jueves, agosto 14, 2008
DEL TEJER Y DESTEJER...
EL DESENAMORARSE*
El desenamorarse
sucede
de un desenamorarse
lentamente,
como desgrana
el tiempo
en un reloj de arena.
Se va desovillando.
Punto a punto
hilera por hilera
como quien va
destejiendo
una bufanda.
Como pelar cebolla.
Gota a gota
como agua de deshielo,
como cerrar la puerta
que nunca se abrirá.
Se disipa el amor,
se desapega.
Los más ardientes besos
van perdiendo calor.
Hasta que una mañana
descubrimos
que uno no reconoce
en esos ojos
otros
que nos miraron antes.
*De Ana Broglio. anabroglio2@yahoo.com.ar
6 de Junio 2008
DEL TEJER Y DESTEJER...
PERMANENCIA*
Si puedo estar a tu lado en un día gris
Sin que preguntes el motivo,
Mas, tomando mi mano,
Regalándome un poema, una flor,
Una sonrisa,
Me haces sentir la necesidad de tu presencia.
Si logras entender este ponerme taciturna,
Incomunicablemente sola,
Arisca, blue,
Y solo aguardas,
Con la paciente espera de un amigo,
El regreso de la alegría.
Si logras secar mis lágrimas
Sin mencionar jamás
Que me has visto derrotada.
Sé que te quedarás,
Sabrás que te has quedado,
Sabremos los dos,
Que los ángeles existen.
*de Marié Rojas Tamayo tgrafica@cubarte.cult.cu
(indicar "PARA MARIÉ" en el asunto del correo)
Donde estás*
Por que te fuiste
Es tan larga la espera
Que mi corazón titubea
Duda, se esmera,
Por estar fuerte
Ante tanta entrega.
No es tan fácil
mirada azul
No se donde estás
Se apagó tu luz?
*de Azul. azulaki@hotmail.com
*
De la noche
herida de sueños
se descuelgan lágrimas moradas
cada minuto dibuja
un arco iris
reflejado en caricias
de guitarra alcohólica
donde las nubes de piernas descansan
en una cópula de silencios gastados.
Los caminos de mi piel
guardan los ecos de tu risa
de tus últimos pasos de ayer
atravezando las fronteras del día
latifundio de espejos
donde se pierden los límites.
La luna duerme
en el fondo de esta botella
y el vino derramado
lloró en mi guitarra
una mano
un brazo que abraza y lucha
voy a tu encuentro.
*de Dante Schettini. dante.sch@gmail.com
A veces tu silencio*
A veces tu silencio
Intento descifrarlo
Busco en el diccionario
En las noticias
O en un gesto
Pero ni hay registro
Será mi impaciencia
Mi impulsividad
O mi narcisismo
Herido, taladrado
Por el arrepentimiento
O será la noche
Su quietud
Y
Su sabiduría
La que me tiene a raya
Con mis sentimientos.-
*de Azul. azulaki@hotmail.com
Saber respetar*
*Por Gustavo Boschetti
Uno de los sectores que más me gusta de la casa es la cocina. Cenamos ahí, en una pequeña mesa dispuesta bajo la alacena, a un costado de la ventana. No así en el almuerzo. Ambos trabajamos y llegamos a casa nunca antes de las siete de la tarde.
A Marcela le gusta cocinar. Nunca lo dijo pero lo demuestra. Lo demuestra porque nunca ha dejado de hacerlo. Jamás ha dejado de servir la cena a las nueve en punto. Y ni siquiera es necesario que me llame a la mesa. Solía hacerlo, en una época no muy feliz de nuestro matrimonio. Por entonces discutíamos mucho. Para evitar que se repitieran las peleas -y que ella, como siempre, acabara llorando- yo llegaba del trabajo y me refugiaba en el estudio, a limpiar por enésima vez mis discos o a leer una revista, quizás a dormir un rato. Cuando llegaba la hora, y sin moverse de la cocina, ella me gritaba: "Gerardo", una vez, y luego, "¡Gerardo!", un poco más fuerte, hasta que comprendía que yo tenía mis auriculares puestos; sólo entonces abría la puerta del estudio y, con una rápida seña de manos me indicaba que la cena estaba servida.
Pero, gracias a Dios, esas épocas pasaron. Ya no es necesario que me llame. Yo he aprendido a respetarla, y sé que a las nueve en punto la comida está en la mesa. De manera que ahí voy, a la hora justa. Creo que Marcela se merece esa actitud de mi parte, porque ella también ha cambiado. Ya no me vuelve loco preguntando que cosa quiero comer, como lo hizo durante años. Ahora simplemente prepara lo que hay, lo que compra en el súper por la mañana, antes de ir a trabajar. Porque, además, que quede claro: no soy exigente. En absoluto. Siempre estoy conforme con lo que cocina Marcela, y no es necesario que hablemos del asunto.
Decía del respeto. Y con Marcela nos respetamos, aprendimos a hacerlo. Es común que, mientras cenamos, miremos el noticiero de las nueve. Y que los dos permanezcamos en silencio para que el otro pueda informarse. Cuando llegan los cortes comerciales, nos comentamos algunas cosas cotidianas: cómo te fue hoy, cómo está tu madre, que camisa querés para mañana. Cosas por el estilo. Pero enseguida callamos cuando vuelven las noticias. El televisor casi nunca está apagado en casa, y suele ser el único sonido que se escucha. A mí no me molesta. A ella tampoco. Hace algunas semanas compré otro aparato para el dormitorio, porque, luego de pensarlo un poco, decidí que Marcela merecía su televisor propio. Ahora, después de la cena, ella puede ver sus unitarios y sus novelas, mientras yo miro el fútbol o programas de política. Lo merece, sin dudas, porque es una gran mujer.
A veces suena el teléfono mientras estamos cenando. Generalmente es su madre la que llama, y hablan varios minutos. Yo percibo que Marcela baja su tono de voz cuando habla con su madre. Para no molestarme, supongo. Esas cosas hay que valorarlas, sobre todo si se trata de personas que, antes que nada, han aprendido a respetarse.
Los fines de semanas son especiales. Nos vemos poco. Es necesario que cada uno se distraiga y pase tiempo con sus amigos, siendo el descanso tan corto y necesario. Y en cuanto a la cena, sábados y domingos nunca cenamos solos. Siempre están sus padres o los míos. O su hermano. En esas ocasiones conversamos hasta tarde. Resulta, en fin, bastante fastidioso, aunque entiendo que ellos no estén obligados a compartir nuestra forma de vida, ese respeto por la privacidad y por los asuntos del otro, que son el pilar de nuestra relación.
Debo admitir que la de anoche fue una cena atípica. Marcela no encendió el televisor, me dijo que teníamos que hablar. Supuse que se trataba de un tema doméstico, de todos los días. Algo sin importancia. Pero de golpe quebró en llantos. Yo permanecí callado, esperando que decida hablarme. Ella, sin embargo, se levantó de la mesa y se encerró en el cuarto, sin decirme una palabra. Quizás haya tenido algún problema con su madre, o en el trabajo. Quizás sólo estaba cansada. Yo seguí mirando el televisor de la cocina, con el volumen muy bajo para no molestarla. Y cuando fui a acostarme ya se había dormido. Hoy temprano, salí a trabajar y ella seguía durmiendo. Pero no quiero alarmarme. Seguramente la de hoy será una cena tranquila. Y lo de anoche habrá pasado. Todos tenemos momentos buenos y malos, hay que saber comprender. Y respetar. En una pareja lo importante es el respeto. Lo demás, todo lo demás es secundario, como siempre digo.
*de "En Pedazos" (Editorial Ciudad Gótica, 2007)
*Fuente: Rosario-12
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-14629-2008-08-05.html
Hasta siempre*
Cuando Rosario despertó, creyó que seguía adentro de ese sueño que la acompaña cada tanto desde niña. Abrió un ojo entre ruidos de alas de palomas que buscaban ventanas donde recibir el sol tibio, de una mañana de otoño. Era un sueño realmente tortuoso, ella bajaba escaleras estrechas y mal iluminadas, apenas guiada por una leve luz, quizá una candela que parecía estar unos escalones más abajo, pero que no dejaba de alejarse, se sentía siempre al despertar haciendo el recorrido por una torre de babel, pero no hacia un cielo libre, sino al fondo de la tierra, quizás a su más temido infierno. Es curioso, nunca en el sueño amagaba dar media vuelta y volver sobre sus pasos, dejar de bajar infinitos peldaños de cemento, casi a oscuras buscando una luz que se extinguía o se alejaba cuando ella más cerca creía estar. Quiso salir con alguna ironía, y solo recordó una frase atribuida a Jorge Luis Borges, que leyó hace un tiempo en el suplemento cultural de La Jornada, "todos somos no videntes, yo soy ciego", y pensó si no era justamente eso lo que ella vivía en ese sueño repetitivo, un andar a ciegas sin saber a ciencia cierta a donde iba ni para que....
Trato de olvidarse de la angustia que acompañaba su despertar después de cada vez que soñaba su descenso por las escaleras oscuras, volvió a la noche anterior, su deambular por el lobby del hotel, su indecisión expresada en cada paso... salir a cenar en una mesa de soledad entre miradas desconocidas, comer en el salón comedor del hotel en la misma situación.... pensó que seria más ella comiendo en su habitación, como lo haría cualquier mujer que ha quedado sola por las ocupaciones de su pareja, -a esta hora Daniel esta volando a Mendoza, pensó, quizás le sonríe a una azafata rubia con ojos de cielo casi mar y le pide la segunda medida de whisky. Mañana temprano organizara la agenda y luego me llamara al celular. Quizá ordene un ramo de rosas amarillas y rojas para que las reciba a primera mañana en la habitación, -para hacerme sentir su presencia después de una noche sin sentir su cuerpo cercano al mío....
Ella pensó en esta cierta dependencia en los negocios que Daniel tiene con los hoteles Hyatt que lo hacer viajar tanto por el mundo, con ella inclusive cada tanto.... recordó la luna de miel en el hotel Regency de Mérida, donde por suerte no hubo reuniones ni llamadas al celular, ni videoconferencias, ni nada de las cosas a las cuales había terminado por resignarse, tanto como a la ambición de dinero de su marido, en fin, son tres años de "matrimoño" como ella les dice a sus amigas, y en pocos años no quedan ilusiones y cada uno es como es.... alguna emoción le surge cuando aparecen las imágenes de las últimas vacaciones en el Hyatt de Casablanca, ese pueblo increíble, otra cultura... esa caminata que hicieron por callejuelas fue una aventura, Daniel la llevaba tomando fuerte su mano izquierda, con su mano derecha transpirada de emoción o de percepción de peligro, esa pregunta a los turistas franceses, la búsqueda del bar de "Rick" Bogard...
Cuando volvió al aquí y ahora, estaba casi en el mismo sitio y sintiéndose seguramente observada, expuesta, en su inseguridad. allí mismo busco al conserje y pidió una carta para cenar en su habitación , el conserje le dijo que hoy el principal chef del hotel esta sirviendo sus platos personalmente, que podría elegir tranquila en la habitación y luego de una módica espera de una hora recibir el menú.
En el ascensor, pensó si el chef sería ese hombre de uniforme blanco, casi como se visten los doctores de los hospitales, pero con ese inconfundible, hasta ridículo, gorro colorado.
Piso 12, habitación 1223, entró, una leve brisa modela fantasmas en la cortina de la ventana que mira al río. Decidió ponerse cómoda, una ducha caliente, salir goteando por la alfombra y secarse sobre la cama, ahora las medias cortas, el portaligas y esas bragas minúsculas que compro en el último viaje a Madrid, apenas una tira que deja ver sus glúteos firmes y salientes, los que las amigas mexicanas siempre le envidian... Laura, su amiga escritora le dijo una vez que le cambiaba su don por las palabras por tener un par de meses esa cola que hacia girar a los caminantes, y distraer a los conductores.... hasta sintió culpa en aquel choque, cuando el conductor del Seat se llevo puesto a un autobús detenido en el semáforo.
Ella se río, mucho, pero mucho con la ocurrencia de la Esquivel y le dijo que con gusto le cambiaba sus hermosas asentaderas por el talento de escribir un libro como "Íntimas Suculencias", su tratado filosófico de cocina, y pensó para adentro que la comida es lo único que te da placer al menos dos veces al día... (Que exagerada, esta Laura... como si fuera el culo de Kylie Minogue...)
luego se coloco su salida de cama sin molestos corpiños, su bata es casi un tul transparente bordado de infinitas alas de mariposa, y ella adentro casi como una crisálida con alas de noche plegadas.
Prendió el televisor de fondo, mientras miraba la carta empezó a reírse de los nombres de los platos del cocinero estrella el "chef Kabuki":
Kanikama deconstructivo.
Sake Confucio.
Sushi a la Nietzsche.
Chop- suei Socrático.
Canelones a la Marx y Engels.
Ñoquis gratinados con salsa Zizek.
y se detuvo a carcajadas en "Salmón Savater",
quizá por que esa tarde había estado en la feria del libro de Buenos Aires y se había comprado el nuevo libro de Fernando "Los diez mandamientos en el siglo XXI", bueno, el salmón Savater no es otra cosa que Salmón rosado de Chile, cocinado a la crema y servidos con champignon y papas noce, bueno vamos a probarlo, toco las teclas: 2, 4, 9... -puede enviarme a la suite un servicio de cena con servicio a cargo del chef...? , si, 45 minutos, Salmón Savater por favor, sin vino, solo hielo, agua mineral y ensalada de frutas de postre. -Hoy voy a tomarme el Cabernet Sauvignon que compre en la feria de vinos de Firenze.
Movió el control remoto por los canales de aire de Buenos Aires, se quedo con Susana Giménez, el programa de mayor audiencia esta hora, que bárbaro se dijo¡¡¡¡¡, todo es dinero aquí.... todos los participantes se acercan por premios en dinero o especie, un bingo, niños que llevan mascotas, incluso sapos y arañas.... ( Nueva risa que hace eco en la soledad de la habitación ) al pequeño participante se le ha escapado la tarántula del frasco y Susana Giménez escapa a la velocidad de una gacela seguida por las cámaras...
Ahora Susana llama a personas que han pagado por insertar su numero de teléfono en un enorme recipiente que desborda papelitos pequeños.... teclea, sonido de llamada...
-haayyyy.... Susana, sos divina, le pedí tanto a Dios que me llamaras....
-Como te llamas?
-Malena... , le pedí tanto a Dios por que lo necesito tanto....
-Bueno, detrás de que casillero están los 24.000 pesos...., el 23
-No querida estaban , en el 44, pero te llevas una cafetera y 1000 pesooos.
"No invoquéis mi nombre en vano", pensó Rosario siguiendo mentalmente la relectura de los mandamientos por Savater.
José, subía en el ascensor con el servicio exclusivo cena servida por el chef pedido por la habitación 1223, todavía se reía solo con las graciosos ademanes de los italianos, había tenido que compartir un par de rondas de vino para no ofenderlos y escuchar sus comentarios altisonantes y los ademanes que hacían sobre las maravillas que veían en las calles, mujeres argentinas, turistas brasileras.. El siciliano, estaba totalmente sacado, decía que no se iba sin "fatare una nigra"..
Ya estaba en el 12....
Rosario apago el televisor y volvió a escuchar a Luis Miguel, casi no escucha el timbre y presurosa cierra su bata por pudor y atiende la puerta con un seco y corto adelante señor...
es el mismo ? la ropa blanca el sombrero colorado que debe cuidar por su altura en cada marco de puerta, el gran Chef Kakuki es más bien alto, tiene incorporado torcer el cuerpo hacia adelante y agachar un poco la cabeza para que su gorro pintoresco de chef no caiga en cada umbral y demuestre sus pelos negros ya encanecidos.
El hombre, recibe sin duda el impacto, ha llevado el menú a una habitación de las más exclusivas del hotel, con doble ventanal, dos baños, un estar comedor separado de la cama matrimonial por una arcada, amoblada por finos muebles de roble de estilo antiguo.
La mujer que ve José es sin duda inquietante, no solo por su desnudez apenas cubierta por una especie de bata, una larga y vaporosa transparencia que cubre su cuerpo hasta la desnudez total de sus tobillos y pies menudos hundidos en la alfombra color rojo fucsia.
Esta mujer morena, de pómulos salientes y ojos pequeños, negros brillantes, quizá sea extranjera, aunque su tono de voz no es abierto, quizá sea nativa de algún punto de Centroamérica... pero no se animo a preguntar y menos a mirarla demasiado..., el servicio de chef llega en un carrito que incluye una pequeña hornalla a gas para regular la temperatura del plato al de servirse, una conservadora de bebidas, hielo, cubiertos, todo queda en la habitación hasta la mañana siguiente... es ideal para una cena íntima y sin apuros, sólo cortada por impulsos del deseo y la palabra.
Rosario, ve preparar la mesa a ese hombre fornido y callado. y en una de sus momentáneas ausencias recuerda el poema de su amiga Laura
"Qué lejos estoy del suelo donde he nacido
inmensa nostalgia invade mi pensamiento,
y al verme tan sola y triste cual hoja al viento
quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento"
así se siente ella, como una hoja al viento en este destemplado otoño argentino, con lluvias y cielos oscuros, cerrados...
José ha concluido las instrucciones, la mujer lo observa desde el fondo de su mirada penetrante, el sigue evitando recorrer su cuerpo con alguna mirada, algo pueda abrir grifos de deseo en este, su lugar de trabajo.
Cuando casi no queda nada por decir sino, "buenas noches, señora, que disfrute su plato", la mujer ha girado y mueve su silueta trasparente, casi de aire, hacia la ventana angosta que mira al río...
José. puede ver los movimientos de su cuerpo por debajo del tul, el contorno de sus piernas altas y flacas y su movimiento que parece el de una modelo en la pasarela, pero más lento, como la quietud de un enorme trasatlántico en la proximidad de amarrar al puerto.
La ventana este es más bien estrecha, casi un mirador individual, unos 70 u 80 centímetros por un metro y medio de alto, la mujer recuesta levemente su cuerpo sobre el umbral de madera lustrada, saca su cabeza al viento y lo llama:
-Por favor, puede contarme algo de este paisaje....
José se acerca recorriendo la figura de la mujer, la ve casi recortada contra un cielo inmenso de estrellas, imagina incluso que su cuerpo es apenas una ilusión absoluta, un producto de su imaginación como cuando en su niñez se tiraba en el pasto de la chacra de su abuelo e inventaba figuras uniendo estrella con estrella, claro que eran otras figuras, siempre volvía con el parte de sus figuras encontradas al regazo de la abuela Anita: vi dos leones con melenas, una jirafa enorme cuyo cuello cruzaba todo el cielo y la cabeza se perdía en el sur, detrás del monte oscuro... un hipopótamo blanco, una tropilla de alazanes....
La abuela no le creía demasiado pero siempre decía, -con esa imaginación vas a llegar lejos josecito....
José se acerco a la ventana quedando al lado, casi atrás de la mujer para no cortar su visión...., ¿cómo describir esto? Toda la orilla de la ciudad contra el río se podía ver desde allí, un río iluminado por una luna plena, las luces de los faroles de la costanera , mas lejos aun las curvas de San Isidro, apenas una intuición sobre el Delta, no importaban sus palabras textuales.. Ella le preguntaba una y otra cosa, como si quisiera que ese momento no termine más que él no se vaya de allí. Como un río llamado por las mareas, ella empezó a ondular su cuerpo, a soltar el movimiento de sus caderas siguiendo, transportándose con el "contigo en la distancia" de la voz de Luis Miguel que llevaba su magia por los aires, se confundía con las luces y los sonidos de una ciudad cada vez más ausente. Y ella movía sus caderas, lentamente, la fusión de la palabras y paisajes había acercado su cuerpos a un leve roce, apenas una caricia de los glúteos de Rosario en la zona erógena de José, recién allí él se permitió descender con la mirada desde el perfil del rostro de la morena y bajar por sus cabellos que como ramas de sauce descendían por su espalda... no pudo evitar ver su cuerpo, su cola apenas cubierta del tul traslucido y una delgada línea negra de encaje por ropa interior. José apenas podía atender las señales de peligro de la conciencia, una transgresión en su lugar de trabajo le podía costar el empleo y sus ingresos relativamente altos de Chef principal de un exclusivo hotel.
Rosario tampoco podía pensar, solo dejaba llevar su cuerpo y seguía escuchando la palabra de ese hombre que le hablaba con una voz pausada desde atrás de su pelo, casi como una voz interior...
José, dejo de mirar el cuerpo de Rosario y elevo la mirada, la noche clara de estrellas lo transporto a La cocha, San José de La Cocha para ser más precisos su pueblo Tucumano, las noches con el cielo estrellado cayendo sobre el mundo, y él de espaldas al pasto soñando despierto... La Chacra del abuelo y sus frutales, el otoño era primavera y los frutales estaban florecidos, los duraznos y manzanos reventaban en flores y derramaban aromas de celo, sus 16 años, su crecer de golpe cuando Papá se fue y no volvió...
Y aquella, la primera vez con Mariana, su amiga de la infancia de la Chacra de los Enrique, ella que se colgaba de las ramas bajas y lo apretaba con sus piernas en tijera por la cintura, él levantando su pollera a cuadros y embistiendo como un toro, entrando, llenándola de leche...
Cuando bajo la vista se dio cuenta que estaba definitivamente perdido, que sus brazos abrazaban a la hermosa desconocida, que su pene plenamente erecto jugaba al mismo vaivén de ese hermoso culo.... ya no era él, José, sino un macho entregado a su instinto... Rosario, se giro, le coloco sus manos en el cuello de él y se fusionaron en un largo beso hasta perder el aire y olvidarse de la ventana y el paisaje de una ciudad anónima muriendo en sus orillas.
El la alzo con sus manos sosteniéndola desde la cola, como a Mariana, aquella vez, ella cruzo sus piernas abrazando su espalda, cerrando con un candado de talones desnudos a la altura de su coxis. Así estuvieron , largo rato, perdiendo el aire, danzando a Luis Miguel... ella abandonando pisar el suelo, sin querer pisarlo nunca más, él sintiendo que los pechos de ella le perforaban el pecho y le hacían sangrar hasta el corazón....
Hasta que llegaron al borde de la mesa y ella dejo caer lentamente su espalda, dejando sus pelos como centro de mesa. Allí estuvieron, él empezó a penetrarla, a golpear con fuerza y lejanamente oír gemidos y un -más...., más..., con el segundo orgasmo la llevo a la cama, en los aires, sin salirse de adentro de ella, allí siguieron como una eternidad, hasta que descubrió que el sueño los vencería.... -Me tengo que ir.... sos una hembra hermosa, dijo José, Y Rosario que ni siquiera dijo que se llamara Rosario ni tuvo tiempo de inventarse un nombre de fantasía para su aventura. Hubiera querido decirle: -me sentí plena, la mujer más deseada del mundo. Pero guardó silencio.
Se acomodaron las ropas sin quitarse la mirada, y después de un silencio que podría haber significado "hasta siempre", él cerro la puerta y se fue.
-Texto del año 2004-
*de Urbano Powell. urbanopowell@yahoo.com.ar
*
Ella esta realmente cansada. Harta de miradas que en silencio dicen más que cualquier pregunta.
Desde que volvió de vacaciones con su celular nuevo, las chicas de la oficina no dejan de soltar sutiles ironías sobre ese aparato, el más liviano, compacto y costoso de la Argentina. Hoy se siente especialmente bonita y segura. Sabe que deberá cruzar y descruzar con cuidado las piernas pues su ajustada y corta minifalda es un señuelo infalible a la mirada de sus compañeros que buscan penetrarla, al menos con la mirada, hasta su ojo ciego apenas velado por su pequeña braga de encaje.
Suena el aparato, más bien vibra en su cadera y ella sabe que es él, deja caer el pelo, modula sus labios con dulzura, y solo él puede escucharla.
Dos compañeras desde el escritorio más cercano a la puerta de la oficina del Subsecretario de relaciones internacionales, disimulan con una sonrisa esa envidia que les despierta su cuerpo de miel, los fantasmas de sus amantes, su nuevo celular...
Pero este es el momento, los hombres de la oficina están en reunión, seguro una excusa para armar algún partido de futbol con los de comercio exterior.
Y ella esta segura que nunca le van a preguntar nada. Sobre todo Florencia y Lucia que no toleran a sus maridos, o Silvana que no consigue que un novio le dure más de un par de noches. Ellas están allí enfrente y le dicen de nuevo las mismas cosas, aluden a él, desde cada comentario, no toleran sus secretos.
Ella sabe que es el momento justo, lejos de las miradas intolerables de los varones, descruza sus piernas y las abre de par en par como para recibir en su vulva alguna caricia tibia del lánguido rayito de sol que ingresa por la ventana que mira a la calle Corrientes.
Coloca el celular bien pegado a sus labios velados en flores de encaje rosa, y comienza a abrirlo y cerrarlo con el movimiento acompasado de sus piernas que también se abren y cierran en un temblor sensual, disfrutando del juego.
Por un momento se olvida del asombro o las risas y festejos de sus compañeras, y siente
la voz de él -de su hombre- entrando por su camino de humedades, haciendo laberintos, uniendo al
instante vagina y oído, fusionando sentidos.
Ahora sabe, que al menos por un tiempo, dejaran de preocuparse sus compañeras por el costo de su aparato celular.
-Texto del año 2004-
*de Eduardo F. Coiro. inventivasocial@hotmail.com
Despedida de soltero*
Era mi despedida de soltero y sabía que mis amigos, que son más brutos que un arado, estaban preparando una fiesta de las que "serán recordadas toda la vida". Conociéndoles de otras ocasiones y habiendo participado yo mismo en el montaje y organización de las despedidas de algunos que me habían precedido en el trance, sabía que podía esperar cualquier cosa, por lo que intentaba prepararme con buen talante para afrontar cualquier alocada idea que tuvieran.
Sin embargo, con el fin de minimizar riesgos, busqué un cómplice que me hiciera de espía y me chivara lo que preparaban con la idea de ir predispuesto y mentalizado, por lo que tuve una sentada con Manuel, que era el pretendiente de mi hermana menor y por ello podía coaccionarle fácilmente.
Cuando le propuse que fuera mi espía se negó en redondo aduciendo lealtad al grupo, pero su resistencia acabó rápidamente antes mis veladas propuesta de ayudar a que mi hermana le acompañara un fin de semana a una cabaña que tenía en un lago.
Después de un par de días nos reunimos para informarme, y a pesar de que pareció que los demás no compartían con él la totalidad del plan suponiendo que lo tenía comprado (qué listos son los tíos) consiguió averiguar que habría una cena en casa de Mario con un menú de manjares erógenos para afrontar con garantías el fin de fiesta que consistiría en un baño con una vasca.
- Piensan meterte en la bañera con una vasca.- me dijo Manuel.
No entendía mucho el plan pero deduje que se trataba de meterme en una bañera con una mujer vasca de lo más feo. Gorda y fea. Tan gorda que casi no cupiéramos los dos en la bañera. En estos casos hay que pensar mal, y con mi experiencia en hacer sufrir a los demás seguro que se habían esmerado y la venganza estaba servida.
Ahora entiendo el sabor de la venganza. Metido en una bañera con esta masa marrón, líquida y maloliente que me llega al cuello entiendo lo que mi espía no entendió. Se trataba de bañarme en mierda. ¡En diarrea! ¡Nada de vascas! ¡Era diarrea!. Por supuesto mataré a Manuel, mataré a mi hermana y mataré a mis amigos cuando consiga salir de esta bañera de mierda.
*De Joan Mateu. joan@cimat.es
*
Urgente una persona en peligro. Por favor llamen al 911, antes que ocurra un desastre.
Diagnostico de situación: individuo de unos cincuenta años, estilo caucásico. Un metro ochenta de estatura. ¡Estado desesperante!.
Antecedentes: señor de buen comer, veterano rugbier (grupo los dinosaurios). Esta dejando el cigarrillo, por lo cual presenta una gran angustia localizada en su zona oral.
Motivo de su malestar: en sus varias horas de esparcimiento, acostado mirando su televisor Sony 29 pulgadas, moviendo solo su mano derecha para cambiar de canal. Un poco abatido por su decisión. Comenzó a ingerir abundantemente trozos de Queso parmesano Santa Rosa. Entusiasmado en sus películas y en su estado de relax, ingirió copiosamente media horma del requesón.
Momento de la crisis: el sujeto se hallaba en condiciones favorables de salud, comenzó a sentir ruidos molestos en su vientre, con contracciones de intestino delgado y grueso. Por lo cual se dirigió al baño, a realizar su ritual diario sin la menor sospecha. Allí- entonces - comprobó que había obstrucción en su regulador de combustible.
Inmediatamente comenzó a realizar respiración completa de yoga, postura invertida y demás asanas (ejercicios de hatha yoga ) específicos para el estreñimiento con efecto negativo. Llamó a su guru espiritual, quien le recetó un lavaje con agua y sal. Con resultado “no positivo “. Por lo cual está en este momento a punto de estallar. ¡No solamente de los nervios!!!
Por lo tanto se hace un llamado a la solidaridad, al que encuentre una receta magistral para suprimir y/o desintegrar al tapón. Se solicita con urgencia dejar su mensaje al SOS atención al enfermo, familia extensa y también vecinos cercanos.
Desde ya muchas gracias.-
Asimismo se agradece la donación de mascaras de oxigeno.
*de Azul. azulaki@hotmail.com
*
3º Concurso de composición XICóATL: hasta el 30 de agosto!
Para recordarles que el 30 de agosto 2008 es la fecha límite para el envío de los trabajos al 3º Concurso de composición XICóATL "Estrella Errante". Les enviamos nuevamente las bases de participación. Más informaciones obtienen en la sección Aktuelles/Actualidades de nuestra página de internet www.euroyage.com
Cordial saludo,
YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur
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