*Obra de Cecilia Aguado.
Villa Gesell.
Argentina
*
escribo en las
paredes
de la angustia
para ensanchar
el aire
*De Alejandra
Alma.
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EN LAS PAREDES DE LA ANGUSTIA…
“RÍO DE LAS
PENAS”*
“...Es angosta
la puerta y acaso la custodien negros perros hambrientos…Y guardias como
perros...”
OLGA OROZCO
Este río es una
confluencia de ríos.
Se sube a las
cornisas. Fluye por los lechos.
Apedrea la
luna. Rompe la soledad.
Invita a
recorrer la noche a diosas o manzanas.
Misteriosas.
Íntimas. Disfrazadas de santas.
Las muerde y
las penetra, descalzo.
Arrasa
vertientes. Lagunas. Malecones.
Puede ser
cascada o aluvión.
Descansa en las
riberas.
Se rebela. Se
desangra en el alma de los muertos.
Muere y
resucita. En el mar, en lagos, en la tierra.
Desaparece y se
transforma en pez.
Diques sin
compuertas. Inframundo.
Vino lento que
recorre infiernos. Nirvanas.
Sabe que solo
una balsa llega.
No obstante, se
niega a la moneda o a la rama de oro.
No hay ritos
sepulcrales, ni monedas, ni lenguas.
También a mi me
moja .Me recorre en dirección contraria.
Socava las
vides enterradas. Me liba en púrpura.
Moja las diez
islas de mi cuerpo.
Se derrama en
prodigio. Besa lo que encuentra:
Las sienes de
mi pulso. El trébol de mi boca.
Mis cristales
de roca. Los lejanos eneros.
Las doloridas
huellas. Los pies, el barro.
Transforma los
desiertos, viñas calladas, tan secretas.
Enredamos los
tallos y las rosas.
Me tomo de las
bridas. Testaferro de vida.
Enfrentamos los
deltas: Triángulos.
Boca de sed,
lagarto entre palmeras.
En mi vientre
fundamos ásperas heredades.
Ha bebido el
zumo de mis pechos. Y ha llorado.
Y llora
todavía, como un perro extraviado.
Forastero del
viento. Bitácora perdida.
Crucifijo en
los cuatro puntos cardinales.
Río. Río
herida. Hijo, río.
Este río vino
es una cascada de golondrinas negras.
Lleva en sus
ojos una aurora ausente.
Señales que
vienen desde el este.
Fogata de
domingo. Blanco guardapolvo abierto.
Mensajero de la
sed. La sed abierta y la botella rota
Amante sin
retorno. Tálamo.
Río que ha
traspasado límites de angustia.
Río hambre de
madre. Pan y llanto y oro.
Llanto que se
esconde en la cueva del oso
Apostata.
Empecinada búsqueda en jardines ajenos.
Río que se
torna en mansedumbre y en rabia se evapora.
Río padre. Vino
sacrílego. Amado. Irreverente.
Me escucho
crecer en estas cepas.
Dormida piedra,
sobre piedra mojada.
Rumor de agua
sagrada.
Mis ojos se
enredan en sus ojos de agua.
Doliente río de
salitre y lava
Río de entregas
y de esperas. Quietas, expectantes.
Labios resecos.
Gotas.
Río de esperas.
Silencio de hospitales.
Tez macilenta y
sonatas de arena.
Río
resurrección del vino. Río de deudas y deudores.
Río que
clausura las sombras. Que escribe crucigramas.
Evade los
preceptos triangulares y perros de tres cabezas.
Río que me besa
las grietas y las máscaras.
Que me
empapa... y me bebe.
"Exorcismo
De la hoja"
La voz del
padre*
1
Mi padre viene viajando.
Salió il Giugno 30 del puerto de
Nápoles.
Atrás hay un viaje en tren
"la letorina". Adelante el mar como horizonte. Un puerto y la promesa
de vivir en Argentina.
El pasaporte con esa foto de una
expresión tan parecida a Paul Newman dice que llegó il Luglio 21.
Sin embargo creo que sigue
viajando. Que el Sebastiano Caboto todavía no hizo escala en Río de Janeiro.
..."La voz del padre llega
muchos años después" - Oigo decir al amigo mientras volvemos en tren.
-Hay días. Momentos en que
necesito que llegue, aún 60 años después.
2
Tanto desear “cómo quisiera que mi
viejo estuviera aquí, aunque sea por unas horas”, que ese día mi Padre llegó.
Estaba bajando las nueces más
altas con un largo palo armado para la ocasión. Cosechar las últimas nueces del
año en el día del cumpleaños de mi padre es una ceremonia que otras veces hemos
compartido con mis hijos.
En el día de su cumpleaños
número 90 lo vi doblar desde la esquina con su bastón artesanal.
Nos dimos el doble beso de
mejilla a la usanza italiana. Mezclamos lágrimas y risas.
Hombre de pocas palabras no era
de eludir el momento justo cuando tenía que decir una verdad. Miró con sus ojos
más celestes que aquellos con los que reflejaba el mar inabarcable cuando dijo:
"Ahora tenés que ser tu propio padre"
LA MODISTA*
Personajes
Marietta, modista.
Don Pipo, viejo
Turiddu, hijo de Marietta
Escena única
Taller de costura de Marietta. En el
centro una mesa, al costado un maniquí, hacia el otro costado un biombo abierto
tras el cual se miden las clientas.
Marietta (sola, al biombo):
Es la sisa. Es el canesú. Espere que me fijo... (Va hacia el biombo). No
le escucho? Está mal de la garganta? Por qué habla tan bajo? Quién la oye?
Dios? Dios en lo Alto? Má, no. No le interesa cómo le queda el vestido a usted,
doña Gertrudis. Tiene tantos problemas, con la guerra... todos los tullidos que
quedaron... Del techo, dice usted? Una gotera que yo tenga? No sé... Vistáse,
vamos. Le va a agarrar neumonía, vistáse.
Golpe a la puerta.
Marietta: ¿Quién?
Turiddu: Yo, mama.
Marietta: Qué pasa? Estoy con
clienta.
Turiddu: Puedo ir al potrerito?
Marietta: No.
Turiddu: Me paso el día adentro,
mama.
Marietta: Estudia. Para ser un
gran hombre...
Turiddu: Ya estudié. Yo quiero
ser soldado, no cura.
Marietta: Vos vas a ser lo que
yo te diga: que para eso te doy de comer, lavo y te plancho la ropa tuya. (a
la clienta) Mire qué tupé, el desgraciado. Se me insolenta. Los suyos son
así? Ah, qué cabeza! Cierto que usted no tiene hijos. Se quedó para vestir
santos: mejor así. Menos preocupación.
Turiddu: Dejéme, mama.
Marietta: Te hablo en chino yo,
Turiddu?
Turiddu: Un ratito.
Marietta: No.
Turiddu: Déme plata para ir a
comprar unas canicas.
Marietta: A tu edad?
Turiddu: Qué tiene?
Marietta: Semejante grandulón
vas a estar jugando con las canicas. Vas a tener novia y estás con las bolitas?
Qué va a pensar la gente? Que tuviste la meningitis y quedaste idiota? No. No
hay plata para canicas.
Turiddu: Mamma...
Marietta: ¡Basta! ¡Me vas a
gastar el nombre! Andáte de acá.
Turiddu: Pero, mamma...
Marietta: Andáte, Turiddu. Te
tengo prohibido que pises el taller cuando hay gente. (Fuera de escena,
chistido de la clienta. Marietta se levanta y va hacia el biombo.) Qué
pasa? Cómo que cae el yeso? Ah! La lluvia de los otros días aflojó el yeso. ¡La
Madonna, otro gasto más! Deme, yo la ayudo con los botones, dése vuelta así.
Ahí está... faltan tres, dos, uno... (se asoma) Si cuando salgo te veo
en el taller, Turiddu, te tiro con la zapatilla. (Saca medio cuerpo del
biombo). Sigues ahí como una estatua! (La amaga tirarle la zapatilla,
Turiddu sale corriendo de la escena.) Habráse visto, sinvergüenza. Salgo,
señora, a ver adónde se mete este chico. Le traigo un vaso con agua? No le
traigo nada, muy bien.
Marietta sale.
En penumbras y subrepticiamente,
entra Turiddu seguido de don Pipo.
Turiddu (va detrás del
biombo): Aquí se descascaró. Culpa suya.
Don Pipo: Mocoso insolente.
Turiddu: Pero si es verdad.
Usted se apoya con todo el cuerpo y el reboque salta. Sea cuidadoso, don Pipo.
Don Pipo: No te meto un
esquiafo, mirá... Por respeto a tu madre.
Turiddu: Me debe doscientas diez
liras.
Don Pipo: Es tu madre, cómo le
vas a cobrar? Mal hijo! Esto en mi época...
Turiddu: Usted me las debe.
Don Pipo: No puede ser.
Turiddu: Le hago la cuenta:
Flora di Salvo. Antonia Garmendia. Ramona García... Una, dos, tres. Doscientas
diez liras. Setenta cada una. Siete pesos.
Don Pipo: Así no vale.
Turiddu: Setenta cada una. En
qué quedamos, don Pipo? Era un trato.
Don Pipo: La señorita Ramona
García se hizo confeccionar falda para el té.
Turiddu: ¿Y?
Don Pipo: Y? Y? Nosotros
arreglamos por busto.
Turiddu: Qué más quiere? Acá la
vio en calzones.
Don Pipo: No vi nada. Si el
buraco no está en el zócalo, está en la azotea. Lo de abajo
no sé. Además llevaba
combinación.
Turiddu: Mire qué modesta la
Ramona. Y se cuenta cada cosa de ella...
Don Pipo: Oye, Turiddu. A mí no
me importa la mala reputación de la señorita Ramona...
Turiddu: No, si ya lo sé. Es
como dice la mamma...
Don Pipo: Qué dice?
Turiddu: Nada, nada.
Don Pipo: Cómo nada? Habla
de mí. Mucho ojo con lo que se dice de mí. Yo soy un hombre de respeto. Dime lo
que dijo mi comadre, Turiddu.
Turiddu: Cosas de mujeres.
Don Pipo: ¿Pero qué? Qué??
Turiddu: Pregunta qué hace usted
que viene tanto a la casa.
Don Pipo: Soy albañil, le
arreglo el techo. No le dijiste?
Turiddu: Le dije.
Don Pipo: Y?
Turiddu: No me cree.
Don Pipo: Ah, no? Y qué cree?
Turiddu: Dejélo así, don Pipo.
Don Pipo: No, no. Dime.
Turiddu: Uf. Cree que usted está
... ¿cómo se dice? Enamorado de ella.
Don Pipo: ¿Yo? ¿De tu mamma?
Dios bendito, lo único que... ¿Así que se cree que hago el galán?
Turiddu: Eh.
Don Pipo: Qué barbaridad, la
imaginación de las mujeres. ¿Qué dice? Yo notaba que ella me ponía ojitos...
¿Qué dice, Turiddu? Vamos, cuéntame. Soy tu padrino. Era el amigo de tu abuelo,
don Celso allá en Siracusa lejana... ¿Me vé buen mozo? Esta parte de las cejas
la tengo igual a Rodolfo Valentino. Ya me lo han dicho. Y la boca, mira cuándo
sonrío. Estoy igual al Zorzal.
Turiddu: ¿Quién?
Don Pipo: Me entiendes... un don
juán...
Turiddu: Ella dice: Ya está otra
vez este viejo escrofuloso rompiéndome los quinotos. Me anda atrás como una
gallina clueca, ¿por qué no lo pisará un tranvía?
Don Pipo (soprendido):
Linda manera de hablar tu madre.
Turiddu: No hizo el catecismo.
Yo lo sé. Dice que lo hizo, pero no lo hizo.
Don Pipo: Es altanera.
Turiddu: ...
Don Pipo: No, no. Es altanera.
Por los ojos, lindos ojos. Busto como doña di Salvi no tiene.
Turiddu: Oiga, que es mi madre.
Qué opina? Qué la anda mirando, comparando con esas perdidas?
Don Pipo: No, sino comparo. Digo
que tu madre...
Entra Marietta.
Don Pipo: Justo.
Marietta: Esto ya parece el
Congreso de la Nación. Todos entran, todos hablan, discuten... sin que nadie
los invite.
Don Pipo: Disculpe, doña
Marietta. Tiene razón. Acá el nene me hizo pasar para que le pase la cuchara
que se cayó el reboque, dijo. Es que este no es buen yeso. Yo soy yesero de
antes...
Marietta: Arreglélo, don Pipo.
Al final se pasa la semana en mi casa arreglándolo todo. Parece que esta casa
está hecha de merengue. (A T) ¿Vos qué estás haciendo? Sos aprendiz ahora de
albañil? Entonces vuela de acá y repasa las tablas de multiplicar.
Turiddu: Ahora?
Marietta: No, el próximo año.
¡Claro que ahora!
Turiddu: Pero, mamma. Don Pipo
me estaba enseñando de qué está hecho el yeso. Eso me sirve para la clase de
química.
Don Pipo: ¿Yo te estaba...?
Turiddu (asiente haciéndose
el inocente): Sí, sí.
Marietta: Yo te voy a dar una
lección de anatomía, Turiddu. Ven aquí cerquita que te muestro con la zapatilla
cómo se llaman los músculos donde acaba la espalda. Ven..., ven... (Turiddu
sale corriendo) Hace travesura, pero no se me pone al alcance de la mano
para que le dé...
Don Pipo (sin entender):
¿Qué le dé?
Marietta: Un chancletazo que le
dé.
Don Pipo: Ah, ah.
Marietta (inspeccionando el
arreglo): ¿Cuánto tiempo va a estar?
Don Pipo: Eh, no sé…
Marietta: Yo tengo que coser. Y
a las tres viene una señora a medirse, necesito que me deje esto arreglado,
limpio y barrido.
Don Pipo: Sí, doña Marietta.
Marietta: Puede decirme Marietta
solo.
Don Pipo: ...
Marietta: Después de todo, usted
fue amigo de mi suegro.
Don Pipo: Un gran hombre. En paz
descanse.
Marietta: Lo dudo.
Don Pipo: ...
Marietta: Le pasó el malestar en
el estómago?
Don Pipo: Sí, gracias al té de
yuyo que usted...
Marietta: No siga comiendo lo
que le hace Caridad.
Don Pipo: Cómo?
Marietta: Lo que le hace
Caridad, doña Caridad, la mujer del casero. Usted vive en el Inquilinato de los
Vidrios Rotos, ella le cocina. Es así o no es así? (Don Pipo asiente con
lentitud) Parece que hablo con un tonto a veces, don Pipo. Disculpe que se
lo diga, pero yo soy su amiga y alguien se lo tiene que decir. Usted no es un
viejo carcacho todavía, cumplió los sesenta hace poco; tiene que tener la cabeza
más joven, ser más rápido para contestar... Así (chasquea los dedos) Yo
le hablo y parece que hasta que no le llega el eco de todo lo que le digo, no
me dice ni mu, yo me quedo parada sin saber si entendió, si no entendió, si
está ofendido... eh? Para mí es muy importante un hombre con rapidez al hablar.
No uno que se queda como papando moscas...
Pausa
Don Pipo: Usted es mi amiga?
Marietta: Qué?
Don Pipo: Usted dijo que es mi
amiga.
Marietta: Y sí.
Don Pipo: Yo soy su amigo para
usted?
Marietta: Qué quiere decir, don
Pipo? Mire, no me haga el poeta porque hoy no puedo. Hoy no estoy para la bella
luna, ni la ola encrespada, ni balconear serenatas. Sabe qué? Le hice el
vestidito floreado a Lucía Santos. Hace un mes vino y se lo probó, le sentaba
perfecto. Ahora volvió ayer y no le entra. La manga japonesa le queda
atorada... Esa muchacha engordó, esa muchacha está en estado... Pero qué pasa?
Yo tengo que descoser, remendar, agregar, volver a coser que no se note la
puntada antigua... Esto no es vida, porque yo me desespero por el vientre que
le viene así y ella ni se mosquea y da cuántos malos pasos quiere sin pensar
que trae hijos al mundo y hay que agrandar los vestidos!!! Se piensa que es una
avispa! ¡Mire si estoy hoy para escuchar versitos, yo!
Don Pipo: Hoy no hay luna. Se
hizo con agua la semana pasada, así que va a llover todo el mes.
Marietta: Qué?
Don Pipo: El mes.
Marietta: El mes es lo que ya no
tiene esta asquerosa de Lucía Santos. Tiene una cintura así llena de chicha...
Don Pipo: La luna; no puede ser
bella. Eso digo, porque la tapan las nubes. Se hizo con agua, se llenó el día
de la tormenta y ahora va a llover hasta que cambie.
Marietta: No sé de qué me habla.
Mire, usted está trastornado. Es que el yeso debe ser una sustancia venenosa,
como el plomo. Los que hacen sombreros trabajan con plomo y se vienen locos.
No? No, es con la plata. No, la plata es noble. Es con el mercurio. Con el
mercurio, verdad? Enloquece, verdad? Si usted es yesero por su cuenta, no hay
sindicato que proteja de la locura, verdad? De las enfermedades? Oigáme, don
Pipo. Ahora pare un poquito, descanse aquí. Sientése en el banquito, yo traigo
un vasito de aperitivo y corto un salamín y comemos tranquilos. Quiere? Un
salamito, un poco de pan... Así hablamos, hablamos. Se acuerda de Siracusa?
Hablemos. Después sigue tapando el agujero. Le parece bien?
Don Pipo: Bien. Gracias,
Marietta. Gracias.
Marietta: Esperéme.
Marietta sale.
Don Pipo se queda pensativo.
Entra Turiddu.
Turiddu: Se fue?
Don Pipo: Quién?
Turiddu: La mamma, ¿quién va a
ser?
Don Pipo: Sí, pero vuelve
enseguida.
Turiddu: Apurése entonces con el
reboque. Pone el mosquitero que parece rejilla y listo. Arregló? Mire que en un
rato se mide Lucía Santos. Me lo dijo la mamma, que tiene que venir. Viera cómo
se pavonea cuando se mide. Las tiene así grandes.
Don Pipo: A vos te va a hacer
mal, Turiddu, ver tantas mujeres desnudas.
Turiddu: Por qué?
Don Pipo. Se te va a subir a la
cabeza.
Turiddu: Y usted qué? No las
mira también acaso?
Don Pipo: Pero es diferente.
Turiddu: Por qué?
Don Pipo: Porque yo soy un
viejo. He visto muchas mujeres. Una más, una menos... No me hace impresión. A
la larga son todas iguales.
Turiddu: Pero le gusta...
Don Pipo: Eh, sí…
Turiddu: No se le...? (hace
el gesto de que no tiene erección)
Don Pipo: Qué dices!!
Maleducado. Voy a contarle a tu madre toda esta indecencia que armaste en su
taller!
Turiddu: Si la idea fue suya,
don Pipo.
Don Pipo: Qué?
Turiddu: Usted me dijo. Todas
esas mala-féminas que atiende tu madre, cuántos hombres respetables pagarían
para verlas desnudarse un poquito, un poquito, un minuto solamente, ¡un
suspiro!, y vos te harías rico, cobrándoles...; así dijo, don Pipo.
Don Pipo: Era una broma, peró.
Turiddu: Usted no se reía cuando
lo dijo.
Don Pipo: Pero qué? Te crees
todo lo que dice la gente?
Turiddu: Todo no, pero vino con
el taladro para hacer el agujero secreto y con la cuchara rebocó...
Don Pipo: Ah, cállate. Cállate!
Turiddu: Después lo trajo a don
Aniceto, a don Pascuale el de Villa Constitución... todos pagaron, las vieron a
la Lucía Santos, a Marguerita Ricci, a doña Cristinita... No se haga el
zonzo, don Pipo...
Don Pipo (amenzante):
Chito, Turiddu. Porque no te dejo hueso sano...
Entra Marietta con una bandejita
con aperitivo y la picada.
Marietta: ¿Qué estás haciendo
acá, Turiddu? No te mandé a estudiar los libros? No?
Turiddu: Quería ver cómo se
repara un techo. Así la próxima lo arreglo yo y se ahorrá lo que le pague a
este viejo.
Marietta: Más respeto con Don
Pipo! Don Pipo, péguele un castañazo a este hijo mío que es un deslenguado.
Don Pipo obedece, le da un
coscorrón.
Turiddu chilla.
Marietta: Te lo tienes merecido.
Turiddu: Usted no se haga el
santo, mire que...
Don Pipo: Chito.
Marietta: Traje unas cositas
para que pique.
Turiddu levanta unas aceitunas.
Marietta: ¿Quién te dio
autorización, Turiddu? Deja la oliva donde está.
Turiddu: Pero ya la chupé.
Marietta: Dejála donde está.
Turiddu: Tengo hambre, mamma.
Marietta: Má, coméla ahora. Te piace?
Te comes el frasco entero. Coma, don Pipo. Sirvase. No le dé pudor delante de
este malandra. (Baja la voz) Sabe? Mi finado y yo lo hicimos en el
barco. Por eso es medio trastornado, la marea a una yendo y viniendo... ¡Qué
lindo viaje fue aquel! ¡Qué lindo son los viajes de novios!
Don Pipo (ríe socarrón):
...
Marietta: Oiga, no se ponga
indecente.
Don Pipo: No, disculpe.
Marietta: ¡Turiddu!
Turiddu: ¿Qué?
Marietta: Por qué no te vas a
ver adonde mea la gallina?
Turiddu: Doña Angelita no quiere
que me acerque al gallinero.
Marietta: Turiddu, salí de acá.
Están hablando los mayores y los niños no deben estar.
Turiddu: Mamma, tengo catorce
años.
Marietta: Los jovencitos
tampoco.
Turiddu: Mamma, dejéme quedarme.
Me gusta estar con don Pipo.
Marietta: Andáte de acá,
Turiddu. No seas cargoso. (A DP) No entiende; parece que le hablo en
otra lengua. Yo no tendría que haber quedado viuda... pero, Dios no permitió...
Los hijos se corrigen a bastonazos decía mi difunto y las hijas con la costura.
Si son muchachas finas, con el piano y el francés. Pero las hijas... Una mujer
no tiene que quedarse viuda con un único hijo. Si yo hubiera tenido más! Dos,
tres hijos más...! Pero... había que estar todo el día haciéndolos y yo con mi
marido tenía otras preocupaciones...
Don Pipo: Un caballo.
Marietta: Cómo dice?
Don Pipo: El salame. Parece
mortadela de caballo. Lo notó? Esto es cilantro?
Marietta: Sí. No. No sé. Le
hablaba de otra cosa.
Don Pipo: Ah, si? De qué...?
Marietta: Del matrimonio.
Don Pipo (atragantado): Qué
dice.
Marietta: El matrimonio, dos que
están esposados. Tiran juntos y son un hilo grueso, que no se corta...
Don Pipo: Linda cosa el
matrimonio.
Marietta: Qué? Le gusta ser un
solterón sin nadie que lo herede?
Don Pipo: A mí? Si me gusta a
mí? No, qué me va a gustar! Estoy solo, como solo...
Doña Caridad me hace cogote de
gallina chorreado con grasa...
Marietta: Qué asco.
Don Pipo: No, es rico. Cuando no
me puedo dormir, prendo la vela, miro la llama, el cabo de sebo, cómo se
consume... Me quedo así... Los viejos dormimos poco.
Marietta: Es triste.
Don Pipo: No, eso me gusta.
Porque pienso en cosas lindas... La parra en el patio de Umbertino, allá en
Siracusa... los grillos... cri cri, cri cri... las ranas... croac croac...
alguna lechuza que pasa batiendo las alas, chist chist...
Marietta: Está bien, don Pipo.
Entiendo. Le pongo manteca al pan?
Don Pipo: Mucha. Sino es abusar.
Marietta (unta): Así?
Don Pipo (asiente): ...
Marietta (susurra): Usted
nunca quiso a una mujer.
Don Pipo: ¿¿Cómo dice?? De este
oído nunca escucho bien. Del derecho habléme.
Marietta (casi a los gritos):
Usted nunca quiso a una mujer!
Don Pipo: Eh! Qué carácter. Cómo
que no? A usted la estimo más que a una hija.
Marietta: Si no tiene hijas...
Don Pipo: Usted no lo cree,
Marietta. Yo comprendo su estupidez porque usted es mujer. Y si las mujeres
pensaran como yo, el mundo se acabaría. Usted cree en el amor. Eso está muy
bien, el amor es lindo, es dulce. Calienta el espíritu. Yo mismo digo siempre:
Nada hay mejor que la ilusión de amor. Porque con eso se vive, se la lleva acá
dentro en el pecho, pegada como una estampita. Pero el amor para ser santo,
tiene que ser con casamiento. Como en la comedia. Como los cuentos de viejas.
Viene el príncipe y le da un beso a la principessa y no se hacen amantes, que
es cosa deshonesta e impropia de los nobles: hacen una boda y hasta comen
perdices en la fiesta. Pobres perdices.
Marietta: Esto que dice es
inmoral.
Don Pipo: Sí, sí. Es inmoral.
Pero escuchéme bien, Marietta. La boda no es negocio ni para los príncipes ni
para las perdices. Qué culpa tienen esos animalitos de Dios para que se los
coman? La boda es un negocio suyo, que es modista. Del cura, que cobra para
decir la misa de esponsales. Y es el gran negocio, grande, grande, de los
herederos. Los que vienen después. Los que no asomaron la nariz en la historia.
Vienen de arriba y se comen las sobras del banquete. Y a los padres, a los
progenitores: ¡se los comen vivos sin la menor piedad!
Marietta (sin comprender):
Usted tomó mucho, don Pipo. No le asienta el aperitivo. Está hecho con alcaucil
fermentado, pero para usted es como una bomba...
Don Pipo: Má, qué
alcauciles! Esta es la pura verdad, Marietta. A mí no me pusieron los grillos,
a mí no me mandan en galera. Yo no me casé nunca, no voy a estar pisando la
cáscara de banana justo ahora... Hecho un estropajo como estoy... Me duele acá,
la ciática, el reuma, los huesos, las coyunturas, ¡qué sé yo que es! ¿y voy a
estar llevando al altar a una buena muchacha? Para que a los diez días ella me
esté llevando a la tumba??
Marietta: Por qué dice esto?
Usted es un hombre joven, fuerte, sano, trabajador...
Don Pipo: No, no! No adule.
Marietta: Le digo de verdad, don
Pipo. Yo creo que usted es un buen hombre. Un buen partido, como dicen las
muchachas.
Don Pipo: Yo? Para casoriarme?
Usted delira.
Marietta: Sí.
Don Pipo: Y con quién? Casarme
con quién?
Marietta: Mire a su alrededor. A
veces uno anda por la vida como si tuviera anteojeras y no puede ver a quienes
nos rodean...
Don Pipo: ¿Qué dice? Mire que yo
miro y miro...
Marietta: ...
Don Pipo: Lo dice por la Lucía
Santos.
Marietta: ¿¿Qué??
Don Pipo: Yo no estoy encamotado
con ella. Dios no permita. ¡Ella, ella me vio y me denunció de pura mala que
es! Pero bien que le gustaba compadrearse conmigo. Quiere que la invite un
domingo a caminar por el rosedal, ¡mire si yo estoy para caminitos con una
muchacha del brazo! Para qué me quiere ella? Cree que soy stronzo? Me
quiere sacar la plata, una mona tan linda, va a venir a lucirse gratis con este
mono viejo! Un orangutano que se zarandea, un viejo bachicha...
Marietta: Lucía? Lucía Santos,
mi clienta?
Don Pipo: Yo le dije a Turiddu:
esa muchacha sabe que la espiamos. Porque coquetea. Usted le dice que se saque
la pollera para tomarle la medida de la cadera, ¡y qué cadera!, y ella se saca
la enagua y hasta el calzón. Y por qué? Porque sabe que yo estoy allí, mirando
el espectáculo.
Marietta: Dios mío.
Don Pipo: Nosotros cuando éramos
chicos, comíamos un queso cáscara negra que era para chuparse los dedos, éste
suyo... éste suyo no es el gusto propiamente del sardo...
Marietta: Turiddu... Turiddu me
dijo que usted... frecuentaba la casa con la excusa de arreglar la pared, el
agujero por donde se colaba el chiflete... pero que... ¡que venía para hacerme
el amor! ¡porque quería casarse conmigo!
Don Pipo: Ve? Para eso sirve
tener hijos. Dolores de cabeza dan. Eso de que dan alegrías es un cuento. A mí
no me lo hacen creer. Maní, este maní está húmedo. Marietta.
Marietta: ¡Doña Marietta!
Que no soy su hermana.
Don Pipo: Doña Marietta, doña
Marietta... Ahora una cosa, después otra. Usted va para donde corre el viento.
Marietta: No es cierto!Yo! Yo sé
lo que es constancia! Es usted el que no sabe! Usted que está solo en la
oscuridad de su pieza...
Don Pipo: Prendo la vela y la
miro, la miro que arde...
Marietta: Qué desastre. Qué
desilusión.
Pausa.
Don Pipo: Dígale que me condone
la deuda.
Marietta: Quién? Qué debe ahora?
Don Pipo: Las estampas...
Marietta: Qué? Pornografia?
Don Pipo: No, son señoras... En
carne y hueso, aquí, aquí mismo.
Marietta: ...?
Don Pipo: A su hijo. Ya le
pagaré; he visto tres sin pagarle. Yo le dije: Turiddu, ahórrame la vergüenza.
No le digas a tu mamma. Pero vio cómo son los chicos, no se puede confiar en
ellos...
Marietta: ...las... clientas
decían que alguien las miraba... No puedo creer que usted, que ustedes...
Turiddu: Crea.
Marietta: ¡Yo les decía: Es idea
suya, señora, señorita, lo que fuera. Por dentro pensaba: Las ganas que ésta
tiene de que alguien la vea en... como vino al mundo... la fiebre, el calor...!
Don Pipo: Usted está muy sola,
doña Marietta.
Marietta: No me diga.
Don Pipo: Sí.
Marietta: Esto que usted hizo es
un crimen. Arrastrar a una criatura a tal depravación...
Don Pipo: Fue el Turiddu el que
llevó adelante la idea...
Marietta: No lo puedo creer, no
lo puedo creer.
Don Pipo: ...
Marietta: Es casi un ultraje a
las clientas...
Don Pipo: La Lucía lo hace a
gusto. Se lo juro por ésta cruz.
Marietta: Con qué cara la miro a
la señora Calderón, a la Urrutia, a la señorita Helvecia...
Don Pipo: El problema no es la
cara que les ponga, sino los ojos con que las mire. Los ojos dicen todo. Son
las ventanas del alma. Y por setenta pesos la miradita, uno le pone postigos a
los ojos.
Marietta: Setenta pesos????
Don Pipo: Sí.
Marietta: Usted paga setenta
pesos para ver a una mujer de carne y hueso ponerse y sacarse ropa?? Andar
entre alfileres?
Don Pipo: No, yo no. Los
habitúes que consiguió Turiddu. Yo pago treinta y cinco. Los otros treinta y
cinco son de Turiddu.
Marietta: ¡Usted corrompió a mi
hijo por treinta y cinco pesos!
Don Pipo: Por un poco más,
señora. Treinta y cinco por clienta. Cuántas clientas tiene usted al día...?
Marietta: Dos, tres... En un
rato llega la señora Urrutia...
Don Pipo: A esa no la cuente que
es un bagre.
Marietta: Hasta cinco...
Don Pipo: Bueno, saque cuenta.
Tiene lápiz y papel o puede hacer la cuenta con la cabeza?
Marietta se sienta a la mesa y
hace las cuentas con un lápiz.
Marietta: Yo a Turiddu lo mato.
Don Pipo: No lo mate, no sea
matricida.
Marietta: Filicida, se dice.
Don Pipo: Es lo mismo. Pídale
comisión.
Marietta: Qué? Cómo se le ocurre
que voy a permitir que mi hijo...? (Pausa.) Cuánto...?
Don Pipo: El cuarenta por
ciento, pidále. El es un bambino, para qué quiere tanta plata?
Marietta: No, no puedo.
Don Pipo: Piensélo.
Marietta: Y si me amenaza con
denunciarme a la policía? Mire que es mi hijo, pero cuando quiere es una
culebra. Yo lo conozco bien.
Don Pipo: Si la amenaza, me
avisa, doña Marietta, que se lo pongo en vereda. Un hijo traicionar a la madre,
¡eso nunca! Si uno lo permite, permite después cualquier cosa. Al árbol hay que
ponerle tutor a tiempo, si no crece para cualquier parte.
Marietta: En eso tiene razón.
Don Pipo: Ha visto? No soy tan
tonto como usted cree. Si uno se mete el bocado de sardo y el bocado de salame
a la vez en la boca, el gusto es bueno. Es tan salado que casi es dulce. Qué
hora tiene, doña Marietta?
Marietta (sobresaltada):
Dios mío! Son las cinco. Está por llegar Lucia.
Don Pipo: Atienda, atienda
tranquila. Yo me voy por la tapia y me quedo allá. Esta vez me la fía, ah?
Marietta: Qué?
Don Pipo: Esta vez me la fía.
Como un brindis. Por la sociedad, por el negocio...
Suenan dos golpes.
Entra Turiddu, apurado.
Turiddu: Mamma, está la señorita
Lucía esperando en la puerta.
Marietta: Sos un desgraciado
vos. Querés matar a tu madre a disgustos. Lo vas a lograr,
Turiddu. Es muy feo vivir sin
madre.
Turiddu: Por qué me viene con
eso ahora?
Marietta (lagrimeando):
Te lo digo; sí, te lo digo. Me rompiste el corazón; te digo más: ojalá vos no
hubieras nacido entonces sabrías lo feo que es no tener madre.
Turiddu: Pero mamma...
Marietta: Vení, abrazáme. No ves
que estoy triste? Después hacés pasar a la zanguanga ésa. (Turiddu abraza a
su madre) No la puedo ver ni pintada. (Abrazados) Mirá que sos
pícaro, eh. Pero te perdono porque sos inteligente. Dame un beso, sí. Dame otro
beso. De quién es esa naricita?
Turiddu: Suya, mamma.
Marietta: Ah, amore mio. Amore
mio. Va a compartir todo con su mamma?
Turiddu: Todo, mamma.
Marietta: Veintiocho pesos por
clienta?
Una pausa como un martillazo.
Turiddu: Eh. Si no hay remedio,
mamma.
Marietta: Qué buen hijo,
Turiddu. Tu padre en lo alto se alegra. Y yo me felicito por haberte parido. (Golpes
en la puerta) Andá a abrirle a esa atolondrada... Qué muchacha más
fastidiosa...
Apagón
***
ELEGÍA EN FALSO
PARA DYLAN THOMAS*
El corazón de
Dylan Thomas
no fue
traspasado
por un
delirio...
sino por
un relámpago
ebrio.
No murió
por los
tormentos
de una llovizna
de chirridos
tangibles
y metálicos
como Jacobo
Fijman
murió encerrado
en el blanco
estertor
de una píldora
de barro negro.
Dylan Thomas
encontró la
muerte
sepultado
por un
deslizamiento
de ojos
irrefutables
arrastrado
al medio
de una tormenta
de soledad
en los labios
tectónicos
de un terremoto
de caballos
analgésicos.
Dylan Thomas
murió con el
peso
incalculable
de los muertos
dentro de la
poesía
muertos
como Storni
Mayakovski
Celan Vallejo
Silvia Plath:
colmena de
almas
angustiadas
que quisieron
arrebatarles
sus vidas
al tiempo
encendiéndoles
cigarrillos ocres
para entretener
la muerte.
Desovillarse*
no hay cuerpo
en la ceguera
la luz
distingue
hambre
frío
ornamento de
cerezos y el alba
a punto de
caída
cuando leo lo
hago en voz alta
mi boca
expulsa una palabra y otra y otra
y
otra habla
en mi aliento
la negación
predomina como
acuosa
sutileza y
la víctima
es mano
meciendo la entrepierna
el sexo augura
un tendal de asombros y gratitudes
un espejo en el
cual vernos
tejer alas
desovillarnos
jardín florido
de los afiebrados
cuando escribo
lo hago en voz
alta
mi boca
mi
boca dice
quien
soy
*De Lila
Biscia
Huéspedes*
Los recuerdos
son como un río.
Los recuerdos;
el agua en mí...
Los recuerdos
son como el viento.
Como el viento;
los recuerdos en mí...
Son huéspedes y
como piedra arrojada
al lago, los
círculos repiten el gesto
con un espíritu
de parto que enajena.
Todo es decidir
si me voy con
ellos.
O me quedo en
mí.
***
INVENTREN
Próximas estaciones:
SALADILLO NORTE
-Por Ferrocarril Provincial-
SAN SEBASTIÁN
-Por Ferrocarril Midland-
-Colaboraciones a inventivasocial@yahoo.com.ar
Al salir de la Estación de empalme Ingeniero de Madrid, el
Inventren sigue un doble recorrido por vías del ferrocarril Midland
con destino a Puente Alsina, y por vías del ferrocarril provincial con
destino a La Plata.
-las estaciones por venir en el ferrocarril Midland:
J.J. ALMEYRA. INGENIERO WILLIAMS.
GONZÁLEZ RISOS. PARADA KM 79. ENRIQUE FYNN.
PLOMER. KM. 55. ELÍAS ROMERO.
KM. 38. MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO.
LIBERTAD. MERLO GÓMEZ. RAFAEL CASTILLO.
ISIDRO CASANOVA. JUSTO VILLEGAS. JOSÉ INGENIEROS.
MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. ALDO BONZI.
KM 12. LA SALADA. INGENIERO BUDGE.
VILLA FIORITO. VILLA CARAZA. VILLA DIAMANTE.
PUENTE ALSINA. INTERCAMBIO MIDLAND.
-las estaciones por venir en el ferrocarril Provincial:
GOBERNADOR ORTIZ DE ROZAS.
JOSE RAMÓN SOJO. ÁLVAREZ DE TOLEDO.
POLVAREDAS.
JUAN ATUCHA. JUAN TRONCONI. CARLOS
BEGUERIE.
FUNKE. LOS EUCALIPTOS.
FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE. GOBERNADOR
UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR DE SAN JUAN
RUPERTO GODOY.
GOBERNADOR OBLIGADO. ESTACIÓN DOYHENARD.
ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA.
D. SÁEZ. J. R. MORENO.
EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY. LISANDRO OLMOS. INGENIERO
VILLANUEVA.
ARANA. GOBERNADOR GARCIA. LA PLATA.
InventivaSocial
Plaza virtual de escritura
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