*Ilustración de Diego Eguinlian.
(Incluida en Mis Vendavales
de Lorena Suez)
*
Ella, como yo, muchas veces se siente desmontada. Igual
es valiente. La miro y no puedo creerlo. Sabe trepar macetas, canteros con
plantas y arbustos. Sí sí, aunque es una tortuga de edad avanzada puede trepar
todas las veces que quiera. Si escucha movimientos de gente en casa se pone en
alerta, levanta el caparazón, estira las patitas y saca la cabeza como pidiendo
permiso. En esos momentos cuido que el perro no se le acerque porque ella le
tiene terror. Ella puede jugar, es una maravilla de tortuga. Algunas tardes le
pongo cintitas de colores en las patitas y queda re linda cuando corre. No
tengo que ajustarlas mucho porque mamá dice que le corta la circulación pero yo
lo hago suavecito, como para ponerla coqueta.
A pesar de tenerle miedo al perro es una súper
tortuga. Tiquitiquitiqui es el ruidito que hace cuando corre, tiquitiquitiqui.
Yo sé que en general las tortugas andan a
ritmo ti qui ti qui ti qui, o algo así. Pero ella
no.
-Fragmento de “Mis Vendavales”-
-Este SÁBADO 11 de agosto,
17:00 horas puntual, en Biblioteca Casa de la
Lectura (Lavalleja 924 CABA)
-Presentación del libro "Mis vendavales"- Editorial Peces de Ciudad
Un extraño*
“Vine por esos besos solamente;
Guardad los labios por si vuelvo.”
Luis Cernuda (1902-1963)
Un día, recorrí mi casa por última vez,
mirándolo todo, desde el frente al jardín.
Tocando las paredes blancas, en silencio,
acariciando los gatos, sus orejas de papel.
Cómo ocultar las lágrimas ¿Para quién?
Si yo quería ofrendarlas, pintar con ellas.
¿Que saben los que se quedan en el andén
de la angustia del que parte para no volver?
Un día, dije adiós a las plantas sin sol,
me despedí de ladrillos y medianeras.
Observé las ventanas como algo nuevo,
cómo las miraría un extraño, como yo.
Cómo desaparecer la angustia ¿Bajo qué?
Si yo buscaba sentirme así, para dolerme,
¿Qué saben de estas heridas sin batalla,
del daño que se causa al amar bajo la sed?
Un día, olvidé para empezar a recordar,
los rostros de lo que alguna vez fue mío.
Erré a tientas como un ciego peregrino,
hacia la impotencia de irme deshojando.
Cómo quitarse el silencio ¿De qué labios?
Si es la impotencia viva, lo que nos muere.
¿Qué saben de las mañanas sin nombre,
que uno va ocultando debajo de la piel?
Un día, recorrí mi casa por última vez,
mirándolo todo, desde el frente al jardín.
Tocando las paredes blancas, en silencio,
acariciando los gatos, sus orejas de papel.
-2018-
*
Te pregunté en penumbras si sangraba
como si tus ojos pudieran ver
lo que los míos no.
Me respondiste "no puedo verlo"
entonces nos quedó el tacto
pero lo queríamos
para otra cosa.
Que el ojo no tape lo que la mano descubre.
Ya desde el comienzo eras
un puñado de energía desbordada
una vitalidad hecha a contrapelo incluso
de tu propia voluntad. El desborde
se contiene en pedazos de sueño
y hay un río que se cruza a ciegas.
No lo niegues:
hoy todos los pájaros
cantaban como ruiseñores
empujando su canto a golpes
fuera de sus gargantas. Los escuchamos
luego abrimos los ojos y nos contemplamos
cubiertos de manchas rojas.
No lo niegues
no eran sólo ruiseñores
del otro lado de la ventana
no hay ruiseñores.
-Mercedes Álvarez nació en Tandil,
provincia de Buenos Aires, en 1979. Vivió en Mar del Plata hasta los diecinueve
años. Entre 1998 y 2006 residió en España, donde se licenció en Sociología por
la Universidad Pública de Navarra. Realizó un máster en Gestión Cultural.
Publicó los libros Vecinos (Baile del Sol, España, 2010), Historia de un ladrón
(Caballo de Troya, España, 2010), Imitación de los pájaros (Zindo & Gafuri,
Buenos Aires, 2013), Ficciones súbitas (comp., Eds De aquí a la vuelta, Buenos
Aires, 2013) y Saigón (Zindo & Gafuri, Buenos Aires, 2015). En 2013 ganó el
premio Edmundo Valadés de cuento latinoamericano con el relato Grow a lover.
Palomas*
¡Ah, palomas que un día sobrevolasteis mi ciudad!
¡Qué solos están hoy los bancos de la plaza!
Qué inhabitados los rosales y las fuentes
y aun la gravilla del sendero que un día vio alejarse
mi sueño adolescente, la esencia inapresable
de esa otra, mi ciudad, que aún duerme entre las calles,
que calla cuando el alba desparrama sus carnes
sobre las turbulentas avenidas
sembrando el caos, la acelerada rutina,
el presuroso tránsito cuyo destino es sólo aparente.
-De El rostro prohibido. Poemas de @S_Borao_Llop
*
Quien recuerde la luz,
que se detenga
sencillo al borde de las cosas,
que encienda una manzana,
una tijera,
los restos de la noche en las ventanas,
que nos recuerde que aquí,
sobre la mesa,
debe aguardar un pan.
Quien recuerde,
quien sepa de la luz
que nos entibie
el pecho,
que nos haga preguntarnos porqué
este frío en los huesos,
esta helada compasión donde hubo
una certeza viva,
transparente.
Quien aún recuerde la luz,
que ande de pie
con la mano tendida,
como la lámpara
que se dejó olvidada
antes de partir
y espera
nuestro regreso para iluminarnos.
AMEN*
Lo conocí mucho antes del destierro
Antes de la luz.
Estaba en el espacio de un tiempo sin edad.
Habíamos recorrido los cauces del Río del Olvido.
Vimos las huellas de Caín entre amapolas y lirios pisoteados.
Encontramos golondrinas degolladas.
Testigos de la puerta tapiada de la bella durmiente.
Divisamos la morada del lobo y su cortejo.
En nombre del Padre al vacío empujaban el Hijo.
Fuimos al adiós de la rosa impoluta del martirio.
No conocía su voz ni sus silencios.
Oí su voz. ¡Ay! y era mi voz.
Voz silencio de arena y equinoccio de otoño.
Voz de sal y bálsamo en el costado abierto.
Voz de vides, de leños crepitantes.
Voz de puñal de plata.
Voz de grito.
No he tocado las yemas de sus dedos ni sus brotes.
No he tocado sus manos, ¡ay! sus manos. Conocidas, antiguas.
Manos con manchas angustiosas de tinta.
Manos aferradas a las salvajes crines de los vientos.
Manos de ocasos y de auroras.
Manos de pan y vino.
No he tocado las yemas de sus dedos.
Sin embargo, he andado y desandado sus arterias.
He besado el arco tenso de sus sienes.
He recorrido, con mi boca, la alfombra de sus huellas.
He descansado en sus cepas, niña triste de incienso.
Es el mensajero del retorno del agua.
De la palabra nueva. De la sal y la greda.
De la lumbre y el aire.
De la unidad de naipes fragmentados.
Si embargo, quizás nadie lo sepa.
Bajo la piel de árbol milenario, palabras escondidas
Escondidas palabras, saben a veneno, a bilis, a miel amarga.
Nadie ha de saber tampoco, cuando ahueca su mano
(Saciedad hoguera del poeta.)
Muere gota a gota…
Y a la vez renace.
Renace. Bálsamo, savia, zumo de eternidad, amén.
Recuerda*
Recuerda y no entregues vanamente,
a los estragos ígneos de la memoria,
el día aquel en trocaste las miradas,
en la cercanía carnívora de un beso.
En mi sueño había árboles inmensos,
altos y viejos como catedrales ciegas,
nos besamos destruyendo un mundo,
nada nos importaba, solo el aliento.
Acapara, el sabor último del labio,
del olvido y la rutina que ya sabes,
la belleza como tú dices es efímera,
solo abandónate a mí en esta noche.
En mi sueño, esquivábamos juntos,
la pérdida de existencia y levedad,
la erosión y el rojo orín del tiempo,
fuimos traslúcidas nubes, cayendo.
Detén tu sol y tu hora en el poniente,
en tu último segundo en esta historia,
concede una sonrisa para compartir
entre mis brazos y aleja los silencios.
- 2013 -
COMO EN UN CUENTO*
Érase una vez una niña
que intentó la luz en universos paralelos
buscando soles que regalan
pinceladas de cobre al mediodía.
Pesando los sonidos de la tarde
... supo la lumbre de un trino...
Época de flor y anuncio de frutos
en ramas desaparecidas bajo un tumulto
de flores de aromo, amarillas.
La luz les caía encima, líquida
madurando dulces vainas encendidas.
Érase una vez…
cuando todo era lejano todavía.
La luz se presentó desde una congoja muda.
Se desplomó el tiempo, casi a traición.
Cuando la razón fue capaz de entender
las heridas habían hallado su lugar.
Ahora el Tiempo es un Amante de sonrisa
quebrada. A veces, fingimos creernos.
Pero aquella niña que jugó su juego
sabe que no siempre se alumbran
las esquinas de los sueños.
Y que el peso de la lluvia se parece
al sosiego de un gigante bueno.
Mudanza*
Sale arrastrándose por la puerta que se está desplomando sobre él.
Tiene que abandonar su hogar porque algo caído del cielo lo ha destrozado, aplastando
la mayor parte de la vivienda. Se aleja despacio, meneando la cabeza de un lado
al otro en una negación continua mientras va dejando un rastro de espuma que
marca una huella larga y espesa.
Llevaba toda su vida en aquella casa y ahora, solo y desnudo,
camina por los bosques y prados en busca de una nueva morada. Se desplaza muy
lentamente, pero no se distrae mirando el paisaje porque se sabe vulnerable y
precisa encontrar refugio lo antes posible. Su vida peligra.
Inesperadamente se encuentra una casa abandonada y aunque es algo
más pequeña que la que tenía hasta ahora tiene que conformarse ya que no puede
arriesgarse a pasar más noches fuera debido a los peligros del frío y de los
depredadores. Sabe que ha arriesgado mucho y de estar más tiempo al descubierto
seguramente no llegaría vivo al día siguiente
Suspirando profundamente se conforma y se prepara para entrar en la
nueva casa, ahora vacía. Se arrastra decididamente encarando la puerta, y
plegando los cuernos se introduce en la pequeña concha.
La primavera empuja*
Empuja los colores, las esencias, las telas botánicas, las
substancias, con el ardor de lo que se transformará en verano, con el oro lejano
del otoño, con músicas que tejen en el cuerpo esplendores de selva, con
jardines a tientas, jardines emplumados, jardines de corales en el mar.
Explosión, universo, paraíso pequeño. La primavera cuando está por llegar,
cuando asoma, es más, anticipa un juego de tardes y de pieles, es un incendio
prometido, una revolución que no se estableció, en desequilibrio, con las
calles regadas de cantos.
La primavera como la revolución necesita de muchos, de voces,
caminatas, flores, sueños, deseos que el invierno adormeció y el sol y el
árbol.
La primavera es lo íntimo que se desborda.
Es el adentro y el afuera en la frontera de la piel. La primavera
es un comienzo, la pasión incesante de la vida que se entromete, se enseñorea y
trama sedosas sensaciones para los paseos de la sangre. Son poros como
ventanas, galas, gotas, sonidos.
Lo múltiple, ternura desnuda que busca. La primavera cuando empuja,
es un Tsunami, la gran ola de la vida y un pequeño ramito de albahaca.
*
Que la última hormiga del planeta transporte la última hoja
hasta llegar al último montículo de tierra
nosotros
antes de la implosión
uterinos seres del planeta tierra
blastocitos y después
de la belleza del cuerpo
camino de animales astronómicos
una constelación
y vos
parado en el último planeta
a punto de saltar hacia otra galaxia
y yo orbitando
por el universo oscuro hasta alcanzar
pupilas de animal diminuto
profundidad de ojos libélula
vos
que ves mi mirada impregnada de luces de noche
y el pelo desastre feliz
por mi modo de caminar y de hablar
de reír y de hacerlo juntos
me ves increíble decís
pero yo me siento
caracol deshabitada
sin lugar entre los animales del camino astronómico
que tengo que abrir la cajita de insectos encantadores
para recordar
recordarme
los filamentos plateados
la iridiscencia de pelitos
caricias en la cara
alas rozándome los hombros
ojito insecto mirándome de frente.
Avanza
mi eclipse
siento que sos
mi sueño
libélula azul
arco del sol
movimiento aparente de estrella
y yo quieta.
Quizá pueda
recobrar la noche
lo que es de la noche
qué será de mí cuando
el sol haya finalizado su arco
mañana
por dónde saldrá
y otro intento
de ser yo quien
salga a volar
pienso entonces
en el planeta errante
habitado por mis días
y un final
de tarde con marea viva
arrancándome los sueños de agua con agua
y yo recostada en la arena
y las alas chiquitas
mojadas
al aire.
-Lorena Suez es Licenciada en
Ciencias de la Comunicación y Psicóloga Social. Participa en los talleres de
Siempre de Viaje y en los eventos de Viajera Editorial desde el año 2012. Forma
parte de la Antología compilada por Virginia Janza, Tetas.
Historias de Pecho (Textos Intrusos 2015).
Publicó "Intemperie". Por Viajera Editorial. 2016.
-El SÁBADO 11 de agosto, 17:00 horas
puntual, en Biblioteca Casa de la Lectura (Lavalleja 924 CABA)
-Presentación del libro "Mis vendavales"
por Editorial Peces de Ciudad.
Inventren
*
Hay un tren en la montaña que me vio nacer. Antes lo tomaba para
pasear o mirar el paisaje del valle desde la cima. Era emocionante la rutina de
prepararme para pasear en tren. Y era hipnótico su monocorde ritmo que solía
adormecerme.
Una vez viajé lejos. Me alejé de mi familia con determinación
porque no querían que me fuera de la montaña.
En el trayecto de regreso al pueblo luego de un viaje distinto
durante años, luego de recorrer lugares nuevos y conocer gente diferente, noté
desde mi visión lejana, que las vías del tren dibujaban sobre la montaña una
línea paralela al valle. No había ascenso, solo una leve inclinación hacia un
pico aledaño, que nada tenía que ver con el pico de la montaña que creí, desde
siempre, visitar cada vez.
Noté ese rasgo y no dije nada, tampoco avancé en el razonamiento,
ni calculé motivos, ni desconfié abiertamente de la inocencia de todos. Tuve
como una de esas imágenes, esos pensamientos inconexos que es mejor no
pronunciar porque, seguramente, provocarían desilusión, tristeza.
Nunca más sentí el deseo de subirme a ese tren. Tampoco volví a
viajar tan lejos.
Por ahora prefiero sentarme, apartada, en la misma piedra que me
sostenía cuando era chica, para cerrar los ojos y visitar los destinos reales
que guardo en mi memoria, repasar las conversaciones en otros idiomas, los
recorridos de trenes agitados, prefiero sentirme extranjera, no ser parte de
este tren que se traslada sobre el mismo paralelo y vuelve a abordar al mismo
pueblo, una y otra vez, una y otra vez, monocorde como su ritmo.
-Lorena Suez es Licenciada en
Ciencias de la Comunicación y Psicóloga Social. Participa en los talleres de Siempre
de Viaje y en los eventos de Viajera Editorial desde el año 2012. Forma parte
de la Antología compilada por Virginia Janza, Tetas. Historias de Pecho (Textos
Intrusos 2015).
Publicó "Intemperie".
Por Viajera Editorial. 2016.
-El SÁBADO 11 de agosto, 17:00 horas
puntual, en Biblioteca Casa de la Lectura (Lavalleja 924 CABA)
-Presentación del libro "Mis vendavales"
por Editorial Peces de Ciudad
-Próximas estaciones de escritura:
JUAN ATUCHA.
–Por Ferrocarril Provincial-
JUAN TRONCONI. CARLOS BEGUERIE. FUNKE.
LOS EUCALIPTOS. FRANCISCO A.
BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE. GOBERNADOR UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR DE SAN JUAN
RUPERTO GODOY. GOBERNADOR OBLIGADO.
ESTACIÓN DOYHENARD. ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA. D. SÁEZ.
J. R. MORENO. EMPALME
ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY. LISANDRO OLMOS. INGENIERO VILLANUEVA. ARANA.
GOBERNADOR GARCIA.
LA PLATA.
***
-Por Ferrocarril Midland-
Km 55
ELÍAS ROMERO. KM. 38.
MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO.
LIBERTAD.
MERLO GÓMEZ.
RAFAEL CASTILLO. ISIDRO
CASANOVA. JUSTO VILLEGAS.
JOSÉ INGENIEROS. MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. ALDO BONZI.
KM 12. LA SALADA.
INGENIERO BUDGE. VILLA FIORITO. VILLA CARAZA. VILLA DIAMANTE.
PUENTE ALSINA. INTERCAMBIO MIDLAND.
InventivaSocial
Plaza virtual de escritura
-Editor responsable: Lic. Eduardo Francisco
Coiro.
1 comentario:
Magnífica edición estimado amigo Eduardo Coiro...!!!
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