domingo, septiembre 15, 2013

UN CIELO GIGANTE ASILO DE CADA MEMORIA...

 
 *Foto de Verónica Abdala.
 
 
 
 
 
 
NUNCA MÁS, NUNCA MÁS*
 
“Never more”
Poema “El cuervo”. E.A. Poe
 
 
Un totí picotea
el cristal de mi ventana.
Lo conozco.
Se parece a la muerte.
Abro
y le pregunto:
¿Volverá?
¿Volveré a ser feliz?
Alza el vuelo
al tiempo que repite: nunca más, nunca más.
Y se pierde
en una multitud de ángeles y dioses.
 
*De Miguel Crispín Sotomayor. arcomar@cubarte.cult.cu
 
 
 
 
 
 
LIBERTAD*
 
 
La vida es una inmensa pradera, pero la transitamos por arroyos o ríos que corren por el fondo de profundísimos cañones. Altas paredes nos mantienen en nuestro cauce, cada tanto una bifurcación de los cursos de agua nos permite virar hacia la izquierda o la derecha, y creemos de esta manera que podemos escoger. Pero la vasta llanura de allá arriba, pero el mapa que veríamos de poder sobrevolar el paisaje nos está negado.
Creemos que elegimos, pero nos limitamos a surcar los pocos caminos que se nos ofrecen. Y algunos van por el río multitudinario, lleno plagado rebalsado de canoas que se empujan se chocan se tocan, dan ilusión de compañía, otros navegan por cursos poco habitados, y se sienten únicos y creen que están solos porque son menos, y creen que ellos eligieron y los otros no, que las multitudes son arrastradas mientras que los solitarios guían hacen dibujan su propio destino, y esto lo piensan con satisfacción mientras el agua, la misma agua los arrastra también a ellos.
En qué consiste la libertad si en definitiva hacemos lo único que podemos hacer de acuerdo a nuestra educación, temperamento, mandatos imperativos de la especie, circunstancias. Qué sería ser libres si hay una red una telaraña que tiende sus hilos de amigo a pariente, de vecino a jefe, de deseado a deseante. Y si esa red nos agobia pero nos sostiene, qué sería ser libre.
Sin la red; el salto al vacío, la responsabilidad absoluta, la completa y absoluta responsabilidad por las propias acciones, por la vida que no es ya la que nos toca sino la que nos hemos construido. Sin la red, la imposibilidad de echar la culpa de nuestros fracasos e insatisfacciones sobre espaldas ajenas.
Ser libre es demasiado peligroso. Quita el piso, nos suspende sobre el abismo, nos deja solos con nosotros mismos mirando nuestras propias caras asustadas. Es mejor ceder a la corriente, ser infelices por culpa de otros, no haber hecho realidad mis anhelos porque no me dejaron, te juro que yo hubiese sido si no fuese porque mamá.
Nada de dirigir la canoita a la orilla, de escalar la pendiente, de caminar por la llanura. Sabemos que los temerarios se pierden, mueren de frío, enloquecen de soledad. Conviene dejar que las aguas nos arrastren, responder a las efímeras circunstancias, escoger en las bifurcaciones y creer que nada nos ata porque elegimos arquitectura y no abogacía, entre esta novia y no la de la casa de al lado, entre la mesa redonda y no la cuadrada para la sala. Qué cómoda libertad ejercemos entonces, qué segura libertad, qué amplia cárcel, realmente.
Y, quizás, no estemos errados, y la libertad sea una palabra demasiado grande como para usarla sobre este lado de la realidad. Y quizás sea que una realidad porosa no sea saludable, no convenga de ninguna manera a nuestra esencia de cardumen.
Pero elegir la libertad no es, vaya paradoja, cuestión de elección.
No somos libres de estar atados. Una vez que uno se dio cuenta de cómo es la cosa, no puede volver a confiar en la red de allá abajo que protege de la caída, la red agranda la trama, no ofrece protección, tiende a dejarse ver como una argucia débil frente a la inmensidad soledad y frialdad del cosmos.
Una vez que uno se dio cuenta de la fragilidad de las paredes, de lo inestable y cambiante de las creencias, una vez que uno se dio cuenta de que la muralla que rodea la ciudad está derruida en muchos sitios, queda a la intemperie, se siente desoladoramente libre, busca alguna celda para guarecerse.
 
 
 
*De Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com
-2005-
 
 
 
 
 
 
Lágrimas para no olvidar*
 
 
 
La lluvia nos envuelve de una dulce tristeza, como si todas las lágrimas se juntaran en una caricia. La tristeza es viva, es necesaria en la vida  que nos somete a  tantas despedidas. La tristeza no es desesperante, no es sin esperanza. Hay algo terrible en no poder llorar, algo de lo siniestro que no nos permite el consuelo, el abrazo, la mullida ceremonia.
Para ese dolor- miedo -odio, frente a lo perverso, no había lágrimas, ni interiores, ni cobijo, casi no había palabras.
 
Recuerdo que esa vez, nos juntamos frente al río que no fue protector. Ese río en el que caían los cuerpos sin ritual,  no recuerdo si llovía, creo que no. Fuimos a intentar terminar con el horror. Tiramos flores, de a uno. El que volvía se abrazaba con el que con la mano crecida de flores, se asomaba a la ventana del agua  para humanizar lo indecible. Lloré, todos lloramos, formamos una lluvia de lágrimas para acompañarlos.
 
Por eso la lluvia que conforta con su tristeza suave, puede ser un tibio collar de lágrimas que se han unido a través de los tiempos y  las geografías, para acompañar a los que en soledad sufrieron o sufren lo innombrable, para tratar con la música  lluvia- lágrima, de desarmar lo mudo.
 
 
*De Cristina Villanueva. cristinavillanueva.villanueva@gmail.com
 
 
 
 
 
 
 
*
 
 
Floja su cara
en manos de los pájaros,
una gota recorriendo su mirada,
cayó en mi infancia.
 
Fuimos lo que su almohada
sabía cada mañana;
una madre de otra madre
de otra madre
y una niña jugando a la muñeca.
 
Una pirámide de agua
movida por el vuelo de polleras
 
Somos también,
un cielo gigante
asilo de cada memoria.
 
 
(a mi Abuela)
 

*De Marcela Lokdos. lokdos1@yahoo.com.ar
 
 
 
 
 
 
 
HEMORRAGIAS*
         
                a mi querido cumpa, Julián Bastías

*De Marta Zabaleta. mzabaletagood@gmail.com
 
 
Con menstruación permanente
dibujaba todo el espacio
de las torturas

¿Pensaba
que la vida
se esfumaría así, rápidamente?

El cabo cuando me llevaba al baño 
se paró y me gritó:
-¿Es posible que usted sea la Sra. de Hinrichsen?

Pude haberle respondido
-Sí, mi cabo.
Pero callé.

Al orinar, la sangre
se arrebató en borbotones
y le ensució las botas.

-Conteste,
hija de puta,
aulló entonces

Y fue su culpa
por no dejarme a solas.
Mi vómito le ensangrentó el bigote.
 
 
 
*Marta Raquel Zabaleta nació en Alcorta, Argentina, en 1937; fue expulsada de Chile en 1973 y de Argentina en 1976. Desde entonces  vive en el exilio en el Reino Unido. Es madre de Tomás Alejo y de Yanina Andrea Hinrichsen. Es economista y cientista social, escritora y poeta. Como tal, figura desde 1992 en más de 30 biografías Who’s Who, de EEUU, y Europa. Coordina, entre otras cosas, desde hace años una red internacional ‘Mujeres y Palabras en el Mundo’
 
 
 
 
 
 
 
*
 
 
O las sombras quizá solo las sombras
saben que la verdadera luz es una farsa
o un rostro apenas menos manso de la locura
esa gran mecedora de pájaros
esa máquina ataviada de perfumes
esa lluvia que nos derriba en la esperanza
esa famélica llama con que se alumbran los cuerpos
que se levantan en el día de gracia
a ver morir las flores detrás del vidrio
de una abierta ventana al otro lado del crepúsculo
una cama con manos y con piernas correrá por
callejones donde los hoteleros del insomnio se peleen
por ver quién arroja más almohadas a la calle
para que las sombras de los pájaros las muerdan
y las desplumen como a gallinas ciegas
o quizá sea el amor, solo el amor que pasa
 
 
*De León Peredo. gustavojlperedo@yahoo.com.ar
 
 
 
 
 
 
 
Desván*
 
 
*Por Miriam Cairo. cairo367@hotmail.com
 
 
 
-Ayudame a correr estos trastos viejos.
 
-Sí, ordenemos porque este corazón es un desastre.
 
-Dale. Día de limpieza general.
 
-La mantis religiosa va lejos de la araña.
 
-Ok.
 
-¿Y esta chatarra qué es?
 
-Malos recuerdos.
 
-¿Para qué los guardás?
 
-Para abono.
 
-Los psicoanalistas se harían un festín.
 
-"Explicar la flor por el fertilizante".
 
-La historia de siempre.
 
-Ajá.
 
-¿La larga y brillantísima vida?
 
-Dejala por ahí, todavía no encuentro lugar. Yo colgaría aquí el temblor.
 
-Puede ser. Así ahorramos espacio. Sobre la línea del horizonte acomodá todos los días, desde el primero hasta el último.
 
-¿Por género o por autor?
 
-Mmmm, yo diría de domingo en domingo.
 
-Ok: Pessoa, Girri, Wallace, Borges, Macedonio, Jacques Dupin, Marguerite, Marguerite, una vaga fosforescencia...
 
-La vaga fosforescencia viene aquí.
 
-Ajá. En aquellos bidones están todas las lágrimas. ¿Te parece que las sigo guardando o riego el jardín?
 
-Hagamos un mar.
 
-Ok. Tomá el viento.
 
-¿Tanto?
 
-Todo.
 
-¿La hormiga? ¿Dónde la pongo?
 
-Sobre la luna.
 
-Silvina, Ionesco, Berger, Perlongher?
 
-¿Qué hay en estos pozos?
 
-Lenguaje.
 
-Bueno, hagamos otro mar.
 
-Pará, dejame verlo primero. Tremolo con el verbo tremolar.
 
-Si seguís así no terminaremos nunca.
 
-Cenego con el verbo cenegar.
 
-Mirá que se nos viene la noche.
 
-Espacio con el verbo espaciar. Cormorono con el verbo cormoronar.
 
-No veo nada. ¿Hay velas?
 
-Sí. Velas hay. Pabilo con el verbo pabilar.
 
-¿Fósforos?
 
-Fuego. ¿Dónde guardo el fuego?
 
-Hagamos otro mar.
 
-Dale. ¿Los bares?
 
-A la izquierda.
 
-Azulo con verbo azular. Moreno con el verbo morenar.
 
-No te distraigas. Seguí con los días hasta el final.
 
-Ok. Strand, Olga, Kafka, Clarice, St. John, Alejandra, la niebla, el hombre que pasa a las diez de la mañana.
 
-Al hombre que pasa lo vamos a soltar.
 
-No, no puedo.
 
-Hay que dejarlo ir.
 
-Pero es mi hombre que pasa. No, no puedo. Quitemos otra cosa, por favor.
 
-El viento.
 
-No, no puedo vivir sin el viento.
 
-El fuego.
 
-Tampoco. Estanislao con verbo estanislar. Palabro con verbo palabrar. Infinito con el verbo infinitizar.
 
-Lo único que vas a conseguir...
 
-Unico con el verbo unicar.
 
-Volvé a los días porque no terminamos más.
 
-Yes. Clarice, Aleixandre, Cheever. Bolaño, Vallejo, Parker. Basho, Le Quintrec, Esteban. No me va a alcanzar la línea del horizonte para todos los domingos.
 
-Tenés el corazón dilatado.
 
-¿Quién lo dice?
 
-Yo.
 
-¿Quién yo?
 
-El yo de tu yo.
 
-Pará un poquito, porque el trato era limpiar el corazón, no embarrar la cancha.
 
-¿Será posible que siempre nos pase lo mismo?
 
-Sí. Mismo con el verbo mismar.
 
-Es peligroso revolver todo lo que está oculto, escribir con palabras.
 
-La gente prefiere los hechos antes que las palabras.
 
-Yo te lo digo siempre.
 
-Traeme el vampiro que no quiero desaprovechar toda esta sangre. Hay tanta sed en el mundo...
 
-Pero el mundo no lo alimenta tu sangre. Al mundo le hacen falta guerras, guerras, guerras. Y libros que expliquen las guerras. ¿No entendés? ¿A quién le pueden interesar tus palabras?
 
-A mi vampiro.
 
-Si te conforma, te traigo el vampiro.
 
-Haceme el favor...
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
***
 
 
                              "No levantes los ojos a buscarme.
                                   Mi palabra no viene de lo alto,
                                a nivel de tu pecho late el mío."
                         Luisa del Valle Silva
 

 
E S T A L L I D O*

 
¿Sabes de mis muslos, acrílica añoranza?

Fuiste invisible
hasta que un albor en tus labios
confesó el deseo
me supe arrebatadora de tu sueño.

Una pincelada en mi papel acuarela
hizo pliegues
f r a c c i o n a d a
me sostengo en la solapa de tu bolsillo.

Vas con ella,
la esposa petrificada
histérica
de cabeza gigante y caderas reducidas.

Sientes un soplo cálido
inhalas abruptamente
sostenida en tu nariz
calientas y humedeces mi plexo.

Avizoré instantes de tertulia
¡escapé!
ella traga su alarido ¿y tú?
sigues conmigo, acompasado.

Irrefrenable sensación
sin dolor noctámbulo
caigo hasta tu majestad
lo hago gotear hasta liberarlo.

Me confundes rebosada en tus manos
tocas trompetas
hasta bañarme en lluvia extasiada.

Desde este minuto
ella y su knock-out dormitan
tú anidas el clímax
y yo, permanezco en la solapa.
 
 *De Natalia Lara. cpc.larag@hotmail.com
Puerto Ordaz, Venezuela
© 2013 Natalia Lara. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
 

 
 
 
 
***
 
 
 
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