viernes, febrero 12, 2016

A TUS LEVES PÁJAROS AZULES…


*Dibujo de Erika Kuhn.







Elegía a tus leves pájaros azules*



Tengo miedo del instante previo a tu belleza
cuando el capricho asedia todos los sentidos
y un dragón bruñido y de suaves escamas
comienza a habitar el ardor de tus pupilas.

Como hablar de poesía sin tus labios vivos
carcomidos por miles de perplejos besos.
Hubo un tiempo de caricias y desespero
bajo árboles que hoy, ya están muriendo.

Tengo miedo del laberinto de tus pasos
bajo el crepúsculo que solo intuye el sol
y de la danza nupcial de tus pestañas,
en ese vuelo que lapidaría a un poeta.

Como romper todos los versos de este día,
y escapar con palabras desde las sombras.
Hubo un tiempo de gravísimas utopías
en el cual aprendí a pronunciar tu nombre.

Tengo miedo de tus leves pájaros azules
que yo entiendo solo son viejos poemas,
a los cuales tu vuelves siempre recurrente
las tarde bastas de tus domingos bisiestos.

Sí, en verdad digo, yo nunca sentí culpa,
por tu pereza de amarme, tus vanos juegos.
Así como reconozco la soledad del hombre,
rescato mis poesías breves y mis silencios.

Tengo miedo del instante previo a tu belleza
cuando el capricho asedia todos los sentidos
y un dragón bruñido y de suaves escamas
comienza a habitar el ardor de tus pupilas.


*De Jorge Lacuadra. jorgelacuadra@hotmail.com






A TUS LEVES PÁJAROS AZULES…








EL NORTE DE LAS COSAS*



El norte de las cosas
siempre nos llevará hasta la incertidumbre
a ese no saber
quien nos espera del otro lado
del futuro,
a donde la luz difusa
es prolongada agonía del vacío;
el norte ocupa el vértice del recelo
que nos enceguece
borrando las huellas fértiles
sembradas en la aridez nocturna
de la nostalgia.



*De Daniel Montoly. danielmontoly@yahoo.es









*


como las alas
de una mariposa
coloridas y frágiles

así te veo, amor,
así te veo



*De Ana María Broglio. anamariabroglio@gmail.com









ESTACIÓN DEL ABSURDO*


“Nada os pertenece en propiedad más que vuestros sueños”.
(Nietzsche)



ESTACIÓN DE LA ESPERA


Intentó mirar las sombras tras espejos trizados.
Estaba allí, agazapado, toro negro a la espera.
-En la segunda noche, lo soñó-
-En la tercera noche, ella durmió sobre la barba de la piedra.



ESTACIÓN DE LOS SUEÑOS ROBADOS


Lo soñó tanto y tanto, hasta robar su sueño.
Día y noche. Ojos. Ojos y una terrible espera.
Dulce y amarga muerte hasta doblar la esquina.
De los bosques sagrados surgen las manos húmedas.



ESTACIÓN DEL DESEO

Y lo amó tanto y tanto hasta robar su amor.
Y no había tú y yo. Macho ni hembra. Me amas y te amo.
Los ojos aterrados de deseo. Enfermos. Locos. Espectrales.
Solo queda esto: subsistencia. Y soñaban, que es un sueño la muerte.



ESTACIÓN DEL ABSURDO

¿Y los sueños donde el musgo estalla? ¿Las revoluciones de la carne?
¿El costo devaluado de las utopías?
¿Los vientres arrancados de cuajo? ¿Los dientes?
Lluvia verde de mierda. Verde mierda. Un solo, absurdo, desolado grito.
Y lloraban besando sus voces con sus cuerpos, cabalgando esqueletos.
-Quizás un grito de fusil baste, si apuntas en el pecho.-


*De Amelia Arellano. amelia.arellano01@yahoo.com.ar








*


La mañana
entra en la cocina.
La mujer,
bajito y hondo,
canta.

El ruido del agua
la acompaña.
Lleva la loza al agua,
la sumerge,
la ve brillar
atravesada por la luz,
en una vaga ilusión
de la pureza.

Canta.
Y guarda la loza
en la alacena,
lejos de la muerte
que anda cerca.


*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com








DETRÁS DE LA MÁSCARA*



Aquí estoy con la máscara cubriendo el rostro
para no espantarte, para que no salgas corriendo

¡cuán débiles son las carnes desgarradas,
como seda atrapada en espinos blancos!
Y sus hilos trémulos,
y la humedad de los ojos, buscan con ansias tu imagen,
y me aferro para no caer en el vacío, en el lóbrego agujero
que succiona mi esqueleto


y siento frío
y desespero
y la soledad corroe los pensamientos,
y la tristeza, ¡Sí!, la tristeza adherida al aliento
empaña el espejo donde veo al espectro

las pesadillas asoman, el temblor acaricia los dedos

el viento viene a jugar
con el fantasma de los cabellos, jirones del alma
vuelan esquizofrénicos, vuelan y se retuercen: culebras
intoxicadas con su propio veneno

¿dónde están los cabos sueltos?

agitado el pecho convulsiona
y lágrimas bañan el rostro
inundan los ojos que te buscan en el firmamento ficticio

una voz sofocada grita desde el interior
y las manos aladas tapan la boca
- es la conciencia que emerge de su grieta-
y exasperada clama:

¿sabes lo que es ser mujer y no poder serlo?

y la lucha infernal comienza
y la lucha terrenal no acaba

no reconozco lo que muestra el espejo
esos ojos hundidos, mustio el semblante,
la palidez de la muerte
y su alarido
y de pronto el corazón salta, en el cuerpo de otro,
y te leo de nuevo, te siento cercano,
eres el único que despavorido no huye,
el único que conoce la locura palmo a palmo

la luz apagada de los ojos te mira
y del corazón brotan pétalos negros
como la noche cubre con su manto la vida

la sombra luminosa del abrazo sale a tu encuentro
y quedo ahí fundida con el eco silencioso de tus palabras
con el arrullo mudo de un no sé qué
que espero.



*De Ruth Ana López Calderón. Lopezcalderon20013@gmail.com
-Poema del libro "Sin óbolos para Caronte"
Editorial El País, 2014









*


Una mujer de la que no recuerdo el nombre cosecha frutillas debajo de un sol implacable que da, justo, justo, sobre su joroba. Las manos siempre casi al ras del piso. Los pasos cortos para ir divisando las frutas entre la maleza. Todo es amarillo luz, verde y rojo a la vez.


*De Cecilia Figueredo. ceciliafigueredo@gmail.com











*


habrás dejado junto al río
tu voz hecha de arenas
y de arcillas
y habrás hundido
en ese lecho
semejante al aliento
de una ardilla
un cuerpo dócil y absoluto
pequeño como un punto en la nada
atroz abeja iracunda ciega e histórica
habrás olvidado acaso el patio
los gallineros
la grisácea ternura de la madre
o el impresionismo de la lluvia
tras los cristales
el harapiento ulular del aire que no
dejabas hundir en mis silencios
para que no creyera, por si acaso,
que era la ternura una ciudad en movimiento
habrás agujereado el testamento de flores
la barricada de lenguaje, el inerte dios,
por mi parte dejo que la ceniza
y la simbología de la ceniza
y la ceniza de la ceniza crezcan
enérgico remolino
en esta parte del mundo, en este ombligo,
donde el amor todavía pájaro/



*De León Peredo. gustavojlperedo@yahoo.com.ar










ESTOY DEMASIADO CERCA PARA QUE ÉL
SUEÑE CONMIGO*



*De Wislawa Szymborska.


Estoy demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
No vuelo sobre él, de él no huyo
Entre las raíces arbóreas. Estoy demasiado cerca.
No es mi voz el canto del pez en la red.
Ni de mi dedo rueda el anillo.
Estoy demasiado cerca. La gran casa arde
Sin mí gritando socorro. Demasiado cerca
para que taña la campana en mi cabello.
Estoy demasiado cerca para que pueda entrar como un huésped
que abriera las paredes a su paso.
Ya jamás volveré a morir tan levemente,
tan fuera del cuerpo, tan inconsciente,
como antaño en su sueño. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca. Oigo el silbido
y veo la escama reluciente de esta palabra,
petrificada en abrazo. Él duerme,
en este momento, más al alcance de la cajera de un circo
ambulante con un solo león, vista una vez en la vida,
que de mí que estoy a su lado.
Ahora, para ella crece en él el valle
de hojas rojas cerrado por una montaña nevada
en el aire azul. Estoy demasiado cerca,
para caer del cielo. Mi grito
sólo podría despertarle. Pobre,
limitada a mi propia figura,
mas he sido abedul, he sido lagarto,
y salía de tiempos y damascos
mudando los colores de mi piel. Y tenía
el don de desaparecer de sus ojos asombrados,
lo cual es la riqueza de las riquezas. Estoy demasiado cerca,
demasiado cerca para que él sueñe conmigo.
Saco mi brazo que está debajo de su cabeza dormida,
Mi brazo dormido, lleno de agujas imaginarias.
En la punta de cada una de ellas, para su recuento,
Se han sentado ángeles caídos.



-Wislawa Szymborska . Polonia. Prowent, actual Kórnik, 2 de julio de 1923 - Cracovia, 1 de febrero de 2012)
-Traducción al español: Elzbieta Borkiewicz










*


Cualquier detalle ínfimo que falta (y siempre falta más de uno) invalida nuestras sensaciones más plenas. Vivimos de lo que nos falta y de ese modo la belleza siempre se escapa.


*De Liliana Díaz Mindurry. lidimienator@gmail.com









InvenTREN





La Rica*


A Antonio Dal Masetto.


El hombre lee en su asiento una carta escrita sobre papel verde. Se inclina un poco tratando que el sol que ingresa por la ventanilla ilumine de lleno en esas letras de birome azul. Tiene sus ojos cansados y la presbicia lo obliga a distanciar bastante la carta, a punto de temer con incomodar con la extensión de su brazo a la señora sentada enfrente en la que puede ver una mirada curiosa detrás de esos anteojos redondos con bastante aumento.
En realidad, no le importa que esa señora de mediana edad y pelo rubio enmarañado se interese por su carta. Ella solo podría haber leído la fecha y el lugar que están en letra visible e imprenta, arriba a la derecha de la primera hoja. Luego viene la letra manuscrita, pequeña y encriptada de Gabriela que se hace imposible de descifrar si la persona no esta familiarizada con ella.
Y además, que importancia tiene que esa señora sepa de su felicidad, de su ir y venir por el amor y la distancia.
Ella iba y venía, en su trabajo por los aires, en sus ensueños o en amores fugaces de cada aeropuerto que no lograban desplazarlo a él. Su hombre. Él, que iba y venia todos los fines de semana para compartir su lecho, sus labios. Para caminar con ella de la manito o en el abrazo de hombro de ella a cadera de él que tanto les gustaba, como a los eternos amantes, novios o compañeros de vida, aunque nunca supieron definirse, no les interesaba otra cosa más que llevarse de la mano o del abrazo por la vida que era una sucesión de instantes o una eternidad bajo una misma luz, pisándose a veces con mutua torpeza los pies en aquellas estrechas veredas del centro antiguo de la ciudad, para luego retornar al departamento de ella y fundirse en un solo cuerpo a luz de luna o estrellas, a sol que entibia la piel o a cielos de acero sin grietas. Aun parece sentir el ruido de la lluvia cayendo a gotones de sonido persistente por los techos, mientras adentro los cuerpos se encendían bajo cobijas del frío invierno.
Sentados en la cama, los domingos a la tarde él le leía cuentos de Dal Masetto y ella a él a Borges o Cortázar. Una vez, le leyó "Romance" y él sabía, que era apenas un pretexto para llegar a la frase final que tanto lo oprimía como presagio, como una anticipación acechante a la vuelta de la esquina, o en cada ir y venir a la estación de trenes, para llegar o partir de los brazos de ella, su amor, su compañera.
Recuerda haberle leído esa frase final del cuento de Antonio que ahora ronda en su cabeza: “el destino es insondable y no existe felicidad que no este amenazada”.
Su piel lo enloquecía. Su blanca piel casi transparente en la que podía ver rutas celestes que no parecían venas sino mapas de cielo como los que ella surcaba primero en Aerolíneas Argentinas y más tarde en Lufthansa.
Él sentía cada encuentro y cada despedida como si fueran una misma imagen superpuesta de ese intento imperfecto de volver una y otra vez al placer, o al contacto de la piel, la fusión de los cuerpos, el orgasmo de cada cual a su tiempo y modo, la sonrisa del después y el dormir abrazados para entrar en la noche del sueño bien juntitos. Gabriela y su parecido a  Bette Davis. Sobre todo la expresión de su mirada. Fue un descubrimiento mientras en una madrugada vieron “La extraña pasajera”. Como les pego esa frase que adoptaron casi como un lema propio: "tenemos las estrellas, no pidamos la luna".


*

Vuelve a doblar en dos las tres o cuatro hojas de la carta sin dejar de echar una última mirada con los ojos húmedos sobre el encabezado, que seguramente la señora que esta allí enfrente ya ha leído, aun fingiendo desinterés y con la mirada perdida en algún punto de la estación que de una vez están por dejar cuando la fuerza de la máquina logre romper la inercia y el viaje se desate sin atenuantes.
No importa que esa señora sentada enfrente haya leído la fecha: Hamburgo, 15 de abril de 1992.
Y más abajo el Querido Javier: y luego el texto que conoce de memoria y ha leído una y otra vez durante estos años a bordo del tren.
“A los tristes no los quiere nadie” se dice a modo de explicación.
Entonces el tren arranca y el hombre rompe la carta en cuatro con expresión de angustia marcada en el rostro, aunque ya maldice su impulso, su inútil esfuerzo por doblegar ese pequeño hilo de ilusión que lo mantiene ahí, no queriendo preguntarse sin respuesta, y entonces guarda esos grandes pedazos en el bolsillo derecho de su campera, quizá ya mismo piensa en pegarlos con cinta transparente al llegar a su casa.
Intenta disimular su rostro desencajado. Se levanta y se va al otro vagón, no quiere testigos, que nadie sospeche ni se pregunte por que él sigue yendo y viniendo en ese tren. Como si el tiempo no hubiera pasado.



*De Eduardo Francisco Coiro.



***

Próxima estación para escribir por Ferrocarril Provincial:

 JOSE RAMÓN SOJO.

ÁLVAREZ DE TOLEDO.    POLVAREDAS.
JUAN ATUCHA.   JUAN TRONCONI.    CARLOS BEGUERIE.
FUNKE.   LOS EUCALIPTOS.     FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE.    GOBERNADOR UDAONDO.   LOMA VERDE.
 ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.   GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.
GOBERNADOR OBLIGADO.   ESTACIÓN DOYHENARD.   ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA.
 D. SÁEZ.    J. R. MORENO.     EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.  LISANDRO OLMOS.  INGENIERO VILLANUEVA.
ARANA. GOBERNADOR GARCIA.  LA PLATA.

***

Próxima estación para escribir por Ferrocarril Midland:

PARADA KM 79

ENRIQUE FYNN.  PLOMER.  
KM. 55.   ELÍAS ROMERO.  KM. 38.
MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO.
LIBERTAD.  MERLO GÓMEZ.   RAFAEL CASTILLO.
ISIDRO CASANOVA.  JUSTO VILLEGAS.  JOSÉ INGENIEROS.
MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE.  ALDO BONZI.
KM 12.  LA SALADA.  INGENIERO BUDGE.
 VILLA FIORITO. VILLA CARAZA.  VILLA DIAMANTE.
 PUENTE ALSINA.  INTERCAMBIO MIDLAND.



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