*Obra de Ray
Respall Rojas.
EL CANTO DE LA
SIRENA*
*Por Marié
Rojas Tamayo.
Ya no cantará
más el ámbar insurgente
de la sirena
Soneto LVII
Pablo Neruda
Había jurado
que la hallaría, a pesar de los descreídos, los científicos, los materialistas,
los cazadores de brujas trasnochados, los niños que ya no escuchan cuentos, los
que no creen en los sueños; a pesar de los que lo llamaron loco, los que se
habían reído en su cara cuando les contó... Iba a encontrar esa sirena, la
atraparía y traería como prueba de que no mentía, como tampoco mintieron
aquellos marinos de antaño que juraban haber caído bajo el embrujo de sus
cantos. La seguridad que dominaba sus pasos le venía de un sueño que se repetía
noche a noche: su sirena, cual novia impaciente, le llamaba desde algún sitio
que aún no alcanzaba a definir.
Su canción lo
llenaba de una nostalgia indescriptible, trayéndole recuerdos, imágenes
borrosas plenas de voluptuosidad, sensaciones placenteras... llevándolo a
romper sus ataduras con la sociedad, la cordura y el pasado con tal de ir a su
encuentro.
Estaba tan
seguro de encontrarla que no le importó sumar sus ahorros de años y vender su
auto para comprarse una pequeña embarcación, que equipó con lo imprescindible
para tornarla su nuevo hogar, de donde no saldría sino a reponer las
provisiones, hasta que no tocara definitivamente la costa, portándola en la
pecera gigante que tenía preparada.
Recorrió como
un poseso los mares de la tierra. Tanto soñó con ella que aprendió a dibujarla
con mano maestra, él que nunca pasó de torpes bocetos... Podía tocarla en
sueños, se le tornaba tangible a través de la intensidad de su canto; su imagen
se le volvió obsesión al punto de soñarla despierto, olvidando el transcurso de
los días. Aprendió a amarla a pesar de las diferencias morfológicas. Se
regodeaba en la visualización del primer encuentro.
Si bien en un
principio pensó en donarla a un acuario, a un instituto científico, o a veces,
recordando lo invertido, en venderla al mejor postor; ahora la quería sólo para
él. Habría un horario de exhibición que le reportaría jugosas ganancias, pero
el resto del tiempo sería exclusivamente para su deleite…
Absorto en sus
cavilaciones, extravió su rumbo. Se abandonó a la deriva; vivió de agua y de
sueños. Cuando comenzó a agotarse el preciado líquido, se recostó en la
cubierta, entregado por entero a su delirio.
Lo despertó de
su marasmo una suave melodía, venida de afuera y no del interior de su cabeza
recalentada; arpegio que iba tomando consistencia, tornándose canto, salido de
tan extraordinaria garganta, que no podía venir de otra entelequia que no fuera
la que tanto había añorado. Se desperezó, sin saber si era presa de la locura:
Tan real como su propio cuerpo mal alimentado, como su barca, como la roca en
que estaba sentada, su sirena le tendía los brazos.
......................................................................
Una pecera a la
medida, con todo lo necesario, enclavada bien lejos de la costa, para que ni
soñara con escapar, horarios de visita para reponer los gastos - los más
molestos eran los grupos escolares -, el resto del tiempo era para entregarse
al placer de contemplar lo nunca antes visto, de poseer lo exclusivo, de
estudiar su comportamiento, de conocer su tesoro cada vez más profundamente;
sabiendo que ninguno de los dos volvería a aquella roca...
¿Quién le
hubiera dicho que su amada sirena era una exploradora, la única de su especie
que se había arriesgado a subir a la superficie para probar que los hombres,
esos seres que durante siglos habían tentado a sus antepasados, eran algo más
que leyendas? ¿Cómo imaginar que aquellas visiones, la melodía que lo impulsó,
eran implantados por su poder especial de dominar la mente de criaturas
inferiores?
Se contentaba
con la idea que esgrimía cuando su encierro comenzaba a agobiarlo: De tantos
que, por ley de la probabilidad, escucharon el canto, había sido el único en
seguirlo, pese a los materialistas, los científicos, los descreídos, los niños
que ya no leen a Andersen, los cazadores de brujas, los que lo llamaron loco,
los que se rieron en su cara... Como dirían en tierra, había sido él
"quien mordió el anzuelo".
La sirena
anotaba algo en una especie de cuaderno mientras lo observaba con atención.
Exhaló su aliento en el cristal y le regaló un corazoncito dibujado con el
índice.
***
- Marié Rojas
Tamayo. La Habana, 23 de mayo de 1963. Licenciada en Economía del Comercio
Exterior, Universidad de la Habana, 1985. Miembro de la Unión de Escritores y
Artistas de Cuba. Graduada de inglés y francés.
Algunos libros
publicados: Tonos de Verde, relatos, Adoptando a Mini, novela, Fundación Drac,
Mallorca; reeditado por Gente Nueva, Cuba. De príncipes y princesas, relatos,
Editorial El Far, Mallorca. Cinco minutos a solas con las musas; La luna
cómplice, relatos; Viaje a los astros; Locuras temporales; Algoritmos y
ciudades; Incerteza cuántica; El vuelo del pez; Serendipias; poemarios,
Inventiva Social, Argentina. En busca de una historia, novela y relatos,
Colección Mundo Imaginario, Editorial Andrómeda, España. Villa Beatriz, novela;
El día que no salió el sol, libro infantil; Laurel y Orégano, novela, Editora
Abril, Cuba. El mundo al revés, relatos, Gente Nueva, Cuba.
Su obra ha
obtenido más de sesenta reconocimientos internacionales, se menciona una
selección por países. España: Mención de Honor en el Premio Lazarillo de
Tormes, OEPLI, 2009. Premio Ana María Matute 2008, Ediciones Torremozas. Novela
Finalista de Ciencia Ficción Andrómeda 2008. XIX Concurso de Cuentos Antonio
Segado del Olmo, Universidad Popular de Mazarrón. Concurso Todos somos
diferentes, Fundación de Derechos Civiles y Asamblea Juvenil. Concurso
Historias de Vida, Ayuntamiento de Constantí. Ron y Miel, Ediciones Comala,
Granada. Igriega Movimiento Cultural, Sevilla. Venezuela: Premio Proyecto
Expresiones en novela y cuento; Premio de la Sociedad de Escritores
Latinoamericanos, SIEL, en poesía y cuento. México: Premio de cuento Carmen
Báez. Argentina: Premio El Arte en Septiembre; Concursos Nicolás Guillén, Juana
de América y Dunant-Passy, de la Editorial Bellvigraf; Los Tilos Editores;
Premio de narrativa de la Editorial Hespérides. E.U.: Primer Certamen Literario
de Relatos de la fundación SOMOS. Premios y menciones en Cuba, Brasil, Costa
Rica, Uruguay, Colombia. Publicada en más de 60 antologías. Ha colaborado, sido
asesora o corresponsal de publicaciones periódicas de diversos países. Dirigió
la revista Dos islas, dos mares. Miembro de la Red Mundial de escritores en
español, REMES.
A LA INMENSA GRANDEZA DEL DESEO…
Nostálgico
animal*
Nostálgico
animal que como yo te atreves
a la inmensa
grandeza del deseo
de mirar con
ternura hacia el pasado
sabiéndolo ya
muerto
ya marchito.
Nostálgico
animal que como yo te asumes
catarata de luz
despedazada
y anhelas la
llegada de la noche
para fundir tu
llanto con las sombras.
Nostálgico
animal que como yo te entregas
al censo de
mañanas y tardes ya perdidas
cuando
trenzando el aire fuimos brisa,
fuimos nido
trinchera bosque río.
Nostálgico
animal que como yo agonizas
frente al paso
del tiempo.
Cada hora
te aleja de mis
ojos.
Cada hora
me hiere en el
silencio inhabitado.
Nostálgico
animal que como yo confiesas
con un hilo de
pena tu derrota
y como yo te
apagas y apagas y sumerges
en ese oscuro
mar que es la apatía.
Nostálgico
animal cargado de tristeza,
de tristeza
fatal como un labio tronchado,
como un viento
funesto de tragedia,
como un cielo
abrasado por los rayos.
Pero una luz de
fuego,
fundiendo tu
pupila con los cielos,
estalla en mi
retina.
¡Despierta,
anda, combate!
Aún es posible
andar hacia adelante.
Allende el
calendario alguien espera
ecos de
nuestros pasos en la arena.
*De Sergio
Borao Llop. sbllop@gmail.com
- Publicó “El
alba sin espejos”
El viejo de los
barcos*
Cuando ya todos
nos habíamos olvidado de doblar papel, apareció el viejo. Se sentó a un costado
del universo y comenzó a plegar barcos. Los fue largando, uno a uno, para que
naveguen por las estrellas y nos recuerden la niñez.
*De Ana
María Broglio. anamariabroglio@gmail.com
Villa Gesell
*
¿Adónde van
estos caminos, padre?
Las hojas secas
del sauce ruedan por el patio.
Cierro los
ojos.
Suenan como la
lluvia, digo.
Sentados sobre
la raíz amable del ombú
miramos los
caminos cansados de barro.
Levantás una
hoja,
enrollada en sí
misma como un animal asustado.
A contraluz se
vuelve transparente,
atravesada por
el sol.
Todos los
caminos conducen al pueblo.
Mamá sale de la
casa
con una escoba
de ramas de romero.
Estas hojas,
dice,
que todo lo
ensucian.
Sonreís.
En tus ojos
aprendí
cuánto se puede
amar lo distinto.
*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com
BAJO LA CLARA
SOMBRA DE TU VIENTRE.*
“Este lánguido
caer en brazos de una desconocida, esta brutal tarea de pisotear mariposas y
sombras y cadáveres”
Efraín Huerta.
Bajo la clara
sombra de tu vientre. Madre.
Dentro del
mapamundi de tu cuerpo.
Con tu
escritura de fuego entre mis trenzas.
Cegada por la
sombra, a merced de caranchos he llegado.
He labrado
runas noche a noche y dentelladas.
He fundado una
nueva Babel. “La gran ramera” ha fenecido.
Decreté la
peste y sus esbirros. Sicarios del olvido.
Ahorqué lo
habitual con sedales de plata
La palabra
mansedumbre, fidelidad de sangre.
Y ahora me
debato en túneles de arena.
Me pregunto
porque es ajeno a mí este mundo.
Ajena a vos. A
mí. A los insomnios de los muertos.
Entre ellos,
vos y tus encrucijadas.
Vos y tu
estirpe ilimitada de tramperos de red.
-El mar es un
sollozo y el carbón es fiebre-
Recorrimos una
y otra vez, el mismo laberinto.
Enajenados.
Traspasados de vuelos y cadalsos.
Con mi lengua
hurgué las corrientes de la noche.
Aprendí los
jeroglíficos secretos de tu cuerpo.
En este momento
deambulo por los muelles del hambre.
Y ni un adiós
debajo de la tierra.
Ni un adiós
deteniendo la caída.
Tal vez tu
perro, hoy, tenga más memoria.
Volver, bajo la
clara sombra de tu vientre. Quiero.
*De Amelia
Arellano. amelia.arellano01@hotmail.com
EL YACIMIENTO*
Esteban Fliuri
no se presentó a trabajar ese martes. Raro. El rosarino siempre llegaba
entre los primeros, con el entusiasmo propio de los que hacen su tarea poniendo
la vida en cada detalle. El conductor del grupo se ganó el respeto de todos los
"cuchareros" que no discutimos ninguna de sus órdenes, y a quien
seguimos a sol y a sombra.
Al promediar la
mañana Omar nos trajo la noticia: El muchacho estaba muerto, con su cuerpo
intacto (salvo algunos rasguños y una espina que localizaron los médicos
clavada en su muslo derecho, seguramente consecuencia de sus andanzas por la
costa) tendido en su cama y sin indicios de desorden en la pequeña habitación
del hospedaje que ocupaba durante la semana. Nos involucramos en el dolor
desconcertante de sus padres y en esa tristeza descarnada que nos dejó
estupefactos, sin aire, sin explicaciones y casi sin ánimos para especular
sobre las causas del deceso.
Seis meses
atrás había llegado a nosotros como consecuencia de una providencial jugada del
destino que transformó para siempre la apacible rutina del lugar. Fue el día
que nos encontró cavando el pozo ciego en el terreno de don Quito cuando las
palas denunciaron con un eco diferente la presencia de algo que no era ni
tierra ni escombro. Huesos, viejos huesos marrones que a un metro y medio de
profundidad vieron la luz y nuestro asombro. Ya se habían rescatado en la
zona de las Cuatro Bocas pedazos de cacharros y piedras talladas que los
vecinos cuidaban sin saber para qué, hasta que fueron incautadas por los científicos
y estudiosos encabezados por el Ingeniero Martínez. Al momento quedamos
contratados y entrenados para sacar de la tierra los misterios que se
desnudaban de a poco. El frustrado pozo de don Quito pasó a formar parte de la
zona que cercaron y que a partir de allí se llamó Yacimiento Arqueológico
Adelina.
El trabajo era
casi bien pago y no implicaba esfuerzo. Solo atención y mucho cuidado. Cuando
el cepillo o la cuchara delataban algo, tomaban intervención los conocedores.
Con los días fueron apareciendo los primeros objetos acarreando un fastidioso
despliegue de autoridades y nuevas caras que acertaron a explicar el hecho de
que estábamos parados sobre un cementerio, centro espiritual que apreciaban en
un rápido cálculo como de dos mil años de antigüedad. Los trabajos tomaron un
ritmo más intenso al descubrirse algunas calaveras y otras piezas que
completaron las vitrinas para el armado del rompecabezas milenario.
En lo que a mí
concierne, el hecho de haber nacido en este lugar me otorga una extraña
sensación de identidad con el descubrimiento. El apodo de Indio no me es ajeno.
Mi semblante y las destrezas aprendidas al borde del río Salado con esa
impronta silvestre en mi sangre de a poco hicieron que vaya interesándome por
esas piezas y esos cuerpos descarnados.
Cuando el río
devoró un tramo de la barranca, el socavón dejó entrever la osamenta unos
cuantos metros por afuera del cerco perimetral y respondiendo a un instintivo
eco me incliné para observar de cerca aquel hallazgo privado. Un hombro y medio
cráneo apenas asomando a la superficie y cerca de donde tendrían que estar las
falanges de la mano derecha un pequeño hueso pintado y un breve recipiente de
cerámica herméticamente sellado que concentró mi
atención. El esqueleto semienterrado resultó ser de un
Chamán, temibles brujos que eran sepultados en un sector separado del
resto y adornados con sus objetos preciados. De esa tumba se rescataron
un collar de piedras labradas, algunos huesos de guanaco pintados y otros
arcaicos presentes de estos hombres que manejaban la vida y la muerte dentro
del clan. A una indicación suya la ponzoña se inyectaba con su ritual de
terrible muerte casi inmediata.
Los pescadores
trajeron la noticia. Villagra había aparecido río abajo flotando entre los
camalotes, con un ahogo de tres días y medio cuerpo devorado por las palometas.
El viernes, antes de dejar las herramientas había comentado su intención de
meterse en la isla, cosa que hacía frecuentemente. Seguro se topó con alguna
alimaña, o un resbalón de la canoa provocado por un vino de más. Rosendo
Durán también se perdió en la noche de su Diamante natal sin que nadie
vuelva a verlo.
Estos
acontecimientos provocaron que en el lugar sobrevolara la maldición de los
faraones. La gente no quiso volver a los trabajos complicando la contratación
de mano de obra local, y el pobre ingeniero no pudo controlar el flaco
presupuesto asignado. Con las obras paralizadas el maleficio de Tutankamón se
hizo patente en el sitio. Alambraron el circuito, cubrieron con suma prolijidad
los restos al aire e instalaron una fuerte custodia para asegurar el reposo y
evitar el saqueo.
Una extraña
quietud se instaló en el lugar. Algunos vecinos se han mudado, temerosos de ser
alcanzados por el estigma y la desgracia. Otros evitan pasar por el yacimiento,
dando un rodeo para no toparse con las malezas y el espectral alambrado
que encierra el cráter inconcluso de la historia inconclusa.
Por lo demás,
yo debo culminar mi tarea de vengar el apremio al sagrado sueño de los
antepasados y la profanación a la tumba del Chamán. Mañana se cumplen las dos
lunas de duelo y volveré a proclamar el ritual, acudiré al cofre con el veneno
y a las espinas de tala. Omar es el próximo.
*De JORGE
SPAIS. spaisjorge@gmail.com
LOS VIEJOS
TIEMPOS*
Recuerdas
aquella época,
casi sagrada,
cuando decirse
poeta
era un motivo
de orgullo.
Luego vinieron
los tiempos
difíciles,
tiempos de
peste:
Las
persecuciones
y el exilio
fueron
pan nuestro
de todos los
días.
Atrás quedaron
esos momentos
cuando las
mujeres,
al leer tus
poemas,
alcanzaban un
orgasmo,
y los gobiernos
te nombraban
diplomático
en cualquier
lejana metrópoli
adonde la tribu
esperaba
ansiosa por
verte.
Ahora, te
mueres de hambre
sin atrever a
decirlo.
Tus zapatos son
barcos
que se hunden
en el sargazo
cuando llueve,
y las chicas
nocturnas se alejan
cuando te
escuchan venir
aunque estés
lejos
y de los
gobiernos, ni hablar,
te tienen en el
listado
de los
sospechosos del peor
y más viejo
oficio.
*De Daniel
Montoly. danielmontoly@yahoo.es
Las Dos*
Madre, no me
enseñaste nunca a ordenar mis pedazos
Paulina
Vinderman
Una mujer
derivándose río.
En Buda otra
mujer rescata una muñeca
ni muerta, ni
virgen como las que languidecen en las salas.
Una muñeca que
resuena de bordados y flores
con el arte de
los vendedores de colectivos.
En Pest,
abierta hemorragia en la ventana del río
gotea flujo
cerebral, insocorridas imágenes escoltada de peces .
Se encontraran
o no.
Una tapándose
el ojo violado de palabras.
La otra
subiendo nubosa-selva-tren
con su muñeca
como si estuviera por venir
buscando los
quetzales y los jugos que la otra arroja en la orilla de la cita.
Se encontrarán
o no
única cabellera
que salta, la cárcel de ceniza
*De Cristina
Villanueva. libera@arnet.com.ar
EURYALE*
Limpió con el
extremo de la bufanda el letrero: “Escultora, se venden estatuas de mármol, de
piedra y de yeso”. Se colocó las gafas azogadas, cerró la tienda, asió los
dogales de Deimos y Fobos, que menearon alegres las colas, y salió a dar su
paseo vespertino. “¿En quién posaremos hoy la mirada? ¿Estarán más de moda las
muchachas que los efebos?”, pensó sin culpa. Una chica tiene que comer, no
había nada malo en vivir de su talento. Con gesto de coquetería, se acomodó una
serpiente rebelde que insistía en escapar de la boina.
*De Marié
Rojas Tamayo.
*
El sacrilegio
del héroe griego salva y condena así como la literatura es orden y caos. Pero
si la obra es verdaderamente literaria, habrá un abismo debajo de lo escrito,
disimulado o no.
*De Liliana
Díaz Mindurry. lidimienator@gmail.com
Acerca de Ray Respall Rojas
La Habana, 17
de abril de 1987. Graduado de la Academia de Bellas Artes San Alejandro,
especialidad de Grabado, 2007. Trabajó tres años como profesor de la Cátedra de
Dibujo en dicha academia. Miembro de la AHS, sección Artes Plásticas, desde el
2002. Miembro del Registro del Creador desde el 2010.
Publicaciones
como escritor:
“Amigo de las
doce de la noche y otros cuentos”, ed. Yoescribo, Mallorca, 2002.
"El Potro
Indomable", Ediciones el Salvaje Refinado, EU, 2002.
“Un verdadero
dolor de cabeza”, (relatos e ilustraciones), ed. Extramuros, La Habana, 2003.
“Un extraño en
la cocina”, Inventiva Social, Argentina, 2012 (cuentos e ilustración)
Algunos
trabajos de ilustración:
Laurel y
Orégano, novela, Marié Rojas, Editora Abril, 2015
Tonos de verde,
relatos, Marié Rojas, Ed. Yoescribo, Mallorca, 2004.
Adoptando a
Mini, Marié Rojas, Ed. Yoescribo, Mallorca, 2005
Cuéntame otro
cuento, Janet Salvá, Ediciones Cubanas, Artex, Cuba, 2016.
Poemario
Calidoscopio, Emilse Zorzut, Ed. CUMACÚ, Argentina, 2003.
Imágenes,
Santiago Eximeno, novela, Ed. Parnaso, Granada, 2004.
Antología
poética arbitraria de jóvenes poetas Chiapanecos, México, 2005.
Los
Maravilladores, relatos, Marcela Sabio, Ed. Ciudad Gótica, Argentina 2005.
Café Guadix,
novela, Luis Asenjo, Ed. Comala, España, 2005.
Antología Ron y
Miel, Ed. Comala, España, 2006.
Capitulares del
Libro Arte Andersen, Taller de Gráfica de la Habana y Ed. Edimed, España, 2006.
(Exposición del libro arte, Taller de Gráfica de la Habana)
Monográfico
dedicado a Lovecraft, Revista Minatura, España, 2008.
Habaneros,
relatos, Julio Pino, E.U, 2009
Viaje a los
astros, Marié Rojas, poemario, Inventiva Social, Argentina, 2010.
Locuras
temporales, poemario, Marié Rojas, Inventiva Social, Argentina, 2010.
Algoritmos y
Ciudades, poemario, Marié Rojas, Inventiva Social, Argentina, 2010.
Incerteza
Cuántica I, poemario, Marié Rojas, Inventiva Social, Argentina, 2011.
Incerteza
Cuántica II, poemario, Mundoculturalhispano, España, 2011.
Incerteza
Cuántica III, poemario, Aurora Boreal, Dinamarca, 2011.
El vuelo del
pez, poemario, Marié Rojas, Inventiva Social, Argentina, 2012.
Serendipias,
cuaderno de poesía. Marié Rojas, Inventiva Social, Argentina, 2013
La luna
cómplice, relatos. Marié Rojas, Inventiva Social, Argentina, 2013.
Otras condenas
inventadas, poemario, Yordán Rey, Inventiva Social, 2011.
Colabora
periódicamente con revistas internacionales, sitios web, periódicos, enviando
textos e ilustraciones. Fue jefe de redacción de la revista La edad de oro en
nosotros, Cuba y de La Bota de Sueños, MCH, España.
Antologías:
Antología
Cuentos Infantiles Sin Fronteras –parte del equipo de ilustradores-, Antología
de Txirula Kultur Taldea, Otxarkoaga, Bilbao, España, 2016.
“Homenaje a
Andersen” (textos e ilustraciones), Mundoculturalhispano 2005.
“Antología de
cuentos Yoescribo”, Mallorca, 2004
“Criaturas
mágicas” (textos e ilustraciones), Mundoculturalhispano 2004.
“Travesía en el
mar de los sueños” (textos e ilustraciones), Mundoculturalhispano.
"Y sonó la
flauta"; compilación de poesías de la Ed. Extramuros.
Colección
“Tocororo”, volumen “Medio Ambiente”, Centro de Estudios para la Juventud de la
UJC y proyecto Save the Children de la UNICEF en Cuba.
“Personas
dis-capacitadas”, de la Fundación de Derechos Civiles de España.
"Maestros
desconocidos de la poesía contemporánea", ed. El salvaje refinado.
“Carmen Báez”,
Colectivo Artístico Morelia, México.
“Marengo de
Oro, Maestrale-San Marco”, Italia.
“El arte en
septiembre”, Argentina, 2003 y 2004.
“Conciencia
Índigo, el futuro presente”, (textos e ilustraciones) Ecuador.
Antología de
trabajos ganadores en el concurso St. Paul’s, Barcelona.
Antología de
dibujos ganadores del Concurso Shankar, de la India, 2002.
“Solamente
palabras”, Centro Internacional de Poesía, España, 2002.
Varias
antologías de fotografía de Picture.com, E.U.
ALGUNAS
EXPOSICIONES de dibujo, grabado y pintura:
2011
- Exposición
“Dos caras de la moneda”, con Ricardo Labarca. Galería de la Unión Francesa de
Cuba.
2008
-Exposición
personal Quimera, Galería de la Unión Francesa de Cuba.
-Exposición
colectiva finalistas del concurso Arte+, La Madriguera, AHS, Cuba.
-Exposición web
en la sección de Jóvenes Talentos de las redes sociales Haciendo Almas y
Desdelcorazón, Cuba.
2007
-Exposición
personal “Convergencia”, Galería 23 y 12, Vedado, Ciudad Habana.
-Exposición
colectiva de profesores de la San Alejandro, Galería de la Academia.
2006
-Exposición
colectiva de ilustradores del Libro Arte Andersen, Taller de Gráfica de la
Habana y EDIMED, España.
-Expone su
tesis de graduación en la galería de la Academia San Alejandro.
2005
-Exposición
Colectiva IV Salón Waldo Luis Rodríguez, Cine Yara, marzo de 2005
-Exposición web
colectiva de dibujos y poemas, “Proyecto Setra”, EU.
-Exposición
colectiva de arte gráfico cubano contemporáneo, Northwest Missouri State
University, que recorrió varias galerías universitarias de los EU.
2004
-Exposición
“Alegantropía de un mundo al revés”, de dibujo y grabado en la Fundación Drac,
Mallorca, acompañados de poemas de Marié Rojas Tamayo.
-Exposición
Colectiva “Arte de paz para la comunidad”, Proyecto la Caja del Pastor,
Municipio Arroyo Naranjo, Cuba.
-Exposición web
de dibujos y grabados en Mundoculturalhispano, España.
-Exposición web
de dibujos en Casa da Cultura.org, Brasil.
-“Manténgase
alejado del alcance de los niños”, exposición colectiva. Galería José Antonio
Díaz Peláez en la Academia San Alejandro. Ciudad de la Habana.
-“Manténgase
alejado del alcance de los niños”. Academia Provincial de Artes Plásticas de
Trinidad. Santi Spíritus.
2003
-Exposición web
de dibujos en Casa da Cultura.org, Brasil.
-Exposición
colectiva de estudiantes de San Alejandro, Galería de la Academia.
-Exposición web
de dibujos en “Lalectoraimpaciente”, Madrid.
-Ilustrador del
poemario “Caleidoscopio”, de la escritora argentina Emilse Zorzut, presentado
en el Taller de Gráfica de la Habana. Autor de la litografía-cartel de la
presentación. Se exponen las ilustraciones en la galería del taller.
2002
-Exposición
colectiva de Ilustradores de la revista La Edad de Oro en Nosotros, Biblioteca
Provincial Villena, La Habana.
***
InvenTREN
SAN SEBASTIÁN*
Allá en el
fondo Donosti. Allá en el fondo la Donosti que no debe ser invocada porque una
vez que se la invoca aparece, y cuando aparece ya se sabe, es tirar de la
soguita y no hay caso, el hilito de memoria viene con todo lo que está
comprimido y de pronto se despliega y todo está intacto y vívido. Es Donosti y
son los abuelos, y el monte y los caseríos, y la niñez con árboles de manzana y
las cinco hermanas que cuatro se fueron de monjas y una no, y es el colegio y
la monja Imelda puro rencor reconcentrado pobre vieja que ya habrá muerto. Es
la Donosti que vocea como en sueños a esta estación que se llama San Sebastián,
extemporánea y tan ajena en la pampa sudamericana.
Ya al ver en el
recorrido el nombre de la estación San Sebastián, se le recortó en rojo y se
dijo que no, que esta es otra San Sebastián tan lejos tan inconmensurablemente
lejos de la baska Donosti de edificios delicados y puentes ornamentados. Sabe,
ella, que esta San Sebastián argentina no es ni puede parecerse a la Donosti
euskera, y sabe por haberlo sufrido que los viajes deben ser hacia adelante,
porque el que mira hacia atrás se transforma en sal, en estatua, en lágrima y
dolor visceral.
Pero este tren
va a hacer parada en San Sebastián, y el no pensar es difícil y el no sentir es
imposible. Detrás de las ventanillas se suceden los campos llanos y el pasto
mientras se superpone una capa delgada de helechos, de coníferas, de ovejitas
blancas con cencerro. Será una niebla quizás la que nubla la vista y hace
aparecer montes redondeados, casas blancas con tejados rojos, olor a mar allá
donde los barcos se enfrentan con sus hombres al Cantábrico.
Euskadi que ya
no es, Euskadi de la niñez que tan ligada está a la muerte, como eso de que la
meta y la largada suelen converger en las pistas circulares.
Miedo, ahora.
Miedo del tren que es como la luna y las monedas, como la lluvia y la tristeza,
imágenes que devienen en metáforas tan exactas que se confunden. El tren y el
viaje hacia la muerte, fin de viaje, la vida que traqueteando se precipita en
la nada final. Y ahora que el tren llegará a San Sebastián se cierra el círculo
sobre la infancia. Miedo. Miedo a desear que de una vez acaben los trabajos y
las agitaciones, se pare el péndulo y la San Sebastián ésta sea la Donosti
aquella. Miedo a querer estar en la muerte mientras el tren se precipita sobre
los rieles negros.
Vuelven los
parques y las estatuas, vuelve la nieve derritiéndose en las botas y vuelven
los temporales y las galernas que devoraban barcos allá donde el mar es océano
poderoso. Vuelven aquellos trenes que, se lo debe decir a si misma, no son éste
tren.
Anochece.
Ya casi llega.
Las penumbras permiten que el paisaje se levante como un libro troquelado,
abetos y robles suplantan los eucaliptus, iglesias de piedra, ríos estrechos
con puentes de pretiles gastados y sombras de peregrinos con sus maquillas,
esos báculos de andar por el monte. Ya ni hace falta mirar por la ventanilla,
si todo está más adentro de la superficie de los ojos, si ya es todo una
yuxtaposición de bailes con vestido blanco y cintas verdes y rojas, el gato
Holofernes cayendo de la terraza, los jacintos en las macetas, y el desgarro
del puerto desapareciendo en el horizonte, tan pequeño, tan pequeño, en la
nefasta jornada de la partida.
Ya no hay
planos, todo está allí comprimido y necesario, compacto. Un todo en el que la
violencia de la partida, el amor de los abuelos, el olor a los lápices de
madera, la voz de la radio BBC durante la segunda guerra, las amigas y, también,
todo lo malo, son una madeja indistinguible que le está haciendo estallar el
pecho.
No le importa
morir aquí, hoy, esta noche. En este momento se ha alineado la vía hacia
Donosti, y con lágrimas advierte que el tren se detiene.
Baja del vagón
sin sentir el suelo bajo los pies. Sabe que la recibirá el mar y el monte, que
la querida silueta del abuelo la esperará en el andén. Con ojos fijos mira su
propia muerte.
El hijo y el
nieto la esperan. Desciende la abuela con un rostro extraña, casi como si no hubiese
nadie detrás de esa máscara rígida para responder a la llamada. La llaman. Al
hijo le ha temblado un poco la voz.
La abuela
vacila levemente, advierte al nieto, ve al hijo ya canoso. Retorna, sonríe,
vuelve a entrar en sí. Sale de Donosti, camina hacia ellos por San Sebastián.
Ha de vivir un poco más.
*De Mónica
Russomanno. russomannomonica@hotmail.com
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