viernes, febrero 21, 2025

EL CORAZÓN ES UN POEMA.

 


*Dibujo de Erika Kuhn.

https://obraerikakuhn.blogspot.com/

 





 

 

 

 

Crenovich

a Del Prete*

              

 (Línea 57)

 

Al contrario de lo que quiere la gente,

yo ruego que el colectivo

venga lleno cada vez que viajamos juntos.

 

Nosotros no tenemos nada en común.

Jamás nos hubiésemos conocido viajando.

Él vive hacia el norte; yo más al centro.

Ni siquiera nos coinciden los horarios. Damos

dos pasos atrás. Se agarra del pasamano. Yo

me agarro de él -no puedo hacer más: con suerte

le llego al pecho-. Nos presionan de todos lados:

entregar un libro en dos días; sus clases

de los viernes, y veinte albañiles que intentan

llegar temprano a casa. ¡Un pasito más!, grita el chofer.

Lo miran con mala cara, en cambio, su cara

es inconfundible: no está enojado, no está triste.

Quiere pedirme lo que no podría darle. Vení,

me dice con esa voz grave que usa a veces, y yo

me interno como una adolescente en el hueco

que hay entre su abrigo y la camisa verde musgo.

Lo abrazo. Él y yo no tenemos nada en común,

pero su corazón está en la punta de mi boca -lo

siento latir-, el colectivo va lleno, un bebé

llora adelante y nos quedan quince minutos

de algo demasiado parecido al amor.

 

*De Cecilia Romana.

-De "Poemas concretos", Editorial Cabiria. 2015

 

-Cecilia Romana. Nació en Buenos Aires. Es escritora y Licenciada en Artes y Ciencias del teatro. Publicó ocho libros de poesía, entre ellos Aviso de obra (Premio de Poesía Iberoamericana Sor Juana Inés de la Cruz 2006), y No lo conozcas (Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2006) El libro de los celos (Segundo Premio Poesía Fondo Nacional de las Artes 2009). Y Los que se fueron (Segundo Premio Poesía Fondo Nacional de las Artes 2011).

Es autora de cuatro volúmenes de relatos infanto – juveniles (Norma) y varios libros escolares para nivel inicial, primario y secundario en Kapelusz y Santillana. Realizó el estudio preliminar de la edición de El salar de Fausto Burgos para la colección Los Raros de la Biblioteca Nacional en 2010.

Sus poemas han sido traducidos al francés en Canadá (Exit) y Bélgica (Maison de la poésie), al italiano, inglés, portugués, y polaco formando parte de antologías argentinas, latinoamericanas y estadounidenses.

Trabaja en la Biblioteca Nacional desde 2014.

 

 

 






 

El corazón es un poema*

 

Cuando el corazón se detuvo

el escritor dejó inconcluso su poema

pero como todas las cosas misteriosas

aparecerá aquí en el bosque

o tal vez en tus sueños

para que lo termines.

 

*De Andrés Bohoslavsky. vladimirbeat@yahoo.com.ar

Febrero de 2025

-Del libro Miniaturas en el sendero poético, de próxima aparición.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TRAS UNA MUJER PEQUEÑA*

 

Existe una mujer pequeña

Que cabe en un suspiro.

 

A veces deja mensajes extraños

Que escribe con resto de comida

Siempre pensé que me volvería loco

Pero ella tiembla, me abraza

Y pide que le rasque la cabeza.

 

Recorre la ciudad alborotada

Como un circo recién llegado

 

Yo voy tras ella.

 

*De Carlos Norberto Carbone.

 

 

 

 

 



 

 

 

 

PARA VIVIR*

 

Para vivir,

yo busqué un sitio oscuro.

Para vivir.

 

Para vivir,

practiqué el mimetismo.

Para vivir.

 

Me compuse mil caras,

mil caras inocentes,

mil caras complacientes.

Para vivir.

 

Mil caras diferentes,

mi amor, mi buen amor,

mi amor que sólo tienes

la cara del amor.

 

Yo cavaba la tierra,

callaba, me escondía,

borré todas mis huellas,

me deshice de todo,

mi amor, para vivir.

 

Para vivir,

yo busqué un sitio puro.

Para vivir.

 

Para vivir,

sólo había este abismo,

mi amor, para vivir.

 

*Raúl Gustavo Aguirre.

-De Señales de vida (1962)

https://es.wikipedia.org/wiki/Ra%C3%BAl_Gustavo_Aguirre

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ESTACIÓN DE LOS ADIOSES*

 

 “La muerte hace ángeles de todos nosotros y nos da alas donde teníamos hombros, suaves como garras de cuervo”

JIM MORRISON

 

ESTACIÓN DEL LLAMADO

 

Fijamos un término a la angustia. Un vallado. Una empalizada.

Acaso se te olvidó la víspera. Medio cirio apagado y él me llama.

Voy a partir amado mío. Mi vértice secreto. Huir.

Desertar, muy lejos del umbral de tus soleras.

 

 

ESTACIÓN DEL LABERINTO

 

Te he visto ciego. Laberinto. Río. Ventana que da al fuego.

Aquí ya nada será igual. Los pulsos. Los latidos.

Medio cuerpo en sus parpados. La noche entre sus brazos.

Mientras miro partir la golondrina, tú, ríes con tus muertos.

 

ESTACIÓN DE LAS HUELLAS

 

Sé, siento, has moldeado el surco de tu pié.

Yo, aun no borro los surcos de mi frente.

-Las huellas de la piedad son tan tenues. Tan frágiles-

Hacen llorar los ojos de los gatos. Sangre abierta. Año bisiesto.

 

 

ESTACIÓN DE LAS MUERTES

 

Has un gesto, uno solo, dijiste. Lengua de brizna y paja.

Mi barro tomó el contorno de tu pecho.

Has un gesto, uno solo, dije. Tristísimo temblor en tus vertientes.

Dios me apuñaló mirándome los ojos.

 

Mi atardecido amor. Mi silicio. Seis horas tiene la luna roja.

“Mis hombros, suaves como alas de cuervos.”

Cómo será el crecer de mis cabellos, allá, entre las algas.

 

*De Amelia Arellano.

San Luis.

 

 

 

 

 

 


 

 

 

*

 

Si vas a entregar el corazón,

sabelo,

puede quedar solito

en medio de la estepa,

perdido como los corazones que se pierden,

dando vueltas,

perseguido por el hambre

o por los lobos.

Tenés que saber,

ahora,

antes de que debas ser valiente,

que entregar el corazón

no es

para cualquiera.

Hay que tener coraje y una cuota

de demencia,

porque nunca se sabe bien

en qué manos caerá tu corazón.

Pero si no lo das,

si lo guardás escondido bajo el ala,

qué tristeza

un corazón cobarde,

qué tristeza.

 

*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com

-Mariana nació en General Belgrano, provincia de Buenos Aires, en 1971. Actualmente vive en City Bell.

Publicó: Cuadernos de la breve ceguera (La Magdalena, 2014)

Jardines, en coautoría con Raúl Feroglio (El Mensú, 2015)

La hija del pescador (La Magdalena, 2016)

Piedras de colores (Proyecto Hybris, 2018)

El orden del agua (GPU Ediciones ,2019)

Madura (Sudestada, 2021)

Quiero sacar la cabeza por la ventanilla de tu coche (Halley Ediciones, 2023)

Patio (elandamio ediciones, 2024)

Poesía reunida (Medusa editores, 2024)

-Coordina Microversos, talleres de exploración literaria.

 

 

 

 



 

 

 

 

 

ALREDEDOR DE NABAM*

 

Yo soy yo, la que escribo y no la que escribió. Algunas veces, cuando releo la novela de ella tiendo a confundir las identidades y creo ser la otra, la que se obsesionó con ese personaje extraño y maravilloso que fue apareciendo apunte por apunte, en esas noches de insomnio en las cuales la historia le fue aconteciendo como dictada, como si ese ser imposible se escribiese y describiese a sí mismo, apareciendo pleno y corpóreo, ajeno a su imaginación.

La cosa comenzó a partir de un artículo del "Diccionario infernal" de Collin de Plancy, libro que pacientemente la esperaba en un anaquel de la biblioteca familiar desde antes de que naciera. Siempre había estado allí, lo descubrió en la infancia leyéndolo a escondidas de sus padres, y desde entonces esporádicamente releía algunos artículos, con la curiosidad incrédula que conviene a nuestros tiempos y la satisfacción por el estilo y el lenguaje antiguos. También allí, desde siempre, la aguardaba quizás Nabam para manifestarse.

En la página dedicada a los conjuros se recetan las palabras, signos y condiciones para invocar a los demonios, y tan bien organizadas se encuentran las huestes infernales, con sus capitanes, sus legiones y sus cadenas de mando, que a cada día de la semana corresponde un demonio, un horario para efectuar la ceremonia, una ofrenda que debe ser preparada con celo para entregar al compareciente.

La escritora no otorgaba fe a la brujería, pero le pareció que el tema era adecuado para crear una novela, y la primera noche hizo una descripción de Nabam, el demonio de los martes.

"Lo miro parado y es más bajo de lo que parece estando sentado. Esa falsa impresión la causa una cierta desproporción entre el cuerpo y los brazos, que resultan demasiado largos. Me desagrada. Tiene un exterior brutal desmentido por una delicadeza extrema en los dedos y la forma en que manipula los objetos. Desearía que fuese simplemente bestial sin esa cualidad falsa de cuidadosa cortesía. Cuando habla, agacha la cabeza, lo que hace que aparezca una línea blanca debajo de su iris. Ojos celestes, o grises, o verdes.

Difícil definición. El inicio de cada frase le provoca una sacudida y un adelantar el torso hacia mí, que en cada uno de sus avances retrocedo. Me llega su aliento a cigarrillo y alcohol, y algún aroma más como a perfume y transpiración. (Y flores marchitas). Me mira con una intensidad que me pone nerviosa. Respondo apurada, equivoco las palabras y mis expresiones me resultan estúpidas en el mismo momento de decirlas. Siempre igual. Serpiente encantadora de pajarillos. Pero yo no soy un pequeño pajarito; sin embargo frente a él soy un ser informe. Me desprecio. Cada vez que estoy contenida en su mirada, con su cuerpo atento y ominoso, me siento en la zona de trampa. Digámoslo de una vez, el hombre me resulta intolerablemente atractivo porque me repugna."

Este primer retrato se le dio como una revelación, como si hubiese visto realmente a Nabam, y al otro día la imagen del demonio se le presentaba constantemente, reclamando su atención aun mientras ejecutaba sus tareas cotidianas.

Tenía, entonces, al personaje. Cómo sería el desarrollo de la novela no era tan claro, excepto que le resultaba evidente que se enamoraría de él con secreto horror. En síntesis, una mujer invoca al demonio en una ceremonia hecha por broma, el demonio se presenta, se declara suyo, esta mujer debe convivir con él y se consignan las visicitudes y los diálogos que se dan entre ellos.

En algunos borradores utilizó un narrador omnisciente, en otros la tercera persona, pero los desechó y finalmente escogió el relato en primera persona, siendo la narradora una mujer que era ella misma, disfrazada apenas por detalles dispares o concesiones tenues a un intento de ocultamiento. Se puede notar sin ninguna dificultad al leer el libro cómo esos pueriles disfraces se diluyen a medida que la relación avanza, y finalmente aparece la escritora claramente retratada a través de sus palabras. Así, Nabam iba tomando forma y peso, y ella se despojaba de imposturas para reconocerse como protagonista del drama.

"No soy más que una mujer. Una patética mujer. No puedo escribir sobre sentimientos porque caería en la deplorable zona de la novela rosa, no no no no no no.

¿Qué se puede decir que no haya sido dicho admirablemente por otros?"

Este párrafo se encuentra en su diario, y por la fecha corresponde a las primeras etapas de escritura. No deseaba escribir una historia de amor, y era eso sin embargo el fondo de la trama, la secreta seducción del demonio. Sin embargo, un segundo leitmotiv ejercía un contrapunto constante, y era la relación del demonio con Dios, la imposibilidad de probar la existencia de Dios aún ante la presencia del demonio, igual de ignorante que las demás creaturas de los secretos designios del creador.

Así, este personaje en principio fantástico e increíble se va mostrando como ser arrojado al mundo, dotado de escasos poderes y aún más escasos conocimientos del más allá, siendo que al entrar en este territorio, al franquear la puerta de nuestra existencia pierde la memoria sobre las maravillas o espantos del otro lado.

Todo esto lo escribía ella sin consultarse a sí misma, con rapidez, finalizando capítulo tras capítulo casi sin efectuar correcciones posteriores.

"No me extrañaría para nada comenzar a escribir en lenguas. Jamás había sentido igual urgencia por otro relato, ni tanta seguridad al poner las palabras, que se siguen unas a otras como dotadas de una necesaria ordenación. Recuerdo un documental sobre el autismo, en el que un niño dibujaba un gallo copiando la imagen fielmente de su memoria, trazando líneas aparentemente azarosas, caóticas, hasta que como por milagro se completó la figura. Se explicaba que las líneas no tenían sentido para él, y que aleatoriamente podía realizar un trazo del ala, luego una pata, luego una pluma de la cola y el pico, pero que el gallo surgiría completo y perfecto al final, siempre igual al primer modelo, sin importar el orden o aparente desorden de la operación. Me pregunto si no estaré dibujando algo que tiene una existencia propia, me pregunto qué rostro aparecerá cuando coloque el punto que cierre el último capítulo, y si podré mirar ese rostro que me estará devolviendo la mirada".

Esa sensación de ser mera transcriptora, acaso de estar realizando un acto más de médium que de creadora la acompañó todos los meses en los cuales los capítulos se sucedían velozmente unos a otros, en los cuales el demonio narraba historias, reflexionaba sobre la humanidad desde su condición de creatura ajena, se instalaba con su rostro y su cuerpo detalle por detalle en las palabras y en esa realidad paralela que tomaba una consistencia de cosa cierta.

Y Nabam, claro, era hermoso y terrible, orgulloso, soberbio y completo en sí mismo, una enorme fuerza agazapada y acaso mentida en su presencia confortable. La violencia probable, la posibilidad de una súbita detonación hacía que el horror por su condición demoníaca permaneciera como bajo continuo por detrás de la melodía tranquilizadora de los diálogos calmos y la convivencia cotidiana.

El demonio se presentaba con una corporeidad en el relato que al principio le hizo dejar las luces encendidas por las noches y se resolvió luego en una especie de espera insensata.

"Me he descubierto en la calle mirando insistentemente los portales y las veredas, buscando la imagen familiar de mi demonio recostado contra el umbral de una casa o fumando silenciosamente desde la silla de un bar, libro en mano, sentado con esa actitud de dejarse estar, con ese reposo de animal cazador que reconocería de inmediato. Me ha parecido verlo, y no me he asombrado. Sería natural y fácil caminar hacia él y saludarlo, aceptando su comparecencia como algo necesario.

Cuando escribo lo siento a mi lado, puedo percibir ese olor que le es característico, y no tengo miedo sino expectación. Frente al teclado de mi computadora, mientras describo cómo me seduce lentamente, soy seducida, ¿me seduzco? Y cómo lo extraño cuando lo busco en las habitaciones silenciosas y descubro que él no está aquí, que no puedo rodear su cuerpo ominoso con mis brazos.

Ayer, cuando llegaba a casa, la imagen de Nabam aguardándome, espalda en la pared, cigarrillo humeante en la mano de estatua, esa imagen era tan nítida y precisa que la decepción de no encontrarlo me sumió en una depresión que hube de conjurar continuando con la novela, donde vive respira actúa habla, me habla."

Reconociendo el grado de obsesión que su personaje le provocaba, la escritora no se alarmó por ella sino se limitó a disfrutarla, pues no creía en realidad en la existencia de los cielos o infiernos del catecismo. Pensaba, como lo consignó en otros apuntes, que esta momentánea suspensión de la incredulidad era el resultado de haber encontrado un carácter y una historia interesantes, cosas que favorecerían la obra, que prometía ser buena o en el peor de los casos menos mala que sus anteriores producciones, las que reconocía resignadamente como mediocres y carecientes de ese impacto que obliga al lector a mantener la atención en las páginas, y distrae del artificio del estilo y los mecanismos del relato.

"No te asustes, que cuando te dije que lo busco y me parece escuchar sus pasos demorados por las habitaciones, sé perfectamente que no va a ocurrir. Sólo es un sentimiento de posibilidad de la maravilla pero como juego. Déjame ser feliz con su compañía imaginaria mientras dure. No te preocupes, que no me estoy volviendo loca. Lo que pasa es que es tan hermoso."

Este fragmento de un mail a una amiga da cuenta de la alarma de ésta por esa inmersión en la irrealidad, y del intento de la escritora por tranquilizarla y quizás tranquilizarse a sí misma. Luego del frenesí de escritura de los primeros tiempos, hubo una súbita detención en correcciones mínimas y agregado o sustitución de palabras o frases que no alteraban la obra sustancialmente, sino que demoraban el desenlace.

"No he continuado con la novela. No puedo decir mi novela porque es suya, es la zona donde él camina y respira y me acaricia distraídamente. Me he percatado de que esta suspensión no se debe a falta de inspiración. Demasiado sé que ya el último capítulo está completo línea por línea, y es el miedo a la finalización, a escribir las palabras lo que me amedrenta. Sé que puesto el punto final, esto acaba, Nabam se transforma en un personaje con presentación, nudo, desenlace, y que narrar el desenlace equivale a darle fin a él junto con la novela. Está vivo mientras escribo, lo relegaré al pasado cuando concluya su historia. Me demoro en separarme de su presencia cotidiana, no me resigno a aceptar que sus últimas palabras sean consignadas y se resuelva finalmente en una foto más del álbum, que desaparezca como esos amigos que se van y se diluyen en la memoria."

Pero, resignadamente, luego de corregir una y otra vez pasajes ya revisados, en un solo día completó lo que restaba y colocó el temido punto último que equivalía al punto de muerte para la relación íntima con su personaje.

"Ya está, la cosa está hecha. Nabam está terminado, qué feo me suena. Ahora, a intentar vivir sin mi demonio. Pero qué dramática, yo que deploro las tragedias y esa penosa magnificación de las cosas, me entrego a la lástima por mí misma y por nada. Pero me engaño. Es el pudor, siempre ese pudor por los sentimientos lo que me obliga a intentar mentirme a mí misma. Los sentimientos me avergüenzan como la exhibición de las tragedias o la demostración de que al fin y al cabo yo tomo, también, seriamente mis sufrimientos, aunque éstos sean bastante lastimosos y dignos más de una sonrisa que de una lágrima. No es que no haya ocurrido nada, lo que me sucedió no sucedió en el terreno de lo diurno, de lo tangible, pero esta desazón, este pesar no son ficticios. Es un abandono, una carencia, y duele, me duele.

A veces siento el impulso de retomar Nabam, de agregar otro capítulo, de fingir que puedo tocarlo cuando íntimamente sé que está completo y no puedo manipularlo sin perjudicar esa cosa de bruñido ya realizado."

Quizás resulte innecesario referir que ella estaba enamorada de Nabam. Se había enamorado de ese ángel caído hermoso y taciturno que página a página iba definiéndose como un ser negado al amor. Era la seducción del amado inaccesible, acaso la más perversa porque al no ser factible su satisfacción la transforma en una obsesión imposible de conjurar. Ella sólo podía depositar su amor en ese demonio, y el demonio sólo podía amar a Dios, que lo había expulsado de su amor.

Situación refleja, simétrica, insensata porque el demonio a fin de cuentas no existía.

"Te extraño mi Nabam, cómo te extraño. Y no es casual que extraño sea lo ajeno, lo diferente, lo alejado de uno y de sus costumbres, y utilicemos el verbo extrañar para expresar el intolerable vacío, la urgencia, el desesperado hueco que alguien deja en nosotros al marcharse. Cuando uno extraña, es porque el extrañado se ha convertido en ajeno, alejado, diferente, en un extraño."

Pasado un tiempo, dijo a sus amigos en tono de broma que poco a poco había remitido la enfermedad, y que ya no buscaba a su personaje por las calles ni esperaba hallarlo sentado en la silla de hierro de la cocina. Contó que había comenzado a escribir algunos cuentos, y que tenía la idea de una nueva novela.

Hay apuntes de esa novela, que recomenzó varias veces, sin hallar el tono justo ni la forma de narrar la historia. Los borradores revelan una escritura desganada, carente de inspiración, más de trabajo de redacción impuesto que de novelista.

"No hallo placer en la escritura, no puedo dejar el estilo de Nabam, su castellano antiguo, su fría observación a través de frases corteses. No puedo creer en estos nuevos personajes intrascendentes, meros personajes y no otra cosa, marionetas con los hilos al descubierto. Cómo habría sonreído Nabam, siempre tan pronto a burlarse de mí, si hubiese leído la frase 'marionetas con los hilos al descubierto'. Sin su mirada no puedo soslayar estas frases estúpidas y gastadas. Para qué engañarme, no puedo escribir este libro sin sombra, esta historia anecdótica e insustancial que tanto esfuerzo me demanda y que tan poco vale."

No destruyó los borradores, pero los guardó definitivamente y no volvió a escribir.

Sus conocidos dicen que ya no hablaba de Nabam, y que continuó su vida sin demostrar la íntima sensación de vacío de la que habla en su diario. Era quizás tan penosa para ella que no quería compartirla, y más aún cuanto que pensaba que no había verdaderos motivos, ya que se repetía que el demonio había sido un personaje en una trama y no había razones reales para sentirse abandonada. Cabría preguntarse qué es la realidad, qué significa esa palabra aplicada a los sentimientos.

"Trato de salir, de ver amigas, de volver a la realidad. Me persigue un vacío helado, una soledad que me atemoriza, la vergüenza de admitir ante mí misma que me enamoré de un ser inexistente y al que yo misma di forma sólo con palabras. Cómo decir esto, como admitir esto si no puedo confesármelo sin saber que es absurdo. Sin embargo, no es menos doloroso por ser absurdo. No, no duele menos."

Fue entonces que tomó la resolución de invocarlo. Tal vez lo meditó durante semanas, tal vez fue un impulso repentino. Como sea, ningún rastro escrito queda de ello, y cada uno puede formarse su propia opinión al respecto.

Repitiendo al personaje, repitiéndose a sí misma si convenimos finalmente en que ella era el personaje de la novela, con una tiza dibujó el círculo mágico y el pantaclo en el suelo, y pronunció su pedido de comparecencia a la noche del martes, al aire inmóvil de la habitación, a los improbables habitantes de esas oscuras regiones invisibles en las cuales no creía.

Sabemos que su pedido fue satisfecho, y también sabemos que no fue su demonio familiar, su doméstico acompañante quien apareció atraído formado o conjurado por la letanía. Qué terrible espanto se alzó frente a ella Dios nos guarde de saberlo. No fue posible reconocerla, pues su cadáver estaba desperdigado en jirones de carne y cabello y vísceras ensangrentadas. De nada había servido la pueril barrera de la línea de tiza, y la protección que asegura el conjuro es seguramente un engaño más de los demonios, que se complacen en juegos de esa naturaleza.

Ahora, en mis manos se encuentra la novela, y me hallo con súbito horror buscando la figura de Nabam recostado en algún muro, fumando en la silla de algún bar, respirando quedamente mientras hojea un libro. Línea por línea conozco su rostro y su cuerpo, y es tan hermoso. Es tan hermoso.

 

*De Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

Teatrillo*

 

Hay titiriteros que crean una marioneta

que actúa sin dudas como su alter ego,

pero ellos pretenden que no actúa,

que no sigue un libreto escrito,

que no es una marioneta,

que no se le ven los hilos,

que el beneplácito es absoluto,

que la incredulidad está suspendida,

que tienen derecho a ser aplaudidos

en cualquier circunstancia

y sin plantear disidencias,

aunque las hilachas sean obscenas.

Como si los que miran y juzgan

también fueran marionetas

movidas por ellos.

 

*De Horacio Rodio. horaciorodio@hotmail.com

 

-Horacio Rodio nació en Llavallol, provincia de Buenos Aires, en 1954. Realizó talleres con Laura Massolo y Liliana Díaz Mindurry. Obtuvo más de cien premios nacionales e internacionales en cuento, poesía y novela, con publicaciones en Argentina, España, Colombia y Chile. Es autor de los libros de cuentos Palabras de piedra (Baobab, 1999), Media baja (Dunken, 2012) y La insistencia de la desdicha (Ruinas Circulares, 2018), y de los poemarios El cinturón de Orión (primer premio del 15° Concurso “Adolfo Bioy Casares”, Ediciones Municipalidad de Las Flores, 2022) y El libro de Hopper (Pierre Turcotte Éditeur, Canadá, 2023). Ese mismo año, el sello español Avant Editorial publicó su novela Ausencia y error.

-En el 2024 publicó su libro de cuentos La oscuridad de los hechos. -Editorial Esa luna tiene agua.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LLEVO TU CORAZÓN CONMIGO*

 

Llevo tu corazón conmigo (lo llevo en

mi corazón) nunca estoy sin él (donde quiera

que voy tú vas, mi querida; y todo lo que haga

yo solo es hecho por ti, mi cariño)

                                                         no temo

destino alguno (pues tú eres mi destino, mi dulce) no quiero

mundo alguno (pues hermosa tú eres mi mundo, mi verdad)

y es que tú eres lo que una luna siempre haya significado

y lo que un sol siempre cantará eres tú

he aquí el más profundo secreto que nadie conoce

(he aquí la raíz de la raíz y el brote del brote

y el cielo del cielo de un árbol llamado vida; que crece

más alto de lo que el alma puede esperar o la mente puede esconder)

y esta es la maravilla que mantiene separadas las estrellas

llevo tu corazón (lo llevo en mi corazón)

 

 

*E. E. Cummings

(Estados Unidos, 1894-1962)

-Traducción de Francisco Vargas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

Una de las cosas que más me aterran es la paranoia creciente ("piensa mal y acertarás") dada por el hecho de que siempre estamos a la defensiva, imaginamos algo malo del otro pero lo más grave es que no averiguamos, lo damos por hecho. Con este modo primitivo de pensar, no salimos de la selva, ayudamos a la difamación, y nuestra vida entera y relación con los demás es un malentendido continuo.

 

*De Liliana Díaz Mindurry. lidimienator@gmail.com

 

 

 

 

 

 

Inventren

https://inventren.blogspot.com.ar/

 

 

 

 

 

LAS RODRÍGUEZ*

 

En el cuaderno dejó escrito “otra vez dar vueltas alrededor de la enorme boca del tiempo”. El abuelo que no conoció.

La abuela lo busco vivo o muerto hasta que en la estación de Beguerie alguien que lo había conocido bastante dio la única explicación que tenía:

-El hombre se habrá ido con las Rodríguez, estaba locamente enamorado de la mayor.

Fue suficiente. Era algo bastante común en esa época sin informática. No era el único caso de alguien que salía a la hora de siempre a trabajar y no volvía nunca más.

En la comisaria abrían una carpeta por averiguación de paradero que al tiempo se archivaba sin más noticia.

La abuela dio por sentado que era un abandono de hogar. En algún lugar ese que ya no era su hombre se había “juntado” con una de las “Rodríguez”. No lo busco más.

La abuela anotó sus nombres:

“Gloria Beatriz Rodríguez” la mayor.

“Graciela Susana Rodríguez” la más joven.

La hipotética historia, relato del jefe de estación que su abuela repitió a su modo hasta perder la memoria:

 “Las hermanas Rodríguez vivían en Carlos Beguerie, trabajaban en La Plata. En la semana alquilaban una pieza cerca de la oficina donde eran mecanógrafas. Iban y volvían en el tren para estar sábado y domingo en su pueblo. Fernando el guardatrén se desvivía por lograr una sonrisa de ellas. Sufría al verlas bajar hasta perderlas de vista cuando salían del andén a ese otro mundo que era su pueblo. Cuando se supo que el tren estaba por cerrar ellas se quedaron a vivir en La Plata”

El Jefe suponía que ese hombre idílicamente enamorado las había ido a buscar sin otro mapa que la intuición de su corazón, sólo con los nombres de las chicas. Quizás tuvo suerte.

Esteban, el nieto que no conoció a su abuelo fue a lo que quedaba de la perla del provincial 40 años después del cierre del tren. No había memoria alguna de las Rodríguez. De aquellos trabajadores de la estación que hubieran conocido a su abuelo no había ninguno vivo.

“A todos se los tragó la enorme boca del tiempo”. Los fantasmas no pueden relatar acontecimientos a los vivos.

Esteban había llegado a lo obvio: inútil buscar rastros después de tantos años, pero tenía su propio pálpito.

“El abuelo nunca había dado con las Rodríguez”.

De pura vergüenza. Incapaz de afrontar dar alguna explicación a la abuela había decidido ausentarse del todo, como las Rodríguez.

 

*De Eduardo Francisco Coiro.

https://www.facebook.com/CansadoDeTriunfar/

 

 

 

 

-Próxima estación:

 

FRANCISCO A. BERRA.

-Continuidad literaria por el Ferrocarril Provincial:

 

ESTACIÓN GOYENECHE.   

 

GOBERNADOR UDAONDO. 

 

LOMA VERDE.  

 

ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.

 

GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.

 

GOBERNADOR OBLIGADO.

 

ESTACIÓN DOYHENARD.  

 

ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA. 

 

D. SÁEZ.   

 

J. R. MORENO.   

 

 EMPALME ETCHEVERRY.

 

ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.  

 

LISANDRO OLMOS.

 

 INGENIERO VILLANUEVA.

 

 ARANA.

 

GOBERNADOR GARCIA.

 

 

LA PLATA.

 

 

InventivaSocial

Plaza virtual de escritura

-Editor responsable: Lic. Eduardo Francisco Coiro.

Blog histórico & archivo: https://inventivasocial.blogspot.com/

 

 

 


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