sábado, mayo 28, 2016

A LA INMENSA GRANDEZA DEL DESEO…



*Obra de Ray Respall Rojas.










EL CANTO DE LA SIRENA*


*Por Marié Rojas Tamayo.



Ya no cantará más el ámbar insurgente
de la sirena
Soneto LVII
Pablo Neruda



Había jurado que la hallaría, a pesar de los descreídos, los científicos, los materialistas, los cazadores de brujas trasnochados, los niños que ya no escuchan cuentos, los que no creen en los sueños; a pesar de los que lo llamaron loco, los que se habían reído en su cara cuando les contó... Iba a encontrar esa sirena, la atraparía y traería como prueba de que no mentía, como tampoco mintieron aquellos marinos de antaño que juraban haber caído bajo el embrujo de sus cantos. La seguridad que dominaba sus pasos le venía de un sueño que se repetía noche a noche: su sirena, cual novia impaciente, le llamaba desde algún sitio que aún no alcanzaba a definir.

Su canción lo llenaba de una nostalgia indescriptible, trayéndole recuerdos, imágenes borrosas plenas de voluptuosidad, sensaciones placenteras... llevándolo a romper sus ataduras con la sociedad, la cordura y el pasado con tal de ir a su encuentro.

Estaba tan seguro de encontrarla que no le importó sumar sus ahorros de años y vender su auto para comprarse una pequeña embarcación, que equipó con lo imprescindible para tornarla su nuevo hogar, de donde no saldría sino a reponer las provisiones, hasta que no tocara definitivamente la costa, portándola en la pecera gigante que tenía preparada.

Recorrió como un poseso los mares de la tierra. Tanto soñó con ella que aprendió a dibujarla con mano maestra, él que nunca pasó de torpes bocetos... Podía tocarla en sueños, se le tornaba tangible a través de la intensidad de su canto; su imagen se le volvió obsesión al punto de soñarla despierto, olvidando el transcurso de los días. Aprendió a amarla a pesar de las diferencias morfológicas. Se regodeaba en la visualización del primer encuentro.

Si bien en un principio pensó en donarla a un acuario, a un instituto científico, o a veces, recordando lo invertido, en venderla al mejor postor; ahora la quería sólo para él. Habría un horario de exhibición que le reportaría jugosas ganancias, pero el resto del tiempo sería exclusivamente para su deleite…

Absorto en sus cavilaciones, extravió su rumbo. Se abandonó a la deriva; vivió de agua y de sueños. Cuando comenzó a agotarse el preciado líquido, se recostó en la cubierta, entregado por entero a su delirio.

Lo despertó de su marasmo una suave melodía, venida de afuera y no del interior de su cabeza recalentada; arpegio que iba tomando consistencia, tornándose canto, salido de tan extraordinaria garganta, que no podía venir de otra entelequia que no fuera la que tanto había añorado. Se desperezó, sin saber si era presa de la locura: Tan real como su propio cuerpo mal alimentado, como su barca, como la roca en que estaba sentada, su sirena le tendía los brazos.


......................................................................


Una pecera a la medida, con todo lo necesario, enclavada bien lejos de la costa, para que ni soñara con escapar, horarios de visita para reponer los gastos - los más molestos eran los grupos escolares -, el resto del tiempo era para entregarse al placer de contemplar lo nunca antes visto, de poseer lo exclusivo, de estudiar su comportamiento, de conocer su tesoro cada vez más profundamente; sabiendo que ninguno de los dos volvería a aquella roca...

¿Quién le hubiera dicho que su amada sirena era una exploradora, la única de su especie que se había arriesgado a subir a la superficie para probar que los hombres, esos seres que durante siglos habían tentado a sus antepasados, eran algo más que leyendas? ¿Cómo imaginar que aquellas visiones, la melodía que lo impulsó, eran implantados por su poder especial de dominar la mente de criaturas inferiores?

Se contentaba con la idea que esgrimía cuando su encierro comenzaba a agobiarlo: De tantos que, por ley de la probabilidad, escucharon el canto, había sido el único en seguirlo, pese a los materialistas, los científicos, los descreídos, los niños que ya no leen a Andersen, los cazadores de brujas, los que lo llamaron loco, los que se rieron en su cara... Como dirían en tierra, había sido él "quien mordió el anzuelo".

La sirena anotaba algo en una especie de cuaderno mientras lo observaba con atención. Exhaló su aliento en el cristal y le regaló un corazoncito dibujado con el índice.



***


- Marié Rojas Tamayo. La Habana, 23 de mayo de 1963. Licenciada en Economía del Comercio Exterior, Universidad de la Habana, 1985. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Graduada de inglés y francés.
Algunos libros publicados: Tonos de Verde, relatos, Adoptando a Mini, novela, Fundación Drac, Mallorca; reeditado por Gente Nueva, Cuba. De príncipes y princesas, relatos, Editorial El Far, Mallorca. Cinco minutos a solas con las musas; La luna cómplice, relatos; Viaje a los astros; Locuras temporales; Algoritmos y ciudades; Incerteza cuántica; El vuelo del pez; Serendipias; poemarios, Inventiva Social, Argentina. En busca de una historia, novela y relatos, Colección Mundo Imaginario, Editorial Andrómeda, España. Villa Beatriz, novela; El día que no salió el sol, libro infantil; Laurel y Orégano, novela, Editora Abril, Cuba. El mundo al revés, relatos, Gente Nueva, Cuba.
Su obra ha obtenido más de sesenta reconocimientos internacionales, se menciona una selección por países. España: Mención de Honor en el Premio Lazarillo de Tormes, OEPLI, 2009. Premio Ana María Matute 2008, Ediciones Torremozas. Novela Finalista de Ciencia Ficción Andrómeda 2008. XIX Concurso de Cuentos Antonio Segado del Olmo, Universidad Popular de Mazarrón. Concurso Todos somos diferentes, Fundación de Derechos Civiles y Asamblea Juvenil. Concurso Historias de Vida, Ayuntamiento de Constantí. Ron y Miel, Ediciones Comala, Granada. Igriega Movimiento Cultural, Sevilla. Venezuela: Premio Proyecto Expresiones en novela y cuento; Premio de la Sociedad de Escritores Latinoamericanos, SIEL, en poesía y cuento. México: Premio de cuento Carmen Báez. Argentina: Premio El Arte en Septiembre; Concursos Nicolás Guillén, Juana de América y Dunant-Passy, de la Editorial Bellvigraf; Los Tilos Editores; Premio de narrativa de la Editorial Hespérides. E.U.: Primer Certamen Literario de Relatos de la fundación SOMOS. Premios y menciones en Cuba, Brasil, Costa Rica, Uruguay, Colombia. Publicada en más de 60 antologías. Ha colaborado, sido asesora o corresponsal de publicaciones periódicas de diversos países. Dirigió la revista Dos islas, dos mares. Miembro de la Red Mundial de escritores en español, REMES.








A LA INMENSA GRANDEZA DEL DESEO…








Nostálgico animal*



Nostálgico animal que como yo te atreves
a la inmensa grandeza del deseo
de mirar con ternura hacia el pasado
sabiéndolo ya muerto
ya marchito.

Nostálgico animal que como yo te asumes
catarata de luz despedazada
y anhelas la llegada de la noche
para fundir tu llanto con las sombras.

Nostálgico animal que como yo te entregas
al censo de mañanas y tardes ya perdidas
cuando trenzando el aire fuimos brisa,
fuimos nido trinchera bosque río.

Nostálgico animal que como yo agonizas
frente al paso del tiempo.
Cada hora
te aleja de mis ojos.
Cada hora
me hiere en el silencio inhabitado.

Nostálgico animal que como yo confiesas
con un hilo de pena tu derrota
y como yo te apagas y apagas y sumerges
en ese oscuro mar que es la apatía.

Nostálgico animal cargado de tristeza,
de tristeza fatal como un labio tronchado,
como un viento funesto de tragedia,
como un cielo abrasado por los rayos.

Pero una luz de fuego,
fundiendo tu pupila con los cielos,
estalla en mi retina.

¡Despierta, anda, combate!
Aún es posible andar hacia adelante.

Allende el calendario alguien espera
ecos de nuestros pasos en la arena.



*De Sergio Borao Llop. sbllop@gmail.com

- Publicó “El alba sin espejos”










El viejo de los barcos*



Cuando ya todos nos habíamos olvidado de doblar papel, apareció el viejo. Se sentó a un costado del universo y comenzó a plegar barcos. Los fue largando, uno a uno, para que naveguen por las estrellas y nos recuerden la niñez.


*De Ana María Broglio. anamariabroglio@gmail.com
Villa Gesell










*


¿Adónde van estos caminos, padre?
Las hojas secas del sauce ruedan por el patio.
Cierro los ojos.
Suenan como la lluvia, digo.

Sentados sobre la raíz amable del ombú
miramos los caminos cansados de barro.
Levantás una hoja,
enrollada en sí misma como un animal asustado.
A contraluz se vuelve transparente,
atravesada por el sol.

Todos los caminos conducen al pueblo.
Mamá sale de la casa
con una escoba de ramas de romero.
Estas hojas, dice,
que todo lo ensucian.
Sonreís.
En tus ojos aprendí
cuánto se puede amar lo distinto.

*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com









BAJO LA CLARA SOMBRA DE TU VIENTRE.*


“Este lánguido caer en brazos de una desconocida, esta brutal tarea de pisotear mariposas y sombras y cadáveres”
Efraín Huerta.



Bajo la clara sombra de tu vientre. Madre.
Dentro del mapamundi de tu cuerpo.
Con tu escritura de fuego entre mis trenzas.
Cegada por la sombra, a merced de caranchos he llegado.

He labrado runas noche a noche y dentelladas.
He fundado una nueva Babel. “La gran ramera” ha fenecido.
Decreté la peste y sus esbirros. Sicarios del olvido.
Ahorqué lo habitual con sedales de plata
La palabra mansedumbre, fidelidad de sangre.

Y ahora me debato en túneles de arena.
Me pregunto porque es ajeno a mí este mundo.
Ajena a vos. A mí. A los insomnios de los muertos.
Entre ellos, vos y tus encrucijadas.
Vos y tu estirpe ilimitada de tramperos de red.
-El mar es un sollozo y el carbón es fiebre-
Recorrimos una y otra vez, el mismo laberinto.
Enajenados. Traspasados de vuelos y cadalsos.
Con mi lengua hurgué las corrientes de la noche.
Aprendí los jeroglíficos secretos de tu cuerpo.

En este momento deambulo por los muelles del hambre.
Y ni un adiós debajo de la tierra.
Ni un adiós deteniendo la caída.
Tal vez tu perro, hoy, tenga más memoria.

Volver, bajo la clara sombra de tu vientre. Quiero.


*De Amelia Arellano. amelia.arellano01@hotmail.com










EL YACIMIENTO*



Esteban Fliuri no se presentó a trabajar ese martes. Raro. El rosarino  siempre llegaba entre los primeros, con el entusiasmo propio de los que hacen su tarea poniendo la vida en cada detalle. El conductor del grupo se ganó el respeto de todos los "cuchareros" que no discutimos ninguna de sus órdenes, y a quien seguimos a sol y a sombra.
Al promediar la mañana Omar nos trajo la noticia: El muchacho estaba muerto, con su cuerpo intacto (salvo algunos rasguños y una espina que localizaron los médicos clavada en su muslo derecho, seguramente consecuencia de sus andanzas por la costa) tendido en su cama y sin indicios de desorden en la pequeña habitación del hospedaje que ocupaba durante la semana. Nos involucramos en el dolor desconcertante de sus padres y en esa tristeza descarnada que nos dejó estupefactos, sin aire, sin explicaciones y casi sin ánimos para especular sobre las causas del deceso.
Seis meses atrás había llegado a nosotros como consecuencia de una providencial jugada del destino que transformó para siempre la apacible rutina del lugar. Fue el día que nos encontró cavando el pozo ciego en el terreno de don Quito cuando las palas denunciaron con un eco diferente la presencia de algo que no era ni tierra ni escombro. Huesos, viejos huesos marrones que a un metro y medio de profundidad vieron la luz y nuestro asombro. Ya se habían rescatado  en la zona de las Cuatro Bocas pedazos de cacharros y piedras talladas que los vecinos cuidaban sin saber para qué, hasta que fueron incautadas por los científicos y estudiosos encabezados por el Ingeniero Martínez. Al momento  quedamos contratados y entrenados para sacar de la tierra los misterios que se desnudaban de a poco. El frustrado pozo de don Quito pasó a formar parte de la zona que cercaron y que a partir de allí se llamó Yacimiento Arqueológico Adelina.
El trabajo era casi bien pago y no implicaba esfuerzo. Solo atención y mucho cuidado. Cuando el cepillo o la cuchara delataban algo, tomaban intervención los conocedores. Con los días fueron apareciendo los primeros objetos acarreando un fastidioso despliegue de autoridades y nuevas caras que acertaron a explicar el hecho de que estábamos parados sobre un cementerio, centro espiritual que apreciaban en un rápido cálculo como de dos mil años de antigüedad. Los trabajos tomaron un ritmo más intenso al descubrirse algunas calaveras y otras piezas que completaron las vitrinas para el armado del rompecabezas milenario.
En lo que a mí concierne, el hecho de haber nacido en este lugar me otorga una extraña sensación de identidad con el descubrimiento. El apodo de Indio no me es ajeno. Mi semblante y las destrezas aprendidas al borde del río Salado con esa impronta silvestre en mi sangre de a poco hicieron que vaya interesándome por esas piezas y esos cuerpos descarnados.
Cuando el río devoró un tramo de la barranca, el socavón dejó entrever la osamenta unos cuantos metros por afuera del cerco perimetral y respondiendo a un instintivo eco me incliné para observar de cerca aquel hallazgo privado. Un hombro y medio cráneo apenas asomando a la superficie y cerca de donde tendrían que estar las falanges de la mano derecha un pequeño hueso pintado y un breve recipiente de cerámica herméticamente sellado que concentró mi atención.     El esqueleto semienterrado resultó ser de un Chamán, temibles  brujos que eran sepultados en un sector separado del resto y adornados con sus objetos preciados. De esa tumba se rescataron  un collar de piedras labradas, algunos huesos de guanaco pintados y otros arcaicos presentes de estos hombres que manejaban la vida y la muerte dentro del clan. A una indicación suya la ponzoña se inyectaba con su ritual de terrible muerte casi inmediata.
Los pescadores trajeron la noticia. Villagra había aparecido río abajo flotando entre los camalotes, con un ahogo de tres días y medio cuerpo devorado por las palometas. El viernes, antes de dejar las herramientas había comentado su intención de meterse en la isla, cosa que hacía frecuentemente. Seguro se topó con alguna alimaña, o un resbalón de la canoa provocado por un vino de más. Rosendo Durán  también se perdió en la noche de su Diamante natal sin que nadie vuelva a verlo.
Estos acontecimientos provocaron que en el lugar sobrevolara la maldición de los faraones. La gente no quiso volver a los trabajos complicando la contratación de mano de obra local, y el pobre ingeniero no pudo controlar el flaco presupuesto asignado. Con las obras paralizadas el maleficio de Tutankamón se hizo patente en el sitio. Alambraron el circuito, cubrieron con suma prolijidad los restos al aire e instalaron una fuerte custodia para asegurar el reposo y evitar el saqueo.
Una extraña quietud se instaló en el lugar. Algunos vecinos se han mudado, temerosos de ser alcanzados por el estigma y la desgracia. Otros evitan pasar por el yacimiento, dando un rodeo para no toparse con las malezas y el espectral  alambrado que encierra el cráter inconcluso de la historia inconclusa.
Por lo demás, yo debo culminar mi tarea de vengar el apremio al sagrado sueño de los antepasados y la profanación a la tumba del Chamán. Mañana se cumplen las dos lunas de duelo y volveré a proclamar el ritual, acudiré al cofre con el veneno y a las espinas de tala. Omar es el próximo.


*De JORGE SPAIS. spaisjorge@gmail.com












LOS VIEJOS TIEMPOS*



Recuerdas
aquella época, casi sagrada,
cuando decirse poeta
era un motivo de orgullo.
Luego vinieron
los tiempos difíciles,
tiempos de peste:
Las persecuciones
y el exilio fueron
pan nuestro
de todos los días.

Atrás quedaron esos momentos
cuando las mujeres,
al leer tus poemas,
alcanzaban un orgasmo,
y los gobiernos
te nombraban diplomático
en cualquier lejana metrópoli
adonde la tribu esperaba
ansiosa por verte.

Ahora, te mueres de hambre
sin atrever a decirlo.

Tus zapatos son barcos
que se hunden en el sargazo
cuando llueve,
y las chicas nocturnas se alejan
cuando te escuchan venir

aunque estés lejos
y de los gobiernos, ni hablar,
te tienen en el listado
de los sospechosos del peor
y más viejo oficio.


*De Daniel Montoly. danielmontoly@yahoo.es












Las Dos*



Madre, no me enseñaste nunca a ordenar mis pedazos
Paulina Vinderman



Una mujer derivándose río.

En Buda otra mujer rescata una muñeca

ni muerta, ni virgen como las que languidecen en las salas.

Una muñeca que resuena de bordados  y flores

con el arte de los vendedores de colectivos.

En Pest, abierta hemorragia en la ventana del río

gotea flujo cerebral, insocorridas imágenes escoltada de peces .

Se encontraran o no.

Una tapándose el ojo violado de palabras.

La otra subiendo nubosa-selva-tren

con su muñeca como si estuviera por venir

buscando los quetzales y los jugos que la otra arroja en la orilla de la cita.

Se encontrarán o no

única cabellera que salta, la cárcel de ceniza



*De Cristina Villanueva. libera@arnet.com.ar









EURYALE*



Limpió con el extremo de la bufanda el letrero: “Escultora, se venden estatuas de mármol, de piedra y de yeso”. Se colocó las gafas azogadas, cerró la tienda, asió los dogales de Deimos y Fobos, que menearon alegres las colas, y salió a dar su paseo vespertino. “¿En quién posaremos hoy la mirada? ¿Estarán más de moda las muchachas que los efebos?”, pensó sin culpa. Una chica tiene que comer, no había nada malo en vivir de su talento. Con gesto de coquetería, se acomodó una serpiente rebelde que insistía en escapar de la boina.


*De Marié Rojas Tamayo.










*

El sacrilegio del héroe griego salva y condena así como la literatura es orden y caos. Pero si la obra es verdaderamente literaria, habrá un abismo debajo de lo escrito, disimulado o no.


*De Liliana Díaz Mindurry. lidimienator@gmail.com








Acerca de Ray Respall Rojas



La Habana, 17 de abril de 1987. Graduado de la Academia de Bellas Artes San Alejandro, especialidad de Grabado, 2007. Trabajó tres años como profesor de la Cátedra de Dibujo en dicha academia. Miembro de la AHS, sección Artes Plásticas, desde el 2002. Miembro del Registro del Creador desde el 2010.

Publicaciones como escritor:

“Amigo de las doce de la noche y otros cuentos”, ed. Yoescribo, Mallorca, 2002.
"El Potro Indomable", Ediciones el Salvaje Refinado, EU, 2002.
“Un verdadero dolor de cabeza”, (relatos e ilustraciones), ed. Extramuros, La Habana, 2003.
“Un extraño en la cocina”, Inventiva Social, Argentina, 2012 (cuentos e ilustración)

Algunos trabajos de ilustración:

Laurel y Orégano, novela, Marié Rojas, Editora Abril, 2015
Tonos de verde, relatos, Marié Rojas, Ed. Yoescribo, Mallorca, 2004.
Adoptando a Mini, Marié Rojas, Ed. Yoescribo, Mallorca, 2005
Cuéntame otro cuento, Janet Salvá, Ediciones Cubanas, Artex, Cuba, 2016.
Poemario Calidoscopio, Emilse Zorzut, Ed. CUMACÚ, Argentina, 2003.
Imágenes, Santiago Eximeno, novela, Ed. Parnaso, Granada, 2004.
Antología poética arbitraria de jóvenes poetas Chiapanecos, México, 2005.
Los Maravilladores, relatos, Marcela Sabio, Ed. Ciudad Gótica, Argentina 2005.
Café Guadix, novela, Luis Asenjo, Ed. Comala, España, 2005.
Antología Ron y Miel, Ed. Comala, España, 2006.
Capitulares del Libro Arte Andersen, Taller de Gráfica de la Habana y Ed. Edimed, España, 2006. (Exposición del libro arte, Taller de Gráfica de la Habana)
Monográfico dedicado a Lovecraft, Revista Minatura, España, 2008.
Habaneros, relatos, Julio Pino, E.U, 2009
Viaje a los astros, Marié Rojas, poemario, Inventiva Social, Argentina, 2010.
Locuras temporales, poemario, Marié Rojas, Inventiva Social, Argentina, 2010.
Algoritmos y Ciudades, poemario, Marié Rojas, Inventiva Social, Argentina, 2010.
Incerteza Cuántica I, poemario, Marié Rojas, Inventiva Social, Argentina, 2011.
Incerteza Cuántica II, poemario, Mundoculturalhispano, España, 2011.
Incerteza Cuántica III, poemario, Aurora Boreal, Dinamarca, 2011.
El vuelo del pez, poemario, Marié Rojas, Inventiva Social, Argentina, 2012.
Serendipias, cuaderno de poesía. Marié Rojas, Inventiva Social, Argentina, 2013
La luna cómplice, relatos. Marié Rojas, Inventiva Social, Argentina, 2013.
Otras condenas inventadas, poemario, Yordán Rey, Inventiva Social, 2011.

Colabora periódicamente con revistas internacionales, sitios web, periódicos, enviando textos e ilustraciones. Fue jefe de redacción de la revista La edad de oro en nosotros, Cuba y de La Bota de Sueños, MCH, España.

Antologías:

Antología Cuentos Infantiles Sin Fronteras –parte del equipo de ilustradores-, Antología de Txirula Kultur Taldea, Otxarkoaga, Bilbao, España, 2016.
“Homenaje a Andersen” (textos e ilustraciones), Mundoculturalhispano 2005.
“Antología de cuentos Yoescribo”, Mallorca, 2004
“Criaturas mágicas” (textos e ilustraciones), Mundoculturalhispano 2004.
“Travesía en el mar de los sueños” (textos e ilustraciones), Mundoculturalhispano.
"Y sonó la flauta"; compilación de poesías de la Ed. Extramuros.
Colección “Tocororo”, volumen “Medio Ambiente”, Centro de Estudios para la Juventud de la UJC y proyecto Save the Children de la UNICEF en Cuba.
“Personas dis-capacitadas”, de la Fundación de Derechos Civiles de España.
"Maestros desconocidos de la poesía contemporánea", ed. El salvaje refinado.
“Carmen Báez”, Colectivo Artístico Morelia, México.
“Marengo de Oro, Maestrale-San Marco”, Italia.
“El arte en septiembre”, Argentina, 2003 y 2004.
“Conciencia Índigo, el futuro presente”, (textos e ilustraciones) Ecuador.
Antología de trabajos ganadores en el concurso St. Paul’s, Barcelona.
Antología de dibujos ganadores del Concurso Shankar, de la India, 2002.
“Solamente palabras”, Centro Internacional de Poesía, España, 2002.
Varias antologías de fotografía de Picture.com, E.U.

ALGUNAS EXPOSICIONES de dibujo, grabado y pintura:

2011

- Exposición “Dos caras de la moneda”, con Ricardo Labarca. Galería de la Unión Francesa de Cuba.

2008

-Exposición personal Quimera, Galería de la Unión Francesa de Cuba.
-Exposición colectiva finalistas del concurso Arte+, La Madriguera, AHS, Cuba.
-Exposición web en la sección de Jóvenes Talentos de las redes sociales Haciendo Almas y Desdelcorazón, Cuba.

2007

-Exposición personal “Convergencia”, Galería 23 y 12, Vedado, Ciudad Habana.
-Exposición colectiva de profesores de la San Alejandro, Galería de la Academia.

2006

-Exposición colectiva de ilustradores del Libro Arte Andersen, Taller de Gráfica de la Habana y EDIMED, España.
-Expone su tesis de graduación en la galería de la Academia San Alejandro.

2005

-Exposición Colectiva IV Salón Waldo Luis Rodríguez, Cine Yara, marzo de 2005
-Exposición web colectiva de dibujos y poemas, “Proyecto Setra”, EU.
-Exposición colectiva de arte gráfico cubano contemporáneo, Northwest Missouri State University, que recorrió varias galerías universitarias de los EU.

2004

-Exposición “Alegantropía de un mundo al revés”, de dibujo y grabado en la Fundación Drac, Mallorca, acompañados de poemas de Marié Rojas Tamayo.
-Exposición Colectiva “Arte de paz para la comunidad”, Proyecto la Caja del Pastor, Municipio Arroyo Naranjo, Cuba.
-Exposición web de dibujos y grabados en Mundoculturalhispano, España.
-Exposición web de dibujos en Casa da Cultura.org, Brasil.
-“Manténgase alejado del alcance de los niños”, exposición colectiva. Galería José Antonio Díaz Peláez en la Academia San Alejandro. Ciudad de la Habana.
-“Manténgase alejado del alcance de los niños”. Academia Provincial de Artes Plásticas de Trinidad. Santi Spíritus.

2003

-Exposición web de dibujos en Casa da Cultura.org, Brasil.
-Exposición colectiva de estudiantes de San Alejandro, Galería de la Academia.
-Exposición web de dibujos en “Lalectoraimpaciente”, Madrid.
-Ilustrador del poemario “Caleidoscopio”, de la escritora argentina Emilse Zorzut, presentado en el Taller de Gráfica de la Habana. Autor de la litografía-cartel de la presentación. Se exponen las ilustraciones en la galería del taller.

2002

-Exposición colectiva de Ilustradores de la revista La Edad de Oro en Nosotros, Biblioteca Provincial Villena, La Habana.




***




InvenTREN






SAN SEBASTIÁN*



Allá en el fondo Donosti. Allá en el fondo la Donosti que no debe ser invocada porque una vez que se la invoca aparece, y cuando aparece ya se sabe, es tirar de la soguita y no hay caso, el hilito de memoria viene con todo lo que está comprimido y de pronto se despliega y todo está intacto y vívido. Es Donosti y son los abuelos, y el monte y los caseríos, y la niñez con árboles de manzana y las cinco hermanas que cuatro se fueron de monjas y una no, y es el colegio y la monja Imelda puro rencor reconcentrado pobre vieja que ya habrá muerto. Es la Donosti que vocea como en sueños a esta estación que se llama San Sebastián, extemporánea y tan ajena en la pampa sudamericana.
Ya al ver en el recorrido el nombre de la estación San Sebastián, se le recortó en rojo y se dijo que no, que esta es otra San Sebastián tan lejos tan inconmensurablemente lejos de la baska Donosti de edificios delicados y puentes ornamentados. Sabe, ella, que esta San Sebastián argentina no es ni puede parecerse a la Donosti euskera, y sabe por haberlo sufrido que los viajes deben ser hacia adelante, porque el que mira hacia atrás se transforma en sal, en estatua, en lágrima y dolor visceral.
Pero este tren va a hacer parada en San Sebastián, y el no pensar es difícil y el no sentir es imposible. Detrás de las ventanillas se suceden los campos llanos y el pasto mientras se superpone una capa delgada de helechos, de coníferas, de ovejitas blancas con cencerro. Será una niebla quizás la que nubla la vista y hace aparecer montes redondeados, casas blancas con tejados rojos, olor a mar allá donde los barcos se enfrentan con sus hombres al Cantábrico.
Euskadi que ya no es, Euskadi de la niñez que tan ligada está a la muerte, como eso de que la meta y la largada suelen converger en las pistas circulares.
Miedo, ahora. Miedo del tren que es como la luna y las monedas, como la lluvia y la tristeza, imágenes que devienen en metáforas tan exactas que se confunden. El tren y el viaje hacia la muerte, fin de viaje, la vida que traqueteando se precipita en la nada final. Y ahora que el tren llegará a San Sebastián se cierra el círculo sobre la infancia. Miedo. Miedo a desear que de una vez acaben los trabajos y las agitaciones, se pare el péndulo y la San Sebastián ésta sea la Donosti aquella. Miedo a querer estar en la muerte mientras el tren se precipita sobre los rieles negros.
Vuelven los parques y las estatuas, vuelve la nieve derritiéndose en las botas y vuelven los temporales y las galernas que devoraban barcos allá donde el mar es océano poderoso. Vuelven aquellos trenes que, se lo debe decir a si misma, no son éste tren.
Anochece.
Ya casi llega. Las penumbras permiten que el paisaje se levante como un libro troquelado, abetos y robles suplantan los eucaliptus, iglesias de piedra, ríos estrechos con puentes de pretiles gastados y sombras de peregrinos con sus maquillas, esos báculos de andar por el monte. Ya ni hace falta mirar por la ventanilla, si todo está más adentro de la superficie de los ojos, si ya es todo una yuxtaposición de bailes con vestido blanco y cintas verdes y rojas, el gato Holofernes cayendo de la terraza, los jacintos en las macetas, y el desgarro del puerto desapareciendo en el horizonte, tan pequeño, tan pequeño, en la nefasta jornada de la partida.
Ya no hay planos, todo está allí comprimido y necesario, compacto. Un todo en el que la violencia de la partida, el amor de los abuelos, el olor a los lápices de madera, la voz de la radio BBC durante la segunda guerra, las amigas y, también, todo lo malo, son una madeja indistinguible que le está haciendo estallar el pecho.
No le importa morir aquí, hoy, esta noche. En este momento se ha alineado la vía hacia Donosti, y con lágrimas advierte que el tren se detiene.
Baja del vagón sin sentir el suelo bajo los pies. Sabe que la recibirá el mar y el monte, que la querida silueta del abuelo la esperará en el andén. Con ojos fijos mira su propia muerte.
El hijo y el nieto la esperan. Desciende la abuela con un rostro extraña, casi como si no hubiese nadie detrás de esa máscara rígida para responder a la llamada. La llaman. Al hijo le ha temblado un poco la voz.
La abuela vacila levemente, advierte al nieto, ve al hijo ya canoso. Retorna, sonríe, vuelve a entrar en sí. Sale de Donosti, camina hacia ellos por San Sebastián. Ha de vivir un poco más.


*De Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com





***
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ÁLVAREZ DE TOLEDO

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ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.  LISANDRO OLMOS.  INGENIERO VILLANUEVA.
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