martes, octubre 12, 2021

POSTALES AZULES

 



*Foto de Paula Novoa.

 

 

 

 

 

 

 

Lo que el viento me dejó*

 

Una brisa trae el aroma de un perfume francés: es mi abuela.

Ella con su mirada celeste hacía de las siestas un mundo fantástico.

Entre mantones de Manila, zarzuelas, peinetones de carey, una niña Azul entraba por el espejo del ropero a un escenario teatral. Esa pícara, bailaba y zapateaba el tablao con desparpajo. Su pollera negra y roja. Zapatos de tacón. Castañuelas improvisadas. Labios toreros carmesí tarareaban con candor, la melodía que sus abuelos tanto amaban.

Esas tardes de persianas abiertas a las rosas rojas, a los jazmines blancos, al olor a tierra mojada para plantar algún malvón morado, hicieron de mí un injerto, una semilla multicolor.

 

*De Azul. azulaki@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

 

POSTALES AZULES…

-De Nora Azul del Rosario Akimenco.

 


 

 


 

La luna

 

 

Quisiera ver esa luna

Que transita por la mar

Canciones azules lleva

En su vientre y en su espalda

 

La niña de ojos cálidos

Observa la luna que viaja

Por las olas del deseo

Nadando en cada pausa

 

Su amado está en la otra orilla

Contemplando la luna que lleva

Los sueños de su amada

Escucha las canciones

En un estuche de nácar

 

Con los pies hundidos

En la arena blanca

Espera la niña serena

 

Lleva la luna compinche

En una barcaza de cañas

Trae a su amado de otra playa

 

La luna se hunde

En la mar rosada

Cuando el sol entibia

A la madrugada.

 

Descansa la luna

En un lecho de algas

La tarde la ira maquillando

Para ascender en estelas de plata.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Querido ego

 

 

Ha llegado el momento de separarnos, ya no tiene razón de seguir estando juntos. Me cansé de tus reproches, celos y evaluaciones constantes sobre mi persona. Parece que siempre me estás enjuiciando, culpando por cosas que ya pasaron o pueden llegar a suceder.

Lo hemos hablado muchas veces, pero vos insistís, insistís en que me olvide de saborear un amanecer escuchando el parloteo de los pájaros, de estar tranquila disfrutando de una música que me transporta a la plenitud del océano calmo y flotar sobre la superficie plena, sin pensamientos o permanecer en un silencio interior… cosa que vos no toleras.

No es que no te quiera, pero sos tan absorbente que no me dejas vivir en el presente sintiendo su espacio. Contemplar el vuelo de las aves o las plateadas telarañas que, con sus hilos de plata, van hilvanado los celestes y violetas de las hortensias respirando el aire del horizonte.

Estar atenta con mis cinco sentidos sutiles, livianos y hamacarme en esa plataforma del ser, a corazón abierto. Buscando la luz blanquecina y brillante del verdadero amor.

Pero, vos insistís, presionas que me sienta miedosa, ambiciosa y culposa. Entre el ayer o el mañana.

Tanto es así. Que has logrado piense en lo material, hasta me he convertido en una compradora compulsiva.

Estás casi siempre rumiando con el pasado o con lo que puede acontecer en el futuro.

Pero ya basta, en el presente voy a intentar vivir sin vos.

Es probable que te extrañe o no.

Voy a cambiar el miedo por amor.

 

 

Posdata Querido ego

Volviste con sufrimiento, desconfianza, la ausencia de claridad. Tengo que dejar que los pensamientos, las emociones pasen, se disuelvan y respirar en ese espacio que llamamos propiedad vertical.

 

 

 

 

 

 

 

Mainés

 

 

Cosquillas en sus pies

Bailarina de sus nietos

brotan de sus labios

palabras amables sanadoras

con fueguito sagitariano vincular.

 

Ella creó su marca

con su estilo de nadar por los ríos

de alegría y esperanza

sobrevuela por su cordial cualidad

de mirar las ocasiones deliciosamente.

 “Culo hirviendo” le decía su mamá.

 

 

 

 

 

 

 

Rejas

 

 

Rejas, rejas protectoras

Rejas, que separan

Trincheras, hierros verdes

En casas, edificios

¿Jaulas civilizadas?

Los niños ya no tienen

Amigos del barrio,

Bicicletas prestadas

Hay juegos solitarios,

En pantallas encandiladas-

Ay Dios mío,

Hoy vi niños con rejas

En jaulas silenciadas.

 

 (Papis: que los niños no se queden dormidos delante de una pantalla…)

 

 

 

 

 

 

 

 

Un día especial

 

 

Mi pie izquierdo giró derecho

Recibí un ramo de rosas amarillas

reí de mis defectos

 

Leonardo Di Caprio me dio un

beso de película

No leí las noticias de los diarios

Las plumas de mi sonrisa desplegaron

golondrinas de coral

Me duché con agua bendita

El olfato animal me llevó

por la tibieza de su intuición

nadé en un mar de nubes

No repasé en el qué dirán de mí

Ni cuánta plata tenía en los bolsillos

caminé por la playa sin un sostén prensado

Ni tuve en cuenta al reloj.

 

 

 

 

 

 

 

CAJAS

 

 

Tengo tres cajas de espejos hippidelicos

Las compre en una feria artesanal

No sabía por qué ni para qué…

Pero su resplandor de colores reflejados

Hicieron recordar a mi adolescencia

Su fachada de tantas imágenes y luces

Guardaban los secretos de mi pasado

Allí vi reflejados en tonalidades azules

El paraíso de inocentes ilusiones

Al observarlas reviví el resplandor

De mis tantas formas de sentir

Enamorada de recuerdos de mi inexperiencia

Me aferré a esas cajas de resonancia

En ellas guardé,

en la grande

Fotos de mis pre novios, amigos

Personas que dejaron rastros de buena

historia de profes, preceptores y

caminatas a la escuela en mocasines

con las medias caídas azules

y una capa del Liceo,

siempre apurada por el timbre

de la media falta!

En la cajita mediana atesoré las cartas

de amor jamás enviadas,

algunas flores secas

entre las hojas de los cuadernos

y la complicidad de fumar mis primeros

cigarrillos mentolados en los baños

a escondidas en el colegio.

En la más pequeña

encontré, todavía

el saludable

Sabor del asombro…

 

 

 

 

 

 

 

El portal de la luz

 

 

Ella estaba desnuda de afectos

Marchita, pero:

En un rincón de su cabeza

Comenzó a germinar esperanza

Cada día, cada tarde

de un verano bautizado

en un infierno de gritos guturales

de sombras envalentonadas

descubrió una luz de ternura

y afecto que le brindó seguridad.

Era el horario de visita restringido

Por la pandemia y la institución.

Allí en ese corto, pero espléndido

Espacio tiempo:

En el mismo lugar a la misma hora

Se preparaba para charlar con él

Que la sostenía en una nube de amor.

Detrás de una reja, a cinco metros

De distancia entre ellos se comunicaban

Con gestos, gritos, risas, y esfuerzo,

para entenderse.

 

Él, su cuota de sentirse viva,

De proyectar salir airosa cuando

En algún momento cuando

Le dieran el alta,

qué palabra tan significativa

que jamás se le habría

ocurrido pensar en sus años.

Como en un film de terror

El héroe traía un mensaje

De paz, alegría, de compañía.

Con su optimismo y su firmeza

La hacía viajar al futuro sin fronteras.

 

Así, se fue tejiendo la historia

en un pasillo de rejas y lonas verdes

De espera y riego de sentimientos

Ella, esa mujer se sentía vivaz

Alimentada de ese compañero

Alto, de profundos ojos azulados

Que la animaba, protegía

Hasta el día siguiente.

 

 

 

 

 

 

Los Tiraflores

 

 

Cruzo de vez en cuando tiraflores

Que aún hoy me dicen algún piropo:

¿Te muestro mi choripán?

¡Qué lomo para saborear!

Que florcita para deshojar

Qué buena que está la madurita

¿Pero no ven que estoy marchita?

O acaso los provoco

Con mi delantera danzante

Para que me manden un piropo

Por atrás y por adelante

Dios mío por si acaso ruego

Que los Miraflores no sepan

Que sus frases son fuego

Que sus calientes locuciones me inquietan

Ardiendo hasta la punta de los pelos

Medicina para el alma

Vieja maraña de maña

Pues camino más derecha y oportuna

Por si ayuda alguna aventura

A sacarme las telas de araña.

Bendiciones a los tiraflores.

 

 

 

 

 

 

*

 

 

-Nora Azul del Rosario Akimenco.  Vive en la ciudad de La Plata.

Es Licenciada y profesora en Psicología. Directora de Psicodrama Terapéutico y Pedagógico. -

Instructora de Hatha Yoga.

-Autora del Libro "¿Cuándo me vas a conseguir un papá y una mamá?" Editorial Universitaria de La Plata.

Participante en "Palabras al viento" Antología y narrativa de Escritores de La Plata y "50 años de buena letra" Antología 2005, sociedad argentina de escritores/ La Plata. 2005.

 

 

 

 

 

 

Inventren

https://inventren.blogspot.com.ar/

 

 

 

 

LA DELICIA DE SER YO*

 

 

Estaba en una estación de trenes, desnuda y ansiosa por conocer distintas estaciones: Comencé a mirar los carteles curiosa: locura, destino, mujer, hombre, padres, hijos, alegrías, amor, melancolías, soledad, matrimonio, esclavos, creación, felicidad.

No sabía qué dirección tomar y estaba convencida que quería viajar a todos esos lugares. Por lo cual, decidí sacar un abono y me dirigí a la boletería, allí estaba un Sr. serio, circunspecto y de pocas palabras, que vendió las series con discreción. Quise preguntarle cómo empezar mi aventura, pero su indiferencia me inhibió tanto, que no me animé a interrogarle.

Así, me dirigí al tren, bastante insegura. Comenzó la travesía, sin pensar demasiado, me entregué al recorrido mirando por las ventanas del enigmático convoy. Había muchos pasajeros: hombres, mujeres y niños. También ancianos a los que les costaba mucho estar de pie, llevaban sus años en sus maletas de cuero manchadas, pero con dignidad.

No sabía dónde bajarme y en estación locura me quedé... Haciéndome la valiente comencé a deambular sobre la acera, inquieta por la suerte que me podría tocar. Caminando despacio observé seres que detrás de sus espaldas tenían alas de verdad, no podía creer lo que mis pupilas veían y asombrada estaba a punto de gritar, no comprendía por qué en esa ciudad estaban los locos con su capacidad de volar. Pero no podían hacerlo, sus alas estaban atadas con una camisa de fuerza, quizás de tanto remontar. De inmediato giré asustada, horrorizada, alguien en mi espalda puso su mano y me dio tal susto que por poco me caigo. Se acercó un hombre joven, de piel blanca y de ojos grises y susurró a mi oído, hija, aquí no te quedes, es macabro este lugar. Toma el tren para otro lado no te quedes, te podés contagiar. Así, fui corriendo a la terminal y esperé a que el transporte me dejara en otro paraje. Nuevamente subí y me senté en un vagón insegura, pensando a dónde podía parar, cuando se detuvo en melancolías -como siempre- entrometida, salté y me quedé. Era un paraje de tinieblas, no tenía miedo, estaba la calle tan gris, que mis zapatos se empezaron a humedecer, aparecí. Parecían derretirse en ese humo pegajoso, no me gustó. Me fui casi sin respirar. No quería empaparme de ese vaho que paralizaba mis pulmones. Nuevamente fui a buscar el ferrocarril. Tenía boletos de sobra.

Cuando llegó, ya sabía dónde me iba a quedar, cuando vi el letrero de “hombres” agitada me lancé a las veredas. Me dije, esta es mi oportunidad. Que contenta estaba: había tantos para elegir: morochos, rubios, pelados, altos, con guita, deportistas, se me hacía agua la boca...de mi cartera saqué un espejo y delineé mis labios con sabor rojizo, estaba sonriente y dispuesta a acercarme a un morocho de barba, muy elegante, muy atractivo, pero al descubrir mi intención me sentí presa de una inocente cobardía y me dije: aún no estás preparada, ándate no busques en él lo que no encuentras en vos. Y me fui, cabizbaja hacia otra ciudad.

En la vía férrea encontré nuevamente al vendedor de pasajes, el mismo individuo que parecía tan tranquilo, le inquirí cual era el mejor pueblo para mí, pero no contestó mi pedido. Desanimada emprendí mi traslado, subí al coche, expectante y comprendí que debía elegir sola mi rumbo. El vehículo se puso en marcha y me quedé dormida, en ese sopor que te envuelve pero que te permite estar consciente de lo que ocurre. Estaba recorriendo mi historia en pocos segundos, pasaban los paisajes de la niñez, como si estuviese viendo una película, veía a mi abuela con sus ojos tan celestes que tanto amaba, mi perra collie que corría por el césped jugando a las escondidas, mi cara era regordeta y tenía un hoyuelo en la mejilla derecha, que la hacía re simpática. Así fui transitando mi adolescencia, repleta de amigas y de amigos y novios que bailábamos abrazados con la música de los Beatles o Gary Cooper y de Unión Caps, que linda manera de conocernos y empezar a sentir el amor. La que no tenía novio estaba fuera de onda.  Me despertó el guarda en el paraje Mujer. Bajo empujada, apresurada y cuando llego al sitio encontré un montón de maniquíes que no me gustaron. Me fui a quejar a la oficina de turismo y el mismo Sr. (El de la boletería) me indicó con una seña, que me dirigiera a un lugar cerrado. Cuando llego al lugar, me sorprendió la calidad del silencio. Pensaba que habría mucho bullicio, pero me confundí. Abro la puerta de entrada y al pasar encuentro un salón de espejos, intrigada comencé a mirar y lo único que veía era mi cuerpo, reflejado en uno, en dos en diez y en mil retratos. Estaba de frente, de costado, de atrás, alta, gorda, petisa. ¿Qué diablos hacía allí? Estaba confundida, perpleja, ¿dónde estaban las mujeres? ¿Me habían estafado? Me quedé quieta y lentamente intenté mirar las imágenes que amanecían de a mil. ¿Quién era esa que estaba enfrente de mí? ¿Y las otras? Tenían mis colores de ojos, mis cejas unidas, mi pelo lacio y suave como la pluma de un cisne, estaba absorta observando mis diferentes facciones y facetas de mujer. ¿Cómo podía hacer una sola? Miraba por sobre mis hombros y en cada pestañear encontraba una cara nueva, como las facetas de un diamante en bruto. Emocionada miraba mis ojos verdes, que se llovían celestes y grises y veteados de miel. Eran tan bellos, tan intensos resplandecía tanta luz que me hizo sentir el amor. Habrá pasado un minuto, una hora, no interesaba cuanto tiempo, había descubierto en ese espacio la delicia de ser yo. Me convencí pellizcando mi pierna. Me fui, no llevaba nada más que esa sensación de concebirme mía, no quería seguir andando. Me dirigí a la calle, estaba el Sr. de los boletos, era mi analista, que sonrió al verme vestida de mujer.

 

*De Azul. azulaki@hotmail.com

 

 

 

 

 

-Siguiente estación

En el recorrido literario por el Ferrocarril Midland:

 

 

APEADERO KM. 38.  

 

 

MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO.  

 

LIBERTAD.

 

 

 

 

**

 

En el recorrido literario por el Ferrocarril Provincial.

 

-Próxima estación:

 

 

FUNKE. 

 

 

 LOS EUCALIPTOS.     FRANCISCO A. BERRA.

 

ESTACIÓN GOYENECHE.    GOBERNADOR UDAONDO.  

 

LOMA VERDE.    ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.

 

GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.

 

GOBERNADOR OBLIGADO.

 

ESTACIÓN DOYHENARD.   ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA.  

 

 D. SÁEZ.    J. R. MORENO.     EMPALME ETCHEVERRY.

 

ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.   LISANDRO OLMOS.

 

 INGENIERO VILLANUEVA.  ARANA. 

 

GOBERNADOR GARCIA.

 

LA PLATA.

 

 

 

 

 

 

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