sábado, enero 13, 2007

ZURCIENDO EL MUNDO.

Travesía*

Los que transitamos
el desierto
y la aridez,
un día,
sabemos de esa sed
que no se sacia
fácilmente…
Afortunadamente,
nos queda
la poesía.


*de María Rosa León. mrleon003(arroba)yahoo.com.ar



Zurciendo el mundo...



ACTUAR Y EXPLICAR-SE*


Trato de arreglar las cosas, pero nunca se arreglan, cambian, empeoran o se diluyen.
Encuentro que las acciones no tienen justificación. No una justificación válida al menos. Hacemos las cosas siempre por el motivo incorrecto. Porque el verdadero motivo de nuestras acciones está más allá de donde podemos ver en el momento, o sea ahora, que es cuando la cosa sucede. La acción sucede ahora, que es pasado. Cuando escribo “ahora” el momento ya pasó. No podemos luchar contra eso, y comprender el entramado de causas es algo inconducente, pues ya fue y nada tiene arreglo. Emparches. Que se notan.
Vivimos zurciendo roturas. Cinta aisladora en el cable. Actuamos sobre lo que sucedió, tratamos de que no vuelva a pasar o de que se repita, luchando contra la forma de ser del universo.
Las cartas en los buzones son irrecuperables. Y entonces escribimos otra carta, también imposible de borrar, y redactamos otra y otra. Al final nos damos por vencidos pero por cansancio. Sigue la sensación de que algo faltó por decir, que una palabra no fue dicha. Lo cual es la peor de las ilusiones. Nada puede decirse para suprimir lo que se entendió o no se entendió en el primer momento.
Como si hubiese un primer momento. No lo hay. Cada vez es posible retroceder más atrás.
El nacimiento es ya una sucesión de acciones de otras gentes. Nada comienza en ningún punto primordial. Nuestra historia es la de nuestros padres, la de ellos la de los suyos, y una nación un territorio, el universo en definitiva. Atrás y atrás, y esos espejos que se reflejan en espejos. Y uno allí desnudo y desvalido, intentando creer que hacer algo es de veras hacer algo y no simplemente girar en una difusa realidad que se engulle a si misma. Encima, con culpas. Y a quién le importa, y qué importa si a alguien le importa.
Lo más saludable es creer, tener fe. Es decir no pensar mucho. Considerarse importante, solvente. Creer que si uno dice algo erróneo se pararán las rotativas de los periódicos. Sacarse muchas fotos para poder recordarse ahora, o sea ayer, o sea el año pasado. Es decir, para tener una imagen del que ya no somos.
Y nada ni nadie tiene peso y sombra. Somos fantasmas que deambulan un rato y usurpan un apellido y desaparecen. Qué otra cosa. Pero no sirve. Hay que creer y actuar y dar y darse explicaciones. De otra forma esto no marcha. Socializar. Sentirse parte.
Entonces uno vuelve a decir que dijo por esto y por lo otro, pero que en realidad… En realidad qué carajo es la realidad ¿no? Cuál realidad. Armar un relato como si las palabras fueran productos naturales, como si mi palabra correspondiese a la tuya, qué lindo sueño.
Y actuar. Moverse. Agitarse un poco para tener la ilusión de que uno se mueve. Ah si, y refugiarse en la protección de la palabra “uno” “uno siente” “uno hace” ¿quién es ese uno que involucra a los demás, que los hace cómplices o partícipes? Uno es uno, o sea “yo”. Pero es más cómodo poner “uno” en el relato para satisfacer la necesidad de ser parte de algo. Y dar consejos, y fingir que la vejez es experiencia, y que uno, o sea yo, sabemos algo fuera de sabernos frágiles y contingentes.
Habrá que peinarse, comer, contestar el teléfono, proferir sonidos para responder a los sonidos que profieran otros. Con cara de estar en eso, cara de atentos. Y seguir con el corcho tapando la botella empezada. Capaz hasta me convenzo de que la realidad es esto, no sería difícil, después de todo tenemos entrenamiento.


*de Mónica Russomanno. russomannomonica(arroba)hotmail.com






Sábado, 13 de Enero de 2007
Un día occidental y cristiano*


*Por Osvaldo Bayer.

Camino por las orillas del Rin en este invierno alemán lleno de flores. Sí, en mi exilio, en enero, estas caminatas las hacía pisando nieves que quedaban dos o tres meses sobre la tierra. Ahora la temperatura de este invierno es de 15 grados y han empezado a florecer los cercos en enero.
Impensable. Dios debe estar practicando ciertas inhalaciones con la nariz para tener esta imaginación actual. O a lo mejor le gusta recibir los gases que producen los terráqueos. Voy pensando en la nueva discusión que se ha iniciado en Alemania, si reinstalar o no las centrales atómicas, cuando en la calle un sacerdote católico me entrega un sobre. Lo abro. Adentro hay una cruz con cadenita para el cuello. Todo muy bien trabajado. La cruz es verde, tal vez por la esperanza. Me siento en uno de los bancos que miran al Rin.
Me sorprendo al leer la carta. Es de la Obra San José de Ayuda a los Indios de Estados Unidos. Indios, sí, está la palabra Indianer, en alemán. Esto sí que nunca me lo había imaginado. ¿Cómo? ¿Ayudar a los indios norteamericanos? El documento dice textualmente: "Nosotros nos dedicamos a ayudar a los pobres niños dolientes de los indios Lakota, en la región de Dakota del Sur, en el centro de Estados Unidos. Le pedimos a usted su ayuda".
Y explica: "Lakota, el nombre de ese pueblo originario, significa en su idioma 'Amigo y aliado'. Esta Obra de la Iglesia Católica se ha creado para ayudar a los indios Lakota-Sioux, donde niños pobres y hambrientos reciben de la Obra San José una posibilidad de poder seguir viviendo gracias a la
Escuela San José para Indios donde se les da educación y formación". Y agrega: "Pero cuesta mucho dinero alimentar, vestir, dar protección médica y escuela" y a continuación piden la ayuda del pueblo alemán para sostener a los niños Lakota-Sioux de Estados Unidos. La comunicación religiosa oficial
informa que "El sufrimiento de la población indígena en Dakota del Sur tiene una tradición. Porque en esa región se sucedieron hechos dramáticos que trajeron al pueblo originario penurias y miserias, expulsión de las tierras en las que habían vivido siempre, el no cumplimiento de tratados y la
esclavitud". Por supuesto -sin decirlo- se refiere a la conquista de los "blancos". Pero más adelante lo hace saber cuando da el nombre "de los legendarios luchadores indígenas de la libertad" como Reed Cloud y Sitting Bull y las masacres de indios de Wounded Knee o Little Big Horn. Pero no sólo eso, el documento también señala que en esos territorios existían enormes manadas de búfalos, que eran el medio de subsistencia de los Lakota-Sioux. "Los búfalos fueron muertos a tiros, miles y miles, por los
cazadores blancos, sin piedad, para comerciar sus cueros. Esos animales fueron exterminados y esa injusticia es hasta hoy una mancha de deshonra en la historia de Estados Unidos, un pecado nunca reconocido ni pagado." Y después en el documento católico hay una frase que sorprende: "En esta época
en que se usa constantemente la palabra globalización, ¿no podría valer también en cuanto a la globalización del amor al prójimo?". Termina el documento: "muchas familias de los Lakota-Sioux se quiebran ante la carga insoportable de una existencia sin esperanzas, caracterizada por la lucha
diaria por el pan y a causa de la desocupación". La Obra católica se despide del lector con la palabra pilamaya, que quiere decir "gracias" en idioma Lakota.
El mismo día en que me entregan la cruz verde de la esperanza en la calle, leo en el diario de Bonn dos cosas que tienen que ver directamente con la moral de la sociedad. Primero, el anuncio de que Bush va a enviar 22.000 soldados más a Irak, lo que va a costar a su país mil millones de dólares.
Mil millones. La pregunta es: ¿por qué, por ejemplo, el Papa no va a Dakota del Sur e inicia allí una huelga de hambre ante la realidad de los "indios" y el hecho de que se va a gastar una cifra no cristiana para matar y bombardear? ¿Por qué Naciones Unidas no comienza una campaña por la paz en el mundo y se van a Somalia todos sus representantes para protestar por el bombardeo que acaban de realizar los norteamericanos y que como resultado dio la muerte de todos los asistentes a una boda? ¿Quién es ahí el terrorista?
Veintidós mil soldados más. Pero la fantasía de la realidad me lleva esa noche a ver el programa principal de Phoenix, televisora alemana de derecho público, donde se pasó la documentación sobre la batalla de Verdun, en la Primera Guerra Mundial, que costó 330.000 bajas al ejército alemán y 316.000 bajas al ejército francés. Todos jóvenes. Muertos horriblemente por la estupidez humana. Jóvenes de 18 años, de 20, de 22. Muertos por la crueldad y la perversidad de sus sociedades y sus políticos. Y después de eso pienso en los mil millones de Bush para la guerra.
Pero sigamos con las "casualidades". Voy a la parte cultural del diario y leo en el Bonner Anzeiger, diario de Bonn, la gran polémica que se ha iniciado no ya por la película histriónica sobre Hitler, sino por el film Apocalyto, del norteamericano Mel Gibson. En este film se denigra a los mayas, pueblo originario que representó una de las más altas culturas del período precolombino. Se los pone como un pueblo sanguinario que mata por placer. El director cinematográfico se deleita con todo lo más cruel que pueda existir: los mayas arrancan el corazón a los vencidos, les cortan la cabeza y otros espantos. El profesor universitario de Bonn, Nicolai Grube, especialista en esa cultura maya, salió en diversos medios a criticar la falsa imagen de la película señalando que "el film presenta una imagen completamente falsa y absurda de la verdadera cultura de ese pueblo". A raíz de ello, los docentes de historia americana y etnografía de esa universidad organizaron un debate en el que se llegó a la conclusión de que "el film
muestra a los mayas como un pueblo sanguinario con una religión de bárbaros, que tendrían que estar agradecidos por la conquista de los españoles cuando la realidad es totalmente otra" y que "para las matanzas masivas realizadas por los mayas como representa el film faltan totalmente los basamentos
históricos" y "el film no es auténtico ni tiene la más mínima asesoría científica". Se explica luego la alta cultura que crearon los mayas. El profesor Grube señala que fueron asesinados más de doscientos mil mayas y más de un millón fueron expulsados de sus tierras". Y agrega que "a través de este film va a adquirir más terreno fértil el racismo antiindigenista que reina en América latina".
Sí, el racismo. Por ejemplo, se ha descubierto que uno de los mayores financistas de los viajes de Colón fue un comerciante dedicado al tráfico de esclavos. Y nosotros, los argentinos, nos llenamos de monumentos a Colón y festejar "el Día de la Raza". Más todavía, hay que leer los discursos oficiales de la inauguración del monumento a Roca durante la Década Infame.
El presidente Justo -al poner la piedra fundamental- comparará a Roca con el general Uriburu, como gran alabanza. Sí, Uriburu el primer golpista y fusilador de obreros. Y Patrón Costas -personaje de la oligarquía salteña a quien se quería, mediante el fraude patriótico, poner como presidente argentino, y que habló como orador oficial en ese acto- dio una interpretación "positivista" del genocidio de los pueblos originarios diciendo que Roca "con certero golpe de vista militar señaló que era necesario llevarle la guerra ofensiva al indio, a sus propias tolderías, vencerlo, someterlo y correrlo más allá del Río Negro. Obtiene un éxito rotundo, que concluye con un problema secular". Y se acabó. Una
interpretación cristiana. Y ese monumento quedó hasta nuestros días. Después nos admiramos del porqué de la violencia argentina que culminó con Videla.
Es que, digan lo que digan, los argentinos nos sentimos un tanto protegidos cuando tenemos en la mano un billete de cien pesos y desde él nos mira el general Roca.
Bush, los Lakota-Sioux, el bombardeo a Somalia, cien mil millones de dólares para la guerra en Irak, los mayas en el cine norteamericano, Roca y Patrón Costas. Bueno, fue demasiado para un día que comenzó con un paseo por el Rin. Por eso, a la noche, me puse a oír el concierto para piano y orquesta de Beethoven. Respiré aire puro. Me encontré de pronto en un paraíso especial. Pero no, no me quedé en eso. Sino que, de inmediato, me puse a escribir esta nota.


*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-79040-2007-01-13.html






Mi pequeño jardín agreste*


Ya pasaron las fiestas de fin de año. Navidad fue un soplo carismático que nos preparó para Año Nuevo. El calor sofocante del 31 fue el epílogo de un año algo difícil que fuimos piloteando intentando llegar a buen puerto. Lo logramos, no fue un milagro, fue el resultado de los esfuerzos que hicimos en familia para sortear cada piedra que se nos ponía en el camino. También pasamos largas tardes en nuestro pequeño Mato Grosso que nos mostró un mundo que habíamos olvidado.
La naturaleza viva que invadía cada lugar fértil del jardín, hizo que moviera el trasero apoltronado y me pusiera en acción. Descubrí entre las alegrías del hogar nuevas plantas que brotaron por nuestra culpa. ¡Esa costumbre de arrojar las semillas en los canteros al comer fruta!.
Un pequeño cítrico y un incipiente duraznero esperan destino definitivo. En una maceta, juguetean alegres plantas de ají, que deberé trasplantar.
A medida que entresacaba yuyos y excesos de follaje, redescubrí que convivían felices, orégano y flor de azúcar, romero y ese pequeño gajo que salvé de las rosas que me regaló mi marido en la última primavera, y que promete ser un rosal.
Una caprichosa planta de zapallo, decidió florecer en el techo y dejó de regalo uno enorme, que sobrepasa los diez kilos y que se convertirá en puré y dulce para compartir.
No tuve ya tiempo de penar por las carencias ni soledades, la vida en movimiento requería agua y pequeños cuidados. Hasta un distraído picaflor, casi tropieza conmigo, buscando el dulzor de la flor del banano, que generoso deshoja dejando los frutos.
Sin darme cuenta, volví a encontrar el placer del jardín huerta y a disfrutar de la tierra que tenaz devolvía frutos y regalos para los ojos, reafirmando la riqueza del suelo, que pese a nosotros, sigue siendo pródigo y generoso.
Mi pequeño y agreste jardín, así sin límites, ni delineado, ni prolijo, casi salvaje, libre para que corran mis nietas y las mascotas, regala una uva blanca y olorosa que disfrutamos con los vecinos y atiborran a los muchísimos pájaros que viven en Ituzaingó.
Cuando termina el día, me siento satisfecha de todo lo realizado y estoy segura que debo estar agradecida, porque deteniéndose unos minutos y ver lo que nos rodea: luchas, guerras, cataclismos y desastres ecológicos, nos damos cuenta que podemos lograr nuestro pequeño paraíso, chiquito, simple, con falencias, pero que es mucho mas de lo que tienen otros y estaba muy cerca, solo había que descubrirlo.


*De Mirta Alicia Gisondi mirtagisondi@hotmail.com






Viganella, el oscuro pueblito de los Alpes italianos que vio la luz gracias a un espejo gigante*


Situado en la región del Piamonte, entre noviembre y febrero no ve el sol porque se lo impide una cadena montañosa. Gracias a un espejo de acero buñido de 14 paneles y una superficie de 40 metros cuadrados, el problema fue solucionado.

Así se ve el espejo situado en una de las laderas del monte Scagiola, a 1050 metros de altura.
( Fotos: http://www.comune.viganella.vb.it )


*Por Carmen Torcellán, de la redacción de Clarín.com
mtorcellan@claringlobal.com.ar


Viganella es un pequeño pueblo de casi 200 habitantes situado en los Alpes italianos. Está ubicado en el Valle Antrona, en la Provincia de Verbano-Cusio-Ossola (en la región de Piamonte), y saltó a la fama luego de que su alcalde, Pier Franco Midali, decidiera acabar con la sombra que cubría a los lugareños durante el invierno, creando el Proyecto Espejo.
Año a año, entre el 11 de noviembre y el 2 de febrero, el pueblo quedaba completamente a oscuras debido a una cadena montañosa situada al sur de Viganella. Eran 83 días lejos del alcance de los rayos solares. Obsesionado con este problema, Midali anunció a su gente en el verano de 1999, que iba a
comenzar la búsqueda de la solución perfecta para darle sol a pueblo. Así, de la mano del arquitecto Giacomo Bonzani, nació la idea de crear un espejo gigante para que el sol arribe a la plaza central del lugar. Este tipo de iluminación artificial, producto del reflejo de los rayos solares a 1050
metros de altura sobre el monte Scagiola, logró que el sol esté presente durante los días despejados, desde las 9am hasta las 15pm, logrando mayor luz artificial a las 11am, cuando el espejo y Viganella están perfectamente alineados.
El espejo es de acero buñido y consta de 14 paneles con una superficie de 40 metros cuadrados. Posee cinco metros de alto por ocho de ancho y está sostenido por una estructura de metal que a su vez está sujeta al suelo gracias a una estructura de cemento. Se maneja a través de una computadora
que permite seguir constantemente el rumbo del astro solar y dirigir en tiempo real el reflejo del rayo en el lugar preestablecido. Su costo aproximado es de 99.900 euros.
Está en actividad desde el 18 de diciembre de 2006. "Es algo muy hermoso tengo 70 años y nunca pensé ver el sol en invierno", cuenta una lugareña. Y Midali sube la apuesta "Viganella es el primer pueblo del mundo en estar iluminado naturalmente durante el verano y tecnológicamente durante el invierno".

En este proyecto se han tenido en cuenta la acción del viento, las posibles vibraciones, las descargas atmosféricas, la solidez del conjunto y las posibles protecciones que se deben adoptar a fin de evitar la producción del reflejo del sol afecten a las inmediaciones (peligro de incendio) y el suministro de la energía eléctrica. También es importante la zona donde se colocó el espejo, un claro del bosque especialmente empinado, situado en una zona frondosa y abrupta, a fin de reducir al mínimo el impacto
medioambiental y la tala de árboles.
Ha quedado demostrado que la luz solar es saludable para el ser humano ya que modifica determinadas sustancias cerebrales (entre ellas la serotonina , que actúa como neurotransmisor) que juegan un papel importantísimo en los trastornos afectivos. La luminosidad mejora en definitiva el estado de ánimo.
Por tanto, la falta de luz solar es un motivo más que suficiente para que la gente evite en la medida de sus posibilidades la presencia en lugares sin luz solar la mayor parte del tiempo.
El espejo ilumina una superficie de 250 metros cuadrados. Sueña Midali: "Ya me imagino a las abuelitas quedarse un rato al sol, o a los niños jugando por fin un poco al aire libre sin tener que estar a oscuras".

*Fuente: Clarín.
http://www.clarin.com/diario/2007/01/10/conexiones/t-01342031.htm





El niño triste*


Sus grandes ojos azules
penetran en la arboleda
y sus grises pensamientos
se enredan en las ramas.
Quiere curar su melancolía
con el canto de los pájaros
y sus oídos se esfuerzan
para escuchar las melodías.
Su rostro opaco y tieso
se parece a las rosas
cuando pierden sus pétalos
y borran su encanto.
Sus manos sucias acarician
la cabeza de un perro
que muestra en su mirada
la aflicción de su dueño.
Llega la oscura noche
y el niño se queda
esperando que las estrellas
cumplan todos sus sueños.


*de María Griselda García Cuerva. mg_cuerva(arroba)yahoo.com.ar




*

De poder contar los ratos vividos
diría que vanos quedaron vacíos
peligroso abismo por donde he caído
sintiendo ese miedo que tienen los niños.

Del altar que otrora coloqué a tu sino
me arrepiento ahora, ya todo perdido
el haberte amado y sentirme herido
arrepentirme de esto, porque sí he querido.

La ultima escena, el gesto furtivo
un adiós postrero me dejó tu olvido
los buenos momentos, los momentos idos
de todo me acuerdo, silencioso amigo.

Si luego el destino cruza en mi camino
al ser que otro día surco mis sentidos
de poder contarle los ratos vividos
callaría ese grito, que aún no he podido.


*de Héctor Rafael Martínez. HMARTINEZ(arroba)edenor.com









Ejercicio de escritura:


10 años sin Osvaldo*

El 29 de enero serán 10 años sin Osvaldo Soriano.

Inventiva Social invita a escribir pensando en su obra y vida con estilo libre (poesía, ensayo, narrativa)
Los escritos deberan enviarse hasta el 28 de enero a la casilla:
inventivasocial(arroba)yahoo.com.ar

-Rogamos a los compañeros y colaboradores una amplia difusión de esta invitación-

*Eduardo F. Coiro inventivasocial(arroba)hotmail.com





*

Reescribiendo noticias. Una invitación permanente y abierta a rastrear noticias y reescribirlas en clave poética y literaria. Cuando menciono noticias, me refiero a aquellas que nos estrujan el corazón. Que nos parten el alma en pedacitos. A las que expresan mejor y más claramente la injusticia social. El mecanismo de participación es relativamente simple. Primero seleccionar la noticia con texto completo y fuente. (indispensable) y luego reescribirla literariamente en un texto -en lo posible- ultra breve (alrededor de 2000 caracteres).
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