*Obra de Ray
Respall Rojas.
La Habana. Cuba
ROMANCE
IMPOSIBLE*
Jugar es ahuecarse el corazón
Y hacerse magos...
Pierrot tras la puerta,
desespera,
Colombina no devela su escondite.
Colombina juega a acunarse entre
la hierba,
Dibuja caracoles, sombras,
cuenta estrellas,
Ve asomar la aurora y parte...
Dejando cenizas tras la escarcha
del reflejo.
Pierrot ha llegado tarde, y está
triste.
Ya no es tiempo de danzar junto
a la hoguera,
Solo rescoldos, mudos lo
contemplan.
El juego del amor es un cruel
juego.
Toma un puñado de cenizas,
canta,
El viento esparce una nueva
melodía
De adiós, de desencuentro y
soledades.
En una lejana estancia, Colombina
duerme.
*De Marié Rojas.
La Habana. Cuba
JUGAR ES AHUECARSE EL CORAZÓN…
MUJERES EN EL
ARTE*
Como tantas
mujeres, cercanas, periféricas, desconocidas y habitantes de lugares que ni
siquiera alcanzo a imaginar, trabajo. Trabajo y ellas también trabajan en un
abanico insospechado de matices laborales. Trabajamos.
Unas
acompañando el sutil ritmo de una historia que otros construyen, otras
construyendo con sutileza la historia que les resulta propia. Pero todas, sin
dudas, sumergidas en el trabajo diario de sostener el mundo con las manos.
Las manos
femeninas, una imagen de múltiples lecturas. Las mías aquí escriben y quieren
contar, mientras otras hacen señas desde fuera para que no las excluya ni las
olvide.
No es de olvido
sino de memoria las palabras que convoco. Todas presentes y únicas en este
prólogo que nos presenta. Mujeres ancestrales y coetáneas, unidas por sus
manos, en el trabajo.
Como tantas mujeres-
decía- trabajo con mis manos en una tarea impostergable: la del hacer
cotidiano. A veces, ese hacer tiene forma de escritura pero no concluye allí.
Porque mis manos van y vienen más allá de las palabras, deteniéndose en todos
los rincones por donde paso. Hacen ronda lironda con los pequeños y hacen las
paces con los más grandes. Acarician y muestran puños. Pero no saben mucho de
estarse quietas.
Eso, tal vez,
me reúne hoy a estar junto a otras mujeres que hacen por el arte pero que,
además, lo trascienden. Ellas también construyen con sus manos y recrean cada
uno de sus espacios de mujer. Todas, con nuestra singularidad, amasamos el pan
de nuestras abuelas.
Simbólicamente
o no, experimentamos la levadura que hace crecer y cuidamos del punto justo para
que el producto resulte exitoso. Ni mucha sal, el tiempo necesario, la
temperatura adecuada, para que la masa –el pan mítico- no se aplaste. Crecer
como el pan, amasándolo con pasión reiterativa. Eso nos hizo cómplices.
Sin embargo, el
secreto del ritual no fue adquirido desde el instinto ni la herencia, sino
largamente ensayado, una y otra vez, hasta que nuestras manos fueron tomando
confianza en la certeza de que el pan podía llegar a la mesa, con receta única,
para satisfacer el hambre de los que nos estaban esperando.
-Marzo 2001-
MUJER DE ARENA*
Loca. Le llaman
loca.
Porque va,
viene, arremete, exige.
Se desangra en
la lucha.
... En conjuros
de luna
Se aferra al
amor desesperadamente.
Ama. Teme. Se
desgarra en el goce.
Un día llora,
otro día canta.
Es tormenta que
opaca los cristales.
Es lecho
improvisado.
Es la mujer de
arena. Se desgrana.
Levanta los
peñascos, los ata con alambres de púas.
Loca, le llaman
loca
No ha seguido
el rebaño de las hembras sumisas
Mujer, mortal,
amante despojada.
Barcos
pesqueros. Aparejos. Trampa. Red, sedal.
Jadean en la
noche de sílice.
Golpean con
furia sus acantilados.
Penetran en
astillas de vidrio.
La toman en la
mano. La acarician.
La llevan hasta
el borde.
Abren su puño y
cae.
La pisotean
.Sin compasión la pisotean.
La dispersan
vendavales. Machos furiosos.
La exilian, la
apartan, la fragmentan
Solo el mar
infinito la toma entre sus brazos.
Loca suicida,
le llaman, loca.
*De Amelia
Arellano. amelia.arellano01@yahoo.com.ar
-Poema
seleccionado para “LA MUJER ROTA” presentado
en la Feria Internacional
del libro en Guadalajara. MÉXICO
*
No tuve
oportunidad de defenderme.
la saliva de la
noche se me quedó en la garganta,
quise hablar
pero el mundo era ya una sortija
oscura, redonda
debí haber
dicho "mirá, esta es mi alma"
y rasgarme la
piel para que le echaras un vistazo
no tuve
oportunidad de defenderme; cuando quise advertirte ya eras
un tridente de
días atravesándome el cuerpo
*De Vanesa
Álvarez. vanesui@hotmail.com
Desordenada de
amor*
Ella era muy desordenada.
Estaba acostumbrada a lo que quedaba fuera de lugar.
Por eso cuando la boca se
le fue a las manos y a los ojos entendió la extraña sensación del hombre
frente a esa extraordinaria lluvia de besos que lo empapaba de deseo.
*De Cristina
Villanueva. cristinavillanueva.villanueva@gmail.com
El día que me
quiera*
*Por Juan
Forn
Natalia
Ginzburg se creía una inútil. Los nazis acababan de matarle al marido antes
de abandonar Roma, tenía tres hijos que alimentar no sabía cómo, rodaba de
casa en casa de parientes y almas caritativas, creyó que era por pura lástima
cuando los dos mejores amigos de su marido muerto le ofrecieron trabajo en la
editorial que él les había hecho inventar antes de la guerra, porque lo único
que había querido en vida (además de combatir al fascismo) era que en Italia
se pudiera algún día leer a sus amados rusos traducidos como dios manda. Así
se había enamorado Natalia de su marido Leone Ginzburg, cuando lo vio junto a
aquellos dos amigos sentados alrededor de una estufa en una infame habitación
de hotel en Turín, inventando la mejor editorial de todos los tiempos. La
historia es conocida: en 1934, tres amigos se sofocaban en la Italia
fascista, dos de ellos sabían escuchar incluso cuando estaban ensimismados en
sus insaciables lecturas, uno adoraba la literatura rusa y el otro la
literatura yanqui, el tercero rebasaba de energía y no tenía un gramo de
paciencia, así que convenció a los otros dos de que se pusieran a traducir la
mejor literatura rusa y la mejor literatura yanqui y él se encargaría de
publicar esos libros y cambiarle la cabeza a Italia. Era un plan hermoso, a
pesar de Mussolini. Empezaron con Moby Dick y Los hermanos Karamazov, iban a
seguir con Tolstoi y Chejov y Hemingway y Faulkner, pero vino la guerra. El
mandón, que se llamaba Giulio Einaudi y le había puesto su apellido a la
editorial, debió escapar a Suiza. Leone se ocultó en las montañas de Abruzzo
con Natalia y sus hijos. El tercer amigo, que era Cesare Pavese, fue el
encargado de mantener la editorial en marcha (tan luego él, que había
escrito, en su poema más famoso: “Trabajar cansa”) y ofrecerle aquel trabajo
a Natalia, cuando logró ubicarla en el jubiloso caos que siguió a la retirada
de los nazis. Pero ella creyó que se lo ofrecían de lástima, porque se creía
una inútil, una perezosa sin remedio con el corazón roto y tres hijos que
criar.
Trató de
hacerse invisible en un escritorio del fondo, iba a trabajar cada mañana como
iba por la tarde a la consulta de un viejo psicoanalista austríaco al que la
habían mandado para que no se derrumbara. Por pavor a la pereza trabajaba con
furia, incluso pidió una llave para poder ir los domingos a la oficina, pero
se seguía creyendo una inútil. Hasta esas cositas que escribía a la noche,
después de acostar a sus hijos, le parecían insignificantes, aunque las
seguía escribiendo igual. Años después, en un librito monumental llamado Las
pequeñas virtudes, confesó: “A veces pienso que no he sido desgraciada en mi
vida, que soy injusta cuando acuso al destino de haber tenido tan escasa
benevolencia conmigo, porque me ha dado mi oficio. No podría imaginar mi vida
sin él. Ha estado siempre ahí, no me ha dejado nunca, cuando lo creía dormido
su mirada vigilante estaba puesta en mí. Nunca fue un consuelo, una
distracción, una compañía. Es un amo. Hay que tragar saliva y lágrimas,
apretar los dientes y servirlo, cuando él nos lo pide. Entonces nos ayuda a
mantenernos en pie, a vencer la locura, la desesperación y la fiebre. Pero
debe ser él quien manda, debemos saber que se negará a prestarnos atención si
se la pedimos. Sé muy bien que soy una escritora pequeña. Si me pregunto
¿escritora pequeña como quién?, me entristece pensar en otros nombres, así
que prefiero creer que nadie ha sido nunca como yo, por pequeña que sea,
aunque como escritora sea una pulga o un mosquito”.
En aquellos
primeros años de posguerra en que se sentía la más inútil en las oficinas de
Einaudi, estaba haciendo una de las mejores traducciones que existen de los
dos primeros tomos de En busca del tiempo perdido de Proust. Cuando Pavese se
suicidó poco después, fue la única que supo hacer ver silenciosamente a los
demás cómo debía sobrellevarse esa pérdida irreparable. Incluso cuando le dijo
a Primo Levi que no era momento aún de publicar Si esto es un hombre (en
1946, a un año y meses de la muerte de su marido judío a manos de los nazis),
resultó tener razón, de una amarga pero visionaria manera (Levi lo publicó en
otra editorial, el libro pasó inadvertido, Einaudi lo rescató en los años ’50
y lo leyó el mundo entero). Pero seguía creyéndose una inútil. Pensaba que no
servía ni como paciente de aquel viejo junguiano (aunque con los años, mucho
después de haber dejado esa terapia, descubrió que en los momentos difíciles
se hablaba a sí misma en su cabeza con suave acento austríaco). Se creía
sorda a la música, también a la política, al valor del dinero, a la realidad:
siempre trataba de prestar atención, pero siempre terminaba perdiéndose en sí
misma, en sus ensoñaciones. Sólo entendía el pasado: sólo entendía lo que
rememoraba, lo que había vivido, lo que había perdido.
En un opaco
departamento del opaco Londres de los años ’50, adonde había ido a acompañar
a su segundo marido (un buen hombre que la ayudó a criar a sus hijos), una
vez más sin saber qué hacer, una vez más sintiéndose una inútil, agarró una
lapicera y escribió casi de corrido Las pequeñas virtudes y Léxico familiar,
dos libritos que son casi uno solo, dos libritos engañosamente insignificantes.
Toda la Italia de preguerra y de posguerra está ahí, en pequeñas viñetas de
vida fulgurante, contadas por la inútil de la casa, la menor de cinco
hermanos que no mandaron al colegio para que no se contagiara enfermedades,
que se convierte en la recién casada que se electrifica sin entender del todo
cuando oye a su marido y a Pavese inventar el futuro al lado de una estufa,
la madre torpe devenida viuda de guerra que quiere hacerse invisible en las
oficinas de Einaudi, la mujer de mediana edad que contempla todo eso desde
una anónima ventana nocturna londinense, lapicera en mano, y escribe: “En
cuanto vemos nuestros sueños rotos, nos consume la nostalgia por el tiempo en
que bullían dentro de nosotros, porque nunca fueron parte de la realidad, pero
eran parte de nosotros”. La que escribe: “Sólo detesto las cosas oscuras
cuando siento que detrás de su oscuridad no hay nada, porque cuando la
desesperación humana se nos ofrece de verdad, no sentimos náusea o
extenuación sino que nos sentimos transportados a lo más alto de una ola, el
horror y el esplendor aparecen acoplados y unidos, y un acoplamiento
semejante genera acoplamientos infinitos, infinitas mezclas y similitudes”.
Nada le
sorprendió más que descubrir, con los años, que sus libros, sus libritos,
eran útiles, en el sentido más profundo de la palabra, para miles y miles de
personas. No lo digo yo: lo dijeron desde Pasolini a Italo Calvino, pasando
por Fellini y Sciascia y todas las paradas intermedias. Pero ella nunca se lo
creyó del todo, siguió escribiendo hasta su muerte con la esperanza de
aclarar el malentendido, no se dio cuenta de que lo había explicado
inmejorablemente, cuando en aquella ratonera de Londres en los años ’50
escribió: “Conocemos bien nuestra cobardía y bastante mal nuestro valor”.
PERMANENCIA*
Si puedo
estar a tu lado en un día gris
Sin que preguntes el motivo, Mas, tomando mi mano, Regalándome un poema, una flor, Una sonrisa, Me haces sentir la necesidad de tu presencia. Si logras entender este ponerme taciturna, Incomunicablemente sola, Arisca, azul, Y solo aguardas Con paciente espera, El regreso de la alegría. Si logras secar mis lágrimas Sin mencionar jamás Que me has visto derrotada. Sé que te quedarás, Sabrás que te has quedado, Sabremos, los dos, que los ángeles existen. *De Marié Rojas.
La Habana.
Cuba
-A
mis amigas, a las madres, hijas, esposas y hermanas de mis amigos,
Feliz día de la mujer. Un abrazo.
***
Inventren Próximas estaciones:
LUCAS
MONTEVERDE.
-Por Ferrocarril Provincial-
EMITA.
-Por Ferrocarril Midland-
-Colaboraciones a inventivasocial@yahoo.com.ar
http://inventren.blogspot.com/
Al salir de la Estación de
empalme Ingeniero de Madrid, el Inventren sigue un doble recorrido
por vías del ferrocarril Midland con destino a Puente Alsina, y por vías
del ferrocarril provincial con destino a La Plata.
-las estaciones por venir en
el ferrocarril Midland:
INDACOCHEA. LA RICA. SAN SEBASTIÁN. J.J. ALMEYRA. INGENIERO WILLIAMS. GONZÁLEZ RISOS. PARADA KM 79. ENRIQUE FYNN. PLOMER. KM. 55. ELÍAS ROMERO. KM. 38. MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO. LIBERTAD. MERLO GÓMEZ. RAFAEL CASTILLO. ISIDRO CASANOVA. JUSTO VILLEGAS. JOSÉ INGENIEROS. MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. ALDO BONZI.
KM 12. LA
SALADA. INGENIERO BUDGE.
VILLA FIORITO. VILLA
CARAZA. VILLA DIAMANTE.
PUENTE ALSINA.
INTERCAMBIO MIDLAND.
-las estaciones por venir en
el ferrocarril Provincial:
EMILIANO REYNOSO.
SALADILLO NORTE.
GOBERNADOR ORTIZ DE ROZAS.
JOSE RAMÓN SOJO. ÁLVAREZ
DE TOLEDO. POLVAREDAS.
JUAN ATUCHA. JUAN
TRONCONI. CARLOS BEGUERIE.
FUNKE. LOS
EUCALIPTOS. FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN
GOYENECHE. GOBERNADOR UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN
SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.
GOBERNADOR
OBLIGADO. ESTACIÓN DOYHENARD. ESTACIÓN GÓMEZ DE LA
VEGA.
D. SÁEZ. J.
R. MORENO. EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL
ETCHEVERRY. LISANDRO OLMOS. INGENIERO VILLANUEVA.
ARANA. GOBERNADOR
GARCIA. LA PLATA.
InventivaSocial
Plaza virtual de escritura Para compartir escritos dirigirse a : inventivasocial(arroba)yahoo.com.ar -por favor enviar en texto sin formato dentro del cuerpo del mail- Editor responsable: Lic. Eduardo Francisco Coiro. Blog: http://inventivasocial.blogspot.com/ Edición Mensual de Inventiva. Para recibir mes a mes esta edición gratuita como boletín despachado por Yahoo, enviar un correo en blanco a: inventivaedicionmensual-subscribe@gruposyahoo.com.ar INVENTREN Un viaje por vías y estaciones abandonadas de Argentina. Para viajar gratuitamente enviar un mail en blanco a: inventren-subscribe@gruposyahoo.com.ar
Inventiva
Social publica colaboraciones bajo un principio de intercambio: la libertad
de escribir y leer a cambio de la libertad de publicar o no cada escrito. los
escritos recibidos no tienen fecha cierta de publicación, y se editan bajo
ejes temáticos creados por el editor.
Las opiniones
firmadas son responsabilidad de los autores y su publicación en Inventiva
Social no implica refrendar dichos, datos ni juicios de valor emitidos.
La protección
de los derechos de autor, o resguardo del copyrigt de cada obra queda a cargo
de cada autor.
Inventiva
social recopila y edita para su difusión virtual textos literarias que cada
colaborador desea compartir.
Inventiva Social no puede asegurar la originalidad ni autoria de obras recibidas. Respuesta a preguntas frecuentes Que es Inventiva Social ? Una publicación virtual editada con cooperación de escritores y lectores. Cuales son sus contenidos ? Inventiva Social relaciona en ediciones cotidianas contenidos literarios y noticias que se publican en los medios de comunicación. Cuales son los ejes de la propuesta? Proponer el intercambio sensible desde la literatura. Sostener la difusión de ideas para pensar sin manipulación. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario