*Foto de Noelia Ceballos @noe_ce_arte
*
Dame
esta pequeña luz,
esta certeza azul que cae sobre los patios.
Dame tus costumbres de lluvia,
la ternura
que crece entre tu mano y la mía
con el coraje de las enredaderas.
Dame todo el dolor. Dame toda la pena
que pueda soportar.
Que arda mi corazón,
que se transforme
en un fruto sagrado que desees siempre.
Dame el borde. La fisura. La cornisa.
Del amor y otra obediencia ya he tenido.
*De Mariana
Finochietto. mares.finochietto@gmail.com
A LA TERNURA DE SER PARTE DE LAS COSAS
-Poesía de
Mariana Finochietto.
*
Alguna vez,
antes de que los siglos derribaran los
muros,
hubo flores entre la hierba.
Mi pelo perfumaba el aire.
Y vos venías,
como un dios errante sobre el mundo
a dejar la luz
sobre mi cuello.
Alguna vez,
antes de que el viento arrojara tu nombre
como una piedra inútil sobre el agua,
yo canté sobre tu pecho
la canción de la soledad.
Aún, a veces,
sólo porque es tan dulce
la sangre escapando del tajo,
nos miramos.
Y nos sentamos a la orilla del amor,
a mirar cómo pasa.
*
¿Y qué era
el gran amor,
sino viento
guardado
entre montañas?
Un poquito
de furia atrapada,
un aleteo
para nadie.
Te pienso,
a veces
como a esas piedras
raras
que se guardan
en un cofre
y se miran
de vez en cuando,
cuando se las
recuerda.
*
Decir
palabras
para nombrar el cielo,
el pájaro o la lluvia,
y que se hagan
presentes en el mundo.
Atrás,
veladas,
las cosas que no se
nombran,
la grieta que hace lo
callado en la garganta,
la asfixia
ocupándolo todo;
tu cara, en el juego
de espejos de mi vida,
entre sombra y luz,
creciendo
como los helechos en
las casas viejas,
un poco abandonados de
sí,
creados
por la desidia o la
suerte
de una racha de
viento.
Entonces
nombrar
es elegir apenas qué
se calla,
hasta dónde
se abre la flor,
es poseer el don
de marcar el límite de
la belleza.
Esa última crueldad,
es el poema.
JARDIN POR LA
MAÑANA
Mientras observo
la luz que avanza sobre el cantero,
el verde en ramos sobre lo negro,
esa certeza inaugural
del jardín que espera la primavera
-carpida, decían los míos
de la tierra preparada para sembrar-
Alguna flor tendrá que haber,
el premio para la herida abierta sobre mi
mano,
el tajo leve de la piel al romperse
es otro surco,
el ardor permanece ahí,
como si aún cortara.
-no hay palabras, decían los míos
para la herida que no se ve-
*
Lo que espera
por nosotros,
al regreso
de todos los caminos.
Lo que aguarda
inmutable,
paciente,
fatal,
ojalá sean los brazos
de la impasible
muerte:
la caricia silente
de la mortalidad.
Ojalá
no enfrentemos
las máscaras obscenas
de nuestros miedos
niños
llamando en los
espejos,
pidiéndonos jugar.
*
Sé
que debería encender la luz.
Pero ayer
vi a un hombre
llorando por amor,
todo su corazón abierto
como una flor
para una mujer.
Sé
que es tarde y aún
no he abierto las ventanas.
Pero la luz
sobre las cosas las descubre.
Aquí una mesa,
aquí un sillón,
aquí el meticuloso desorden en el cuarto.
Sé
que debería levantarme,
iniciar la rutina con un gesto
parecido a la magia,
pero ahora
sólo quiero
soñar con el amor,
despierta
y con los ojos bien cerrados.
*
La tristeza
siempre es en pasado.
Es la bestia
que nos mordió una vez,
cuando fuimos inocentes.
Lo que duele es la cicatriz,
el rastro de la herida
quemando hasta el hueso,
hasta la certeza virgen de la felicidad.
Entonces,
¿quién puede pronunciar
los nombres del dolor?
¿Quién recuerda
esa fragilidad de rama
quebrándose en el aire?
*
Aún no nos conocemos.
Habitamos
separadas
en castas
a la orilla de los
días.
Unas
cargan sus sueños,
hijos, cestos de ropa
sucia.
Arrastran restos
de hombres
que alguna vez han
querido.
Otras izan su pelo
sobre las camas vacías
y lloran
a escondidas
por una revolución
que no les pertenece.
Algunas
hablan lenguas
extrañas.
Tienen la boca llena
de palabras
desconocidas
y las muerden,
las devoran
como a la fruta
prohibida.
Todas
tenemos sexo,
pechos, hambre de
vida.
Todas
miramos con miedo
de orilla a orilla.
*
Era mi voz
-aquella voz que tuve
cuando dios cabía en
mi mano-,
la que nombró
los signos olvidados
mientras el mundo
se caía,
se hacía pedazos.
Era la inocencia
que perdí en el
laberinto.
Era mi voz,
con el alma de
rodillas,
buscando
a ciegas
en mi fe deshabitada.
*
Es necesario escribir un poema
para esos días
en que quiero cerrar
la puerta,
acorazarme,
hacer una catástrofe en la casa
y hundirme en el mar.
Subirme
a una balsa que me arrastre
hacia el final de todos los océanos,
lejos de la humanidad.
Beber cicuta o un té de menta.
Cortarme el pelo como un monje tibetano
y recitar a Keats
hasta llorar o hasta dormirme,
y te atrevas a abrir la puerta
y me rescates
de mí.
*
Me gusta
pensarlo así:
el amor es
esa luz
que sólo puede mirarse
enceguecido.
Cumpleaños*
Pisé
más allá de los 50.
Tengo hijos, un cerezo
y varios libros,
las mejores amigas
y un amor
o dos.
En cajones
desordenados guardo ropa,
papelitos, cartas viejas,
porque todo empieza
a ser objeto de
guardar
para mirar
después,
con algo parecido a la
nostalgia.
Tengo un cuerpo que
empieza a comprender
el misterio de ir
envejeciendo
y se entrega sin
dolores ni presagios
a la ternura de ser
parte de las cosas
que se llevará el
viento.
Soy apenas otra hojita
desprendida de algún
árbol.
La vida es frágil
¿sabés?
Recién ahora lo
comprendo.
Pero mi corazón, ah,
mi corazón,
sigue cantando.
**
-Mariana Finochietto.
Nació en General Belgrano, Provincia de Buenos Aires.
Actualmente vive en City Bell.
-Publicó: Cuadernos de la breve ceguera (La Magdalena 2014).
Jardines, en coautoría con Raúl Feroglio (El Mensú,
2015)
La hija del pescador (La Magdalena, 2016).
Piedras de colores (Proyecto Hybris 2018).
El orden del agua, (GPU Ediciones 2019).
MADURA, (Editorial Sudestada 2021)
-Quiero
sacar la cabeza por la ventanilla de tu coche.
Halley ediciones (2022)
-Coordina Microversos, talleres de exploración literaria
Inventren
https://inventren.blogspot.com.ar/
*
Nací en un pueblo
con río
y una estación
de trenes,
por donde
viajan los vientos
Pueblo atrapado
entre vías,
sin salidas,
sin regresos.
Tristeza
de andén cansado
que se te instala
en los huesos.
*De Mariana
Finochietto. mares.finochietto@gmail.com
-Continuidad literaria por el Ferrocarril Provincial:
LOS
EUCALIPTOS.
FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE.
GOBERNADOR UDAONDO.
LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.
GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.
GOBERNADOR OBLIGADO.
ESTACIÓN DOYHENARD.
ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA.
D. SÁEZ.
J. R. MORENO.
EMPALME
ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.
LISANDRO OLMOS.
INGENIERO
VILLANUEVA.
ARANA.
GOBERNADOR GARCIA.
LA PLATA.
InventivaSocial
Plaza virtual de
escritura
-Editor responsable: Lic. Eduardo Francisco Coiro.
Blog histórico &
archivo:
https://inventivasocial.blogspot.com/
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