*Foto de Pablo Krantz.
Conjetura*
En qué fragua se forjó esta piedra
transparente, propensa a la lastimadura,
tanta fragilidad dispuesta
al desembozo en lo más mínimo.
Lo pequeño llama a lo pequeño
y la lluvia a la lluvia.
A veces, perdonar es imposible.
-Poema de su libro Teoría
de la niebla
-Alicia nació en 1976 en Rosario,
Argentina, donde vive. Es mujer-madre. Trabaja como comunicadora social,
periodista y docente. Escribe poesía y teatro. Ha publicado cuatro libros de
poesía: La sumergida, 2003
(segunda edición virtual en 2016), Gallina
Ciega (2009), Tierra (2017)
y Teoría de la niebla (2019). Fue
incluida en publicaciones literarias de otros países, y en varias antologías
locales, nacionales y extranjeras. Poemas suyos fueron traducidos al inglés.
EL INFINITO PEQUEÑO DE LA
VIDA...
LA RAZÓN DEL TRONCO*
En medio
de la serenidad del bosque
el gallardo
don Quijote, sobresale
inmune a las embestidas
de tantos formidables adversarios:
el viento, el hombre, el sol.
Los pájaros. Todos, buscaron
convertirlo en leño
o, en polvo del pasado.
En medio del serenísimo
bosque, la hambrienta
soledad del hombre
lo empuja soñarse árbol.
A pensarse vivo.
*De Daniel Montoly.
La Nada le dice al Todo:
“ten, antes de que nos dividan” *
No te mojes, ave de pico delgado
mira que este pueblo es un sueño lejano.
No tienen sentido tus cantos bajo esta lluvia,
tu himno triste del corazón
recrea caminos que ya no existen más.
A ti te he cantado, me dirás
y mi repugnante rostro
se hará incomprensible para ti y tu lluvia.
Sabes a dónde iremos
cuando acaben de desgranarse las nubes,
hacia dónde van los cantos,
en dónde se mece el recuerdo de las palpitaciones
que nos llevan fuera del ritual.
Sal de la lluvia que ese no es tu cuerpo,
tu plumaje se ha saciado.
Dejanos construir mitos
de donde emane nuestra existencia.
Dejame colgarlos en cada foco de la habitación,
para ir luego a hacernos cometas
con los azulejos del alma en los pies,
tus ojos, mis ojos bajo la sombra
amanecen en el frío del tiempo.
Me has dicho con voz humana
que nada en lo que creo es cierto:
que esa alma de la que hablo
no es más que un ominoso invento
que por ingenuidad he creído.
Mientras tanto,
una verdad distingo en tu canto:
El Sol se entrega al mar en sus pieles de arena,
bebe la sal de su cristal...
Pero yo no lo veo:
sólo miro arena,
un cabello como el tuyo,
sólo miro que ya te vas.
Las ambiciones de algunas
mujeres*
Una paloma desgarra el cortinado,
el sol en declive a través de la persiana.
La paloma choca con los vidrios,
no los rompe.
Cómo hacer flamear un trapo
que sea bandera.
¡Por aquí, los ventanales!
Cuándo llegará un día distinto
al cuajar la mañana,
tela cosida sin enojo ni culpa,
increpa desde adentro la libertad del pájaro.
¡Por allá, donde el dedo señala
y se hunde!
-Poema de su libro Teoría
de la niebla
-Alicia nació en 1976 en Rosario,
Argentina, donde vive. Es mujer-madre. Trabaja como comunicadora social,
periodista y docente. Escribe poesía y teatro. Ha publicado cuatro libros de
poesía: La sumergida, 2003
(segunda edición virtual en 2016), Gallina
Ciega (2009), Tierra (2017)
y Teoría de la niebla (2019). Fue
incluida en publicaciones literarias de otros países, y en varias antologías
locales, nacionales y extranjeras. Poemas suyos fueron traducidos al inglés.
*
Cuando
deambula
la negación
pulsa
enrolándose
negándose.
POEMA DES-ANDADO*
En la Estación Central. Un hombre. Solo.
Llega y parte, buscando andenes.
Siempre está de regreso, aún de llegada.
En su mochila verde,
solo una golondrina,
un vértigo y una antigua foto
amarillenta, de un niño
y un caballo.
No, no está solo. Hay una convención de soledades.
Aquelarre.
Están todos.
Nadie falta a la cita.
El hombre ciego,
atenazado a un banco, pide.
Pide porque ha dado.
El niño con mocos escarchados
y ojos que nunca lloran.
¿Para qué hacerlo si no han de consolarlo?
La mujer que vende su fusión en tumbas solitarias
Boca de percal y pechos de magnolias.
Tampoco falta el viejo, alarife de soles
de puentes y andamios que casi no recuerda.
Al lado de una bolsa abandonada,
otra bolsa. Sin sexo.
Con un hálito de vida.
No conoce otra historia que la nada.
Y está la vieja.
Añorando las rejas del hospicio.
Meciéndose en una hamaca de
cantos y de tiempo.
Y el tren que llega,
andando y desandando
condenado a no tener raíz
a partir y a llegar.
El hombre trepa
en trasborde de sueños.
Avanza, siempre avanza
sin mirar hacia atrás.
Antes del viejo puente, al lado de un álamo
talado por un rayo, el tren para.
Y el hombre no lo piensa, solo salta
y vuelve al aquelarre.
Ellos están allí ¿adónde irían?
El hombre se arrodilla.
Les da la golondrina. Un apretón de manos
e inicia su regreso.
Ya no le teme al vértigo.
Desanda soledades.
Penetra lentamente, en la antigua foto amarillenta.
Allí lo esperan. El niño y el caballo.
El silencio y el miedo.
La raíz y la flor.
La vida y la palabra.
Pequeño infinito*
El café, los diarios, ciertas lloviznas, unas rosas rebeldes,
libros en la cama, marchas, multitudes, la música de los amigos, palabras en
red, un silencio poblado, algunas callecitas de Palermo, la voz de Cortázar que
cuenta, los compañeros del alma de La República Española, paisajes italianos
que caen abruptos para entregarse al mar, el malecón de Cuba, esas manos que
cubren, la belleza del deseo abriendo la piel, jugar a tocarse con lenguaje; el
alivio después que la piedra del dolor se levanta, pestañas en seda acariciando
la noche; jardines a tientas, una foto olvidada, zapatos viejos, los sueños por
venir, la voz que me dice no te rindas, el infinito pequeño de la vida.
Paradoja*
El día tiene veinticuatro pasos
mi andar menudo
los prolonga
así la noche no huye de mí.
Cuando maduran sus espectros
el día y yo
nos arrojamos al vacío
y en el paso siguiente
inexiste
inexisto.
Y somos un ovillo rodando hacia los sueños.
Es la oscuridad
quien me viste de luz.
*De Miryam Colombotto Seia. miryamseia@cablenet.com.ar
Relojes*
Todos los relojes de la casa están parados.
Unos se detuvieron
hace ya mucho tiempo
en el páramo angosto
de una juventud ida
sin lágrimas ni estrépito.
Otros fueron dejando
de latir poco a poco
como templados bueyes
que se acuestan y duermen
su estirpe fatigada.
El último rompióse
al filo de un otoño
que el olvido atesora.
Desde entonces, mis ojos
permanecen anclados
en las saetas muertas
-detenidos con ellas
repitiendo el instante
como una foto vieja
con los bordes quebrados-
Mientras suena Nina
Simone*
Se vive el mismo momento una y otra vez.
Si parece ayer cuando miraba
la puerta blanca a las tres de la tarde,
en la tibia resolana de mayo.
Sentía entonces la potencia de la vida,
más que la sangre: su influjo,
lo dado y lo perdido, el precioso barniz
que la felicidad entregó a préstamo.
Claro, es la ventana de entonces
la que refleja el tono del poema,
la lengua y una nube pasajera
ensombreciendo.
-Poema de su libro Teoría
de la niebla
-Alicia nació en 1976 en Rosario, Argentina,
donde vive. Es mujer-madre. Trabaja como comunicadora social, periodista y
docente. Escribe poesía y teatro. Ha publicado cuatro libros de poesía: La sumergida, 2003 (segunda edición
virtual en 2016), Gallina Ciega
(2009), Tierra (2017) y Teoría de la niebla (2019). Fue incluida
en publicaciones literarias de otros países, y en varias antologías locales,
nacionales y extranjeras. Poemas suyos fueron traducidos al inglés.
*
A los que somos libres en cualquier sentido, a los que
no nos importan los mandatos ancestrales, de la publicidad y del capitalismo,
del patriarcado o de lo que sea, especialmente a los artistas, músicos,
escritores y poetas (que jamás seremos "normales"), no permitamos que
la estrecha sociedad fundamentalista nos desvíe de nuestras búsquedas, nos
convierta en vulgares, normalitos, obedientes, carneros, o el adjetivo que
prefieran. Seamos herejes, pensemos por nuestra cuenta. (Y, fundamental:
dejemos pensar a otros)
Inventren
Rieles de letras*
La vaporera se detiene.
Faltan –a la vista de quien baje a verlo con sus propios ojos- las
vías y los durmientes. El maquinista con las antiparras levantadas y el rostro
tiznado de hollín conversa con el guarda que lleva su impecable chaqueta color
beige y la gorra con visera, conversan y piensan. El guarda habla con el
capataz de obra.
Se ríe por la respuesta.
-Dice que sigamos, que él va a poner vías imposibles de remover.
El maquinista se conmueve, esta aturdido por lo que escucha desde
la voz del guarda:
-Dice Don Nicolás que no tengamos miedo, que sigamos sin temer un
descarrilamiento, que el pondrá rieles de letras, durmientes de palabras que
echarán raíces de acero en los terraplenes. Que hará balasto con vocales duras
como piedras.
El maquinista y el guarda se cruzan una breve sonrisa, aceptan la
irrealidad absoluta de la situación, van a seguir como debe seguir la vida
misma.
El hombre vuelve a subir pero esta vez en un primer vagón casi
desierto de pasajeros. Se sienta, se promete quedarse allí hasta llegar a la
estación destino.
Del afuera solo puede ver nubes de vapor que se disipan contra el
celeste cielo y un sol tibio que anuncia primaveras.
Un grupo de golondrinas tempranas planea como descansando en el
aire.
*De Eduardo Francisco Coiro.
-Próxima estación de escritura:
Apeadero KM. 55.
En el recorrido del tren literario por Ferrocarril
Midland:
ELÍAS ROMERO. KM.
38. MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO.
LIBERTAD.
MERLO GÓMEZ. RAFAEL
CASTILLO.
ISIDRO CASANOVA. JUSTO
VILLEGAS.
JOSÉ INGENIEROS.
MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. ALDO BONZI. KM
12. LA SALADA.
INGENIERO BUDGE. VILLA
FIORITO. VILLA CARAZA. VILLA DIAMANTE.
PUENTE ALSINA.
INTERCAMBIO MIDLAND.
JUAN TRONCONI.
En el recorrido del tren literario por Ferrocarril
Provincial:
CARLOS BEGUERIE. FUNKE.
LOS EUCALIPTOS. FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN
GOYENECHE. GOBERNADOR UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR
DE SAN JUAN RUPERTO GODOY. GOBERNADOR
OBLIGADO.
ESTACIÓN DOYHENARD.
ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA. D. SÁEZ. J. R. MORENO.
EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.
LISANDRO OLMOS. INGENIERO VILLANUEVA. ARANA.
GOBERNADOR GARCIA.
LA PLATA.
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InventivaSocial
Plaza virtual de escritura
Para compartir escritos escribir a: inventivasocial@yahoo.com.ar