martes, abril 21, 2015

COMO LA MARIPOSA QUE NO VISTE VENIR...


*Obra de Walkala. Luis Alfredo Duarte Herrera (1958-2010).
-En Aurora Boreal. Walkala: un homenaje in memoriam







PAVESE*



Recuerdo aquel famoso poema de Cesare Pavese, Los mares del sur, que además de producir un hecho poético importante, de ruptura con la poesía anterior y transformar lo que se escribía en Italia, narra algunas cosas.
Leído y releído desde mis veinte años no ha dejado de asombrarme desde entonces. Allí el primo viajero, que habla el dialecto áspero aconseja alejarse de la tierra y luego volver para sacarle provecho y gozar ante un nuevo rencuentro.
El primo que la familia había creído muerto aconseja al joven, quejándose de que en las Langas, hombres y bestias son la misma raza.
Tal vez resulta excesiva la apreciación de este primo siempre bronceado, pero yo que he visto de cerca esos hombres que el gran piamontés magistralmente describe, podría asegurar que en aquellos tiempos remotos, cuando el campo era un sacrificio constante, que no difería con el paso del tiempo por décadas y que sólo fue cambiando lentamente. Por ello no es irrazonable pensar que los caballos eran muy preciados por la gran ayuda que proporcionaba a la gente de campo, porque la tracción a sangre era fundamental. Se utilizaba para arrastrar todo tipo de herramientas: arados, rastras, sembradoras, cosechadoras, carpidoras, cortadoras de pasto, etc. Se los usaba para llevar cualquier tipo de carga y por supuesto, el traslado de personas.
Yo he visto a los hombres de mi familia en esas tareas brutas, trabajando de sol a sol, del amanecer a la noche, descansando sólo los domingos a la tarde. Comprendo entonces cómo pudieron cuidar los caballos hasta la exageración, incluso lo hacían por la tradición  que traían desde su aldea donde habían crecido.
El recuerdo  que tengo sobre todo es el de los amaneceres, cuando las sombras de la noche no se desceñían aún. En ese momento en que las sombras se van apartando como n velo de las cosas, van como desprendiéndose, cual telaraña que una mano invisible retira. Cuando realmente empezaban las tareas. Cuando los hombres luego de tomarse sus mates en silencio, iban saliendo al gran patio de tierra con la brasa del cigarrillo como luciérnaga inquieta, como si fueran ojos que hendían la ya amenazante claridad. Lo hacían sin hablarse porque las tareas estaban previamente acordadas. El más joven iría por el “nochero”, atado al palenque de ñandubay, montarlo en pelo y salir en busca de la tropilla encerrada en el potrero grande era una sola cosa. Arrearlos hasta el
Abrevadero al pie del molino era la segunda, donde los otros esperaban con sus arneses listos para las tareas del día. Ya sea arar, rastrear la tierra o carpir lo sembrado quitando yuyos, para lo cual ningún caballo se salvaba de llevar sobre su cuello esa pesada pechera de cerda recubierta de cuero y rodeada de yuguillos de hierro y madera con  sus argollas y sus ganchos.
En una de ellas me ponían de muy niño. Me sentaban allí al despertarme hasta que avisaban a mi madre que trabajaba en el campo para que viniera a amamantarme. Nunca leche tan sustanciosa se esperó con tal ansiedad por un niño al que acunaron el canto de los grillos cuando el día y el mundo recién comenzaban.



*De Jorge Isaías. jisaias46@yahoo.com.ar










COMO LA MARIPOSA QUE NO VISTE VENIR…









ANIVERSARIO *


“A toda hora, lentamente se va borrando un tramo del sendero y queda flotando en retazos la memoria”
EDUARDO DALTER


Hoy es el aniversario del olvido.
Ya no ha de haber voces que maldigan.
No más reptiles, obsesiones, insomnios.
El pacto de la sal, por mí, quebrado.
Necesario. Forzoso. Ineludible.
Solo así puedo afrontar los siglos.
No. No es fácil persuadirme.
He escalado la avena venenosa del oeste.
En llaga viva, entregué los buitres de mi carne.
Mi lengua se ha prodigado en cinta y látigo.
Eres el testigo de mi desequilibrio.
Las venas de tus sierpes en mi boca.
Llevo un grillo en mi talón izquierdo.
Entre un latido y otro, apenas una ráfaga.
Soy estirpe de leonas. Y tú, me quieres cierva.
Soy un pez empeñado en volar entre nubes.
Mis ojos muertos y un rostro que no existe.
Detrás de las preguntas, el espejo.
Se te detuvo el abismo de las garzas reales.
La moneda ha caído de canto.

No, ya no. La espera no nos pertenece.
Entre tanta ausencia me voy borrando
Desvaneciendo. Evaporando. Esfumando.
Hoy, exactamente hoy.
Es el aniversario de mi muerte.


*De Amelia Arellano. amelia.arellano01@yahoo.com.ar









*


¿Será
que ser feliz
es aprender
otro orden
de las cosas?

¿Domesticarse
hasta amansar
la angustia
existencial,
esa brevísima
mariposa negra
que empaña la mirada?

¿Será
que ser feliz
es nombrar
con voz inocente
a las palabras?


*De MARIANA FINOCHIETTO. mares.finochietto@gmail.com









Luz Nómade*



La luz giratoria envuelve

    el paisaje interior

como un manto que cubre

canastas de deseos sobre la hierba.


La luz, oculta lo que resalta.

El colibrí, toma la incesante energía que da, en la flor.

La piel se curva

en los dobleces de la palabra

el sol desborda los pliegues

las mucosas abiertas

erguidas

en el tacto de la voz.

para otra voz,

cuerpo-paisaje

abrillantada de luz incesante.



*De Cristina Villanueva. libera@arnet.com.ar











HLIN *

Cuando vi entrar a la muchacha rubia y alta toda vestida de blanco imagine lo que hubiera dicho el tío: "una diosa"
Enseguida invito a los familiares del "abuelito parlanchin" y a los del "abuelito soñador" a retirarse de la habitación con una formula simpática:
"Al que se queda lo pincho también"
Cuando la vi salir después de la tarea cumplida, le hable con un tono cercano al ruego:
"Para mi tío las mujeres eran diosas, por favor decile algo lindo al oído…"
"Quizás revive"
Como pidiendo un soplo de magia fue un ingenuo último intento para rescatarlo al tío.
Ella sonrió de un modo enigmático.
Sus labios no se movieron, pero pude escuchar su respuesta:
"El ya esta en la luz, a donde todos vamos a ir"


*De Eduardo Francisco Coiro.









*


Si el recuerdo de algo que murió

todavía

remueve la sangre

y hostiga los silencios

¿aún es vida que supera

el límite palpable de la muerte?


*De Miryam Colombotto de Seia. miryamseia@cablenet.com.ar













Revelaciones*



Revelaciones que no están en los candados
que condenan puertas hacia el cielo
ni en las encrucijadas de la nieve.

(Acaso en el sopor de las guillotinas oxidadas,
en el silencio avergonzado del patíbulo)

Nombres en penumbra golpean la memoria.
Palabras prendidas al dorso de una brisa
que nadie pudo poner en letra impresa.
Sangres incendiadas, sueños desgarrados.
Amaneceres grises hijos del insomnio,
albas bastardas preñadas de tristeza
por el suicidio de los pájaros azules
y el destierro de los últimos castores.

Allende el recuerdo, gritos.

Pero hoy
                                las orillas del mar
                                                                       están calladas.



*De Sergio Borao Llop. sbllop@gmail.com











Divino placer *



La llovizna se deslizó suave en la madrugada, como un soplo de gracia en su ventana. La pequeña humedad le buscaba los sueños o las manos. La luna, un encaje de oscuridad y luz. A la orilla del tiempo había  un mensaje, llegó desde un punto del universo, con espejos donde se reflejaban todas las posibles mujeres que hubiera querido ser,  sabias e inocentes a la vez, las infinitas mujeres  sin estrenar y sin memoria. Se asomó más, flores amarillas caían en racimos como abrazos que la amparaban de la pequeña tersura de la lluvia. Leyó, sin saber de dónde llegaba el escrito.
"Te voy a dar palabras, que van a andar adentro tuyo, se van a enriquecer con lo que les agregues y me vas a alimentar de vos."
¿Le pedía que fuera una nodriza de sueños? una hilandera de historias.
Sintió miedo, miedo de quedar encerrada en la torre, con luna y llovizna. Miedo a ser obligada a tejer la trama.  Miedo a que, cuando el quisiera, y para no caer en la tristeza, escalando la torre, le pidiera  que se asome por la ventana para beber de ella la vida.


*De Cristina Villanueva. libera@arnet.com.ar











*


Como la mariposa que no viste venir

y te rozó los labios

tu vida

no vuela hacia el ahora

excepto en el sabor

de lo que tiembla



*De Alejandra alma. almaalma3h@gmail.com









INVENTREN
http://inventren.blogspot.com/



PRIMER ÚLTIMO TREN. EL TREN*

(De la Estación Santos Unzué – Ferrocarril Midland)



El tren no se detiene jamás, por el fuera las cosas carecen de realidad. Sólo hay aquí el ritmo de los sacudones constantes que ya no se sienten, el ruido que forma un continuo, el olor de los vagones y la gente sentada eternamente, comiendo de envoltorios que terminan arrugados en los pasillos.
Yo camino buscando ese cine móvil, que se mueve porque el tren se mueve y se mueve porque sorprendentemente aparece a diferentes distancias de la locomotora, que, como el vagón de cola, son los hitos inmóviles que a la vez se desplazan.
Encuentro la puerta que comunica con la oscuridad. La película de ahora es japonesa. Ya ha comenzado, jamás logro ver los títulos de inicio, siempre los finales.
Hay gente en un enorme edificio rodeado por el otoño. Los jardines son memorables, tienen esa sutileza oriental en el dibujo de las ramas tenues sobre cielos blancos.
Las personas, lo adivino después, están muertas. Han llegado a un lugar de tránsito donde deben escoger un instante, el instante más feliz que hayan vivido, para pasar en él la eternidad. Tienen un tiempo para hacerlo.
Los vemos recordar, buscar, debatirse entre instantes afortunados. Hay quien fue un mujeriego desapegado, pero decide que la eternidad será un momento con su familia. Hay el joven desdichado que no puede recordar un solo momento de felicidad plena, pero descubre que puede pasar la eternidad en el recuerdo dichoso de otra persona, esa otra afortunada persona que fue feliz gracias a él. Y hay una ancianita.
Hay una ancianita, una viejita que no escucha lo que le dicen, que no responde, que en un momento hace callar a su instructor para poder oír el bello canto de un pájaro que llega por la ventana. Ancianita japonesa, minúscula viejita de manos de niña, levanta el dedito y señala la ventana, para que el joven calle y se dibuje en amarillo el trino que llega de afuera. Recoge piedritas en el jardín, y las coloca sobre el escritorio notando la belleza de esas simples piedras tan poco valiosas para la mirada del hombre que la estudia con aire preocupado.
Y el hombre estudia a la ancianita, a la minúscula viejita de rostro de muñeca cuarteada, hasta que descubre lo evidente. Dice que pensó que sería la más difícil, y es, en cambio, la más simple. Ella ya ha escogido en qué lugar pasar la eternidad. Lo ha escogido desde antes de morir. Como casi todos, se ha vuelto a la infancia, donde la absoluta y plena felicidad es posible.
Y dónde, me pregunto, adónde elegiría, yo, detener el tiempo para siempre. En qué lugar, me pregunto, pasaría yo la eternidad. Cuándo fue el momento de felicidad que desearía proyectar en el presente absoluto, futuro y pasado fundidos en un único instante continuo.
El tren se aleja, o se acerca. El tren sigue su marcha traqueteante por la llanura mientras pienso esto, sentada yo en una butaca de un vagón en penumbras.
Me sobresalta la carcajada de Oliver Reed, que ha muerto; la sonora carcajada de Oliver Reed que ha vuelto hacia atrás la cabeza, me mira con fijeza y súbitamente, bruscamente, brinda por mí bebiendo del pico de su eterna botella siempre llena.


*De Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com



***

Próxima estación para escribir por Ferrocarril Provincial:

 GOBERNADOR ORTIZ DE ROZAS

 JOSE RAMÓN SOJO.  ÁLVAREZ DE TOLEDO.    POLVAREDAS.
JUAN ATUCHA.   JUAN TRONCONI.    CARLOS BEGUERIE.
FUNKE.   LOS EUCALIPTOS.     FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE.    GOBERNADOR UDAONDO.   LOMA VERDE.
 ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.   GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.
GOBERNADOR OBLIGADO.   ESTACIÓN DOYHENARD.   ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA.
 D. SÁEZ.    J. R. MORENO.     EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.  LISANDRO OLMOS.  INGENIERO VILLANUEVA.
ARANA. GOBERNADOR GARCIA.  LA PLATA.


***


Próxima estación para escribir por Ferrocarril Midland:

GONZÁLEZ RISOS. 

PARADA KM 79.  ENRIQUE FYNN.  PLOMER.  
KM. 55.   ELÍAS ROMERO. 
KM. 38. MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO.
LIBERTAD.  MERLO GÓMEZ.   RAFAEL CASTILLO.
ISIDRO CASANOVA.  JUSTO VILLEGAS.  JOSÉ INGENIEROS.
MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE.  ALDO BONZI.
KM 12.  LA SALADA.  INGENIERO BUDGE.
 VILLA FIORITO. VILLA CARAZA.  VILLA DIAMANTE.
 PUENTE ALSINA.  INTERCAMBIO MIDLAND.


InventivaSocial
Plaza virtual de escritura
Para compartir escritos escribir a: inventivasocial@yahoo.com.ar




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