domingo, junio 07, 2009
EN SU LIRISMO IMPENETRABLE...
ILUSTRACIÓN DE RAY RESPALL ROJAS.
Indiferencia*
Lloro por lo que soy
Por lo que fui
Y lo que quisiera ser
En la lágrima de pulpa salada
Las persianas de mis pestañas
Refuerzan el grito del desaliento.
En el recuerdo de un pasaje
Mucho más placentero y dúctil
El viento se ha tomado un respiro
Me ha dejado sola en el desencuentro
De tus pensares y mis deseos.
Si no percibes mi llanto
Si no entiendes el malestar de mi agonía
Te ruego amado mío
Que sigas tu camino y
Yo seguiré el mío.
*De Nora Azul del Rosario Akimenco azulaki@hotmail.com
EN SU LIRISMO IMPENETRABLE...
Ignorancia*
Le miró fijamente a los ojos y con un ligero temblor en la voz, le dijo que era imposible que supiera cuanto le amaba. Él le devolvió la mirada en silencio. Ella le tomó las manos entre las suyas y en un tono sensual le susurró que era imposible que supiera el alcance de su amor.
El hombre alzó los hombros en un gesto de apatía, la miró sin pestañear y con un rictus de cansancio reconoció su ignorancia. No tenía ni idea de cuanto le amaba.
*de Joan Mateu joan@cimat.es
DE LA EROTICA CUANTICA*
*Por Miriam Cairo
SER Y EXTREMO
Como los peces que eluden el destino de morir en las redes, o como el néctar del gladiolo que sólo existe en la lengua de las mariposas, la culona odalisca entra y sale del harem del viento, entusiasmada por el arrullo de sus disparates sexuales. Hasta una mínima partícula del universo comprende, que sería irracional destrozar esa red de velos con meros fines espirituales. La odalisca ignora que hay un mundo ínfimo al acecho y creyéndose sola, sin remilgos guarda y quita, guarda y quita un tallo de varón en su otro corazón extremo.
PARTICULA Y ABISMO
Alguien busca algo encima del abismo. Algo que pueda explicar por qué las ondas deben transportar energía sólo en arandelas nimias. Alguien no cree que esos ínfimos objetos puedan ser algo más que un artificio poético, matemático o religioso.
Desde un punto de vista filosófico, las partículas podrían discutir eternamente: ¿los que caen en el cenicero transparente sin hacer pie, las dobladoras de sombras, los hombres caracol y las odaliscas culonas son reales o son seres ideales que esconden una especie de as bajo la manga?
SER Y CREPUSCULO
La dobladora de sombras agita el pañuelo de la oscuridad con ademanes de sueñera empedernida que no ve en lo soñado una antítesis de lo vivido. Tal vez por eso, sea tan cuidadosa con los pliegues de la noche, tan paciente en el conteo de lágrimas. Si ella empuña el corazón extremo, es porque no busca la palabra acomodada. Hacia el final de las inquietudes y las brumas, la dobladora no se jacta de crepúsculos porque su arte se alborea de manera pudorosa.
ATOMO Y ESPEJISMO
A medida que transcurre el tiempo, las partículas, guiadas por los resultados de ciertos experimentos, comprenden que su vida en el universo se volvería más atractiva si empezaran a parecerse a los seres que esconden una especie de as bajo la manga. Así, comienzan a emitir destellos cuando son
iluminados por una luz humana. La razón por la cual algunas de estas criaturas provocan electricidad es porque están aptas para moverse saltando desde un átomo hacia un espejismo. Desde una molécula hacia una esperanza.
SER Y SUSTANCIA
El que cae en el cenicero transparente sin hacer pie se siente incómodo y débil en los relatos del campo, de laboratorios o de montaña. Cree que la naturaleza y la ciencia, como las mujeres, son bellas pero incomprensibles.
Tampoco es hábil para mover una pila de escombros, piedra por piedra, porque está harto del cliché pero sigue confiando en la dopamina. Por la misma razón ignora aquella regla de tres por la cual "un gigante invisible quitando sólo un día por vez, poco a poco termina llevándose la vida."
CUANTOS Y ENAGUAS
Para los fotones, es un hecho comprobado que los seres no están firmemente ligados a la realidad, como a otras sustancias. Por lo tanto, cuando alguien de la misma especie, pero con faldas, se agita la energía debajo de las enaguas, pueden salir en tropel a golpetear electrones y sacar corpúsculos del confinamiento. Para el fenómeno, existen una serie de detalles epilépticos que eluden explicaciones morales. Los fotones, boquiabiertos, necesitan de una poética cuántica para explicar este costado del universo.
SER Y BANDERA
El hombre caracol recorre el mundo con pasos que apenas pueden sostenerse sobre la fuerza áspera de lo precariamente verdadero. Es impresionante cómo ese movimiento tan pequeño, desata el pensamiento y ahonda la confusión. El hombre caracol es sensible a los estragos y a los besos, pero eso no impide que siga buscando los rastros de plenitud fuera del surco de los días. Agita la bandera del sexo endulzado con sexo que vuelve transitoriamente habitable el generalizado error de la existencia.
CORPUSCULO Y ENSUEÑO
Las partículas, desde los macroscopios, miran el enorme mundo que a simple vista las ciega, y detectan que, una vez comenzada la liberación de calzones, se incrementa la energía de los seres que esconden un as bajo la manga. Y aunque el mundo se halle en estado de cornisa, aunque los últimos estén muy lejos de aceptar el lugar de los primeros, aunque el pájaro no cante hasta morir y prefiera el silencio, las partículas, trémulas, a veces herméticas en su lirismo impenetrable, se abren paso en una suerte de
búsqueda de vida amorosa que dé más fuego al orden y desorden de su dialéctica existencia.
*Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-18820-2009-06-06.html
RITUAL DEL TIEMPO*
El sol cumple su ritual, lo vemos
a través de nuestro tiempo,
le damos el tono del abismo
o el arco iris hecho resplandor
en sueños.
¿Qué todo es igual?
Es imposible porque nunca
apoyamos nuestro pie
en la misma huella,
al desear “buenos días”
el tono cambia según el instante
y el estado de la casa interna.
Lo mismo el ir a la meta,
no es siempre lineal,
da muchas vueltas.
Si sabemos ver
los árboles saludan
cuando al pasar
rozamos su sombra
y un pájaro canta en nuestro honor.
¡Cuántas ofrendas!
Somos como el arroyo
que a cada minuto alberga
agua nueva en su cuenca.
*de EMILSE ZORZUT. zurmy@yahoo.com.ar
Juan Carlos Onetti
Un perdedor de cien años*
*Tomás Eloy Martínez
Para LA NACION
Que Juan Carlos Onetti cumpla cien años es una redundancia, porque ya los tenía cuando nació, en Montevideo, el 1º de julio de 1909. Pasaba la mayor parte del tiempo en la cama y la inmovilidad centenaria era su manera de entenderse con el mundo. En sus años finales recibió todos los honores que
de sobra había merecido mucho antes, por una obra narrativa áspera y desilusionada como no hay otra en América latina. Era una personalidad difícil de tratar, desdeñoso aun con lo que le gustaba, malhumorado y de una timidez sin límites. Esas cualidades se reflejan en "el estilo crapuloso" que Mario Vargas Llosa analiza en su reciente ensayo sobre Onetti, El viaje a la ficción .
Cree Vargas Llosa que esa oscuridad, esa amalgama vertiginosa de historias trágicas y excrecencias del cuerpo, fracasos y humillaciones, desesperados y explotadores es más que una vena narrativa. "[Es] una protesta contra la condición que, dentro de la inconmensurable diversidad humana, hacía de él una persona particularmente para eso que, con metáfora feroz, se llama «la lucha por la vida»". El propio Onetti se lo dijo a María Esther Gilio: "Todos los personajes y todas las personas nacieron para la derrota. Uno puede detener la trayectoria del personaje en un instante de triunfo pero, si continuamos, el final es siempre Waterloo". Tal vez por eso llegó segundo a casi todos los premios a los que se presentó. Pero el último, y el más importante en lengua castellana, el Cervantes que recibió en 1980, le sirvió como conjuro.
Primero, quedó finalista del premio Farrar y Reinhart, de Nueva York, con la novela Tiempo de abrazar : le ganó Ciro Alegría con El mundo es ancho y ajeno. Luego, el argentino Marco Denevi lo derrotó en el concurso Life en Español: su cuento "Ceremonia secreta" se impuso sobre el extraordinario "Jacob y el otro", que al comienzo no había quedado siquiera entre los seleccionados. Algo curioso, dado que es fácil reconocer allí la grandeza narrativa de Onetti. La historia ocurre en su ciudad mítica, Santa María, y varias marcas de su estilo -la monotonía y la asfixia de la vida cotidiana,
la cruel explotación entre personas- se suceden. Al parecer, ni siquiera lo notó el crítico uruguayo Emir Rodríguez Monegal, uno de los jurados. Alguien debió de advertírselo porque en el fallo final "Jacob y el otro" fue agregado a una nómina de finalistas que lo omitía en su primera versión.
El premio Fabril ignoró El astillero -una obra maestra- y prefirió El profesor de inglés , una ya olvidada novela del argentino Jorge Masciángioli. Poco después, en 1967, cuando Vargas Llosa recibió el Rómulo Gallegos por La casa verde , señaló en su discurso que le parecía injusto distinguir esa novela sobre su competidora Juntacadáveres . Los otros finalistas del período, 1962-1966, eran Julio Cortázar por Rayuela , Carlos Fuentes por La muerte de Artemio Cruz y Gabriel García Márquez por El coronel no tiene quien le escriba .
Ese destino es una ironía para alguien que, cuando debió juzgar, lo hizo con una arbitrariedad casi pueril. Lo vi castigar a autores valiosos, entre ellos a Manuel Puig en el concurso Primera Plana-Sudamericana de 1969, para el que fue jurado con María Rosa Oliver y Severo Sarduy. Había consenso para premiar Boquitas pintadas , que Puig presentó con el título Tangos y boleros , pero Onetti la rechazó sin contemplaciones. "Quiero saber cómo escribe de verdad el coso ese cuando no copia cartas, fragmentos de calendarios, informes burocráticos, conversaciones telefónicas, informes policiales y
avisos fúnebres", dijo. Y en 1974, cuando, junto con la escritora Mercedes Rein y el crítico Jorge Ruffinelli concedió el premio anual de narrativa de la revista Marcha al cuento "El guardaespaldas", de Nelson Marra, exigió que se aclarase en el fallo: "El jurado Juan Carlos Onetti hace constar que el
cuento ganador, aun cuando es inequívocamente el mejor, contiene pasajes de violencia sexual desagradables e inútiles desde el punto de vista literario".
A la dictadura que dominaba Uruguay no le importó: supuso que el cuento se burlaba de un comisario muerto años antes por la guerrilla Tupamaros y envió a la cárcel a Onetti (de sesenta y seis años en ese momento), a Rein (enferma de cáncer), al director de Marcha Carlos Quijano y a Nelson Marra, quien fue condenado por la Justicia Militar y sufrió cuatro años de torturas antes de salir al exilio. Ruffinelli se hallaba en México en el momento del escándalo; quedó prófugo con una orden de captura por diez años.
Sin el complemento habitual de whisky y cigarrillos, Onetti leyó novelas policiales durante su reclusión en una celda y su posterior traslado a un neuropsiquiátrico, gracias a la presión internacional. El encierro desquició en más de una ocasión a este autor de tantos personajes suicidas y, cuando llegó a España, meses más tarde, creía que lo había perdido todo y que su futuro era un páramo. "De hecho, ya no me interesaba mi vida como escritor", dijo al recibir el Cervantes. Había pasado mucho tiempo sin escribir y sólo un año antes del premio, en 1979, volvió a publicar: Dejemos hablar al viento. Hasta su muerte, el 30 de mayo de 1994, nunca regresó a Uruguay.
José María Sanguinetti, el primer presidente de la recién recuperada democracia, le llevó a Madrid su Gran Premio Nacional de Literatura.
No fue más amable con las mujeres. Se casó cuatro veces, las dos primeras con primas que eran hermanas entre sí: María Amalia Onetti y María Julia Onetti. Cuando se separó de la tercera esposa, Elizabeth María Pekelharing, se casó para siempre -los cuarenta años de vida que le quedaban- con la
violinista Dorotea Muhr. La frase con que le dedicó, en 1960, La cara de la desgracia (un librito parco, de 50 páginas, editado por Alfa en Montevideo, con la fotografía de una bicicleta abandonada y una orla verde en la portada), fue para el lector tan cruel y misteriosa como el propio relato:
"Para Dorotea Muhr, ese ignorado perro de la dicha". La enigmática declaración de amor o compasión o cólera resumía sus tortuosos vínculos con la realidad.
Rara vez las historias personales de un escritor sirven para iluminar su obra. En el caso de Onetti, las formas ácidas de sus amores son, sin embargo, el preciso complemento de las mujeres estériles, mutiladas o vejadas por la vida que desfilan en sus ficciones implacables. Ciertas frases rápidas como látigos definen esas relaciones. El verso final de un célebre poema de Idea Vilariño -con la que Onetti vivió una desdichada y larga historia sentimental- es el eco de las infinitas amarguras que compartieron. "No te veré morir", profetiza Idea. No hay peor condena que ésa en el amor: vivir de espaldas a la muerte de alguien a quien alguna vez se le dio todo.
Cuando en julio de 1967, el Instituto de Cultura y Bellas Artes de Venezuela, que estaba a punto de conceder por primera vez el premio Rómulo Gallegos, concentró en Caracas a unos veinte escritores y críticos latinoamericanos, Onetti llegó temprano y se encerró en su habitación del hotel Tampa. Se tumbó en la cama, se negó a salir y no hizo otra cosa que escribir, beber whisky, fumar y leer novelas policiales. El diario El Nacional envió a la más brillante de sus redactoras literarias, Marie-Jose
Fauvelles, una joven poeta nacida en Francia que firmaba con el seudónimo de Miyó Vestrini. Desde luego, jamás logró que le atendiera el teléfono. Se instaló entonces en el vestíbulo del Tampa y empezó a enviarle poemas junto con insistentes pedidos de entrevista. Al tercer día, Onetti cedió a la
curiosidad y aceptó hablar con ella, pero no más de veinte minutos. Fueron cinco días.
Dolly lo amó como era: con su bohemia, su desasosiego y su insaciable apetito por otras mujeres. Le aseguró a Vargas Llosa que fue feliz a su lado. Ahora la ilusiona que se lo esté leyendo más: "Estos homenajes lo traen a la vista pública", dijo la semana pasada, cuando inauguró el Año Onetti en Uruguay con la lectura de fragmentos de El pozo , la primera novela. Logró, de algún modo, reconciliarlo con sus orígenes: en la cúpula del legendario teatro Solís, una foto que el artista Hermenegildo Sábat le
tomó a Onetti, retrabajada por el fotógrafo Juan Carlos Urruzola, lo muestra, gigante, mirando a la Montevideo de sus infinitas derrotas.
*Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1136183&pid=6605909&toi=6480
FOTOS RABIOSAS*
“La injusticia no es anónima,
tiene nombre y dirección.”
BERTOLD BRECHT
Una cámara. Un doloroso flash. Un poema.
Fotos rabiosas.
Realidad congelada.
Niño con ombligo de hambre.
Palomas alquilando sus alas.
Hombre de vidrioso color vino.
Arcas llenas, ollas vacías.
Parajes heredados, piedras penitentes.
Pechos con anagramas de todas las tristezas.
Telar roto.
Mujer golpeando en aspas de furia.
Mí ahijado sin changas y el granero ardiendo.
Mi compadre sin changas y su yegua moribunda
Mi comadre anémica y su niño muerto.
Fotos barrocas. Fotos “barrosas”
Un moderno Guernica.
Fotos en blanco y negro.
Está el toro, el caballo, la paloma.
El sol y la mujer que sostiene el farol.
Están tus hijos, los hijos de tus hijos
Estas vos, estoy yo
Fotomontajes. Sondeo de opinión.
Fotos rabiosas.
*de Amelia Arellano. arellano.amelia@yahoo.com.ar
El Gringo Tosco y sus circunstancias*
*Por Osvaldo Bayer
Otra vez más la Etica triunfa en la Historia. He estado en Córdoba para llevar al público joven mis recuerdos del Cordobazo. Cuarenta años después.
Quedó en claro en todos los actos el desprecio profundo hacia los dictadores de turno de aquella época y de sus obedientes uniformados. Y por supuesto de sus civiles que llegaron a cualquier traición a los principios éticos con tal de alcanzar poder. Y límpidos, así, límpidos, con la fuerza de esa palabra, los herederos del pueblo. Los que pusieron el rostro en la primera fila de la gente en la calle. La voz, el coro, la protesta como única arma, pero la razón de esa protesta contra los represores, los defensores de los intereses sucios del egoísmo. Ese Onganía, ese general estreñido, el monumento al egoísmo y de la orden del grito y el cuerpo a tierra.
Los trabajadores y los estudiantes, qué conjunción. El basta a la dictadura militar, el sí al derecho a la libertad, el sí a la vida digna, el no al mandoneo, a las rejas, a la humillación diaria. Y en todos los actos, en todos los seminarios surgió una figura. Agustín Tosco, el Gringo. Allí, con su traje de trabajo en el medio de la primera fila haciendo frente a los lanzagases y a los siniestros bastonazos de aquella policía.
Me pidieron que relatara mi experiencia con el Gringo cuando por el gremio periodístico delegado ante los congresos de la CGT. Y allí estaba él.
Siempre sabíamos que se iba a poner de pie para hacer escuchar su protesta o su propuesta. Un idioma distinto. Lo vi trenzarse con Vandor, cuando éste recibía el apoyo del dictador Onganía y Tosco sabía que al salir lo podían esperar para el puñetazo o las esposas. O más tarde, en sus trenzadas con
Rucci, el metalúrgico obediente y cauteloso. El mejor documento fue esa discusión en Canal 7, entre los dos, donde quedaron claras las posiciones.
Rucci, que no quería meterse con el sistema, y Tosco, que veía como única salida digna una lucha para cambiar esa sociedad plena de promesas, de modificaciones para no cambiar nada y niños con hambre. Sí, esas expresiones textuales dichas ante la pantalla: Tosco: "El Movimiento Nacional Intersindical es socialista, levanta la bandera de la liberación nacional y social". Rucci: "El peronismo plantea la unidad de todos los sectores, no plantea la lucha de clases. Bien lo ha dicho el general Perón". Tosco:
"Nuestra visión del socialismo nace incluso en el programa de Huerta Grande, del manifiesto del 1º de mayo de la CGT de los Argentinos y del documento de octubre del Movimiento Nacional Intersindical. Nosotros queremos rescatar los medios de producción y de cambio que están en manos de los consorcios
capitalistas, fundamentalmente de los monopolios, para el pueblo, socializarlos y ponerlos al servicio del pueblo. Nuestro punto de vista es que deben desaparecer las clases y que debe existir una sola clase, la de quienes trabajan. Y no como ahora que existe la de los explotados que trabajan y las de los explotadores que sólo viven del esfuerzo de los demás".
Rucci: "Eso no es socialismo sino marxismo". Es cuando el locutor le pregunta a Rucci: "¿Usted le tiene mucho miedo al marxismo?". Y Rucci le responde: "No, no le tengo miedo. Pero considero que el marxismo ya no tiene más vigencia en el mundo".
La lucha del Gringo Tosco fue contra la burocracia sindical. Lo demostró con su ejemplo. Han salido muchos libros ya con testimonios de los que lo conocieron y hablan de su total humildad en su forma de vivir y de vestir.
En el libro Tosco, grito de piedra, el doctor Habichayn relata que cuando estuvo preso, Tosco se opuso a que el sindicato de Luz y Fuerza le hiciera llegar a su familia un dinero para cubrir las necesidades inmediatas. No aceptó eso de ninguna manera. Lo rechazó de plano. Planteó que jamás se debía sacar dinero del sindicato y que, en todo caso, si algunos compañeros querían aportar voluntariamente, lo aceptaría. Eso le parecía lo correcto.
Apelaba a la conciencia de los trabajadores.
La solidaridad. Lo mismo ocurrió cuando estaba preso en Trelew y el ERP hizo el operativo para liberar a los detenidos. El propio Gorriarán Merlo, uno de los presos participantes, le ofreció un lugar a Tosco en el auto que los iba a llevar al aeropuerto y de allí volar hacia Chile, y de esa manera quedar libre. Tosco, le agradeció pero dijo: "No, yo quiero que me liberen los trabajadores con sus acciones solidarias pidiendo mi libertad". Y se quedó.
Su compañero de prisión, Suárez, dirigente obrero, relata: "El Gringo Tosco era uno más lavando los platos en la cárcel, sin aceptar cualquier ventaja que le pudiera dar su nombre o el respaldo de todo un gremio y todo un pueblo que estaba detrás de él. No permitía ningún privilegio, al contrario, exigía que se lo tratara exactamente como se nos trataba a nosotros".
Me tocó en suerte también esta vez presentar el bello libro de fotos de Tosco y sus acciones llamado Tosco, la calle tiene memoria, de Adrián Jaime.
Es el mejor testimonio del coraje civil y la humildad de este héroe, de este Hijo del Pueblo: siempre adelante en las marchas, siempre dirigiendo la palabra en las manifestaciones. El Cordobazo queda ahí mostrado desde sus aspectos más emocionantes.
La muerte del Gringo iba a desbordar todos los cánones de la tristeza.
Morirá perseguido por las Tres A. Estaba muy enfermo de cáncer. Pero no lo pudieron internar en un hospital para su tratamiento porque allí lo iría a buscar la banda de asesinos de López Rega. Igual, sus amigos hicieron todo lo posible para atenderlo. Un médico amigo lo visitaba. Finalmente falleció
de un tumor. Lo que nunca podrán explicar los sindicalistas del oficialismo de entonces es cómo ellos no le ofrecieron ayuda, lo internaron en uno de sus hospitales y le pusieron una guardia especial. Pero no. Fue más fácil lavarse las manos diciendo "fueron las Tres A" y no nosotros los que le hicimos la vida imposible.
Nos imaginamos ésa su última soledad. Su sepelio convocó a veinte mil personas. Pero en determinado momento atacó la policía y la gente fue golpeada y perseguida. Muchos se tuvieron que refugiar entre las tumbas del cementerio. Por haber ido a despedir a un hombre honesto. Pero la verdadera Historia no perdona. Pese a a su persecución, hoy Tosco es uno de los héroes máximos de los trabajadores y del pueblo todo. Comparable con aquellos que en el siglo XIX comenzaron a organizar las "sociedades de oficios varios" para lograr una vida un poco más digna, a pesar de la cruel ley 4144, de Julio Argentino Roca, por la que se expulsaba a todos los extranjeros que impulsaran ideologías "contrarias al ser nacional". Como decían los oradores salidos de las "casas bien" de aquel entonces.
Después de regresar de Córdoba, al día siguiente fui a visitar la cárcel de Ezeiza, de mujeres. Presas "comunes". Les hablé a ellas de los ideales de mayo y de aquella increíble asamblea del año trece que prohibió "para siempre" el uso de tormentos en la averiguación de delitos. 1813. Ciento veinte años después el militar Uriburu oficializaba de facto el uso del invento argentino: la picana eléctrica del comisario Lugones. Y 160 años después, Videla, Massera y Agosti la utilizaron como utensilio diario en los lugares de detención. Y ya en nuestros días el occidental y cristiano, Bush oficializaba la tortura en Guantánamo. Cuando me oyen, las presas de Ezeiza despuntan una sonrisa burlona como diciendo "todo sigue igual". Tres de ellas muy jóvenes me hablan para decirme que no se les permite estar con sus
pequeños hijos porque ellas son menores de edad. Una de ellas es ya madre de tres niños. Se quejan porque los organismos de derechos humanos nunca las visitan. Tienen urgencia de confiarles sus sufrimientos. "Por aquí, nunca vienen", me dicen y me miran con ojos muy tristes, sin esperanzas.
Hace mucho frío. He tenido que darles la clase en un salón sin calefacción, pese a la temperatura. Tengo luego que caminar por los playones de la cárcel más de un kilómetro hasta la salida porque no hay servicio de transportes.
El diablo debe estar gozando, me digo. Y pienso en las largas prisiones que sufrió el gringo Tosco en estas tierras de las espigas de oro.
*Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-126178-2009-06-06.html
*
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Este domingo 7 de junio de 2009 presentaremos en la Radiofabrik Salzburg (107.5 FM), entre las 19:06 y las 20:00 horas (hora de Austria!), en nuestro programa bilingüe Poesía y Música Latinoamericana, música del compositor argentino Jorge Liedermann. Las poesías que leeremos pertenecen a Luisa Futuransky (Argentina) y la música de fondo será de Machu Picchu (Andes).
¡Les deseamos una feliz audición!
ATENCIÓN: El programa Poesía y Música Latinoamericana se puede escuchar online en el sitio www.radiofabrik.at
(Link MP3 Live-Stream. Se requiere el programa Winamp, el cual se puede bajar gratis de internet)!!!! Tengan por favor en cuenta la diferencia horaria con Austria!!!! (Recomendamos usar
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REPETICIÓN: La audición del programa Poesía y Música Latinoamericana se repite todos los jueves entre las 10:06 y las 11:00 horas (de Austria!), en la Radiofabrik de Salzburgo!
Freundliche Grüße / Cordial saludo!
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