*Kamau
Brathwaite.
-Fuente: "Vientos
y mareas de West Indies/ De Jamaica a Guyana – 71 poemas".
LIMBO*
*Kamau
Brathwaite
Y la vara del
limbo es el silencio que está frente a mí
limbo
limbo
limbo como yo
limbo
limbo como yo
la larga noche
oscura es el silencio que está frente a
mí
limbo
limbo como yo
sonido al golpe
de vara
y el barco
parece estar listo
sonido al golpe
de vara
y la oscuridad
sigue firme
limbo
limbo como yo
larga y oscura
cubierta y el agua rodeándome
larga y oscura
cubierta y el silencio está sobre mí
limbo
limbo como yo
la vara es el
látigo
y la oscura
cubierta es la esclavitud
la vara es el
látigo
y la oscura
cubierta es la esclavitud
limbo
limbo como yo
al tambor la
vara golpea
y la oscuridad
está sobre mí
rodillas
separadas
el agua está
guardando secretos
limbo
limbo como yo
rodillas
separadas
y el oscuro
suelo está debajo de mí
abajo
abajo
abajo
y el
tamborilero me está llamando
limbo
limbo como yo
el sol está
saliendo
y los
tamborileros me están alabando
más allá de la
oscuridad
y el mudo dios
me está levantando
arriba
arriba
arriba
y la música me
está salvando
caliente
paso
lento
sobre el
ardiente suelo.
-Kamau
Brathwaite nació en Bridgetown, Barbados, en 1930. En 1949 obtuvo una beca
para asistir a la Universidad de Cambridge.
En 1953 inició
su trabajo en el programa Caribbean Voices, que irradiaba la BBC de
Londres. Más tarde, en 1963, hizo su pasantía en la Universidad de West Indies,
en Kingston, en el departamento de historia. El poeta se dedicó a estudiar la
vida cultural del negro tanto de África como de toda la diáspora
africana y la
cultura popular de los esclavos en Jamaica. En 1970 cofundó la revista Savacou.
Y en 1992 asumió el cargo de profesor de literatura comparada en la Universidad
de Nueva York.
La obra de
Brathwaite es singularmente reveladora, al igual que sus aportes al desarrollo
de lo que se dio en llamar “nation language” en el Caribe. De su obra poética
se destacan: The Arrivants: A New World Trilogy (1973), Middle Passages (1992),
Ancestors (2001) y Slow Horses (2005), entre otras.
*Del libro
inédito de Eduardo Dalter "Vientos y mareas de West Indies/ De
Jamaica a Guyana – 71 poemas".
Hilandera*
Aquí estoy, sin
saber qué hacer ni qué decir.
Vuelta hacia
adentro, sin recursos para nombrar
esta noche que
tiene todos los desencuentros.
Salgo a indagar
al infinito cielo y no encuentro
ni estrellas.
Sólo una macilenta luna que,
cansada, está
hilando el vellón de mis preguntas.
*De Miryam
Colombotto de Seia. miryamseia@cablenet.com.ar
*
Uno acomoda las
cosas de siempre en cajones acostumbrados, pero el sueño muestra ese caos
secreto dormido en el orden.
Y es un placer
saber de ese mundo que no tiene cajones donde tranquilizarse.
La culpa*
Es la
medianoche. Han apagado las luces del vagón para que la gente duerma.
El hombre lee a
Saramago gracias a una débil luz individual.
Encuentra una
frase que lo sacude: "La culpa es un lobo que se come al hijo después de
haber devorado al padre".
Recuerda a su
padre, nacido en un hogar campesino en la Italia de 1923. Ese sueño que lo
sacudió ya anciano: los lobos se comían a sus ovejas y él no podía hacer nada
para evitarlo. Así se despertó, de esa cara de espanto de su padre, el hombre
no se olvida. Piensa en su padre, en él, en sus hijos. En otros padres con sus
hijos. Todos acechados y finalmente devorados por la culpa. El espanto no lo
deja dormir.
En los sueños
de muchos hay aullidos.
*
Despierto,
náufraga de
otra noche,
con el abrazo
tibio
de la
melancolía
cerrado en el
pecho.
¿Adónde irán
mis sueños
para volver tan
tristes?
¿En qué lugares
vedados para mí
pasan la noche?
Pero me llama
el día
y la rutina
con su plácida
certeza.
Los vastos
ritos del café,
la voz
adormecida
de los hijos,
y el sol,
desde el
jardín,
sobre mis
rosas.
Dejo a la noche
lo que es de la
noche.
Y tomo para mí
lo que me
queda.
*De MARIANA
FINOCHIETTO.
LOS ROSTROS DE
LAS HOJAS*
Azrael, no hay
luz sin sombras, ni muerte sin vida.
No hay temor,
sin anhelo y si han olvidado nuestros nombres es porque nos recuerdan... más
que nunca.
(La autora)
Abrázame Azrael.
Hoy tengo mucho frío.
Frío de rojo
oscuro, de bronce, de cementerio gris.
Abrázame, que
huelo a ausencia.
Reencarnación
que viene desde los desiertos más puros.
Desde la
albahaca, de los crisantemos, de los brezos.
Desde los
salitrales, de los ríos de azufre.
Has escrito y
borrado mi nombre, tantas veces. Tantas.
Lo has escrito
en destellante luz o en ébano
En los
impiadosos ojos del otoño
En los
miserables agujeros de la soledad.
Abrázame que
hoy me duelen los rostros de las hojas
Hojas que caen.
Plurales, singulares.
Temblor que
anticipa preguntas sabiendo las respuestas.
Pañuelos y
hojarascas. Que lejano el día que empecé a perderte.
Rostros con
perfume a musgo y a magnolia.
No coloques
hojas ni flores en mi tumba, pon piedras.
Queda una
orfandad. Una patria desnuda.
Las manzanas
son yeso, las estatuas, sal.
El sudor y la
frente y la boca y las naranjas agrias.
Cubre mis
pechos baba de un escorpión insomne.
Lloviznas
ácidas. Rituales de egoísmo y envidia
Dioses de
arpillera que huyen.
Y los busco y
los persigo y doblan en la esquina del deseo.
Abrázame que
hoy tengo frío
Y me duele tu
ceguera que es la mía.
La lengua
descalza hasta la pantorrilla.
El olor a moho,
en el pelo.
En las sábanas.
En las sienes.
El olor a rosa
madre de carne deshojada.
Fetidez de
traición en las urgentes batallas perdidas.
Abrázame. Tengo
frío de barcos y las huellas, son vagas.
Marcas en la
rosa. En el sedal En la metralla.
Figuras.
Contraseñas. Y cruces.
Y la brújula
esta loca y no encuentro el este.
Y aun no he
podido descifrar los signos.
Y no encuentro
los códigos secretos.
Y añoro, y me
arrodillo.
Y una flecha de
luz emerge de las hojas.
Y se detiene.
Allí mismo. En el mismo lugar.
Se detiene.
*
una sola vez en
la vida ...
no olvides
apoyar en mi mano tu mano.
dejá de lavar
esa camisa.
escuchame.
esto es
importante.
esto es de vida
o muerte.
esto es casi
todo lo que voy a pedirte en la vida.
sé que quizá te
sorprende.
sé que los
hombres solemos ser menos menos
menos cariñosos
menos celosos
menos mandarte
80.000 sms por día
lo sé
pero eso ahora
no tiene relevancia.
dejá esa camisa
carajo!
escuchame
esto es de vida
o muerte.
entendes?
no olvides
apoyar tu mano en mi mano.
nunca.
nunca lo
olvides.
si estamos en
una reunión de amigos.
apoyá tu mano
en mi mano.
si estamos bajo
un aguacero en plena avenida Suipacha
apoyá tu mano
en mi mano.
si dejo a un costado
de mi brazo mi copa con vino
y queda mi mano
allí
blanca lejana
como barcaza
sobre la mesa
que no pasen
más de tres minutos
sin que el peso
de tu mano caiga sobre ese sapo blanco
que es mi mano.
dame la camisa
y el jabón.
yo lavo la
ropa, querida, yo la lavo.
si querés
hacete unos mates
cortá un
pancito
y hacemos
tostadas.
no voy a volver
a decirte esto que te dije nunca más en la vida.
no me dejes
jamás
reposar
la mano
solitaria
sobre ningún
objeto
de ninguna
parte del mundo.
haceme caso.
sé por qué te
lo digo.
DE LA
INMOVILIDAD COMO GARANTÍA*
Dijo Macedonio
que si no quedaba pan viejo para el día siguiente, que si su hija llegaba
por la tarde a acabarse el pan del día, que si la hija que propiciaba el
conjuro no se pinchaba el dedo con la aguja al coser. Dijo que si todas
estas cosas ocurrían invariablemente, la muerte no lo hallaría en su cuartucho,
no lo sacaría de su madriguera tibia.
Y dijo Alfredo
que de niño no quería ir a la escuela, y que se daba en esa época y esas
horas en el patio a la imitación de los vegetales. Parado en silencio, tenía la
mágica ilusión de que convertido en ficus por simple inmovilidad, pasaría
inadvertido.
En las noches
de terror de la infancia, yo, que sabía que el espanto estaba suelto en la
oscuridad, me tapaba con sábanas y frazadas, intentaba la no respiración, el no
latido, la quietud sin fisuras que no arrojase ondas que atrajesen a los
depredadores.
Quietos,
quietos. Que si no nos come el lobo.
Quietos que los
espantos están desencadenados. Quietos que sube la marea. Quietos que llega la
muerte repartiendo naipes de baraja española.
Y al que se
quedó quieto lo arrastró el agua, lo llevó la mamá a la escuela, tuvo
pesadillas como yeguas nocturnas. El que se quedó quieto fue descubierto igual.
El que se quedó quieto perdió el juego, perdió el tiempo, perdió la vida.
Perdió.
*
cualquier niño
sin espacio
es habitante
del tiempo
demora
como un sueño
hace
***
INVENTREN
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