martes, agosto 19, 2008
NI DE LA ETERNIDAD. NI DEL HOMBRE...
*Ilustración: ADN de Ray Respall Rojas. tgrafica@cubarte.cult.cu
(indicar "Para Ray" en el asunto del correo)
*
Si creyeran
Que estas en el aire
en la esencia
En el árbol maduro
Que contempla el viento resistiendo
Si creyeran que tu rostro
Se hace mil
Y
no acepto no ver
esa imagen
Que en nada te corresponde
Creyeron
Que del tiempo
no sabia nada
Ni de la eternidad
Ni del hombre
Al verme ingenua
por creerte eterno
Te me fuiste
En el parpadeo
De un día engañado.
*de Freyja freyja_walkyrien@hotmail.com
NI DE LA ETERNIDAD. NI DEL HOMBRE...
ADN*
Le correspondía analizar las increíbles muestras de ADN encontradas por la sonda espacial en una de las lunas de Júpiter.
El ordenador lo sorprendió, no sólo aquellas pautas correspondían a un ser humano, sino que coincidían con su propio ADN... Comprobó una y otra vez, descartando cualquier posibilidad de contaminación.
Lo aparentemente imposible saltó a su vista: todo margen de fraude era descartable; aquel era su mapa personal, pero reflejaba a alguien veinte años mayor que su edad actual.
Sonrió.
El viaje en el tiempo era un sueño realizable y un día llegaría a las estrellas.
*de Marié Rojas tgrafica@cubarte.cult.cu
(indicar "PARA MARIÉ" en el asunto del correo)
Mención en el concurso de minicuentos de ciencia ficción Revista Minatura, España
La cana*
Siempre me había horrorizado hacerme viejo. Eso de las arrugas y los achaques, la pérdida de memoria y amigos. Eso de dejar de trabajar y aburrirme en una jubilación. "Jubilación", esa palabra me asustaba.
Lo peor de todo era lo de las canas. Mi cabellera de color castaño claro con rizos, era uno de mis más preciados tesoros, por eso el día que descubrí una cana, ¡la primera cana!, fue horroroso. Me quedé mirándola delante del espejo, alucinado y asustado. ¿Qué debía hacer ahora? Miré la cana… ¡Era enorme! ¡Enorme y blanca!. ¡El principio del fin!.
Tiré de ella para arrancarla. Tiré de ella, tiré y tiré.
Cuando pudieron abrir el cuarto de baño, tres días después de buscarme por todas partes, sólo encontraron un montón de pelo blanco. Al analizarlo vieron que se trataba de un solo pelo: Una cana. La maldita cana que me había matado.
*de Joan Mateu. joan@cimat.es
ROMPIENDO LA NORMA*
La excepción confirma la regla, decían las maestras, y ya a tiernas edades no me parecía una buena máxima, esa. La regla, para mi, debía de ser una regla con todos los centímetros del mismo tamaño, de otra forma dejaba de ser una regla verdadera. Me preguntaba si hay excepciones a la ley de gravedad, por ejemplo, si un día podía yo salir volando cual inesperada y súbita excepción. Y no llegué a pensar, como Borges, que la muerte era una cuestión de estadísticas y uno podía ser el primer inmortal, pero podría haberlo pensado siguiendo el razonamiento precedente, y si hubiese contado en la infancia con una genialidad como la suya, leve o más bien marcadamente maliciosa e irónica.
Sin haber estudiado la validación del conocimiento, era yo tempranamente y por puro espíritu de contradicción una refutacionista. Cuando me dijeron en la secundaria que todos los animales actúan de igual forma pues obedecen infaliblemente a su instinto, me daba a pensar en los perros verdaderos que conocía; no en ese perro modelo salivando a dúo con el sonido de la campana, no, yo pensaba en los perros de andar por la calle y la casa, cada cual con un carácter marcadamente distinto, carácter que hacía que tuviesen los comportamientos más extraños y ajenos a un mandato de la especie. La Beltza, para no ir más lejos, con su mandíbula de perro pastor alemán se niega a comer cosas demasiado grandes, y sólo cuando están cortadas en pedacitos las acepta cual señorita inglesa modosa y santurrona.
Claro, las reglas ortográficas no son principios físicos. Las ciencias blandas y duras jamás podrán equiparar métodos de investigación. Y lo gracioso de las excepciones, su excepcional aporte en las reglas que desbarata los órdenes y enmaraña los armarios, lo cómico de las excepciones no se admite en la ciencia con postulados y etcéteras comprobables. Suelen ser gentes sin humor y con batas demasiado blancas estos científicos de la matemática y los conceptos abstractos.
Sin embargo, está la teoría de las cuerdas. Hay que ser físico para entender algo. Pero, y esto es lo maravilloso, es una teoría en la que creen muchos científicos pero no tiene comprobación posible, al menos por el momento. Es un acto de fe. A Einstein le llevó su tiempo permitir su publicación, hasta que determinó que tiene la posibilidad de ser verdadera. Si, la remota posibilidad de ser verdadera, con el agravante de que para que sea cierta, exige la existencia de más de las cuatro dimensiones que conocemos del universo. Alto, ancho, profundidad, tiempo… y otras cosas que no sabemos cómo son pero tienden a la forma rizada.
Exige tomarse unos vinos, cantarse algo y batir palmas.
En las ciencias duras, en la física, una de las más serias, se postula una teoría que exige que exista algo que nadie sabe a qué huele, si se parece a un pelo de sirena o a una hebra de la melena de Sansón.
Entonces se abre la puerta para que las excepciones nos rediman de la losa sepulcral de un mundo pétreo. Si la excepción es nada menos que una, (o veinte, no saben bien) dimensiones paralelas. Si el universo está construido de materiales ignotos, entonces es posible que alguna vez de la cruza de un caballo y una yegua salga por fin el unicornio, que en algún remoto lugar llueva sangre, que exista, alguna vez, un hombre absolutamente feliz.
*de Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com
FÉLIDOS*
Te he buscado en las bocas hambrientas de las rocas.
En lujuriosas fauces lianas obsesivas.
En pajonales donde el sol esconde su vergüenza.
He seguido, goteando mi cansancio el olor circular de tus huellas.
He buscado tu boca en las rayas muertas de la cebra.
He lamido las huellas de tus garras en la sed del lapacho.
Te encontré en la pausa del deseo.
Bosque pelaje ansia castaño claro.
Mordidas, revolcones, savia, fuego, lucha de girasoles.
Diente a diente. Pelo a pelo. Hambre a hambre.
Rugido. Quietud.
Agazapados, alertas, en vigilia.
Nuevamente al acecho del hambre y de la sed.
*de Amelia Arellano arellano.amelia@yahoo.com.ar
EL BRITANICO SHAUN ELLIS CONVIVE CON UNA MANADA DESDE HACE TRES AÑOS
Para estudiarlos mejor, un científico se fue a vivir con lobos*
*Por Pilar Ferreyra. pferreyra@clarin.com
AMOR ANIMAL. ELLIS Y UNO DE SUS LOBATOS, COMO SE LOS VE EN INTERNET. ADOPTADOS".
Es el que se alimenta con la mejor comida para conservar la posición jerárquica dentro de la manada; pero come casi lo mismo que ellos. Un hedor "humano" en el cuerpo de Shaun Ellis, experto en comportamiento lupino, podría ponerlo en extremo peligro.
El británico Ellis, --bautizado por los medios como "El hombre lobo"-- convive con una manada de lobos las 24 horas del día, siete días a la semana, desde hace casi tres años.
Hace 17 se acercó por primera vez a zorros rojos. Más tarde, en Canadá, a manadas de coyotes. Y una década atrás eligió convivir al sur de Inglaterra con lobos. Es en el parque temático Combe Martin Wildlife Park, donde está ubicada la fundación "Wolf Pack Management" que creó con tres colegas:
Angela y Kevin Curtis, y Janet Williams. Además, cuenta con el apoyo de voluntarios.
"Tanto la expresión facial como nuestra vocalización y aún más, el olor, deben corresponderse con el orden social que uno cumple dentro de la manada.
Yo cumplo un rol dominante --soy el macho alfa-- por lo que mi hedor es muy importante. Estoy literalmente alimentándome para asegurar mi supervivencia", detalla Ellis.
Es Angela, su colega, quien se encarga de apenas hervir los órganos de mayor calidad de los ciervos con que Ellis se alimentará. Organos que se reinsertan en el cadáver del animal que luego echarán en el recinto para que los lobos se alimenten. Pero ningún lobo come antes que Ellis. "Todo el orden social está determinado por la comida que los lobos comen. Su lenguaje, en cambio, es muy simple. Se apoya en una base: Cualquier tono alto significa estímulo; cualquier tono bajo, desaliento", describe este amante de los lobos que aprendió a mover la nariz con estilo lupino con el objeto de comunicarse y proteger su territorio.
Su pasión desenfrenada por estos animales se inició cuando encontró tres lobatos abandonados. Y, no se sabe por qué razones, allí fue cuando su pareja y sus cuatro hijos lo dejaron.
Hoy Ellis aúlla como los lobos, come con ellos, finge que caza y enseña a las crías a agarrar la comida de costado (les enseña a protegerse de los cuernos ). Duerme con ellos, con el mentón apoyado sobre el brazo. "En un lugar donde el viento toque mi cara y mi hedor fluya hacia el resto de la manada", dice, casi como si aullara.
*Fuente: Clarín
http://www.clarin.com/diario/2008/08/19/sociedad/s-01740821.htm
Para la literatura*
Más vale fajar con piedad
-para la
literatura-
que sin piedad
Más vale recibir un premio con repugnancia
-para la
literatura-
que con gratitud
Para la literatura
más vale persuadir con riesgo literario
que con credibilidad periodística
Más vale cortar por lo enfermo
-para la
literatura-
que por lo sano
Más vale resarcir con males
o
literatura
que con dinero
o bienes
Para la literatura
más vale desprenderse de lo imprescindible
que de lo superfluo
y más vale quemarse en un juego asociativo
que con fuego
Más vale la cordura que esconde la locura
y viceversa
que la mera cordura
que la mera locura
Más vale no valer
-para la
literatura-
que valer.
*de Rolando Revagliatti. revadans@yahoo.com.ar
Sábado, 16 de Agosto de 2008
Pasajeros del tiempo*
*Por Claudio H. Sánchez
En Volver al futuro, Marty McFly retrocede treinta años en el tiempo e interfiere en el noviazgo de sus padres. Si éstos no llegan a conocerse, él no será concebido. Entonces ¿cómo pudo hacer el viaje y evitar que sus padres se conozcan?
Este es un ejemplo de la llamada "paradoja de modificación del pasado" que aparece en todos los relatos sobre viajes en el tiempo, desde Ray Bradbury hasta Isaac Asimov y desde Viaje a las estrellas hasta Doce monos. En realidad, no es necesario algo tan violento como impedir un matrimonio para producir la paradoja.
La estructura del tiempo es tan compleja que cualquier cosa que un viajero haga en un tiempo que no es el suyo repercute en el futuro de manera impredecible y paradójica. Como dice el abuelo Simpson en Tiempo y castigo (del Especial de Noche de Brujas): "Si algún día llegas a retroceder en el tiempo, no vayas a tocar nada, porque el más mínimo cambio puede alterar el futuro como ni te imaginas".
La paradoja de modificación del pasado es la razón por la cual la mayoría de los físicos considera que los viajes al pasado son físicamente imposibles.
Pero no todos piensan igual. Periódicamente las revistas de divulgación publican noticias acerca de máquinas para viajar por el tiempo que serían teóricamente posibles, aunque nunca dan suficientes detalles como para ser tomadas en serio.
Una de estas máquinas ha sido propuesta por físicos como Paul Davies, de la Universidad de Arizona y Kip Thorne, del Caltech. Consiste en dos agujeros negros unidos por un túnel. Si uno de los agujeros se hiciera girar a velocidades próximas a la de la luz, aseguran, se produciría un desfasaje temporal entre ambos agujeros: mientras en uno de ellos el tiempo transcurre a su ritmo normal, el otro avanzaría más rápidamente hacia el futuro. Quien entrara por este segundo agujero, saldría por el otro en el pasado.
Esta máquina del tiempo conectaría el futuro con el presente. No permitiría viajar hasta un pasado anterior a la fecha de creación de los agujeros. Esto la pone a salvo de una interesante objeción planteada por Stephen Hawking: si alguna vez se construyera una máquina del tiempo, hoy mismo estaríamos siendo visitados por viajeros provenientes de ese futuro en que los viajes al pasado son posibles.
Desde ya que ninguna estructura organizada (y mucho menos un ser vivo) resistiría el paso a través de un agujero negro. La máquina del tiempo de Davies y Thorne solamente podría ser usada por partículas elementales. Pero aún en este caso aparece la paradoja de modificación del pasado que pone en duda la efectividad de la máquina.
Por ejemplo, supongamos que disparamos una partícula hacia el agujero negro de entrada. Si tenemos suerte y la máquina funciona bien, la partícula saldría por el otro agujero en un momento anterior, antes de haber entrado. ¿Qué pasa si entonces decidimos no enviar la partícula? ¿Cómo pudo salir de un lugar en el que nunca entró?
OTRAS PARADOJAS
La paradoja de modificación del pasado no es el único problema físico y lógico que aparece al operar con máquinas del tiempo. En Otras inquisiciones, Jorge Luis Borges comenta un poema de Samuel T. Coleridge: "Si un hombre soñara que ha estado en el paraíso y que le han dado una flor y, al despertar, encontrara esa flor sobre su almohada, ¿sería eso prueba suficiente de que ha estado ahí?".
Pensando en una flor que se trae del futuro el protagonista de la novela de H. G. Wells La máquina del tiempo, Borges agrega: "Más increíble que una flor celestial o que la flor de un sueño es la flor futura, la contradictoria flor cuyos átomos ahora ocupan otros lugares y no se combinaron aún".
Se puede plantear esta paradoja en una forma menos poética. Luego de desayunar, un viajero se embarca en su máquina del tiempo hasta la noche anterior. Al llegar, va a la cocina y contempla el desayuno que tomó antes de partir. Esa leche que está en la heladera, esa mermelada que está en la alacena, también están en su estómago. ¿Cómo se explica esta duplicación?
En realidad, es posible responder a estas objeciones si pensamos que la máquina del tiempo podría estar relacionada con las altas concentraciones de materia y energía de los agujeros negros. Esa materia y energía se consumiría, entre otras cosas, en proveer a la materia que se multiplica en el viaje por el tiempo, manteniendo el equilibrio del universo.
Sin embargo, aparecen problemas más profundos cuando lo que se duplica es una persona. Por ejemplo, en Volver al futuro II, el Doc tiene un breve encuentro consigo mismo mientras prepara el pararrayos para el desenlace de la primera parte. Cuando retorne a 1985, ¿recordará Doc haber estado a ambos
lados del encuentro en 1955? ¿Cuándo se incorporará ese recuerdo a su memoria?
Isaac Asimov ha sacado partido del problema del balance y multiplicación de materia en su novela El fin de la eternidad, donde los viajes por el tiempo tienen objetivos comerciales: las épocas en las que escasean ciertos recursos o materias primas, las importan de otras en las que éstos abundan.
LA PARADOJA DEL LIBRO NUNCA ESCRITO
Supongamos que un viajero del siglo XXI se traslada a la Viena de mediados del siglo XIX con un ejemplar de La interpretación de los sueños. Allí, localiza a un joven estudiante de medicina llamado Sigmund Freud y lo mata.
Con Freud fuera de circulación, el viajero publica el libro con su nombre y se convierte en fundador del psicoanálisis.
¿Quién es, en esta nueva realidad, el autor de La interpretación de los sueños? No Freud, que murió antes de escribirlo. Pero tampoco el viajero, que se limitó a poner su nombre en un libro que ya estaba escrito. Esto se conoce como la "paradoja del libro nunca escrito" y aparece en El descubrimiento de Morniel Mathaway, un cuento de William Tenn.
En el cuento, Morniel Mathaway es un mediocre pintor de mediados del siglo XX que sueña con el éxito y con obtener el reconocimiento de la crítica. Un día recibe la visita de un tal Glescu, un crítico del siglo XXV, un futuro en el que Mathaway es efectivamente un pintor famoso, reconocido como uno de los más grandes de todos los tiempos.
El crítico pide ver los cuadros de Mathaway, pero no reconoce ninguno de los que lo harían famoso, que se encuentran reproducidos en un libro que se ha traído del futuro. Es evidente que aún no han sido pintados porque pertenecen a un período posterior de la carrera del artista.
En un momento Mathaway desaparece y el narrador piensa que quiere robarse el libro para copiar esos cuadros geniales que lo harán famoso. Pero reconoce en eso la paradoja del texto nunca escrito (o del cuadro nunca pintado): si Mathaway copia pinturas que vio por primera vez en un libro, ¿quién sería el
creador original de esos cuadros? En realidad, el pintor tiene otros planes: roba la máquina del tiempo rumbo a ese futuro que lo reconocerá como genio.
Mientras tanto, Glescu queda varado en el siglo XX, sin documentos ni ocupación. Entonces decide tomar la identidad de Mathaway y dedicarse a una antigua afición: la pintura. Pero la influencia del artista, a quien admira, es tan grande que todo lo que pinta se parece a lo que hay en el libro: él es el verdadero Morniel Mathaway que será reconocido en el futuro, autor de tantos cuadros famosos.
Aquí la paradoja se resuelve mediante otro recurso habitual de la ciencia ficción: el círculo que se cierra en el tiempo. Como en Terminator, los desarreglos que un viajero hace en un tiempo que no es el suyo no constituyen realmente modificaciones del pasado sino que forman parte de ese pasado desde el primer momento.
UNA INTERPRETACION FISICA
Supongamos que hay un libro parado sobre un estante. En un momento alguien pasa y lo hace caer. Entonces lo levanta del suelo y lo vuelve a poner en su lugar. Es decir, restituye el libro al estado en que se encontraba antes de caer. Desde un punto de vista físico, un viaje al pasado puede ser algo tan simple como eso: volver a un estado anterior, revirtiendo todas las transformaciones que hayan tenido lugar mientras tanto.
Claro que el ejemplo del libro no es perfecto. Cuando se cae, el texto no cambia solamente su posición. Puede ser que el golpe estropee su encuadernación, que se machuque un poco. Además, mientras el tiempo pasa, las transformaciones químicas que hacen envejecer el papel siguen su marcha.
De todas maneras, podemos imaginar una reversión completa, un proceso que haga retroceder todas las transformaciones que hubiera sufrido el libro a partir del momento en que alguien lo hizo caer. Desde el punto de vista físico podríamos decir que, para el libro, el tiempo ha retrocedido.
Esto no se parece a los viajes como se plantean en las historias de ciencia ficción. Es un fenómeno local, asociado a un objeto y no a un tiempo global, como solemos entenderlo. Es algo que le pasa al libro y que no afecta a nada más. Pero parece que es lo más parecido a un viaje en el tiempo que podemos hacer, compatible con las leyes de la física y sin conducir a paradojas. Y también fue usado por la ciencia ficción en Juego de espejos un cuento de Fredric Brown.
La acción transcurre en el año 2004. El profesor Norman Hastings, de setenta y cinco años de edad, ha creado una máquina del tiempo. Para probarla, pone en la cámara una herramienta vieja y oxidada. Ajusta los controles para hacerla retroceder un año y acciona la máquina. Al abrir la cámara, espera
encontrar que la herramienta ha desaparecido porque, supuestamente, la ha enviado al pasado. Para su sorpresa, la herramienta sigue ahí, aunque ahora está nueva y reluciente.
Luego de otros intentos parecidos Norman comprende que lo que hace su máquina es revertir todas las transformaciones (físicas, químicas y de cualquier otro tipo) que haya sufrido un objeto cualquiera en un intervalo de tiempo determinado. Más que una máquina del tiempo es una máquina rejuvenecedora.
La máquina también funciona con los seres vivos: pone un perro y saca un cachorro. Y Norman decide probarla consigo mismo. Ajusta los controles para retroceder cincuenta años. El, que tenía setenta y cinco años al entrar, es un joven de veinticinco al salir.
Pero no solamente rejuvenece su cuerpo. También rejuvenece su mente, y eso incluye a su memoria. El proceso borra todos los recuerdos acumulados por Norman durante cincuenta años. Su recuerdo más reciente es haber estado tomando sol con su novia en 1954. De repente, se encuentra en un laboratorio
en el año 2004. Desde el punto de vista práctico, lo que ha hecho Norman es viajar cincuenta años hacia el futuro.
Al principio, no entiende nada. Por suerte, Norman el viejo le ha dejado una carta explicándole lo sucedido. Este "viaje" no produce ninguna de las paradojas habituales. El joven Norman no se desmaterializa del pasado para aparecer en el presente. El Norman joven no se encuentra con el Norman viejo.
Aun así, el cuento no está libre de paradojas: la materia que forma el cuerpo de Norman joven no es la misma que la del Norman viejo. Podemos pensar que el viejo Norman tenía el pelo canoso y que el joven tiene el pelo negro. ¿De dónde salieron esos pigmentos que antes no estaban? Recuperarlos no es simplemente revertir una transformación de una materia existente en el cuerpo del Norman viejo. Como en el texto de Borges, sus átomos ocupan ahora otros lugares y el proceso no puede hacerlos regresar. Sólo persisten las paradojas.
*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/futuro/13-1981-2008-08-17.html
Del tren a la ribera*
El tren marcha lento con el balanceo de barco que hacen los vagones de trocha angosta. Acuna al viajante, uno se recuesta un poco, cierra los ojos y empieza a ver el sol entre copas altas dividiendo el mundo entre luz y sombra, entre el verde claro de savia atravesada por el sol, y el verde oscuro de las cortezas al sur que enmohecen sin poder elegir. Pasamos el arroyo Aguirre, y a unos cientos de metros antes de la ribera esta la estación del tren, el lugar es casi un paraíso, un refugio contra la ciudad que aquí parece una utopía lejana, ajena. Y creo sin equivocarme que hasta ahora no hemos visto nada parecido, es como un territorio nuevo, casi un cuaderno abierto para ser llenado de poesía. Salgo a caminar entre los árboles, intuyo la ribera en los claros del sol más al norte, son sin duda momentos que se viven intensamente, estar en un lugar desconocido, un bosque que desata fantasías ancestrales y núcleos sin tiempo que exigen que se desanude el relato.
Me acuerdo de la historia que contaba mi padre una y otra vez cuando tenía oportunidad, la historia del soldado que retornando al pueblo paso por el bosque de los lobos, descendía de la montaña después de salir de Padula, la noche lo sorprendió en la oscuridad del bosque y decidió quedarse. Sentado, fumando quizás, mientras veía consumirse las llamas de la pequeña fogata, había llovido y nada servia para mantener el fuego, supongo que utilizo incluso las últimas cartas de su amada para sostener esa llama, para estar despierto, lo cierto es que sus ojos se cerraron y allí lo encontraron -contaba mi padre- casi sentado y comido por lobos. Pienso entonces en las pesadillas que se encarnan en las márgenes con la naturaleza, las pesadillas que dicen de nuestro mundo más originario, me parece ver la imagen de mi padre emergiendo de la única pesadilla que le vi contar como una realidad. Ahí, esta cuando pastoreaba las ovejas sin compañía ni perros, al llegar al sendero que se estrecha de bosques y rocas los lobos atacan y se empiezan a devorarlas, el ve eso sin poder hacer nada, aferrado a un bastón largo, apenas cuidando su vida. Allí mismo se despierta y grita con tal fuerza que todos vamos a ver que le pasa.
Recuerdo esto y aflora un vértigo de imágenes que no se detienen con cada paso crujiente sobre hojas y ramitas secas, mientras el mundo sigue su curso, como esas aguas que bajan, ajenas a los destinos individuales. Me acerco a la ribera, pienso en el nombre que le han dado a este río: Río de la Matanza, creo ver a los españoles de Pedro de Mendoza del otro lado de la ribera, matando y arrojando a los indios a aguas cristalinas que se tiñen de rojo. año 1536. Nuevas Matanzas de Juan de Garay entre 1580 y 1583. Siguen las matanzas de ganado alzado o perros cimarrones en los aledaños. Pero el tiempo sigue su descenso, correntada sin dique, y estamos en la década de 1930 en las riberas hay arena y ahí gallegos y tanos van a pescar. Hacen campamentos y balnearios, hay camarones de agua dulce y hasta pueden pescarse anguilas. Y en ese espejo cristalino pueden verse las manchas de los cardúmenes que van y vienen.
Pero hay matanzas que no tienen representación posible, son derrotas al porvenir donde los resultados colectivos han perdido cualquier posibilidad de pensarse y cambiar. Abro los ojos, en este presente, un río lento, sin resonancias, río muerto en apariencias. Espejo negro, reversibilidad mortal del caminante que busque su imagen. Efectos de contaminación anónima, sin duda masiva, industrias, mataderos río arriba, gente arrojando bolsas de residuos a las aguas. Lodo sobre lodo quedan testimonios, del plan inconsciente sobre las márgenes, la pila, el pañal, la muñeca rota incrustada en el barro negro. Es este el río que perdió cualquier individualidad y bajo la presión de los acontecimientos se expande como en cada inundación, de agua, de horrores, de objetos útiles o inútiles casi iguales a los que el mercado produce y vende día tras día contra la penuria del sentido.
Agudizo la observación, hay burbujas en las aguas negras. Veo bien y descubro unos pequeños peces que se han adaptado al agua casi petróleo y salen a buscar cerca de la superficie el oxigeno. dejan globitos y bajan a la oscuridad sin después.
Vuelvo al bosque, a lo lejos se acerca el siguiente tren, el de las 18.30 hs. Lentamente el sol deja llamaradas amarillas en las copas altas de los pinos y jacarandaes, los gorriones festejan alborotando, y el alarido de los horneros corta cualquier pensamiento anterior. Apoyo la espalda en una araucaria con rostro al último resplandor que lentamente va dejando estelas de naranja a lila. Creo que voy a hacer un fueguito.
Como hubiera dicho mi padre, más allá de aquella historia del soldado:
-No le temo a los lobos, si a la gente.
-Texto del año 2003-
*De Eduardo F. Coiro. inventivasocial@hotmail.com
"UN GIGANTE DORMIDO"*
*Un documental de Sandra Godoy y Julio Tejeda
Para el observador fortuito, el visitante casual, Tafí Viejo no es más que otro escenario repetido a lo largo de nuestro territorio.
Talleres ferroviarios cerrados y una red ferroviaria aniquilada.
Pueblos enteros confinados a la desaparición y el olvido.
En Tafí Viejo, como en tantos otros pueblos ferroviarios, tuvo lugar una contienda desigual.
Una incalculable pérdida moral y económica es el legado de un plan sistemático y progresivo que se desarrolló desde la década del 60 hasta el presente.
Los Talleres albergan a 66 de los 5.000 ferroviarios, que en los años 50 fabricaban y reparaban vagones y locomotoras.
Un Gigante Dormido aún espera la reactivación prometida.
LUNES 25 DE AGOSTO
A LAS 20:00 hs.
TEATRO IFT
Boulogne Sur Mer 549 - Abasto
Como llegar:
Subte Línea B - Estación Pueyrredón
Líneas de colectivos: 24; 26; 41; 68; 71; 101
115; 118; 124; 132; 146; 168 y 180
ENTRADA LIBRE Y GRATUITA
INFORMES Y PRENSA: info@ungigantedormido.com.ar
(011) 15-5-1774402 o 15-3-1857035
*
3º Concurso de composición XICóATL: hasta el 30 de agosto!
Para recordarles que el 30 de agosto 2008 es la fecha límite para el envío de los trabajos al 3º Concurso de composición XICóATL "Estrella Errante". Les enviamos nuevamente las bases de participación. Más informaciones obtienen en la sección Aktuelles/Actualidades de nuestra página de internet www.euroyage.com
Cordial saludo,
YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur
www.euroyage.com
Schiessstattstr. 44/9 A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel: ++43 662 825067
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