como finalista a Recursos humanos, del mexicano Antonio Ortuño.
Kohan integra desde ayer una lista de ganadores que orilla el canon literario latinoamericano de las últimas décadas: en sus veinticinco años, se han llevado el prestigioso Herralde escritores de la talla de Javier Marías, Enrique Vila-Matas, Roberto Bolaño, el argentino Alan Pauls o el mexicano Juan Villoro. Ahora, al final de la lista luce Kohan. Pese a que los primeros coletazos mediáticos hablaban de un escritor azorado, el hombre muestra una labia desinhibida, analítica y vertiginosa. "Puede ser un vicio
profesional, de crítico literario, que me hace hablar de un libro como si no lo hubiera escrito", bromea.
Ciencias morales, la séptima novela de Kohan, cuenta la historia de María Teresa, una joven preceptora que tiene a cargo la disciplina entre los muros del Colegio Nacional, en 1982. La historia se tuerce
-señala el autor- cuando considerando que perfecciona su método de control y vigilancia, la preceptora decide vigilar los baños de varones del colegio. "Me interesó insistir en el gusto que ella encuentra en la vigilancia, gusto que no percibe como gusto si no como sentido del deber. No diría que hay un torcimiento de su discurso moral si no más bien una derivación que muestra el aspecto retorcido que emana de la propia moralidad. Por eso el título del libro, Ciencias morales, que es como el colegio se llamó alguna vez (desde 1823). Intenté llevar hasta sus últimas consecuencias esa idea de una objetividad científica aplicada a la moral".
Kohan, ex alumno del Nacional de Buenos Aires, presentó su novela bajo el seudónimo de Miguel Cané, un guiño al autor de Juvenilia (1884). Si allí aparecía el Colegio Nacional como el marco para una historia de formación de carácter, en la novela de Kohan el espacio y la institución se mantienen, pero lo rodea otro país. "Yo la nombraba 'mi Juvenilia', pero el contraste es brutal. Cané habla del siglo XIX, un momento con un sentido de futuro muy fuerte. Yo tomo el fin de la dictadura, cuando ya no existe esa perspectiva fundacional ni esa perspectiva de futuro. Aquí más bien hay un clima de incertidumbre, de puro presente, de no saber qué sigue".
-La novela de Cané también funciona como un simulacro de la formación de un sector del país...
-Sí, y a mí me interesó pensarlo desde la desintegración más que desde la plenitud. La idea de que el colegio es la historia de la Nación no deja de pronunciarse pero, al mismo tiempo, yo armé la narración sobre la necesidad institucional de aislarse de la realidad. La novela casi no trabaja con materiales de la realidad política pero el aislamiento es tal que no se puede dejar de percibir aquello de lo cual se está aislando. La presunta nobleza de esa tradición nacional tiene como telón de fondo la Guerra de
Malvinas, el fin de la dictadura, y hace agua.
-¿La literatura no puede ser una forma de segmentar la realidad, también?
-Yo trabajé con la experiencia y contra ella al mismo tiempo, es una indagación sobre el mundo en que yo me encontraba y no sobre mi propia experiencia. Me interesaba lo que estaba entre lo que se sabía y no se sabía, lo que se podía entender claramente y lo que circulaba de un modo subrepticio. Cuando la literatura trabaja con materiales de la realidad tiene que buscar otras resonancias. El realismo tiene algo tautológico y eso me resulta poco estimulante.



*Fuente: Clarín http://www.clarin.com/diario/2007/11/06/sociedad/s-03801.htm




*

Queridas amigas, queridos amigos:


El domingo 4 de noviembre del 2007 presentaremos en la Radiofabrik Salzburg (107.5 FM), entre las 19:06 y las 20:00 horas (hora de Austria!), en nuestro programa bilingüe Poesía y Música Latinoamericana, música del compositor brasilero Egberto Gismonti. Las poesías que leeremos pertenecen a Orlando Augusto Pinto (Brasil) y la música de fondo será de Wankamaru (Andes). ¡Les
deseamos una feliz audición!


ATENCIÓN: El programa Poesía y Música Latinoamericana se puede escuchar online en el sitio www.radiofabrik.at
(Link MP3 Live-Stream. Se requiere el programa Winamp, el cual se puede bajar gratis de internet)!!!! Tengan por favor en cuenta la diferencia horaria con Austria!!!!



REPETICIÓN: ¡La audición del programa Poesía y Música Latinoamericana se repite todos los jueves entre las 10:06 y las 11:00 horas (de Austria!), en la Radiofabrik de Salzburgo!
Cordial saludo!


YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur.
www.euroyage.com

Schießstattstr. 44 A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel. + Fax: 0043 662 825067




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