lunes, junio 07, 2010

EDICIÓN JUNIO 2010.


*ILUSTRACIÓN DE RAY RESPALL ROJAS.


PAÑUELOS*


“Tengo el alma como una caravana
cargada de pañuelos ,
llena de olvidos y partidas...”
NELA RÍO


Dicen, que los pañuelos traen lágrimas.
Que traen desazón y olvidos y partidas.
Pero vuelven.
Vuelven como pájaros sagrados.
Rescatados de mercaderes ciegos.
Se posan en mis dudas, rozan mis tristezas.
Se enredan en mi cuello. Descienden por mis pechos.
Abrasan mi cintura. Agitan mis secretas grutas.
Cintas verdes en mis marchitas sierpes.
Vuelven por ti. Por mí. Trepan
Se adhieren a mi ramaje oscuro.
Develan trazos de aquel cielo. Ay, aquel cielo, ay.
Altas cumbres. Calandrias. Ríos de maíz. Niña Río.
Río...o lloro. Valles callados. Amorosos lagos.
Y les pregunto y me cuentan y gime mi corazón y canta.
Llanto claro de madre. Leves huellas del sudor de mi padre.
Anagramas. Nombres de mis hermanos.
Calados en las rocas.
En las huellas polvorientas de los carros.
En la certeza de aquel árbol que me espera.
Cubren las largas cabelleras de las siestas de oro.
Y las zambas y los trenes y la luna agitando pañuelos.


Dicen que los pañuelos traen lágrimas.
Que traen desazón y olvido y partidas.
Y regresos...y MEMORIA...sobre todo memoria.


*de Amelia Arellano. arellano.amelia@yahoo.com.ar






TESTAMENTO*



Soy aquel marciano de Bradbury
En quien todos veían
La imagen de su ideal.

Creo que voy envejeciendo,
No hay tiempo para comprobarlo,
Una mirada de escrutinio
Puede durar demasiado.

No reconozco la persona que, a mi paso,
Reflejan los espejos.

Me encierro entre paredes,
Escondo la nostalgia,
Amo a quien tal vez nunca me ame…

Pero si un día falto a la cita,
Lego:

Mis recuerdos,
Mis aspiraciones,
Mis silencios,
Mis risas infantiles,
Mis historias,
La música que siempre me acompaña.

Entrego sobre todo, mi escepticismo,
Porque son las dudas
Las que me hacen ser quien soy
Y no puedo dar mejor legado
Que esta incertidumbre.


*de Marié Rojas Tamayo.
La Habana. Cuba






SUEÑOS*



Tiras de las hilachas del sueño
tratando de rescatar retazos,
formas que se escapan, que destellan
como ascuas y después se apagan,
temerosas de revelar el otro lado
donde crepitan otras imágenes
dispuestas a desvanecerse
como las gotas de la lluvia sobre el río,
prontas a incorporarse
a la melancolía o al olvido,
a las sombras en que permanecen
hasta que alguien las sueñe
y las rescate de ese reino,
diminutos fantasmas
que la mañana aleja.



*De Santiago Bao. santinebao@gesell.com.ar







RENCOR Y TRISTEZA*



…/los odiantes se roen a sí mismos/…
Mario Benedetti.



A veces siento un rencor
que me recorre
de la cabeza a los pies
y lo suelto
soltando un puntapié.
Porque en otras ocasiones
lo he alimentado
y le he permitido
andar por todas mis partes,
hasta que ha decidido por su cuenta partir
y me ha dejado
un dolor intenso en el alma, si así
se le puede llamar a la tristeza.




*De Miguel Crispín Sotomayor. arcomar@cubarte.cult.cu
-Poema tomado de “En la redondez del tiempo” (2009)






ERRANTES*



Desgajada. Naranjales en flor.


Huye la tarde por la ventana del cansancio.
Ya ha partido el Hombre.
Se ha llevado la precaria sombra de mis huellas.
Se ha llevado mi primer latido, la llave de oro y mi valija.
La bendición del pan y la rosa sangrante.
Mi resolana.
La frescura del sombrero de paja.
Con él se ha ido el silbido de un tango que se aleja.


Se ha llevado mis zapatos de cristal.
Se ha llevado, ¡Ay!, se ha llevado mis anillos de agua.


Nadie ha llegado todavía.
Nadie des cubre la máscara de hierro.
Los perros ladran al eclipse solar.
Los cerezos revientan, sus brotes.
Errantes soles miran los errantes pasos de una luna coral.


Se acerca un barco. Un tango.
Y yo, sin mis zapatos de cristal, sin mis anillos.
¡Ay! Sin mis anillos de agua.
…Sin mis anillos de agua…



*De Amelia Arellano. arellano.amelia@yahoo.com.ar





Los duendes*




No tengo la menor duda de que la casa está llena de duendes. De un tiempo a esta parte me desaparecen cosas. Las dejo en un sitio y cuando voy a buscarlas ya no están y aparecen cuando menos me lo espero en otro lugar.

En lo que va de año este asunto se ha agravado y cada vez en más frecuente que los objetos se muevan. Con todo esto me paso los días buscando cosas y mi jubilación, que debía ser la etapa más tranquila de mi vida, se está convirtiendo en una angustiada búsqueda.

Cuando le dije a mi hija que me estaba planteando cambiar de casa con el fin de apartarme de los malditos duendes se limitó a sonreír y a comentarme que ella me ayudaría a buscar las cosas que se movieran.

Hay un duende, el muy maldito, que me tiene crucificado. Es el que me quita las gafas. A mi, que ya veo poco, sólo me falta tener que buscar las gafas sin gafas. Un desastre.

Hace un par de semanas tenemos una señora extranjera que ayuda en las cosas de la casa. La verdad es que prácticamente está conmigo todo el rato ayudándome a encontrar lo que los duendes esconden y lo cierto es que lo encuentra enseguida. Hoy me ha contado en secreto que en su país era detective, por eso tiene tanta práctica en eso de encontrar cosas.

Le he prometido un sueldo extra si me ayuda a encontrar a los duendes. En cuanto los descubramos podré jubilarme definitivamente.




*De Joan Mateu. joan@cimat.es






Despertar*



Vengo del castillo donde reina la niebla,
Y el musgo escribe en sus paredes mis versos.


Vengo del lugar donde muere el olvido,
En su estela se lleva el cometa los miedos.


Vengo del universo a donde viajo en sombras,
Abrazados al viento se alejan mis sueños.


Vengo de la fuente donde bebo a escondidas,
Donde crecen flores veladas al invierno.


Vengo de ese prado donde vuelan las hadas,
Donde cada palabra cristaliza en un eco.


Vuelvo, amado mío, del jardín de las voces.
Amor de mis destierros… torno de tu recuerdo.



*de Marié Rojas Tamayo.
La Habana. Cuba.







LOS ANTIGUOS VERANOS*



De los tiempos antiguos solamente puedo escribir, de los tiempos a los que se regresa dando vuelta ese gran párpado que oculta tanta memoria, la que sigue asentándose amenazada siempre por el polvillo volvedor de todos los veranos.
Y era justamente en los veranos donde creíamos que iban a pasar las grandes cosas, sin que la inmovilidad de siempre no fuera captada en principio pero al irse diluyendo el ardor y el entusiasmo de las fiestas, y puedo conceder que hasta que transcurriera todo enero todavía guardábamos alguna esperanza, pero al final nos rendíamos ante la evidencia más realista aunque nos sonara demasiado vulgar. Sucede que la adolescencia es un motor activísimo, imposible de contener cuando toma la ancha senda de los sueños y pide pista a gritos para encauzar esos caminos que llevan seguramente a la gloria, al amor o, por qué no, si soñar no cuesta nada: a ambas cosas a la vez.
Como ya transité medio siglo sobre esta remotísima época de mi vida, puedo pensar que sólo fantaseo cuando recuerdo los partidos de básket en el patio del club, los bailes al aire libre justamente en esa cancha de grandes baldosas coloradas y que se usaban también para ese fin, el billar, el ajedrez y los naipes y las largas hileras de mesa en la misma calle de tierra, donde se cerraba el tránsito después de las veinte horas y hasta la madrugada iban las familias los fines de semana a cenar, a tomar cientos de litros de cervezas o gaseosas; y los días de semana la ocupábamos nosotros, que ya estábamos pidiendo un lugar en el mundo, empezando por el Club que nos había visto nacer, que había sido testigo del conocimiento de mis viejos allí, en el salón vecino que era el del cine “La Perla” y hoy pertenece también al Club.
De un baile salieron mis padres hacia la casa de ella, seguida por los pasos vigilantes y los ojos más que alertas de mi abuela Elisa, que no dejaba a su única hija ni a sol ni a sombra.
Esa vez fue hasta la puerta, que le fue franqueada a mi padre luego de meses, merced a un pedido de mano formal, rigor de los tiempos idos. Mi abuela, viuda de muy joven, dicen que recomendó a mi padre extremo respeto, porque la “chica no tiene padre”” y usted comprenderá”. Mi padre dijo que sí, que comprendía y entonces sí, fueron novios. Pero mi madre no pudo extender la cuota de los bailes. Tres fechas patrias por año (nunca seguidas, sino salteadas y por supuesto, siempre acompañados por doña Elisa. Era la ley de hierro que imponía mi abuela.
Pero de otra cosa, quiero escribir hoy aquí.
De aquella época increíblemente inestable y sufrida, llena de temores, de aprendizajes ávidos, donde el sexo urgía como un torrente en las venas, y la soledad y la amistad, y el dolor y el desamparo era o parecía, luego supimos: definitivos. Como nuestras familias eran muy pobres, debíamos trabajar para mantenernos y ayudar en nuestras casas, como era la costumbre y sólo de vez en cuando, muy de vez en cuando comprarnos un traje, inevitable en la época si uno aspiraba a andar bien vestido. De confección, se sabe, porque sólo los pudientes podían aspirar a encargarle uno a un sastre. Mi padre nunca se vistió con un traje comprado en la tienda, era pobre, era obrero, pero las pocas veces que eligió comprar lo hizo a un sastre. Era todo un ritual esto de la ropa. Había que ir –una vez elegido el sastre, que había muchos y muy buenos en mi pueblo- elegir la tela en un muestrario que él tenía, hacerse tomar las medidas, pasar a probárselo y luego sí, salir con el traje preciado de una percha colgando del dedo mayor de la mano derecha.
En tren de confidencias diré que mi primer traje a medida me lo hice coser en Rosario cuando tenía alrededor de treinta años, pero presumo que ya no insistí en esa costumbre, porque la ropa informal o la buena confección del las tiendas desalentaron esa tan buena práctica hasta casi hacer desaparecer el oficio, tan noble, tan viejo, como tantos otros que son casi olvido.
De todos modos trataré de volver a relatar aquellos veranos donde uno esperaba que pasara todo aquello que se había ido aletargando entre el otoño más gris, o más ocre, si tenemos presente el color moribundo de las hojas, o en los inviernos con sus tormentas, sus temporales que duraban semanas, sus calles abrumadas por los lodazales y el denso vuelos de los patos hacia los cañadones del atardecer.
Todo esto se iría atenuando con la explosión azul de la primavera, el estallido de las flores del duraznero y de los damascos, y el síntoma del verano serían las primeras mariposas aisladas que cruzarían el callejón de José Vélez y se espaciaba hacia el campo de Compañy y la propia estancia de Maldonado, pasando por la tapera de don Way, la chacra de los Pozzi y el puesto de Juan Bernardo Juárez. Todo eso empezaba a prefigurar el verano, aunque aún fuera noviembre, pero el toque mágico, la puesta misma del verano era la irrupción casi fantasmal del carrito rechinante de Juan Ugolini, sentado arriba de sus deliciosas sandías que vendía caladas, coloradas como boca de mujer lista para besar, como rezaba aquel viejo tango que cantaba Julio Sosa: ”Vendo sándias caladas y coloradas rojas/ como los labios de las muchachas enamoradas”, decía en su tono arrabalero, poniendo con intencionalidad mal el acento sobre la a. Así pronunciaba él la palabra sandía, que era como decir páis, máiz, como dicen que se usaba ese acento –digo- en los tiempos de don Juan Manuel. En sus viajes por lejanas provincias donde iba a trabajar mi padre, había adquirido éste hábito. En fin, un hijo de inmigrantes pronunciando un castellano arcaico. Se daban esas mezclas, es lo que somos, al fin.
Estamos ya en el verano, la sangre fluye sobre la pulsión de vida y el mundo de Eros. Inútilmente una vez más, ese año, como el anterior.
Lo bueno, lo recordable fueron los aprontes.
Entonces decidí venirme a vivir aquí, pero los dejo con esta historia. Ahorre el lector el suspenso. A esa historia nunca volveré.


*De Jorge Isaías jisaias46@yahoo.com.ar




TANKA I*


Desde mi cueva
Un ojo en la roca
Copia el mundo.

Montaña y flor
Cuentan ritos mágicos.



TANKA II*


Esbelta luce
Al borde del camino
La flor humilde.

Lanza adioses
Al viajero que huye.



TANKA III*


El crepúsculo
Cuenta sus letanías
En despedidas.

Lila y rosa
Acarician el cielo.




*Poemas de Emilse Zorzut. zurmy@yahoo.com.ar





El Inspector*



Llevaba más de diez años en el cargo de Comisario Jefe de la brigada de homicidios, pero nunca se había encontrado con un asesinato tan violento ni tan terrible.

Lo habían descuartizado. En un rincón de la habitación estaban los verbos, revueltos entre unas mantas y sobre la cama algunos sustantivos y adjetivos aún manchados de tinta. Sobre la alfombra unas frases sueltas del capitulo cuarto a las que, estaba claro, habían arrastrado sin piedad, y en el suelo, esparcidos, grupos de palabras, algún pretérito y restos de metáforas. El inspector palideció aún más cuando se dio cuenta que el asesino se había llevado las tapas y el lomo y rompió a llorar.



*de Joan Mateu. joan@cimat.es





Dos corazones*




Taza de té de por medio se miraron, el murmullo de las otras mesas les llegaba apagado. Cada grupo con sus voces, palabras sueltas, risas. Se sentían dentro de una campana de cristal.
Nada les tocaba ni distraía. Los ojos de él recorrían cada milímetro de esa cara amada. Se detenían en los ojos húmedos, grandes, marrones, donde las luces del bar se contoneaban produciendo chispas en cada parpadeo. Bajaban a extasiarse en la boca de labios carnosos, débilmente pintados con brillos rosados.
Había besado y mordido esa boca con pasión y deleite ¿cuánto hace? ¿Años, horas, segundos? No lo sabia.
Pero lo pensaba y un raro escozor le invadía el estomago.
Estiro su brazo por sobre la mesa buscando la tibieza de la mano femenina que no accedió al reclamo. Inquirió con una mirada y un toque de alarma le llega en esos ojos huidizos y en el leve temblor del labio inferior.



Creyó en una broma al escuchar tenemos que dejar de vernos pero se helo su sonrisa cuando advirtió dos gruesas lagrimas caer lento sobre el mantel.
_Vuelve de Europa mi esposo. No puedo deshacer mi hogar. Por mis hijos, por mis padres, por el lugar que ocupo en la sociedad. Perdóname, lo vengo pensando una semana y ya está decidido. Sos joven, no te faltaran oportunidades. Fui muy feliz con vos. No me odies.
La vio irse caminando entre las mesas. No pudo moverse. No pudo hablar.
Las palabras de ella penetraban lento, le costaba entenderlas, como si se hubieran dicho en otro idioma y tenia que descifrarlas con dificultad.
No sabe si pagó al mozo, como caminó hasta la calle ni de donde salió ese camión y de donde esas luces enceguedoras que se apagaban lentamente... lentamente... hasta llegar la oscuridad densa... suave... suave.



*De Elsa Hufschmid. elsahuf@yahoo.com.ar







DESEOS*



Transitan
las orillas de la mente
dos siluetas luminarias
de un deseo.


Cuando el fulgor
guía los vértices
del cotidiano andar
de sus huellas.


Clarea la esfera
del albo día
con el pétalo
para el beso.


Camina la túnica
de la alborada
con la piel al trasluz
para las manos.


*De Xenia Mora Rucabado. xenia.berna@speedy.com.ar








TREN ROBADO*


*Especial para Inventiva Social y sus sueños de trenes.



Escondidamente, lleva el nombre de María Serrano.
Eso reza su acta de bautismo.
Acta de nacimiento, no hay
Quizás, porque María no nació María.
O nació de una calabaza. Involuntariamente.
O de París la trajeron los Reyes, en un largo caminos de trenes.
Y fue la Maruja, Maruja niña.
Ahora, Maruja a secas. Seco destino de carbón molido.
Y como el tren, Maruja va y viene por las vías férreas.
Huecas suelas caminantes de rieles.
Fatigados caminos, trasladando desconsolados huesos.


Cuando el tren se anunciaba, Maruja florecía.
Se trepaba a un podio de piedra y saludaba.
Alguna vez alguien, contestó su saludo.
Y la Maruja, partía... partía con el tren.
Recorría desiertos y praderas.
Escuchaba el tropel de caballos bebiendo lejanías.
Se ponía zapatos de cristal, y sombrero, y una flor en el pelo.
Y leía, ah, leía. Embelesadamente, leía la Maruja.
Y era hermosa, pelo de algas y boca de azucena
Y enfrentaba tormentas, aguaceros, granizos...
Y desafiaba esta vida coja, volando,
Y era pez, ángel, mariposa.
Y renacía, y el miedo huía como un ciervo asustado.
Y se acunaba, y se abrazaba, en lunas incansables.


A María Serrano, o la Maruja.
No solo le han robado los sueños, también el tren.



*de Amelia Arellano. arellano.amelia@yahoo.com.ar







Los hombres del tiempo*



*Por Jorge Isaías. jisaias46@yahoo.com.ar


En aquellas épocas en que los hombres se reunían con sus rostros quemados por las heladas y los soles, las manos callosas y el corazón ancho bajo el sol débil de mayo, eran épocas en que se compartían cosas y se proyectaban cosas y se hablaba del tiempo. Del tiempo que era en sí mismo un tema inmenso, un tema del que podría hablarse horas y hasta días enteros, hasta que ellos -esos hombres se volvían tiempo también. Pasa que al recordar esta época que reposa bajo metros de una lava quieta, de una lava fría, de una lava que hace años abandonó esa amenaza en latencia para volver a vivir, porque entre otras cosas muchos -o casi todos de los protagonistas ha dejado de existir para este mundo y sólo habita en ese callejón lejano donde moran todos los fantasmas. Si bien uno apenas convoca esos fantasmas, saltan como esquirlas vivas en la construcción de una realidad fingida por sobre aquella otra realidad que fue viviente.
Primero es como un olor, pero no cualquier olor, puede ser el de la tierra mojada previa a las tormentas, que como sabemos no se presenta de improviso sino de a poco, lentamente. También a veces viene aquel recuerdo imborrable cuando el olor de una comida o su sabor que casi se siente en las papilas. O ese olor a género nuevo, el olor de esos retazos que mi madre guardaba en una gran bolsa de arpillera nueva y que en los días de lluvia ponía a funcionar su inventiva de dulce madre remendona.
Desde un simple parche en los codos de un pulóver hasta la construcción de una gruesa frazada, todo era objeto de su industria que realizaba con segura mano activa y creadora: Todavía quedan algunos pequeños retazos en los cajones de los muebles de la antigua casa de la infancia. Un fetichismo
inmovilizante me impide tirar esta muestra de un tiempo que se fue.
Un tiempo que por otra parte no puedo compartir con nadie. A veces pienso que en esa especie de limbo donde reposan estos recuerdos que de vez en cuando recupero vía una construcción mental que no resulta ni trabajosa ni paradójica y sí es del todo innecesaria para el resto de la humanidad, menos
para mí que soy el interesado principal y ello me obliga sentarme a esta mesa con esta lapicera y este cuaderno, e inclinándome un poco, me pongo a escribir.
Volviendo a aquellos envidiados hombres duros de mi infancia, cuando uno los miraba desde el puro presente, siendo una nadita que metía -cuando lo dejaban su nariz curiosa en ese incansable mundo de los grandes. Los veía en distintos ámbitos -generalmente rurales trabajando duramente con sus ropas
gastadas, con sus rostros curtidos, sus ademanes resueltos y sus alegrías mínimas que resolvían de vez en cuando en los amaneceres contados en que abrazaban torpemente a sus mujeres, o aquellos que habían querido casarse con la tierra, en una muda obcecación que los recluía a una soledad que muchas veces viajaba, sobre todo en tiempos de cosecha y otras simplemente se fundía con las siembras, los atardeceres y el alto relincho de un potro contra el amanecer que retrasaba la niebla.
Lo verdadero era el movimiento, porque los hombres que morían cuando ya no servían para el trabajo eran llorados sólo lo suficiente y los niños que morían pequeños, a veces, dieron la reflexión en voz alta de un padre acosado con la explotación y las deudas;
Una boca menos, para dar de comer. Se decía, aliviado en la situación ominosa y tal vez acosado por la culpa que se diluía en resignación.
Esos hombres lejanos eran mi padre, mis tíos, alguna gente no familiar pero que para esos años son fundamentales, como Chiquín Cantoni, Fermín Castillo, Pichón Bucelli, Sete Paulini, Elpidio Guiñazú, Piquino Collére, o aquel árabe irascible con boliche a quien todo el mundo infantil tenía bajo el cartel luminoso casi de Turco Alé.
A veces recuerdo a aquellos hombres apegado a los caballos, podían -no necesariamente ser criollos de pura cepa, como los Calderón, los Guiñazú, los avalos, los Samonta, don Juan Montero, domador o aquel antiguo cantor que templaba la guitarra -menudo, eléctrico, simpático que supo ser tropero de la Estancia Maldonado y que respondía al nombre de Juan Tello y que fue compadre de don Cayetano Gallardo, hombre serio, callado, con su cigarrillo de tabaco magro con su humo que se detenía un momento bajo el ala de su sombrero negro como una ala de cuervo antes de ascender hacia el cielo
indiferente a tanta rutina sin importancia que pasaba ante nosotros sin dejar un rastro, sólo un comentario vivaz en un recreo, y que luego taparía la jugada inimitable de Oreste Omar Corbata haciéndole tres goles al combinado uruguayo en el mismísimo estadio Peñarol, de Montevideo, cuando
esas gambetas del argentino daban que hablar a todos los periodistas del continente o nuestro primer campeón mundial el pequeño gigante mendocino, Pascual Pérez -Pascualito para sus numerosos admiradores, que eran el país en ese tiempo, cuando Perón con toda su investidura presidencial lo recibía al bajar victorioso del cuadrilátero del Luna Park bajo los flashes de esas grandes máquinas fotográficas de entonces.
También estos ídolos, los que soliviantaron nuestras pobres cabecitas inocentes de toda inocencia, cuando era el alba del mundo, cuando todo recién comenzaba, cuando los altísimos soles giraban por el arco inmenso del cielo y aquellos nombres, estos recuerdos de hoy sólo existen porque para mí no hay olvido mientras alguien los escriba oponiéndolo al óxido destructor y entonces mis amigos Armando Grillo, Mono Buccolini, Albertito Nocino y el mismísimo Pepito Gardella o Antonito Leone, inolvidable, siguen vivos en mi memoria que quiere retenerlos porque de algún modo y de todos los modos me
pertenecen, como esas cosas fundantes en la vida y que resisten a ocupar aquellos afectos perdidos como un animal pequeño ante tanta oscuridad.






LUNA DE LUTO*
(por Carlos Fuentealba)



Luna de luto
Se oculta tras la antigua voz del Lanin.
Se oculta con una lágrima de plata
que va lloviznando pasito a paso
su dolor de tiza
tu ausencia.

Lo han matado de muerte bien muerta.
Lo han matado
los que muerden la inocencia.

- Que ¿quién fue? Preguntan.
- Que no fue esa la orden, dicen.
- Que yo no estaba, aducen.
- Que algo habrá hecho, opinan.

Y sí, algo hizo desde el alba
desde cada tañer de campana
acercó la fuente para que beban;
sí, los niños beban del abecedario.

Y eso no es bueno, Carlos, dicen desde algún
lugar.
Eso no es bueno porque aprenden palabras.
¿O no sabías que las palabras son peligrosas?

Aprenden palabras abecedeando
y
dicen, ahora: justicia
y
se le ocurre: democracia
y
piensan: libertad
y
hablan: dignidad
hablan,
ahora, hablan…

Son peligrosas las palabras.
Tienen cierto tufillo que eriza los pelos.

¿De qué fuente, Carlos, quisiste poner
un alba en sus miradas?

¿De dónde, Carlos, creíste que el alba
es una fuente donde todos pueden beber?

¿Por qué insistes, Carlos
en
que la fuente y el alba
se
conjugan en un solo nombre?

La luna con una lágrima de plata
en
esos sures
pasito a paso va lloviznando tu ausencia…



*de Oscar A. Agú. cachoagu@yahoo.com.ar







LA PATAGONIA ES UN CHANCHO QUE VUELA*



La Patagonia es un Macondo lato y estepario, un ámbito de monstruos gigantes, de endriagos, de aves plumíferas y grandes que teniendo alas no vuelan, de mangrullos amarronados de cuatro patas que gregarios ambulan de monte en monte con su relincho arisco.
Es el último confín caído de la mano del mundo donde la aventura y el asombro corren parejos. Donde el viento levanta las piedras y deforma las copas de los árboles a su arbitrio. La Patagonia es un chancho que vuela.
La Patagonia es una latitud de escoriales silentes bajo las lunas blancas y redondas; una soledad crecida en la altura azul de las mesetas; es el aroma acre del cloruro de sodio que enloquecen los ollares de las bestias que habitan los bajos de todos los bajos. Gualicho errante. Misterios arcanos. La Cruz del Sur donde nunca se arrutó el tesón de los pioneros.
La patagonia son los carcomidos infolios que en noches febriles entre el escorbuto y la ansiedad escribiera Pigafetta sobre gigantes que bailaban; la ciudad mítica allende los Andes que buscaban los frailes; las manzanas silvestres del imperio de Sayhueque, la Piedra Azul pitonisa de los Curá; la bandera argentina que enarboló Casimiro; la búsqueda de Popper; el faro del fin del mundo; los ventisqueros; las rastrilladas donde las lanzas trazaron sobre la tierra el mapa de todas las gestas.
La Patagonia es la tierra “sobre la que pesa la maldición de la esterilidad” (¡Oh, anatema de Darwin, acicate para los intrépidos!).
Es el tiempo petrificado; las flechas de obsidiana; las correrías de los bandidos; los ritos caídos de las viejas razas; la Arcadia perdida de los galeses; los rifleros del coronel Fontana; la remonta de Nicolás Descalzi; los sueños proféticos de Don Bosco; el santuario cautivante de Ceferino. La Patagonia es un desafío que merece aceptarse.
Es un cielo estrellado que parece tocarse con las manos; es un silencio que dice mucho; es un paisaje que se incorpora al alma como el calafate a los labios. Es la gesta del Comandante Luís Piedrabuena por patriota y por nauta; es la Proa del Mundo al decir del Ingeniero Domingo Pronsato (hijo ilustre de Bahía Blanca); la Patagonia es la “región de la aurora” como la bautizara la pluma del Padre Entraigas. Es un esfuerzo compartido; una esperanza que nunca cesa como la distancia de sus caminos; es un sentimiento tan indeleble como las manos en las cuevas del río Pinturas. Un tótem, un linaje que cubre y abriga como las matras de las tejenderas mapuches. Es un desafío permanente. Una incógnita que nunca cierra.
La Patagonia es el sol ardido sobre los fortines y la soldadesca; el espejo de los lagos; la altitud desmesurada de las araucarias; los volcanes irascibles; el mar inmenso y azul sobre la costa escarpada; los fondeaderos de mala muerte; el relevamiento minucioso de Basilio Villarino y Bermúdez; las notas detalladas del Perito Moreno; la reina y el arcabuz del Padre Mascardi.
La Patagonia es el párrafo final de la novela “Sobre héroes y tumbas” de Ernesto Sábato; la soñada por Ezequiel Ramos Mexía y el geólogo norteamericano Bailey Willis; “la que piensa” como escribió Juan Benigar; la que poblada de plantas enanas esconde en los petroglifos un pasado legendario; la del volcán Domuyo que guarda en sus entrañas un tronco de oro bajo los hielos. La Patagonia se hace collón en las noches de luna llena y petrifica la debilidad de los timoratos.
La Patagonia es la circunstancia de los hombres cabales; el menucó que marea como un mar; las bardas; los ríos como arterias impetuosas; las salinas blancas de promesas salobres. La Patagonia es una marca en caliente, una prolongación de las soledades del alma.
Por la Patagonia, el Norte está en el Sur. Y en ella se cuecen habas y legumbres, risas y llantos, llamadas desde el fondo de los tiempos. La Patagonia son los fósiles de los grandes saurios, el bosque tropical que les daba sombra y alimento; las grandes palmeras con dátiles hechos piedra; los redondos huevos de los saurios que la habitaron; la lujuria de un pasado remoto. Lámpara prendida en las edades geológicas.
La Patagonia es un mandato de imperiosas urgencias, para nosotros y para nuestros hijos. Mi tierra querida, mi lugar en el mundo.



*de Jorge Castañeda jorgecastaneda20032000@yahoo.com.ar
Valcheta (Rio Negro)
http://jorgecastaneda.fullblog.com.ar







MI HEMISFERIO IZQUIERDO*


“En otro cuerpo va mi amor por esta calle,
siento sus pasos lejanos en la lluvia:”
EUGENIO MONTEJO


Es la hora de las putas celestes y los lobos ladrones.
Todos duermen.
Hoy no te escribe mi hemisferio izquierdo.
Soy la diosa Laverna.
A veces ignorada. Otras idolatrada.
Soy la portadora de la verdad mentira. De la buena ventura.
Soy la ladrona de las uvas verdes.
Mis recuerdos son vagos.
Pero se por ejemplo que, así, nunca me besaron.
Besos de papel. De sutil argamasa.
Cielos de no sentir pueblan mis noches.
Soy la pitonisa de tu cuerpo frutal.
Soy durazno menguante de febrero.
Son pocas las señales.
Pocas y heridas a mansalva.
Jeroglíficos. Secretísimos juegos.
Señales en el viento del oeste.
Chispas. Fogatas rabiosamente tiernas.
Te he dado el sí. Y camino a tu lado.
Pero recuerda, amor, es la hora de las putas celestes.
Y has robado mi hemisferio izquierdo.


*De Amelia Arellano. arellano.amelia@yahoo.com.ar










CANTO DE PÁJARO*



¿Qué me dice el pájaro
Cuando canta
Mientras busco en las calles
Silencios olvidados
Y una respuesta a la vida?
Tal vez habla de amores
Liberados al viento
De la orfandad sentida
Ante el nido vacío.
Tal vez quiera explicarme
Que halló su libertad
Entre límites impuestos
Que clausuraban puertas
Y negaban ensueños.
¿Cómo le digo al pájaro
Que me siento esclava
De vicios humanos
Mientras busco metas?





*de Emilse Zorzut. zurmy@yahoo.com.ar





¿La cultura del socialismo debe regirse por los mismos cánones de la cultura burguesa?*



*Por Miguel Crispín Sotomayor. arcomar@cubarte.cult.cu
17.05.10



Hace unos días, el 9 de mayo, se conmemoró el 65 aniversario de la derrota del fascismo, final de la “Gran Guerra Patria” y la televisión cubana nos dio la agradable posibilidad de ver nuevamente una película soviética, acerca de la toma de Berlín. Y este año, antes y después de la Feria Internacional del Libro, dedicado a Rusia, repuso otras, como “La Balada del Soldado”, “Cuando vuelan las cigüeñas” y varias más, para satisfacción y revivir recuerdos en los más viejos y para bien de las generaciones más jóvenes.
Muchísimas personas de mi generación disfrutamos, en su momento, y recordamos con nostalgia, “El escudo y la espada”, “El 41”, “La infancia de Iván”, “Liberación”, “Cielo despejado” , “El dominio del fuego” y tantas otras películas referidas al pueblo soviético, que permitieron conocer acerca de la Revolución de Octubre y su posteriores consecuencias en lo que luego sería la Unión Soviética y los países del campo socialista de Europa del Este; el heroísmo del pueblo soviético durante la Segunda Guerra Mundial y la verdadera historia de ésta. Contada con extraordinaria calidad artística y apego a la realidad.
Ellas contribuyeron a la formación política e ideológica de la mayoría de los revolucionarios cubanos.
De igual manera contribuyó la literatura soviética. Magníficos escritores, magníficos temas. Literatura y autores que, como la cinematografía, después del “derrumbe” desapareció de nuestro ámbito cultural. Olvidada y olvidados.
Del realismo socialista se ha dicho bastante, principalmente después del derrumbe del socialismo en esos países, cuentan algunos que lo vivieron y otros que le contaron, que representó mordaza, persecución, destierro y unas cuantas cosas terribles más. En fin, que enclaustró la imaginación y la acción artística y literaria. Y por tanto, algo maldito, del que se huye como de la peste y del que nada bueno se puede mencionar sin ser calificado de “estalinista”, por intolerantes defensores de la tolerancia.
No dudo que tengan razón. No se crea conciencia a cañonazo. Tampoco con loas y sin críticas objetivas y menos, cuando se condicionan a las conveniencias, en cuyo caso sólo generan oportunismo y simulación.
Pero, ¿Eso significa que todo lo hecho durante el realismo socialista fue malo?
¿Qué haya que negarlo todo? Nadie le niega valores al arte abstracto. Sin embargo, son muchos los que han escrito acerca de que fue “inventado” y patrocinado por la CIA, para utilizarlo como arma política e ideológica contra los desparecidos países socialistas.
¿Debe o no el artista, el narrador y el poeta estar comprometido con la sociedad de su tiempo? ¿Es la obra de un artista, narrador o poeta reflejo de sus ideas?
En los Estados Unidos, durante los años 30 del pasado siglo, surgió un movimiento pictórico llamado “Realismo Social” en el que pintores, motivados por los efectos de la depresión económica, tomaron gran interés en llevar al lienzo las inquietudes sociales del momento y en utilizar su arte como un medio de protesta y crítica social.
¿Es cierto o no, que la inmensa mayoría de los escritores y artistas que son universales reflejaron en su obra la sociedad de la época?

¿Contribuye la poesía social a crear un mundo mejor? ¿Dónde está esa poesía? Sólo en unos pocos poetas.

La cultura, fruto de la base económica predominante, se corresponde con el régimen social establecido, o sea, la cultura del régimen burgués no es la misma que la del feudal ni la de éste a la del esclavismo.

Cabría preguntarse: ¿La cultura del socialismo debe regirse por los mismos cánones de la cultura burguesa o se debe ir desarrollando a la par que la base económica del sistema?
Creo que esa era la pretensión al formular el realismo socialista. Los errores cometidos durante su desarrollo fueron parte y consecuencia de otros errores, que finalmente dieron lugar a la desaparición del campo socialista europeo.
¿Deben o no el arte y la literatura de Cuba Socialista, aunque no sólo eso, reflejar la vida de la gente común, del pueblo, sus costumbres, tradiciones, preocupaciones, alegrías, su historia?
¿No merecen también, ser personajes protagónicos de novelas, cuentos, y telenovelas quienes laboran, y valga para ambos géneros, como albañiles, plomeros, obreros agrícolas, campesinos, u otras profesiones que producen bienes materiales para toda la sociedad? Por supuesto que sí lo merecen.
Nuestra cultura es popular, llega y está en todas partes del país, y todos tenemos libre acceso a ella. Pero, como sistema socialista que se desarrolla y en medio de un mundo donde prevalecen los valores y modelos del capitalismo, todavía se observan tendencias propias de ese sistema que recuerdan una frase de Ernesto “Ché” Guevara : “Podemos intentar injertar el olmo para que dé peras; pero simultáneamente hay que sembrar perales”.





TIEMPO Y MAGIA*



Cada paso
es un minuto en los relojes.
Voy a prisa
sin saber qué buscar.
¿Más sueños?
Demasiados he engendrado,
ya no importa
si mueren al nacer.
Tengo hambre
de un hombro para llora.
Tengo frío
aunque dentro hay fuego para fluir.
Cada paso
me acerca al horizonte.
El viento
pasa y me dice adiós.



*de Emilse Zorzut. zurmy@yahoo.com.ar





Árbol*



Agitarme, someterme bajo el ramaje de tus manos;
heterodoxa y gallarda como una mujer sin piel.
Me desnudaste en tu boca.
Tú, que yacías guardado en un lugar anclando tus raíces,
más abajo del ocaso, junto al agua de la sed.
Vertiste tu mirada sin tregua por el cauce de mi vientre.
Arremetiste como el viento,
desdibujaste mis ropas,
a tu tronco crucificaste este breve momento,
del que no podía salvarnos ningún dios.



*de Yomar Liliana Rodriguez. emancipasiones@gmail.com






MONEDA*



De momento, asesino para alimentarme,
no hace tanto, también lo hacía por amor.

De momento, imagino para ser un cóndor,
no hace tanto, militaba de felpudo.

De momento, sonrío de andar espíritu payaso,
no hace tanto, dibujaba muecas de ginebra.

De momento, escribo porque te extraño,
no hace tanto, sobraban las palabras.

De momento, amo porque soy una moneda,
no hace tanto, tenía tu mismo odio en el anverso.



*De Beto Casquero. beto_casquero@hotmail.com





*


Si alguna vez pudiera

Cantar a gritos la conquista

Del buen humor.

Si pudiera contagiar de chispas

La parálisis del aburrimiento

Cantar con entusiasmo y

Sin vergüenza lo que siento

Sería la vida tan fácil.

La sonrisa de sentir que soy

Como el viento.

Que pudiera susurrar sin recaudos

Mis pesadillas y mis ensueños

Mis terrores y mis locuras

Sería tan infinitamente mía

Como lo es la luna, la lluvia

Y la claridad.



*de Azul. azulaki@hotmail.com







DESDE LA VENTANA*



Me prometí que duraría hasta tanto se nos hiciera insoportable el imaginar que pudiera terminar alguna vez.

Querido Platón
Celima Bernal García


La idolatraba con un amor sin margen a la duda, que no necesitaba ser correspondido. Sin preguntarse siquiera lo que prefería: si ese aire misterioso, la ligereza, el cuello estilizado, verla danzar cada noche a solas, al compás de la melodía interminable que llegaba en forma de susurro a la ventana desde donde la contemplaba, sin que ella lo supiera.

Año tras año, la idea de que lo imaginaba espiarla en silencio, le causaba un doloroso placer, solo comparable en intensidad al miedo de perderla. ¿Qué pasaría si una noche no se abría la ventana, si era otra la silueta entrevista? Dónde poner tanta espera, si ella de pronto no adivinaba el pensamiento con que la acosaba al asomar la luna: “¡Baila, baila para mí!” Sentía que la danza estaba solo destinada a él, testigo fiel en tan peculiar luneta.

Un solo temor no lo había atravesado… Por más que juguemos a idear el futuro, éste no tiene por qué obedecer a nuestras predicciones, a nuestras esperanzas, mucho menos a nuestros temores.

Aquella noche no hubo música. Ella no bailó. Él repitió la frase hasta el cansancio… ¡Pobre, si alguna vez figuró que era escuchada! Toda historia está condenada a terminar; somos hijos del tiempo, pero, ¿no era la música eterna? ¿Cómo imaginar que acabaría?

Sintió que algo dentro de él se quebraba, algo interno, irrecuperable. A la mañana siguiente, le dijeron a su dueña que este tipo de figuras de cristal a veces “cogían aire”. Ella botó los trozos, apenada, el pequeño vagabundo era un recuerdo de su abuela.

¡Si tan solo él hubiera sabido que al joyero de la vecina, sobre cuya tapa giraba su bayadera, se le había descompuesto la cuerda!


*De Marié Rojas.
-La Habana. Cuba.





AUSENCIAS*



Otra Virginia escapó nuevamente.
Le pidió a Pandora que le guarde sus vituallas y trepó al ferrocarril. Otra vez, otra Virginia puso por delante su vocación.
Una se conchabó de azafata del tren fantasma y creo que anda noviando con el motorman.
La otra, tiempo atrás se voló la azotea en la cocina de casa.
No dejan de parirse y de huir.
Una me dejó a dos estaciones de ser padre, la otra a mil años de ser hijo.
Plantígrado resignado y triste; absurdamente canto y bailo mientras camino por las vías pensando en las madres y en las progenies.
Juego a la rayuela en los durmientes, desde el cementerio de Morón al Atlántico.
Espero que ningún puto tren me pase por encima pues debo llegar hasta aquel andén.
Seguro Virginia me aguarda.
Para no besarme y seguir escapando.



*De Beto Casquero. beto_casquero@hotmail.com





*


Cautivo
Se sacude inquieto
aletea
Aun agobiado
se rebela
Mientras lo acordonan
en el intento de
aplastarlo
chilla
hiende
rasguña
Dispuesto
a salir (se)
además gime.



*De Ana Romano. romano.ana2010@gmail.com










*



5. Concurso Literario XICóATL "Estrella Errante"*

Introducción

A comienzos de este siglo en YAGE pensamos que después del Concurso Literario dedicado a commemorar los 250 años del nacimiento de Wolfgang Amadeus Mozart, un buen tema sería imaginar nuestro planeta en el año 2100.

Un gran número de obras “científicas” y literarias a lo largo de la historia se han ocupado del futuro de la humanidad. Desde los llamados profetas mayores del “Antiguo Testamento” (Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel), pasando por los libros sibilinos de la Roma antigua, las obras de Platón (“La República”), Thomas More (“La Utopía”), Michel de Nôtre-Dame (“Las verdaderas centurias astrológicas y profecías”), Tommaso Campanella (“La Ciudad del Sol”), Jonathan Swift (“Los viajes de Gulliver”), Jean-Jacques Rousseau (“El Contrato Social”), Robert Owen (“Nueva visión de sociedad”), Étienne Cabet (“Viaje a Icaria”), Karl Marx y Friederich Engels con el “materialismo dialéctico”, Aldous Huxley (“Un mundo feliz”) hasta trabajos muy recientes como el del autor George Friedman [1]. Todo esto sin incluir esa inmensa franja literaria llamada “Ciencia-Ficción”, comenzada a fraguar ya en el siglo XVII por Johannes Kepler con “Somnium”, y que ha generado obras tan brillantes y fantásticas como las de los autores Edgar Rice Burroughs, Howard Phillips Lovecraft, Fritz Leiber, Robert Bloch, Robert E. Howard, Isaac Asimov, Ray Bradbury, Anthony Burgess, Arthur C. Clarke, Robert A. Heinlein y en castellano Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges [2].

Para esta edición del Concurso Literario XICóATL tenemos la fortuna de contar con la valiosa colaboración de un selecto grupo de excelentes espacios de difusión literaria, quienes nos ayudarán en la puesta en circulación de las bases del concurso y posteriormente publicarán los trabajos ganadores en sus respectivos medios. Casi todos ellos colaboran también en el jurado que seleccionará los trabajos a premiar. Estos aliados son las Revistas literarias internacionales “En Sentido Figurado” (hecha en 7 países), “Cañasanta” (de Toronto, Canadá), “Carátula” (de Nicaragua), “Cinosargo” (de Chile), “miNatura” (de Cuba), “Antorcha Cultural” (de Mendoza, Argentina) y “Azul@rte” (de Québec, Canadá); además los blogs literarios “NTC … Nos Topamos Con …” (de Colombia); “Inventiva Social” (de Buenos Aires, Argentina); "Aurora Boreal" (de Dinamarca).

El siglo XX fue profundamente estampado por el sello sangriento de una multitud de regímenes totalitarios, guiados por una u otra ideología política. Tan nefasta experiencia, marcó a su vez el comienzo del fin para todas las ideologías. En lo científico, lo cultural y lo económico la humanidad alcanzó desarrollos jamás soñados por civilización alguna; sin embargo, esta grandiosa expansión material nos deja al mismo tiempo un inmenso catálogo de problemas y desafíos para los siglos venideros. Si bien la sombra compañera de la llamada civilización durante el pasado siglo fue la guerra, la de este siglo XXI es la gran devastación y la profunda degradación del medio ambiente. Pienso que la humanidad requiere con urgencia en este siglo una gran revolución, esta vez de carácter espiritual. Será una transformación esencialmente individual, que tenga como objetivo la abolición de todos los condicionamientos de carácter religioso, político y cultural que hoy siguen prolongando su esclavitud. El hombre económico y enajenado de hoy no tiene ningún futuro. El hombre sin conciencia de sí mismo, de su papel en el mundo, de sus derechos y responsabilidades nunca podrá resolver los problemas de hambre, miseria, guerra, dependencia, sobrepoblación, contaminación ambiental, relación con otras especies y otros tantos que hacen infeliz la vida. Pero el objeto de esta introducción no son mis fantasías y/o especulaciones sobre lo que ocurrirá en nuestro planeta en un futuro, ese será el trabajo de quienes deseen concursar en esta convocatoria. Lo que sí tengo muy claro de momento es mi profundo agradecimiento para todas las entidades y personas que harán posible el desarrollo del evento y para todos los que emprendan la tarea de imaginar qué sucederá o cómo será nuestro planeta, en especial los continentes que más nos conciernen, esto es (Latino)América y Europa, en el año 2100.



*Luis Alfredo Duarte-Herrera.





BASES DEL CONCURSO



- Para trabajos inéditos, en prosa
- Extensión máxima: 5 páginas, formato DIN A4, tipo de letra Times New Roman tamaño 14, a espacio sencillo, margen: 2 cm x 2 cm x 2 cm x 2 cm.
- Tema: "(Latino)América / Europa / año 2100"
- Idioma: español
- Género: ensayo y/o cuento.
Envío del trabajo: enviar vía e-mail a euroyage@yahoo.de 2 archivos anexos en formato Word: el primero con el cuento o ensayo (no olvidar colocar el seudónimo) y el segundo con los datos personales (pseudónimo, nombres y apellidos, dirección electrónica, dirección postal, teléfono y corto curriculum vitae [opcional]).

- Fecha límite para el envío de los trabajos: 30 de noviembre 2010.

PREMIOS:

- Se otorgarán 3 premios, cada uno de 500 euros, más la publicación en los siguientes medios:

1. Magazín Cultural Latinoamericano XICóATL, “Estrella Errante”, bilingüe, impreso y digital www.euroyage.org
2. Revista Digital “En Sentido Figurado” http://www.ensentidofigurado.com/
3. Revista Cultural “Carátula” http://www.caratula.net/
4. “Revista Cinosargo” http://www.cinosargo.cl.kz/
5. “Cañasanta, Revista sobre Arte y Literatura Latinoamericana” http://www.canasanta.com
6. Revista Digital “Antorcha Cultural” www.antorchacultural.com
7. Revista Digital “miNatura” http://www.servercronos.net/bloglgc/index.php/minatura/
8.“Revista Literaria Azul@rte” http://www.revistaliterariaazularte.blogspot.com/
9. “NTC … Nos Topamos con …” http://www.ntcblog.blogspot.com/
10. “Inventiva Social” http://www.inventivasocial.blogspot.com/
11. Revista Aurora Boreal http://www.auroraboreal.net


- Mención de Honor y publicación (bilingüe en XICóATL) de los trabajos destacados.
- Los resultados se anunciarán en el No 96 de XICóATL (Julio/Septiembre/2011) y, por la misma época, en los demás medios descritos.

El jurado está integrado por:

1. Eduardo Francisco Coiro, por “Inventiva Social”,
2. Gabriel Ruiz Arbeláez, por “NTC … Nos Topamos con …”,
3. Ricardo Acevedo Esplugas, por “miNatura”,
4. Dr. Angel Lucio Gargiulo Filippini, por “Antorcha Cultural”,
5. Judy García Allende, por “En Sentido Figurado”,
6. Daniel Rojas Pachas, por “Cinosargo”,
7. Ángel Fernández, por “Cañasanta” y
8. Dr. Luis Alfredo Duarte-Herrera, por “Estrella Errante”.


CONCURSO XICóATL
www.euroyage.org
euroyage@yahoo.de

A-5020 SALZBURG - AUSTRIA



[1] „The Next 100 Years“, Friedman George, 2009, Doubleday, Randmon House Inc. Versión en alemán: “Die nächsten 100 Jahre”, 2009, Campus Verlag GmbH, Frankfurt am Main, 298 pgs. Existe versión en español: „Los próximos 100 años“, Editorial Destino, 2010, 336 pgs. Friedman intenta principalmente una visión geopolítica de lo que sucederá en los próximos 100 años en nuestro globalizado planeta y predice, entre otras cosas, el derrumbamiento de la China en el 2020, una nueva guerra mundial para el 2050, el aseguramiento energético del planeta mediante energía solar del cosmos para el 2080 y el desafío del poder de los Estados Unidos de América por parte de México hacia el 2100.

[2] Un interesante artículo de Elvio E. Gandolfo titulado “La Literatura Fantástica y de Ciencia Ficción en América Latina” encuentra en la Revista Cinosargo, en el link http://www.cinosargo.bligoo.com/content/view/564315/Literatura-fantastica-y-de-ciencia-ficcion-en-America-Latina.html





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