*Foto de Karina
Giglio.
*
Pienso en el
mundo
que dejé afuera
al cerrar las ventanas.
En el pájaro de
sombra
que teje la red
cuando empieza la noche.
Puedo escuchar.
Escucho
el aleteo
inaugural sobre mi frente.
He sido
bendecida por dioses extraños.
¿Cuánto queda
de mí,
cuánto roto me
acompaña todavía
en esta casa
blanca donde todos duermen?
Busco,
entre las migas
de pan sobre el mantel,
el signo que
descifre el acertijo.
*De Mariana
Finochietto. mares.finochietto@gmail.com
EN EL PÁJARO DE SOMBRA QUE TEJE LA RED…
*
Fui obligada a
ignorar
la línea
que separa dos
hechos importantes.
-No hay
remedio- dijo la cerradura-
e hizo
desaparecer la puerta.
Dicen que no
pasó nada.
No les creas.
Vos prestá
atención:
las palabras se
mueven
igual que los
escarabajos.
Todo lo que nos
atrevimos a nombrar
con sus nombres
verdaderos
ya no nos
pertenece.
No te confíes.
No vayas a
creer en la quietud de las palabras.
Pese a mis
convicciones,
fui obligada a
ignorar el milagro
de haber sabido
decir
y haber bailado
descalza
sobre una línea
en el aire.
Vos que todavía
estás a salvo,
estate atento.
Dicen que no
hay escarabajos.
Dicen que las
palabras no respiran,
no se mueven.
Dicen que no
hay puerta.
No les creas.
Me dejaron
ciega.
Me dejaron sola
de este lado.
Ahora soy dócil
como el lomo de un animal.
Dócil,
¿entendés? Dócil.
Pero escucho el
ruido de la llave.
*De Valeria
Pariso.
-Valeria Pariso nació en la
Provincia de Buenos Aires. Publicó los libros de poesía: "Cero sobre el
nivel del mar" Ediciones AqL (2012), "Paula levanta la
persiana", Ediciones AqL (2013); "Donde termina esta
casa", Ediciones de la Eterna (2015), "Del otro lado de la
noche" (2015) Editorial El Mono Armado, "Triza"
(2017) Editorial Detodoslosmares.
En el año 2014
crea, en Bella Vista, un ciclo de poesía destinado a la lectura de poesía
contemporánea entre vecinos que continúa coordinando en la actualidad,
incluyendo fotografía a cargo de Karina Giglio y música a cargo de César Jorge.
Coordina
talleres de poesía.
Sus blogs:
Monólogo en una
botella*
Hablar. Mirar
los ojos
de nuestros
contertulios; darse cuenta:
Ninguno está
escuchando, las palabras
se pierden en
el humo. En los rincones
el polvo se
amontona. Dados vuelta
hacia adentro,
los hombres, abstraídos,
su universo
contemplan: simetría del ego.
Y entonces:
Iniciar una
conversación trivial;
que nada sea,
pues nada permanece.
Multiplicar lo
intrascendente, convertir
la nada en un
catálogo de nadas infinitas.
De tanto darle
vueltas,
tal vez en el
reverso
de esa triste
moneda
quede algo que
importe:
el minúsculo
poso de una idea.
*De Sergio
Borao Llop. sbllop@gmail.com
De Por si
mañana no amanece, Poemas de @S_Borao_Llop
ACTUAR Y
EXPLICAR-SE*
Trato de
arreglar las cosas, pero nunca se arreglan, cambian, empeoran o se diluyen.
Encuentro que
las acciones no tienen justificación. No una justificación válida al menos.
Hacemos las cosas siempre por el motivo incorrecto. Porque el verdadero motivo
de nuestras acciones está más allá de donde podemos ver en el momento, o sea
ahora, que es cuando la cosa sucede. La acción sucede ahora, que es pasado.
Cuando escribo “ahora” el momento ya pasó. No podemos luchar contra eso, y
comprender el entramado de causas es algo inconducente, pues ya fue y nada
tiene arreglo. Emparches. Que se notan.
Vivimos
zurciendo roturas. Cinta aisladora en el cable. Actuamos sobre lo que sucedió,
tratamos de que no vuelva a pasar o de que se repita, luchando contra la forma
de ser del universo.
Las cartas en
los buzones son irrecuperables. Y entonces escribimos otra carta, también
imposible de borrar, y redactamos otra y otra. Al final nos damos por vencidos
pero por cansancio. Sigue la sensación de que algo faltó por decir, que una
palabra no fue dicha. Lo cual es la peor de las ilusiones. Nada puede decirse
para suprimir lo que se entendió o no se entendió en el primer momento.
Como si hubiese
un primer momento. No lo hay. Cada vez es posible retroceder más atrás.
El nacimiento es
ya una sucesión de acciones de otras gentes. Nada comienza en ningún punto
primordial. Nuestra historia es la de nuestros padres, la de ellos la de los
suyos, y una nación un territorio, el universo en definitiva. Atrás y atrás, y
esos espejos que se reflejan en espejos. Y uno allí desnudo y desvalido,
intentando creer que hacer algo es de veras hacer algo y no simplemente girar
en una difusa realidad que se engulle a si misma. Encima, con culpas. Y a quién
le importa, y qué importa si a alguien le importa.
Lo más
saludable es creer, tener fe. Es decir no pensar mucho. Considerarse
importante, solvente. Creer que si uno dice algo erróneo se pararán las
rotativas de los periódicos. Sacarse muchas fotos para poder recordarse ahora,
o sea ayer, o sea el año pasado. Es decir, para tener una imagen del que ya no
somos.
Y nada ni nadie
tiene peso y sombra. Somos fantasmas que deambulan un rato y usurpan un
apellido y desaparecen. Qué otra cosa. Pero no sirve. Hay que creer y actuar y
dar y darse explicaciones. De otra forma esto no marcha. Socializar. Sentirse
parte.
Entonces uno
vuelve a decir que dijo por esto y por lo otro, pero que en realidad… En
realidad qué carajo es la realidad ¿no? Cuál realidad. Armar un relato como si
las palabras fueran productos naturales, como si mi palabra correspondiese a la
tuya, qué lindo sueño.
Y actuar.
Moverse. Agitarse un poco para tener la ilusión de que uno se mueve. Ah si, y
refugiarse en la protección de la palabra “uno” “uno siente” “uno hace” ¿quién
es ese uno que involucra a los demás, que los hace cómplices o partícipes? Uno
es uno, o sea “yo”. Pero es más cómodo poner “uno” en el relato para satisfacer
la necesidad de ser parte de algo. Y dar consejos, y fingir que la vejez es
experiencia, y que uno, o sea yo, sabemos algo fuera de sabernos frágiles y
contingentes.
Habrá que
peinarse, comer, contestar el teléfono, proferir sonidos para responder a los
sonidos que profieran otros. Con cara de estar en eso, cara de atentos. Y
seguir con el corcho tapando la botella empezada. Capaz hasta me convenzo de
que la realidad es esto, no sería difícil, después de todo tenemos
entrenamiento.
*De Mónica
Russomanno. russomannomonica@hotmail.com
Fueguito*
Es una noche
cualquiera. Usted esta en un lugar cualquiera, un bosque, la costa de un río,
el jardín de la casa de algún amigo. Junta hojas y ramas secas, hace una buena
pila. Se arrodilla sobre la tierra, acerca un fósforo a las hojas y espera. Su
figura -rápidamente lo descubre- tiene la reverente actitud de alguien que
aguarda un milagro. Tal vez se trate de una vieja ceremonia a la que esta
acostumbrado, y le baste forzar un poco la memoria para descubrir un vasto mapa
de de fogatas a lo largo de su historia. Pero esta noche -siempre suele ser
así- vuelve a sorprenderlo y a exaltarlo igual que la primera vez. Ante el
crepitar de la llama, usted se siente extrañamente en casa. Es como volver de
una larga ausencia. Un reencuentro en el que, con el concurso de la noche y el
silencio, se va desanudando un lenguaje al mismo tiempo familiar y secreto,
alimentado de certeza y plenitudes breves. El fuego crece y mantiene un
monologo en el que usted encuentra una correspondencia exacta. El fuego es puro
movimiento y usted no es más que sus ojos y el calor de su piel. Rodeados por
la oscuridad, protegidos, suspendidos, están en el centro del mundo. Usted
siente que nada puede tocarlo. Escucha su mente desbrozar trabajosamente una
idea: no soy el que fui ni soy el que seré. Simultáneamente toma conciencia de
la banalidad de todo pensamiento.
A esta altura,
usted es una sola cosa con el fuego, un presente inevitable. Se entrega, se
abandona. Sin embargo, cree comprender que de esa comunión se desprende un
sentimiento más amplio, que trasciende esta hora. A través del trabajo del
fuego parece surgir una medida de orden. Los ojos fijos, subyugado, sin cambiar
de posición, usted piensa que, detrás de su persistencia, el fuego es
fundamentalmente inocencia, un regreso a la limpidez del origen, al remoto
albergue de toda posibilidad. y comienza a percibirse usted mismo inocente,
como una hoja en blanco donde todo puede ser escrito, donde todo esta por ser
iniciado. Y acá es donde vuelve a reconocerse. Y a reconocer los términos que
han marcado sus pasos a través de los días, los meses y los años: permanecer
desposeído, abierto a lo imprevisto, alerta, en permanente sospecha. Son
principios de una doctrina que se ha ido forjando y cuyo sentido ahora el fuego
le devuelve. Comprende que también en usted ha ardido siempre parte de ese
fuego. Que esa es una llama de consumación. Una llama donde usted se ha
sacrificado siempre a si mismo, ha sacrificado su vida, las posibilidades de su
vida, los accidentes de su vida, tal vez con el único fin de deshacerse de su
historia o de construir una historia diferente. Es posible que oiga voces a
través del aire nocturno, sin saber si se trata de amigos que vienen a buscarlo
o si son llamados que llegan desde otros años, desde otros ámbitos, suscitados
por otros fuegos. Acomoda algunas ramas y piensa que cuando todo esta dicho es
bueno regresar al fuego, al origen.
Que es bueno,
muy bueno, volver a arrodillarse ante su voracidad, estudiar su movimiento y el
núcleo cambiante de su centro. Que es bueno para sus alegrías y para sus dudas.
Que ahí, libre de toda esperanza, puede limitarse a mirar y a no pensar. Y en
esa llama sin tiempo ve arder también el ciclo que termina precisamente esta
noche, el ciclo que comienza, los muchos que vendrán con sus cargas de
confusiones y riquezas, lo que ha sido, lo que será, y todo cuanto alberga la
oscura, invencible memoria o nostalgia de la sangre.
*De Antonio
Dal Masetto.
(Intra, 14 de
febrero de 1938 - Buenos Aires, 2 de noviembre de 2015)
FRESNOS*
Loco furor de
engendrar un fresno.
No importa si
la abeja ya ha partido.
El aguijón
candente, el colibrí.
Después de todo
el polen regresa con el viento.
Quiero un
fresno para colgar mis miedos.
Mis
deserciones, mis ausencias.
Quiero un
fresno que brote por mis ojos.
Las ninfas no
temen a las víboras.
Un fresno, solo
un fresno, quiero.
Él ha partido y
se ha llevado el fuego.
Me dolían los
huesos hasta quemar el alba, lo se.
¿Pero acaso el
dolor es patrimonio de los muertos?
¿Qué importa si
la noche es una hormiga negra?
El sol es un
vidrio amargo que raspa.
Que pena
furibunda. Que lástima.
Que manía
cobarde: Quedarte, irte. Volver. Partir.
Perro sarnoso
relamiendo su herida.
Yo, detrás de
la puerta, esperando.
¿Acaso no sabías
de mis zapatos rotos?
¿Nunca pensante
que mi lluvia era leche?
¿Que en tus
manos besaba las palmas de mi padre?
¿No pensaste
que hay gente que vive por inercia?
¿Qué es una
puta mentira la luna de cristal?
Ambos sabíamos,
la luna es almidón.
Los perros flacos.
Los niños sin color. La impudicia.
Esto, amor
fresno. No es llamado, ni reclamo, ni grito.
Tengo el mar en
mis parpados, en mis vísceras, el mar.
Nada deseo. Un
fresno, solo un fresno, quiero.
*De Amelia
Arellano. amelia.arellano01@hotmail.com
LOS MUROS Y LA
MEMORIA*
El sueño era en
la casa, en ese lugar donde ocurre lo nocturno.
Siempre el
escenario de la cocina rectangular, el patio de baldosas rojas, la puerta
despintada de hierro con esos vidrios traslúcidos que prefiguran la inmanencia
de lo informe. Y la mesa que ya no existe pero que perdura allí donde las cosas
perduran, entremezclándose la infancia con las nebulosas impresiones superpuestas.
Las sillas pesadas, la banderola que no llega a ser ojo abierto hacia el cielo
de afuera sino cárcel. Y por qué lo atroz y no los gorriones sobre los cables.
Por qué cada vez lo maligno.
Quizás el lugar
no pueda desprenderse del frío constante de las habitaciones, de la pintura
gris de las paredes, de los zócalos negros, de las baldosas graníticas fijadas
en su dura geometría de aristas. Es que la casa es la casa de los velatorios,
de las muertes, la casa de largo pasillo sin aberturas, tan propenso a la
pervivencia de los espectros. No puede pensarse un pasillo como ese sin saber
que es invitación al fantasma. Es la casa de la Nita que se consumió de a poco,
cuando el cáncer era una enfermedad vergonzante, la casa de las locuras y las
alucinaciones. La casa de los placares con monstruos y las cajas de cartón
llenas de plumas.
Cuando la
sacaron a la Nita hubo que parar el cajón para que saliera por el pasillo,
dicen. Y la imagen se fijó a los cielorrasos, a los marcos de madera que
conservan las muescas de uñas y marcas de dientes. La casa del suicidio, la
casa donde hubo aljibe con espectro silbador, un espectro que dejaba oír su
agudo silbido cuando había que pasar patios y traspatios para llegar al
excusado. Ya entonces, cuando la casa primera, ya entonces la nube y el ocaso,
las zarzas sofocando a los malvones.
El sueño era en
la casa. Claro. Cada vez que la ansiedad ataca por la madrugada, el sueño es en
la casa.
Algo debe de
haber. Quizás sea que los aborígenes también dejaron la muerte bajo los cimientos.
Hay un antiguo cementerio muy cercano. Quizás la infelicidad de una familia que
se deslía en horizontes de gentes que perdieron la razón, quizás la ciudad
misma, acechada por el río que reclama su territorio, quién sabe. Pero algo
debe de haber para que la casa funcione de escenario para las pesadillas, y
aparezca de vez en vez, igual a si misma, nítida y agónica.
Imagen bella la
de las yeguas de la noche, las nightmares de los ingleses que llegan cabalgando
desenfrenadas por los cielos obscuros. Crines al viento, bellas como lo es toda
belleza amenazante y temible. Será de una de estas criaturas fabulosas la
herradura que hallaron en el terreno. La casa es lugar de cabalgatas en lo
negro, en el abismo de lo profundo. Por las noches se pueden escuchar los
belfos exhalando vapores perniciosos, se huele el sudor de las bestias, y los
cascos mueven los cuadros en los muros. Allí, las yeguas de la noche cabalgan
al través de la casa inmóvil de permanente ocaso tormentoso.
Y esta vez, en
este sueño, eran unos monstruos de rostro grotesco y vasto cuerpo. Pesados y
brutales. Indestructibles. Sólo sabía, ella, que la única forma de matarlos era
decapitándolos.
Puso los
cuchillos sobre la mesada de mármol, los cubrió con una servilleta. Esperó con
el pecho oprimido la llegada de los espantos, rodeada por la casa muda. La casa
hostil. La casa de los sonidos pequeños.
Cuando cruzó el
umbral de la cocina la primera figura enorme (los otros estaban allá en el
comedor, venían por el pasillo), se acercó de espaldas a los cuchillos y
despertó.
Sintió la
frustración de que del otro lado la casa y sus monstruos siguen intactos,
acechando a otros durmientes y otros sueños. No pudo matarlos, imposible
destruir tan fácilmente el abismo de lo innombrable. Supo que volverá a estar
en esa cocina, que los espectros no fueron exorcizados, que la casa espera
pacientemente la cabalgata y el horror. Paciente, seriamente, la casa la
espera. Con sus monstruos.
*De Mónica
Russomanno. russomannomonica@hotmail.com
PÁJAROS ROTOS*
Ya será mañana
aunque no
queden ojos
que
testimonien...
su origen
ciego.
No sólo a los
pájaros rotos
se les caen las
alas
cuando la bruma
como una hacha
metafísica las
remoja
con lágrimas
con el mismo
rocío, que
en lugar de
humedecer
las hiere con
repiques
de campanas
negras
liberadas por
el infierno.
Aunque los
grillos canten
y la mañana
disfracen
como verde
damisela
la tristeza nos
hiere
como daga de
sacrificio
que penetra el
cuerpo dócil
de las últimas
noches.
Ya será mañana
nuevamente
aunque no
queden ojos
conversando con
pájaros rotos
bajo las nubes.
*De Daniel
Montoly. danielmontoly@yahoo.es
*
“El miedo es,
ante todo y más que nada, una forma de fe. La más fuerte. La más convincente.
La más destructiva.”
*De Lucas
Berruezo.
Inventren
BLACK MIRROR*
Llegué tarde
para "El amante ingenuo y sentimental".
Siempre llego
tarde...no solo a tomar un tren. Pero esta vez no me cerraron el ferrocarril
como décadas atrás. El siguiente Tren se denomina "Black Mirror" y
sale dentro de dos horas.
Dedique una
buena parte del tiempo de espera a preguntar y entender.
Los trenes
dependen del ministerio de Cultura. Las líneas de trenes recuperadas como el
Provincial, el Midlands y el Compañía General -entre otras- son consideradas
como trenes de fomento. Son un bien social. Tienen el objetivo de la difusión
cultural en un plano de igualdad al aporte benéfico a la economía de
pueblos que recorren.
El Black Mirror
es un tren temático dedicado a la serie, lo que incluye ver sus capítulos en el
vagón de cine club con un rato posterior de debate moderado.
Como "El
Amante ingenuo y sentimental" los trenes llevan como nombre el título de
un libro, una serie de culto o un autor.
Pregunté lo
obvio: si existía el "Jorge Luis Borges", me contestaron que desde
luego, pero no en esta línea sino en el Midlands, un tren nocturno que corre
los fines de semana desde Puente Alsina, bien cerca del Riachuelo –nuestro
espejo negro- que día y noche hace su espejo de luces y sombras entre ambas
Riberas, hasta la terminal en Carhue ciudad cabecera del partido de Adolfo
Alsina.
Letizia, de
informes y turismo me da otro dato: Algunos pasajeros relacionan a la serie
Black Mirror con textos de Borges... hay una curiosa coincidencia
geográfico - temporal: los sábados y domingos ambos trenes se cruzan en la
estación triangular de Ingeniero De Madrid y los pasajeros pueden hacer
combinación: bajarse del provincial e ir a Carhue con parada en sus
intermedias, o bajar del Midland e ir hasta Mirapampa o cualquiera de sus
estaciones intermedias.
-Me dio cierta
felicidad adolescente la idea de bajar del Black y subir al Borges.
Puede que
después de ver un par de capítulos de Black Mirror siga de largo hasta
Ingeniero de Madrid y allí suba al Borges con ánimo de releer en el viaje
"El Jardín de los senderos que se bifurcan" o "Tlön,
Uqbar, Orbis Tertius".
De Álvarez de
Toledo, solo veré un cartel con el nombre. Una estación a la medianoche Más
allá, por sus calles se verán luminarias orbitadas por insectos.
*De Urbano
Powell.
-Próximas estaciones de escritura:
PLOMER
-Por Ferrocarril Midland-
JUAN ATUCHA.
–Por Ferrocarril Provincial-
***
El recorrido por venir del tren literario en el Ferrocarril
Provincial:
JUAN TRONCONI. CARLOS BEGUERIE. FUNKE.
LOS EUCALIPTOS. FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE. GOBERNADOR
UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY. GOBERNADOR
OBLIGADO.
ESTACIÓN DOYHENARD. ESTACIÓN GÓMEZ DE LA
VEGA. D. SÁEZ. J. R.
MORENO. EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY. LISANDRO OLMOS. INGENIERO
VILLANUEVA. ARANA. GOBERNADOR GARCIA.
LA PLATA.
***
El recorrido por venir del tren literario en el Ferrocarril
Midland:
KM. 55. ELÍAS ROMERO. KM.
38. MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO.
LIBERTAD.
MERLO GÓMEZ. RAFAEL CASTILLO. ISIDRO
CASANOVA. JUSTO VILLEGAS.
JOSÉ INGENIEROS. MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE.
ALDO BONZI. KM 12. LA SALADA.
INGENIERO BUDGE. VILLA FIORITO. VILLA CARAZA. VILLA
DIAMANTE.
PUENTE ALSINA. INTERCAMBIO MIDLAND.
InventivaSocial
Plaza virtual de escritura
Para compartir escritos escribir a: inventivasocial@yahoo.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.