domingo, junio 13, 2010

AL BORDE DE UNO MISMO...



*ILUSTRACIÓN DE FREYJA freyja_walkyrien@hotmail


Antes del fin*



Cuando subía la cuesta en dirección al Puente de Piedra, me abordó una jovencita. Explicó que su moto la había dejado tirada y necesitaba un euro para gasolina. Conté lo que llevaba en mis bolsillos: Dos euros y algunos céntimos. Se lo di todo. Ella protestó. Yo insistí. Ustedes, malpensados, creerán que lo hice porque era joven y rubia. Porque a pesar del pelo enredado me resultaba atractiva. Ante eso me encojo de hombros y, si aún pudiera sonreír, sonreiría. Durante unos instantes, contemplé cómo se alejaba. Luego terminé de subir la cuesta, llegué al puente, me aseguré de que nadie estuviera mirando -actitud ésta un poco ridícula, si se piensa en ello-. Después, lentamente me asomé por encima del pretil de piedra. Respiré hondo. La corriente, imparcial, discurría allá abajo, como un firmamento líquido.



*de Sergio Borao Llop. sbllop@aragoneria.com





AL BORDE DE UNO MISMO...






LEONA DE SAVUTI*



"...Un desventurado estar solo, un venturoso al borde de uno mismo..."
IDA VITALI



Recorrí todos los laberintos. Todos los tiempos.
Los tiempos de los tiempos
De siembras .De cosechas. De sequías.
De duraznos. De sentarse a la mesa. De panes.
De langostas. De alumbramientos. De penumbras.
De vinos agrios, café frío y garganta ardiente.
De llegadas. De esperas. De laureles en flor.


Busqué en cada rosa moribunda.
En el clavel del aire. En la ortiga.
Hubo señales: menudas, imperceptibles, casi.
Agua de lluvia .Caza. Constelación de Orión.
Casi escucho el tropel. El jadeo.
Y los pasos se acercan y mi oído se aleja.


Me he reencarnado en pez, en luna y abedul.
Un pez de dos cabezas. Sedal. Anzuelo. Red
Tira y afloje. Se va pero se queda. ¡Touché!
Leona de Savuti. Amamantando Tswanas.
Recorriendo dominios feroces y prohibidos.
Geómetra de abedul. Canoa. Bosque.
Todos los pájaros sagrados me han amado.


Busqué en arcanos mayores y menores.
Me asomé al precipicio de tres caras.
Colgado, entre las ramas. Frágiles ramas de mis ramas.
Allí lo he encontrado...y me he liberado.



*de Amelia Arellano. arellano.amelia@yahoo.com.ar







EL NUMERO ONCE*



Cuando esa tarde, el equipo de las casacas rojas, hizo su entrada al campo de juego, con toda la escuadra alineada detrás del trote de gladiador de su arquero, el inefable "Toti" Sciarini, hubo un momento de estupor en la ávida hinchada
Y ese estupor tenía sus motivos. Fácticos y de mera historia deportiva.
¿Quién era ese número once, pequeño, esmirriado ("enteco", diría mi vieja) que cerraba filas, el último?
Ese pequeño jugador, que nadie conocía, que nadie sabía de adónde había salido, que no tenía filiación, ni sangre, ni historia.
Todo el mundo empezó a preguntarse si las arbitrariedades del presidente no deberían tener un límite, no deberían acotarse aunque más no sea un poco.
¿Quién era ese delgado y chueco, de apariencia torpe, para nada elegante que se atrevía a usar esa gloriosa camiseta con tanto desparpajo?
¿Sabría él, sabría por ventura este desdichado quiénes habían sido los anteriores acreedores de ese glorioso número once, de esa casaca que usaron desde don Arturo Aichino y el "Pelado" Míguez, pasando nada menos que por Silvano Ferreira, Lallana, "El Negro" Durán, "Titi" Latini, RemigioGramajo, Y "Lalo" Negrini, Carlitos Salinas, "Quinterito"?
El día que este flacucho debutó, con esa pintita de nada o de poca cosa, predispuso muy mal al hincha que siempre busca resultados, y nosotros vaya si lo necesitábamos. Tanto, "como agua de mayo" dirían en España, ya que ese mes no suele ser pródigo en lluvias, precisamente, por allá.
Estamos contestes entonces que la parcialidad albirroja buscaba imperiosamente resultados. El equipo era sólido en defensa, tenía un medio campo correcto y hasta creativo, pero unos delanteros que se entretenían divirtiendo a la hinchada y a ellos mismos, tanto que se olvidaban de embocarla en el arco. Con decir que uno de los responsables de estos desajustes era "Balazo" Renzi, para quien introducir la pelota en el arco, hacerle besar la red con suavidad o violencia no era importante. . Pero no.
Eso no sucedía muy a menudo y cuando llegaba a suceder reventaban las gargantas, y, el alma se ponía a tono con un sueño muy bello, casi como el beso de la muchacha esquiva, con aquella que soñábamos siempre, sobre todo cuando poníamos la cabeza en la almohada, que nuestra madre hacendosa había
perfumado con cáscaras de naranjas secas en el baúl donde guardaba la ropa de cama.
Un sueño y una muchachada que no tenía que ser real, que podía ser extraída de aquellas viejas películas que veíamos en el cine "La Perla" Marilyn o Kim Novak, o aquella desvaída actriz delgada, de lacios cabellos que se llamaba Pier Angeli. En fin, uno podía asimilar esta felicidad insertada a aquella real de la pelota besando la red.
Lo que a primera vista se nos presentaba esa tarde el asombro y la perplejidad, es que ese muchacho flaco y muy chueco, de grandes ojos que tenían la costumbre de no parpadear. Eso era al menos lo que parecían, enmarcados por un óvalo cetrino y un pelo rizado y corto que le arrancaba casi en las cejas.
Y ahora lo tenían allí, no perdido ante los ojos curiosos de la parcialidad rojiblanca, sino inmerso en desparpajo del que no parecía hacerse cargo, ya que lo usaba para desmarcarse constantemente y no lograba hacerse del balón.
Como nadie había de donde venía, mi padre con una de sus habituales frases descalificadoras aventuró;
-Será de un suburbio de Rosario.
Y acertó, según luego supimos. Y también cómo había llegado allí tan en secreto. Porque nosotros, habitúes de "La Sede", como la llamábamos al edificio del club, siempre nos enterábamos de todo. Aún de los detalles más insignificantes.
Había llegado por intermedio de un señor, rosarino para más datos, de apellido Parabatti, quien acompañaba a su hijo, el número diez de nuestra escuadra por años, a quien apodaban "Cubay".
Se había hecho tan amigo de todos, que hasta traía con él a su hijo menor, más o menos de nuestra edad, que sería de diez años entonces.
"Cubay" tendría 26. Viajaban en taxi que el club pagaba y venía domingo a domingo desde Rosario.
Este señor oficiaba de agente de datos y representante "ad honorem" en los hechos.
Trajo a casi todos los jugadores de entonces. El "Loco" Moreno, el "Rubio" Mule, al "Gringo" Giacumino, un arquerito flaco que era de las inferiores de Central, cuyo nombre olvidé, y claro que fue el descubridor del gran Juan Carlos Lallana, que jugaba en "Mercadito Lux", de barrio Ludueña, que tantas alegría nos daría y que terminaría en la selección nacional. Lallana, a quien don Renato Cesarini apodaría "El Pelé blanco".
Don Parabatti entonces, que trabajaba en el ferrocarril, que se dedicaba en su ratos de ocio a descubrir jugadores, hoy sería un "agente" que nadaría en plata, pero él, supongo, lo haría por puro romanticismo. Tal vez porque aunaba ese amor ilimitado al fútbol con su persona de bien, con sus ganas de compartir las jugadas que proporcionaban sus "pollos" o sus recién descubiertos cracks.
Pero no todos eran Lallana, no todos eran cracks.
Tal el caso de este esmirriado número once que venía a manchar -según nosotros- el honor de esa mítica camiseta.
Un día nos enteramos que "el número once", era apodado "Piraña", porque tardamos en conocer su apellido y yo con el tiempo olvidé.
Pero lo cierto es que -para ser sinceros- tuvo también su día de gloria, como la tuvo mucha gente que vistió la casaca color sangre, y ese día no fue un día cualquiera, ese día para su honor y para nuestro recuerdo, fue un clásico.
El día amaneció normal. Era primavera y la primavera en los pueblos venía con sus días llenos de gloria en ese tiempo como si fuera un día patrio.
Pero el nerviosismo cundía como un reptil lleno de veneno entre nosotros.
Nos empezamos a reunir temprano en la esquina "del Cholo", a conjeturar, a temblar y algunos, aunque no lo decíamos, a soñar con el triunfo.
No recuerdo cómo era la posición nuestra en la tabla y la de ellos tampoco..
Pero al final de un partido de trámite aburrido y trabado, ante un centro "a la olla" de Lorencito Miranda desde la punta derecha, el "Piraña" saltó con sus ojos muy grandes, de chico asustado y le pegó a la pelota un frentazo seco, hacia abajo, que picó una sola vez en el suelo y fue a besar la red, lejos de la manos del arquero Basualdo.
Nosotros gritamos el gol hasta el cansancio, máxime cuando a los dos minutos escuchamos el pito final.
Y cuando gozosos, en el club festejábamos todos, no sé quien dijo que en verdad el número once era ficticio porque siempre había jugado de ocho, que habría sido su puesto, hasta allí.
Nosotros entonces al "Piraña" le perdonamos todos los malos partidos anteriores.
Con la comprensión que acondiciona el corazón humano ebrio del éxito.



*De Jorge Isaías jisaias46@yahoo.com.ar






LA SACERDOTISA*



Antes del encuentro,
Estaba yo consagrada en pan y en vino.
Pero de tanta paz enigmática, un vacío angustiante me invadió.
No pensé tocar el cielo y cambiarlo por tierra,
De la mas infértil e insana.
Tu rostro insertado en la ciénaga
que buscaba por cerros y montañas,
estaba allí como puesto en medio camino,
sin poder dejar de mirarte, tentación milenaria, ayuno tortuoso,
vida inmaculada a cambio de tormenta y pasión, cálido sentido
por una guarida intocable, suave burbuja y miel en mis labios
para pasar el trago amargo de lo que significa posar un pie en la
existencia.
Tu presencia, salvación momentánea a un abismo ilusorio,
Fue un rescate barato para un nivel mas profundo del cual
ni la muerte comprende que en vida, crea que se pueda estar mucho tiempo.
Devuelvo el regalo dado por el universo: dame la tumba vacía
Para llorar en forma de rocío la felicidad eterna,
de la cual añoro cada noche
Estar nuevamente consagrada en pan y en vino.



*De Daniela Wallffiguer. danielawallffiguer@gmail.com








El nombre*


El nombre del rocío
Es el de un hombre
Que entre penumbras
Sueño y espío


Lo nombro en silencio
Lo sufro en el estío
Beso sus labios
Ardientes y apetitosos


El caminaba lentamente
A la orilla del río
¿Seré yo la dueña
del amo de mis suspiros?



*De Azul azulaki@hotmail.com






FLORA NO, FAUNA*
(Críptica literaria II)



*Por Miriam Cairo. cairo367@hotmail.com


El yo y el no yo se deslizan por la casa comunicándose al sesgo, sugiriéndose redondeces, amapolas, imbricaciones. No diríamos que en esa sutileza ponen a prueba las más exquisitas formas de sadismo, pero el yo y el no yo tienen inclemencias afines.


*

Flora no, Alejandra. Alejandra fauna del silencio. Del silencio que se deshoja desde sí mismo y cae palabra por palabra. Fauna se va. Fauna no vuelve y sobrevive en la memoria. Relampaguea en la noche atravesada de graznidos. Salta de los libros hasta el hondo hueco de la boca como el joven animal en su primera noche de cacería. Adentro, Alejandra. Bien adentro de la boca tengo el alma.


*

Durante el día, me acuerdo del movimiento imprevisible de la noche que deja caer sobre los techos sus peces con cara de vírgenes. Me acuerdo de las estrellas que ruedan por el suelo derramando su jugo. Durante el día busco los restos de la noche. Su abundante ausencia me llena de signos y muros.
Durante el día existe la noche. El silencio existe en la palabra. Flora existe fauna.


*

No podría llegar la noche cuando todavía no ha llegado tu silencio. Un silencio enorme de Alejandra pequeña. Mientras te aguardo, un ángel oscuro aparece y vuelve a desaparecer. De pronto lanza una mirada hacia atrás y entra en la casa desde el patio. Me mira fijamente. Te busca dentro de mí.


*

Vueltas y vueltas da el yo en torno a su no yo y le inventa su dulzura. Cada vez más cerca contemplan su fragilidad mutua. La fragilidad es el sabor del no yo que me vislumbra. Mi no yo existe porque un día me dije a mí misma que debía tragarme toda la dulzura hasta transformar la ausencia en una rosa de azúcar. Supongo que son cosas del destino. Dije azúcar y no dije hiel.


*

Un libro se escribe con lágrimas no lloradas. Alejandra abre su yo como hojas de un libro. Antes de llorar hay que leer a Alejandra. Entonces una no llora. Una hace un silencio muy fuerte. Una palabra muy fuerte. Una metáfora de carne, de tela y de aceite. El yo de Alejandra es un alimento, una legumbre que sacia. A nadie se le ocurre que el lector de Alejandra sea un animal del olvido ni que sepa de memoria las canciones miedosas del alba.
Nadie cree que el lector de Alejandra sea el ahorcado que se balancea en árbol marcado con la cruz lila. Más aterrador es el mapa de América, con un monstruo instalado en la cabeza. De eso sí cualquiera puede morir.


*


Desde ahora, hasta el final del mundo, mejor sería alterar los estados previstos, despojarse del falso corazón de los domingos, y ejercer el dominio de los sueños. Eso, que no tiene pausa ni origen, y que no se refleja en el espejo sino a través de incandescencias y surge del otro corazón, el verdadero.


*

Esto de convertirse en el sabio de la no sabiduría, en la noche de toda oscuridad, este privilegio de ostentar el poder impotente que domina la inhabilidad, esta victoria exultante de lo que no sucede, desmiente esa vieja presunción testimonial de lo evidente, porque la palabra habla desde la ausencia de toda palabra.


*

Hay momentos fuertes, momentos oscuros, momentos en que tu yo, Alejandra, cierra la ventana destinada al suicidio y flota alrededor de otros yo que buscan mantenerse lejos de toda ventana que invite a la caída. En momentos de confusión, no tiene sentido quedarse encerrado en un mismo yo.


*

Veo crecer tus ojos con formas deshojadas. Sólo yo puedo ayudarte a no pedir ayuda. Sólo mi no yo puede sacar a esas mujeres vestidas de rojo adheridas a la entretela de tu respiración. Por todo ello, Alejandra, anocheceme en tus sombras. Soy tu corazón ajeno. Puedo demostrarte qué posible es no decir nada. Callarse hasta la memoria y jurar que de todos mis silencios, el más hermoso es el que te nombra.


*Fuente: Rosario-12
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-23971-2010-06-12.html







*


Queridas amigas, apreciados amigos:


Este domingo 13 de junio del 2010 presentaremos en la Radiofabrik Salzburg (107.5 FM), entre las 19:06 y las 20:00 horas (hora de Austria!), en nuestro programa bilingüe Poesía y Música Latinoamericana, música del compositor argentino Rubén Carrasco. Las poesías que leeremos pertenecen a Roberto Daniel Malatesta (Argentina) y la música de fondo será de la Sambas do Enredo (Brasil). ¡Les deseamos una feliz audición!


ATENCIÓN: El programa Poesía y Música Latinoamericana se puede escuchar online en el sitio www.radiofabrik.at (Link: MP3 Live-Stream).
Tengan por favor en cuenta la diferencia horaria con Austria!!!! (Recomendamos usar http://24timezones.com/ para conocer las diferencias horarias).


REPETICIÓN: La audición del programa Poesía y Música Latinoamericana se repite todos los jueves entre las 10:06 y las 11:00 horas (de Austria!), en la Radiofabrik de Salzburgo!

Freundliche Grüße / Cordial saludo!


YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur.
www.euroyage.com

Schießstattstr. 37 A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel.: 0043 662 825067




*


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