*Foto: Olive Ann Alcorn por Alfred Cheney Johnston.
1925
La luna*
Quisiera ver
esa luna
Que transita
por la mar
Canciones
azules lleva
En su vientre y
en su espalda
La niña de ojos
cálidos
Observa la luna
que viaja
Por las olas
del deseo
Nadando en cada
pausa
Su amado está
en la otra orilla
Contemplando la
luna que lleva
Los sueños de
su amada
Escucha
las canciones
En un
estuche de nácar
Con los pies
hundidos
En la arena
blanca
Espera la niña
serena
Lleva la luna
compinche
En una
barcaza de cañas
Trae a su amado
de otra playa
La luna se
hunde
En la mar
rosada
Cuando el sol
entibia
A la madrugada.
Descansa la
luna
En un lecho de
algas
La tarde la ira
maquillando
Para ascender
en estelas de plata.
*De Azul.
azulaki@hotmail.com
JUGUEMOS A IMAGINAR...
-Textos de Nora Azul del Rosario Akimenco.
*
Se cuenta que
hay rastros de pisadas de niños en lugares insólitos. Cerca del mar ellas son
de un color rojizo. En las arenas blancas de las mejillas son pecas
coloreadas con piel de animales extintos. Sabores de algas marinas que del
verde han pasado al rosa rodeando las mejillas y la nariz de varias
generaciones.
Es una herencia
que ha dejado sus rastros hasta el presente. Ellas denotan la inacabable
búsqueda del misterio del origen. El de la curiosidad y la impertinencia
de predecir al futuro.
*
Los lunares,
ovillos de la luna, son rastros estelares. No hay uno igual a otro, son de
diferente textura, color forma. Habitan en nuestro cuerpo desde el origen del
universo.
En la Antigua
Enciclopedia Lunaria se comenta de Nigromantes quienes leían líneas de
linaje observando los lunares de cada individuo, pudiendo separar a nobles de
plebeyos.
Ellos sabían la
verdadera historia de Luna y su compañero Luno. Cuentan que
Luno y Luna eran el uno para el otro. Ambos eran los guardianes de nuestro planeta.
Poseían cada uno un territorio de constelaciones estelares. Luno del Hemisferio
Norte y ella el Hemisferio Sur. Así convivieron varios años luces. . Él se
ocupaba de las estaciones y clima. Ella, de los ciclos de la mujer y las
hembras para su reproducción, del ascenso y descenso de las mareas, de
dar su cara llena para escuchar el aullido de los lobos y tantos
fenómenos imperceptibles para el ser humano.
La Luna siempre
ha sido considerada una deidad benigna o maligna. Según las tradiciones. Una noche,
aconteció una lluvia de estrellas y Luno desapareció de su órbita…desde
entonces Luna presenta un rostro oscuro. Dicen los grandes maestros que
este fenómeno se debe a la tristeza de Luna. Nunca más encontró a su compañero.
Siempre lo anda buscando. Por tal motivo, Luna deja un sello de identidad a los
seres humanos.
Para alegrarla
los marinos la nombraron “la luna viajera”.
En cada niño
que nace deja un rastro, un genoma que se ha ido modificando con la
evolución del hombre. En ese sello yace un código inscripto de las
anteriores generaciones que permite proyectar nuevas experiencias y vivencias.
Dicha naturaleza denota la herencia de la humanidad para
crear el bien o el mal.
-Apartado VI,
del artículo “Nueva teoría de la evolución” de Selene Rogers. Editorial
Universo.
*
Era nítido y
susceptible
No deseaba
estar allí
Quería tener su
propia vida
No me imaginaba
que podía salirse de mis papeles
Pertenecía a
mis locuras de la fantasía
Pero él se
negaba a seguirla
Tenía su propio
destino
Aunque
intentaba aferrarlo entre signos de paréntesis
o lo engañara
invitándole a participar en una estrofa poética
Él quería vivir
su vida.
Como un globo
soplado hasta la medianía
Tenía una gran
flexibilidad
para escurrirse
de mis ideas de vanidad
Entre soplos y
sus desiguales formas
iba mutando
para escaparse airoso
de mis
impertinencias
Quería volar
por los aires de la montaña
Se mecía
intuitivamente franqueando las redes
Que intentaban
envolverlo.
Con una viveza
casi perfecta
Dejó su
impresión en blanco y en suspenso…
Desperté de la
pedantería y el egocentrismo
No quise
detenerlo más
Un rayo
oceánico expandió mis ojos
Asombrada
apacigüé mi orgullo
Y me entregué a
observar el intervalo.
*
De usted
aprendí a soltar metáforas, logrando verse en el vidrio empañado del espejo.
Allí aplaudían las olas al ojo agudo y giratorio del faro. Ese guardián que
nunca tiene sueño, siempre está en alerta como las gaviotas y los caracoles
semienterrados.
Desde su
partida han llegado animales con rulos, dicen que son como las ovejas. Pero,
para mí, son perros disfrazados con copos de nieve, como los que allá hay en su
lugar de trabajo.
Sus campanas no
sueñan igual. Muchas veces he intentado reanimarlas con agua mineral,
pero su sonido es como un barco naufragando. Chillan, gimen, ahuyentando los
fantasmas.
El
roquerío lo está extrañando. Enverdecido por la nostalgia.
Insisto en
grabar sonidos de aire puro y de mar ardiente.
La otra noche
comprendí que la luna estaba abrigada con un poncho de lana. Tejido por manos
trabajadoras. Puras como el amanecer, brillantes como su silencio.
Debo decirle
que en mi trabajo desde la cocina de mi suegra. Tengo mi oficio, mi entrega de
poeta. A las empanadas las llamo media luna con dedal. Al pollo ventisca
de plumas. Al arroz granos de nubes de Chile. Y menú a la
carta, lo llamo Menú al sobre.
(Desde Isla
Negra.)
*
Me faltó un
beso
Esta mañana
Descansaba
desnuda
Y entre sueños
oía
Cómo el
ruiseñor
Tarareaba
Su suave dueño
En puntitas de
pié
Al solcito
orientaba
Me faltaron
tres y cien besos
Esta mañana.
Cuando te
encuentre
En secreto
Te robaré las
plumitas
Del ruiseñor de
tus labios.
*
Estoy tomando
un café, esperando ver a gente famosa. Siempre, desde chica, en Buenos
Aires tuve esa cualidad muy Cholula. De repente lo veo a Borges con su bastón.
Miro sus ojos perdidos. Me le acerco, quiero charlar con él.
Le digo -Hola
Borges, ¿me puedo sentar? Lo he visto en La Plata, lo he visto en varias
ciudades y se que es bastante galán.
-Es más a mi me
seduce porque tiembla mi voz.
-Pero por qué
podría seducirla si soy un viejo que apenas puede leer algunos trazos.
La
respondo en tono firme: uno ama lo que conoce y la imaginación viene
después. Yo amo su Aleph, es más tengo uno en mi casa. Si yo no
hubiera leído su Aleph no lo habría encontrado. Pero Ud. lo conoció y lo
descubrió y estoy segura que lo amaba. Hasta ser capaz de robarlo. Ud. no
lo robó, pero yo siii. Tuve la desfachatez de ir al sótano y robarme esa esfera
luminosa. La tengo en mi mesa del living bajo la lámpara de mi abuela, la
persona que me dio el empuje de aprender a leer y a escribir. Cuando en las noches
la enciendo, ella refleja todos los colores, diferentes universos,
según la posición que la mire. Es más proyecta en la pared matices que no
existen para todos, porque se van enlazando en tonalidades de intenso esplendor
Además, tengo las fotos de mis seres queridos y la nostalgia no abunda. Sólo la
felicidad de la vibración. Pero bueno, Jorge Luis, creo que ya somos casi
amigos. Perdón por mi prepotencia y mi entusiasmo.
-Querida
señora: ¿A qué se dedica?
-Sonrojada y
tímida le contesto: a buscar lo que amo.
Me contesta con
una expresión cálida -el amor es lo que también he tratado de encontrar. Es
fácil leerlo. Pero vivirlo, a eso no nos enseñaron.
Asentí, le tomé
su mano firme y me fui imaginando el golpe del bastón en su caminar.-
*
Él les creó una
luna artificial en el ventanal
Coleccionó
rosas de un florero dormidas
Dibujó un
sol de girasoles en la pared
Les cantó una
serenata debajo de la persiana
Con una
guitarra de juguete
Se puso alas de
papel crepe y alambre
Se vistió de
súper héroe
Hacía
morisquetas para que rieran
A él lo
llamaban Papá.-
*
Soy Azul. Me
gustan los espejos. Me intrigan. Me encantaría mirar dentro de ellos. Creo que
ahí existe otro mundo. Mi pedido es fundirme en él. Y observar desde el otro
plano o universo paralelo. Siempre intento mirar más allá porque sueño deseo
y me anima curiosidad.
Soy esa imagen
reflejada o soy otra. En realidad creo ser otra. Si, demasiado aniñada.
Demasiado fiel y con tantos deseos de volar, que me pierdo en una tela de
araña, en una flor o en el vidrio humedecido por el vapor. Pero, a veces no me
reconozco.
Y dudo.
**
-Nora Azul
del Rosario Akimenco. Vive en la ciudad de La Plata. Es Licenciada y
profesora en Psicología. Directora de Psicodrama Terapéutico y Pedagógico.-
Instructora de
Hatha Yoga. Autora del Libro "¿Cuando me vas a conseguir un papá y una
mamá?" Editorial Universitaria de La Plata.
Participante
en "Palabras al viento" Antología y narrativa de Escritores de
La Plata y de "50 años de buena letra" Antología 2005,
sociedad argentina de escritores/ La Plata. 2005.
Inventren
LA DELICIA DE
SER YO*
Estaba en una
estación de trenes, desnuda y ansiosa por conocer distintas estaciones: Comencé
a mirar los carteles curiosa: locura, destino, mujer, hombre, padres, hijos,
alegrías, amor, melancolías, soledad, matrimonio, esclavos, creación,
felicidad.
No sabía que
dirección tomar y estaba convencida que quería viajar a todos esos lugares. Por
lo cual, decidí sacar un abono y me dirigí a la boletería, allí estaba un Sr.
serio, circunspecto y de pocas palabras, que vendió las series con discreción.
Quise preguntarle como empezar mi aventura, pero su indiferencia me inhibió
tanto, que no me animé a interrogarle.
Así, me dirigí
al tren, bastante insegura y... comenzó la travesía y sin pensar demasiado, me
entregué al recorrido mirando por las ventanas del enigmático convoy. Había
muchos pasajeros: hombres, mujeres y niños. También ancianos a los que les
costaba mucho estar de pie, llevaban sus años en sus maletas de cuero
manchadas, pero con dignidad.
No sabía donde
bajarme y en estación locura me quedé... Haciéndome la valiente comencé a
deambular sobre la acera, inquieta por la suerte que me podría tocar. Caminando
despacio observé seres que detrás de sus espaldas tenían alas de verdad, no
podía creer lo que mis pupilas veían y asombrada estaba a punto de gritar, no
comprendía por qué en esa ciudad estaban los locos con su capacidad de volar.
Pero no podían hacerlo, sus alas estaban atadas con una camisa de fuerza,
quizás de tanto remontar. De inmediato giré asustada, horrorizada, alguien en
mi espalda puso su mano y me dio tal susto que por poco me caigo. Se acercó un
hombre joven, de piel blanca y de ojos grises y susurró a mi oído, hija, aquí
no te quedes, es macabro este lugar. Toma el tren para otro lado no te quedes,
te podés contagiar. Así, fui corriendo a la terminal y esperé a que el
transporte me dejara en otro paraje. Nuevamente subí y me senté en un vagón
insegura, pensando a dónde podía parar, cuando se detuvo en melancolías - como
siempre- entrometida, salté y me quedé. Era un paraje de tinieblas, no tenía
miedo, estaba la calle tan gris, que mis zapatos se empezaron a humedecer,
aparecí. Parecían derretirse en ese humo pegajoso, no me gustó. Me fui casi sin
respirar. No quería empaparme de ese vaho que paralizaba mis pulmones.
Nuevamente fui a buscar el ferrocarril. Tenía boletos de sobra.
Cuando llegó,
ya sabía donde me iba a quedar, cuando vi el letrero de “hombres”
agitada me lancé a las veredas. Me dije, esta es mi oportunidad. Que contenta
estaba: había tantos para elegir: morochos, rubios, pelados, altos, con guita,
deportistas, se me hacía agua la boca...de mi cartera saque un espejo y delineé
mis labios con sabor rojizo, estaba sonriente y dispuesta a acercarme a un
morocho de barba, muy elegante, muy atractivo, pero al descubrir mi intención me
sentí presa de una inocente cobardía y me dije: aún no estás preparada, ándate
no busques en él lo que no encuentras en vos. Y me fui, cabizbaja hacia otra
ciudad.
En la vía
férrea encontré nuevamente al vendedor de pasajes, el mismo individuo que
parecía tan tranquilo, le inquirí cual era el mejor pueblo para mí, pero no
contestó mi pedido. Desanimada emprendí mi traslado, subí al coche, expectante
y comprendí que debía elegir sola mi rumbo. El vehículo se puso en marcha y me
quedé dormida, en ese sopor que te envuelve pero que te permite estar
consciente de lo que ocurre. Estaba recorriendo mi historia en pocos segundos,
pasaban los paisajes de la niñez, como si estuviese viendo una película, veía a
mi abuela con sus ojos tan celestes que tanto amaba, mi perra collie que corría
por el césped jugando a las escondidas, mi cara era regordeta y tenía un
hoyuelo en la mejilla derecha, que la hacía re simpática. Así fui transitando
mi adolescencia, repleta de amigas y de amigos y novios que bailábamos abrazados
con la música de los Beatles o Gary Cooper y de Unión Caps, que linda manera de
conocernos y empezar a sentir el amor. La que no tenía novio estaba fuera de
onda. . Me despertó el guarda en el paraje Mujer. Bajo empujada,
apresurada y cuando llego al sitio encontré un montón de maniquíes que no me
gustaron. Me fui a quejar a la oficina de turismo y el mismo Sr. (El de la
boletería) me indicó con una seña, que me dirigiera a un lugar cerrado. Cuando
llego al lugar, me sorprendió la calidad del silencio. Pensaba que habría mucho
bullicio, pero me confundí. Abro la puerta de entrada y al pasar encuentro un
salón de espejos, intrigada comencé a mirar y lo único que veía era mi cuerpo,
reflejado en uno, en dos en diez y en mil retratos. Estaba de frente, de costado,
de atrás, alta, gorda, petisa. Que diablos hacía allí? Estaba confundida,
perpleja, ¿donde estaban las mujeres? Me habían estafado? Me quedé quieta y
lentamente intente mirar las imágenes que amanecían de a mil. Quién era esa que
estaba enfrente de mí? Y las otras? Tenían mis colores de ojos, mis cejas
unidas, mi pelo lacio y suave como la pluma de un cisne, estaba absorta
observando mis diferentes facciones y facetas de mujer. ¿Cómo podía hacer una
sola? Miraba por sobre mis hombros y en cada pestañear encontraba una cara
nueva, como las facetas de un diamante en bruto. Emocionada miraba mis ojos
verdes, que se llovían celestes y grises y veteados de miel. Eran tan bellos,
tan intensos resplandecía tanta luz que me hizo sentir el amor. Habrá pasado un
minuto, una hora, no interesaba cuanto tiempo, había descubierto en ese espacio
la delicia de ser yo. Me convencí pellizcando mi pierna. Me fui, no llevaba
nada más que esa sensación de concebirme mía, no quería seguir andando. Me
dirigí a la calle y estaba el Sr. de los boletos, era mi analista, que sonrió
al verme vestida de mujer.
*De Azul.
azulaki@hotmail.com
-Próximas estaciones de escritura:
PLOMER
-Por Ferrocarril Midland-
JUAN ATUCHA.
–Por Ferrocarril Provincial-
***
El recorrido por venir del tren literario en el Ferrocarril
Provincial:
JUAN TRONCONI. CARLOS
BEGUERIE. FUNKE. LOS
EUCALIPTOS. FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE.
GOBERNADOR UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR DE SAN
JUAN RUPERTO GODOY. GOBERNADOR OBLIGADO.
ESTACIÓN DOYHENARD.
ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA. D. SÁEZ. J. R.
MORENO. EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.
LISANDRO OLMOS. INGENIERO VILLANUEVA. ARANA. GOBERNADOR
GARCIA.
LA PLATA.
***
El recorrido por venir del tren literario en el Ferrocarril
Midland:
KM. 55. ELÍAS
ROMERO. KM. 38. MARINOS DEL CRUCERO GENERAL
BELGRANO. LIBERTAD.
MERLO GÓMEZ. RAFAEL
CASTILLO. ISIDRO CASANOVA. JUSTO
VILLEGAS.
JOSÉ INGENIEROS. MARÍA
SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. ALDO BONZI. KM
12. LA SALADA.
INGENIERO BUDGE. VILLA
FIORITO. VILLA CARAZA. VILLA DIAMANTE.
PUENTE ALSINA. INTERCAMBIO
MIDLAND.
InventivaSocial
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