viernes, septiembre 03, 2010
LA ILUSIÓN DEL VÍNCULO...
*Ilustración: Ray Respall Rojas.
La Habana. Cuba.
TODO*
Para Emilse Zorzut
“Todo interpenetra en todo”
Mind and Matter
John Gliedman
Iba rumbo a la oficina de correos. Había concluido la impresión de las tres copias exigidas de su novela casi en el límite del tiempo.
Un perro se enredó entre sus piernas, haciéndole perder el equilibrio; aunque pudo sostenerse de un poste, el sobre cayó al fango.
Entre lágrimas lo recogió, maldiciendo al animal; tuvo la tentación de echar el sobre al primer colector de basura, pero se arrepintió, por lo menos vería si algo se había salvado. Al llegar a casa, escapó de él la caja del CD y se abrió al chocar contra el suelo: estaba vacía. Sorprendida, comprobó el error que le hubiera costado quedar fuera de concurso – “el que no cumpla los requisitos será descalificado” -, había dejado el disco dentro del ordenador.
Recordó aquel niño abatido por una gaviota antes de cruzar la calle, justo a tiempo de no ser atropellado por un coche; aquel amigo a quien un ciervo se le atravesó en la carretera y este segundo “perdido” lo salvó de un accidente unos pasos más adelante… ¿Cuántos no habrían maldecido a estos ángeles investidos de animales que acudieron en su ayuda?
Comprendió que en cada palpitar del universo laten al unísono nuestros corazones, que en el hálito del más simple insecto respira la magia de la creación.
Pasó la noche en vela, imprimiendo las tres copias – ninguna pudo ser salvada del barro -, y por la mañana partió de nuevo rumbo al correo, buscando con la vista al perro callejero (sabiendo que no lo encontraría), agradeciendo esta prueba de que somos parte indisoluble de un Todo que hemos de interpretar en esas señales que solemos pasar de largo sin reconocer.
*de Marié Rojas Tamayo.
La Habana. Cuba.
LA ILUSIÓN DEL VÍNCULO...
MÁSCARA*
Malgasta
el asombro
el compromiso
Desgarra
el encono
el sosiego
Enardecida
fustiga
la ilusión del vínculo.
*De Ana Romano. romano.ana2010@gmail.com
Casa con fantasma*
*Por Juan Forn
Llovía y hacía frío en Río de Janeiro, aunque suene increíble. Frío en serio, casi de los nuestros, y tres días seguidos lloviendo. Y era mi último día allá, y lo tenía libre. Así fui a parar a la casa más linda y más triste que vi en mi vida. Fui porque me dijeron que era un museo y que podría encontrar cosas sobre Ana Cristina Cezar, la Alejandra Pizarnik brasileña.
Lluvia, frío y poeta suicida en la ciudad del sol, el mar y la alegría, ¿cómo me lo iba a perder?
La casa era una mansión con pileta y cascada propia clavada en medio de un morro, modernísima cuando se inauguró en 1951 (vidrio, hormigón y vegetación tropical combinados en grado supremo de elegancia). La mandó construir el banquero y embajador y amante del arte y filántropo Walter Moreira Salles,
quien tuvo tres hijos en esa casa, y fue feliz allí por veinte años con su familia y sus invitados (desde Greta Grabo hasta Juscelino Kubitschek), hasta que un día todo terminó: separación de los padres, los hijos que crecen y se van yendo ellos también, la casa queda abandonada, el tupido bosque tropical que la separaba de la favela Rocinha va adelgazándose cada vez más, hasta que la familia la dona al Estado convertida en el exquisito museo y sala de exposiciones y centro cultural que es hoy. Cuando digo la
familia me refiero a los cuatro hijos que se fueron yendo de aquella casa, que hoy son el cineasta Walter Salles; el banquero Pedro Moreira Salles, capo del poderosísimo Unibanco; el creador de la editorial Companhia das Letras, Fernando Moreira Salles; y el más tímido y menos conocido de los cuatro hermanos, el que importa en esta historia: el documentalista Joao Moreira Salles.
Hay casas que hablan. Hay casas con fantasma, y esa tarde de frío y lluvia en que nadie en su sano juicio se aventuró a ir hasta el Instituto Moreira Salles, yo comprobé que es posible que una casa se convierta en centro cultural y logre que su fantasma siga presente. Me refiero a Santiago Badariotti Merlo, el mayordomo ítalo-argentino de la familia Moreira Salles desde que se inauguró aquella casa hasta que se vació, el mayordomo que tocaba Beethoven en el piano Steinway, declamaba a Ovidio en latín y hacía
los arreglos florales de la casa inspirado en partituras clásicas, hasta que, a principios de los '80, cuando la casa se vació, él se fue a vivir a un departamentito en Leblón. En 1992, cuando Santiago tenía ochenta años y le faltaban menos de dos para morir, el joven Joao intentó hacer un documental con él. Durante cinco días lo filmó obsesivamente en la minúscula cocina de aquel mínimo departamento.
Con el testimonio de Santiago (y escenas adicionales, filmadas en la casa familiar ya abandonada), Joao pretendía hacer una película de una belleza y un rigor absolutos, a la manera de su admirado Ozu. Terminó ahogándose en sus propias exigencias: meses después abandonó el proyecto. Pasaron doce
años, en los cuales Joao se convirtió en un documentalista multipremiado y entró luego en crisis total, con su métier y con su vida. En medio de esas crisis se sentó a ver de nuevo aquellas nueve horas de material fílmico sobre Santiago y la casa de Gávea, y de golpe vio cuál había sido su pecado, cinematográfico y existencial: en ningún momento de esos cinco días había dejado de tratar a Santiago como a un sirviente. Todo lo que le había permitido contar a cámara era lo que él quería oír. Incluso lo poco que le había dejado relatar de su vida anterior o exterior a los Moreira Salles era para explicar cómo había llegado a ser mayordomo y custodio de esa casa.
Pero precisamente por entregarse así a ese rol, Santiago había terminado por encarnar en sí mismo todas las alegrías y tristezas de la casa de la Gávea.
Más que su fantasma, era el espíritu de esa casa.
Joao estuvo más de dos años trabajando hasta convertir aquellas nueve horas de filmación en un hermosísimo documental de 79 minutos. Sólo se permitió agregar su voz en off confesando aquello que la cámara no supo registrar. El resto es Santiago puro. Aunque llevaba cuarenta años viviendo en Brasil
cuando lo filmó Joao, y antes había servido diez años a una familia inglesa, y además escribía con absoluta corrección en cinco idiomas (francés, inglés, italiano, español y portugués), Santiago habló hasta el final de su vida en una mezcla cocoliche de argentino coloquial y portugués, al menos con sus
personas de confianza. Con esa lengua propia rememora para Joao sus años en la Gávea. Cuenta que cuando terminaba de hacer un arreglo floral retrocedía dos pasos y les decía a las flores: "Ahora canten". Y éstas abrían lentamente sus pétalos. Cuenta que su cumpleaños más hermoso lo pasó
trabajando, una noche que había una fiesta muy especial, y de pronto la señora de la casa se le acercó con una copa de champagne y se la tendió y pidió a todos sus invitados que brindaran con ella "porque hoy cumple años mi querido Santiago". Cuenta que una madrugada lo descubrieron tocando el piano vestido de frac, y cuando le preguntaron por qué estaba vestido así, él contestó: "Porque estoy tocando Beethoven".
Cerca del final, en un momento en que cree que no lo están filmando, Santiago dice: "A veces me espanta mi sensibilidad". La pantalla vira entonces a negro y la voz en off dice: "Cuando Santiago me quiso transmitir su revelación más íntima, yo le negué ese derecho. No encendí la cámara.
Quedó grabando el sonido, pero la cámara no". Se oye entonces la voz de Santiago diciendo: "Joaozinho, hay algo que me gustaría decir antes de que te vayas, algo que me gustaría decir con las palabras de un soneto que comienza así". Y su voz cambia por completo y empieza a recitar: "Pertenezco
a un núcleo de seres malditos...". Pero la voz perturbada del joven Joao lo corta en seco: "No hace falta entrar en eso".
A lo largo de cincuenta años, en sus ratos libres, Santiago acumuló más de 30 mil páginas escritas en cinco idiomas y dactilografiadas por él mismo en su Olivetti, que conforman una especie de historia universal de la nobleza, tan infinita como conmovedoramente inútil. Allí transcribe listas comentadas que van desde la civilización hitita hasta Hollywood: seis mil años de historia de todo el mundo, mongoles, mayas, papas y visires, santos y asesinos, reyes y entenados, mártires y artistas, venganzas y milagros.
Santiago guardaba el enorme manuscrito acomodado en varios estantes de una biblioteca, divididos en carpetas atadas con un primoroso lazo rojo que se hacía traer de París. Cada domingo hasta que murió, aireaba esas páginas y volvía acomodarlas en su biblioteca. Hoy están en el Instituto Moreira
Salles, cuidadosamente conservadas. Aquellos que no tengan la suerte de ir alguna vez a la casa de la Gávea, tendrán igual oportunidad de conocer a su fantasma: desde el 18 de septiembre hasta el 30 de octubre, la Fundación Proa proyectará todos los sábados a las 19 el documental de Joao.
*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-152468-2010-09-03.html
*
Yo venía no existiendo hasta que vos
impusiste lo contrario
Jamás
cesaré
de reprochártelo.
*de Rolando Revagliatti. revadans@yahoo.com.ar
-OJALÁ QUE TE PISE UN TRANVÍA LLAMADO DESEO-
PACO IBAÑEZ, ANTES DE SU QUINTA VISITA A LA ARGENTINA
"Mis padres son Yupanqui y Brassens, yo estoy en el medio"*
El hombre que convirtió en canción la mejor poesía iberoamericana se muestra tal cual es, con sus amores y sus odios. Reivindica a Atahualpa y a las Madres, despotrica contra el dinero y contra los premios. Y hasta se la agarra con el fútbol, "que idiotiza a las masas".
*Por Karina Micheletto
Hubo una vez un hombre que musicalizó y cantó a García Lorca y a César Vallejo, a Neruda y a José Agustín Goytisolo, a Rafael Alberti y a Luis de Góngora. A León Felipe, Antonio Machado, Nicolás Guillén, Luis Cernuda. Los versos que hasta entonces eran pura poesía se ensancharon en su voz y en su
guitarra. Su obra es, de algún modo, parte del patrimonio de las letras castellanas. Y, sin embargo, Paco Ibáñez nunca escribió poesía: sólo alguna que otra canción, ha dicho. Sin ser poeta, fue el responsable de llevarla a tantos, vueltas canción, casi hechas a su medida. Por algo ha habido quienes, como el mismo Neruda, fueron con sus versos a pedirle que los hiciera suyos. O quienes, como Goytisolo o Alberti, han compartido espectáculos con él. Hoy y mañana, el hombre que volvió canción la poesía actuará en Buenos Aires. Este Paco Ibáñez en concierto -a partir de las 21.30, en el Teatro Coliseo, Marcelo T. de Alvear 1125- sellará su quinta visita a la Argentina.
Paco Ibáñez tiene fama de ser un cabrón encantador -fama que irá encontrando anclajes posibles a lo largo de la entrevista- y Buenos Aires lo recibe con un paisaje a su medida: una lluvia persistente. "Es una lluvia hermosa, parece inventada por Raúl González Tuñón", agradece, y, recién llegado, asegura que ya se siente como en casa. "Aquí es final de invierno y vengo de un final de verano. Es lo único que puedo decir que siento que ha cambiado; por lo demás, me da la impresión de que he salido de casa, he ido a dar un paseo y me encuentro en Buenos Aires. O estoy en una provincia argentina en Barcelona, o en una provincia española dentro de Argentina, no lo sé. Estoy confundido, digamos. Pero de momento sé que estoy en Buenos Aires, no se preocupe."
En el recuento de amigos que lo esperan en Buenos Aires -o en esta provincia española, da igual-, surge enseguida el recuerdo de su primer concierto en el país, en 1971. "Por ese entonces ni siquiera se habían editado mis discos aquí, y para mí el solo placer de venir era una atracción, después de todo lo que me habían contado sobre Argentina, los amigos que tenía en París.
Llegué cargado de ilusión y pensando, bueno, será un teatro pequeño. Y me encontré con que me esperaba el Opera, ¡un teatrón!", describe de aquella visita. "Cuando salí al escenario fue un estruendo, parecía que se hundía el lugar por el recibimiento que me dieron. Tanto, que me quedé casi ahogado, y siempre cuento que no pude empezar por la primera canción, empecé por la segunda. Fue un concierto inolvidable."
-En este Paco Ibáñez en concierto habrá tenido que hacer una selección: de sus 150 canciones, inevitablemente la mayoría quedan afuera. ¿Cómo las elige?
-¡Uf, el trabajo que tengo yo con las canciones! Porque ellas quieren estar todas allí, también se han enterado de que vine a Buenos Aires. Siempre ando con las canciones puestas, y eso me trae problemas: que por qué la vas a cantar a ella, que por qué y a mí no... son celosas. ¡Tengo problemas, eh!
Con algunas, cuando las quiero sacar: ¡ahora no quiero! Tienen sus caprichos y rabietas, así ando con ellas. Las que están acostumbradas a que las cante más a menudo, ésas están más tranquilas. Pero con las que elijo de vez en cuando... ¡Cuidado! Esas son las que se pelean. Hay unas diez que sé que voy a cantar, son las inevitables. Las demás saldrán sobre la marcha... al boleo.
-¿Cómo fue el mecanismo que lo llevó a tomar la poesía castellana y convertirla en estas canciones? ¿Hubo un detonante?
-Si tomamos el hilo para desenrollarlo y seguirlo, si vamos a la fuente, pues debería decir lo que dijo mi madre cuando hice el Olympia, mientras algunos se apretujaban para entrar y otros quedaban afuera. En medio de aquel lío, mi madre, sentada muy tranquila, dice: "¡Ja, éstos no saben que gracias a mí están aquí!". En el vientre de mi madre empezó todo, sí.
-¿Cuál fue, concretamente, su influencia?
-Tenía sensibilidad, y a partir de ahí se abren todos los cielos. Esa fue su gran influencia. Mi madre, que era de lo más vasca, de vez en cuando me decía: "Paquito, cántame esa canción que me gusta tanto". Y ésa es la canción con la que voy a empezar este concierto, "Coplas por la muerte de su padre", de Jorge Manrique, una obra maestra de la poesía española y universal. También me pedía otra de García Lorca, que le encantaba, la de "Mi niña se fue a la mar": le gustaba el verso de "redondas como sortijas".
Esa también va a estar en el concierto.
-En su biografía se menciona el descubrimiento de Atahualpa Yupanqui como decisivo en la carrera que luego desarrollaría. ¿Fue así?
-Hombre, bastante mucho. Es que, estando en París, cada vez que preguntaba: ¿y esta canción, de quién es? Siempre eran de Yupanqui las que me gustaban.
Yo me ganaba los garbanzos en París en un boliche, como le llamáis vosotros, que se llamaba L'Escale, que era un poco el templo de la música latinoamericana. Por allí pasaron todos los grandes escritores -García Márquez, Cortázar, Nicolás Guillén y tantos otros- y los grandes músicos latinoamericanos. De las diez de la noche a las cuatro de la mañana se cantaba, se parrandeaba, y yo vivía en ese ambiente latinoamericano. Y siempre que una canción me retenía, era de Yupanqui: "Recuerdos del Portezuelo", "Chacarera de las piedras"... Parecía que toda Argentina era Yupanqui. Y luego en Francia todo era Brassens, o sea que yo estoy en el medio: mis padres son Yupanqui y Brassens.
-¿Y cómo lo conoció?
-En España decidieron airear un poco el país, porque el monstruo un día u otro iba a desaparecer (tardó mucho en desaparecer, pero al final lo hizo).
Preparaban la entrada de España a la Europa democrática, tenían que hacer sus deberes y, dentro de sus deberes, tenía que abrirse un poco la censura.
Así abrieron una ventanita y por allí la televisión española programó a Yupanqui. Yo también canté y allí nos conocimos, en la televisión.
Terminamos siendo muy amigos, mejor dicho, era como mi padre o mi hermano mayor.
-Y mire que era difícil hacerse amigo de Yupanqui, dicen que era bravo...
-Violeta Parra también era difícil y también la tuve muy cerca. Coincidimos en París viviendo en el mismo hotel, yo en el cuarto piso y ella en el quinto. No aceptaba a todos, pero a mí sí. Iba a verla, hacía sus esculturas de alambre y sus canciones. Así fue como le escuché muchas canciones recién salidas del horno.
-Hay dos versiones de "Palabras para Julia" grabadas en la memoria colectiva: la suya y la de Mercedes Sosa. ¿Cómo la recuerda?
-Como una hermana, la quería mucho. En Madrid cantamos juntos "Palabras para Julia". Siempre la consideré como la voz de un continente, no sólo de Argentina. Desde la Patagonia hasta el río Grande, Mercedes fue la voz de toda la historia, de todos los ancestros del continente.
-¿Está al tanto de la coyuntura política y social que está atravesando la Argentina?
-La seguimos un poco de lejos, y nunca mejor dicho, pero debo decir que hay
datos de Argentina que me alegran. En principio, la valentía que han tenido de sacarse de encima esa nube negra asquerosa que se mete en los cuerpos como un gusano y lo pudre todo, ahora ustedes pueden salir de casa con la cabeza alta, pueden mirar a quien sea a los ojos. Es un proceso de dignidad
y de orgullo que me alegra mucho. Porque los actos de justicia nos dejan respirar mejor. Es algo que he charlado mucho con las queridas Madres de Plaza de Mayo. En España, en cambio, destituimos a Baltasar Garzón. Esa es una vergüenza nacional. Con las Madres, precisamente, hemos apoyado la causa contra esa injusticia. Taparle la boca a Garzón de esa manera es indecente: de un golpe de Estado militar pasaron a un golpe de Estado jurídico.
-¿Esto es algo que hoy se debate públicamente en España, está en el candelero?
-Sí, está en el candelero, pero es la sociedad la que no está en el candelero. Lo peor que le puede pasar a una sociedad es perder su identidad, sus valores, su idioma. Y eso es lo que está pasando. A la juventud le están robando su deseo de conocerse a ella misma, su interés por su propia historia, por su propia existencia. Así se dejan llevar, como un trencito de esos que pasean a los turistas, y así se van a pasar la vida, sin enterarse de que nacieron, vivieron y se fueron. Esa falta de cultura es uno de los grandes crímenes que se están cometiendo en el mundo entero. Estamos sometidos a la voluntad de un imperio, el norteamericano. No lo lograrán totalmente, pero nos dejarán bastante destrozados. Por eso hay que resistir, decirles que no. A los norteamericanos y los ingleses, yo les deseo que vivan mil años, pero lejos de mí.
-Frente a este diagnóstico, ¿qué lugar queda para aquella idea de que la poesía es un arma cargada de futuro?
-Pues, el lugar que le da cada uno. Para mí, es el lugar más importante. Me queda claro cuando hago el recuento de mi historia. Me encuentro con que he llegado a cierta edad, he pasado por una carrera, por éxitos, o llámelo como quiera. Y tengo dinero como para vivir bien dos o tres meses, a lo sumo cuatro. Hasta entonces no me va a faltar, después no sé lo que va a pasar. Y me siento feliz de haber conseguido no tener dinero. No ha sido un afán ni una ambición, pero ocupándome de la poesía y las canciones, no he podido pensar en ir acumulando dinero, como otros lo hacen. Yo soy al revés: si tuviera dinero me ahogaría, abriría todas las ventanas, iría al banco y lo largaría para que lo coja el que quiera. Yo me siento mejor así.
-Otra cosa que no tiene son premios. No porque no se los hayan dado, sino porque no los acepta: dos veces rechazó la Orden de las Letras y las Artes de Francia, por ejemplo. ¿No hay ningún premio que aceptaría? ¿Si se lo dieran las Madres, por ejemplo?
-¡No! Del mismo modo que siento un rechazo a la acumulación de dinero, siento un rechazo a los premios, porque son un montaje político, electoral o comercial. El premio de las Madres ya lo tengo: todas las veces que me han invitado a cantar con ellas. Los aplausos de la gente, sí que son un premio.
Y mi madre, cuando me decía: cántame esta canción.
-¿Cuál es su rutina?
-Estoy ocupado en casa, tengo un taller, tengo una mujer que me quiere y me deja tener el taller. Allí armo la de San Quintín con mis máquinas y mis virutas, trabajo la madera porque es mi oficio, soy ebanista. Lo que hago, lo hago a gusto, siempre estoy ocupado, me siento feliz haciendo cosas, creando y aprendiendo. Hace poco vino a casa un amigo que sabe de artesanía, yo estaba serrando el hierro como la madera y me dijo: no se sierra así recto, hay que columpiar la sierra, prueba. Lo probé y sí, era verdad,
aprendí una cosa más. Pues aquella noche yo dormí como dios manda, me sentí feliz porque sabía una cosa más.
-Usted suele maldecir contra el fútbol. Sabrá que eso le puede traer antipatías por estas tierras: para muchos, el fútbol tiene que ver con la poesía, es poesía.
-Bueno, que lo sea para ellos, para mí no lo es. Antes el fútbol era un deporte y a mí me gustaba. Hace quince o veinte años seguía todos los partidos. Pero poco a poco ha ido perdiendo el fuelle, hasta volverse una herramienta de idiotización de las masas. Tal como está practicado ahora, el fútbol es un puro negocio y una tapadera de mentalidades. No es un capricho que le tenga asco, que me dé náuseas. Hace unos quince años que lo dejé de ver, justamente cuando se cargaron a siete u ocho mil en una noche en la gran masacre de Srebrenica, en Bosnia. Y estaba toda España y toda Francia mirando por televisión las cachas del señor (Miguel) Indurain, en el Tour de France, a ver si cogía el mallot amarillo o no. ¡Todos pendientes de las cachas de una bicicleta! Y me pareció tan obsceno eso, me sacudió de tal
manera que a una sociedad le estén matando su gente y siga mirando la tele, que marcó un antes y un después. Los que me tienen antipatía que me la tengan toda la vida si no comprenden por qué he llegado a esta conclusión.
Comprendo de qué habla usted, y me los imagino (imita el acento porteño): che, qué boludo, qué boludeces dice este tipo, ¡y encima viene a cantar! (risas). Déjeme decirlo de nuevo, dado que me siento como en casa: ¡Puto fútbol!
La ficha
Nacido en Valencia en 1934, hijo de padre valenciano y madre vasca, Paco Ibáñez se exilió con su familia en Francia, luego de un breve paso por Barcelona, en la Guerra Civil. Suele explicar sobre su carácter de "cosmopolita humanista": "yo canto en vasco por mi infancia, en castellano por la escuela, en francés por el exilio, en italiano por placer y en catalán por amistad". Su primer disco es de 1962 y está dedicado a canciones de Atahualpa Yupanqui, a quien menciona entre sus principales referentes,
junto a Leo Ferré y Georges Brassens. Sus primeros pasos en la música los dio como guitarrista, en 1956, en un trío con la cantante Carmela y el pintor venezolano Jesús Soto, con quienes interpretaba canciones latinoamericanas y españolas. Su relación con los poetas fue y es claramente entrañable. Musicalizó a Neruda a pedido del poeta; Alberti escuchó en su voz por primera vez cantado un poema suyo, y con él -así como con Goytisolo- presentó memorables espectáculos conjuntos. También estuvo siempre relacionado con las artes plásticas, desde la fundacional "mancha de tinta" con la que Salvador Dalí ilustró su primer disco. Desde entonces Paco Ibáñez publicó unos treinta discos, entre los que se cuentan el que grabó con Yupanqui, en 1974, y los que registró con Alberti, Goytisolo y el Cuarteto
Cedrón. Tradujo además al español a Brassens, grabó dos de sus discos en vivo en Buenos Aires -el último de ellos en el Luna Park, en 1987-. Dos veces le fue concedida la Orden de las Letras y las Artes, la mayor distinción que otorga la República Francesa. En ambas ocasiones agradeció amablemente y las rechazó.
*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/3-19167-2010-09-03.html
Voz*
Sé que me gustó imaginarme tu voz
aquella antigua
sin tiempo
creyendo en ella
qué otra cosa pude hacer
que escucharla al trasluz
divisar una acústica sin vuelo
rodeada de sinónimos
qué cosas pude prever
en la sinceridad de homónimos
construídos con lengua materna
arrullado
en el más común de los sentidos
escuché decir lo grave
de verdades vacías
sobrevenidas del decir
explicando el tacto
la piel
supe de algo que dirime cosas encontradas
para quedarnos ambos
sin voz
sin voces que intentaran la palabra
para apenar esta caída
*De Juan Disante juan.tefuisteporlaletra@gmail.com
http://www.juandisante.blogspot.com
Correo:
CICLO: "Del derecho y del reves de la epoca “
Septiembre
“Eso marcha asi velozmente a su consumacion, eso se consume, hasta su consuncion”.
Jacques Lacan, Discurso capitalista, Milan, 12 de mayo de 1972
Martes 07/ 20:00
“Leyes y cambios en minoridad- Derechos de niños, niñas y adolescentes”
Ps. Delia Maria Boglioli. Integrante del Servicio de Salud Mental de AMEN (Asociación Mutual de la Educacion Nacional ). Integrante del Instituto de adolescente y creadora y coordinadora del Area Subjetividad y Medios de Comunicación del Colegio de Psicólogos de la Prov. de Santa Fe, 2da. Circunscripcion.
Partiendo del nuevo e importante escenario que implica la ley de Proteccion integral de niños, niñas y adolescentes, es necesario un replanteo de las practicas y modos de intervencion de todos los recursos humanos e institucionales vinculados al tema; para lograr una verdadera apropiacion subjetiva de dicha ley se requiere desmontar cien años de cultura tutelar. Esto no representa solo un desafio sino una responabilidad colectiva.
Martes 14 / 20:00
“Tu consumes, me consumes, te consumes. Eso consume. Reflexiones sobre el lazo social de la época”
Ps. Laura Capella
Es a todas luces evidente que el lazo social ha cambiado. A partir de conceptos de Jacques Lacan, Hannah Arendt y Andre Gorz se analizara el tipo de lazo social marcado por la logica de consumo: de gadgets, de cirujías, de amores, de sustancias. Y se vera como el planteo de Gorz puede vincularse a una etica psicoanalitica.
Martes 21 / 20:00
"El lugar de las Bibliotecas Populares en el malestar cultural contemporaneo”
Ps. Carlos Nuñez, director de la Biblioteca Popular Pocho Lepratti
El 23 de setiembre es el dia de las Bibliotecas Populares. Aprovecharemos la fecha para realizar algunas reflexiones sobre el papel actual de las mismas en el marco del malestar cultural contemporaneo. El disertante comentara acerca de la experiencia desarrollada en la Biblioteca Pocho Leparatti, nacida despues de los acontecimientos de Diciembre de 2001, haciendo especial referencia a practicas realizadas en la misma en relacion al campo de los derechos humanos, en sus diversos aspectos. Acompañara esta presentación un pequeño video realizado por un grupo de jovenes de la mencionada biblioteca
Martes 28 / 20:00
“Practicas de salud y educacion: algunas reflexiones acerca de sus efectos en la subjetividad infantil”
Ps. Alicia Bertaccini, Psicoanalista, Especialista en Psicologia en Educacion, Docente e Investigadora de la Facultad de Psicologia de la UNR.
La epoca actual asiste a una inevitable transformacion de la infancia que para algunos significa su negacion como tal, la perdida del estatuto que la modernidad construyo con tanto esmero. Deleuze habla de tecnologias de control, como el nuevo dispositivo que no desiste del disciplinamiento pero que desarrolla nuevas formas apropiadas al Mercado y al desarrollo tecnologico.
La infancia no puede verse menos que conmovida ¿cuales son las tecnologias que le dan cuerpo, la conforman, la cualifican? ¿las practicas de salud y educacion forman parte de este dispositivo? ¿si es asi: de que manera?
Creación y coordinación del ciclo: Ps. Laura Capella, psicoanalista
Martes 20 hs. Sala “C”
Entrada libre y gratuita
Se entregan certificados con el 75% de asistencia
Consultas: delderechoreves@yahoo.com.ar
Auspician:
· Facultad de Psicología, UNR
· Colegio de Psicólogos de la Prov. de Santa Fe, 2da Circ. y su Foro en Defensa de los Derechos Humanos (FODEHUPSI)
· CEIDH (Centro de Estudios e Investigación en Derechos Humanos-Facultad de Derecho. UNR)
· IPF (Instituto de Investigaciones en Cs. Sociales, Ética y Prácticas alternativas "Paulo Freire" - Facultad de Derecho. UNR.)
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*Laura Capella. elecapella@yahoo.com.ar
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