jueves, diciembre 20, 2007

ANTES DE QUE TODO DOLIERA...


L *



Miguel Hernández, i. m.



Como si no
hubiera bastado
con esos poemas
que se mojaron en sangre
dio su vida
a una causa
como era antes
de que todo doliera.



*de Jorge Isaías. jisaias46@yahoo.com.ar
-Donde supura el aire. Poemas.
Nos y Otros Editores. Madrid. 2007.






ANTES DE QUE TODO DOLIERA...







Martes, 18 de Diciembre de 2007

Por el país*


*Por Enrique Medina



Orondas, una de ellas medio cachonda (Felisa) -si se apunta el modo atrevido con que mira al bien afeitado y de corbata que en su propio embrollo fuma y fuma, solo y solo esperando como don Scalabrini Ortiz-, ingresan en la Richmond de Florida. Es un grupito de maestras amigas que en esta confitería
se reúne fraternalmente cada doce meses para insuflarse esperanzas y buenos deseos en el nuevo año. Alborotadas, derrochando júbilo en voz alta, no pasan desapercibidas ante los clientes casuales y fijos que leen diarios, especulan en la Bolsa, engoman negocios, urden políticamente, se aburren o simplemente pierden el tiempo como el viejo del rincón viendo pasar la gente joven. Con la ayuda del mozo se ponen de acuerdo en una mesa. Se acomodan alrededor desensillando carteras, bolsos, saquitos, y Yolanda la chaqueta de lino suizo que compró ayer para esta ocasión. Nélida, no queriendo perder protagonismo, continúa el tema que venían abordando desde la calle: el peligro de que el petróleo siga subiendo, inicio de clases, el presupuesto, sueldo, sindicato, movilización, al tiempo que el mozo se retira memorizando
los pedidos. Entendiendo representar el parecer de la mayoría, Delfina, con el don de gentes que todas le reconocen, le ruega: "Nena, no rompas más los nísperos ¿querés? Estoy hasta acá con el puto laburo... Parala un poco, eh, allanate, respirá hondo y exhalá perfumes de Oriente, eh, dale". Luego de las risas, se distienden y abordan temas chirles. Irma levanta la puntería comentando el programa de bailando-cantando-rompiéndola por un sueño.
Delfina asegura que se llegará a fifar por un sueño, y no te rías. Con simpatía, el mozo deposita el pedido calculando la propina y disimulando la insistente mirada de Felisa, que lo viene relojeando desde que entró. Se alarma Esther de cómo se le ha pasado el tiempo: "Volando, volando, ¿viste?, qué cosa, che..."
Cargándola, Yolanda le aconseja unas cremas para la cara muy especiales, una de día y otra de noche: "Y vas a ver cómo recuperás lo perdido". En este tramo, casi como una sociedad secreta, se ponen de acuerdo y bajan el tono levantando el lamento. "Somos seres humanos -ironiza Patricia-, parece que
no pero sí...". No pudiendo con su genio, Nélida aprovecha para bajar línea: que en las radios sólo se escucha música extranjera, que en la televisión no nos respetan, que esto, que lo otro. Georgina cambia el rollo y relata cómo vio a un carterista trabajar en el subte D. Otra se sulfura: "¡Y a mí qué me
importa! ¡A mí me importa que nos roban el país, eso me importa!". Y siguen y siguen. Hasta que, esta vez con afecto, pasan a lo personal. Una, desencantada pero con esperanzas. Aquella, conforme como siempre: "Bien, ¿viste?, las cosas pudieron salir mejor, pero, bueno, una tiene una familia, ¿no?". Esta levanta los hombros. La otra ya asumió la separación y dice: "Por ahora trato de valorar la libertad, leo, salgo, ¡miro y busco!". Todas ríen. Son muy amigas. Se conocen desde hace mucho, algunas desde la
primaria, como Yolanda y Felisa. Dejan de hablar, y los de la mesa vecina se vuelven a mirarlas, de golpe extrañados por la ausencia de bochinche. Como si se le escapara un pensamiento muy íntimo, casi con el aliento, Eleonor astilla el silencio: "Otro año, no lo puedo creer". Se miran. Comienzan a emocionarse. Felisa se hace la dura: "Este año no lloro, lo juro". Esther ya lagrimea. "Bueno, brindemos, che", pide Delfina. Y acercan las copas y se desean felicidad. Se besan, se abrazan. Una copa se vuelca sobre la mesa.
Ríen y gritan. ¡Alegría, alegría! Mojan un dedo en la bebida derramada y unas a otras se hacen la cruz sobre la frente. ¡Alegría, alegría! ¡Será un buen año! ¡Por la familia, hijos, amor, amantes, salud, dinero, por el país!



*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-96324-2007-12-18.html





"To Kill a Priest"*



El Episcopado
cree cosas de mí
el Episcopado
quiere cosas de mí
el Episcopado
teme por mi vida

¿Y qué me tiene reservado
el Episcopado?

El Episcopado
teme por mi muerte

Quisiera redactarme
el Episcopado
mi próximo sermón

El Episcopado
quisiera redactarme
mi último sermón

Quisiera plastificarme las alas
el Episcopado

¡Hay que ver cómo le pesan
los dos mil años previos
al Episcopado!



*de Rolando Revagliatti. revadans@yahoo.com.ar
"TO KILL A PRIEST" ("Complot contra la libertad"), filme dirigido por Agnieszka Holland.







Domingo 21 de octubre de 2007
Las múltiples caras del amor según Fernández*



A lo largo de 19 relatos sumados a la nouvelle "El amor es muy puto" el narrador, Fernández, esboza un mapa inquietante del universo sentimental de las parejas, a la vez que reflexiona sobre el alma y las conductas humanas.
Los siguientes son extractos de varios de los relatos.



-"Es que yo veía la vida en blanco y negro. Pensaba realmente que el mundo y las sociedades se explicaban por la economía y por la geopolítica. No sabía que el mundo se explicaba por el amor y por el sexo".

-"Todos somos niños. Niños con hormonas. Cuando te ponés las gafas y mirás bien la redacción y la calle te das cuenta de que aquella chica busca marido, que aquel tipo sufre por amor, que aquella señora ha sido abandonada, que a aquel desgraciado le falta cama, que aquel veterano está por separarse de su esposa y que aquel pibe está enamorado y no lo sabe.
Hablan todo el día de una cosa, pero en verdad les pasa otra. Se manejan con un lenguaje formal, y de pequeñas dificultades hacen grandes problemas, se inventan formidables excusas y construyen edificios enteros para distraerse de la necesidad básica y elemental. La única necesidad del ego: amar y tener. La única cosa fisiológica y sentimental que nos permite escapar de la muerte".

-"Hay mujeres que no pueden ser poseídas jamás, y uno debe adaptarse a ellas. Tendríamos que replantear algunas cosas, siempre manteniendo la idea de la entrega, que como señalaba Lacan es tan fundamental en el amor".

-"Vas a ver que un día se van a ir los fantasmas y que el dolor va a pasar a ser una herida, y después una lesión, y al final una molestia en días de humedad. Lo que queda entonces es el resplandor de lo que viviste. Los momentos maravillosos. Ese resplandor no muere nunca. Te lo llevás con vos para siempre. Una amiga, más pragmática, le soltó: El corazón es un recipiente, sólo un nuevo amor puede desplazar a un viejo amor, Laurita. Es física pura. Salí y empezá a circular. Usá la pechuga, teñite de rojo. ¡Y
levantate a un tipo, por el amor de Dios!"

-"Cuanto más te gusta, más rápido tenés que sacártela de encima. Hay un túnel interno que comunica los pantalones con el corazón, y no hay que dejar nunca que el veneno se te meta en los ventrículos. Se refería, claro está, al veneno del amor, que suele subir por el vientre y el ombligo e instalarse en la zona del pecho".

-"En el único amor que creo es en el amor propio. Me quiero demasiado como para sufrir por alguien, y nunca me arrepiento de lo que hago. Tengo que decir, en mi defensa, que no miento y que jamás prometí nada. Así que cuando se vuelven pesadas las fleto, y por lo tanto nunca, pero nunca, he sufrido penas de amor. Cuando Fernández le contaba sus penas, el diseñador se indignaba. Creía que la gente utilizaba la palabra "amor" con obscena impunidad. Para Dardo, el amor resultaba inexplicable porque no existía.
Admitía que existían, a lo sumo, el sexo, la seducción, la química, el compañerismo, la posesión y la amistad sensual. Pero el amor era un recurso literario para nombrar ese híbrido de deseos terrenales".

-"Intentando burlar el destino con el cerebro, el destino los encadenaba con la piel. La piel es una lámina delicada y frágil, pero manda con porfía y autoridad sobre cualquier otro tirano".

-"Hay mujeres demasiado importantes para un solo hombre".

-"El clínico resultó ser un hombre separado y responsable, médico de familia, idealista, humano, ético y emocional, dueño de palabras hondas y portador sano de notables signos de admiración: un sacerdote. En cambio, el cirujano resultó ser un hombre duro, valiente y egoísta, brillante desde la técnica y cerebral en la batalla, dueño de un humor ácido que espantaba y de un escepticismo práctico a prueba de misiles: un guerrero".

-"Cierta clase de amor sólo sobrevive en las incertidumbres. Cuando se sobreentiende que no hay amenazas posibles, el amor languidece de un modo silencioso y maligno. Es como si el amor fuera un avión a pedal: si el ciclista deja de pedalear el avión cae. Esas parejas se adormecen en las llanuras y renacen en los abismos".

-"Se había vuelto una droga. Una especie de cocaína que le producía placer pero que la hundía en pantanos monstruosos. De sólo pensar que debía dejarlo le entraban convulsiones. El fotógrafo le había dado un nuevo sentido a su vida, y había borrado de un plumazo su vocación política. A ella no le
interesaba lo más mínimo la marcha del gobierno, ni el progreso del país ni mucho menos la imagen del ministro. Y no podía imaginar cómo sería volver a esa nada gris después de haber probado los colores magníficos del amor.
Tampoco podía imaginar cómo sería posible olvidar. ¿Quién puede olvidar el paroxismo de amar sin límites?"

-"El fútbol es un arte difícil de premeditar, pero el amor es directamente un arte imposible. De los dos, pocas dudas quedan sobre cuál es más peligroso e imprevisible. En el amor fallan las jugadas de pizarrón, cunden los goles en contra y nos corren todo el tiempo el arco".

-"La ruptura no fue muy civilizada. Nunca lo es. Las rupturas, como las devaluaciones, no se dividen en buenas y malas, sino en malas y peores. Una de las formas del infierno podría ser ésta: infligirás dolor a una persona que quieres. Otra de las formas del infierno: te odiará una persona a la que quieres y respetas".

-"Somos mamíferos. El león deja su cueva y se va con otra leona sin remordimientos. Lo hace siguiendo su instinto vital. Nosotros, en cambio, somos mamíferos refinados, nos cortamos las uñas y nos vestimos con ropa elegante, jugamos a ser racionales pero nunca dejamos de ser animales sublunares. Hemos construido cultura y religión sobre ese instinto, y entonces practicamos la culpa y no queremos dañar a la leona que dejamos".

-"Nunca estuvimos realmente casados, ¿saben? Nos quisimos, pero sin entregar nuestros respectivos interiores. Fuimos barcos que navegamos juntos, pero cada uno encapsulado en sí mismo. Y las mareas de la vida imperceptiblemente nos fueron separando, y hubo un momento en que anduvimos a la deriva, y otro momento en que descubrimos que ya el mar nos había llevado lejos, a un punto sin retorno, podría haber dicho ella sin decir la verdad. La verdad indecible era así: También pasó otra cosa que no puedo decirles. Pasó que en el trayecto me enamoré de otro hombre. ¿Hice mal? No fue mi intención, se los aseguro. ¿Me perdonan? ¡Por Dios, perdónenme, soy buena!". Una mujer buena tratando de abandonar a un hombre bueno. No hay nada más titánico que separarse desde el amor. Es por eso que la gente prefiere derivar las cosas hacia la indiferencia y el odio: desde esos diques es más fácil soltar
amarras".

-"En el terreno del amor, muy de vez en cuando se alineaban los astros y que a ese extraño fenómeno en su barrio lo llamaban la Triple C: carne, comunión y compromiso. La combinación de sólo dos de esos factores no garantizaba nada: se podía tener carne y compromiso, pero si faltaba la comunión
espiritual y psíquica esa fórmula se resentía. A la vez, se podía tener carne y comunión, pero la cosa no pasaba entonces de un asunto pasajero.
Finalmente, se podía tener compromiso y comunión, pero eso sólo formaba amistades bellas que simulaban ser amores tranquilos. Cuando esas 3C se ensamblaban, sin embargo, no quedaba más remedio que entregarse".

-"El amor es muy puto", leyó una y otra vez, tratando de asimilar cada palabra y de comprenderla cabalmente. Claro, se dijo, muy puto. No le gustaban las malas palabras, pero tenía que admitir que no existía sinónimo en el castellano moderno para esa expresión soez. Podía decirse que el amor era resbaladizo, egoísta, maldito, cambiante, caprichoso y hasta perverso.
Pero aún así nada definía tanto el hondo carácter del amor como la palabra "puto", que no aludía a la prostitución ni a la homosexualidad sino al filo inestable de un sentimiento que no aceptaba reglas, chantajes ni definiciones".

-"Hay hombres-puente y hombres-puerto. Los hombres-puente sirven para que las mujeres pasen de una orilla a la otra. No quiere decir que ellas se separen necesariamente para construir algo con ese tercero en discordia que le pone alfombra roja y le alumbra el camino. No. Ellas lo hacen porque tienen que hacerlo, porque la relación matrimonial se ha muerto, y porque toca romper o resignarse y morir. Es muy feo resignarse. A veces, el hombre-puente se confunde y cree que es más importante de lo que es. A
veces, también, el hombre-puente se transforma en hombre-puerto, en la dársena adonde la mujer va a parar para reiniciar una segunda vida. Deja de ser una muleta para ser una pierna."

-"Al principio era nada más que una sospecha. Y la señorita García se planteó seriamente si esa sospecha no era producto de haber vivido tanto tiempo en el otro lado del espejo. Cuando un amante presencia la actuación mentirosa que adopta su pareja clandestina para encubrir el asunto ante su mujer o marido, y ante terceros, luego inevitablemente piensa que alguna vez le harán probar de su propia medicina. ¿Cómo confiar plenamente en un hombre a quien se ha visto tantas veces mentir sin que se le moviera un músculo? ¿Quién me dice que ahora no me estará mintiendo a mí?".

-"Era tan apasionado por su oficio que desplegaba una seducción animal. Para ciertas mujeres, un hombre que ama tanto lo que hace emite sin querer un erotismo demoledor. Como si dijera sin decir: Si puedo amar mi oficio de esta manera, imaginate lo que puedo amarte a vos".

-"Las mujeres somos agradecidas. ¿Qué gracia tiene que te quieran cuando sos linda? Cuando estás fuerte todos te buscan. Pero el verdadero amor se prueba cuando te eligen a pesar de que sos un escracho."


*Fuente: LA NACIÓN
-Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/955250








Jueves, 20 de Diciembre de 2007
AVATARES DE LA FRATERNIDAD EN LA VIDA CONTEMPORANEA



"Pinta tu reunión de consorcio y serás universal"


Por Mario Pujo *



Un niño pequeño palidece -¿de celos?, ¿de envidia?- frente a la imagen plena de su hermano de leche prendido al seno materno: esta observación de las Confesiones de San Agustín (que Jacques Lacan citó reiteradamente) señala la ambivalencia constitutiva en que se encuentra capturado el vínculo fraterno.
La medida de locura que anida en toda pasión celosa puede advertirse en la confrontación con ese límite, cuando el objeto de fascinación que se teme perder aparece a su vez con una plenitud intolerable. Es la misma pasión que, en el relato de Caín y Abel, acompaña y escenifica el asesinato inaugural, consagrando bíblicamente al fratricidio como el primer crimen humano.
Pero no sería suficiente caracterizar el vínculo fraterno por su ambivalencia, dado que, como Freud lo vislumbra desde el comienzo, cualquier vínculo está alcanzado por ella. La ambivalencia anida en los lazos familiares y se despliega inevitablemente en los lazos laborales, los lazos políticos, los lazos de autoridad, los lazos con el vecino. Parafraseando a Chéjov, podríamos prescribir acerca de nuestra convivencia urbana: "Describe una reunión de consorcio y describirás el mundo". El odioenamoramiento
cimenta el lazo social, y, en la construcción de ese basamento, la relación fraterna desempeña una función constitutiva.
Lo que especifica la relación de odio y amor -en ese orden- con el hermano, no es tanto su intensidad como su cualidad. Algo que seguramente se visualiza de modo mucho más nítido cuando esos sentimientos alcanzan la radicalidad de una pasión extrema. El odio fraterno es el odio más odioso de los odios, el más cruel, un odio verdaderamente criminal. Es un odio asesino, el odio impiadoso que se pone en juego en el cuerpo a cuerpo de cada batalla; ese odio que, en la guerra, como lo explica detalladamente Freud, atribuye al oponente nuestras más viles indignidades, proyectando sobre el otro la propia barbarie, la propia monstruosidad, para poder dar más fácilmente rienda suelta a su expresión y encontrar su satisfacción en el martirio del enemigo. Toda guerra es, desde esta perspectiva, una guerra fratricida.
El odio fraterno, el que se adivina en el niño agustiniano, es el mismo que se dirige al extraño, al extranjero, al que habla otra lengua, al que profesa otra fe, al que porta el Chador o la Kipá: el odio que suscita el signo de un goce Otro, cuya completud fragmenta al sujeto y lo conmina a la acción; un odio irreductible.
Por el contrario y en la otra punta, el amor fraterno debe ser considerado propiamente un amor sublime, vale decir, un amor sublimado -"deserotizado" tanto como "destanatizado"-, un amor que se consagra más allá de la sexualidad y el narcisismo, más allá del egoísmo y la codicia, más allá del deseo y la voluntad de poder. Un amor solidario, altruista, un amor que encuentra en San Francisco de Asís (Hermano sol, hermana luna) una forma casi delirante de realización: si el mundo es creación de Dios, todos los seres y las cosas son hijos del Señor, y, por tanto, hermanos entre sí. Si el odio fraterno, en su vertiente paranoica, se dirige al goce supuesto en el Otro, el amor fraternal, en su radicalidad altruista, supone el sacrificio del goce en un acto de renuncia sublime. Desde luego, los lazos de odioenamoramiento fraterno suelen transitar, en la cotidianeidad, carriles más civilizados. Es precisamente eso lo que le exige al individuo la civilización: un odio que sepa canalizarse por las vías de la competencia y la envidia más o menos sanas, incluso hasta saludar en ellas un motivo de progreso; al mismo tiempo, se le reclama un amor que sepa compadecerse de las desdichas del prójimo, por reconocer un mínimo de solidaridad como umbral indispensable a la convivencia social.
No obstante, lo comprobamos a diario, el desarrollo presente de nuestra civilización expone una tendencia creciente a atacar ese lazo social, proponiendo un ideal de completud individualista relativamente accesible a través de la producción de objetos de consumo y de satisfacción personal. La
sociedad se compartimenta progresivamente en unidades más pequeñas y aisladas, y la relación al otro, el otro mismo, pasa a contar cada vez más como un elemento intercambiable al servicio de esa satisfacción.
Las redes simbólicas que regulan la relación al semejante se fragilizan, y la facilidad de contacto que favorecen los medios de comunicación tiende a virtualizar el vínculo que se establece con él. La promoción de un goce, parcial pero indefinidamente renovable, se ubica en el extremo opuesto a
cualquier ideal de renuncia. El compromiso que, en toda relación, exige el cuidado del otro, supone un sacrificio y una responsabilidad que la propia lógica consumista evidencia desalentar.
¡Inseguridad! El significante amo de nuestra época demuestra regir los vínculos a escala planetaria: el otro, mi hermano, deviene un extraño, un virtual enemigo. Mi prójimo puede querer robarme, hacerme estallar, abusar de mi, encontrar en mi cuerpo la carne ofrecida a una pulsión incoerciblemente destructiva que habita también en mí. Freud reconocía en ella la referencia y el límite que convierte el precepto de amor al prójimo en una exigencia propiamente inhumana.
Fraternité! Ese grito de combate, incorporado a la divisa nacional francesa luego de la revolución de 1848, completó la potente trilogía -"libertad, igualdad, fraternidad"- que marca a fuego la subjetividad de Occidente: expresión mancomunada de una esperanza salvífica, es también un ideal universal -de pretensión universalizante- pero encuentra en la modernidad tardía los límites de una extensión cada vez más restringida, cada vez más local. Lo percibimos en el mismo país que lo vio nacer: las deportaciones de indocumentados en la Francia actual, demuestran que esa Fraternité! se limita a los cada vez más estrechos límites de lo que la propia Marsellesa convoca como les enfants de la patrie, los "hijos de la patria". La patria: un padre, un tótem, los colores de una bandera o de una camiseta de fútbol, los rituales de una religión o las exigencias de una laicidad que marcan las fronteras del clan, fuera de las cuales el otro es portador de un goce que amenaza nuestra propiedad, nuestro bienestar, nuestro modo de vida civilizada. En lo real de ese goce inasimilable del otro, el multiculturalismo encuentra una frontera irrebasable a su pretendido esfuerzo integrador. El portador será entonces considerado inevitablemente extranjero y, por ello, devuelto al mar, al desierto, al campo de refugiados, a la guerra, la miseria, la inanición, de donde no debería haber pretendido escapar para alterar nuestro bien conformado modo de confraternizar.


* Extractado del artículo "Fraternité!", en Psicoanálisis y el Hospital, Nº 32.


-Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-96413-2007-12-20.html






*


Dejar aquí este beso quieto, este abrazo. Dejarlo porque sí, para que ustedes lo retiren y ojeen este mensaje. Urgente. Mensaje que no quiere deseos, ni buenas intenciones ni paz. Poetas; se nos mueren los niños, de hambre, droga, desesperanza, violencia y ajenismo. Nosotros morimos con ellos, estáticos, de pie, de bronca, de inacción, de nada que hacer, de palabras almibaradas.
Nosotros, los que escribimos bonito meditemos el filo de la letra.
Desenvainemos, despacio con la gillette oculta de la A, cuidado con la indiferencia de la Z, que todas las letras eslabonen este grito silencioso.
Que estamos de pie y es Navidad.
Que no pretendemos más regalo que la Justicia.
Amen y Amén.


*de Diana Poblet soydian@yahoo.com.ar





Los escritos del año...*



Les propongo que cada cual elija un texto.
Uno solito de aquellos textos que le hayan conmovido más entre aquellos publicados en Inventiva durante el 2007. Asi despedimos y recibimos un año con una antología construida entre todos.

(Hasta el 30 de diciembre inclusive, espero vuestra elección)

Abrazo fuerte y lo mejor al porvenir para cada uno.

*Eduardo F. Coiro inventivasocial(arroba)hotmail.com







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