*Dibujo de Erika Kuhn.
GERMINAL*
Palabra,
penetra en mí tus universos múltiples.
Oculta en los
ángulos filosos del papel
observo.
Desde este
exilio espero
reconocer la
fuerza de tu verdad,
tu verbo
germinal.
Conspiran la
noche y la fría luz
de estrellas
que arden ¡tan lejanas!
Conspiran
haciéndome
creer que puedo
nacer un poema
en mi destierro.
Me precipito en
madrugadas
y compruebo
que nada es
absoluto
que todo es un
ensueño.
Mientras la
luna respira en gris
sobre la piel
de mis temblores
otra raza
deberá concebirte,
palabra.
Yo apenas
intento
y balbuceo
partos
que no llegan a
ser
alumbramientos.
*De Miryam
Colombotto de Seia. miryamseia@cablenet.com.ar
Los versos de
mi amiga*
Desde sus
límpidos poemas
escancia aromas
de tomillo y salvia...
Sus versos
enhebrados en un hilo de araña
pasan flotando
como almas luminosas,
cadenciosos de
brisa,
húmedos de
rocío en la mañana.
Pasan y dejan
racimos de
glicinas que se mecen
en un ritmo de
sueños.
Pasan y limpian
con su risa de
infancia.
Los versos de
mi amiga
son tan puros
que visitan
auroras
y noches con
estrellas
escapan del
papel,
se alegran
en un revoloteo
de faldas con
puntillas
saltando en la
rayuela.
Cuando ella
riega sus helechos
la luz viene a
buscarla,
los picaflores
beben arco iris
y lejos, en la
bruma,
se disuelven
las garzas.
Los versos de
mi amiga han encontrado
el aroma del
pan que hacía mi abuela
mis recuerdos
mejores,
las pocas
travesuras de mi infancia...
Me pregunto:
¿será que juegan juntos
su ángel y mi
ángel de la guarda?
*De María
Amelia Schaller. mariameliaschaller@gmail.com
*
Sucede
que a veces,
me fastidia
la medida
prolijidad del
césped,
las cortinas
vigilando las
ventanas,
los peines
de trenzar las
tardes.
A veces,
me gustaría
ser
esa mujer,
descarada y
algo ruin,
que me espera
cada noche
detrás de las
puertas
mientras apago,
una a una,
las luces de la
casa.
*De MARIANA
FINOCHIETTO. mares.finochietto@gmail.com
MUJER
TRABAJADORA*
Vengo esta
noche a cantarte, compañera,
desde el fondo
tenaz de mis entrañas,
un son de lucha
mineral y centenaria.
Vengo a
cantarte, hermana, con mi sangre,
para empaparla
en tu sangre derramada.
Se apaga tras
los siglos ya la noche
en que atada,
escarnecida y olvidada,
te dejabas
morir junto al fogón prendido
sin un gesto de
fuga en la mirada.
Van muriendo
las horas solitarias
en que la casa
insoportablemente muda
te cercaba por
doquier con los recuerdos
inasibles del
tiempo sumergido
en tardes de
ventanas y nostalgias.
Tuyos son los
amaneceres que vendrán,
tuyo el cántaro
preñado de futuros
tuyo el azul
sortilegio de los días
que se
vislumbran en el horizonte.
Tuya es el arma
que abre las compuertas
de un alba que
a los cielos amenaza.
Tuyo es el
campo virgen que se extiende
ante el ojo
sorprendido de los ángeles.
Es tu hora,
compañera, hermana,
la hora del
candente itinerario
que te lleve,
magnífica, a la aurora.
Es la hora del
verbo desatado:
Canta, ruge,
grita, resucita
el fuego que se
esconde en tus pupilas
y lánzalo como
un heraldo del mañana.
*De Sergio
Borao Llop. sbllop@gmail.com
ENTRE GALLOS Y
MEDIANOCHE.*
Una vez tuve el
pelo renegrido, imaginé el amor en los crepúsculos con aroma a jazmines y el
lilazul suicidio de los jacarandáes.
Me sumé a los
susurros gemidos junto al lago mientras las manos inexpertas despertaban al
viento los sentidos.
¡Mirá que somos
tontas las mujeres!
Cuando nació mi
hija, los viejos no entendieron la falta de firmeza en la defensa de esas
convicciones inculcadas a fuerza de arrebato por la hermana Palmira.
Y el pecado
cayó sobre mi espalda con furia inusitada.
Desterrada del
nido, vagué entre diferentes intemperies hasta caer en esta profesión de mujer
que compra y vende relaciones carnales con los hombres en cualquier callejuela.
Todo sitio fue
bueno para hacer la comedia del deseo.
Pensiones de
mala muerte, obras en construcción, rincones escondidos, plazas, parques,
jardines.
Año tras año
comercié mi cuerpo. Coticé cada coito. Puse precio a jadeos, a rasguños, a
oscuras parafilias.
Así pude
comprar esta casona donde encuentran cobijo las ovejas excluidas de todos los
rebaños.
Porque una
nunca olvida los dolores pasados y comprende y consuela con risa hospitalaria.
Porque, a pesar
de todo, nunca he sido una puta cualquiera.
Mantuve mi
trabajo de maestra en una escuela alejada del centro.
El salario fue
siempre una limosna, pero era una manera de intentar protegerme y protegerla.
Aunque sólo fuera por la jubilación y el amparo en salud.
Llegaba
amanecida. Me dormía sentada. Los padres levantaban sus muros de sospechas.
Hasta que pude
regentear yo sola mi prostíbulo sin que ningún rufián osara desafiarme.
Todos me
respetaban.
Como si
presagiaran algún perfil de cruenta madrugada.
Como si
presintieran la huella de aquel hombre en mis umbrales.
El que golpeó a
mi puerta, perentorio. Exigiendo respuestas. Advirtiendo que no permitiría que
su hija se criara en un burdel de mala muerte.
Atronando el
vacío con sus voces de apremio.
Reclamando el
mañana, el amor verdadero que yo salvaguardaba de todas las miserias.
Ofreciendo un futuro de soledad, tristeza y agonía.
Poniéndome en
el trance de escoger. Así nomás… Entre gallos y medianoche.
Pero el tiempo
transcurre con su cuota de olvidos.
La hija se hace
grande, se enamora, se casa, se prodiga en los nietos.
Y una se siente
vieja. Profanada. Adiposa. Ya no puede siquiera unir muslo con muslo al
sentarse en la silla, detrás de la ventana.
Debajo del
flequillo platinado, con ojos enmarcados en colores de sombra observo hacia la
calle mientras la boca roja, contraída, sostiene el cigarrillo entre los
labios.
Y el vidrio me
devuelve una imagen extraña. Una mujer que huele a sus propios pecados.
Con la mirada
irónica, vacía.
Con la mirada
impávida.
Helada como el
cuerpo que arrastró entre las hojas hace casi veinte años, y sepultó en la
hondura de la tierra, bajo el roble pequeño, en el fondo del patio.
*De NORMA
SEGADES-MANIAS. directoragaceta@gmail.com
NUDOS*
Raro letargo
amor, raro letargo.
Remotas
lejanías desnudas, llaman desde la piel dormida.
Amordazan,
anudan.
Loco acróbata
loco, mi corazón,
Intenta desasir
lo imposible.
Los nudos. Allí
están. Acechantes. Alertas.
Rama de mimbre,
cadena, cordón umbilical.
La piel oscura
de mi padre
y la penumbra-
intacta- de mi madre.
Lágrimas de
piedra, bebe sediento el clavel del aire.
Raro letargo
amor, raro letargo.
El agua al
alcance de la mano,
El árbol
genuflexo, con los brazos cruzados.
A su sombra,
descansa, rendida, la muñeca de trapo.
Cabalga la
distancia, en sus trenzas de humo
En sus
piernitas flacas, gime, anudada
Una pena de
nácar.
Raro letargo
amor, raro letargo.
Nudos de nácar,
nudos, desnudos.
*De Amelia
Arellano. amelia.arellano01@yahoo.com.ar
*
A Juan Gelman
Por las
lágrimas navegan ojos
ojos que vuelan
la tristeza como si fuera un río o una lluvia
ojos para
buscar agujeritos de cielo en el dolor
para encontrar
huesitos de luz
en el bordado
oscuro de tu muerte
*De Cristina
Villanueva. cristinavillanueva.villanueva@gmail.com
PESAR *
Pesar apártate
de mí
aligera
mi camino tumultuoso.
Pesar
quisiera
respirar libre nuevamente.
Apártate,
suelta, abandóname en busca de otra víctima.
Permite que
olvide
que sane las
heridas
me aleje del
terror de las manos de ese hombre.
De esa mirada
lasciva que corroe
del odioso
calor del cuerpo que me asquea.
Piedad
ya no respondo
concédeme
aunque sea un
momento de consuelo.
Un poco de paz
otórgame
fuerzas para huir
que el temor no
me frene
porque la bruma
apenas deja ver.
Encontrar en
medio de tanta desventura
un claro
¡Un hueco de
libertad celeste!
*De Mirta
Gaziano. mirtagaziano@gmail.com
Febrero/2015
***
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MURMULLO*
(De la estación
Indacochea – ferrocarril Midland)
Crece
con tus blancos
brotes,
conviértelos
pronto
en un canto
verde.
Crece mi alegre
insecto
y no digas
que yo te lo
dije.
Crezcamos
juntos
que al final
nos espera Indacochea,
con sus
recuerdos
llenos de musgo
de entre sus muros.
Crece y cae,
que esta
estación nos conoce bien.
Y cuando
llegues
nos verás a
todos:
no digamos
que fui yo
quien te lo dijo.
Mejor
escuchemos lo
que tienen qué decir
las estrofas de
Indacochea:
Narran lo que
hemos sido
y saben en qué
vagón
hemos llegado.
Crece
olvidando lo
que has perdido,
que aunque no
sea posible,
el intento ha
de hacerse.
Que si nuestros
brazos cansados
toman la
tierra,
el pasto y sus
estrellas
nos toman como
rehenes.
Crece y crece
sin que te lo
diga
y mira por tu
propia cuenta:
pues si Indacochea
ha sabido cómo
cantar,
pronto sabrás
tú
cómo subir en
un tren.
*De hugo
ivan cruz rosas. quetzal.hi@gmail.com
***
Próxima estación para escribir por Ferrocarril Midland:
INGENIERO WILLIAMS.
GONZÁLEZ RISOS. PARADA KM 79. ENRIQUE FYNN.
PLOMER. KM. 55. ELÍAS ROMERO.
KM. 38. MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO.
LIBERTAD. MERLO GÓMEZ. RAFAEL CASTILLO.
ISIDRO CASANOVA. JUSTO VILLEGAS. JOSÉ INGENIEROS.
MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. ALDO BONZI.
KM 12. LA SALADA. INGENIERO BUDGE.
VILLA FIORITO. VILLA CARAZA. VILLA DIAMANTE.
PUENTE ALSINA. INTERCAMBIO MIDLAND.
***
Próxima estación para escribir por Ferrocarril Provincial:
GOBERNADOR ORTIZ DE ROZAS
JOSE RAMÓN SOJO. ÁLVAREZ DE TOLEDO.
POLVAREDAS.
JUAN ATUCHA. JUAN TRONCONI. CARLOS
BEGUERIE.
FUNKE. LOS EUCALIPTOS.
FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE. GOBERNADOR
UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR DE SAN JUAN
RUPERTO GODOY.
GOBERNADOR OBLIGADO. ESTACIÓN DOYHENARD.
ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA.
D. SÁEZ. J. R. MORENO.
EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY. LISANDRO OLMOS. INGENIERO
VILLANUEVA.
ARANA. GOBERNADOR GARCIA. LA PLATA.
InventivaSocial
Plaza virtual de escritura
Para compartir escritos escribir a: inventivasocial@yahoo.com.ar
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