*Claude
McKay
-Fuente: "Vientos
y mareas de West Indies/ De Jamaica a Guyana – 71 poemas".
DESPUÉS DEL
INVIERNO*
*Claude
McKay
Algún día,
cuando los árboles hayan perdido sus
hojas
Y contra el
blanco de la mañana
Los pájaros
temblorosos se hayan resguardado
De la noche
debajo de los aleros,
Volveremos
nuestras caras al sur, amor,
Hacia la isla
del verano
Donde las
torres de bambúes son el centro del
bosque
Y las orquídeas
de boca ancha sonríen.
Y buscaremos la
colina silenciosa
Donde se alza
el arbusto del algodón,
Y saltan los
risueños arroyos cristalinos,
Y trabajan
zumbando las abejas.
Y construiremos
allí una cabaña
Con acanalado
techo oscuro,
Al lado de un
claro del bosque, con campanillas
azules
perfumando cerca,
Y helechos que
nunca se marchitan.
-Claude McKay nació en
cercanías de James Hill, Clarendon, Jamaica, en 1890. En 1912 publicó su primer
libro de poemas, Songs of Jamaica, escrito en dialecto patois, y partió
hacia el sur de los Estados Unidos para estudiar agronomía, carrera que
abandonó al poco tiempo. Durante algunos años estuvo viviendo en
Londres, donde
se dedicó al periodismo. Y ya en el Harlem, promediando la década del ’20,
intervino en las luchas reivindicativas
de su raza y
escribió poemas y artículos, para constituirse en una de las personalidades del
movimiento cultural y poético Harlem Renaissance. Las páginas de su
poemario Harlem Shadows (1922) son referenciales. Por otra parte, sus
novelas Home to Harlem (1928) y Banana Bottom (1933) siguen mereciendo
estudios y
ediciones, tanto en los Estados Unidos como en el Caribe. Falleció en Chicago,
de un ataque al corazón, en 1948.
Su antología Selected
Poems se editó en Nueva York a los cinco años de su muerte.
*Del libro
inédito de Eduardo Dalter "Vientos y mareas de West Indies/ De
Jamaica a Guyana – 71 poemas".
VIVIR LA HONDURA DEL INSTANTE…
GUARDANDO EL
JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES*
Mis cabellos
matan el sol. Son negros mis cabellos; negros como la boca del traidor, como la
nariz de un perro en el bosque, negros son como el centro de tus ojos.
Mis cabellos
son negros.
Diría que
ensortijados, diría que espléndidos en su derrame móvil sobre mi espalda y mis
hombros desnudos. La belleza lisa y bruñida de cada cinta de resumida oscuridad
es un fustazo de dicha nunca apropiada, nunca gozada por mortal.
Ah mis
cabellos. Ondulo mi cintura blanca, tiendo acuáticos brazos fantasmagóricos.
Observo con fascinación mi sombra arbórea y móvil. Y aguardo.
Junto a mis hermanas
aguardo, y guardo la puerta del jardín donde los hombres no tienen cobijo.
Yo guardo y
aguardo y espero.
Te espero.
Con los ojos
del corazón te veo, y no con los del peligro. Detrás de los párpados, detrás de
los velos te añora mi frágil corazón de hembra sola.
Te llama mi
anhelo. Transparentes vahos de deseo te atraen hasta la puerta que no debes
cruzar, que no debo permitir que cruces.
Sé que vendrás.
Sé que por
tierra y agua marchas hacia mi destino. Y que más pronto que tarde tu sombra
dibujará tu belleza sobre mi tierra yerma. Aquí estarás para cumplir la promesa
de la muerte y las espadas. No ruego otra baraja ni otros dados.
Sé que vendrás.
Me basta.
Sé que puedo
recorrer tu cuerpo duro con mis manos, que puedo atrapar el hombre con mi boca
anhelante. Pero sé asimismo que la dicha está contaminada de brevedad, que la
fugacidad de la carne tibia se transformará en piedra contra mis senos
ansiosos. Te matará mi amor, amor. Mi fatal mirada.
Mi amor te
transformará en estatua de piedra. Sólo la dicha de contenerme en tus ojos es
mi anhelo, y tal dicha, lo sabemos, sería tu sentencia. Mis cabellos de
serpiente se retuercen y anudan en deseo e ira.
Mi amado,
debieses comprender que Medusa te ama aunque mi amor confluya con la muerte. No
será para nosotros la ternura. Morir o destruir al objeto de mi amor, tal es la
torpe suerte que me ha tocado.
Perseo, dejaré
que me decapites y te ufanes de tu hazaña.
*
Vivir la
hondura del instante y sumergirme en él. No es sólo concentración: es la
verdadera vida.
Fuera de esa
sumersión estamos en mil cosas, es decir, en ninguna, o sea, muertos
*
La tarde
se detiene,
suspendida
en los hilos
de luz
que teje
y desteje
el viento
entre las
ramas.
En este
instante
de pájaros
agrestes,
la pureza
y la crueldad
son las únicas
certezas
sobre el mundo.
*De MARIANA
FINOCHIETTO.
ESCRITOR
FANTASMA*
"Deja la
ira en la ceniza muerta."
María Magdalena
Álvarez
Nace la sombra
del sol en la ventana.
Apenas lo nota
el ojo
difícilmente
parpadea
y pesado cae
sobre la hoja.
El cuerpo de
palabra
desnuda un
grito en la boca,
inicia el
encabalgamiento de voces
entre la
soledad y el goce inmaterial de tinta.
Escribe y fuma.
Duelen sus manos.
Ha dejado
agonizar el canto de las cerraduras
en el gris de
lluvia de la página.
Sepultada su
ira en ceniceros
habla consigo
mismo. Es un fantasma.
Nadie lo
reconoce.
En su boca la
alegría es irreal como su vida
como su muerte.
-Del libro
"Epígrafes". 2008.
*
Hace días
el cielo
se partió
en migajas de
invierno
que caen
susurrando
eternos
silencios.
Para
escucharlos
sólo hay que
llenarse los ojos
de precipicios
obscenos.
Quien quiera
ignorarlos
evitará la
tragedia
que se esconde
tras la sonrisa
amable
del tiempo.
Soñar no cuesta
nada*
Soñé que me
llevaban haciendo turismo a un castillo en Italia.
Desde lo alto
se veía el mar azul.
Había algunos
hombres y algunos invitados, entre otros mi padre.
Mi preocupación
en el sueño era como iba a pagar eso, la magnífica belleza del lugar. También
tenía cierta inquietud porque varios hombres me pretendían al mismo tiempo y
temía a los problemas, peleas, disgustos que esa situación podría traer
aparejado.
La preocupación
económica era bastante obsesiva y opacaba el disfrute. Tanto así que
cuando me desperté, quedé con el alivio de perder el mar azul y la deuda.
Moraleja
Si tienes un
sueño tan vivo. Si adentro tuyo está ese paisaje simplemente hay que nadar en
el placer, disfrutarlo, vos lo creaste.
***
Como el muro
que cayó una vez, quizás caiga con este terremoto financiero en el bolsillo del
Imperio (iba a decir corazón pero no tiene) esa idea de que todo se compra, se
vende, se paga, ese dios del dinero.
Aprendí soñando
que lo más bello no tiene precio. Todavía no hay en los mercados rodajas de
crepúsculos, grandes ofertas en amaneceres.
Le di la razón
a Epicuro en su creencia en la bondad de los placeres. Era una filosofía
que destacaba la amistad, por lo tanto desechaba los placeres que
podían hacer posible mal a uno mismo o a los otros.
Lo más que se
pueda de placer sin daño.
Linda consigna
para una pancarta.
Basta de
silicios o coronas de espinas o cruces, otra vida es posible
Los sueños
crean realidad o permiten soportarla.
Si varios
hombres se pelean por vos debe ser un sueño.
Si es de verdad
sos una artista.
El arte y los
sueños se funden
ARRAIGO*
De qué sirve mi
verde, si el abrazo no es fronda.
De qué sirven
mis cenizas de amor
El sol, armado
con lanzas de fuego,
Verdugo
implacable del bosque profundo,
Despuebla
Mi pajonal de
verde.
Arde rojo de
sangre y ceniza.
La luna,
piadosa, le acerca
La humedad
plateada del amor.
De qué sirve la
luna, en cenizas de ausencia
Si al irte te
has llevado mi esplendor hecho verde.
¡Oh, dioses del
averno, acallad mi boca!
¡Oh, sol! ¡Oh,
pajonal!
¡Despobladme de
verde las manos!
¡Lo merezco!
¡Cambiad mi
sangre por arena!
Olvidé:
El verde
deslizante de la lagartija entre las piedras.
El arco iris
sonoro de los loros.
El verde
denunciante de los árboles quietos.
Olvidé el
picaflor, la ortiga, el cactus.
De qué sirve el
solsticio que se anuncia
Si mi corazón
no es una yema verde, verde espera
El sol
Desarmado, sin
lanzas, ni fuego.
Compañero
ardiente del bosque profundo,
Puebla
Mi pajonal de
verde.
La ceniza se va
y la sangre queda.
La luna, más
luna que nunca,
Le acerca
La humedad
plateada del arraigo.
Palabras con
“F” *
Al hombre le
cuentan una historia cercana.
Ocurrió unos
años atrás. El amigo del hombre conoce a una mujer que vive a 500 km de su
ciudad. Resulta que se forma una pareja a distancia. Ellos se quieren.
Mantienen la relación por varios años. Se extrañan mucho pero resisten la
espera. Sólo el hombre puede viajar y lo hace cada 15 o 20 días. Si, logran
festejar juntos los respectivos cumpleaños. En uno de esos cumpleaños sucede lo
que el amigo del hombre desea contar: los presentes comienzan a jugar con rondas
de preguntas difíciles. La memoria hace un juego inestable y selectivo: el
hombre conserva la foto vívida de cuando a su compañera le preguntaron si creía
en "la fidelidad" ella respondió con un "No" acompañado del
movimiento de tragar saliva. El amigo del hombre tenía apenas unos instantes
para ensayar una respuesta. Hasta el día de hoy sostiene que fue la respuesta
más honesta. Lo relata con cierto orgullo. Como un hallazgo digno ser donado
para quien lo necesite:
"La única
posibilidad de fidelidad es la felicidad"
*
del fuego
impropio
que se ofrece
en un destello,
del secreto
confluente
de la falta de
palabras,
de la música
que pasa
y te deja
suspendida
centelleante
entre la luna y
la noche.
***
INVENTREN
Próximas estaciones literarias:
SALADILLO
NORTE.
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J.J. ALMEYRA.
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