sábado, octubre 24, 2015

GOTAS DE LLUVIA EN EL CORAZÓN…


*Dibujo de Erika Kuhn.









Vuelo secreto*



Caminaré despacio,

leves serán mis pisadas.

Sorprenderé tu hombro con mi mano

y  tus ojos se hundirán en los míos.

Desaparecerá el mundo

nos elevaremos mecidos por vientos azules

que irán cambiando

hasta llegar a ser un violento huracán rojo.

Volverá a ser brisa,

abandonará nuestros cuerpos,

desmayados, rendidos.

Me esfumaré

y  nuestro vuelo

será un secreto.


*De Elsa Hufschmid. elsifumi@yahoo.com.ar








GOTAS DE LLUVIA EN EL CORAZÓN…







AGUA VA*


En el mar del vientre, todos somos viajeros y migrantes. Del útero al mundo, del mundo a la tierra, vamos pasando las estaciones de elemento en elemento. Del agua al aire, del aire al fuego, de ahí a la tierra y viceversa. Así infinitamente. Desterrados, desuterados, con la nostalgia de un mar que nos contuvo en la cuna, vamos por el mundo añorando raíces. Pero el agua no tiene donde aferrarse: hay que dejarse llevar con su devaneo.






MAMÁ AMASA LA MASA*


El universo se expande. La lucha entre la energía y la materia oscura.
Mientras la materia oscura alienta la vida, el orden, la energía oscura, impaciente, se estira.

Somos la masa de un pastel que no está listo. Una doña Petrona fuera de órbita apronta el horno. Varios millones de años le viene costando esta mezcla. ¿Le resultará esta vez?

Somos obstinados grumos de una masa imperfecta.
Sólo una buena batida nos pondría en forma.
Si es que aún tenemos arreglo.





MALAS COMPAÑÍAS*

ne me quittes pas....
Jacques Brel


No es verdad que el universo se está expandiendo.
Es que se aleja de nosotros, que es otra cosa.






LO MÁS PROFUNDO ES LA PIEL*


Estaba escrito en mi piel que un día iban a descubrirme. Pero ellos, incapaces de leer los mapas, tardaron años en darse cuenta de que lo comestible de mí no eran las flores, ni las hojas, ni el tallo, sino mi raíz, el tubérculo. Pero igual: era Europa, y yo había dado la vuelta al mundo.
Reyes y ejércitos se rindieron a mis pies, literalmente, porque sólo accedían a mí de rodillas sobre los campos. Los indios conocían todos mis parientes, varios centenares y de todos los colores y gustos, porque en casa siempre fuimos promiscuos, gracias a dios.

Ahora la tecnología me quiere reducir a un par de primos, de piel amarillenta y despintada, sosos,  en una norma de laboratorio. Pero yo, que estuve en todas acá abajo, sueño con conocer el universo y no les voy a dar el gusto.

No soy ninguna papafrita.



*Textos de MICROCÓSMICAS
Esther Andradi. Macedonia Ediciones, 2015


-Esther Andradi escritora argentina, reside en Berlín y Buenos Aires. Ha publicado testimonio, cuento, microficción, poesía y novela. Sus ensayos literarios circulan en diferentes medios culturales de América, España y Alemania. Ha sido traducida a varias lenguas, recientemente al islandés.
Es autora de las novelas Tanta Vida, Sobre Vivientes y Berlín es un cuento.










*



Ha de rasgarse
el cielo a la mitad
y caer
en mares de agua,
de ávida
sustancia contenida,
desbordada en sí misma,
oleaje desmadrado,
anárquico,
final.
O ha de arder el sol
sobre la tierra,
hasta que la grieta
se abra
y ya no cierre,
y no haya
en el mundo
más flores
que salvar.
Ha de llover o no.
Pero no esta calma,
dios,
nunca esta calma.


*De MARIANA FINOCHIETTO. mares.finochietto@gmail.com












UTOPÍA*


Una haciéndose mujer, no naciendo. Cabeza erizada de preguntas, polleras indómitas, los pechos siguiendo las lecturas como dedos, para después
volcarse, volcarse, volcarse en esa isla. Una, como isla a la deriva de lo no dicho. Una siempre buscando su propia lengua en la ajena. Internándose en el
amor a primera lectura, en esa isla de utopía, donde íbamos a encontrarnos en una fiesta y fue no.
¿En algún lugar del cuerpo, del tiempo, del espacio ha sido si?
Un sí que todo lo que siguió no puedo destruir. Aunque nadie lo sepa, aunque una tampoco lo sepa.
Aquí se quedan la entrañable trascendencia de tantas queridas presencias, reales y de cuento. Prendidas hacia adentro, cuerpo adentro, bien adentro, fuerza.


*De Cristina Villanueva. libera@arnet.com.ar







*


Hemos pasado tanta vida
dando vueltas
en esta torre de Babel.

¿Qué hubo
detrás de tu idioma de agua?
¿Qué símbolos
vedados para mí
nombró tu boca?

¿Cuántas veces
laceré
tu corazón
con mi lengua de fuego?

Tal vez
el amor
deba prescindir
de la brutal sentencia de las palabras.

Y fundarse
en una región deshabitada,
más allá de lo innombrable,
donde mirarnos
sea, apenas, comprendernos.


*De MARIANA FINOCHIETTO. mares.finochietto@gmail.com













LA MARCHA*



Le había prometido amor eterno y una vida feliz, pero últimamente pasaba más tiempo de viaje que en casa, vivía en otros mundos, desaparecía a la velocidad de la luz y volvía medio hibernado.


- ¿Bafg pkfiibd, Plumkier? ¡Bazlugg ingrfhu daa gorjmekk! * - le dijo con los ojos anegados en lágrimas.


Sin embargo él, partió de nuevo.



***

* (Traducción) ¿Por qué me dejas, Plumkier? ¡Todos los extraterrestres sois iguales!




*De Joan Mateu. joan@zarca.es








ADIOSES*


“Disfruté tanto, tanto, cada parte, y gocé tanto, tanto, cada todo, que me duele algo menos cuando partes porque aquí te me quedas de algún modo.”
Silvio Rodríguez



Basta ya, amor. Enterremos nuestros muertos.
Dejemos de horadar en cementerios.
Mira, rotas nuestras uñas, nuestras pausas.
Ya fue, amor, ya fue.
Conjuguemos el verbo amar en pretérito perfecto.
El amor se va. Como se va la vida. Como se va la noche.
El deseo animal. La ternura.
Esperma derramada, solitaria.

Espantemos los búhos para que lleguen las primeras luces.
Ya está. El amor es finito. Efímero. Fugaz.
Breve alondra que parte a otros mundos.
Te amé. Me amaste. ¿O fue el hombre del gallo?
¿Se criaban gallos en Jerusalén?
O la mujer con pechos insepultos, rosas de Luxemburgo.
Quizás fue la avidez. O la leche agria.
Nos mandan a degollar a Dios, y no me animo, ni tú.
Náufragos miserables y sedientos.
Leche. Flor de cannabis. Alcohol. Vómitos atajados.
-No lucho con molinos de viento, no. No más-
Todo en la tierra es una despedida.
El árbol se ha secado. ¿La negación es patrimonio del hombre?
Sabes, soy yegua chúcara que no se doma.
Monedas de dos caras. Cara y seca. Seca.
No hay culpas, corazón, es la vida tirando, siempre.

Hoy fui al barrio del sur, al sur del sur. Pobreza.
¿Que es el olvido frente al hambre?
¿Que es el olvido frente al hambre? Pregunto.
Lloremos un poco amor, para ablandar al mundo.
Solo un poco, amor, solo un poco.


*De Amelia Arellano. amelia.arellano01@yahoo.com.ar










Cielo*



En mi cielo, las voces de los autores leen sus textos en lo oscuro. En mi cielo estabas,  te preguntaba algo y contestabas o consultabas los libros, esperaba tu explicación con la sonrisa de la que recibe una joya. En ese mismo cielo los picaflores tomaban de tu mano su leche de azúcar y vos plantabas flores cuidando los colores. Pintor, jardinero de lo efímero. El mundo se  abría en viajes y libros, antes de las pantallas. En ese mismo cielo Benito, Uma y Huayra aprendían de vos la conversación y cierto arte íntimo para cubrir las paredes de belleza. Todos nos sentábamos a ver cuando  por las  noches les leías  cuentos como salía a volar el pájaro azul que, ahora no tanto, se les  pide a los hombres que no muestren. También estaba la Plaza  en el momento más alto de la lucha.  En ese cielo "no pasaran", decíamos y nunca pasaron. Trabajaba de leer diarios y desparramar a cada cual las noticias que les interesaban, el café salía de las  canillas. En lugar de propagandas tiraban en los  umbrales poemas, para que la mañana brille cuando se sale a la calle. Siempre había una mirada enamorada, festejos, la libertad, el contacto. En mi cielo me acunaba en la plaza o lloraba con otros. El cuerpo vivía y contaba, las cirugías no modelaban a las mujeres, la vida si.
Mirá esta es la voz,  tan casi de niña, con la que dije mis verdades y mis dulzuras. Mirá con estos ojos, descubrí a Miguel Hernández, hace tanto, se me llenaron de rojos en la fiesta del sol que se va, en  Kee West,  miré caminar a mis hijas  y las sonrisas del principio.  En mi cielo el cuerpo no es la foto de una estrella de cine, es ese vacío por el que se cuela una mirada. Es un llamado, un regalo, una fiesta,  caer desde la montaña  de arena, un Everest  en  la infancia, y la frescura del  agua, alma acariciante,  para flotar el arte no es lo perfecto es lo que uno hace con lo que le falta. En mi cielo una pequeña flor blanca, se posa sobre el negro fondo de la taza de café olvidada  en el jardín que muestra en su contraste que hay, un luto esperando, un pequeño infierno, que la flor de pétalos abiertos atenúa y sobrevuela. Desde mi cielo no se ve el cielo, pero si se lo escribe que es una manera de curarle las heridas o de verdad soportar que no exista salvo por llamaradas


*De Cristina Villanueva. libera@arnet.com.ar








*



Si no cae agua,

¿porqué

tengo gotas de lluvia en el corazón?



*De Miryam Colombotto de Seia. miryamseia@cablenet.com.ar







InvenTREN




(De la Estación San Sebastián – Ferrocarril Midland)


SAN SEBASTIÁN*



Allá en el fondo Donosti. Allá en el fondo la Donosti que no debe ser invocada porque una vez que se la invoca aparece, y cuando aparece ya se sabe, es tirar de la soguita y no hay caso, el hilito de memoria viene con todo lo que está comprimido y de pronto se despliega y todo está intacto y vívido. Es Donosti y son los abuelos, y el monte y los caseríos, y la niñez con árboles de manzana y las cinco hermanas que cuatro se fueron de monjas y una no, y es el colegio y la monja Imelda puro rencor reconcentrado pobre vieja que ya habrá muerto. Es la Donosti que vocea como en sueños a esta estación que se llama San Sebastián, extemporánea y tan ajena en la pampa sudamericana.
Ya al ver en el recorrido el nombre de la estación San Sebastián, se le recortó en rojo y se dijo que no, que esta es otra San Sebastián tan lejos tan inconmensurablemente lejos de la baska Donosti de edificios delicados y puentes ornamentados. Sabe, ella, que esta San Sebastián argentina no es ni puede parecerse a la Donosti euskera, y sabe por haberlo sufrido que los viajes deben ser hacia adelante, porque el que mira hacia atrás se transforma en sal, en estatua, en lágrima y dolor visceral.
Pero este tren va a hacer parada en San Sebastián, y el no pensar es difícil y el no sentir es imposible. Detrás de las ventanillas se suceden los campos llanos y el pasto mientras se superpone una capa delgada de helechos, de coníferas, de ovejitas blancas con cencerro. Será una niebla quizás la que nubla la vista y hace aparecer montes redondeados, casas blancas con tejados rojos, olor a mar allá donde los barcos se enfrentan con sus hombres al Cantábrico.
Euskadi que ya no es, Euskadi de la niñez que tan ligada está a la muerte, como eso de que la meta y la largada suelen converger en las pistas circulares.
Miedo, ahora. Miedo del tren que es como la luna y las monedas, como la lluvia y la tristeza, imágenes que devienen en metáforas tan exactas que se confunden. El tren y el viaje hacia la muerte, fin de viaje, la vida que traqueteando se precipita en la nada final. Y ahora que el tren llegará a San Sebastián se cierra el círculo sobre la infancia. Miedo. Miedo a desear que de una vez acaben los trabajos y las agitaciones, se pare el péndulo y la San Sebastián ésta sea la Donosti aquella. Miedo a querer estar en la muerte mientras el tren se precipita sobre los rieles negros.
Vuelven los parques y las estatuas, vuelve la nieve derritiéndose en las botas y vuelven los temporales y las galernas que devoraban barcos allá donde el mar es océano poderoso. Vuelven aquellos trenes que, se lo debe decir a si misma, no son éste tren.
Anochece.
Ya casi llega. Las penumbras permiten que el paisaje se levante como un libro troquelado, abetos y robles suplantan los eucaliptus, iglesias de piedra, ríos estrechos con puentes de pretiles gastados y sombras de peregrinos con sus maquillas, esos báculos de andar por el monte. Ya ni hace falta mirar por la ventanilla, si todo está más adentro de la superficie de los ojos, si ya es todo una yuxtaposición de bailes con vestido blanco y cintas verdes y rojas, el gato Holofernes cayendo de la terraza, los jacintos en las macetas, y el desgarro del puerto desapareciendo en el horizonte, tan pequeño, tan pequeño, en la nefasta jornada de la partida.
Ya no hay planos, todo está allí comprimido y necesario, compacto. Un todo en el que la violencia de la partida, el amor de los abuelos, el olor a los lápices de madera, la voz de la radio BBC durante la segunda guerra, las amigas y, también, todo lo malo, son una madeja indistinguible que le está haciendo estallar el pecho.
No le importa morir aquí, hoy, esta noche. En este momento se ha alineado la vía hacia Donosti, y con lágrimas advierte que el tren se detiene.
Baja del vagón sin sentir el suelo bajo los pies. Sabe que la recibirá el mar y el monte, que la querida silueta del abuelo la esperará en el andén. Con ojos fijos mira su propia muerte.
El hijo y el nieto la esperan. Desciende la abuela con un rostro extraña, casi como si no hubiese nadie detrás de esa máscara rígida para responder a la llamada. La llaman. Al hijo le ha temblado un poco la voz.
La abuela vacila levemente, advierte al nieto, ve al hijo ya canoso. Retorna, sonríe, vuelve a entrar en sí. Sale de Donosti, camina hacia ellos por San Sebastián. Ha de vivir un poco más.


*De Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com





***

Próxima estación para escribir por Ferrocarril Provincial:

 JOSE RAMÓN SOJO.

ÁLVAREZ DE TOLEDO.    POLVAREDAS.
JUAN ATUCHA.   JUAN TRONCONI.    CARLOS BEGUERIE.
FUNKE.   LOS EUCALIPTOS.     FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE.    GOBERNADOR UDAONDO.   LOMA VERDE.
 ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.   GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.
GOBERNADOR OBLIGADO.   ESTACIÓN DOYHENARD.   ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA.
 D. SÁEZ.    J. R. MORENO.     EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.  LISANDRO OLMOS.  INGENIERO VILLANUEVA.
ARANA. GOBERNADOR GARCIA.  LA PLATA.


***

Próxima estación para escribir por Ferrocarril Midland:

PARADA KM 79

ENRIQUE FYNN.  PLOMER.  
KM. 55.   ELÍAS ROMERO.  KM. 38.
MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO.
LIBERTAD.  MERLO GÓMEZ.   RAFAEL CASTILLO.
ISIDRO CASANOVA.  JUSTO VILLEGAS.  JOSÉ INGENIEROS.
MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE.  ALDO BONZI.
KM 12.  LA SALADA.  INGENIERO BUDGE.
 VILLA FIORITO. VILLA CARAZA.  VILLA DIAMANTE.
 PUENTE ALSINA.  INTERCAMBIO MIDLAND.



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