lunes, noviembre 07, 2011

ANTES DE QUE SUENEN LAS CAMPANAS...



*Ilustración: Walkala. -Luis Alfredo Duarte Herrera- http://galeria.walkala.eu




DE MUJER A MUJER*



*De Amelia Arellano. arellano.amelia@yahoo.com.ar


Aquí en tus parajes terrenales.
De mujer a mujer.
Yo te convoco Lucila Godoy.
Muchacha triste de la desolación.
Amor y muerte.
Suicidio de preguntas sin respuestas.
Aquí te nombro Lucila Godoy.
Y tu ausencia suena como guitarra rota.
Y aun te buscan el enebro y el olmo.
Y el polvo extraña las huellas de tus pies pequeños.
Y te nombro y se enciende el olor a los almendros.
El olor a madre y pan casero.
El río llora en cada grieta de las piedras.
El viento gime y se tiende a tu lado.
Yo, con la Potestad bautismal del Río Elqui.
Te bendigo Gabriela Mistral.
Tu cuerpo desnudo calla y duerme.
Y el eco de los desfiladeros en la Cordillera.
Es tu canción de cuna.
Y la nuestra Lucía Godoy. La nuestra



-Octubre de 2011-
-Poema leído en las cercanías de la tumba de Gabriela Mistral …o Lucila Godoy: Dedicado a las mujeres del mundo , a las chilenas y a mi amiga Marta Zabaleta.








LA TRILLADORA*


José Pedroni i.m
Santos Isaías i.m


*Por Jorge Isaías. jisaias46@yahoo.com.ar



Aunque la cosa era en diciembre, los preparativos y el entusiasmo arrancaban por lo menos un mes antes.
Empezaba por echar miradas furtivas sobre el ropero grande, donde hacía once meses una gran valija de cuero dormía allí el sueño de los justos, con su marrón oscuro y sus dos correas que aseguraban su peso.
Pero un día la decisión se tomaba, o estaba lista de la noche anterior, y cuando venía de la calle entraba directamente a la pieza grande, con esos pasos largos que transportaba su alto corpachón y la bajaba con una sola mano. La llevaba hacia el patio, donde ya una silla esperaba y entonces la ponía a tomar sol durante el resto del día.
Mi padre, con la torpeza del hombre acostumbrado a usar desde niño a la fuerza bruta, trataba a su valija como a la niña de sus sueños. Antes de caer el sol y “para ganarle al rocío”, según él la entraba y tomando un trapo seco le limpiaba el polvo acumulado, luego otro donde apenas lo mojaba en alcohol de quemar y la dejaba reluciente, lista para acompañarlo por miles de kilómetros.
Mi padre viajó durante veinticinco años consecutivos a la zona rural de González Cháves, provincia de Buenos Aires, como costurero en las máquinas trilladores de los hermanos Rafael y Albino Trentini. Las trilladoras de ese tiempo no estaban en manos de intermediarios sino que eran las herramientas de los chacareros, ya fueran propietarios de la tierra o no.
Hasta el momento en que los hermanos de mi abuela Laura, los tíos “Nello” y “Cholo” lo convocan porque el primero no quiere o no puede viajar más, es que mi viejo lo reemplaza. Al poco tiempo “Cholo” también abandonó. Y ambos murieron jóvenes, como eran los hermanos menores de mi abuela y ella lo había tenido a mi padre a los diecisiete años, estaban más en edad de ser primos que sus tíos y hasta “Cholo” tenía un año menos, lo cual le hacía decir que mi padre era en verdad su tío. Gran bromista era este gringo bonachón, en cambio “Nello” era más parco, usaba bigote bien cortado y su cabello a lo Humberto Primo que lucía como un cepillo. Estaba casado con tía Ada, baja, de grandes lentes y silenciosa. Creo recordar que no tenían hijos.
“Cholo” en cambio tenía tres. Un gordito con un año menor que yo al que llamaban “Petiso” y dos niñas. La menor se llamaba Griselda y le decían “Grillo” y la mayor creo que se llamaba Norma. Estaba casado con tía Italia, quien lo sobrevivió una punta de años.
Hasta allí mi padre iba a hacer la cosecha a un pueblito cordobés que se llamaba Ordóñez y decía:”me voy a la cosecha fina al Norte”, cuando empezó a ir a González Cháves, decía: “voy al sur”. Un par de años pegó doblete, fue a ambos porque Córdoba y Santa Fe, el trigo se levantaba antes. Pero luego las cosechas en el Sur se fueron prolongado en días y la verdad es que traía plata para sobrevivir más de medio año, por lo cual mi viejo ni dudó.
La pequeña trilladora de entonces incluía el trabajo de tres hombres: un conductor, sentadito allá en lo alto, y en la parte trasera un bolsero y un costurero. El primero iba acomodando una bolsa vacía debajo de un caño que chorreaba velozmente el trigo ya limpio “de polvo y paja” en verdad y se la corría al costurero. Éste tenía que ser muy hábil ya que con rápidas puntadas debía dejar la boca de la bolsa bien cerrada. Este trabajo lo hacía con una aguja muy grande y debía ser veloz para enhebrar con ese grueso hilo bolsero y también al llenar tres bolsas apretaba una palanquita en el piso de la máquina y deslizaba por un tobogán pequeño cayendo en el campo. Luego pasaría el acoplado que tiraba un tractorcito Pampa o Hanomag o Massey Ferguson y las iban cargando.
Mi padre se jactaba de ser el mejor costurero del pueblo y tal vez fuera verdad porque no escuché a nadie que en el pueblo lo desmintiera.
Era hermoso ver esa pequeña trilladora que sobresalía sobre el oro maravilloso del trigo, perseguida por un mar de mariposas celestes, rojas, blancas y amarillas y por cargosos abejorros bramadores y por alguna que otra abeja que estaba libando las florcitas silvestres que crecían subrepticiamente entre las tupidas plantitas de trigo.
Era una belleza ver el trabajo que eso que parecía un barco navegando esa ondulante marea amarilla que de vez en cuando expulsaba un pechirrojo como una brasa de fuego que emergía del estrépito de las lanzaderas y los fierros de la máquina y caía como una exhalación cien metros adelante.
Imposible no relacionar estos recuerdos con el bello poema “La Trilladora”, de don José Pedroni, incluso hasta ser vencido por la tentación a la cita:


“Se perdió en la llanura con su motor de fuego
su vagón, su casilla, su carrito aguatero.
Un niño la seguía con paloma, y no ha vuelto.
Era callado, triste… No cambio mi recuerdo”






Noviembre*


Noviembre es el heraldo de la bruma,
sacerdote en los templos donde el frío
teje las primeras luciérnagas de escarcha.

Noviembre es la premura del mendigo
en busca de un zaguán para sus noches.
La última parada del náufrago urbano.

Noviembre no es un dios, sólo es la herencia
de las lunas de agosto, la resaca
del licor que destilan los otoños.

No acuestes tu palidez en su regazo
ni atices su desidia con tu llanto.

Noviembre no es una promesa ni un rechazo.
Tan sólo el mensajero de la nieve.



-De Por si mañana no amanece

*De Sergio Borao Llop. sbllop@gmail.com
http://sergioborao2011.blogspot.com/








LA LOCOMOTORA ENDIABLADA*



Hierro negro que duerme, fierro negro que gime
por cada poro un grito de desconsolación.
…………………………………………….
Cada máquina tiene una pupila abierta
para mirarme a mí.

Maestranzas de noche
Pablo Neruda



*Por Juan Carlos Cena. ferrocena2011@gmail.com

Antes de hablar del encantamiento de la locomotora que se escapó de la Estación Palmira, provincia de Mendoza, debemos preguntarnos ¿Quiénes son los ferroviarios y que tienen que ver con este conjuro? Sino, no se podrá comprender el embeleso enrielado y ese misterio que genera el tren. Los trabajadores del riel son nada más ni nada menos que la carnadura imprescindible de ese medio de locomoción, el ferrocarril. Porque entre ese objeto metálico que es puesto en movimiento llamado tren o locomotora, y ese carnal que los prepara orgulloso, y los encaballa para que se deslicen por las enrieladuras de nuestro territorio, se establece en ese obrar una relación mágica biunívoca vital, substancial: Ocurre, que en esa acción, lo real maravilloso entre el hierro y el ser humano aparece como una correspondencia mágica.

Como dice Alejo Carpentier… que lo real maravilloso no es una simple clasificación descriptiva. Más bien se trata de una identidad. A cada paso se halla lo real maravilloso. O como decía Julio Cortazar Lo fantástico hay que encontrarlo, no saberlo.
Lo real maravilloso entre los ferroviarios y lo metálico es un entendimiento fantástico, un lenguaje especial no perceptible a los oídos mediocres.
Por efecto de esa armonía, no se puede fragmentar esa relación biunívoca que nace y se multiplica desde la parición de ese modo de transporte. Conexión que existe entre el trabajo y el hacedor de ese trabajo que es el obrero, en este caso: el ferroviario. El ferroviario es parte indivisible del ferrocarril. El, es el ferrocarril carnal. El ferrocarril es hierro con carnadura, unión vigorosa, eso es el ferrocarril, que se transforma en el misterio de ese ¨adiós que guarda el tren¨. Arcano que se traslada al viajero, al juglar que le canta, al cuentista que lo cuenta, al ciudadano que lo comunica, que lo sirve, que los traslada y que juntos rompen paisajes en dos dimensiones, cuando va y retorna.
Ahora sí podremos comprender la rebelión de la locomotora 5557 y la solidaria complicidad de ese carnal o de los carnales que se llama ferroviario.
¡Qué sorpresa! Cansina, la 5557 comenzó su andar rebelde. Hastiada de el mal trato, despintada, oxidada, sin grasa que lubrique sus ejes y movimientos, sin aceites, sucia, despreciada, trajinada sin descanso, utilizada para uso domestico, durmiendo a la intemperie, enganchando y desenganchando trenes y vagones sin pausa, noche y día, y así, súper explotada. La 5557 ante tanta utilización descarnada se enancó en rebeldías y complicidades. ¿Comenzaba una conspiración entre carnales ferroviarios y la 5557? Lo real maravilloso es que la 5557, silenciosamente se rajó de la Estación Palmira, ante el ojo asombrado de los demás. Un libertario maquinista invisible aceleraba su jadeo casi asmático. El asombro. Se concretaba el primer acto de rebelión del Frente de Locomotoras Libertarias, contra la explotación oxidante de la empresa concesionaria brasilera.
ALL, América Latina Logística, es una empresa brasilera, dueña de todos los aires y soles de su recorrido, su zona de influencia es irrespirable por el despotismo, es la concesionaria explotadora de esa línea – ex San Martín.
Despóticamente, esta empresa ha dejado a 16 carnales ferroviarios cesantes. Justo antes de fin de año, todo un aguinaldo maligno. Todo un sabotaje laboral, inhumano que viola los Derechos Humanos. ¿Que han dicho los sindicatos frente a las cesantías? ¿Y las agrupaciones de base? Todos están preocupados por los aumentos salariales mientras dejan cesantes a compañeros y destruyen nuestros bienes ferroviarios. Una concepción política economicista los une. Tampoco han tenido el tino de refutar la figura del sabotaje como ocurrió en los accidentes de la zona suburbana. Es saludable recordar la Estación Haedo y Constitución entre otros accidentes protagonizados por el hartazgo colectivo de los pasajeros.

ALL, es la empresa con mayor cantidad de accidentes. Es la que más ha destruido la infraestructura ferroviaria. Usufructúa la concesión del ex. F.C. San Martín (Buenos Aires Mendoza y San Juan) y el ex Ferrocarril Urquiza (Posadas a Buenos Aires). Dada en concesión, en un principio, por obra y gracia de Menem, al industrial nacional Pescarmona. Ante el fracaso eficientista vende su paquete accionario a los brasileros Es decir, los brasileros recorren gran parte de la geografía argentina transportando sus mercancías sobre una infraestructura que le costó a los argentinos sangre, sudor y lágrimas.

La locomotora 5557 se rajó de Palmira, mejor dicho, salió pitando silencios, sin conductor, dicen. Acontecimiento fantasmal. Fue la primera noticia. Asombro y la invención inmediata de los ejecutivos de ALL: sabotaje. El país está plagado de saboteadores. Todos los ferroviarios de Estación Palmira están bajo sospecha. Todos los ferroviarios que trabajan en el Tren Patagónico. Las acusaciones es la mejor manera de ocultar las falencias operativas de los concesionarios en general. En el caso de ALL, no controló o no sabía de las pérdidas de aire en el sistema de frenado de la 5557, o la de la falta de juntas en su tanque de reservas de aire comprimido, o la de prever el declive de la playa de maniobras colocándoles una calza de contención como se estila. Porque es dable señalar que Mendoza está a más de 600 metros sobre el nivel del mar, y rumbo al puerto todo es pendiente. Por otro lado ¿estaba encendida o apagada, la locomotora 5557? Si esas prevenciones no ocurrieron, entonces ¿Quién la puso en marcha y aplicó la palanca de marcha adelante y marcó los puntos de la aceleración? Quién aflojó los frenos? ¿Quién alineó los cambios y señales a través de 230 kilómetros? ¿Quién? ¿Quienes la vivaron en su gallardo andar? ¿Quiénes se alegraron porque no la pudieron montar para detenerla? ¿Quiénes festejaron su corcoveo? ¿Quiénes? ¿Eran saboteadores los habitantes de los pueblos formados a la vera de las vías festejando su paso?
Contesto: Es el misterio de adiós que guarda el tren, ese fenómeno es lo real maravilloso que está anidado en el pueblo.

La 5557 se ha levantado como un caballo endiablado contra este concesionario perverso, se ha manifestado contra las privatizaciones o concesiones perversas. Es su mérito. Ha decidido desobedecer la continuidad de esta política anti popular ferroviaria. Es una rebelión de carácter nacional ese relincho silencioso. Insubordinación nacional que anuncia que se aproxima el 60 aniversario de la Nacionalización de los Ferrocarriles y que se expresa desde los subsuelos enrielados del terraplén.
La 5557 ¿nos está mostrando algo? Sí, nos advierte que el sendero del riel nacional por el que debemos transitar para luchar por la liberación del enconcertamiento privatista ferroviario, aún está vigente.
Pregunto ¿Será la conspiración de las locomotoras dentro de lo real maravilloso que tiene que ver con la liberación nacional? ¿O es el anuncio del primer operativo anti-concesionarista/privatista de las locomotoras?, planteando como objetivo que retornen al Estado Nacional, que tenga un sentido de Nación.
La 5557 partió y en su recorrido los pobladores la seguían y aplaudían en las calles, caminos, curvas, gente de a caballo que galopaban a su costado dándole aliento, en los andenes, pasos a nivel el saludo ceremonial,…atravesó Mendoza. Arisca la 5557 entró a San Luís, corcoveando, sofrenando el andar o acelerando, no dejando que la monten, siempre ella, consciente de lo que estaba protagonizando. .
Durante casi cinco horas la 5557 de 56 toneladas anduvo en forma fantasmal, sin maquinista aparente por toda la zona. Esta, cruzó tres departamentos del estado provincial. Entró en alocada carrera en la provincia de San Luís, como diciendo: acá estoy. Kilómetros más allá, en el solitario paraje de Cazadores, un pequeño poblado ubicado al este de la capital puntana se detuvo, cansada en repechaje. Por milagro no hubo que lamentar víctimas, heridos o daños materiales. Lo inexplicable es la alegría de los paisanos y pobladores.
Dice la empresa ALL, que todo empezó a las 9.40, cuando la locomotora de maniobras 5557 modelo GA 8W salió del complejo de carga de la empresa. Lo extraño es que se puso en movimiento sin ningún maquinista autorizado.
Y es por eso que desde la firma hablan, no precisamente de un fantasma sino de sabotaje: “Es imposible que se haya puesto en marcha por accidente”, sostienen. No entienden de fantasmas.
Así, una vez en carrera, fue imposible parar la máquina y la policía, advertida de la insólita situación, se dedicó a lo que pudo: despejar de vehículos los cruces ferroviarios por los que iba pasando la locomotora. “La vi a eso del mediodía y me extrañó que fuese sola, porque generalmente esas máquinas van tirando una pila larga de vagones”, comentó, muy serio y observador, Deolindo Sosa, vecino de Santa Rosa (Diario Los Andes).
La 5557 que se rajó de Palmira, -la tierra del subsecretario de Transporte de la Nación, Luna de apellido, paradojal ocurrencia-, a una velocidad promedio de 60 kilómetros, que en más de un tramo superó los 80 kilómetros. ¿Quién la aceleraba? Atravesó medio centenar de cruces ferroviarios que existen a lo largo del recorrido, la mayoría de ellos sin barreras. Nada ocurrió. Pregunto ¿Quién los protegió? Porque en el año 1992 los compañeros que protagonizaron las Huelgas de 1991 y 1992 contra las privatizaciones menemista, se afanaron un tren y lo llevaron hasta Villa Mercedes, provincia de San Luís, causalidad o casualidad fantasmal. En todo ese recorrido alguien movió los cambios, bajo las señales, cuidó los pasos a nivel, y los andenes se colmaron de paisanos de cada lugar, es decir, hubo una complicidad popular. Ya existía lo real maravilloso en los conjurados del 92.
Vale la misma pregunta para la 5557. Nadie vio nada. La solidaridad operaba invisible, era la voluntad popular imperceptible a la vulgaridad. Porque hay que recorrer 230 kilómetros sin accidentes y encima que la aplaudan y le saquen fotos a cada paso.
Todo era especulación en los poblados por donde marchaba la 5557, se escuchó decir que la descarrilarían en La Paz, luego que sería en Desaguadero y más tarde que lo harían apenas entrara a San Luís. Sin embargo, “La Endiablada”, como la bautizaron algunos parroquianos de un bar paceño, siguió su carrera libertaria.
Finalmente y luego de haber recorrido 230 kilómetros, la amotinada locomotora entró al pueblo ferroviario de Beazley, ubicado a unos 40 kilómetros al este de la capital de San Luís. “Pasó como a las dos de la tarde. Iba muy rápido y nadie se le podía subir encima”, contó emocionada Jimena Moya (14 años), que a esa hora andaba buscando unas cabras que había largado a pastar.
El pesado vehículo recorrió las vías paralelas a la ruta nacional 7 hasta la ciudad limítrofe de La Paz y desde allí fue desviada por la empresa por un ramal con orientación a Justo Daract (San Luís), porque es una zona con altas pendientes. Así se pudo disminuir la velocidad y detenerla en la estación El Cazador, entre Zanjitas y Alto Pelado, hacia el sur de la ciudad de San Luís. Se trata de un paraje de jarillales, algarrobos y montes bajos, totalmente despoblado.
Por fin, ya en la zona de Cazadores, un caserío de cien personas, donde nunca ocurre demasiado, ALL colocó otra locomotora delante de la rebelde y así, poco a poco, consiguió frenar su andar. A esa hora, la noticia recorría todos los medios del país.
Comenzaba la rebelión de las locomotoras. Era el primer operativo. El anuncio de lo real maravilloso que nos regalaba este fin de año algo inexplicable, la relación de carne y fierro y el lenguaje aquel del ferroviario y el tren que retorna, porque todos esperamos el tren.
En este 2008, la 5557 nos convoca y nos dice en el andén, subamos todos al tren.






*


La luz a través de las vacíos del encaje

escribe en la mano de él
textos de una lengua desconocida.


Esto es una una epifanía dice ella
y él con el sol filtrado sobre la mano

contesta contundente y esto es una caricia.


*De Cristina Villanueva. cristinavillanueva.villanueva@gmail.com







Dios cuántico*



*Por Miriam Cairo. cairo367@hotmail.com



Qué cálido anochecer. A las siete de la tarde salen los feligreses de la iglesia principal de una vieja ciudad de provincia, en busca de sus autos estacionados alrededor de la plaza. Todos reparten pulcras propinas a los lavadores de coches y los muchachos sucios agradecen con enormes sonrisas la caridad cristiana. Es divertido. La misericordia del automovilista viene de golpe, como la ira.
Al unísono, el señor obispo se retira a jugar a los novios con las dos feligresas herbívoras. Le toca los pechos a la morena y los sorbe un poco.
¡Riquísimo! La otra feligresa saca su tetita blanca y el señor cura bebe también. A veces una de las feligresas juega a ser hombre sagrado y se ve obligada a agarrarse del respaldo de la silla. Mediante breves giros y lentas oscilaciones lo íntimo queda al descubierto como una bombacha azul.
Los lavadores de autos mueven la boca. De sus dientes irregulares se filtran cumbias con letras de amor. Un fantasma se esconde entre los árboles y mueve las hojas fingiendo ser el viento. En las luces de la calle revolotean los ángeles fingiendo ser bichos de la luz. Dios está parado sobre el campanario
con las piernas separadas y las manos en las caderas observando todo. Es como una vista panorámica de una casa de muñecas quarks. Entre dientes rapea: "Más queremos más tenemos".
Tan pronto como los cristianos se marchan en sus autos los anticristianos estacionan alrededor de la plaza para que los muchachos sucios les dejen los autos limpios mientras beben una cerveza dorada como el sol y Dios pierde por un momento la sensibilidad en los brazos. Los anticristianos pagan con
Master Card y guardan las monedas para los lavacoches. Los pibes de Emanero verían en esto una de tantas versiones de la justicia social.
Sobre el campanario, Dios, con la voluntad extendida, dispuesto a afrontar los vientos y las mareas, las invasiones tártaras y la inflación, extiende por el mundo preguntas sin respuestas. El cielo no queda cerca ni lejos de la tierra. La noche no queda cerca ni lejos del día. El sexo no queda cerca ni lejos del amor. Dios es un ser cada vez más complejo.
Mientras mira el mundo que El mismo ha creado, recuerda a un niño al que todos llamaban Dios y al que le atribuyeron poderes y dominios. El niño tenía otros planes para su futuro: estudiar, trabajar, conocer el amor.
Llegó a los veintidós durmiendo mal. Algo le urgía y algo lo estancaba.
Pensaba sobre todo en el amor, entonces soñó que sería un obispo con dos feligresas. Pero los sueños de un Dios, está visto, no se cumplen. Pavese se suicidó.
Allá abajo el monseñor y las monseñoras nadan por la nave como potros.
Atados y reconstituidos como están, no es reconocible un solo músculo, un solo hueso. El rostro de una feligresa asoma entre las piernas de la otra y el obispo tira el ligue de la liga que se engancha. Magdalenas y querubines abren el estuche fruncido de la estrechez. Dios ha enloquecido: bendice las
extremas maniobras del amor.
Desde el campanario coloca una mano sobre la frente y otea. Sus ojos llegan hasta Oriente: un hombre chino besa a una mujer china. Mira hacia el otro lado y ve la Angola desnuda sobre el estuario del Congo. Sube la mirada y penetra en los desnudos besos salvadoreños, luego baja hasta los besos antárticos y dobla hacia los besos turcos. Cruza de los besos balcánicos a los besos bengalíes y se detiene especialmente en los mares de Irlanda para soñar los besos del hombre que sueña y escribe. Luego vuelve a mirar bajo sus pies raperos.
El obispo se lleva a las feligresas detrás del altar antes de que sea muy tarde. Con una rapidez de palomas vuelan al escondite. El obispo tiene dientes filosos. Mordisquea haciendo el daño justo como sólo sabe hacerlo un hombre justo. Las feligresas son rápidas y tienen uñas blancas. Son adivinas. No hace falta que el obispo pida para que ellas hagan. Agitan las manos de novias. El obispo se pone en los dedos cuatro anillos. Seis, contando las arandelas de la boca. Una dice, vamos, vamos rápido señor antes
de que suenen las campanas. Y los tres juntos se van al cielo. Luego, con ojitos llenos de emoción se persignan y salen corriendo.
Qué cálido atardecer. Más arriba de Dios giran los astros invisibles.
Lanzaderas o ángeles o lavadores de coches reparan el espacio borrado entre los hombres.


*Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-31138-2011-11-05.html







El Placer Rebelde*


Estaba mirando varios libros de Luisa Valenzuela, entre otros el Placer Rebelde, antologado por Guillermo Saavedra, en una librería de Palermo, reclinada en un diván. Como nos cuenta Barthes el placer del texto es el que nos hace levantar la cabeza del libro y volcar la lectura en el torrente de nuestras asociaciones vitales. Cuando lo hago, veo en la pared una frase de Luisa que nunca antes había visto. De todo esto importa la interpretación más que el hecho. Le otorgo el sentido de una travesura, un juego, una metáfora de la abierta escritura por donde transitan el erotismo, la libertad, el cuerpo, las relaciones de los géneros, el poder y el placer aún hablando del dolor. El placer está presente incluso en el relato de la desgarradora realidad argentina del tiempo de la dictadura. Es el placer de la sorpresiva puerta abierta. Hay algo de diversión, como divergencia sobre todo lo establecido, en la mirada de la autora sobre la realidad y en su misma postura corporal...


*De Cristina Villanueva. cristinavillanueva.villanueva@gmail.com







En la agitación*



En la agitación
de mi mente
te advertía
desnuda
de espaldas
penetrada
por mi enemigo
y clamando
por mí:

vos
me amabas.


*De Rolando Revagliatti. revadans@yahoo.com.ar




*


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