*Dibujo de Erika
Kuhn.
DETRÁS DE MIS
OJOS*
Detrás de mi
ojos cerrados
estoy yo
con los ojos
abiertos
mirándome:
soy tan pequeña
que casi
desaparezco
soy pura
uñas crecidas
y pelo largo
deformados los
dedos de los pies
los codos
tristes.
Mi pequeñez
navega
en un universo
lleno de aire,
nada más que
aire.
El aire y yo
nos pertenecemos
el uno a la
otra
en este sitio
blanco
donde mi cuerpo
se deja estar
completamente
abandonado
lejos de las
palabras
ahora que mis
ojos se abren
y se cierran
una vez más.
*De Irma
Verolín. irmaverolin@hotmail.com
-Irma Verolín nació en
Buenos Aires en 1953. Se formó en la escritura poética pero comenzó
publicando narrativa. A partir del 2013 retomó la poesía y publicó dos libros,
el segundo gracias al premio de la fundación Victoria Ocampo. Novelas:
“El puño del tiempo” y “El camino de los viajeros”. Cuentos: “Hay una nena que
gira”, “La escalera en el patio gris”, “Una luz que encandila” y “Una foto de
Einstein tocando el violín”. Poesía: “De madrugada” y “Los días”. La editorial
Palabrava editará su próximo libro de poemas: “Árbol de mis ancestros”. Es
autora de algunos libros de literatura infantil publicados en distintas
editoriales. Ha recibido numerosos premios: Emecé, Internacional de Novela
Mercosur, Internacional de Puerto Rico, Fondo Nacional de las Artes,
Primer Premio Municipal de C. de Buenos Aires “Eduardo Mallea” entre otros.
Algunas de sus
novelas fueron finalistas de los premios Clarín, Planeta, Fortabat y La
Nación. Fue becaria del Fondo Nacional de las Artes en 1999.
EN UN UNIVERSO LLENO DE AIRE…
Idilio a fuego
lento*
Hablando del amor y otras verduras
nos pusimos a cocinar.
Pelamos papas, cortamos cebollas
a lágrimas vivas, echamos sal.
Con el rojo de los tomates,
con el verde del pimiento y del perejil.
Prolijos los cubos de carne magra,
bien tapada la olla de hierro.
nos pusimos a cocinar.
Pelamos papas, cortamos cebollas
a lágrimas vivas, echamos sal.
Con el rojo de los tomates,
con el verde del pimiento y del perejil.
Prolijos los cubos de carne magra,
bien tapada la olla de hierro.
A fuego lento el guiso, a fuego lento el corazón.
Ya vendrán los hombres con hambre
hambre de guiso y de amor.
Ya vendrán los hombres con hambre
hambre de guiso y de amor.
Agregar despacio agua caliente
después fideo caracol y esperar.
Justo a la hora acostumbrada
los hombres llegan, el corazón apura.
La mesa espera y la fiesta comienza.
Fiesta del pobre, guiso caliente
y la promesa de sábanas tibias...
Y acompañadas.
después fideo caracol y esperar.
Justo a la hora acostumbrada
los hombres llegan, el corazón apura.
La mesa espera y la fiesta comienza.
Fiesta del pobre, guiso caliente
y la promesa de sábanas tibias...
Y acompañadas.
*De Elsa Hufschmid. elsifumi@yahoo.com.ar
ELLOS Y EL
UNIVERSO*
Cuando la
imagen de la desdicha de una familia puesta delante de nuestros ojos era
irreversible, le pregunte a Kalman si tenía alguna buena historia que dejara
pequeña a la soberanía de la muerte.
Kalman se quedo
pensativo, había pasado muchas horas de vuelo para apenas llegar a ver a Germán
su amigo de juventud adentro de un ataúd. A punto de ser enterrado en un
cementerio privado.
Estábamos
pisando lápidas con nombres de personas desconocidas bajo un cielo gris que por
momentos nos rodeaba como llovizna.
-Sí. Tengo una
historia justa para achicar la importancia de la muerte.
Lo relató un
arqueólogo. El hombre participa de un equipo interdisciplinario que desarrolla
una investigación en cuevas a las que se accede desde la ciudad de Dubrovnik.
Son cuevas que ya habían sido bastante estudiadas en el pasado. La data de actividad
humana realizada por carbono 14 muestra presencia desde veinte mil años atrás.
En este nuevo
estudio se realizaron sorprendentes hallazgos que fueron interpretados como
independientes pero ahora están siendo pensados -al menos como hipótesis- en conjunto.
Las
excavaciones que se realizaron hace más de una década habían hallado piezas de
cerámica de 15.000 años. Uno de esos pedazos había quedado bajo la mirada
curiosa de aquel equipo científico, era parte de un objeto desconocido y
aparentemente inútil para aquel grupo humano primitivo que habitaba allí, no
era una vasija ni una urna funeraria.
La
reconstrucción digital de los pedazos daba una imagen similar a una mascara con
aperturas para ver y respirar. Quizá era el primer casco inventado como forma
de defensa de los primitivos ante presumibles garrotazos de grupos rivales.
El equipo en el
que colabora el arqueólogo amigo hizo otro descubrimiento que resignifica la
lectura de aquellos trozos de cerámica.
En otra cueva,
cuya ubicación se mantiene discretamente oculta para preservarla se hallaron
pinturas y huesos tallados con imágenes con la misma data AP de los pedazos de
cerámica en cuestión.
Son imágenes de
la vida de esos primitivos: escenas de cacería de animales, mujeres talladas
tipo Venus. Lo sorprendente fue el hallazgo de pinturas de humanos teniendo
sexo montándose como lo hacen los mamíferos de cuatro patas. Las mujeres
representadas con enormes pechos colgantes. Los científicos quedaron admirados
por aquellos antepasados remotos que representaban al sexo y la procreación de
nuestra especie como forma de derrotar a la muerte.
El gran
descubrimiento fue observar que algunas de esas figuras humanas representadas
en el coito llevaban puesta en su cabeza ese casco -o lo que fuese- similar al
que se reconstruyo a partir de los pedazos de cerámica. La lectura inicial de
los antropólogos suponía que hombres considerados "vencedores" podían
tener sexo con las mujeres otro clan o tribu rival "vencido". Un
detalle falseaba esta hipótesis, también había mujeres representadas con ese
¿casco? puesto teniendo sexo con hombres desprovistos de ese objeto en su
cabeza.
La duda inicial
los llevo al tiempo a descartar que esa cerámica fuese parte de una defensa de
guerreros o una máscara ritual.
La siguiente
hipótesis los llevaba a pensar que ese grupo humano que vivió allí representaba
su relación -incluso sexual- con otros seres provenientes de una civilización
"técnica" La cerámica sería entonces una imitación -digamos- de una
escafandra de seres llegados del espacio sideral. O -porque no- parte del
atuendo de viajeros en el tiempo provenientes de este mismo planeta.
No hay, -cómo
te imaginaras- ninguna conclusión certera en estos estudios. A Germán le
hubiera gustado conocer esta historia. Mas aún por título del proyecto bajo el
cual se sigue investigando: "Ellos y el universo"
*De Eduardo
Francisco Coiro.
Asidas como en
mortaja carnaval de penas blandas*
Dedicado a
Santiago y Buenos Aires en primavera,
y a mi jardín
en otoño.
Suben
bajan
vuelan
solas.
Como el rumor
de las hojas
piensan
sudan
se idolatran
caen.
Como el dolor
de las rosas
duelen
suenan
bailan
se columpian
mientras pasan
por la ventana
vacía
paladar de
penas rancias
Como el sabor
de las cosas
en el pasar de
las horas.
Añejadas
limpias
amargas
y ajenas.
Como el hornero
en la rama
solas
quietas
puras
ocres
taciturnas
caminantes
y muy cálidas.
Como el vapor
del barbero
cuando retiran
el agua
suben
bajan
y encogidas
se estremecen
como hace el
pasto en la parva.
En bienvenida
de agujas
y en penar de
penas blancas
bajan
caen
duermen
corren
ruedan
abrazan
pasan
se avalanchan.
Como el correr
de la vida
danzan su danza
macabra:
los versos que
me has pedido
ya no quedan en
las ramas.
caen
corren
se entrelazan
callan.
Como manzanas
maduras
que ves
podrirse en la zarza.
Fueron tu guiño
y
mi enojo
fueron tu
tiempo y
mi olvido
fueron
pero el viento
las volvió
entre esquivas
y arrogantes.
Como sueños
agotados.
Cuando soñadas
sus penas
fueron las mías
y mis ansias
sus palabras
fueron
sus manos
aladas:
su sonrisa
fue mi máscara.
Carnaval en
armonía
silencio de
penas blandas,
sonrisas de las
gaviotas
cuando se
lanzan al agua,
su murmullo en
mis palabras
festival de
penas blancas.
*De Marta R.
Zabaleta mzabaletagood@gmail.com
-Londres,
octubre 2003
Si la vieran
los de fuera.*
Juan se
agarraba la cabeza. Martita yacía tendida en el piso junto a su cama El rostro
demacrado, la piel exageradamente blanca.
Sabiendo lo que
mezquinaba sus cosas no entendía para qué había entrado a su cuarto. Odiaba que
alguien revisara el escritorio o la mesita de luz.
Trató de
reanimarla, en vano. ¿Se habría desmayado?, ¡qué raro!
-¡Martita,
Martita!- gritó mientras la sacudía por los hombros. Martita permanecía etérea
y lívida, los ojos cerrados e inmóvil.
No supo qué
hacer. ¿Llamar a emergencias? Se complicaba porque empezarían con las preguntas
y buscarían a la policía. No era simple explicar de quien se trataba. Éste era
un caso inaudito.
Trajo un paño
embebido en agua helada, no reaccionó; tal vez agua tibia, tampoco.
No consiguió
hacerle pasar algunos tragos de café amargo ni de té dulce. Martita seguía en
su apariencia de muerta.
-¿No estaría
fingiendo?- después de todo la había sorprendido creía hurgando sus
pertenencias.
Fue a buscar
una revista y le dio aire pero siguió sin reaccionar.
-¡Martita!-volvió
a gritar. -Te perdono, háblame por favor.
-¡¿Quieres que
venga mamá?! No me gusta preocuparla. Me obligas a llamarla, te caerá una
fuerte reprimenda. ¡Mira que asustarme de este modo!
Martita abrió
un ojo, luego el otro y se esfumó en la oscuridad.
Es una fantasma
caprichosa. Después de su muerte, hace más de treinta años, no ha querido
desprenderse de nosotros. Los de la casa no le tememos pero… ¡si la vieran los
de fuera!
*De Ana
María Broglio. anamariabroglio@gmail.com
Villa Gesell
*
A veces,
cuando quedamos
solos,
entre los dos
nace un silencio,
un huequito
abisal que crece y crece
manso entre las
horas de la tarde.
No le tememos.
Es un silencio
amable
que nos espía
desde las páginas de un libro
o se queda
jugando
entre los dos
en la cola de
los supermercados.
Lo mimamos. No
es poca cosa
tener en casa
un silencio tan decente
que se limpia
las alas al volver de la calle.
Por las noches,
se acurruca
entre los dos.
Nos miramos
desde lejos, como náufragos
y abrazamos con
amor a ése
que ya es como
un hijo,
pero no.
*De Mariana
Finochietto. mares.finochietto@gmail.com
PINCELADAS*
1
La piel que me
desabriga contra el desamparo
se abriga
con las gélidas
plumas
de los cisnes
2
Siento cómo sus
blancas dunas
se van
reflejando con inquietud dentro de mi boca
apaciento a los
demonios
de la brisa
hablándoles en
la lengua de Numancia
salgo y echo
mano de mi lanza de Quijote
para
arrebatarles mi apetito
a las fauces
de esos
dragones
3
Tres muertes
no fueron
suficientes para justificar
la entrega
heroica de Pessoa
al poema,
por lo tanto,
no sé cuántas
veces he de morir
para que las
letras
justifiquen mi
inmortalidad.
*De Daniel
Montoly. danielmontoly@yahoo.es
*
Ella no buscaba
un cuento con final feliz sino ser feliz sin tanto cuento.
*De Joan
Mateu. joan@zarca.es
Inventren
ESTACIÓN POLVAREDAS*
El viejo
pueblo de Polvaredas se alza como una mancha de tristeza en los ojos del
horizonte, pueblo de innombrables en cuyas cantinas sirven las mujeres las
sonrisas más seductoras combinadas con el polvo que el viento arrastra de una
mina anciana y sin oro. Por una de sus laderas el amor se confunde con la
brisa. Y la estación donde una vez el tren recogió a los hombres que con rumbo
a la sierra se abrigaban con pedazos de cuero de vaca, porque la soledad del
frío sufre del rigor del mal de altura.
Polvaredas
es el vestigio de lo que cualquier hombre ilusiona. Un clítoris en medio de
ninguna parte. Una basílica que ofrece al hombre una esperanza. Esperanza que
cada día se torna más escasa, como la pluma de un ave Fénix o la cola de un
dinosaurio. Pero el hombre vive de sus ilusiones. Y la Polvaredas, hija del
tren, conocida como el punto de la suerte que la mala fortuna olvidó recoger
del suelo, le extiende sus brazos a todo aquel desarraigado que se aventure a
pasar por ella para que haga de ella su mujer y no su amante.
Tal como
en La Vorágine, como una jungla de ocaso abraza a cualquier cuerpo hasta
hacerlo sudar. Lo exprime. Lo seduce hasta convertirlo en ciego a otros pueblos
lejanos y olvidados por los cartógrafos, pero son sus secretos de mujer, los
que se apegan al paso del único tren que la cruza de extremo a extremo dejando
atrás un sempiterno criadero de nubes preñadas por el polvo cobrizo. Nubes que
dejaran mañana arrugas como los plisados en la falda de una colegiala alzándose
sobre los rostros huraños y ásperos, que durante el atardecer se aventuran a
preparar sus maletas. Las que nunca llegarán a abordar el tren de la
medianoche.
*De Daniel
Montoly. danielmontoly@yahoo.es
-Próximas estaciones de escritura:
PLOMER
-Por Ferrocarril Midland-
JUAN ATUCHA.
–Por Ferrocarril Provincial-
***
El recorrido por venir del tren literario en el Ferrocarril
Provincial:
JUAN TRONCONI. CARLOS
BEGUERIE. FUNKE. LOS
EUCALIPTOS. FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE.
GOBERNADOR UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR DE SAN
JUAN RUPERTO GODOY. GOBERNADOR OBLIGADO.
ESTACIÓN DOYHENARD.
ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA. D. SÁEZ. J. R.
MORENO. EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.
LISANDRO OLMOS. INGENIERO VILLANUEVA. ARANA. GOBERNADOR
GARCIA.
LA PLATA.
***
El recorrido por venir del tren literario en el Ferrocarril
Midland:
KM. 55. ELÍAS
ROMERO. KM. 38. MARINOS DEL CRUCERO GENERAL
BELGRANO. LIBERTAD.
MERLO GÓMEZ. RAFAEL
CASTILLO. ISIDRO CASANOVA. JUSTO
VILLEGAS.
JOSÉ INGENIEROS. MARÍA
SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. ALDO BONZI. KM
12. LA SALADA.
INGENIERO BUDGE. VILLA
FIORITO. VILLA CARAZA. VILLA DIAMANTE.
PUENTE ALSINA. INTERCAMBIO
MIDLAND.
InventivaSocial
Plaza virtual de escritura
Para compartir escritos escribir a: inventivasocial@yahoo.com.ar
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