jueves, marzo 03, 2016

NUNCA SE VUELVE DE LA AUSENCIA…


*Dibujo de Erika Kuhn.









*



allá, decía el marinero,
allá arriba ¿lo ves?
pero la noche estaba tan oscura que nada distinguía.
sin embargo él repetía como si no oyera el silencio
allá, allá arriba, como si fuera un cangrejo, ¿lo ves?
pero la luna era una balanza de labios negros
no, le dije, nada veo, solo el negro trigo del
universo, no veo, marinero, lo que ves
ni el cangrejo inmaculado que imaginas
ni la célebre sílaba del tiempo, nada, nada, compañero.
pero el marinero insistía como si yo mismo no
fuese sino un caballo invisible en el viento.
allá, decía el marinero,
allá arriba ¿lo ves? como un mándala
yo, dijo, decía,
lo veo/



*De León Peredo. gustavojlperedo@yahoo.com.ar









NUNCA SE VUELVE DE LA AUSENCIA…








Cosecha de luz*



Todas las tardes
cosecho un sol maduro
lo mastico lento
con la boca cerrada y los ojos quietos

Anida en mis huesos
mientras descansa
en mi caparazón de silencio
Fermenta su luz
roba mi aire

Transcurren las horas
y brota nuevamente.

Aquí y allá
las mujeres clepsidras
sembramos una luz focal.

El crepúsculo
es un grito tan agudo como inaudible
beso la boca del grito
lo filtro en la piel
masticando un sol.

No he elegido esta suerte
los dioses me encontraron
un mediodía feroz
llorando tu ausencia.
(En los puentes se encuentran
las mejores Dianas)

Yo fui ungida
con la condena divina
en la hora en que los ojos
son fuego verde
la hora exacta de la cosecha
pienso en tu muerte helada
y me entrego
a la automática labor
de recoger soles
y liberar en la mañana
un día nuevo
para la humanidad.

Otras horas esperanzadas
son paridas entre cantos
las horas negras de los polos
vienen de corazones muertos
Mis días son soles
del desierto
la pasión daña la retina
Intento crear una vida distinta
cada día elijo un astro diferente
lo cosecho con cuidado
lo trago
le doy nueva génesis.
Pero nada puede hacerse
la semilla
está sembrada por el destino.

Y nunca un sol es igual a otro
y nunca nacerá el sol que te traiga a vida.
Los dioses
negocian con mi esperanza.



*De Alejandra Inés. elmomoeditor@gmail.com











*


Desde jóvenes


aunque no lo sepan
las más nobles personas,
las elegidas
necesitan del abismo.

Con el correr del tiempo,
en ciertos instantes
la prisa del mundo los invade
y el brillo abandona sus ojos.

Dejan de ver la oscuridad
que habita bajo sus pies.

Es el precio
que dicen hay que pagar
por vivir aquí.

Algo se altera.
Pierden impulso
y acude un malestar
que las vuelve frágiles
ante cualquier vaivén.



*De Jorge Santkovsky.













*



El tiempo
traza en mi piel
huellas inexorables.

Línea a línea,
en leves trazos
me convierto en otra,
apenas distinta a la de ayer,
pero distinta.

Estoy envejeciendo
con una mansedumbre
que me es desconocida.

Ya no temo.
Cuando la máscara ceda
podré ver
la cara de quien fuí
detrás de mis miedos.



*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com















Mujer de martes*
(Versión prosa)



Los martes son los días de máscaras, en los que ella juega a amarlo y él juega a serle fiel. Los martes ella representa un personaje principal y frente al mismo grupo de amigos, cada tarde, en el mismo bar, le dice las mismas palabras de seducción y él practica los mismos encantamientos. Ella mira su hermosa máscara, su masculino aspecto. Él solo observa su rostro con curiosidad. Sabe que a ella le gustan las viejas tardes lluviosas, esas tardes lindas para agigantar la modorra escuchando un rítmico ventilador a lo lejos o revolviendo un café cargado mientras imagina como se humedece la gente en las viejas veredas desprotegidas. Es entonces cuando uno mismo, abrigadito, tibio y ensimismado en placenteras ensoñaciones, abraza por un instante la soledad y continúa ignorando el pulso del reloj y el ajetreo de la ciudad.
El escucha también como ruido de fondo las palabras de su amante y los ruidos amortiguados por el agua contra las ventanas de la ciudad. En la ciudad omnívora que diluye sus heces por las alcantarillas y desagües, así como también se diluye su vigilia de las cosas sin importancia. Las palabras sin sentido y sus hermosas pupilas dispersas callan una pregunta o dos y el devuelve la mirada, la observa con detenimiento pleno y ella se vuelve a sentir mujer de martes, otra vez, suspirando tal vez por ese amor que no alcanza del todo a comprender y que retiene su mano sobre la mesa.
Él no la llama nunca, es solo como un animal que acecha desde la espera, es ella quien infaliblemente lo llama todos los lunes por las tardes y encuentra su predisposición intacta y se asombra de que él proponga algún tipo de salida. Como siempre, como todos los martes. La primera parada por supuesto, es el bar, donde no están libres de encontrarse con amigos y conocidos y compartir juntos una copa o un café. Allí se colocan las alegres máscaras y se aman, los amigos consienten esa feliz unión y todos representan la obra del día, es solo el juego de las vanidades: ella amándolo de verdad y él solo interpretando un número y una incógnita.
Y ellos solo se buscan, se desesperan con las miradas. Hay deseos implícitos en la caída de las pestañas y en los reflejos de los vasos de agua. Él, como siempre, se ofrece a llevarla a su casa. El coche está cerca, privilegios de cliente habitual. Obviamente, a la casa de ella no, que le es más cómoda la propia, y a ella le gusta mucho esa débil iniciativa, piensa que nace de él, pero sabe que todo es un simulacro ensayado hasta el hastío, una rutina pactada por los dioses solo para los días martes.
Ella un día, un martes común, le dice que no quiere ser más la mujer de los martes, se ha convertido solo en una amante de día fijo. Ella se ha cansado de ese sueño de sus tardes de verano. El le contesta que es así, que solo es así, que en verdad no hay ninguna distinta los días jueves, ni los días sábados, solo es ella, la única, la de los esperados días martes, el resto de los días su vida se vacía, y transcurre en órbitas nulas a su alrededor. Ella no espera creerle solo escucha, sabe que solo a su lado se sentirá plena y feliz, tal vez espera que él reaccione y la abrace en ese cálido día martes de verano y le diga que mañana saldrán a caminar o que el viernes cenarán juntos. Callada esconde su mirada en el moreno cuello de él y sonríe en silencio cómplice de si misma.
Y entonces un día ella, hastiada de los mismos crepúsculos repetidos, cansada de ser la mujer de martes, lo abandona. No acudirá a la cita. La decisión la toma en un día lunes gris, tal vez de un mes de abril, no viene al caso, pero ella prefiere precisamente ese día para no tener soportar un martes más a su lado y quizás para comenzar también a olvidar sus besos. Seguramente en el bar comentarán su ausencia y algún amigo de él lo mirará extrañado y tratará de comprender su mutismo o su frialdad. Sin embargo, él, espero su llamado hasta la última hora de la tarde, incapaz de levantar el teléfono, incapaz de llamarla, como siempre acechando el silencio, como ella lo recordara siempre.
Ella lo abandona un día lunes, un hermoso día lunes de otoño, a comienzos de una semana nueva. En venganza premeditada contra las hojas de almanaques y los sueños de lluvia. Entonces, esa mujer que era solo martes deja de citar los días, guarda su máscara en el cajón de los vestidos grises, y a pesar de las lágrimas, ensaya mirar la danza de los rostros nuevos a su alrededor.



*De Jorge Lacuadra.  jorgelacuadra@hotmail.com









*


...me aparto del camino luminoso

es decir

no yo, sino el adagio

pausado de los sonidos.

Llueven esquinas y desvíos

y se abren andariveles

oblicuos por donde

se acerca la mañana.

La llevo de la mano hasta mi casa

hablamos de cosas imposibles...

Soñamos –por ejemplo- tener el don

de leudar la esperanza...

No arreglamos el mundo

pero desgranamos

tibio pan de utopías.



*De Miryam Colombotto de Seia. miryamseia@cablenet.com.ar












No me busquéis*



Cuando, olvidados ya de mí y de mis quimeras,
tal vez echéis de menos mis manos en la noche.
Cuando, perdidas ya las pistas de mi risa,
caminéis por el filo de una voz enemiga.
Cuando mueran los trigos.
Cuando desaparezca...

No me busquéis en casas decoradas
por artistas del lujo y el boato.
No me busquéis en cálidos despachos
ni entre alfombras, cortinas o lámparas antiguas.
No me hallaréis tampoco entre las gentes
que, despreciando al hombre, conversan vanamente
con vacías palabras que nada significan.

No estaré con aquellos que filtraron
(sin piedad, sin rubores)
gota a gota la sangre de los pobres
para hacer de cada vena un instrumento
de riqueza enterrada en sus bolsillos.

Buscadme en el sepelio de una hoja
brutalmente arrastrada por el viento.
Tal vez en las aceras, entre las multitudes,
solo,
contemplando el ocaso de un insecto
o el cambio de colores de un semáforo.

Ahogándome quizás tozudamente
en gigantescas fuentes de nostalgia,
o prendido de un silbo
recorriendo recuerdos.

También me encontraréis enredado en la hiedra
que crece por los muros del eterno
rayo que hirió mi piel y no se apaga.
Tal vez esté subido en una estrella
o escarbando la tierra malherida
o cantando a la luna mis desvelos
o arrullando las aguas del arroyo
o a la orilla nocturna de ese mar compañero
de viajes y esperanzas, de ese mar que me ama.

Jugando con las ninfas sobre una flor de loto,
en el curso de un río al norte de mi aldea,
comentando con un almendro amigo
las últimas promesas del otoño
o el tono grisverdoso del crepúsculo.

Allí me encontraréis sinceramente vuestro
si me buscáis en pie, sin veleidades.

Quizá malhumorado, alegre, deprimido,
confuso, triste, solo, emocionado,
feliz, cansado, incierto...
pero vivo.


*De Sergio Borao Llop. sbllop@gmail.com
-De El rostro prohibido










*


He perdido los ojos. Ambos. Se han sumergido en mí siguiendo el hilo de tu recuerdo. La lengua se fue detrás, a rescatarlos. Llevaba anudada mi voz y se ha perdido mi canción en un laberinto de sal marina y llanto. Aunque te encontrara ahora mismo ya estaría mutilada. Nunca se vuelve de la ausencia. Me lo dijiste al irte. No podía entenderlo todavía con ojos y lengua. No podía entenderlo con mi cuerpo que cantaba. Ahora mi piel arde como la tundra. Humo gris y pequeños fuegos. Los gatos son lazarillos que muerden mis dedos. Intentan salvarme del infierno. El infierno soy yo. Y mi obsesión.


*De Alejandra Inés. elmomoeditor@gmail.com











¿IMPORTA, ACASO, LA UBICACIÓN DE LOS OBJETOS?*



en la mesa de madera
en los estantes abarrotados
en las sillas
en el piso?
¿Importa
detenerse en los detalles
de la cotidianidad?
¿Importan los ademanes
de las rutinas
que transcurren de memoria,
los espacios por donde ondea
la cintura y el pelo cae
sigiloso
por el hombro
sin que nadie lo perciba?
¿Importan las soledades
de los movimientos
incontables
para saber un día de tu vida
el más común,
ese en el que revolvías la olla
con el pañuelo en la cabeza,
y que nunca pudiste contar por escrito
porque el apuro del día
no te dio espacio
para pensar en los nietos
que iban a querer saber de vos
un día cualquiera
de tu vida,
Margarita?


*De Cecilia Figueredo. ceciliafigueredo@gmail.com









*


sobre un banco
que la pestaña eléctrica del viento roe
el cuerpo gris de un hombre
o tal vez su sombra
fuma un cigarrillo mientras cierra los ojos
animal de su propia historia
voz hecha de inapelables siglos
sea quizá mi amigo, ola, rocío, enredadera.
un hombre de ojos verdes
y camisa desaliñada.
sobre un banco
que a la limadura del día y de las noches
se deja tocar por la ceniza de
la memoria que es océano, allí,
mi viejo no muere
no morirá
no podrá hacerlo/


*De León Peredo. gustavojlperedo@yahoo.com.ar











*

Al dios de ese país


lo mantienen cautivo
para protegerlo de sus fieles.
Y así evitan que se enrede
en vanas disputas.
La naturaleza de esa gente
es la desconfianza,
y con estudiada simpatía
ocultan su violencia.
El dios prisionero
no debe preocuparse.
Esa tierra es generosa
y les permite
una permanente contienda.
Con astucia
devuelven cada golpe
a sus gobernantes.
Los extranjeros no comprenden
sus risas ni sus lamentos,
pobres de ellos
que a cada cimbronazo desesperan.
En un país así
un dios no debe andar suelto;
corren el riesgo de perderlo.



*De Jorge Daniel Santkovsky.

-Nacido en la ciudad de Bahía Blanca, el 14 de octubre de 1957. Actualmente vivo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
-Estudios cursados de Matemática en la Universidad de Buenos Aires
-Trabajo en el ámbito del Medio Ambiente especializado en el tema residuos.
-Escribo artículos en revistas especializadas y soy disertante en diferentes eventos del sector.
-Presidente de la Asociación Argentina del juego de go desde el año 2005 al 2013. En el mismo periodo fue director del Congreso Argentino de go.
Libros publicados, todos de poesía:
“Revelaciones” en la Editorial Huesos de Jibia 2010- Ciudad de Buenos Aires
“Revelaciones acerca de otras criaturas” por la Editorial Huesos de Jibia 2011, libro que tuvo una mención en el Concurso Macedonio Fernández del 2010
“Breves” en la editorial Colectivo Semilla 2013 de la ciudad de Bahía Blanca
“El sonido de la atención” Editorial Huesos de Jibia 2014 Ciudad de Buenos Aires

“La incomodidad” Editorial Huesos de Jibia 2015 Ciudad de Buenos Aires

-Poemas de mi autoría están en diferentes blogs y en algunas revistas literarias entre la que se encuentra Hablar de Poesía
-Mantengo el blog http://otrascriaturas.blogspot.com.ar/
-Mantuve  la columna radial del mismo nombre en el programa “Entre Textos” de FM Fénix 100.3 Martínez Provincia de Buenos Aires








*


Nunca sabemos de verdad lo que pensamos. Le damos al pensamiento la forma de palabras para tener ilusión de qué pensamos esto o aquello, pero sólo tenemos sensaciones mezcladas y ambiguas.


*De Liliana Díaz Mindurry. lidimienator@gmail.com








InvenTREN






*

Preferí ver un día y volver a la ceguera a sabiendas de que cambiaría mi destino de oscuridad. Ahora todo duele en el recuerdo, pero ya sé cómo es la luz y sé que prefiero verla a no saber la textura de las sombras. No había refugio en la sensatez, solamente seguridad y quietud. La vida es vivir y la oportunidad, un tren que pasa veloz. Hay que tener la determinación de subir a ese viaje, aunque no tengamos el billete comprado.



*De Alejandra Inés. elmomoeditor@gmail.com



***

Próxima estación para escribir por Ferrocarril Provincial:

 JOSE RAMÓN SOJO.

ÁLVAREZ DE TOLEDO.    POLVAREDAS.
JUAN ATUCHA.   JUAN TRONCONI.    CARLOS BEGUERIE.
FUNKE.   LOS EUCALIPTOS.     FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE.    GOBERNADOR UDAONDO.   LOMA VERDE.
 ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.   GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.
GOBERNADOR OBLIGADO.   ESTACIÓN DOYHENARD.   ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA.
 D. SÁEZ.    J. R. MORENO.     EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.  LISANDRO OLMOS.  INGENIERO VILLANUEVA.
ARANA. GOBERNADOR GARCIA.  LA PLATA.

***

Próxima estación para escribir por Ferrocarril Midland:

PARADA KM 79

ENRIQUE FYNN.  PLOMER.  
KM. 55.   ELÍAS ROMERO.  KM. 38.
MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO.
LIBERTAD.  MERLO GÓMEZ.   RAFAEL CASTILLO.
ISIDRO CASANOVA.  JUSTO VILLEGAS.  JOSÉ INGENIEROS.
MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE.  ALDO BONZI.
KM 12.  LA SALADA.  INGENIERO BUDGE.
 VILLA FIORITO. VILLA CARAZA.  VILLA DIAMANTE.
 PUENTE ALSINA.  INTERCAMBIO MIDLAND.



InventivaSocial
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Para compartir escritos escribir a: inventivasocial@yahoo.com.ar


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