*Foto de Amelia Arellano.
DOS POEMAS AL PADRE.
*De Mercedes Araujo.
TENÍA
NUEVE AÑOS Y LEÍA MOBY DICK*
vos madrugabas
para verlos llegar
los canastos
repletos
el oficio más
antiguo del mundo
esa mañana una
mujer
el cuerpo flaco
y fibroso
(parecía un
cochayuyo,
sus manos de
luchador de sumo
destrozaban
jaivas en un crac)
te dijo por qué
mira y no compra,
el señor.
“Mecidos por la
inmensidad del océano
toman lo necesario
y vuelven
mientras vos
dormís como un chancho jabalí enano”
comentaste
desde el marco de una puerta
en la casa que
habitamos por única vez
aquel mes en la
vida.
Quise seguir
leyendo, te eché
me pediste el
libro, buscaste la línea
“como todos
saben, la meditación y el agua
están
emparejadas para siempre”
arqueaste una
ceja
te fuiste
contento.
Sumergirse en
una idea tan delgada y simple como el horizonte.
Desde entonces
te visitaré con frecuencia
cada vez lo
haremos igual
sentarnos
derechos
a pudorosa
distancia
decir fealdad o
belleza
exaltar
diferencias
cada uno
empuñará su caña
lanzará el
anzuelo
algunas veces
la carnada caerá
en el corazón
del otro
tomaremos lo
necesario
y volveremos en
silencio.
***
Hoy he vuelto a
buscarte
mil doscientos
kilómetros
apenas entré
supe que ya no estás.
Ahí, dónde
faltás estrictamente
es el único
lugar en que lo entiendo.
AHORA
ME ACUERDO*
te miraba de
lejos
por miedo a tu
ira
impredecible.
Como a
cualquier miope de niño
los anteojos pesados
te organizaban
el gesto
el carácter,
también.
Yo escondía
tres huevos
tres huevos
perfectos arrancados de un nido
caminaba
despacio
las plantas de
los pies alertas
miraste de
cerca
huevos azules y
robados
los mecía
en la pequeña
hamaca
que armé en mi
remera
retorciéndola
tu enojo
anticipó
una de mis
primeras caídas
los huevos que
pensaba empollar
pegados al
cuerpo.
***
A veces escucho
tu voz
como si llegara
desde la tierra:
“si vas a
caminar a la siesta
que sea con
palo por las víboras”.
* Mercedes Araujo.
Mendoza, 1972. Publicó
los libros de poemas Viajar sola
(2008), La isla (2011), Así es el
fuego (2018) y la novela La hija de la Cabra
(2012).
DESCRIPCIÓN DE UN NUDO*
Como si estuvieras
con los pies descalzos
sobre el borde
de cara al precipicio
y el viento te moviera
los tobillos.
Estás vos ante el
polvo,
vos ante lo hermoso
del abismo
con el grito pegado a
la garganta,
tu grito que subió
desde tus pies
descalzos,
tus pies descalzos de
punta al precipicio
y con el viento que
sigue dando vueltas
metido en tu cabeza.
A esta altura el
viento está metido
en tu cabeza, en tu
coraje, en tus tobillos
y el grito crece ahí
llenando tu garganta.
El grito ahí.
Ahí.
El grito entero ahí
cerrado en la
garganta.
Un alarido atado y
luminoso
hace una cruz adentro
de tu boca.
Vas a soltarlo cuando
te das cuenta
de que entre tus
brazos
hay un bebé
que duerme.
Y no gritás.
No gritás, dios mío,
no gritás.
Eso es un nudo.
*De Valeria Pariso.
-Valeria (Muñiz,
Provincia de Buenos Aires, 1970)
Coordina
talleres de poesía y el ciclo de poesía en Bella Vista. Algunos de sus poemas
fueron traducidos al portugués y al italiano.
Publicó los
libros de poesía: "Cero sobre el nivel del mar"
Ediciones AqL (2012), "Paula levanta la
persiana", Ediciones AqL (2013); "Donde
termina esta casa", Ediciones de la Eterna (2015), "Del otro lado de la noche" (2015) Editorial El
Mono Armado, "Triza" (2017)
Editorial Detodoslosmares, "La trilogía: Uva
negra/ Mascarón de proa/ El castillo de Rouen", Vela al viento
Ediciones patagónicas (2018).
-En 2019, con
su libro "Zarmina", obtuvo el Primer
Premio del Concurso de Letras, categoría poesía, del Fondo Nacional de las
Artes.
Sus poemas
fueron incluidos en distintas antologías, entre ellas "Antología de poesía
iberoamericana actual", Ed. Ex Libric, España, 2018; "Rapsodia
ensamble de voces- Obertura- Editorial El mono armado, 2015; Movimientos/
Primera antología Ciclo Moserrat 2018, "Antología Federal de poesía de la
provincia de Buenos Aires", del Consejo Federal de Inversiones.
-Administra el
blog de difusión de poesía contemporánea https://laficciondelolvido.blogspot.com.ar
Silbando
en la madrugada*
Ahí va mi padre
silbando en la madrugada. Es primavera. No alcanza con el canto cíclico de los
zorzales. Mi padre se acompaña silbando. Es una melodía que alguna vez le
escuche cantar en italiano, habla del amor perdido por una napolitana. Cada vez
que lo escuchaba silbar aquella melodía era como si hablara en él toda la
tristeza que tenía adentro.
Mi padre un
hombre de silencio. De pocas palabras, las justas y necesarias.
Ahora que
volvió la primavera los zorzales cantan un insomnio de amor. Mi padre vuelve a
caminar a la madrugada hasta la avenida bajo las estrellas o la tempestad para
ir trabajar a la fábrica. Esta sólo. Se acompaña silbando el amor a una
napolitana.
*De Eduardo Francisco Coiro.
*
La hoja que cayó del
sauce
y sobre el pasto,
negada a su
degradación,
insistió en verdes;
la piedra
que robé de un río en
Córdoba
y me traje
con cierta esperanza
de fulgor,
y espera,
sobre mi escritorio,
algún milagro;
las ortigas que pisé
de niña
para rescatar
las plumas caídas de
los pájaros,
sin más porqué
que la búsqueda
inicial de la belleza,
esas cosas que fuimos
y olvidamos,
y de pronto,
en un acto de magia,
regresan
y nos miran de lejos,
como si nos recordaran,
a pesar de nosotros.
Todo lo que fuimos nos
observa.
*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com
- Mariana nació en General Belgrano, Provincia de Buenos Aires. Actualmente vive
en City Bell.
Publicó: Cuadernos de la breve
ceguera (La Magdalena
2014). Jardines, en coautoría con Raúl Feroglio (El Mensú, 2015)
La hija del pescador (La
Magdalena, 2016). Piedras
de colores (Proyecto Hybris 2018)
Su último libro
publicado es El orden del agua, GPU
Ediciones (2019)
-Coordina Microversos,
talleres de exploración literaria.
ON
THE ROCKS*
Vino el dolor y
se tragó mis ideas, mis proyectos, mis locuras.
En su lugar
quedó un hueco, una cala donde el mar llega por las noches, y se acomoda,
despacio.
Solo se
descontrola cuando hay luna, y queriendo alcanzarla, se agita, estremecido.
Entonces me
despierta una sirena.
*De Esther Andradi.
Berlín, agosto
2018.
*
La vida se
trataba de robar una amapola cada tarde a la salida de la escuela para llevarle
a mami, sin darme cuenta de que el dueño de la casa me veía hacerlo cada día.
Una mañana se lo confesó a mi madre con ternura y simpatía. Se nota que, desde
pequeña, portaba cierta inclinación a las substancias.
Era animarte a
enfrentar al verdulero para que te cambie los tomates y los duraznos picados
que te enchufaba porque eras una nenita. Parte de eso se trataba de aprender a
sortear las adversidades y hacernos valer.
Era quedar el
viernes para el sábado en invitar a tu amiguita a pasar el día y jugar al
Scrabel al lado de la chimenea. La que iba de visita llevaba la torta de
chocolate Exquisita o Instantix.
Era armar la
rayuela en la única cuadra de asfalto y sumar a los vecinitos que quisieran
prenderse. Saltar al elástico y a la soga. Jugar al carnaval con el agua helada
del bombeador.
Jugar a las
escondidas a la hora de los bichitos de luz y librar para todos compañeros.
Gritar Sangre! cuando alguien hacía trampa y quien hacía trampa se hacía cargo
y le tocaba cumplir tres prendas que consistían en obligarlo a hacer algo que
le daba mucho pudor.
Mandarle la
cartita al chico o chica que te gustaba entre los pupitres. Y escribirle “Gusto
de vos”
Me gustaba que
la vida se tratara de eso.
*De Lucia Adriana Cinquepalmi Passarelli.
Inventren
Desear
amor es desearlo todo*
Ya me
acostumbré a deambular por los vagones. Los recorro mirando a esa gente que
dormita o come. Veo a una mujer descargando el mate por la ventanilla, y me
digo que la yerba está irremediablemente perdida, que se fue para siempre,
siento una extraña sensación de ausencia y de algo indefinible, esa yerba
arrojada para toda la eternidad, sin ceremonia, sin despedida. Una ventanilla
que se abre, el salto fatal. Me alejo
con una náusea entre las manos.
En el siguiente
vagón dos hombres hablan fuerte. El de ojos claros intenta convencer al alto de
alguna cosa. No me ven. Me pregunto qué dirán.
Llegan frases
aisladas, la conversación se me pierde como la yerba. Estoy inmóvil, las cosas
suceden a mí alrededor. El mismo tren es algo que sucede sin mi compromiso.
Sigo caminando.
La yerba y los
hombres quedan a mis espaldas. Estoy sola.
Hallar el vagón
de cineclub es un retorno. Sigo sin rostro ni voz, pero acaso que esto sea
físico, que la obscuridad me borre, es tranquilizador. Si no existo, al menos
no existo en la negrura que me devora.
La pantalla
iluminada me presta el resplandor para ocupar mi sitio, siempre el mismo aunque
el vagón cambie.
Reconozco
"Sweet Charity" allí adelante. La prostituta ingenua se deja engañar
por el novio, vive su ilusión de ser amada, se deja engañar, desea y propicia
la mentira que le otorgue un respiro a la desesperación.
Está tan sola
con su ropita y su cara mal maquillada. Lloro. La veo tan preparada para
regalarse, tan deseosa de hacer feliz a cualquier hombre que le preste los ojos
y las manos un momento. Qué frágil esta mujercita alegre toda imposibilidad, si
tiene marcado, tatuado, el fracaso.
A pesar de que
sepa el final, hasta el último momento pienso que el hombre común que se
equivoca, que cree que es una mujer decente y ordinaria, cuando se entere de su
pasado la va a aceptar igual. Si no ocurre en la vida real, debiese ocurrir en
el cine.
Y las coreografías
de Bob Fosse son deliciosamente vitales. Dicen con el cuerpo, y lo que dicen se
expresa sin fisuras, en bloque. Música, canto, baile, el desenlace inevitable
de la fatalidad agazapada.
La prostituta
es una buena persona, el novio es una buena persona. Sin embargo el hombre no
podrá hacer otra cosa que destrozarla, para que no sufra. ¿Cómo condenarla a un
futuro en el que por fuerza habrá de reprocharle suciedades? La va a abandonar.
Ella sólo desea
amor. Pobrecita, no sabe aún y a pesar de su experiencia que la palabra
"sólo" en esa frase no cuadra. Desear amor es desearlo todo.
Me voy antes de
que finalice la película. Sé que habrá una sonrisa final, una esperanza
forzada, la sugerencia de que la vida sigue y que quizás. Pero la yerba
desechada continuará su vida, también, junto a las vías, integrándose
lentamente a la gramilla, desapareciendo de sí y del mundo.
Apeadero KM. 55.
En el recorrido del tren literario por Ferrocarril Midland:
ELÍAS ROMERO. KM. 38. MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO. LIBERTAD.
MERLO GÓMEZ. RAFAEL CASTILLO. ISIDRO CASANOVA. JUSTO VILLEGAS.
JOSÉ INGENIEROS. MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. ALDO BONZI. KM 12.
LA SALADA. INGENIERO BUDGE. VILLA FIORITO. VILLA CARAZA.
VILLA DIAMANTE. PUENTE ALSINA. INTERCAMBIO MIDLAND.
JUAN TRONCONI.
En el recorrido del tren literario por Ferrocarril Provincial:
CARLOS BEGUERIE. FUNKE. LOS EUCALIPTOS. FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE. GOBERNADOR UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY. GOBERNADOR OBLIGADO.
ESTACIÓN DOYHENARD. ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA. D. SÁEZ. J. R. MORENO. EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY. LISANDRO OLMOS. INGENIERO VILLANUEVA. ARANA. GOBERNADOR GARCIA.
LA PLATA.
***
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