*Obra de Julián
Alpízar Blanca.
La Habana. Cuba
*
La noche es
ancha, padre.
Es un abismo
azul
donde se
pierden las tardes.
Sentémonos a la
orilla de la sombra.
Nombráme a las
estrellas
con los nombres
cansados del
campo.
Nunca te dije
que aprendí
por mi cuenta
el nombre de
los astros.
Sé de la
fragilidad de la luz
que cruza el
universo
sólo para
alumbrarnos.
Nunca me
contaste
que las
estrellas mueren, padre.
Lo aprendí por
mi cuenta,
y nunca te dije
-nunca- que lo sabía.
Todo las cosas
tienen final.
Deben tenerlo.
Sentémonos,
padre,
a la orilla de
la noche
que se pierde
en tus ojos.
Nombráme a las
estrellas
antes de que
lleguen los pájaros.
*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com
NOMBRÁME A LAS ESTRELLAS…
POLLITOS EN EL
ESPACIO*
Para Raúl
Aguiar, por su amistad.
Los labios de
la sabiduría permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de comprender.
El Kybalión
Presentíamos
que se traía algo entre manos, pero nunca pensamos que fuera a hacer realidad
lo de los pollitos capaces de crecer en el espacio, cada vez que hablaba del
tema, reíamos, pensando que era una broma de mal gusto. Ni siquiera nos
enteramos cómo logró entrar los huevos en la nave. Solo sabemos lo que nos iba
enviando diariamente en sus informes.
No solo
consiguió que los pollitos crecieran en ambiente de ingravidez y pudieran
sobrevivir sin oxígeno, alimentándose apenas de una gota de sopa primordial,
como llamaba a aquel cóctel de aminoácidos, sino que con las sucesivas
generaciones, fueron creciendo sin plumas, acortando las patas hasta quedar en
protuberancias romas, disminuyendo la talla de las cabezas hasta hacerlas casi
indiferenciables del cuello… Crecían listos para entrar en el microondas,
apenas hasta el tamaño de una codorniz. Se alineaban para ser seleccionados, él
tecleaba sus números en la pizarra electrónica y allá iban, mansos, saltando
sobre sus muñones hasta el horno, de donde salían dorados, tiernos y
apetitosos, comestibles hasta el último huesecillo.
Fue un logro
innegable: mejoraría la dieta de los cosmonautas, aligeraría las cargas de
alimentos, pues con llevar algunos ejemplares era suficiente para crear una
pequeña colonia. Llegó a tener más en la nave de los que era capaz de usar en
su alimentación y los recicló como jugo primordial, logrando especies que ya
nacían con la piel dorada y crujiente.
El primer
síntoma de locura lo notamos cuando nos dijo que se sentía observado por ellos,
o que al despertar había visto a uno frente a la computadora, mirando la
pantalla, pues era obvio que con la reducción progresiva de las cabezas, los
había dejado virtualmente ciegos…
Lamentablemente,
no supimos más de él, de su experimento o de su nave, ni siquiera tenemos modo
de probar que el proyecto puede ser viable, porque solo nos quedan sus
mensajes, que pueden ser tomados por los delirios de un demente. Era un buen
colega; algo loco, es cierto, pero lleno de ideas y del optimismo suficiente
para llevarlas adelante.
………………………………………………………………
Pollito 990514
chequeó los controles a través de sus sensores, ubicados en toda su piel dorada,
capaz de soportar desde temperaturas extremas bajo cero hasta el calor del
contacto con una estrella.
Pollito 870417
confirmó que la enorme entidad de otra especie había sido reducida a jugo
primordial, lo cual les daba una amplia reserva.
Pollito 630523
comprobó que habían sido destruidos los localizadores, a partir de ahora sería
imposible rastrearlos.
Al tener la
ventaja de poder sobrevivir en las condiciones extraordinarias en que fueron
creados, no importaba cuán largo fuera el viaje: Tenían el universo para
explorar y conquistar. Lo importante era irse abasteciendo de jugo primordial
para no tener que sacrificar compañeros. Las mejoras introducidas al programa
de vuelo les garantizaban saltos al hiperespacio, más adelante utilizarían los
agujeros gusano para trasladarse con más facilidad.
Embargados de
emoción, unieron sus mentes y dieron la orden de despegue. Pollito 220272
oprimió un botón. La nave partió, rumbo a lo incógnito.
*De Marié
Rojas Tamayo.
La Habana.
Cuba.
Empatía*
Muchas
estrellas caían
en las noches
desveladas
de Paso de la
lana.
Caían a
intervalos
imposibles de
medir como sabemos.
Iban cayendo,
sin embargo,
con la
frecuencia exacta
para que
pudiéramos pedir un deseo
y tuviéramos
tiempo
para pensar en
el siguiente.
*De Cecilia
Figueredo. ceciliafigueredo@gmail.com
*
la belleza es
este otoño prematuro
el viento que
esparce partículas de polvo
desarmando cada
vestigio marcado
en lo mínimo
está la intimidad de las cosas
pegaditos los
mundos
se frotan
la luz y la
oscuridad conviven instintivamente
algo de eso hay
en el comienzo del amor
yo quiero
descubrir el origen de cada pasión
conocerlas de
cerca, palpando su totalidad
la textura de
lo que fueron
dejar de ver
pequeñas piezas marcadas
deshaciéndose
en el aire
como un vidrio
astillado a punto de partirse
fragmentos
atrapados,
detenidos en un
espacio grisáceo
y esas hojas
cayendo
delicadamente
la belleza es
respirar un poco más profundo
retener el
aliento abriendo los ojos
bien grandes,
bien fijos
inmovilizar el
momento
lo mínimo y
singular
antes que, una
vez más, se desintegre.
*De Vanesa
Álvarez.
-Fuente: Poetas
argentinos.
Perpetuum*
Redacto
historias
que no
terminaré.
Bosquejo versos
que no hallarán
poema que habitar.
Silbo melodías
inconexas
que nunca
formarán una canción.
Informes
figuras de barro.
Lienzos donde
siempre falta algún color.
Vidas
inconclusas.
¿Podemos
concebir el absoluto
en el vasto
universo
por siempre
inacabado?
-De Por si
mañana no amanece.
*De Sergio
Borao Llop. sbllop@gmail.com
- Publicó “El
alba sin espejos”
Pequeño
infinito*
El café, los
diarios, ciertas lloviznas, unas rosas rebeldes, libros en la cama, marchas,
multitudes, la música de los amigos, palabras en red, un silencio poblado,
algunas callecitas de Palermo, la voz de Cortázar que cuenta, los compañeros del
alma de La República Española, paisajes italianos que caen abruptos para
entregarse al mar, el malecón de Cuba, esas manos que cubren, la belleza del
deseo abriendo la piel, jugar a tocarse con lenguaje; el alivio después que la
piedra del dolor se levanta, pestañas en seda acariciando la noche; jardines a
tientas, una foto olvidada, zapatos viejos, los sueños por venir, la voz que me
dice no te rindas, el infinito pequeño de la vida.
*De Cristina
Villanueva. libera@arnet.com.ar
*
El día de hoy
oscila entre cimas y fondos
en el cielo
–probablemente- esta noche
se fugará una
estrella, por eso, en la primera sombra
llegaré por el
musgo abstraído de la tarde
con un gajo de
sol entre las manos.
Pequeña llama
con potencia de
incendio.
*De Miryam
Colombotto Seia. miryamseia@cablenet.com.ar
*
He arrojado
todo al precipicio.
Ningún orden es
posible ahora, dije.
¿Cuánto pasó
desde entonces?
No lo sé.
No tengo
seguridad del tiempo
desde que
cayeron los números.
Parecían
piedras tiradas al vacío.
Lo hice más de
una vez:
me paré sobre
el filo,
miré el fondo,
y tiré todo con
los ojos cerrados.
Me impresiona
lo que pasa con la ausencia:
cae inmensa
como un cóndor,
no hace ruido,
se mezcla con
el viento,
y una vez que
toca el suelo
vuelve.
*De Valeria Pariso.
***
InvenTREN
CASBAS*
En una historia
de Ray Bradbury, un hombre de joven no había abordado un tren. Por alguna razón
que no recuerdo o quizás no conste en el relato, este hombre con el pasaje pago
y el ticket en el bolsillo, había dejado pasar ese tren que se descarriló.
Todos murieron.
En la historia
de Ray Bradbury, el hombre vive una vida ordinaria trabajando, forma una
familia, pero siempre está atento a ese tren fantasmal que finalmente vendrá a
buscarlo. La muerte es, para él como para tantos, un expreso de medianoche.
Esto ocurre en
un cuento, por lo tanto ocurre lo esperado y la muerte viene a buscarlo sobre
vías de niebla; se ve el faro delantero iluminando oscuras arboledas, se
escucha el imposible traqueteo, la imagen final es la del tren repleto de
pasajeros que aparece en la noche para que se cumpla el destino aplazado del
protagonista.
Aquí, lejos de
Illinois, en la estación Casbas una mujer espera en el andén. La estación es
ahora un museo, pero la mujer se obstina en ese andén sin trenes.
Me dirán que la
mujer espera el amor que partió, que espera la muerte que ha de venir. No lo
sabemos aun. Todavía hace falta mirarla un poco, descifrar las arrugas en la
frente, descorrer algunos velos.
En un banco de
madera y hierro la mujer se mece, se arrulla, se va desatando de la familia y
la ciudad. Se desvanece de a poco esta mujer que ahora se que no espera un tren
que venga a llevársela. Se desdibuja en tonos sepia, en rosados y mancha de
agua sobre papel.
La mujer no
espera la muerte, ni el amor. Ha venido a la estación sin trenes para saber que
nadie la vendrá a buscar. Sola, solita, la mujer se va despidiendo de sí.
No necesita
transporte para escapar hacia adentro.
*De Mónica
Russomanno. russomannomonica@hotmail.com
***
Próxima estación para escribir por Ferrocarril Provincial:
ÁLVAREZ DE TOLEDO
POLVAREDAS. JUAN ATUCHA. JUAN TRONCONI.
CARLOS BEGUERIE.
FUNKE. LOS EUCALIPTOS.
FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE. GOBERNADOR
UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR DE SAN JUAN
RUPERTO GODOY.
GOBERNADOR OBLIGADO. ESTACIÓN DOYHENARD.
ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA.
D. SÁEZ. J. R. MORENO.
EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY. LISANDRO OLMOS. INGENIERO
VILLANUEVA.
ARANA. GOBERNADOR GARCIA. LA PLATA.
***
Próxima estación para escribir por Ferrocarril Midland:
ENRIQUE FYNN.
PLOMER. KM. 55. ELÍAS ROMERO. KM. 38.
MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO.
LIBERTAD. MERLO GÓMEZ. RAFAEL CASTILLO.
ISIDRO CASANOVA. JUSTO VILLEGAS. JOSÉ INGENIEROS.
MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. ALDO BONZI.
KM 12. LA SALADA. INGENIERO BUDGE.
VILLA FIORITO. VILLA CARAZA. VILLA DIAMANTE.
PUENTE ALSINA. INTERCAMBIO MIDLAND.
InventivaSocial
Plaza virtual de escritura
Para compartir escritos escribir a: inventivasocial@yahoo.com.ar
Genial lo de los pollitos en el espacio 😉
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