*Foto:
Miguel
Crispín Sotomayor.
COSAS*
Hay un niño jugueteando en mis
recuerdos,
que lo alzo, que lo beso, y me
sonríe.
Hay mujeres que las miro,
que me miran, y no me ven.
Hay un viejo que camina por mi
cuerpo,
que le grito, que lo espanto, y
no se va.
Hay un mundo que me quiebra las
rodillas,
que me aplasta, y no logra
arrodillarme.
*De Miguel Crispín Sotomayor.
-Poeta Cubano. (1948 – 2018)
LAS VOCES SE
ALEJAN EN EL AIRE HACIA LA NADA…
-Textos de
Miguel
Crispín Sotomayor-. (1948 - 2018)
¿QUIÉN?
“Las voces se alejan en el aire
hacia la nada”
Anónimo
¿Quién pedirá?
Por el indio milenario que
dormita en las esquinas
y por el negro que no sabe su apellido.
Por los mineros enterrados en el
fondo de las minas
y los labriegos que cultivan las
orillas del camino.
Por el obrero que enriquece su
miseria.
¿Quién pedirá?
Por la mujer que vende el alma
para salvar el cuerpo
y por el niño que cuelga de la
falda de la madre.
Por el anciano que muere en un
rincón.
¿Quién pedirá?
Por el soldado que asesina a sus
hermanos
y el gobierno que le ordena
asesinarlos.
Por las bombas que matan en
lugar equivocado.
¿Quién pedirá por mí
y las ansias de justicia?
-Del poemario “Las campanas doblan por los vivos”
(2013)
BUENO Y ÚTIL
De vez en cuando es bueno
tirarse boca arriba a cielo abierto
y descubrir figuras en las
nubes. Pronosticar el tiempo:
si el día estará en calma o
azotarán tormentas.
Cerrar los ojos
y mirar hacia atrás y mirar
adelante.
Lo viejo es la raíz, de lo que
es nuevo.
De vez en cuando es bueno
mirarse en el espejo
y con honestidad poner al
descubierto
virtudes y defectos.
Amar sin los sentidos
amar y amar y amar hasta que
duela el pecho.
De vez en cuando es útil pisar
fuerte la tierra
y girar la cabeza como en un
carrusel.
GLORIA
Entre las cosas que recuerdo con
mayor agrado están las vacaciones escolares que disfruté durante la infancia y
los primeros años de la adolescencia. Mis meses favoritos coincidían con el
final del curso escolar y del año. El resto del tiempo lo pasaba en un mar de
fantasías, esperando que llegara el momento en que se cerrara temporalmente la
puerta del colegio para irme a la finca de la abuela Alberta, ubicada a menos
de un kilómetro del barrio Cuatro Caminos, a dos del pueblito La Prueba y a
unos 30 de Santiago de Cuba.
Montar a caballo, cazar, pescar
e ir de gira al río y a los arroyos que estaban dentro de la finca; disfrutar
del circo ambulante que acudía los domingos a La Prueba, acompañado de un
tiovivo; y comer “ayaca”*, frituras de maíz, empanadas y carne de puerco asada,
eran fantasías que se convertían en realidad y lo más cercano que yo conocía
como paraíso.
Sin embargo, no siempre ese
paraíso se comportaba como era de esperar y otra cosas se convertía en el
acontecimiento más importante y recordable del período vacacional. En el verano
del año 1959 lo fue, sin duda, el regreso de Gloria al caserío Cuatro Caminos.
Una parte de la historia de ella
la escuché, en esa época, de boca de los hombres más viejos del lugar y otras
las conocí por las quejas y maldiciones de las mujeres que de una manera u otra
se vieron involucradas, pero pude presenciar todo cuanto ocurrió el día de su
retorno.
Cuentan quienes la tuvieron como
vecina, que nunca fue de una belleza tal como para volver loco a ningún hombre,
pero su presencia los trastornaba y por algún magnetismo los atraía hacia su
entrepierna sin importarles las consecuencias; que casados y solteros la
perseguían como hembra en celo dispuesta a recibirlos y que varios de los más
jóvenes perdieron la virginidad dentro de ella. Algunos creen que un lunar al
lado de la boca, dos labios gruesos que siempre parecían llamar y la fuerza con
que sus caderas balanceaban las flores estampadas en su falda, pudieron ser la causa
de tantos desatinos. Otros, que dicen haberla conocido íntimamente, aseguran
que era el olor y el calor que desprendía su cuerpo. No había brujería ni
plegaria ni promesa a santo alguno que apaciguara su cuerpo y llevara la paz a
los hogares de Cuatro Caminos.
Había pasado más de un año desde
aquella mañana en que no la vieron desde muy temprano barriendo el patio y el
pequeño jardín del bohío en que vivía con Seledonio, su padre, y tampoco en el
resto del día ni en los sucesivos.
Su desaparición dio lugar a
diversos rumores: “que si se había ido a vivir al Rantel con uno de la familia
Carbonell”; “que Seledonio, avergonzado, la tenía encerrada dentro de su finca
en un “vara en tierra”*; “que cualquier día aparecería muerta en alguna
cañada”. Hubo hasta quienes aseguraron que la noche anterior había pasado un guardia rural y ella
iba montada en las ancas de su “quarter horse”
y otras tantas versiones, con que las mujeres del entorno pensaban haber
encontrado la paz y los hombres el desconsuelo. Ninguna cierta.
A las dos semanas de estar
ausente, Rosa, la hija mayor del farmacéutico de La Prueba y única amiga que se
le conocía, llegó a Cuatro Caminos
agitando una carta por encima de su cabeza
y gritando a toda voz: “Es de
Gloria y está en La Habana”. En poco tiempo todo el vecindario conocía lo que
le interesaba de la carta. En ella decía que desde su adolescencia, a cualquier
hora del día o de la noche, había tenido un macho encima solo por placer y para
complacer, por lo que había decidido irse lejos y sacarle provecho a lo que
durante demasiado tiempo había estado dando gratis, y terminaba: “Estoy bien,
en uno de los bayú del barrio Colón, haciendo todo el tiempo lo que más me
gusta sin que nadie me critique y además, gano dinero.”
El día y la hora en que
regresaba se supo por Ñico, un botero que hacía regularmente viajes entre
Santiago de Cuba y La Prueba, y el comentario de este fue suficiente para que
se decretara el estado de alerta entre los vecinos.
Desde el momento en que Gloria se bajó del carro en
el entronque del camino con la carretera,
empezaron a correr las voces que señalaban el sitio por donde iba
pasando: “ Llegó a la curva de los Milanés”, “ Está frente a la casa de
Trigilio y Agustina”, “ Se acerca a la entrada de Domínguez”… y en sentido contrario a ella se iban
aproximando vecinas y curiosos a la cerca que separaba la casa de Seledonio del
camino, para quien ya nada alteraba su rutina de vestir guayabera blanca,
pantalón de caqui y pasar la mañana sentado en un taburete junto a la puerta del
bohío.
Gloria caminaba despacio, segura
y con la vista al frente como si ya conociera de antemano y en nada le
importara las habladurías ni la desconfianza de las vecinas, que de inmediato
achicarían la soga a sus maridos y alertarían a sus hijos de los daños que
provocaban las enfermedades venéreas.
¿Será descarada? ¿Qué sinvergüenza? dirían éstas, sin la menor
tolerancia.
Al llegar a la entrada de la que
había sido y volvería a ser su casa se detuvo y
mirando a los congregados removió su falda estampada como para disipar
el calor que guardaba e improvisó, en tono profesoral, unas palabras para
quienes la “recibían”:
“He vuelto- dijo- los tiempos
han cambiado. Las putas, las criadas, los chulos y los ricos están por acabarse
y yo estoy muy vieja para empezar otro trabajo o ir a una escuela a estudiar
como propone el gobierno”. Y agregó en tono irónico, conciliador o
misericordioso: “mis vecinas, no tienen de qué preocuparse. Lo que hacía cuando estaba aquí ya lo he
hecho demasiado y no siempre por mi gusto, por lo que no abriré más ninguna de
mis puertas al público. El que no tenga como aliviarse, que se busque una yegua
o use sus manos.” Se volteó, atravesó el
jardín, se abrazó a su padre y juntos penetraron en el bohío.
El sorprendente “discurso”
enfrió los ánimos de las mujeres que se habían preparado para hacerle la guerra
y desmayó el apetito de quienes recordaban y pretendían volver a obtener sus
favores sexuales. No hubo aplausos, solo algunos comentarios de aprobación por
parte de las mujeres y alguna que otra risita de incredulidad por parte de los
hombres. Luego, el grupo se fue disolviendo en silencio y con menos prisa que
con la que se había formado.
Pasaron los años y aquélla
mujer, que había regresado en una de mis vacaciones de verano, siguió el
destino que anunció aquel día. Desde entonces y hasta su muerte, en 1997, nadie
pudo censurarle el menor desliz en su conducta, se integró a las actividades
sociales de la comunidad y llevó una vida tranquila, en la finca que heredó del
padre.
En ninguna casa, en ninguno de
los caminos que partían o llegaban a los Cuatro Caminos se volvió a hablar de
la “otra” Gloria.
* Ayaca: maíz tierno molino y sazonado, envuelto en hojas de la
propia mazorca y hervido.
* Vara en tierra: techo de dos aguas con una pequeña puerta de
entrada, que descansa directamente sobre la tierra.
A MI HERMANO,
SIMPLEMENTE KINDE.
Negro, sí negro.
sus ancestros llegaron como
esclavos.
Los míos en un barco como el
Santa María.
Él sin saber sus verdaderos
apellidos
ni de dónde habían venido.
Los míos los trajeron los
abuelos
de la lejana Galicia.
Pero éramos hermanos.
De sangre, como bien se dice.
De historia, como debe ser.
Mellizos, con sus años de más.
Unidos en el tiempo
y en el camino.
Inteligente, sí,
aunque haya quien diga lo que
diga.
Físico, matemático, profesor de
una universidad,
atleta de combate, y hasta
maestro de yoga.
Llegamos desde Santiago.
Él con su piel negra y yo
con el pellejo más blanco.
Hermanados
tal como el ying y el yang
y viceversa.
Ahora, casi ahora mismo
se fue “El Kinde” y me ha dejado doloroso el pecho
y los recuerdos.
DECIR
Yo te podría decir que para ser
feliz
ya no me es necesario esto ni
aquello.
Esto como tu risa, tu canto,
tu cabellera suelta al viento
y pasos que sin prisa no dejan
de correr.
Aquello como mutuas caricias, el
amor hecho,
y el despertar unidos por un
beso.
Podría decirte más:
que nunca estás en lo que pienso
o que me gustas más en los
recuerdos
que en tu hoy olvidadizo.
Te podría decir, sin sonrojarme:
no te miento.
Mis Temores
Temo a la oscuridad,
a los relámpagos; a las crecidas
de los ríos y de los mares. A
los volcanes,
a los terremotos
y a los ciclones.
A que se oculte el Sol
o no salga la Luna, temo.
Tengo además, otros temores:
A la democracia burguesa.
A las guerras de rapiña.
Al terrorismo de Estado.
A los políticos tradicionales.
A los traidores.
¡Es tanto a lo que temo,
que a morir temo de repente un
día, sin ayudar
a enterrar a mis temores!.
BREVE TESTIMONIO
GENERACIONAL
A mi generación, muchos ya no
están, pero estuvieron.
Yo conocí a un pueblo sembrado
de ignorancia
y me fui a combatirla con
libretas y lápices.
Conocí los cañones treinta y
siete milímetros, las marchas
y los tiros nocturnos tendido
sobre el lodo y arriba un temporal.
Y aprendí a distinguir entre
estrellas y aviones,
lo que es un hombre rana y qué
las noctilucas, a controlar el miedo.
Conocí los resbalo en empinadas
lomas y el café recogido
voltearse del morral en medio de
la lluvia y truenos estomacales.
Las frías madrugadas
y al mediodía el sol derretir el
cerebro en un cañaveral.
Yo conocí el hambre con dos
mudas de ropa para vivir el día. Y otra para hospital,
velorios y festejos. Los zapatos
de yute con suela de madera, “estilo japonés”.
Conocí a luchadores que fueron
guerrilleros y luego asesinados
por fuerzas represivas de alguna
dictadura.
Conocí la miseria de los negros
africanos, la crónica malaria y su tuberculosis,
y a niños disputarles la comida
a los perros, en tachos de basura.
Yo conocí, lo que nunca se
olvida.
NUNCA MÁS,
NUNCA MÁS
“Never more”
-Poema “El cuervo” de Edgar Allan Poe.
Un totí picotea
el cristal de mi ventana.
Lo conozco.
Se parece a la muerte.
Abro
y le pregunto:
¿Volverá?
¿Volveré a ser feliz?
Alza el vuelo
al tiempo que repite: nunca más,
nunca más.
Y se pierde
en una multitud de ángeles y
dioses.
RUPTURA
Hay golpes en la vida, tan
fuertes... ¡yo no sé!
César Vallejo.
Rompo la puerta
que me enmudece
y me olvida.
Rompo la cuerda
el lazo
y la rama que lo sostiene.
Rompo el rayo
que alumbra
cuando apetece.
Rompo la fe
y las imágenes.
Rompo el reloj.
AL HERMANO
HAITIANO
A las victimas del terremoto del
2010
Hoy te lloro.
Debí llorar ayer
o llorar siempre.
Nunca te faltó el hambre
ni la muerte.
Paseaste tu miseria
y voltearon el rostro.
No hubo en el Caribe cafetales
ni cañaverales
en que tus brazos
no estuvieran.
No hubo riqueza en que tu sudor
y tu sangre
no estuvieran.
Y regresaste siempre al fango y
el adobe
con tu hambre.
No importaba tu historia
libertaria
ni cuanto diste de libertad a
otros.
Sobrevivir apenas fue un
milagro.
Sobrevivir en un mundo de
racismo.
Invadido siempre por el odio.
¿Qué otra cosa podían saquear
que no fuera tu orgullo?
Hoy sangras más que nunca.
El futuro es tu hambre.
Hoy están junto a ti
abeles y caínes.
¡Cuidado hermano!
Los unos son palomas.
Los otros, los conoces,
son los buitres de siempre.
Los pájaros
Para Ana Gabriela y Diego
Manuel
Los pájaros son cada día más
atrevidos:
no respetan el viento ni
fronteras,
se elevan y con miradas
indiscretas
escudriñan por rincones y
ventanas.
Disfrutan de la brisa del
verano,
se cobijan del sol y de la
lluvia
y abandonan la patria en el
invierno.
Son ladrones de frutas y de
granos
y riegan por doquier su blanca
excreta.
Animales salvajes y sin alma:
no devuelven nunca los afectos
y tampoco agradecen mi protesta
cuando su vuelo lo interrumpe
una escopeta.
La prisión es mordaza, es su
muerte.
La libertad es su canto a la
alegría.
Nunca debimos
Mañana será un día como otro.
Yo me levantaré casi dormido
y tú
te quejarás de dolores en la
espalda,
yo también los tendré y sufriré
callado,
¿para qué agregar maldiciones a
nuestros huesos?
Simplemente diré: es el colchón,
hace mucho que sus muelles nos soportan.
Y tú responderás igual que ayer:
es verdad, mi amor,
nunca debimos confiar a un
colchón
los recuerdos felices
que guardan nuestros cuerpos.
CARRUSEL
Estos pájaros
aferrados a la jaula
no quieren empollar.
Sólo cantan y cantan
las mismas notas.
aferrados a la jaula
no quieren empollar.
Sólo cantan y cantan
las mismas notas.
Este tren
que gira y gira
sobre las mismas vías.
Los mismos maquinistas.
Los mismos pasajeros.
Cotidiano
hasta el aburrimiento.
que gira y gira
sobre las mismas vías.
Los mismos maquinistas.
Los mismos pasajeros.
Cotidiano
hasta el aburrimiento.
Este tiempo
que viaja y nunca llega.
que viaja y nunca llega.
Árbol viejo
A mis padres.
Poco a poco se desgaja este
árbol viejo
las ramas van cayendo
por el tiempo
la débil savia que llega hasta
sus hojas
las raíces podridas por los años
las sacudidas violentas de los
vientos
las heridas recibidas por
extraños
y los gusanos que carcomen desde
adentro.
Se quiebran las ramas más
queridas
las que ofrecieron sus mejores
sombras
la primavera traerá nuevos
retoños
que intentarán alimentar con
sombra y frutos
como estas que han sufrido
solitarias los otoños
y que vecinas ramas no
amortiguan su caída.
Se muere este árbol
se pudre poco a poco
gajo a gajo en que me poso
pronto caerá con él
la enfermiza sombra y ajenos
son los árboles más próximos.
*Miguel Crispín Sotomayor.
Nació el 1 de abril de 1948 en
Santiago de Cuba. Falleció en La Habana en junio de 2018.
Graduado de Ingeniero Agrónomo
en la Universidad de La Habana (1970). Trabajó durante años en el Ministerio de
Agricultura, donde ocupó diversos cargos, hasta director nacional. Durante los
años 1978-80 cumplió misión internacionalista civil en la República Popular de
Mozambique como asesor del Ministerio de la Agricultura.
Hombre sensible. Patriota
comprometido con su tiempo ha opinado en publicaciones como “Rebelión” , “Cuba
información TV, España; “Apia Virtual” y “Machetearte” de México, “Aporrea”, de
Venezuela y otras.
Ha escrito -entre otros- los
poemarios: “En la Distancia” (2006), “Fantasmas de Quijote” (2007), “En la redondez del tiempo" (2009),
y “Las campanas doblan por los vivos”
(2013)
El 1 de abril del
2020 lo recordamos.
Era un querido
amigo de Inventiva Social.
Inventren
-Próxima estación:
JUAN TRONCONI.
En el recorrido del tren literario por Ferrocarril Provincial:
CARLOS BEGUERIE. FUNKE. LOS
EUCALIPTOS. FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE. GOBERNADOR
UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY. GOBERNADOR OBLIGADO.
ESTACIÓN DOYHENARD. ESTACIÓN GÓMEZ DE LA
VEGA. D. SÁEZ. J. R.
MORENO. EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY. LISANDRO OLMOS. INGENIERO
VILLANUEVA. ARANA. GOBERNADOR GARCIA.
LA PLATA.
***
En el recorrido del tren literario por Ferrocarril Midland:
ELÍAS ROMERO.
KM. 38. MARINOS DEL CRUCERO GENERAL
BELGRANO. LIBERTAD.
MERLO GÓMEZ. RAFAEL CASTILLO. ISIDRO
CASANOVA. JUSTO VILLEGAS.
JOSÉ INGENIEROS. MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. ALDO
BONZI.
KM 12.
LA SALADA. INGENIERO BUDGE. VILLA FIORITO.
VILLA CARAZA.
VILLA DIAMANTE. PUENTE
ALSINA. INTERCAMBIO MIDLAND.
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