*Dibujo de Erika Kuhn.
Vuelo secreto*
Caminaré
despacio,
leves
serán mis pisadas.
Sorprenderé
tu hombro con mi mano
y
tus ojos se hundirán en los míos.
Desaparecerá
el mundo
nos
elevaremos mecidos por vientos azules
que irán
cambiando
hasta
llegar a ser un violento huracán rojo.
Volverá
a ser brisa,
abandonará
nuestros cuerpos,
desmayados,
rendidos.
Me
esfumaré
y
nuestro vuelo
será un
secreto.
GOTAS DE LLUVIA EN EL CORAZÓN…
AGUA VA*
En el mar del vientre, todos
somos viajeros y migrantes. Del útero al mundo, del mundo a la tierra, vamos
pasando las estaciones de elemento en elemento. Del agua al aire, del aire al
fuego, de ahí a la tierra y viceversa. Así infinitamente. Desterrados, desuterados,
con la nostalgia de un mar que nos contuvo en la cuna, vamos por el mundo
añorando raíces. Pero el agua no tiene donde aferrarse: hay que dejarse llevar
con su devaneo.
MAMÁ AMASA LA MASA*
El universo se expande. La lucha
entre la energía y la materia oscura.
Mientras la materia oscura
alienta la vida, el orden, la energía oscura, impaciente, se estira.
Somos la masa de un pastel que
no está listo. Una doña Petrona fuera de órbita apronta el horno. Varios
millones de años le viene costando esta mezcla. ¿Le resultará esta vez?
Somos obstinados grumos de una
masa imperfecta.
Sólo una buena batida nos
pondría en forma.
Si es que aún tenemos arreglo.
MALAS COMPAÑÍAS*
ne me quittes pas....
Jacques Brel
No es verdad que el universo se
está expandiendo.
Es que se aleja de nosotros, que
es otra cosa.
LO MÁS PROFUNDO ES LA PIEL*
Estaba escrito en mi piel que un
día iban a descubrirme. Pero ellos, incapaces de leer los mapas, tardaron años
en darse cuenta de que lo comestible de mí no eran las flores, ni las hojas, ni
el tallo, sino mi raíz, el tubérculo. Pero igual: era Europa, y yo había dado
la vuelta al mundo.
Reyes y ejércitos se rindieron a
mis pies, literalmente, porque sólo accedían a mí de rodillas sobre los campos.
Los indios conocían todos mis parientes, varios centenares y de todos los
colores y gustos, porque en casa siempre fuimos promiscuos, gracias a dios.
Ahora la tecnología me quiere
reducir a un par de primos, de piel amarillenta y despintada, sosos, en
una norma de laboratorio. Pero yo, que estuve en todas acá abajo, sueño con
conocer el universo y no les voy a dar el gusto.
No soy ninguna papafrita.
*Textos de MICROCÓSMICAS
Esther Andradi. Macedonia Ediciones, 2015
-Esther Andradi escritora argentina, reside en
Berlín y Buenos Aires. Ha publicado testimonio, cuento,
microficción, poesía y novela. Sus ensayos literarios circulan en diferentes medios culturales de
América, España y Alemania. Ha sido traducida a varias lenguas, recientemente
al islandés.
Es autora de las novelas
Tanta Vida, Sobre Vivientes y Berlín es un cuento.
*
Ha de rasgarse
el cielo a la
mitad
y caer
en mares de
agua,
de ávida
sustancia
contenida,
desbordada en
sí misma,
oleaje
desmadrado,
anárquico,
final.
O ha de arder
el sol
sobre la
tierra,
hasta que la
grieta
se abra
y ya no cierre,
y no haya
en el mundo
más flores
que salvar.
Ha de llover o
no.
Pero no esta
calma,
dios,
nunca esta
calma.
*De MARIANA
FINOCHIETTO. mares.finochietto@gmail.com
UTOPÍA*
Una haciéndose
mujer, no naciendo. Cabeza erizada de preguntas, polleras indómitas, los pechos
siguiendo las lecturas como dedos, para después
volcarse, volcarse,
volcarse en esa isla. Una, como isla a la deriva de lo no dicho. Una siempre
buscando su propia lengua en la ajena. Internándose en el
amor a primera
lectura, en esa isla de utopía, donde íbamos a encontrarnos en una fiesta y fue
no.
¿En algún lugar
del cuerpo, del tiempo, del espacio ha sido si?
Un sí que todo
lo que siguió no puedo destruir. Aunque nadie lo sepa, aunque una tampoco lo
sepa.
Aquí se quedan
la entrañable trascendencia de tantas queridas presencias, reales y de cuento.
Prendidas hacia adentro, cuerpo adentro, bien adentro, fuerza.
*De Cristina
Villanueva. libera@arnet.com.ar
*
Hemos pasado
tanta vida
dando vueltas
en esta torre
de Babel.
¿Qué hubo
detrás de tu
idioma de agua?
¿Qué símbolos
vedados para mí
nombró tu boca?
¿Cuántas veces
laceré
tu corazón
con mi lengua
de fuego?
Tal vez
el amor
deba prescindir
de la brutal
sentencia de las palabras.
Y fundarse
en una región
deshabitada,
más allá de lo
innombrable,
donde mirarnos
sea, apenas,
comprendernos.
*De MARIANA
FINOCHIETTO. mares.finochietto@gmail.com
LA MARCHA*
Le había
prometido amor eterno y una vida feliz, pero últimamente pasaba más tiempo de
viaje que en casa, vivía en otros mundos, desaparecía a la velocidad de la luz
y volvía medio hibernado.
- ¿Bafg
pkfiibd, Plumkier? ¡Bazlugg ingrfhu daa gorjmekk! * - le dijo con
los ojos anegados en lágrimas.
Sin embargo él,
partió de nuevo.
***
* (Traducción)
¿Por qué me dejas, Plumkier? ¡Todos los extraterrestres sois iguales!
*De Joan
Mateu. joan@zarca.es
ADIOSES*
“Disfruté
tanto, tanto, cada parte, y gocé tanto, tanto, cada todo, que me duele algo
menos cuando partes porque aquí te me quedas de algún modo.”
Silvio
Rodríguez
Basta ya, amor.
Enterremos nuestros muertos.
Dejemos de
horadar en cementerios.
Mira, rotas
nuestras uñas, nuestras pausas.
Ya fue, amor,
ya fue.
Conjuguemos el
verbo amar en pretérito perfecto.
El amor se va.
Como se va la vida. Como se va la noche.
El deseo
animal. La ternura.
Esperma
derramada, solitaria.
Espantemos los
búhos para que lleguen las primeras luces.
Ya está. El
amor es finito. Efímero. Fugaz.
Breve alondra
que parte a otros mundos.
Te amé. Me
amaste. ¿O fue el hombre del gallo?
¿Se criaban
gallos en Jerusalén?
O la mujer con
pechos insepultos, rosas de Luxemburgo.
Quizás fue la avidez.
O la leche agria.
Nos mandan a
degollar a Dios, y no me animo, ni tú.
Náufragos
miserables y sedientos.
Leche. Flor de
cannabis. Alcohol. Vómitos atajados.
-No lucho con
molinos de viento, no. No más-
Todo en la
tierra es una despedida.
El árbol se ha
secado. ¿La negación es patrimonio del hombre?
Sabes, soy
yegua chúcara que no se doma.
Monedas de dos
caras. Cara y seca. Seca.
No hay culpas,
corazón, es la vida tirando, siempre.
Hoy fui al
barrio del sur, al sur del sur. Pobreza.
¿Que es el
olvido frente al hambre?
¿Que es el
olvido frente al hambre? Pregunto.
Lloremos un
poco amor, para ablandar al mundo.
Solo un poco,
amor, solo un poco.
*De Amelia
Arellano. amelia.arellano01@yahoo.com.ar
Cielo*
En mi cielo,
las voces de los autores leen sus textos en lo oscuro. En mi cielo
estabas, te preguntaba algo y contestabas o consultabas
los libros, esperaba tu explicación con la sonrisa de la que recibe
una joya. En ese mismo cielo los picaflores tomaban de tu mano su leche de
azúcar y vos plantabas flores cuidando los colores. Pintor, jardinero de lo
efímero. El mundo se abría en viajes y libros, antes de las
pantallas. En ese mismo cielo Benito, Uma y Huayra aprendían de vos la
conversación y cierto arte íntimo para cubrir las paredes de belleza. Todos nos
sentábamos a ver cuando por las noches les leías cuentos como
salía a volar el pájaro azul que, ahora no tanto, se les pide a
los hombres que no muestren. También estaba la Plaza en el
momento más alto de la lucha. En ese cielo "no pasaran",
decíamos y nunca pasaron. Trabajaba de leer diarios y desparramar a cada cual
las noticias que les interesaban, el café salía de las canillas. En lugar
de propagandas tiraban en los umbrales poemas, para que la mañana brille
cuando se sale a la calle. Siempre había una mirada enamorada, festejos, la
libertad, el contacto. En mi cielo me acunaba en la plaza o lloraba con otros.
El cuerpo vivía y contaba, las cirugías no modelaban a las mujeres, la vida si.
Mirá esta es la
voz, tan casi de niña, con la que dije mis verdades y mis dulzuras. Mirá
con estos ojos, descubrí a Miguel Hernández, hace tanto, se me llenaron de
rojos en la fiesta del sol que se va, en Kee West, miré caminar a
mis hijas y las sonrisas del principio. En mi cielo el cuerpo
no es la foto de una estrella de cine, es ese vacío por el que
se cuela una mirada. Es un llamado, un regalo, una fiesta, caer
desde la montaña de arena, un Everest en la infancia, y la
frescura del agua, alma acariciante, para flotar el arte no es
lo perfecto es lo que uno hace con lo que le falta. En mi cielo una
pequeña flor blanca, se posa sobre el negro fondo de la taza de café
olvidada en el jardín que muestra en su contraste que hay, un luto
esperando, un pequeño infierno, que la flor de pétalos abiertos atenúa y
sobrevuela. Desde mi cielo no se ve el cielo, pero si se lo escribe que es
una manera de curarle las heridas o de verdad soportar que no exista salvo por
llamaradas
*De Cristina
Villanueva. libera@arnet.com.ar
*
Si no cae agua,
¿porqué
tengo gotas de
lluvia en el corazón?
*De Miryam
Colombotto de Seia. miryamseia@cablenet.com.ar
InvenTREN
(De la Estación
San Sebastián – Ferrocarril Midland)
SAN SEBASTIÁN*
Allá en el
fondo Donosti. Allá en el fondo la Donosti que no debe ser invocada porque una
vez que se la invoca aparece, y cuando aparece ya se sabe, es tirar de la
soguita y no hay caso, el hilito de memoria viene con todo lo que está
comprimido y de pronto se despliega y todo está intacto y vívido. Es Donosti y
son los abuelos, y el monte y los caseríos, y la niñez con árboles de manzana y
las cinco hermanas que cuatro se fueron de monjas y una no, y es el colegio y
la monja Imelda puro rencor reconcentrado pobre vieja que ya habrá muerto. Es
la Donosti que vocea como en sueños a esta estación que se llama San Sebastián,
extemporánea y tan ajena en la pampa sudamericana.
Ya al ver en el
recorrido el nombre de la estación San Sebastián, se le recortó en rojo y se
dijo que no, que esta es otra San Sebastián tan lejos tan inconmensurablemente
lejos de la baska Donosti de edificios delicados y puentes ornamentados. Sabe,
ella, que esta San Sebastián argentina no es ni puede parecerse a la Donosti
euskera, y sabe por haberlo sufrido que los viajes deben ser hacia adelante,
porque el que mira hacia atrás se transforma en sal, en estatua, en lágrima y
dolor visceral.
Pero este tren
va a hacer parada en San Sebastián, y el no pensar es difícil y el no sentir es
imposible. Detrás de las ventanillas se suceden los campos llanos y el pasto
mientras se superpone una capa delgada de helechos, de coníferas, de ovejitas
blancas con cencerro. Será una niebla quizás la que nubla la vista y hace
aparecer montes redondeados, casas blancas con tejados rojos, olor a mar allá
donde los barcos se enfrentan con sus hombres al Cantábrico.
Euskadi que ya
no es, Euskadi de la niñez que tan ligada está a la muerte, como eso de que la
meta y la largada suelen converger en las pistas circulares.
Miedo, ahora.
Miedo del tren que es como la luna y las monedas, como la lluvia y la tristeza,
imágenes que devienen en metáforas tan exactas que se confunden. El tren y el
viaje hacia la muerte, fin de viaje, la vida que traqueteando se precipita en la
nada final. Y ahora que el tren llegará a San Sebastián se cierra el círculo
sobre la infancia. Miedo. Miedo a desear que de una vez acaben los trabajos y
las agitaciones, se pare el péndulo y la San Sebastián ésta sea la Donosti
aquella. Miedo a querer estar en la muerte mientras el tren se precipita sobre
los rieles negros.
Vuelven los
parques y las estatuas, vuelve la nieve derritiéndose en las botas y vuelven
los temporales y las galernas que devoraban barcos allá donde el mar es océano
poderoso. Vuelven aquellos trenes que, se lo debe decir a si misma, no son éste
tren.
Anochece.
Ya casi llega.
Las penumbras permiten que el paisaje se levante como un libro troquelado,
abetos y robles suplantan los eucaliptus, iglesias de piedra, ríos estrechos
con puentes de pretiles gastados y sombras de peregrinos con sus maquillas,
esos báculos de andar por el monte. Ya ni hace falta mirar por la ventanilla,
si todo está más adentro de la superficie de los ojos, si ya es todo una
yuxtaposición de bailes con vestido blanco y cintas verdes y rojas, el gato
Holofernes cayendo de la terraza, los jacintos en las macetas, y el desgarro
del puerto desapareciendo en el horizonte, tan pequeño, tan pequeño, en la
nefasta jornada de la partida.
Ya no hay
planos, todo está allí comprimido y necesario, compacto. Un todo en el que la
violencia de la partida, el amor de los abuelos, el olor a los lápices de
madera, la voz de la radio BBC durante la segunda guerra, las amigas y,
también, todo lo malo, son una madeja indistinguible que le está haciendo
estallar el pecho.
No le importa
morir aquí, hoy, esta noche. En este momento se ha alineado la vía hacia
Donosti, y con lágrimas advierte que el tren se detiene.
Baja del vagón
sin sentir el suelo bajo los pies. Sabe que la recibirá el mar y el monte, que
la querida silueta del abuelo la esperará en el andén. Con ojos fijos mira su
propia muerte.
El hijo y el
nieto la esperan. Desciende la abuela con un rostro extraña, casi como si no
hubiese nadie detrás de esa máscara rígida para responder a la llamada. La
llaman. Al hijo le ha temblado un poco la voz.
La abuela
vacila levemente, advierte al nieto, ve al hijo ya canoso. Retorna, sonríe,
vuelve a entrar en sí. Sale de Donosti, camina hacia ellos por San Sebastián.
Ha de vivir un poco más.
*De Mónica
Russomanno. russomannomonica@hotmail.com
***
Próxima estación para escribir por Ferrocarril Provincial:
JOSE RAMÓN SOJO.
ÁLVAREZ DE TOLEDO. POLVAREDAS.
JUAN ATUCHA. JUAN TRONCONI. CARLOS
BEGUERIE.
FUNKE. LOS EUCALIPTOS.
FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE. GOBERNADOR
UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR DE SAN JUAN
RUPERTO GODOY.
GOBERNADOR OBLIGADO. ESTACIÓN DOYHENARD. ESTACIÓN
GÓMEZ DE LA VEGA.
D. SÁEZ. J. R. MORENO.
EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY. LISANDRO OLMOS. INGENIERO
VILLANUEVA.
ARANA. GOBERNADOR GARCIA. LA PLATA.
***
Próxima estación para escribir por Ferrocarril Midland:
PARADA KM 79
ENRIQUE FYNN. PLOMER.
KM. 55. ELÍAS ROMERO. KM. 38.
MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO.
LIBERTAD. MERLO GÓMEZ. RAFAEL CASTILLO.
ISIDRO CASANOVA. JUSTO VILLEGAS. JOSÉ INGENIEROS.
MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. ALDO BONZI.
KM 12. LA SALADA. INGENIERO BUDGE.
VILLA FIORITO. VILLA CARAZA. VILLA DIAMANTE.
PUENTE ALSINA. INTERCAMBIO MIDLAND.
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Para compartir escritos escribir a: inventivasocial@yahoo.com.ar
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