sábado, septiembre 12, 2009
QUE EN EL POZO DE ANGUSTIA, AÚN RESPIRO...
LUCIA CARMONA BARRE*
Por el callejón de las tristezas
con una pena antigua enredada en su pelo
en desvelos descalzos, avanza Lucía Carmona.
Entre sus brazos, un niño ausente
y una carga de pichanas frescas
Carga también un mundo de destierros
¡Ah! ¿Porqué partir?
Al irse se ha llevado el canto luminoso de la noche.
No se escucha el grito silencioso de la casa. Ha callado sus voces.
Un rocío oscuro y fantasmal languidece la flor de los naranjos.
Hunde su rostro en el manojo fresco
– el olor es más dulce que la vida –
¿Es el niño, la casa o la amarilla flor de la pichana?
Con ellas barrerá no solo el patio de su casa sino esa congoja que le aprieta el pecho
Barre su casa Lucía Carmona e insomne, va encendiendo
testimonios de estrellas en su noche
Habrá otros niños, otros naranjales
Y al lado de su sombra custodiando
Como lluvia de luz, allí estará la casa.
-Lucía Carmona-Poeta riojana-
Del Libro “La Voz del Cuyun”
*de Amelia Arellano. arellano.amelia@yahoo.com.ar
QUE EN EL POZO DE LA ANGUSTIA, AÚN RESPIRO...
CARAVANA DE LA MUERTE *
A Salvador Allende
“Aquí yace un pájaro.
Una flor. Un violín.”
JUAN GELMAN
Que entristecida noche corazón...
Que entristecido mar…
Que luna menguante y macilenta...
Y que furia, ay, que furia en la escollera.
El Sur amenazado.
La caravana de la muerte asola. Golpea. Pega.
Sacude las recónditas mareas. Magulla el malecón de sueños.
Destroza. Despedaza Lacera. Arranca.
Mancha.
No es agua, ay, no es agua. Es pesadilla, ay, es pesadilla.
Lluvia sangre que apaga las fogatas.
Sangre en la arena blanca.
Sangre otra vez en tierra picunche.
Sangre en el cauce del Mapocho. Sangre en el pecho del chucao.
Sangre en la auracaria, en el laurel, el roble.
Sangre en los ojos del puma, del ciervo, del guanaco.
Sangre en la copa y en las manos del tirano.
Sangre
”Por el solo lapso en que las circunstancias así lo exijan”
Sangre en el puñal clavado en la memoria.
Estas palabras duelen tanto. Tanto. Ay, duelen tanto...
Que no podrán jamás ser un poema
Serán grietas, islas agónicas, íconos.
Recuerdo, rezo, letanía.
Denuncia, grito, rabia, bramido. Ofrenda.
Para aquel “que pagó con su vida la lealtad del pueblo”
Ofrenda lenguas afiladas.
Lo único que no han cortado, todavía.
*de Amelia Arellano. arellano.amelia@yahoo.com.ar
Negro el once*
Nació un 29 de febrero. Le gustaba jugar a cumplir años un día antes o uno después. Los números lo atraían; logró en poco tiempo la comprensión de la suma y la resta, no tuvo dificultades con la multiplicación y la división.
En Avellaneda, donde vivía, era hincha fanático de Racing. El jugador número once era el que más le atraía; decidió adoptar ese número como su favorito.
Buen jugador de ajedrez en su adolescencia, con el correr de los años la emoción del azar lo arrastró a la ruleta. Solía frecuentar el casino de Mar del Plata y sus apuestas eran siempre “negro al once”.
En los hoteles buscaba alojarse en las habitaciones número once, allí sentía que su potencia sexual era mayor y así reforzó su idea.
Un verano jugó negro al once y sacó dos plenos seguidos. El dinero sirvió para instalar una parrilla que lógicamente se llamó Negro el Once. La parrilla prosperó confirmándose la cábala.
Decidió casarse un once de setiembre agregando a su manía la admiración por Sarmiento.
Como a ella le gustaba el vinagre y a él el limón, tuvieron algunas dificultades en la convivencia. Disfrutaban los placeres del amor con apasionamiento, a pesar de la luz prendida o apagada según el deseo de cada uno.
Héctor propuso festejar el primer aniversario de casados en Chile. Podrían ir a Viña del Mar.
-Hay mucha intranquilidad, no vayamos -le pidió Maruja
-No tendremos problemas: estamos protegidos por el once –río él.
En Santiago se hospedaron en un hotel céntrico y por supuesto eligieron la habitación once. Héctor estaba nervioso, no lograba despertar su deseo. No podía.
-No te preocupes, es la tensión del viaje; ya pasará, durmamos. –lo tranquilizó Maruja.
Martes once de setiembre de l973, los despertaron una sinfonía de truenos: estaban bombardeando la Casa de la Moneda, no podían salir del hotel. El presidente Allende se había suicidado, una junta militar lo sustituía. El toque de queda y los vuelos rasantes de los aviones estremecían.
-Te dije, no me hiciste caso!- exclamó ella, con disgusto.
El aeropuerto estaba cerrado. Una semana después pudieron volver a Buenos Aires.
La experiencia marcó un antes y un después .Las discusiones frecuentes, el no deseo y los reproches no se ocultó con la llegada de los hijos que asistían temerosos a las violentas peleas.
Después de once años de casados, en un clima que no podían soportar, se separaron con rencor.
El vivió deseando encontrarse con la seguridad de otros años y la protección que le brindaba el número mágico. No lo logró.
El martes once de setiembre del 2001 se levantó temprano en Nueva York, en la habitación número once. Iba a visitar las torres gemelas. Un ruido mucho más furioso que aquel de Chile lo paralizó, prendió el televisor y le pareció estar viendo una película.
Un alarido profundo brotó con dificultad en su garganta, oprimida por esa negra tenaza desde hacía tantos años, hasta que pudo gritar, mirando el humo y los escombros.
-¿Por qué me abandonaste? –sollozó.
*de Clelia Myriam Garbulsky myriam.garbulsky@gmail.com
*Clelia Myriam Garbulsky, rosarina, medica psiquiátra, sobreviviente de los campos de Pinochet, escritora residente en Buenos Aires. Miembra de la Asociación Argentina de Psiquíatras. Participa en médicos escritores latinoamericanos y narrativa y poesia latinoamericana, y pertenece a la red internacional 'Mujeres y palabras en el mundo', ( 'Women and Words in the World' ), con sede en Londres, coordinada por Marta Zabaleta.
El mejor monumento*
*Por Osvaldo Bayer
Mi último día de estada en Alemania me deparó una alegría inmensa, increíble, un sentimiento de que por fin se acercaba la paz, la sabiduría, al ser humano. En la ciudad de Köln (Colonia) se inauguraba el primer monumento en la historia mundial dedicada a los desertores y a los que se habían negado a disparar sus armas contra el llamado "enemigo" en la última guerra mundial. Un monumento, ¿se imagina algo así el lector? Los archivos no dejan mentir. En la última guerra, de un total de treinta mil jóvenes
desertores, o que se negaron a cumplir órdenes que podrían llevar a la muerte de otros, que fueron detenidos, veinte mil de ellos terminaron ejecutados, por fusilamiento o por la guillotina. El resto fueron condenados a penas de prisión.
El monumento es una pérgola justamente enfrente del antiguo edificio de la Gestapo (la policía política nazi) y de los juzgados donde fue impartida parte de esas penas de muerte. Todo un ejemplo.
Entre los condenados a muerte hubo casos de una valentía y un coraje civil increíbles. Están también los que se negaron a formar parte de los pelotones de fusilamiento de otros condenados, como judíos o prisioneros enemigos que trataron de huir. Para hacer todo eso se necesitaba más coraje que ir y
obedecer como oveja de un rebaño las órdenes militares de enfrentar al llamado "enemigo".
Muchos de esos valientes "desertores" condenados también sufrieron el castigo de la memoria porque sus familiares, aun después de la guerra, ocultaron esa verdad avergonzándose de que sus hijos o sus hermanos no hubieran cumplido las órdenes de sus superiores.
De todos aquellos desertores sólo queda un sobreviviente, Ludwig Baumann, de 87 años, que intentó como soldado alejarse de sus tropas en el frente francés pero fue capturado. Condenado a muerte, estuvo diez meses atado de pies y manos, tirado en una celda, esperando cada día que fueran a buscarlo para fusilarlo. La justicia militar, luego de ese tiempo, lo condenó a doce años de prisión. Cuando, después de la guerra, fue liberado, sufrió entonces el desprecio de la sociedad vencida que lo trataba como un traidor. Pese a eso fundó una organización por la paz y por la rehabilitación de todos aquellos que se habían negado a disparar sus armas contra otros seres humanos. Ahora tuvo la íntima alegría de concurrir a la inauguración del monumento en Colonia. Un reconocimiento al valor de la vida. Recién ahora, 64 años después del fin de la guerra, han sido rehabilitados esos seres que dijeron no a la bala, a la violencia, al bombardeo de ciudades, a la muerte.
Durante esos 64 años el partido político mayoritario alemán, la Democracia Cristiana, se negó a la rehabilitación de esos héroes civiles. El argumento era que podían servir de mal ejemplo a los soldados del nuevo ejército alemán, la Bundeswehr, que actualmente actúa en la ocupación de Afganistán apoyando a las fuerzas de Estados Unidos. Pero la ética triunfó finalmente sobre los intereses políticos. La palabra del desertor también tiene el derecho de ser escuchada frente a la del que acepta el uniforme y el arma como única razón. Ya no basta cubrirlos con las palabras de "traidor a la patria" y "cobarde"; la desobediencia ante la razón militar puede valer como un gesto individual de coraje civil. ¿En quién se puede creer más: en quien acepta callado lo que le ordenan, como ocurre con la mayoría, o los que
hacen valer su derecho a discutir y poner en duda las órdenes del poder de turno?
Una frase del último desertor sobreviviente quedó para siempre en el acto de inauguración del monumento: "¿Qué mejor cosa puede haber que traicionar a la guerra?" Es hermoso pasear por debajo de esa pérgola donde uno puede leer:
"Homenaje a los seres humanos que se negaron a apretar el gatillo, a los seres humanos que se negaron a torturar, a los seres humanos que se negaron a reprimir". Y ésta, muy de actualidad. "¿En qué momento el ser humano tiene que negarse a obedecer órdenes de represión y a imponerse su propio camino a
seguir ante la violencia?"
El recorrido me dejó muy contento conmigo mismo. Una buena despedida de Alemania. De Auschwitz a la pérgola de Colonia, pienso. Siempre nacen esperanzas para un mundo nuevo, pienso.
Regreso a mi país. En el camino de Ezeiza debemos detenernos: una larga cola de automóviles impide pasar. Nos bajamos para preguntar. La policía está reprimiendo a los obreros de Terrabusi, me informan. Casi creo que es una broma: "¿A los obreros de Terrabusi? ¿A los que elaboran las masitas?"
pregunto casi con inocencia. Y agrego: "¿Cómo se puede reprimir a quienes hacen cosas tan ricas? Me acuerdo de chico, la alegría al masticarlas..." Me miran como si yo fuese de otro mundo.
Sí, luego me enteraré de todos los detalles: Terrabusi ahora se llama Kraft, una empresa de Estados Unidos, que ha despedido a 160 trabajadores.
Comenzaron las conversaciones y se declaró la conciliación obligatoria.
Cuando los trabajadores fueron al comedor de la empresa notaron la presencia de efectivos policiales. Afuera había más de cien carros de asalto. Los responsables policiales dijeron que actuaban por orden de la fiscal Laura Capra, del Juzgado No 1 de San Isidro. Los trabajadores lo tomaron como una inútil demostración de violencia en pleno período de conciliación obligatoria. Se inició la discusión y sufrieron una violenta represión policial, con gases lacrimógenos y balas de goma. Hubo obreros heridos, entre ellos una obrera con una seria herida en la cabeza. Página/12 tituló, al día siguiente el hecho como "Una lluvia de balas de goma y de gases".
Esas primeras horas argentinas me llenaron de desazón. Venía con la alegría de haber vivido la inauguración del monumento alemán a los desertores, a los que se habían negado a emplear las balas como medio de persuasión. Y llego a mi país y lo primero que veo es una represión antiobrera, con protagonistas de uniformes, palos, gases y balazos de goma. Y una fiscal que ordenó tal forma de brutal represión, aunque posteriormente negó haber dado esa orden.
Me nació en ese momento toda clase de preguntas: ¿Cómo una empresa extranjera permite en su predio una cosa así? ¿Acaso, justamente una empresa extranjera no tendría que mostrar gestos de mano abierta por la misma razón de estar en tierras distintas? ¿Por qué el despido sin indemnización a 160 obreros sabiendo la violencia que representa eso para esas 160 familias?
¿Cómo quieren que reaccionen esos hombres cuando se ven de esa manera aislados de todo derecho? Y otra pregunta: luego de la experiencia de los desertores que se negaron a disparar contra el llamado enemigo, ¿cómo la policía reaccionó así, con toda increíble violencia en vez de ser mediadores, de tratar de persuadir a los protagonistas, de buscar soluciones honorables? ¿Por qué siempre la defensa del poder y la culpabilidad del proletario? ¿Esa policía no aprende de la historia? ¿A qué lugar pasaron en
esa historia los represores de las tragedias obreras argentinas como la Semana Trágica, la Patagonia Rebelde, y la de los hacheros de La Forestal (para mencionar apenas tres grandes injusticias cometidas por el poder contra los que hacen el pan y ajustan el riel)? ¿Por qué ningún oficial o agente de policía se negó alguna vez a cumplir la orden de reprimir con métodos feroces un reclamo obrero en la calle?
Las manos obreras que elaboran galletitas son cortadas por los que cumplen órdenes de los que quieren ganar más. Los obreros quieren trabajar, quieren llevar el pan de todos los días a sus hogares. Comprender eso es buscar soluciones, cómo se puede hacer un plan para que todos tengan derecho a
vivir en paz y sin que sus familias pasen necesidades. Total, para llegar a ese arreglo tal vez un ejecutivo de la empresa, en vez de ganar cien mil dólares por mes tendría que aceptar un diez por ciento menos y renunciar este año a un viaje en yate por el Caribe, nada más. Y justamente ahora los medios informan que la dueña de esa empresa Kraft, Irene Rosenfeldt, ha ofrecido 16.730.000 millones de dólares a la empresa Cadbury, de chocolates, para comprarla. Le voy a escribir que ofrezca unos miles menos así puede dejar en paz a sus obreros argentinos. Acordarse de que la ética de la historia no perdona las pequeñeces y egoísmos. La paz se logra con la no violencia y no con despidos de obreros.
Nos informan que la empresa ha ordenado el alambre de púa para proteger la fábrica. El alambre de púa, símbolo del egoísmo y la represión. En vez de eso, señores ejecutivos, hagan jardines donde puedan jugar los niños de sus obreros y una escuela en las cercanías, para aprender la palabra convivencia
entre todos. En vez de policía adentro, crear un lugar de esparcimiento para los obreros cuando terminen la jornada y puedan venir sus esposas a pasar un buen momento. Eso es la vida generosa, para eso tiene que estar el trabajo, y no para la ganancia, la protección policial individual y el alambre de
púa.
Ojalá que alguna vez los argentinos tengamos oportunidad de levantar un monumento a policías que se nieguen a la represión de los hijos del pueblo.
*Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-131630-2009-09-12.html
RECADO INELUDIBLE AL HOMBRE QUE VENDRÁ*
*Por Nazario Soto. ladecenatragica@yahoo.com.mx
Mírame, que en el pozo de la angustia, aún
respiro.
Inútil el dolor y la amargura.
Quiero lavar mis llagas, en el bálsamo
del manantial primero.
¡Quiero vivir, y he de gritar tan alto,
que veré derrumbarse los muros del silencio
ante el asombro estéril del olvido!
Margarita Paz Paredes.
Soy pobre. Provengo de una larga tradición de familia pobre: campesinos, obreros, marchantes, empleados, mineros,. Durante generaciones enteras hemos luchado a brazo partido contra la tremenda adversidad. Los lujos me dan asco, son incomprensibles, tal ves solo una absurda manera de sentirse "más que los demás", una torpe forma de subsanar arraigados complejos de inferioridad. Nunca he tenido automóvil. Ni siquiera se manejar, mis horas han transcurrido entre camiones, trolebuses y el metro., donde la vida real termina por sorprenderte tarde o temprano, por ´mas que te resistas. Nunca he usado ropa de marca, creo que la mejor moda es lucir limpio y seguro de uno mismo. Mis pasiones han sido los libros y la música, el arte pues, a base de muchos sacrificios y esfuerzo constante, todo es más difícil cuando se carece de recursos económicos. He conocido gente adinerada, en general, siempre me sorprendió su pobreza espiritual, su falta de imaginación, su esclavitud monetaria, su inmensa banalidad, su ceguera por la cosas valiosas de la vida, su desconfianza y soledad irremediables. No idealizo la pobreza, también he sido traicionado por miembros de mi propia clase debido al sucio dinero, y he sido testigo de humillaciones y crímenes sin fin contra los débiles. la impotencia me ha trastornado el rostro con su rabia. He vivido hasta sentir asco por ser hombre. Le he reclamado al propio Dios por su cobarde silencio. El odio ennegreció mi pensamiento. Odio contra la máquina tritura-hombres. Odio contra la institución caníbal y sus leyes degradantes. Odio y desprecio contra las fuerzas represivas, el ejercito y la policía. Puro rencor social que casi me llevó a destruirme. La desesperación biológica del habitante de las ciudades, producto de la injusticia y la opresión que intenta borrar la identidad propia para convertirnos en simples tornillos, en remaches funcionales y desechables, casi me asfixió con su silenciosa tonelada. No soportaba observar a aquellos tipejos regodeándose en su opulencia-y a sus estúpidas monigotes de adorno-mientras nosotros malcomíamos y maldormíamos, a pesar de tanto trabajar diariamente: Esta no es una ley del universo, todo lo contrario, ya que la tierra otorga sus frutos para todos. Así que desee la extinción de cada cosa viviente sobre la faz del planeta. Tal fue mi furor. Sin embargo, es bien sabido que para renacer hay que atravezar el fuego, y que hay que perderse para recobrarse. Solo el amor pudo detener mi audaz caída. Me dí cuenta de que si continuaba escarbando por esa senda, solo me quedarían tres vías infames: el suicidio, la cárcel, o el sanatorio mental. Así que volví a mis raíces más profundas. Hacia mi historia, hacia la historia de mi pueblo. Observé que llevábamos décadas, siglos en pie de guerra por nuestra liberación. Miré alrededor y vi que existían millones de personas exactamente igual que yo. Que solos, eramos como insectos pataleando boca arriba abandonados a la intemperie, pero unidos, organizados, eramos legión, una fuerza imparable, precisamente la que hace girar la pesada rueda de la historia en cualquier época. Observé que la transformación era posible, inminente, realizable; que la palabra "utopía" solo era una invención de los poderosos para desanimar la lucha y burlarse de nosotros; que los ideales de una sociedad verdaderamente humana donde la propiedad privada, la usura, la explotación y la división en clases sociales fueran lacras desterradas a un lejano pasado, eran una realidad actual y palpable. Solo hacía falta organización , consciencia y trabajo, amoroso trabajo, para echar a andar la maquinaria de la revolución.
Por eso hoy te escribo a ti, al hombre, a la mujer que vendrá. A ti que respiras hondamente en libertad, sin temores, sin prisas, ni angustias, sin violencia; seguro, rodeado de justos compañeros que te aman como miembro de su misma especie. A ti, hijo, nieto, hermano, padre del próximo futuro, a ti te escribo mis tercas palabras de esperanza. A ti te cuento todo esto, para que sepas cuanto hemos tenido que sufrir, y cuanto hemos sangrado para terminar con esta vergonzosa época oscurantista . A ti te exijo ahora que nunca permitas que un sistema depredador como el capitalismo vuelva a erigirse jamás en el futuro de la humanidad. Tú eres el heredero de millones de rebeldes que nunca nos conformamos. Debes honrar nuestra memoria con todo tu respeto. Tu eres el ser que mantiene el frágil balance en el cosmos. Tu eres el fuego azul que late en la poesía. Tu eres el Hombre Nuevo.
(México, a casi diez años de comenzado el nuevo milenio.)
*
Queridas amigas, apreciados amigos:
Este domingo 13 de septiembre de 2009 presentaremos en la Radiofabrik Salzburg (107.5 FM), entre las 19:06 y las 20:00 horas (hora de Austria!), en nuestro programa bilingüe Poesía y Música Latinoamericana, música del compositor uruguayo Daniel Stefani. Las poesías que leeremos pertenecen a Juan Gustavo Cobo Borda (Colombia) y la música de fondo será de Llaktaymanta (Andes).
¡Les deseamos una feliz audición!
ATENCIÓN: El programa Poesía y Música Latinoamericana se puede escuchar online en el sitio www.radiofabrik.at
(Link MP3 Live-Stream. Se requiere el programa Winamp, el cual se puede bajar gratis de internet)!!!! Tengan por favor en cuenta la diferencia horaria con Austria!!!! (Recomendamos usar
http://24timezones.com/ para conocer las diferencias horarias).
REPETICIÓN: La audición del programa Poesía y Música Latinoamericana se repite todos los jueves entre las 10:06 y las 11:00 horas (de Austria!), en la Radiofabrik de Salzburgo!
Freundliche Grüße / Cordial saludo!
YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur.
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