jueves, marzo 07, 2024

EDICIÓN MARZO 2024

 


*Dibujo de Erika Kuhn.

https://obraerikakuhn.blogspot.com

 

 

 





 

MANTA DE CEMENTO *

 

Manta de cemento

otra vez

plato de basura

en mesa de cartón

otra vez

zapato de tierra

otra vez

mirada de niño

que no espera nada

otra vez.

 

Repite su rueda

El viento de la historia.

Desde el fondo grita

Y lanza sus dados

Un ángel cruel.

Se despereza

con lentitud

una diosa antigua

que llaman Memoria.

 

¿Quién gana la partida

esta vez?

 

*De Norma Cozzi. norma_cozzi@yahoo.com.ar

-Por el borde del agua, Ombligo Cuadrado. 2020.

 

 

 

 

 

 


 

 

 

Latkes*

 

Cuando llegué del colegio, mamá estaba preparando la comida rusa que tanto me gustaba.

Le pregunté si había alguna novedad.

Me miró por arriba de los lentes y me dijo:

No hijo, salvo el militar de la esquina que cuando le pregunté si sabía algo de tu hermano, me dijo que agradezca que no los desaparecimos a usted y su hijo más chico.

Luego volvió sobre la sartén y siguió cocinando las croquetas de papas.

 

*De Andrés Bohoslavsky. vladimirbeat@yahoo.com.ar

- febrero de 2024.

 

 

 

 




 

 

 

Inteligencia Artificial: pensamiento mágico y hedonismo tecnológico *

 

 

*Por Alejandro Badillo. badillo.alejandro@gmail.com

 

La tecnología de la inteligencia Artificial parece no tener límites. Aunque falta mucho por desarrollar, los progresos son cada vez más impresionantes, por lo tanto, también sus consecuencias que afectan también la psicología humana: generan, entre otras cosas, “una suerte de idolatría narcisista, es decir, una plataforma en la que el hombre es su propio dios”.

 

Hace algunos meses asistí a un taller sobre Inteligencia Artificial (IA) para aplicarla a tareas educativas. En particular, el programa a explorar era el famoso ChatGPT, chatbot propiedad de la empresa OpenAI que se estrenó a finales de 2022. Una de las cosas que más me llamó la atención fue el uso de los llamados “prompts”: comandos o entradas de información que se le da al sistema para que haga lo que queremos, en este caso, redactar textos o planeaciones de clase, entre otro tipo de documentos. La meta –al menos eso dijeron– es saber dar las órdenes para que ChatGPT te devuelva lo que quieres o, mejor aún, lo que imaginas, con la mayor exactitud posible. Me vino a la mente, casi de inmediato, la película animada Fantasía, de Walt Disney, estrenada en 1940. En el segmento “El aprendiz de brujo” –inspirado en el poema de Goethe de 1797 del mismo nombre–, Mickey Mouse es un aprendiz de hechicero que usa la magia para darle vida a una escoba y que ésta realice las labores de limpieza adjudicadas a él. Unos pases mágicos y se echa a andar un mecanismo que, como se puede comprobar en el filme, termina volviéndose contra el hechicero improvisado. De la misma manera, los “prompts” de ChatGPT pueden asumirse o entenderse como pases mágicos para que la tecnología realice nuestros deseos. Si antes el conocimiento de lo oculto estaba reservado a los iniciados –en el caso del filme de Disney al mago–, ahora cualquier persona puede dar órdenes y dejar que los algoritmos funcionen de forma automática, aunque no conozca, a ciencia cierta, cómo funcionan y, por supuesto, cómo controlar sus efectos adversos. En ambos casos, por supuesto, la fe supera los riesgos.

Erick Davis describe en Tecgnosis. Mito, magia y misticismo en la era de la información –un amplio ensayo publicado a finales del siglo pasado y rescatado en 2023 por la editorial argentina Caja Negra– el peligroso vínculo entre tecnología y pensamiento mágico. Desde la invención de la escritura, por ejemplo, el código en el que se transmite la información se ha vuelto objeto de culto y, por lo tanto, un fetiche que funciona a través de una invocación. Una de las muestras más claras es la Cábala, que desentraña los signos ocultos en la Torá, uno de los textos fundamentales del judaísmo. Con el tiempo, la información en sí misma, acompañada por innovaciones como la electricidad, dio paso a una nueva idolatría tecnológica. El telégrafo, el radio y, posteriormente, la televisión, se asumieron como vehículos para comunicarse e, incluso, viajar a otras dimensiones o contactar con otros mundos. En la Rusia de inicios del siglo XX, por ejemplo, un grupo de intelectuales y científicos imaginaron que la técnica podría liberar a la humanidad de la muerte. El llamado “Cosmismo ruso” intentó combatir las limitaciones materiales de la realidad a través de la ciencia. Los descendientes de estos utopistas los podemos encontrar entre la élite que domina Silicon Valley en San Francisco, Estados Unidos. Chamanes que promueven la Inteligencia Artificial (IA) como solución a todos los males, han desarrollado –en su versión más extrema– una idea que parece sacada de los yoguis indios, posteriormente adaptada por el movimiento New Age de la contracultura estadunidense de los años sesenta: la singularidad. Este concepto místico plantea un futuro en el que la persona se fusione con la tecnología. No estamos hablando de un ciborg estilo Hollywood sino de un paso evolutivo, una redefinición, si se le puede llamar así, del ser humano.

El culto religioso no ha desaparecido de las sociedades. En Estados Unidos ha recobrado fuerza la Iglesia Evangélica –y otras ramificaciones del protestantismo anglosajón– y el islam se ha radicalizado gracias a los desastres de Occidente en Medio Oriente. A este escenario se ha sumado la tecnología como una suerte de idolatría narcisista, es decir, una plataforma en la que el hombre es su propio dios. Bajo la dictadura de la pantalla, hemos llegado a una utopía visual en la que el mundo exterior desaparece. Por supuesto, este nuevo paso parecería entregar a la sociedad –el sector que pueda pagar por esta clase de artefactos– a un hedonismo, en apariencia, inocuo. Sin embargo, el hedonista tecnológico desprecia cualquier visión que no se ajuste a su mundo ideal y termina habitando una burbuja que retroalimenta tus deseos, pero también tus rencores. El más reciente aparato que pretende sumergir al usuario en el universo del misticismo vacuo son las gafas de realidad virtual de la compañía Apple. Hay una paradoja: en cuanto más te adentras en la escenografía aumentada que tienes frente a ti, más eres ciego a lo que te rodea. Entre más libre eres más te controlan con los cinco sensores, seis micrófonos y doce cámaras integrados a las gafas. Si una cualidad de Dios es conocer nuestros pensamientos, los oligarcas tecnológicos tratan de imitarlo con nuestro consentimiento.

 

*Fuente: La Jornada.

https://semanal.jornada.com.mx/2024/03/03/inteligencia-artificial-pensamiento-magico-y-hedonismo-tecnologico-8759.html?

 

 

-Alejandro Badillo. (Ciudad de México, 1977)

-Es autor de los libros de cuento: Ella sigue dormida

 (Tierra Adentro), La herrumbre y las huellas (Eeyc), Vidas volátiles

(BUAP), Tolvaneras (SC Puebla), El clan de los estetas (Universidad

Veracruzana. Premio Nacional de Narrativa Mariano Azuela) y las

novelas La mujer de los macacos (Libros Magenta) y Por una cabeza

 (Premio Nacional de Novela Breve Amado Nervo).

Recientemente ha publicado:

“La Habitación Amarilla” (cuentos) por Editorial BUAP. -2021-

“Reconstrucción” (novela) Ediciones EyC. -2021-

 

 

 






 

Teoría del conocimiento*

 

Al ceder con inocencia a los trasiegos del jardín

puede entrar en el cuerpo cierta tiniebla

que anida allí como un huevo temible.

Esas infecciones intentan combatirse y,

según dicen, entrañan un aprendizaje.

 

¿Para qué me asomé a la ilusión

de adentrarme en un pequeño bosque?

De sus oscuridades y confusiones

surge una lágrima ácida

aunque nadie sospeche o quienes saben

miren para otro lado.

 

Ah, será esa la enseñanza

de lo negro. Su luz.

 

*De Alicia Salinas. alines.alines@gmail.com

-De su libro Teoría de la niebla

 

 

 

 

 



 

 

 

 

MANIFIESTO MENOPÁUSICO*

 

La suma de varias décadas, la resta de varios kilos y el árbol bronquial

con algunas ramas secas.

Marcas, cicatrices, rastros.

Ojos que vieron la historia pasar y repetirse, hombros que cargan el

peso de las ausencias fuertes, memoria que quiere huir pero se

ensancha para abarcar lo indecible.

Útero en desuso aunque valiente, pechos que fueron de miel y se la

bancan.

Recuerdos del amor, de los amores, de arrastrarse indignamente para

no ser dejada, y a veces de empujar para que al fin se vayan.

No me llamen señora ni mamita, no me den el asiento todavía, no me

cubran con telas de mortaja, no me receten píldoras ni caldos. Los pies

siguen bailando al ritmo de las calles, las plazas son espacios de

encuentros y de abrazos, la voz sigue cantando unida a tantas voces.

No me pidan que cuente, de nuevo, el sufrimiento.

Prefiero abrir la puerta y espiar aquel tiempo cuando éramos tan chicos

y de verdad creíamos que el mundo sería otro. Dejemos que hablen un

poco, que revuelvan los sueños, que los lancen al viento.

Que se asome esa chica que fui a los veintitantos…

Y déjenme seguir, con el cuerpo deseante aunque nadie lo vea, con

color, con absurdo, descalza, un poco loca. Es cuerpo lo que escribe.

 

 

*De Norma Cozzi. norma_cozzi@yahoo.com.ar

-Por el borde del agua, Ombligo Cuadrado. 2020.

 

 

 

 

 



 

 

 

 

 

SARA*

 

 

Arcilla y fuego.

Mujer modelando formas y murmullos

en la ciudad con nombre de mujer.

(Las manos de Sara fecundan

cuencos, vasijas, continentes)

 

Primitiva emoción

cancela los refugios del lodo

y el misterio se hace luz,

aquí en el Sur,

tan al Sur...

 

*De Elda Massoni.

(Ataliva 1938 - Rafaela 2001)

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

Lo esquivo*

 

Las palabras y las cosas no se parecían,

es decir, no se sostenían en sus estados

ni en las condiciones en que se decían.

Uno se hacía a la idea de que al amor

era una espera y se dormía con esa idea.

Pero al despertar la espera se acercaba

demasiado a la palabra desesperación.

El amor que nunca acontecía era similar

a la indiferencia y semejante al olvido,

todo mutaba y no había que dar nada

por entendido. Claro que, al amanecer

hambriento rodeado de olvido producía

sensación de abandono y era doloroso.

Aunque con el tiempo el dolor era algo

mucho más parecido al resentimiento.

Es decir, que el sentido ideal se perdía,

lo único inmutable y seguro era el caos,

y la palabra espera era solo el sinónimo

de un engaño personal no comprendido.

Quiero decir que el lenguaje no decía.

 

 

*De Horacio Rodio. horaciorodio@hotmail.com

 

-Horacio Rodio es autor de los libros “Palabras de piedra” Ediciones Baobab. Argentina. 1999 / “Media baja” Ediciones Dunken. Argentina. 2012 / “La insistencia de la desdicha” Editorial Ruinas Circulares 2018 / “El cinturón de Orión” Poesía.  Ediciones Las Flores Argentina 2022 / “Ausencia y Error” Novela  Avant Editorial. Madrid. España. 2023

- Autor del libro de poesía “El libro de Hopper” Pierre Turcotte Editor. Quebec. Canadá. 2023 / Autor de la novela “Una sed extraña” La voltereta Almería España 2023

 

 

 

 

 




 

 

 

INTERVALO LÚCIDO*

 

El hombre se detuvo con brusquedad en el centro mismo de la masa hormigueante que corría por la larga avenida, sobresaltado por la súbita revelación que acababa de herir su conciencia. Primero con perplejidad, luego con horror, miró hacia uno y otro lado, y el espectáculo escalofriante de la multitud que se desplazaba raudamente a su alrededor lo estremeció.

Como una legión demencial de maratonistas, millones de figuras deshumanizadas avanzaban en idéntica dirección, con la vista clavada en un horizonte distante que nadie alcanzaba a divisar. "¿Para qué corremos, entonces?", atinó a preguntarse, asustado. "¿para qué corremos todos, si ni siquiera sabemos hacia dónde vamos?" Pero apenas un instante después, reanudó la carrera con redoblado ahínco. La humanidad se alejaba y él se estaba quedando vergonzosamente atrás.

 

*De Alfredo Di Bernardo.

-San José del Rincón. Provincia de Santa Fe

 

 

 

 

 

 



 

 

 

 

LLUVIA NOCTURNA*

 

Viajo en el barco

sereno de mi cama

cuando llega la lluvia

y sacude con vientos

la ventana y la noche.

Pienso en los pájaros

que apenas se refugian

en los árboles ralos,

en mi padre

que iba al trabajo

en las madrugadas frías

 

en un hombre desconocido

que me sonríe y espera.

En un abrazo

que no daré nunca.

 

*De Norma Cozzi. norma_cozzi@yahoo.com.ar

-Por el borde del agua, Ombligo Cuadrado. 2020.

 

 


 

 

 

 

*

 

La locura enreda los pensamientos como en el sueño. La odiamos porque cuestiona nuestras verdades, mandatos, convicciones. Porque odiamos cualquier enfermedad y más la del centro del cuerpo que es el cerebro y porque tememos volvernos ajenos, otros. La odiamos como hacían los griegos porque es "hybris", desmesura, barbarie. La expulsamos como si fuera materia de endemoniados, como si hiciera peligrar nuestra vida. La escondemos como algunos animales ocultan sus deyecciones. No queremos ni oír sobre ella, ni mirar a quienes la padecen o gozan. Los poetas, sin embargo, prestan un oído más fino y descubren otro mundo irreconocible, un excedente de sentido. Y porque poesía, arte, música es delirio, perturbación, aguja sobre la piel del mundo.

 

*De Liliana Díaz Mindurry. lidimienator@gmail.com

 

 

 

 

 

 

Inventren

https://inventren.blogspot.com.ar/

 

 

 

 

GEOMETRÍA DE TREN*

 

 

Una línea recta

es demasiado

-digamos-

infinita.

 

Una línea de ferrocarril,

por el contrario,

se trunca y se olvida.

 

Despertamos

durante una ausencia

cotidiana:

sabemos de dónde venimos

y hacia a dónde llegamos,

pero el trayecto

que une ambos extremos

parece pertenecerle al vacío.

 

En la vieja estación lo sabían

e intentaron corregirlo:

construyeron

una representación del infinito

y le llamaron

“Lucas Monteverde”.

 

 

Tan sólo se trata

de una representación

-dijeron-

no es en verdad el infinito.

 

La estación abrió con gran alegría.

La gente hacía fila para comprar sus boletos,

entraba al pequeño espacio

que antecedía a la puerta del vagón del tren.

Dentro, y tras localizar sus asientos,

parados frente a ellos,

se encontraban listas para comprar sus boletos,

accedían al pequeño espacio

que les separaba de la taquilla y el tren,

subían a él y buscaban con gran emoción sus asientos,

una vez localizados y gustosos frente a ellos,

la emoción aumentaba al darse cuenta de que al fin,

después de formarse en la fila,

iban a comprar sus boletos.

 

Familias enteras, viajantes, gente que iba y venía,

todos se formaban en una breve pero continua fila,

caminaban,

subían al tren,

localizaban sus lugares

y llegaba

-al fin-

su turno

para adquirir

los boletos en la taquilla.

 

Daba gusto mirarles imaginar su trayecto,

hacer planes para disfrutar el viaje,

partir del punto donde iniciaban sus pensamientos,

llegar por fin a donde todo comenzaría realmente

y descubrir que allí

donde la vida puede tomarse de un solo trago,

no es diferente

del lugar donde la vida apenas puede ser imaginada.

 

“Todo lo sólido se desvanece en el aire”

Decía Don Carlos Marx.

 

*De hugo ivan cruz-rosas. quetzal.hi@gmail.com

Coyoacán. México.

 

 

-Próxima estación:

 

FRANCISCO A. BERRA.

 

-Continuidad literaria por el Ferrocarril Provincial:

 

ESTACIÓN GOYENECHE.   

 

GOBERNADOR UDAONDO. 

 

LOMA VERDE.  

 

ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.

 

GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.

 

GOBERNADOR OBLIGADO.

 

ESTACIÓN DOYHENARD.  

 

ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA. 

 

D. SÁEZ.   

 

J. R. MORENO.   

 

 EMPALME ETCHEVERRY.

 

ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.  

 

LISANDRO OLMOS.

 

 INGENIERO VILLANUEVA.

 

 ARANA.

 

GOBERNADOR GARCIA.

 

 

LA PLATA.

 

 

 

 

InventivaSocial

Plaza virtual de escritura

 

-Editor responsable: Lic. Eduardo Francisco Coiro.

Blog histórico & archivo: https://inventivasocial.blogspot.com/