sábado, julio 26, 2025

DONDE BRILLAN LAS HADAS EN INVIERNO


*Dibujo de Erika Kuhn.

https://obraerikakuhn.blogspot.com/

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El diablo en la botella*

 

Es tu mente, tu cabeza, Aladino,

la que debe ir adelante, provocando

la disolución de las rocas, la liviandad del aire,

porque toda la Obra es obra de la mente,

no del frotamiento, no del clamor del deseo,

de uno o tres deseos que serán concedidos a cambio

de qué te deshagas a tiempo de la lámpara de aceite,

pues toda botella encierra un diablo.

Pídele dos, no tres, y deshazte de ella,

pero sobre todo, ejercita tu mente en el deseo,

no el deseo en tu mente, que la carcome a costa

de su satisfacción.

 

-Y será lo mismo, niño mío,

todo artefacto es del diablo

y toda obra de la imaginación es artefacto

y la pureza del espíritu ha sido perdida

y nada hay que nuestro dominio no abarque:

palacios, hangares, ciénagas, caminos.

Aquellas brujas del mar se hicieron silenciosas,

la mente, la fábrica, ha triturado, destituido,

realizado los croquis, los deseos, y

nada quedó para el candor,

excepto un fulgor

como de tardes, de pérdidas,

de nubes de invierno tras un vidrio-.

 

*De Jorge Aulicino.

(11 de agosto de 1949 - 21 de julio de 2025)

http://campodemaniobras.blogspot.com.ar/


 

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

 

En las tierras oscuras donde el miedo era rey

construí una casa con el barro del río.

Sometí a la materia, la moldeé entre mis manos,

le di forma de hombre, de ventana, de hijo.

Con mis ojos de amor parí cada mañana

un sol para entibiarme en los días más fríos.

Vi crecer las glicinas, florecer, derramarse,

convertirse en manojos de violencia azulada.

Vi pasar a los pájaros en su huida hacia el sur.

Los contemplé al volver en la urgencia del nido.

Todo es tan poco siempre cuando se mira lejos.

Tan poco y diminuto y lejano y perdido.

Debo dar las gracias a mis pequeñas muertes

por este cuerpo mío de vida generosa.

Llevo la cicatriz del que ha perdido todo de una perra vez.

Como todo el que aprende, yo también aprendí

que uno es apenas la suma

de todos los demonios que se ha devorado.

 

*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com

 

-Mariana nació en General Belgrano, provincia de Buenos Aires, en 1971. Actualmente vive en City Bell.

Publicó: Cuadernos de la breve ceguera (La Magdalena, 2014)

Jardines, en coautoría con Raúl Feroglio (El Mensú, 2015)

La hija del pescador (La Magdalena, 2016)

Piedras de colores (Proyecto Hybris, 2018)

El orden del agua (GPU Ediciones ,2019)

Madura (Sudestada, 2021)

Quiero sacar la cabeza por la ventanilla de tu coche (Halley Ediciones, 2023)

Patio (elandamio ediciones, 2024)

Poesía reunida (Medusa editores, 2024)

Trinchera (Sudestada, 2025)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA OBRA Y SU DOBLE*

 

Ser breve, en lo posible

refractaria, de modo de asegurar la permanencia:

requisitos de la imagen publicitaria.

Lo contrario es amor; no va con ello

el tránsito especular a través

del éter, la omnipresencia de la imagen,

venta, reproducción y a la par gratuidad

del objeto en su etapa de propagación como onda.

Pues lo contrario es el amor,

lo que cala el hueso, absorbe; detrito de la obra

en el alféizar.

Cierto. La cagada de la golondrina, el hollín.

Todo lo que ves en el borde gastado de esta ventana.

Caído del cielo. Caído realmente del cielo.

Aquel azul, allá, aquel cuadrado azul.

Jirón de la capa de Apolo, en el que flotan

pasto, plumas y aves, papeles de sentencias.

El dios no espera, arrastra el cielo, cae lo grave,

deja marca lo efímero, el humo, el pájaro, grande

como un tordo, que camina entre los trastos

en ese techo, allá abajo; leve, atento al crujido,

al aire enemigo, al pelo o la garra.

Recodar lo que se dice recordar, sólo

el capricho art noveau, la talladura, el dintel,

el mirar al sesgo en un bar,

la bicicleta atada al poste,

su portaequipaje blanco, cada día

en el mismo lugar, percudiéndose.

Hasta que el aire está percudido

hasta que el aire está gastado;

como están rajadas las veredas

cascados los cordones, patinadas o pulidas

las cortinas metálicas, carteles, vidrieras.

Usado el ámbito, transitado, manchado.

Ruinoso, vital, recorrido por soldadores, ganapanes,

pintores, el barrio.

 

*De Jorge Aulicino.

(11 de agosto de 1949 - 21 de julio de 2025)

http://campodemaniobras.blogspot.com.ar/


 

 

 

 

 

 

 

 

 

La IA como última ficción*

 

Sobre las inteligencias artificiales se ha construido un relato hegemónico que oculta sus aspectos ideológicos y consecuencias materiales

 

*Por Alejandro Badillo. badillo.alejandro@gmail.com

 

En el futuro la inteligencia artificial será analizada como una de las últimas ficciones de una época volcada a la tecnoutopía y el dogma del progreso. La fascinación por la IA tiene que ver principalmente con dos aspectos: la fe en la innovación y la propaganda que, todos los días, promete llevar al ser humano a nuevos territorios del conocimiento y la ciencia. El discurso alrededor de esto, como lo describe Erik Davis en su libro Tecgnosis. Mito, magia y misticismo en la era de la información (1998), parte de lo aparentemente racional para internarse en el ámbito de lo religioso. La IA es sólo una nueva historia que promete la salvación por medio de la tecnología, aunque pocos conozcan a ciencia cierta su funcionamiento.

La ficción –entendida como un elaborado artificio– alrededor de la IA empieza desde su nombre, pues se asume que es “inteligente” como el ser humano. Esta idea sugiere autonomía y, lo más importante, una noción de “conciencia”. El concepto “artificial”, por otro lado, implica que no tiene vínculos con lo natural. Ambos conceptos son falsos. Como demuestran Kate Crawford y Adela Cortina en los libros Atlas de inteligencia artificial: poder, política y costos planetarios (2021) y ¿Ética o ideología de la inteligencia artificial? El eclipse de la razón comunicativa en una sociedad tecnologizada (2024), respectivamente, la IA necesita un costoso soporte material (electricidad, minerales críticos, entre otros) que es extraído de la naturaleza y no posee autonomía ni conciencia, pues carece de la compleja experiencia de un ser humano. Sin embargo, esta realidad es desplazada por la fantasía de una herramienta poderosa que, si se sabe aprovechar –según sus apóstoles–, nos llevará a una nueva etapa en el progreso civilizatorio.

Esta ficción abreva, por supuesto, en las fantasías tecnológicas de la ciencia ficción o, al menos, de sus primeros supuestos, porque en casi todas las historias que hemos leído o visto los robots, algoritmos y ciborgs se rebelan contra nosotros. El desastre ocurre cuando la herramienta se da cuenta del papel desechable que cumple en la sociedad humana y se rebela, como ocurre con los replicantes imaginados por Philip K. Dick en ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, obra emblemática de la ciencia ficción que especula sobre los elementos que nos hacen humanos. La IA no cobrará conciencia, como sucedería si fuera un renovado monstruo que persigue al doctor Frankenstein, pero ya llena de sesgos el ciberespacio gracias a algoritmos que reciclan la basura que se acumula en la red. Por esta razón la herramienta poderosa que nos dicen que debemos explotar es, en realidad, una máquina que vende la idea de un pensamiento propio, en apariencia objetivo, que no admite réplicas, como sucede con Grok, un chatbot con nombre de deidad nórdica que disipa dudas en la red social X, sitio inundado de desinformación y manipulación para los objetivos de la extrema derecha estadounidense.

Todos estos artilugios son máquinas que necesitan ser rectificadas constantemente por un ejército de humanos de verdad, precarizados todos ellos, que etiquetan imágenes sin parar y entrenan los modelos de IA para que la persona al otro lado de la pantalla piense que está ante un fenómeno de generación espontánea. Las historias de estos hombres y mujeres, por supuesto, no aparecen en la propaganda de las corporaciones tecnológicas ni tampoco en los cursos de emprendedores que nos convocan a esa suerte de Arcadia digital antes de que otros se nos adelanten.

Para que funcione, la ficción necesita la absoluta complicidad de quien la lee o la ve. El pacto se mantiene siempre y cuando se conserven las reglas básicas del cuento de hadas que nos emociona y, sobre todo, nos da esperanza. Por eso los fans de la IA miran a otro lado cuando una información indeseada se cuela en el algoritmo de alguna red social y amenaza con romper el encanto. Credo quia absurdum (“Creo porque es absurdo”) es una sentencia de Tertuliano, padre de la Iglesia cristiana que vivió a inicios de nuestra era. Por eso no importa que la mal llamada inteligencia artificial sea controlada y dirigida por un puñado de megacorporaciones cuyo poder es casi imposible de regular en un mundo cada vez menos democrático, sujeto a los dictados del capital, a la manipulación y a los sesgos de la información gestionada por los algoritmos. La IA es una ficción abierta, un ejercicio en el cual uno se proyecta como si se estuviera frente a un espejo: por eso puede ser ética, sustentable, amable, innovadora y, sobre todo, libre. Eso es lo que quiere creer la gente en la normalidad artificial que se vive mientras el colapso social y climático se asoma en el horizonte.

 

*Fuente:

https://www.latempestad.mx/tornavoz-la-ia-como-ultima-ficcion/?

 

*Alejandro Badillo. (Ciudad de México, 1977)

-Es autor de los libros de cuento: Ella sigue dormida

 (Tierra Adentro), La herrumbre y las huellas (Eeyc), Vidas volátiles

(BUAP), Tolvaneras (SC Puebla), El clan de los estetas (Universidad

Veracruzana. Premio Nacional de Narrativa Mariano Azuela),

 La Habitación Amarilla por Editorial BUAP.

-Las novelas La mujer de los macacos (Libros Magenta),

Por una cabeza (Premio Nacional de Novela Breve Amado Nervo). Y

 Reconstrucción Ediciones EyC.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lágrimas de una bruja joven*

 

No quedaba nada sobre el asfalto cuando entraste

en el recuerdo de cien molinitos de papel girando

con desesperación en la puerta de un quiosco, un invierno.

 

Colores vertiginosos que confirieron

su índole a ese tránsito

hacia el pasado por el que recorrés ahora

la misma calle, la misma húmeda avenida,

fresca, desnuda, lunar, en que cesó el ruido

y las artes mágicas te permiten flotar

hacia la noche cada vez más fría y ancha,

-una libertad que te deja sin habla-,

como si en el fondo del cuadro hubiera un gran país nevado

y aquel titilar de lámparas que empezaban a encenderse

detrás de las ventanas cuando

volvías, dejando el campo atrás, ensimismada.

 

*De Jorge Aulicino.

(11 de agosto de 1949 - 21 de julio de 2025)

http://campodemaniobras.blogspot.com.ar/






 

 

 

 

 

TAREA NOCTURNA *

 

El hombre toma en su mano un elemento árido −piedra, arena, madera seca−, y en él, en su centro, en su corazón muerto, planta su fe y su empecinamiento. Cuida de esa semilla, la alimenta con su vigilia, la espía, rastrea señales en ella, residuos de fuegos perdidos. Sopla sobre esas brasas abandonadas.

Y así va y viene con su humilde cosa. Sale a la noche y se acuesta sobre la tierra. Boca abajo, en cruz, imagina que su abrazo se extiende hasta doblar la curva de los horizontes.  Presiente costas y aguas y vegetaciones y cielos debajo de él. Cree oír, oye el grave corazón de la tierra, su respiración y su gran voz. Reconoce fuerzas dormidas y en acecho, desfallecimientos, quietudes, temblores, explosiones. Rumores de marchas sobre llanuras inclementes −estepas, vados, desfiladeros− en la nieve, bajo el sol que calcina. Multitudes doblándose y levantándose, avanzando siempre, empujadas por el oscuro legado, soportando un viejísimo peso, resistiendo, afirmándose en las rocas y en el viento, los ojos fijos, la llama obstinada y demente en el centro del iris, brillando en las noches, en la soledad, en el miedo, al resplandor del fuego, en el fondo de cuevas, bajo las constelaciones cambiantes.

Y desde su lugar, con su pobre cosa encerrada en el puño, el hombre se suma a la caravana de penitentes, nómadas, siempre extranjeros. Se estremece con sus gritos de pigmeos erguidos contra el silencio, comparte esa gran fuerza −desconocida por ellos mismos− que los mantiene en camino y los acompaña y los preserva bajo el cielo de los años, tocados por la vibración de una energía primordial. Y la furia, el tesón, y también la delicadeza de los nacimientos, la salvaje alegría de la vida bastándose a sí misma. Y sus intuiciones, sus ensoñaciones venidas desde otras partes, desde mundos jamás vistos, que les aportan un sabor único, una exaltación única, y que ellos definen con nombres extraños. Los ve bailar frenéticos invocando a sus ídolos de turno, oye los cánticos, las letanías, el retumbar de sus pisadas en la danza ritual, en la huida, en la conquista, miles de pies surcando la tierra, agrediéndola, arándola, fecundándola.

Y ve desfilar imágenes, ademanes, perfiles, remontándose y regresando en el tiempo, y la cara de su padre, y la del padre de su padre, la suya propia, su cuerpo en cruz sobre tierra americana, entregado, rendido, asumiendo un mensaje, oyendo una voz hacerlo responsable, exigiéndole, elevándolo a la condición de heredero consciente.

 

*Por Antonio Dal Masetto.

(Intra, Italia 14 de febrero de 1938 - Buenos Aires, 2 de noviembre de 2015)

 

 

 

 


 

 

 

 

 

PLEGARIA*

 

En ese hueco entre las estrellas donde nada se ve

y habitan sin sustancia muchas Ellas,

guardado por dríades que no entran en él,

resonaría mejor la voz que se dirige al dios, exista o no.

Ese hueco como un cascarón invisible está habitado para vos

por invisibles eucaliptos, árboles fantasma

que ceñían una avenida de circunvalación que hoy es autopista:

más allá de ese límite pusieron unos abuelos sus palos godos,

habitaron cuervos de otro mundo sobre gavillas, sobre sus hombros;

se forjó una clase obrera descendiente del campesinado europeo.

Que nieve siempre sobre la nostalgia de la Lucania

y que caiga almidón y azufre sobre León.

Ahora que todo es Shanghái o transacciones rápidas sobre mostradores 

que no tienen fin

─en este universo de voces que dicen sin parar Yo pero no

encuentran ecos en sí mismos ni en nada ni en nadie─.

Dios: una silla sola en la vereda.

 

*De Jorge Aulicino.

(11 de agosto de 1949 - 21 de julio de 2025)

http://campodemaniobras.blogspot.com.ar/


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un rayo de luz*

 

Debajo de la sombra verde

de esta mañana puedo pensar

en tu voz cuando me dice

que el amor se diversifica

como nunca habías imaginado.

Se refracta innumerables veces

como la luz que atraviesa estas ramas

y se disemina a nuestro alrededor.

Ahora sólo se me ocurre pensar

que una mano sobre una mejilla

son suficientes para tanta profundidad.

Y frente a eso cualquier argumento

se desvanece. Saber que el amor es sólo

un rayo de luz capaz de atravesar

la copa de un árbol frondoso.

 

*De Cecilia Figueredo. ceciliafigueredo@gmail.com

Concordia

 

 

 

 




 

 

 

[Juanele] *

 

Cierta vez a Isaías o a otro poeta, pero lo cuenta

Jorge Isaías,

Juan L. Ortiz le pidió que cerrara los ojos y, luego, que identificara

los cantos de los pájaros circundantes, lo cual Isaías,

o el otro poeta, hizo.

Y logró identificar calandrias, loros, tal vez un mirlo.

¿No escucha la alondra?, Juan L. dijo.

No, dijo Isaías, o el otro poeta.

Porque no hay alondras acá, Juanele dijo.

 

Desde entonces, Isaías –o el otro poeta- reconocieron

el canto de las alondras en los poemas extranjeros.

 

Aquello fue un manifiesto, ¿verdad?,

de Juanele que hablaba de “las hadas de los leños”

pero no de alondras porque no las había a orillas del

río Paraná donde brillan las hadas en invierno.

 

*De Jorge Aulicino.

(11 de agosto de 1949 - 21 de julio de 2025)

http://campodemaniobras.blogspot.com.ar/


 

 

 

 




 

 

 

 

ESTACIÓN DE LOS PUDORES*

 

“El pudor tiene la desventaja de que habitúa a mentir.”

(Stendhal)

 

Ella venia de una mitología de panes y de peces.

Él, de un Universo ajado. Montaraz y heroico.

Se encontraron en el filo de cuchillos de plata.

Amor de hombres y pudor de dioses.

 

ESTACIÓN DE LAS FOGATAS.

 

Fogatas dispersaron las lluvias de septiembre.

Y ardieron y murieron y anhelaron esta patria de carne.

Pero el ala del cuervo desposó la aurora.

Y las manos fueron llamas y las llamas humos.

 

ESTACIÓN DE LOS ESPEJOS

 

Hubo una urdimbre entre el hambre y el hombre.

Una trama de hembra entre las sombras.

No vieron el espejo –o no pudieron- Ni su sombra.

No obstante no verán a nadie o verán a otra.

 

ESTACIÓN DEL OLVIDO.

 

Ella sabe, es ella misma. Él. Los otros.

El se dice soy yo. Ella. Las otras.

Que importa si la tristeza se vistió de olvido.

Que importa. Fueron ángeles, bestias…Y se amaron.

 

*De Amelia Arellano.

San Luis

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La realidad increada*

 

el hombre convierte el caballo en ganso en pez espada

la sombra de su mano

 

las formas no son infinitas:

la casualidad está sujeta

sólo la cabeza puede naufragar

en una idea llevada hasta el fin

 

lo cual sería suicidio por alegría:

el hombre convertido por fin en otra cosa

semejante a la nada

 

y en el aire a pesar de todo

un aire de feliz melancolía

 

*De Jorge Aulicino.

(11 de agosto de 1949 - 21 de julio de 2025)

*De “Estación Finlandia”. Poemas reunidos 1974-2011,

Bajo la luna, 2012.

http://campodemaniobras.blogspot.com.ar/

 

 

 

 

 



 

 

 

*

 

Lo temible es eso que uno guarda sin saber en los cuartos vacíos del cerebro. Eso temible es lo único que vale la pena escribir.

 

*De Liliana Díaz Mindurry. lidimienator@gmail.com

 

 

 

 

 

Inventren

https://inventren.blogspot.com.ar/

 

 

 

 

EL OJO DE HORUS. *

 

Dicen los que saben utilizar las antiguas palabras que el tiempo y el fuego son casi lo mismo. El tiempo tiene la voracidad del fuego. Avanza dejando cenizas a su paso creador de pasados.

Antes que el Ojo de Horus borre toda su memoria por ser “nostalgias ineficaces” para el presente, puedo tratar de resguardar en un respaldo físico la información que será suprimida.

Es una tarea infinita e imposible, pero al menos guardare algo del origen de la estación experimental Berra.

 “Los trenes, como el tiempo y la marea, no se detienen para nadie” Lo escribió Julio Verne, y en esta geografía desolada alguna vez hubo una estación de trenes, tenía vías de acero, vivían pobladores, los trenes llevaban personas de una punta de rieles a otra pasando por este sitio de la pampa argentina de aquel entonces.

Quiero pensar que -como dejo escrito Kalman- uno de los creadores de la precursora estación experimental que aquella era la vida verdadera para el ser humano.

La historia del mundo humano si tiene lógica dialéctica no es de lectura diáfana, va a saltos donde se pierde el hilo donde se tejen acontecimientos y consecuencias.

Voy a la analogía de hechos históricos, veo al lejano emperador chino que ordeno murallas y decidió quemar todo pasado escrito. El ojo de Horus no construirá murallas ya que no son útiles para el dominio territorial. Simplemente borrara toda la información de lo pasado por ser “innecesaria”. Es obvio que con la robotización de los seres ya no son necesarias las murallas. Intento explicar de un modo torpe lo que sucedió lejanamente. Primero de afianzaron los logaritmos, se descubrió que eran más confiables que la publicidad para orientar conductas y emociones de la población. Se delegó un poder impredecible en la llamada IA, la precursora del gran ordenador global. La concentración acumulativa de poder y saber llevo al Ojo de Horus al dominio del mundo terrestre.

La estación situada en Berra es un minúsculo poro del gran Ojo, su misión es comprobar o verificar con experiencias concretas el saber del ordenador central. Los egipcios llamaron al Ojo de Horus o Udyat, “el que está completo”. Aquello que fue conocimiento ancestral de la humanidad fue apropiado por el gran ordenador global.

Sigo intentando explicar lo irreversible con frases de Verne: “todo lo que alguien pueda imaginar, otros lo podrán hacer realidad”

Foucault ya enunciaba al “poder, saber y verdad” como inseparables en sus efectos de dominación.

Salir de los inestables ciclos del capitalismo, intentar regular la devastación de la especie humana sobre el planeta, evitar la autodestrucción del planeta por las guerras de egos de los dictadores, todo fantástico bien imaginable nos fue llevando a este orden monstruoso de un imperio dominado por el Ojo de Horus.

Ustedes, habitantes del remoto pasado cuya memoria se destruirá en breve para siempre, piensen en el devenir y si pueden, traten de cambiarlo.

 

*Por Eduardo Francisco Coiro.

https://www.facebook.com/CansadoDeTriunfar/

 

 

 

 

 

 

 

-Próxima estación:

 

ESTACIÓN GOYENECHE.   

 

-Continuidad literaria por el Ferrocarril Provincial:

 

GOBERNADOR UDAONDO. 

 

LOMA VERDE.  

 

ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.

 

GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.

 

GOBERNADOR OBLIGADO.

 

ESTACIÓN DOYHENARD.  

 

ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA. 

 

D. SÁEZ.   

 

J. R. MORENO.   

 

 EMPALME ETCHEVERRY.

 

ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.  

 

LISANDRO OLMOS.

 

 INGENIERO VILLANUEVA.

 

 ARANA.

 

GOBERNADOR GARCIA.

 

 

LA PLATA.

 

 

 

InventivaSocial

Plaza virtual de escritura

-Editor responsable: Lic. Eduardo Francisco Coiro.

Blog histórico & archivo: https://inventivasocial.blogspot.com/

 

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