*Foto de Noelia Ceballos @noe_ce_arte
DEJÁ
VU*
Las mismas copas de vino
Dibujan nuestros rostros en el cristal.
La misma melodía
Viene del fondo
Colmando el vacío que deja el silencio.
Las mismas velas
Encubren la tristeza,
Dibujando siluetas en el crepúsculo.
Las mismas promesas,
Los mismos besos,
Las miradas que se cruzan,
Las frases que no se dicen
Y viven a la sombra de la espera...
Todo me suena extrañamente familiar.
¿Hemos vivido este momento?
¿Volveremos a vivirlo?
Sólo quiero saber
Si al final,
De nuevo,
Partirás.
*De Marié
Rojas Tamayo.
La Habana. Cuba
*
Y heme aquí ahora
pronunciando palabras tópicas
cuando lo que en realidad deseo
es llevarte lejos, a la soledad de las
montañas
y hablar de ti y de mí y de las noches
rumorosas
llenas de aves y volcanes y estremecidos
aguaceros;
experimentar a tu lado la frescura de las
brisas matinales,
la incomparable magia de los amaneceres
pirenaicos,
explorarte en la tibia intimidad de una
tienda de campaña
o besar el filo de tu piel a dos mil metros
de altura,
junto a la indómita quietud de los lagos.
Y tú, mientras, ahí, al otro lado del
cristal,
mirándome de a ratos y cautivándome con tu
sonrisa
y respondiendo con palabras
cuando sabemos que sólo puede hablarse
con los ojos y las manos, con la piel y con
la sangre.
*De Sergio
Borao Llop. sbllop@gmail.com
LA
MERCANTILIZACIÓN DEL RECUERDO*
El lanzamiento de “Now and Then”, tema inédito de The Beatles, ejemplifica los usos
de la tecnología para la capitalización de la nostalgia
*Por Alejandro
Badillo. badillo.alejandro@gmail.com
Recientemente se hizo pública la canción “Now and Then” de The Beatles. Como era
de esperarse, el estreno emocionó a los seguidores del grupo desaparecido hace
más de medio siglo. Lennon, McCartney, Starr y Harrison se han convertido, con
el paso de las décadas, en un mito global. Como en cualquier mito hay historias
paralelas que, en el caso de la banda, han dado lugar, incluso, a teorías de la
conspiración, como aquella que asegura que Paul está muerto y fue sustituido
por un doble. Parecía que la historia del grupo, en cuanto producción musical,
había terminado con Let It Be (1970)
o bien con los rescates “Free As a Bird”
(1995) y “Real Love” (1996). Sin
embargo, la tecnología ha añadido un nuevo eslabón.
Más allá de las críticas a “Now and Then” y la fidelidad al
espíritu Beatle conviene analizar el uso de la tecnología y su creciente
influencia en la creación artística. Según la información oficial se usó la
llamada inteligencia artificial para aislar la voz de Lennon y ensamblar las
partes de los otros tres músicos. El procedimiento no es un asunto menor, pues
las otras dos piezas que había dejado inconclusas el músico –“Free As a Bird” y “Real Love”– se
rescataron gracias a la calidad del audio original. La obra presentada este
año, en cambio, tiene como origen una grabación casera, es decir, un bosquejo
que podría haber sido olvidado a favor de una mejor idea. Tuvieron que pasar
más de cuatro décadas para que la tecnología la incorporara al catálogo oficial
del grupo.
Para el sector de la crítica que festeja el
milagro tecnológico –y la expansión de la historia de los Beatles– las
objeciones a “Now and Then” parten de
un prejuicio purista que rechaza el uso de máquinas desde la ingenuidad
romántica. El argumento es cierto parcialmente, pues la historia de la música
moderna está indisolublemente ligada a la tecnología. El pianista Glenn Gould,
por ejemplo, trabajaba incansablemente con distintos sistemas de grabación para
obtener el sonido que deseaba, en particular para las obras de Bach. Sin
embargo, ya sea con tecnología antigua o moderna, para que aparezca el arte
debe existir intención. La canción rescatada de John Lennon –pensada como un
incipiente trabajo colaborativo con los otros miembros el grupo– plantea dudas
sobre su condición de obra “original”. No es la primera vez que sucede, por
supuesto, tan sólo hay que recordar –en el ámbito literario– la publicación de
libros basada en borradores cuya única pertinencia es la marca del autor y su
poder de ventas.
Hay otro punto interesante, pues “Now and Then” actualizará la historia
discográfica de los Beatles. En unos días se comercializarán álbumes
recopilatorios clásicos con la nueva canción. El canon asumido por los
fanáticos –más allá de la enorme cantidad de versiones, rarezas y lados B de la
banda– quedará obsoleto y se creará un producto nuevo que se venderá muy bien.
Si, en un escenario hipotético, la tecnología sigue avanzando se tendrán más
canciones de los Beatles gracias a la generosa cantidad de esbozos, acordes y
voces de los músicos ingleses, en particular de Paul McCartney. Una vez
desaparecidos él y Ringo Starr, poderosos algoritmos podrán crear nuevos
materiales a partir de fragmentos. Con la autorización de sus herederos se
seguirá explotando la nostalgia y, paradójicamente, la búsqueda de la emoción
auténtica, esa suerte de utopía que es, para muchos, los años 60. Las compañías
de discos o las productoras de medios rastrearán, como arqueólogos obsesivos,
piezas antiguas a ensamblar y, así, dar vida eterna a actores, grupos musicales
e, incluso, conciertos. Todo este esfuerzo será para capitalizar los deseos de
un público que no está dispuesto a enfrentar el fin de las cosas, y que
consumirá simulaciones cada vez más indistinguibles de la realidad.
Hay, finalmente, un último factor a
analizar: la reducción de casi cualquier cosa que hacemos a datos que pueden
clasificarse y recombinarse interminablemente. Este tema preocupa a los actores
de Hollywood –recientemente en huelga–, pues ven cómo sus caras, cuerpos y
voces son escaneados y archivados sin su consentimiento. Su identidad y su
medio de trabajo podrán ser usados incluso después de muertos, convirtiéndolos
de facto en marionetas virtuales para que las compañías sigan capitalizando su
recuerdo. Sin embargo, los artistas y sus obras son más que patrones e
información lista para clasificar y, de esta manera, imitar la composición de
una canción o la escritura de un libro. Una historia como la de los Beatles
está atravesada por una serie casi interminable de elementos sociales,
culturales e históricos. Esa complejidad no puede recrearse en una computadora.
*Fuente: La Tempestad.
https://www.latempestad.mx/la-mercantilizacion-del-recuerdo/
-Alejandro
Badillo. (Ciudad de México, 1977)
-Es autor de los libros de cuento: Ella sigue dormida
(Tierra Adentro), La herrumbre y las huellas (Eeyc), Vidas volátiles
(BUAP), Tolvaneras (SC Puebla), El
clan de los estetas (Universidad
Veracruzana. Premio Nacional de Narrativa
Mariano Azuela) y las
novelas La mujer de los macacos (Libros Magenta) y Por una cabeza
(Premio
Nacional de Novela Breve Amado Nervo).
Recientemente ha publicado:
“La Habitación
Amarilla” (cuentos)
por Editorial BUAP. -2021-
“Reconstrucción” (novela) Ediciones EyC. -2021-
*
habla el viento y a la
vez
se abre la miel del
espacio
tan apacible
la belleza asiste
a cada cuerpo que pasa
por el rayo de una voz
que Ahora surge en otro tiempo.
*De Alejandra
Alma Marotta.
Familia*
Cada uno de mis padres a su turno de morir
se llevaron un hermano mío ideal y nonato,
cada cual a mi edad de ese momento fatal;
entonces, hay dos versiones mías viajando
con ellos en cada instante por donde anden.
Y cada una con lo que yo no tengo, sumado,
y lo que me sobra ya quitado, porque sé
que,
nunca he sido del gusto completo de nadie
y tampoco de mis padres. A veces en sueños
asumo ese cada cual de mí mismo para ellos
y me comporto como el hijo que esperaron.
Ellos también admiten los errores y las
fallas
y lloran y se abrazan y se perdonan conmigo
o con ese otro que yo no he sido y
desearon,
y esos otros que necesité y esperé en vano.
Recién ahora nos aceptamos imperfectos,
ahora nos parecemos tanto a nosotros
que si nos sueltan en la nada muda
y oscura nos hallamos sin esfuerzo.
*De Horacio
Rodio. horaciorodio@hotmail.com
-Horacio
Rodio es autor de los libros “Palabras
de piedra” Ediciones Baobab. Argentina. 1999 / “Media baja” Ediciones Dunken. Argentina. 2012 / “La insistencia de la desdicha”
Editorial Ruinas Circulares 2018 / “El cinturón
de Orión” Poesía. Ediciones Las
Flores Argentina 2022 / “Ausencia y
Error” Novela (Aparece en octubre 2023) Avant Editorial. Madrid. España.
2023
- Autor del libro de poesía “El libro de Hopper” Pierre Turcotte
Editor. Quebec. Canadá. 2023 / Autor de la novela “Una sed extraña” La voltereta Almería España 2023
- Primer premio IV concurso “Traspasando
fronteras” Universidad de Almería España 2009 - Primer Premio Cuento Concurso
“Villa de Errenteria” España. 2013 - Primer Premio Cuento Ciudad de Azul
Argentina 2013 - Segundo Premio Municipal CABA Eduardo Mallea CABA Argentina.
Bienio 2011/2013 - Primer premio Cuento Floreal Gorini, C.C.C. Argentina 2015 -
Mención Cuento Premio Julio Cortázar La Habana Cuba 2015 - Primer Premio Poesía
Ciudad de Azul 2015 - Única mención de Honor IV Premio Internacional de Novela
Héctor Rojas Herazo 2020. Colombia. -Primer premio de cuento Fundación Gabriel
García Márquez. Colombia 2021.- Primer premio libro de poesía. XV Concurso
Nacional Adolfo Bioy Casares. Argentina. 2022
UN INMENSO BOSQUE DE
LLUVIA*
Escribo con rocío
aunque te llames Laura
acodado en mi torpe
desnudez
con esta carta marcada
como único refugio
levantado con el resto
de furia que me queda
o esperanza
porque sueño todavía
y no renuncio
aunque me duela
aunque me doble
acaso porque juego
y te imagino
en cada una de las gotas
de rocío
que me ayudan a
seguir,
distintas
a las llamas o
antorchas
que llegan a este
sitio marcado por el
alcohol
que entran a los baños
a compartir la soledad
o se roban los saleros
y guardan en el escote
siete fichas de
teléfono
para llamar a Dios
cuando la vida o la
lluvia
les muele el corazón
y amanecen destrozadas
encima de los coches.
Este es el mundo Laura
aunque me moje el
rocío
de tu boca, este mundo
que me sigue
desvelando
acaso porque no hay
otro
o tal vez porque
todavía
no colonizaron el espacio,
aunque a veces parezca
que se hunde, que no
va más, que se va a
pique.
Aunque yo quisiera
(ahora más que nunca)
más que planear las
futuras
vacaciones en el
espacio
y pensar en las
muchachas
que me roban
cigarrillos
y me despeinan,
es darte un dulce golpe
en la mirada
abrazarme esta fría
madrugada
a tu esqueleto
y decirte, mirándote
los labios: "
nadie en este
mundo se muere de
amor";
en todo caso
uno puede morir
de desamor
de cólera o espanto
de cordura o de
cordero
de rabia o convicción
(para el caso es lo
mismo);
de incertidumbre
o fuego en las
entrañas.
Nadie se muere de
amor,
se muere de rocío
o frío talándole
a cada uno el árbol
de la niñez,
de soledad también
Laura
y de miedo
o de vejez anticipada
o malparido o sátrapa
o condenado
descalzo y solo
por calles desiertas
golpeado por la
llovizna
fría de un ronco
amanecer,
río de sordera
que te aplasta
te cercena las alas
y te hunde
te retrata con su
escandaloso titular
a ocho columnas
y con plena libertad
de empresa
te regresa a la vida,
te trae intacta
te hace popular
por diez segundos
en las bocas del café
o en las sucias
letrinas
donde Claudia y Marisa
dejan sus mensajes,
en los zapatos
reparados
y su envoltorio,
en la media ración
de harina
cortada con el
bolsillo
en el último almacén
del barrio.
Cómo decírtelo ahora
-nunca conocida
soledad-
que no fue el amor
quién dejó tirada
para que los flashes
del infierno
trabajaran,
tampoco el rocío;
rostro amargo
cortado por la lluvia.
*De Jorge
Palma.
Montevideo. Uruguay
https://www.jorgepalma.com.uy/
La
Nada le dice al Todo:
“ten,
antes de que nos dividan” *
No te mojes, ave de pico delgado
mira que este pueblo es un sueño lejano.
No tienen sentido tus cantos bajo esta
lluvia,
tu himno triste del corazón
recrea caminos que ya no existen más.
A ti te he cantado, me dirás
y mi repugnante rostro
se hará incomprensible para ti y tu lluvia.
Sabes a dónde iremos
cuando acaben de desgranarse las nubes,
hacia dónde van los cantos,
en dónde se mece el recuerdo de las
palpitaciones
que nos llevan fuera del ritual.
Sal de la lluvia que ese no es tu cuerpo,
tu plumaje se ha saciado.
Déjanos construir mitos
de donde emane nuestra existencia.
Déjame colgarlos en cada foco de la
habitación,
para ir luego a hacernos cometas
con los azulejos del alma en los pies,
tus ojos, mis ojos bajo la sombra
amanecen en el frío del tiempo.
Me has dicho con voz humana
que nada en lo que creo es cierto:
que esa alma de la que hablo
no es más que un ominoso invento
que por ingenuidad he creído.
Mientras tanto,
una verdad distingo en tu canto:
El Sol se entrega al mar en sus pieles de
arena,
bebe la sal de su cristal...
Pero yo no lo veo:
sólo miro arena,
un cabello como el tuyo,
sólo miro que ya te vas.
*De hugo
ivan cruz-rosas. quetzal.hi@gmail.com
Coyoacán. México
EN BUSCA DE ÁFRICA*
Crónicas del Hombre
Alto (nº 46)
Mika tiene 6 años; su novia Anna-Lenna, 7. Ambos viven en Langenhagen, una pequeña localidad
alemana situada al norte de Hannover.
El pasado 1º de enero decidieron fugarse de sus casas con un objetivo muy
preciso: viajar a África, casarse y pasar sus días en un clima más benévolo que
el frío invierno europeo. Convencieron a la hermanita de Anna-Lenna (que tiene 5 años) para que huyera con ellos y fuese
testigo de la boda. Previsores, armaron una pequeña valija en la que cargaron
anteojos de sol, trajes de baño y algo de comida ligera. Caminaron un kilómetro
hasta la parada más cercana, se subieron a un tranvía y recorrieron unos tres
kilómetros más, hasta llegar a la Estación Central de Ferrocarriles de Hannover. Una vez allí, quisieron
abordar un transporte que los llevaría al aeropuerto, pero los movimientos del
trío llamaron la atención de dos policías. La aventura terminó cuando éstos,
hechas las averiguaciones del caso, tomaron a su cargo la penosa misión de
informar a los jóvenes viajeros que, sin dinero ni pasajes, es imposible llegar
a África.
La anécdota, deliciosa como pocas, dio la
vuelta al mundo la semana pasada. Prácticamente, no hubo periódico o noticiero
que no le dedicara un espacio. El hechizo irresistible de su candor apabullante
generó sonrisas en las más diversas latitudes y permitió compensar, en parte,
tantas deprimentes novedades sobre guerras, masacres y accidentes fatales.
Puestos a bosquejar interpretaciones sobre
el asunto, una mirada exitista podría llevarnos a pensar que, al fin y al cabo,
el simpático episodio no es más que la crónica de un rotundo fracaso, ya que la
fuga
quedó trunca y los niños no consiguieron
cumplir su cometido. Del mismo modo, una mirada cínica podría llevarnos a
especular que el precoz romanticismo de Mika
y Anna-Lenna, así como también su
espíritu aventurero se irán desvaneciendo a medida que vayan aproximándose a la
adultez y la vida los obligue a poner los pies sobre la tierra. Ninguna de
estas dos visiones, habrá que reconocerlo, carece de sustento o razonabilidad.
Hay, sin embargo, otra lectura posible de los hechos, una mirada que, si bien
no
excluye la idea de fracaso, al menos redime
a la frustrada huida de esa impresión de derrota que parece desteñir sus
cálidos colores. Porque, si es cierto que los niños no pudieron alcanzar el
destino deseado, no menos cierto es que fue precisamente su intento por
alcanzarlo lo que les permitió llegar hasta donde llegaron. Lo cual, teniendo
en cuenta su corta edad y la escasez de medios con que contaban, no es poca hazaña.
Vistas así las cosas, su travesura nos
involucra a todos, pues se transforma en una tierna, tiernísima metáfora acerca
de la condición humana y sus anhelos. Anhelos que muchas veces -o acaso
siempre- resultan lo suficientemente ingenuos o desproporcionados como para
despertar la compasión de los dioses. Poco importa si el sueño consiste en
filmar una película, instalar un bar en la playa o salvar al mundo. La
experiencia indica que casi ninguno de nosotros podrá llegar jamás a sus
íntimas y personales Áfricas. Salvo afortunadas excepciones, inevitablemente
alguien se encargará de detenernos en la estación de trenes e interrumpirá
nuestra alegría recordándonos -casi nunca con amabilidad- que no tenemos el
pasaje requerido.
Y sin embargo, lejana y cautivante, África
sigue existiendo, oculta detrás de nuestro agrisado horizonte cotidiano. Y lo
sabemos. Y, contra todo pronóstico y lógica, nos seguimos moviendo con la
intención de acercarnos un poco. Obstinadamente, continuamos modelando nuestra
travesía. Tal vez en forma oblicua o contradictoria, e incluso sin darnos
cuenta, pero es lo que hacemos.
Puede que, buscando llegar a África, sólo
consigamos llegar a Hannover.
Pero ¿Quién habrá de quitarnos lo viajado?
*De Alfredo
Di Bernardo.
San José del Rincón. Santa Fe.
(Texto de febrero de 2009)
El
amor después del amor*
Un tiempo vendrá
en el que, con gran alegría,
te saludarás a ti mismo,
al tú que llega a tu puerta,
al que ves en tu espejo
y cada uno sonreirá a la bienvenida del
otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Seguirás amando al extraño que fuiste tú
mismo.
Ofrece vino, Ofrece pan. Devuelve tu amor
a ti mismo, al extraño que te amó
toda tu vida, a quien no has conocido
para conocer a otro corazón
que te conoce de memoria.
Recoge las cartas del escritorio,
las fotografías, las desesperadas líneas,
despega tu imagen del espejo.
Siéntate. Celebra tu vida”.
*Derek
Walcott
(Castries, 23 de enero de 1930 - 17 de
marzo de 2017)
https://es.wikipedia.org/wiki/Derek_Walcott
*
Poesía, es sin lugar a
dudas, violencia en el lenguaje, torsión de la gramática. Poesía es
desarticulación, incomodidad. Lo cómodo es el orden del consenso, el mandato
social y la democracia del mercado, y en el pensamiento, ese sentido común, esa
doxa, que no toca la episteme. ¿Tiene entonces algo que ver la ciencia con la
poesía? En un solo punto: lo que hace a la incomodidad, la desarticulación del
sentido común.
*De Liliana
Díaz Mindurry. lidimienator@gmail.com
Inventren
https://inventren.blogspot.com.ar/
SAN
SEBASTIÁN*
Allá en el fondo Donosti. Allá en el fondo
la Donosti que no debe ser invocada porque una vez que se la invoca aparece, y
cuando aparece ya se sabe, es tirar de la soguita y no hay caso, el hilito de
memoria viene con todo lo que está comprimido y de pronto se despliega y todo
está intacto y vívido. Es Donosti y son los abuelos, y el monte y los caseríos,
y la niñez con árboles de manzana y las cinco hermanas que cuatro se fueron de
monjas y una no, y es el colegio y la monja Imelda puro rencor reconcentrado
pobre vieja que ya habrá muerto. Es la Donosti que vocea como en sueños a esta
estación que se llama San Sebastián, extemporánea y tan ajena en la pampa
sudamericana.
Ya al ver en el recorrido el nombre de la
estación San Sebastián, se le recortó en rojo y se dijo que no, que esta es
otra San Sebastián tan lejos tan inconmensurablemente lejos de la baska Donosti
de edificios delicados y puentes ornamentados. Sabe, ella, que esta San
Sebastián argentina no es ni puede parecerse a la Donosti euskera, y sabe por
haberlo sufrido que los viajes deben ser hacia adelante, porque el que mira
hacia atrás se transforma en sal, en estatua, en lágrima y dolor visceral.
Pero este tren va a hacer parada en San
Sebastián, y el no pensar es difícil y el no sentir es imposible. Detrás de las
ventanillas se suceden los campos llanos y el pasto mientras se superpone una
capa delgada de helechos, de coníferas, de ovejitas blancas con cencerro. Será
una niebla quizás la que nubla la vista y hace aparecer montes redondeados, casas
blancas con tejados rojos, olor a mar allá donde los barcos se enfrentan con
sus hombres al Cantábrico.
Euskadi que ya no es, Euskadi de la niñez
que tan ligada está a la muerte, como eso de que la meta y la largada suelen
converger en las pistas circulares.
Miedo, ahora. Miedo del tren que es como la
luna y las monedas, como la lluvia y la tristeza, imágenes que devienen en
metáforas tan exactas que se confunden. El tren y el viaje hacia la muerte, fin
de viaje, la vida que traqueteando se precipita en la nada final. Y ahora que
el tren llegará a San Sebastián se cierra el círculo sobre la infancia. Miedo.
Miedo a desear que de una vez acaben los trabajos y las agitaciones, se pare el
péndulo y la San Sebastián ésta sea la Donosti aquella. Miedo a querer estar en
la muerte mientras el tren se precipita sobre los rieles negros.
Vuelven los parques y las estatuas, vuelve
la nieve derritiéndose en las botas y vuelven los temporales y las galernas que
devoraban barcos allá donde el mar es océano poderoso. Vuelven aquellos trenes
que, se lo debe decir a sí misma, no son éste tren.
Anochece.
Ya casi llega. Las penumbras permiten que
el paisaje se levante como un libro troquelado, abetos y robles suplantan los
eucaliptus, iglesias de piedra, ríos estrechos con puentes de pretiles gastados
y sombras de peregrinos con sus maquillas, esos báculos de andar por el monte.
Ya ni hace falta mirar por la ventanilla, si todo está más adentro de la
superficie de los ojos, si ya es todo una yuxtaposición de bailes con vestido
blanco y cintas verdes y rojas, el gato Holofernes cayendo de la terraza, los
jacintos en las macetas, y el desgarro del puerto desapareciendo en el
horizonte, tan pequeño, tan pequeño, en la nefasta jornada de la partida.
Ya no hay planos, todo está allí comprimido
y necesario, compacto. Un todo en el que la violencia de la partida, el amor de
los abuelos, el olor a los lápices de madera, la voz de la radio BBC durante la
segunda guerra, las amigas y, también, todo lo malo, son una madeja
indistinguible que le está haciendo estallar el pecho.
No le importa morir aquí, hoy, esta noche.
En este momento se ha alineado la vía hacia Donosti, y con lágrimas advierte
que el tren se detiene.
Baja del vagón sin sentir el suelo bajo los
pies. Sabe que la recibirá el mar y el monte, que la querida silueta del abuelo
la esperará en el andén. Con ojos fijos mira su propia muerte.
El hijo y el nieto la esperan. Desciende la
abuela con un rostro extraña, casi como si no hubiese nadie detrás de esa
máscara rígida para responder a la llamada. La llaman. Al hijo le ha temblado
un poco la voz.
La abuela vacila levemente, advierte al
nieto, ve al hijo ya canoso. Retorna, sonríe, vuelve a entrar en sí. Sale de
Donosti, camina hacia ellos por San Sebastián. Ha de vivir un poco más.
*De Mónica
Russomanno. russomannomonica@hotmail.com
-Próxima estación:
LOS
EUCALIPTOS.
-Continuidad literaria por el Ferrocarril Provincial:
FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE.
GOBERNADOR UDAONDO.
LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.
GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.
GOBERNADOR OBLIGADO.
ESTACIÓN DOYHENARD.
ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA.
D. SÁEZ.
J. R. MORENO.
EMPALME
ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.
LISANDRO OLMOS.
INGENIERO
VILLANUEVA.
ARANA.
GOBERNADOR GARCIA.
LA PLATA.
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