sábado, noviembre 17, 2007

QUIZÁS NOS HAYAMOS PERDIDO PARA SIEMPRE...


QUIZÁS NOS HAYAMOS PERDIDO PARA SIEMPRE...




¿Y VOS QUIÉN SOS?*



"¿Y vos quién sos?". El azoramiento de algunos se despliega en la noche con absoluta franqueza. Otros, en cambio, tal vez para no herir la susceptibilidad de quien acaba de saludarlos tan efusivamente, disimulan su perplejidad y postergan su exteriorización por un rato, hasta que pueden
preguntarle en confianza a algún conocido: "Che, ¿y aquél quién es?". En uno u otro caso, cuando surge al fin la respuesta clarificadora, el apellido o el apodo que diluyen la incertidumbre, es el momento de la palmada en la propia frente, de las exclamaciones jubilosas, de las risotadas de recobrada complicidad. Pero es tanto el bullicio y tanto el movimiento, son tantos los ex alumnos de distintas promociones que, al igual que nosotros, circulan y se encuentran, y se reconocen (o no) a medida que van llegando a la cena, que cuando uno se está acomodando a la respuesta recibida, enseguida florecen nuevos saludos, nuevos abrazos y, con ellos, más asombros, ya sea por desconocimiento transitorio del otro, o precisamente por la razón opuesta.
Reencontrarse con los compañeros de la secundaria después de veinticinco años constituye una experiencia que tiende a resultar conmocionante. Aún después de aclaradas las respectivas identidades, es difícil sustraerse a cierta impresión de irrealidad. La visión parece empeñarse en seguir desenfocada; cuesta tomar la imagen de esos tipos calvos, gordos, canosos o de lentes que uno tiene enfrente y ajustarla al recuerdo que uno guarda desde su adolescencia asociado a esos mismos apodos
y apellidos.
"¿Y vos quién sos?". No es descabellada la pregunta, habiendo pasado tanto tiempo sin saber nada del otro. Pero es incontestable. A lo sumo, uno puede ensayar una apretada síntesis de datos que cree significativos, pero es imposible pasar de allí. Alguien habla de la hija que está por cumplir 15
años, alguien menciona que estuvo viviendo en el extranjero, alguien cuenta que su hijo también viene a este colegio, alguien nombra como al pasar su lugar de trabajo, y hay que conformarse con mirar desde la orilla esas existencias que ignoramos, imaginarlas a partir de esos pocos indicios, sabiendo de sobra que son insuficientes. Y es claro que esa estrechez obligada de nuestras biografías, ese laconismo de diccionario que estamos forzados a practicar nos aleja de lo que en verdad han sido y son nuestras
vidas, pero ¿cómo resumir veinticinco años de otro modo? No hay alternativa; menos aún siendo tantas las voces que habría que escuchar, y el tiempo casi nulo con que contamos esta noche para concretar tamaña empresa.
La charla navega por canales serenos y amables: anécdotas risueñas de nuestro lejano pasado común, historias de profesores y preceptores, intercambio de información sobre el paradero de los compañeros que no vinieron. Nadie delatará aquí sus íntimos naufragios, ni trazará en público el mapa minucioso de sus felicidades cotidianas. No es ese, al fin y al cabo, el propósito de la reunión. La realidad, entonces, sólo se cuela en las conversaciones casi por descuido, entra en el festejo sólo a
cuentagotas. De alguna manera, la cena funciona como una burbuja a prueba de desencantos. Por una noche, el transcurrir de la vida queda cancelado. Por una noche, estamos suspendidos en una especie de limbo temporal donde ya no somos exactamente los que éramos (y lo sabemos) pero tampoco quedan
expuestos en detalle los contornos de nuestra versión actual. Por una noche, hacemos a un lado nuestras posibles diferencias y recostamos nuestra identidad sobre aquello que nos une -la pertenencia al colegio, el sabernos parte de la promoción '82- felices de haber sacado del placard un perfume existencial que hacía mucho no nos poníamos.
"¿Y vos quién sos?". Quizás nos hayamos perdido para siempre y ya no podamos reconocernos. No lograremos saberlo con certeza; al menos, no esta noche. Nos iremos de aquí siendo casi extraños. Pero lo haremos pensando tranquilizadoramente que todavía nos conocemos.
He allí la limitación fundamental de estos reencuentros.
He allí, tal vez, su atractivo principal.




*de Alfredo Di Bernardo alfdibernardo@ciudad.com.ar






Oh! *



Si estas tan ocupado
no los verás llorar
desangrarse en los hechos cotidianos
conejillos de indias de los noticieros
si sos tan en lo tuyo
si pesas en tus billetes
"¡Que esos se lo ganen como tú, que para eso te esfuerzas!
temerás cada posible pérdida
cada voz ajena: Competencia
confundirás inocentes con culpables
o aún peor
todos serán sospechosos
peligrosos
potencialmente tus enemigos
Si tus soluciones
son de mesas solo polémicas
olvidarás
en la esquina el acto solidario
si tu fe se queda en la puerta de la Iglesia
los domingos
veloz ocupado
solo echarás viento
en la mano extendida...

Disculpa
no necesariamente debes escucharme



*de Víctor Falco vittoriofa9@hotmail.com







Sábado, 17 de Noviembre de 2007

Amar y flirtear*




*Por Sandra Russo


El amor en general es maltratado en los medios de comunicación masiva. El amor es el tema insoslayable de los folletines, de las canciones melódicas y las canciones pop, de las películas de Hollywood y de muchos best sellers de autoayuda. El amor también es un tema de culto, como saben los fanáticos de
algunos directores coreanos que nos vienen a decir, desde latitudes y ritos muy distintos a los nuestros, sus puntos de vista sobre ese sentimiento. El amor es un tema de la ópera. Y de la narrativa, por supuesto. Pero muy pocos llegan a leer esos cuentos y novelas, o a presenciar una ópera, o a ver cine
coreano, como hace unas décadas los jóvenes veían cine francés.
El amor entre un hombre y una mujer suele llamarse amor romántico, aunque ese adjetivo no nos hable del amor, sino apenas de un tipo de amor que fue codificado hace unos siglos y ya no existe. Quedan resabios, es cierto. El sufrimiento por amor, el miedo a la entrega generalizado quizá provengan de
esos resabios: conocimos, nos fue presentada una noción del amor siamesa a la idea del amor romántico, y no sabemos cómo soltar esos estereotipos, cómo expulsarnos de nuestros fantasmas y nuestras percepciones.
Quizá cierto malestar de época esté relacionado con el hecho significativo de que no existan discursos para auxiliarnos en nuestras preocupaciones amorosas, o mejor dicho: los discursos circulantes provienen del folletín, el bolero, Montaner, esas cosas mejores o peores, pero que lo único que
dicen es lo mismo que sabemos: el amor hace sufrir.
Cuando apareció hace un par de años Amor líquido, de Zygmunt Bauman, causó un revuelo considerable (yo misma escribí unas cuantas notas a partir de la idea de la liquidez emocional de esta época). Es que muy pocas veces sucede que desde las ciencias sociales alguien baja con una prosa agradable y un
lenguaje simple a traer una idea clara y nueva para iluminar nuestros interiores perturbados. Sobre Bauman se habló en las aulas de Sociales y también salió una nota en Para Ti. Una mujer intelectual o un hombre que vende seguros pueden entender que la idea de amor líquido los abarca. Muchos
enamorados han leído y releído durante las últimas décadas los Fragmentos del discurso amoroso, de Roland Barthes, pero su intensidad teórica ha demandado, por lo menos, ser estudiante de algo para asomarse a sus páginas.
En dos líneas, Bauman dice que los hombres y las mujeres de este tiempo temen tanto sufrir, que resbalan por relaciones líquidas, de las que es fácil escurrirse, y huyen de lo sólido, en tanto por un lado equivale a sufrimiento y, por el otro, se percibe con claustrofobia. Pero Bauman no describe: el libro es una defensa de lo sólido.
Por mi parte, venía leyendo y releyendo al psicoanalista británico Adam Phillips (sí, también escribí unas cuantas notas disparando de ideas suyas).
Y su libro Flirtear me hizo hacer conexión directa con Bauman. Phillips, a su manera, más oblicua, defiende lo líquido: defiende el flirteo. Se pregunta casi con ingenuidad: "¿Por qué negarse a una atracción?" Y eso mismo están pensando, con ésas u otras palabras, millones de hombres y mujeres en el mundo occidental, cuando sus matrimonios ya no los divierten, cuando alguna circunstancia buscada o azarosa los vuelve a colocar, después de mucho tiempo, ante un claro objeto de deseo. Esos hombres y esas mujeres valoran la solidez de lo que han construido, porque lamento decirlo, pero lo que llamamos "matrimonio sólido" muchas veces encaja sus cimientos en sentimientos inconfesables.
Es que Bauman, por así decirlo, nos retaceaba una parte de información sobre lo sólido. Phillips no se limita a los devaneos sentimentales: caídos los dogmas, se flirtea también con las ideas. Flirtear es una forma de explorar.
Vivimos una época plagada de propuestas, de menú a la carta, de tentaciones baratas, de erotización como recurso escaso que se intenta promover desde todos los puntos cardinales.
Cuando crucé los textos de ambos y advertí que hablaban de lo mismo, pero desde diferentes verbos (esto es: con acentos teóricos diferentes), descubrí que vivimos como dice Phillips, pero que en el fondo aspiramos a lo que dice Bauman. El amor, y no el flirteo, es lo que llevamos en nuestras subjetividades adherido a nuestras mejores versiones. Buscamos el amor, pero incluso si tenemos la suerte de encontrarlo, somos criaturas volátiles que al cabo de un tiempo se encuentran preguntándose: "¿Por qué negarse a una atracción?"


*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-94787-2007-11-17.html








Promesa de cielo*


Viernes, un anuncio, una promesa, pequeño paraíso, el ruido del mar antes de verlo, la carta sin abrir, deseo de, lecturas, música, el olor del pan todavía en el horno, la espera del tiempo sin apuro del café con diarios desplegados en la cama. Una cita con la asamblea de pájaros del jardín. Un abrazo posible de paisaje. La boca que se prueba el gesto del beso o de la risa. El esbozo de tanto, una síntesis de vacaciones en la brevedad de los dos días por venir. Si fuera poema un haiku con la última línea en la
tarde apenada del domingo que se va.



*de Cristina Villanueva. pluma@velocom.com.ar






Viernes, 16 de Noviembre de 2007

¡Volvió Macri!*


*Por Daniel Rosso, Alejandro Montalban Y Gabriel Reches *



Seguramente el ingeniero Macri llegó una mañana a una reunión con su equipo de trabajo y lo convencieron de que debía tomar decisiones que lo mostraran enérgico. Decisiones que lo diferenciaran de las gestiones anteriores.
Decisiones que de paso definieran a las gestiones anteriores como ineficientes y dilapidadoras. Seguramente así decidió el cierre del canal Ciudad Abierta.
Pero sus asesores lograron otra cosa: lo volvieron a colocar en el espacio ideológico del que pareció escabullirse durante la campaña electoral que lo llevó a la Jefatura de Gobierno. A poco de andar, muestra su verdadero rostro. Su primera decisión lleva el sello inequívoco de los '90: achicar el
espacio público. ¡Volvió Macri!
Jorge Telerman sabe de las arduas negociaciones para lograr que las empresas de cable cumplieran con la ley que dotaba a la ciudad de un espacio en la grilla televisiva. Las empresas de cable resistían la medida. Estamos seguros de que la buena memoria del actual jefe de Gobierno recordará las reuniones que tuvimos y en las que él jugó un papel destacado para lograr el lugar en la grilla. Estamos seguros de que su pronunciamiento público en contra del cierre lo pondría más cerca de su historia y más lejos de la sospecha.
Bien, ahora Macri decide devolver ese espacio a la rentabilidad privada.
Porque ese espacio que abandona el Estado de la ciudad será ocupado por algún emprendimiento privado.
Como sucedió en los '90, achicar el Estado requiere una operación previa de deslegitimación de lo que se quiere eliminar. Así sucedió con las empresas del Estado en los '90. Así sucede con Ciudad Abierta en la actualidad.
Durante el último año de la gestión Ibarra, el presupuesto de Ciudad Abierta fue de 3,3 millones. Fueron suficientes para estrenar 700 horas de televisión de producción propia. Sorprendiendo a propios y extraños, Ciudad Abierta logró posicionarse en muchos momentos de 2005 como el canal
generalista de cable más visto en la ciudad de Buenos Aires. A tal punto de que dos de sus programas estuvieron ternados para los premios Martín Fierro del cable durante 2006 y otros dos vuelven a serlo en 2007.
Ciudad Abierta fue el canal nacional que emitió por primera vez, en diciembre de 2004, el Juicio a las Juntas con el audio original. Produjo programas como Vivir en positivo sobre la temática del vih que hoy son herramientas de trabajo de los agentes de salud de la ciudad que trabajan con poblaciones de riesgo. Dio espacio a los principales intelectuales de la cultura argentina, como Ernesto Laclau, Beatriz Sarlo, Horacio González, David Viñas, Josefina Ludmer, León Rozitchner, Héctor Schmucler en memorables entrevistas sobre sus obras. Convocó a las mejores figuras del nuevo cine argentino, como Lucrecia Martel, Adrián Caetano, Gustavo Postiglione, Albertina Carri, Martín Rejtman para enriquecer la propuesta televisiva. Alcanzó en sus mejores momentos un nivel de audiencia en la ciudad equiparable a canales como Canal á, Plus Satelital y P&E.
En momentos en que la televisión privada alcanza picos inusuales de crítica y desprestigio, este pequeño espacio de televisión pública abrió un camino alternativo. El mismo camino al que se sumaron el Canal Encuentro y la reformulada pantalla de Canal 7. Esta serie de experiencias y otras nuevas
tienen la responsabilidad y el desafío de construir un lenguaje de la televisión pública. Ciudad Abierta es un canal que permite expresar la complejidad de sentidos de una urbe como Buenos Aires. Al cerrarse, deja heridas abiertas.
Macri cierra Ciudad Abierta, pero esto no termina acá.


* Respectivamente, ex subsecretario de Comunicación Social del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ex director general de Ciudad Abierta y ex director periodístico de Ciudad Abierta.



*Fuente: Página/12

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/2-8317-2007-11-16.html



*

Queridas amigas, queridos amigos:

El domingo 18 de noviembre del 2007 presentaremos en la Radiofabrik Salzburg (107.5 FM), entre las 19:06 y las 20:00 horas (hora de Austria!), en nuestro programa bilingüe Poesía y Música Latinoamericana, música del compositor brasilero Ronaldo Miranda. Las poesías que leeremos pertenecen a Pedro Arturo Reino Garcés (Ecuador) y la música de fondo será de Wayna Picchu (Andes). ¡Les deseamos una feliz audición!


ATENCIÓN: El programa Poesía y Música Latinoamericana se puede escuchar online en el sitio www.radiofabrik.at
(Link MP3 Live-Stream. Se requiere el programa Winamp, el cual se puede bajar gratis de internet)!!!! Tengan por favor en cuenta la diferencia horaria con Austria!!!!


REPETICIÓN: ¡La audición del programa Poesía y Música Latinoamericana se repite todos los jueves entre las 10:06 y las 11:00 horas (de Austria!), en la Radiofabrik de Salzburgo!
Cordial saludo!


YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur.
www.euroyage.com

Schießstattstr. 44 A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel. + Fax: 0043 662 825067



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