miércoles, noviembre 30, 2011

EL DÍA MENOS PENSADO...



*Ilustración: Walkala. -Luis Alfredo Duarte Herrera- http://galeria.walkala.eu




El día menos pensado*



Voy a perder las palabras intimidatorias
Que amenazan mi cordura
Las inquisitorias que rondan en mi mente
Sentenciándome a cada paso
Hurgando si hago las cosas bien.

El día menos pensado
Arrullaré mi rostro
Con una mirada apasionada
Dejando que la desprolijidad del esqueleto
En un vaivén de marioneta asuste
A los que no me respetan tal cual soy.

El día menos pensado
Esgrimiré el odio con franqueza
Dejando que la furia encandile
A las fieras que tengo dentro y fuera.
Robare orgullosa una flor de un jardín vecino
La mostraré como trofeo
Sin vergüenza y sin miedo.
Estaré halagada y vestida de su perfume
Coloreada y envuelta en tules de pétalos iracundos
Tendida en el césped de la inocencia
Y regada por la llovizna calida del resplandor.

El día menos pensado
Sacudiré mi cuerpo expulsando las desdichas
Cambiaré las inhibiciones por soltura
Ofreceré el estilo de la jocosidad
Y conjuraré los maleficios de mi pasado.

El día menos pensado
Me enamoraré de mi sol
De mis ventanas de luz
Y del color azul, así en ese próximo día
Brotaran las melodías de lo que tanto tiempo
Escondí dentro de mí.-



*De Azul. azulaki@hotmail.com









LA BIBLIOTECARIA*


A doña Julia Naly


*Por Jorge Isaías. jisaias46@yahoo.com.ar


La biblioteca en ese tiempo tenía una sola pared cubierta con estantes que no llegaban al techo.
Doña Julia García de Baud Naly asentada minuciosamente esa magra existencia que dependería en general de donaciones, con su letra prolija de profesora de dibujo.
Doña Julia, como popular y cariñosamente la llamábamos, dos veces al año se tomaba el trabajo de forrar uno por uno y aplicarle una etiqueta engomada al lomo de cada volumen donde constaban el autor y el título.
Fue la bibliotecaria histórica del Club, que en sus ratos de ocio enseñaba dibujo y pintura a un grupo de adolescentes lánguidas y tal vez más preocupadas en ese tiempo en conseguir noviecito que en un avance positivo en el arte que habían elegido tal vez para matar el tiempo, mientras a hurtadillas espiaban el movimiento de los jóvenes que se acercaban al club donde funcionaba la biblioteca (y funciona aún hoy) en sus instalaciones, llevadas tal vez por temas menos espirituales como el billar o el siete y medio o directamente a practicar básquet en la cancha al aire libre que lucía sus célebres baldosones colorados.
La bibliotecaria era tan distinta al resto de las mujeres que habitaban el pueblo cansino de entonces que merece un párrafo aparte de este relato.
No puedo no mirar con la piadosa ternura que me inspira la escalofriante distancia de los años cuando recuerdo a ese flaco e ingenuo adolescente que un día traspasó esa puerta. Ya había leído íntegramente la más que exigua biblioteca de mi escuela (¡La gloriosa Nacional Nº 156¡) y no tuve más remedio que arrimarme a ese -templo respetable para mí- que era la biblioteca del Club, la Belgrano, pero no tuve más remedio, porque dinero no había y los libros se conseguían con dificultad a través del Bazar La Primitiva, de don José Bessone que tenía un lugar para venta de libros (en general textos escolares) y papelería diversa, y también las maravillosas revistas, de historietas a las que éramos adictos. Decidirme a cruzar la puerta fue algo así como encontrar mi destino, o algunas de las posibilidades que me deparaba, casi podría aseverar sin entrar en el plano de las exageraciones o en la no buscada constitución de un mito personal.
Doña Julia me atendió con esa suave dulzura esa bonhomía delicada que usaba para todo adolescente que se arrimaba a hurgar entre sus libros amados.
Como mis lecturas era arbitrarias y erráticas, como un auténtico “autodidacta”, ella, doña Julia, comenzó a orientar mi lecturas con sus recomendaciones que no excluían las grandes novelas románticas (por ella leí cuarenta novelas de Hugo Wast) con otros textos muchos más sesudos que apenas entendía.
La biblioteca, tal vez por razones económicas estaba muy atrasada, en literatura contemporánea, pero creo haber aprovechado todo lo que su humilde condición me ofrecía, cosa que nunca agradeceré suficientemente como el trato diario, cordial no exento de giros maternales con los cuales esta mujer cincuentona ofrecía a mi adolescencia ingenua, soñadora y llena de los más puros sentimientos como son a los dieciséis años todos los proyectos de los seres humanos, o al menos así lo eran para nosotros, ya que yo trato de revivir no sólo mi experiencia sino la de mis amigos de entonces.
El nombre de doña Julia ronda muy seguido por las mesas del bar del club Huracán y en algo coincidimos todos: era una mujer atípica en el pueblo, que tenía sus propias ideas y se vestía de una forma muy atildada para la época.
Había llegado al pueblo siendo la esposa del Flaco Naly, es decir ese bohemio que se llamó Enrique Baud Naly y que la había conocido en sus correrías por la vida porteña que llenó en su juventud.
Habían tenido una niña que falleció a los tres años y eso tal vez los recluyó en el pueblo.
Al Flaco lo había criado don Juan Lucchini y su esposa, porque era huérfano, Don Juan era el mejor tornero y matricero del pueblo. Trabajaba en la casa Arregui, potencia comercial de aquellos años, allí según mi amigo Miguel Fredi, hacia adaptaciones en los motores de los precarios automóviles de entonces.
Cuando el Flaco la abandonó por una adolescente, alumna suya de teatro, ella siguió, inmutable, con su vida, cuidando a sus suegros, hasta que éstos fallecieron, muy mayores.
Me hablaba con admiración no exenta de amor de ese irresponsable, ese loco lindo de la época, a quien no conocí, pero el pueblo no sería el mismo sino circularan aún sus anécdotas cuando suele cundir el aburrimiento.
Omar Spizzo me supo contar que doña Julia pertenecía a una familia de músicos muy conocida de Buenos Aires. Músicos habían sido sus padres y sus hermanos, y ella me contó cierta vez que tocaba el piano y el bandoneón. Habilidad esta última que me fascinaba porque yo solo la creía una actividad varonil.
Y una sonrisa de amable agradecimiento me recorre cuando descubro que le debo haberme gratificado con su atento cariño esos dos últimos años que pasé en el pueblo pensando como haría para irme.
Sin pensar todavía cómo iban a perseguirme esos inmensos cielos bajos del atardecer, cuando ella ya no estuviere entre nosotros.





La luna*


La luna
con su eterna tristeza de único testigo
contempla el mar.
El hombre
a la orilla parado de ese mar en tinieblas
medita y calla; sueña
ciudades sumergidas en las profundidades.
(Apócrifos recuerdos recobrados de pronto)

La quietud de las olas delata tempestades
que han de llegar. La calma,
el silencio del viento,
presagian oceánicas batallas
que han de inquietar el pecho del viajero,
llagando con sus fieras marejadas
el alma de la noche adormecida.

Después la mañana, el hombre
a la orilla parado de esas olas en calma
recordando ciudades sumergidas
más allá del olvido.



*De Sergio Borao Llop. sbllop@gmail.com
De La estrecha senda inexcusable

http://sergioborao2011.blogspot.com/
https://www.facebook.com/Sergio.Borao.Llop







Ella, del recuerdo a la imaginación *



*Por Eduardo Pérsico. epersico@telecentro.com.ar



Cada palabra arrastra su propia memoria.
- Y al final del juego, el rey, la reina y los peones caen a la misma caja – repitió don Ricardo al juntar las piezas del ajedrez. Afuera el domingo pintaba anochecido y el viejo emprendió un relato que Carlos, su enfermero, conocía en detalles.

- Por el año cuarenta sólo veraneaban los bacanes y entonces Mar del Plata iba del asilo Unzué, la Perla, la Bristol y barrios de calles con escombros del Casino viejo. Y por convertirme ‘en promesa del ajedrez nacional’ yo jugué un Magistral en el hotel Provincial – ahí secaba la frase el viejo. Recuperaba aire y seguía contando que los extranjeros se juntaban a chupar whisky y un español muy divertido, al sentarse a jugar le propuso ‘muchacho, si me aguantas cuarenta jugadas te pago a esa buscona que anda por ahí’. Y como él le ganara antes de la movida cincuenta el tipo cumplió en mandarle la Bety a la habitación.
- Era hermosa, apenas mayor que yo, y como no salieron bien las cosas al repintarse los labios ella prometió volver por su cuenta – dijo y en ese renglón solía pedir ‘Carlitos, serví dos vasos de vino, por favor’.

- Hoy a eso no lo acompaño, Ricardo – contestó el muchacho sin moverse. .
- … y dos días después la Bety volvió a verme en el hotel y sin tacos altos ni medias negras ella fue una piba común de veinticinco años que a sonrisa y ternura me enseñaría a jugar el juego sin apremio. ‘En el amor nadie gana ni pierde, nene’, y ella que al nombrarla Beatriz se apretó más a mi pecho como si me necesitara, Carlitos, esa tarde inauguró mi vida al hacerme sentir a una mujer entre mis brazos. Aunque cada tanto retorne el minuto de ella al irse y acariciarme diciendo ‘gracias por llamarme Beatriz pero yo seré siempre la Bety’. Un fotograma que veo, recuerdo y revivo desde el momento de nuestro único cuerpo que construimos juntos, y mi añoranza jamás imaginará sobre su cuerpo los rigores del tiempo que pasó… Algo extraño, ¿no? Pero claro, ella era pupila de un Matías Argüello que ahí pesaba mucho y la iba de taxista sobre un Nash de color verde. Un personaje renombrado que hasta supo manotear el revolver de un malandra que lo apuntaba, ‘mañana te lo devuelvo, guacho’, y ese grito suyo por la costa resonaría más valiente con los años.

Las sombras andaban sueltas por el patio y desde aquello que el enfermero sabía cada silencio, si el viejo no mencionaba las fotografías de los jugadores extranjeros en la Villa Ocampo con Victoria, la dueña de casa, mezclaría unos fraseos nunca iguales; divagantes y contradictorios. Invenciones puras que lo harían sentir mejor, admitía el enfermero y bien lo escuchaba.

‘Carlitos, siempre recupero la mirada lluviosa de la Betty en un bar de Buenos Aires, cuando perdió de vista al Argüello y eligió venirse conmigo a Barracas. La época del adiós a la ropa llamativa con medias negras aunque a toda hora éramos dos cachorros insaciables - una recurrencia que ese anochecer de domingo el enfermero no escuchó que el viejo pronunciara. Como la parrafada siguiente que don Ricardo recitaba con fruición: ‘vos sabés, pibe, esta ciudad borra a cualquiera pero nada le costó al Argüello encontrarme en el Argentino de Ajedrez. ¿Usted me busca, don?, me le animé, Carlitos, y quizá por andar lejos de su ámbito ese guapo perdió firmeza y me invitó a charlar el asunto con buen modo, tomando un café. ‘Si usté está seguro que ella vivirá mejor, yo me abro. Pero si no, ojo’, me apuró pero me la jugué, Carlitos. ‘Argüello, váyase de aquí tranquilo que yo sé bien lo que hago’.

El enfermero prefería no desangelar aquel desplante de guapeza que por imaginario contenía cierto estilo, y también se perdería otra invención de don Ricardo. ‘Viviendo en Buenos Aires un tiempo anduvimos bien, como ya te dije, hasta que al llevarla conmigo a un torneo en Necochea y todavía el apareo se fogoneaba por su cuenta, volvimos a pasarla pero que la primera vez. Tal vez por eso yo perdí mal con Rosetto y del regreso recupero el tornasol de la tarde sobre su pelo y que casi sin hablarnos nos bajamos los dos en Mar del Plata. Su mirada había perdido adolescencia y anduvimos la estación ferroviaria en silencio, si tal vez una palabra o un roce aumentaría la pena. Así que te digo Carlitos, supongo ver unos rasgos de neblina al partir el tren a Buenos Aires y allá la Bety, otra vez de cintura ajustada y medias oscuras subiendo al Nash del Argüello. Reducida a ser siempre ella sólo en mi memoria’; una frase que esa noche ya ni asomaría.

El enfermero no reprimió una lágrima al prolijarle un mechón de pelo y acomodar su cuerpo sobre la cama. Y recién levantó el teléfono.


-Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.






Luna *


La mansa luna recorre la mar
Sostenida por las ambiciones
De las olas en su afán de agitarse
Y erigirse con toda su voluptuosidad
Pintando el brillo de la sal en segmentos plateados

Los caminantes nocturnos
Embriagados por la sutileza del encanto
Sumergen sus pies en las orillas
Pataleando para observar fascinados
El reflejo vivaz y redondeado de su don.
En ese chapotear de frescura intensa
La cara de la luna se expande y suspende
Sobre la calma marea.
Ella sonríe halagada por los que aún
La miran y proyectan sus deseos de coquetear.-




*De Azul. azulaki@hotmail.com
30/11/11





*


Cuando en junio del 2010, recibì las Bases del Concurso. "Como imagina el siglo XXII", me puse inmediatamente a imaginar una historia, era un tema fascinante y sobre todo por quien lo organizaba, el querido Duarte Herrera. El cuento me fluyò casi sin darme cuenta y luego de enviarlo recibì un atento mail diciendo Gracias Mirta por volver a enviarme su trabajo. Recién en enero de este año me enteré de su muerte y fue tal el dolor que sentí por alguien tan especial, tan buen amigo de sus amigos y colega generoso que no supe que hacer con mi historia. Tuve que entrar muchas veces en la pàgina de Euroyage y leer la misma nota para convencerme que ya no estaría del otro lado del mundo, acercando una palabra de aliento o un consejo oportuno. Ya casi termina el año y creo que debo dar vuelta la hoja y soltar esta pequeña historia que está en una jaula virtual. No es importante si lo publicas o solo lo lees, pero sacarlo de su cofre es lo que vale.



¿El próximo siglo?


*Por Mirta Alicia Gisondi mirtagisondi@hotmail.com


Con el comienzo de la última década del siglo XXI, se aceleró la nueva conformación del planeta, suficiente para renovar la geografía y la historia.
El cambio climático iniciado a fines del siglo XX, con su efecto invernadero, ya venía produciendo el descongelamiento de los polos, elevando el caudal de los océanos a tal punto que muchas islas vieron peligrar sus costas y hasta su territorio.
Pese a que hubo algunas señales, como el achicamiento de las playas y el anegamiento de los territorios aledaños al mar, la gente no le dio demasiada importancia creyendo que posiblemente faltaba mucho.
El comportamiento errático y suicida de ballenas, pingüinos, lobos marinos, focas, la desaparición de algunas especies animales y la mutación de otras que se iban adaptando a un nuevo medio, alertó que el tiempo se acababa y comenzaron las primeras migraciones humanas a zonas más altas.
El caso mas emblemático fue el de las Islas Malvinas que fueron reclamadas durante mas de doscientos cincuenta años por Argentina desde la usurpación por los ingleses a mediados del siglo XIX. Fue el bastión de todos los gobiernos argentinos, que intentaban recuperarlas sin tener que llegar a una nueva guerra, ya que el recuerdo sangriento y cruel de esa confrontación nunca se borró del corazón de la gente. La naturaleza que no tiene piedad para responder a la desidia del hombre, se encargó de terminar con este litigio, porque el mar las borró de la vista del mundo y sus habitantes eligieron refugiarse en Inglaterra antes que reconocer su pertencia al territorio argentino. Fue en verdad un desenlace salomónico que no lastimó el orgullo de nadie. Aunque los malvinenses debieron tragarse su orgullo ante el desdén y la indiferencia de los ingleses que nunca los vieron como iguales.
Hawai al igual que otras islas pequeñas del Pacífico debieron emigrar sus habitantes a zonas continentales.
Cuba, Haití, Jamaica vieron reducido su territorio produciéndose grandes aglomeraciones. Se vivieron graves conflictos por lugar, trabajo y alimentación, lo que obligó a muchos a establecerse en el continente. Algunos se decidieron por América del Norte y otros por América del Sur. El acomodamiento no fue fácil pero las opciones no eran muchas hasta que el mar llegara a su caudal definitivo. En Europa y Asía fue similar, la parte insular tuvo cambios geográficos por la desaparición de muchas islas y otras se redujeron a su expresión mínima.
La confluencia de tanta gente en las ciudades y los campamentos de refugiados fue traumático y agravó lo que se venía arrastrando desde la mitad del siglo XXI cuando se agotó el petróleo y se debió recurrir completamente a combustibles alternativos derivados de los cereales, que empobrecieron la vida de todo el planeta y dificultaron la posterior reinserción de todos los habitantes de lugares ganados por el mar.
La mezcla de razas y credos, mas la pobreza generalizada de la mayoría de estos nuevos inmigrantes, sacó lo peor de cada uno e hizo muy difícil la convivencia. Los enfrentamientos eran moneda corriente en las calles, negocios, universidades, a tal punto que los diversos dirigentes religiosos de todas las creencias decidieron enfrentar a sus feligreses con un llamado desesperado a la paz y a la solidaridad para intentar salvar a esta humanidad en una etapa de cambios Geológicos que derivarían en una nueva historia para el siglo XXII que comenzaría en poco tiempo.
En cada templo, en cada iglesia se reunió la gente a escuchar este llamado a la conciencia. Un ejemplo de esto fue el testimonio del sacristán de una iglesia en una ciudad de Argentina que contó lo siguiente¨:

“Frente a la gente, el padre Miguel daba el sermón, quizás el mas severo de su vida. Los feligreses se miraban entre sí, asombrados. Obsesivamente el, hacía referencia al Génesis, haciendo un paralelo con la vida actual. Gesticulaba y gritaba como si hablara a un grupo de sordos.
- Ya han perdido el Paraíso por el pecado original. Dios los castigó con benevolencia porque su paciencia es infinita, mas no abusen, porque algún día… - Cerró el sacerdote la Biblia con cansancio y dio por terminada la misa dominical. Mientras apagaba las velas, la gente comenzó a salir despacio. Detrás de ellos arrastrando los pies, siguió el cura a los rezagados disponiéndose a cerrar las puertas de la iglesia. Se lo notaba irritado y muy enojado, posiblemente porque no veía una respuesta positiva en la gente, pese a que éste último sermón fue muy fuerte.
Imprevistamente un fuerte viento hizo remolino en el atrio e impidió que el sacerdote cerrara, obligándolo a quedarse junto a los feligreses que aún no se habían retirado.
Desde Oriente a Occidente, desde Norte a Sur, se sintió el fenómeno de tal manera que, todo aquel que tuviese una Fé, presentía que algo muy importante iba a ocurrir. Fue en ese momento que el cielo se cubrió de inmensas nubes que formaron un gran remolino de una forma casi humana. En él se destacaban unos agujeros profundos que dejaban vislumbrar unos ojos azules, iguales al cielo; detrás se formaba una gran tormenta, truenos fortísimos y rayos serpenteantes rugían haciendo que todos levantaran la vista. Cuando ya se esperaba la lluvia torrencial, un gran silencio pobló la inmensidad celestial y una Voz grave y profundamente triste se dirigió a la muchedumbre que miraba azorada.
-¿Queridos hijos,- dijo la Voz inconcebible,- Ha llegado el momento en que yo tome una decisión, porque ya he agotado toda mi paciencia en tratar de encaminarlos. Les he avisado de todas las formas posibles, les he dado todo tipo de oportunidades, he mandado señales, pestes, cataclismos, diluvios, emisarios… Hasta les envié a mi Hijo… y lo mataron!..
- Es por eso que he decidido dejarlos solos para que ustedes decidan qué van a hacer de sus vidas y de la de sus descendientes. De ustedes dependerá que el mundo siga sólo con los justos o se borren por completo de la faz de la tierra, para que surja luego una humanidad mejor…”
Con estas palabras Dios terminó su mensaje y desapareció junto con la tormenta, de la misma manera abrupta como había apareció. La gente quedó perpleja, algunos lloraban, otros sonreían socarronamente, creyendo que se trataba de una promoción de algún espectáculo teatral, y los menos, se arrodillaron y se pusieron a rezar.
El primero en notar un cambio fue un político famoso por sus métodos mafiosos, que mirándose una día las manos, notó que cambiaban de color hasta quedar casi transparentes y a medida que pasaban los días el resto de su cuerpo, hasta desaparecer. Otro día, una persona sospechada como cabeza del paraíso de la droga, vio con asombro que desde su cabeza iba desapareciendo paulatinamente, hasta no ser nada. Así día a día, delincuentes, corruptos, mafiosos, dictadores, tiranos, abusadores, veía su transformación física con asombro, hasta que se hizo algo tan común, que a nadie mas llamó la atención esa metamorfosis que se iba sucediendo y así muchos fueron desapareciendo, de a poco, pero sin tregua.
La vida siguió su curso y los hombres siguieron ignorando la recomendación de Dios, nada parecía que los perturbaba y continuaron incurriendo en los mismos errores, día tras día, año tras año.
Pasó el tiempo y llegó el nuevo siglo, el tan ansiado 2.100 y aunque parecía que nada había cambiado, por las calles, cada día había menos gente y las pocas que quedaban, iban acompañadas por otras algo transparentes. Algunas ya casi translúcidas, simulando que nada pasaba y muchas como libélulas ingrávidas, eran llevadas por el viento y trataban con desesperación de asirse a un árbol, una cerca o un poste de luz.
A nadie parecía importarle. Todos continuaban con su vida, mientras dos ojos muy grandes, azules y tristísimos contemplaban desde la inmensidad del cielo”




*
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martes, noviembre 29, 2011

UN PASAJE PARA IR RODANDO POR EL MUNDO DE LOS SUEÑOS...



*Ilustración: Walkala. -Luis Alfredo Duarte Herrera- http://galeria.walkala.eu




Hablando de mi Madre.*



Todo lo suyo fue hecho a mano y prolijo como su amor. La evoco en cosas simples: en la comida sabrosa, las bufandas y el ruido de sus agujas entretejiendo la vida. La evoco enseñándonos canciones, mientras inclinada sobre su maquina de coser recreaba con devoción y delicia mi vestidito para el próximo Carnaval o una representación de danzas en el Teatro Municipal. Escucho su voz cálida entonando valses sentimentales: “Mantelito blanco de la humilde mesa, donde compartimos el pan familiar; guardan tus dibujos figuras pequeñas avecillas locas que quieren volar. Las bordó mi madre en noches que junto a mi cuna me enseñó a rezar” o, “pues bien yo necesito decirte que te quiero; decirte que te adoro con todo el corazón; que es mucho lo que sufro, que es mucho lo que lloro...”
La evoco muy anciana, y con sus dolencias en el atardecer que le murmuré que ya podía dormirse y lo hizo aliviada... pero sin retorno. Se fue con una sonrisa, tratando de no pensar que ya nadie nos ofrecería su dedicación.
Me quedé con su dedal, sus cajas de hilos multicolores, uno de mis vestidos transformado en almohadón y otro guardado para mis hijas y actualmente una nieta.
La recuerdo instalada en la mecedora. Su sillón para balancearse, señalando la imposibilidad de contar sueños mágicos, pasiones vividas, metas extravagantes, la sinrazón de un amor y sus consecuencias, los arrepentimientos tardíos, las decisiones apresuradas, los fracasos y las realizaciones impensadas.
A veces me irrumpe el impulso de marcar el número telefónico de su casa en Santa Fe, en calle Ituzaingó y transmitirle mis noticias y programar ir a buscarla para dar un paseo en auto.
Y aquí estoy, adivinándola dentro de mí, en el ejercicio de festejar el Día de la Madre Universal , que también es el mío y el de mis hijas.
Vienen a mi memoria las costumbres de antaño. Los domingos ya no tienen el fulgor de la mesa desplegada, donde una vez advertí, que apenas se sentaba y casi no comía, yendo y viniendo con sorpresas; deteniéndose para acotar, aclarar o completar algo dicho por mi padre o algunos de nosotros, como si sólo importara esa dicha de vernos conversar, que le devolvía la frescura de los años sesenta y tantos.
En la actualidad, llevar a la familia a un buen restaurante, es práctico y evita fatigas. Nada de fuentes ni platos, ni preparativos para una fecha ofrendada.
Recuerdo las paredes de su casa sosteniendo imágenes difusas de las vivencias compartidas: fotos de la Primaria ; de la Comunión ; los desfiles; el álbum de la graduación, el traje de novia hasta la pulsera con dos dijes por el nacimiento de Gabriela y Patricia. Desde el primer juego de platos hasta el conjunto del Bautismo guardado en papel celofán azul, para conservarle el blanco inmaculado. Asoman también fotos de las últimas Navidades, cuando reunía a sus tres hijos y los cinco nietos.
Mi madre fue: una cama bien tendida, un plato caliente, una cara alerta en situaciones decisivas, un freno, un estímulo, muchos abrazos y una presencia hasta sus 92 años.
No me avergüenzo de la sensiblería, porque expresa y rescata mis sensaciones aun a costo de lágrimas, apelando a mi vocación de escritora con el legítimo derecho de poner en palabras, los recuerdos que marcaron como sellos el transcurso de mi vida.
Esta mujer que fue mi madre, merece el rescate de sus desvelos aun después, de su silencio eterno.
Me pidieron mis amigas, que el tema de hoy tuviera un recuerdo caro a mi espíritu. Y sólo pude hacerlo hablando de mi madre, párrafos que sin duda no agotan los argumentos detallados en estas pocas líneas.



*De Rita Bonfanti. ritabonfanti@yahoo.com.ar
Santo Tomé - Provincia Santa Fe - Argentina






UN PASAJE PARA IR RODANDO POR EL MUNDO DE LOS SUEÑOS...



TRAVESÍA*


A lo largo de nuestras vidas, cada una de nosotras compró un pasaje para ir rodando por el mundo de los sueños.
En nuestra adolescencia fuimos compañeras inseparables de nuestras travesuras y experiencias. Tuve la suerte de haberte encontrado allí en el terciario y comenzar a estudiar juntas las materias del profesorado. Ay recuerdo el pasillo del Terrero y nuestras idas al buffet cuando sonaba el recreo. JA , Nos íbamos a tomar algún cafecito y nos reíamos de cualquier cosa. Fumábamos los puchos a escondidas y siempre teníamos alguna anécdota para contarnos. El despertar de los noviazgos románticos y endulzados de nuestras idealizaciones eran temas interminables…
Cada una con su rollo era escuchada con fogosidad y atención incondicional.
Las escapadas en los viajes de verano, siempre tenían una nueva aventura por descubrir.
Nos llevábamos el mundo por delante, éramos tan jóvenes y entusiastas, a pesar de las escondidas de nuestros padres. Ellos eran el límite que siempre, de alguna manera podíamos traspasar, a pesar de ellos.
Como no recordar los ñoquis amasados con 30 grados de temperatura o la camisa de Jean hecha por mis manos toscas, que intentaban puntear en la máquina de coser a pedal. Yo, como un ignoto aprendiz no acertaba unir las manos con el movimiento de los pies. Y ni que pensar de enhebrar esa aguja de la máquina.
Siempre estábamos dispuestas a reírnos de la complicidad de nuestras fortunas.
El tema del amor siempre fue nuestro delirio y nuestra preocupación.
Tomamos diferentes trenes en un futuro, cada una con su matrimonio. Casarse era una prioridad.
Allí en ese lapso tuvimos a nuestros hijos y nos dedicamos a criarlos, con el afán de que fueran casi perfectos.
Con el correr de los años, ellos supieron de nuestra amistad y pudieron conquistar la de ellos, ¿habrá sido a través de nosotras? En parte si.
Hay tantos recuerdos vívidos que se me pone la piel de gallina.
Tu risa contagiosa es para mí el mejor de los regalos. Siempre me hiciste sonreír y nos reíamos de nosotras mismas.
Así pasaron los años, y me acuerdo cuando me acompañaste a ver al gurú, ese que lo iba a sanar a mi hermano y el que te iba a dejar de fumar. Te acordas de los yuyos que había que masticar.
Seguimos recorriendo nuestro universo con boletos de idas y vueltas, por los caminos de la fantasía.
Aun lo seguimos haciendo.
Bueno no quiero ser pesada, pero te acordas de la luna, ese satélite que brilla en por la cabeza de las magas, el delivery encargado para satisfacer nuestras ganas de reírnos…el sabor de las galletas marineras que comíamos sin cesar era también parte del culto de nuestra camaradería.
Cada una sabe de sus secretos y sus silencios, que basta con una mirada de reojo, para compartir tantos momentos cargados de plenitud.
En el día de tu cumpleaños, te deseo lo mejor, siempre vas a tener de mi una sonrisa, una balsa y una mano para tomar. Es reciproco. Lo sabemos.
Espero siempre estar en tus viajes. Tu cercanía es de las más puras y amplían mi persona. Espero que sigamos siendo así, locas, adolescentes aniñadas, aunque tantos años hayan pasado.

29/11/11

*De Nora Azul. azulaki@hotmail.com






Te odiarán*


Te odiarán
si caminas.

Por su cojera,
por tu obstinación.

Te odiarán
sin saber que los zapatos hacen callos.


No te perdonarán.
Cada paso adelante será como un zarpazo,
como un escupitajo, una blasfemia,
lanzados contra sus cómodos divanes.


Te odiarán.
Con fingida indiferencia,
sembrarán los senderos de emboscadas.
Tejerán intrincados laberintos
que te guíen a ciudades lejanas y desiertas.

Azuzarán en tu contra los canes de la confusión.
Ciegos, querrán extraviarte.
Minarán con palabras maquilladas los matojos,
las piedras, las esquinas, los zaguanes habitables.
Levantarán por doquier edulcorados muros.
Con manos sigilosas, edificarán decorados
de cartón-piedra, neón y terciopelo,
en un desesperado intento por comprarte.

Pero sus telemandos carecen de poder en estas calles
porque el camino es tu única bandera.

Y así, caminarás,
provocando el odio a tu alrededor,
caminarás,
sin una meta explícita pero con un deseo,
caminarás,
tal vez únicamente en pos del fugitivo espejo,
caminarás
sin saber que el camino no es un medio
sino un fin en sí mismo.



*De Sergio Borao Llop. sbllop@gmail.com
De La estrecha senda inexcusable

http://sergioborao2011.blogspot.com/
https://www.facebook.com/Sergio.Borao.Llop






Silvana*


El nombre también es una forma de la belleza, tiene pliegues que esconden. Una selva sedosa, el silbido del viento, los animales, los paisajes no domesticados. El abrupto caer de las flores hacia el mar del paisaje italiano. El nombre, un acuerdo pleno de indicios que lo forman. Una vida verde. floreciente de esperanza. Bosque que llama y es llamado con esa sonoridad de la música que la estaba esperando


*De Cristina Villanueva. cristinavillanueva.villanueva@gmail.com






El caballero*



El caballero que soy
tras despedirse de la hermosa
jovencísima
e incauta Flora
se fue a dormir
solo

y entonces a soñarse
exento de caballerosidad
revolcándose en el heno
con la ávida
osada
y glamorosa madre
de Flora.


*De Rolando Revagliatti. revadans@yahoo.com.ar






Correo:



Bases del IV Certamen Internacional De Poesía Fantástica miNatura 2012


BASES DEL CERTAMEN


1. Podrán concursar todos los interesados, sin límite de edad, posean o no libros publicados dentro del género.

2. Los trabajos deberán presentarse en castellano. El tema del poema tendrá que ser afín a la literatura fantástica, la ciencia ficción o el terror.

3. Los originales tienen que enviarse a la siguiente dirección:
revistadigitalminatura.certamenesliterarios@blogger.com

4. Los trabajos deberán ir precedidos de la firma que incluirá los siguientes datos: seudónimo obligatorio (que aparecerá publicado junto al poema para su evaluación), nombre completo, nacionalidad, edad, dirección postal (calle, número, código postal, ciudad, país), e-mail de contacto, y un breve currículum literario en caso de poseerlo (estos datos no serán publicados).

5. Se aceptará un único poema por participante. La publicación del mismo en las horas posteriores al envío dentro del blog Certámenes Literarios miNatura, previa moderación, hará las veces de acuse de recibo, porque la cuenta de correo dispuesta para el recibo de las mismas no ofrece la posibilidad de mantener correspondencia con los participantes.

6. Cualquier consulta sobre el certamen o el envío del poema deberá hacerse a la siguiente dirección de correo electrónico: revistadigitalminatura@gmail.com

7. Los poemas tendrán una extensión mínima de 10 versos y un máximo de 50 en su totalidad. Deberán presentarse en tipografía Time New Roman puntaje 12, sin formatos añadidos de ningún tipo (justificación, interlineado, negrita, cursiva o subrayado, inclusión de imágenes, cuadros de texto, etc). De poseerlos éstos serán borrados para su inmediata publicación en el blog. (Para comprobar la extensión de los poemas se utilizará una plantilla de documento de Word tamaño de papel Din-A4 con tres centímetros de margen a cada lado).

8. Aquellos poemas que no cumplan con las bases no serán etiquetados como ADMITIDO A CONCURSO. Los poemas que queden fuera dispondrán de una única oportunidad, dentro del plazo de recepción, para modificar su envío y que su texto pueda entrar a concurso.

9. Las obras deberán ser inéditas y no estar pendientes de valoración en ningún otro concurso.

10. En el asunto deberá indicarse: “IV Certamen Internacional De Poesía Fantástica miNatura 2012” (no se abrirán los trabajos recibidos con otro asunto).

11. La participación y los datos exigidos, deberán ir integrados en el cuerpo del mensaje. No se admiten adjuntos de ningún tipo.

12. Se otorgará un único primer premio por el jurado consistente en la publicación del poema ganador en nuestra revista digital, diploma, y una memoria flash de 4gb (que será enviada vía postal a la dirección de correo que facilite el ganador). Así mismo se otorgarán las menciones que el jurado estime convenientes que serán igualmente publicadas en el número especial de la Revista Digital miNatura dedicado al certamen, y obtendrán diploma acreditativo que será remitido vía e-mail en formato jpg.

13. El primer premio no podrá quedar desierto. Los trabajos presentado serán eliminados del blog una vez se hayahecho público el fallo del certamen, y tan sólo quedarán en él aquellos poemas que resulten destacados en el mismo. En ningún supuesto los autores pierden los derechos de autor sobre sus obras.

14. El jurado estará integrado por miembros de nuestro equipo, y reconocidos escritores del género. El fallo del jurado será inapelable y se dará a conocer el 30 de marzo de 2012 y podrá ser consultado en nuestros blogs a partir de ese mismo día.

15. La participación en el certamen supone la total aceptación de sus bases.

16. El plazo de admisión comenzará el 1 de diciembre de 2011 y finalizará el día 12 de febrero de 2012 a las 12 de la noche hora española.

Ricardo Acevedo E. y Carmen Rosa Signes
Directores de la Revista Digital miNatura
Si deseas descargarte las bases del IV Certamen Internacional de Poesía FantásticamiNatura 2012 en formato .pdf :
http://www.servercronos.net/bloglgc/media/blogs/minatura/pdf/BasesIVCertamenInternacionalPoesiaFantasticamiNatura2012.pdf


NOTA: Está próximo a salir el número Especial de la Revista Digital miNatura dedicado al IX Certamen Internacional de Microcuento Fantástico miNatura 2011.
Os recordamos que la fecha máxima para enviar vuestras colaboraciones para el Dossier: Steampunk de la Revista Digital miNatura es el 25 de diciembre.


*Ricardo Acevedo E.
Director de la Revista digital miNatura
Si deseas descargar la Revista miNatura en formato pdf, la encontrarás:
http://www.servercronos.net/bloglgc/index.php/minatura/
En este blog encontrarás todo lo relacionado con la revista
http://minaturasoterrania-monelle.blogspot.com/



*


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lunes, noviembre 28, 2011

PALABRAS QUE CALLAN CUANDO HABLAN...



*Ilustración: Walkala. -Luis Alfredo Duarte Herrera- http://galeria.walkala.eu




PECES*


Otro es hombre de medio cuerpo arriba, y el resto, pez.
HERMAN HESSE



No te recuerdo por las palabras de las que tanto hablaste.
Te recuerdo mas, por las que has callado.
No te recuerdo por ser tú, sino por ser otro.

Por ejemplo, no se a que huele el regazo de tu madre.
Quien enjugó tu lágrima primera, en tu primera vida.

De tus lejanas fiebres, de silencios oscuros.
De piedras , escondidas, donde comienza el niño.
No me has hablado del cansancio de tu padre.
Del tren que se llevó tus infantiles pasos.
De que color era la esquina de tus lunas.
Cual fue tu primera muerte.
Quien te dio un apretón de manos en la funeraria.
Del cuerpo inaugural que bebió el azul tembloroso de tu núbil deseo.
De quien, la primera gota en senos de mujer.
Cual, el inicial follaje que cubrió tus páginas en blanco.
La fuente primigenia de tu pena.

Te recuerdo por lo que tanto dices cuando callas.

A mi, quizás, me recuerdes por lo que digo.
Sabes, por ejemplo que nací espejo bifocal, con alas.
Que llevo en mis manos crepúsculos de golondrinas muertas.
Que solo fui una pausa en el deseo.
Que rescribo mis pasos en calles silenciosas.
Que no lloré cuando murió mi padre, si, cuando murió mi perro.
Que los lobisones se alojan en mi lecho.
Que las madreselvas se enredan en mi pelo.
Que tengo el poder de convocar la lluvia.
Que soy mujer, oscura y azulada.
Uva y sangre en tu boca. Piel arisca y pulpa blanda.
Sabes, de mi obstinada afición a cabalas, mitos, profecías.

Palabras que hablan cuando callan.
Palabras que callan cuando hablan.
Crípticas.

Una pecera.
Afrodita y Eros entre sus brazos.
Y una constelación de peces que me multiplican, me redimen.
Me salvan del diluvio universal...
“...De medio cuerpo arriba, el resto, pez


*De Amelia Arellano. arellano.amelia@yahoo.com.ar





PALABRAS QUE CALLAN CUANDO HABLAN...






Kenneth White: Un apocalipsis tranquilo, por Héctor Loaiza*




El libro Un apocalipsis tranquilo (1), de Kenneth White, es de palpitante actualidad. Desde la década de 1970, este poeta franco-escocés ha expresado en su abundante obra la necesidad del hombre posmoderno de dirigir una nueva mirada hacia su entorno natural para escapar del infierno neurótico que suponen las gigantescas metrópolis de hormigón y asfalto. El mundo, mientras tanto, ha evolucionado vertiginosamente en estas últimas décadas: las megalópolis de Europa, América, Asia y África se parecen. Los hábitos culturales, de consumo y moda son los mismos. Kenneth White pone al desnudo la crisis de civilización que se manifiesta en el malestar planetario de los seres humanos: «Gigantismo —escribe—. Superpoblación. Crecimiento canceroso. […] Falso progreso. Gangrena. Necrosis…». De la crisis intelectual, a la cual se refiere, hemos pasado a una depresión financiera.

(1) Une apocalypse tranquille, Éditions Grasset, París, 1985.





Kenneth White: Un apocalipsis tranquilo, por Héctor Loaiza




Kenneth White reúne en su libro diferentes artículos y ensayos sobre varios poetas y autores, como Hölderlin, William Carlos Williams, Henry Thoreau, Henri Michaux, Dylan Thomas, D. H. Lawrence y tantos otros. En su Prefacio, nos advierte de que no hay intención profética ni quejosa en el título de la obra. Le ha dado a la palabra «apocalipsis» un sentido derivado de su raíz griega, «revelación y poner al desnudo», y fuerza este significado hacia el desacondicionamiento, la deriva y el descubrimiento de nuevas vías. Su intención está muy lejos de las acepciones comunes de nuestra época, que evocan la histeria colectiva, el milenarismo, la espera de catástrofes cósmicas, el mesianismo, las revoluciones sangrientas...

¿Por qué este libro ha molestado, desde su publicación, a cierta intelectualidad francesa? Kenneth White observa y analiza con «ojos nuevos» los males y falsas tragedias que padece la cultura europea, crucificada entre el ser y la nada. Si parte de la necesidad del arraigamiento en una cultura para escapar a la neurosis colectiva de la vida en las megalópolis, no es porque se haya convertido en apóstol de un desmedido «nacionalismo» europeo. Al contrario, reivindica el exilio y el nomadismo como fuentes de inspiración literaria (especialmente, en su análisis de la obra de James Joyce, quien nos ha dejado obras maestras de proyección local y universal). Cita a Joyce cuando este expresa su posición frente a la situación belicista de Europa a principios del siglo XX: «¡Que mi patria muera en mi lugar!».

En su obra poética, su prosa y sus ensayos, Kenneth White está motivado por la voluntad de superar la crisis del mundo posmoderno. Vislumbra en el campo del cultivo de ideas y en los acontecimientos el carácter de nuestra época: «...Estamos viviendo, más o menos conscientemente, el paso entre dos culturas. Lo mismo que los monjes de las efervescencias religiosas del siglo III al IV y del siglo VI al IX salían del paganismo para ir hacia el cristianismo, nosotros (hablo del trabajo radical que hoy está en curso) estamos saliendo del humanismo para dirigirnos hacia [...] algo que, por el momento, queda indefinido...»

Sus reflexiones, que tienen como principal objetivo ayudarnos a salir de la espesa bruma de un «humanismo en crisis», le han valido interpretaciones tendenciosas por parte de los cultores de un conformismo bien pensante.

Las páginas consagradas a Henry Thoreau —el más chino de los autores norteamericanos, según Lin Yutang— son admirables. Respecto a Thoreau, que vivió al ritmo de las pulsaciones de la naturaleza y que llega a transcribir en sus libros sus observaciones y sus experiencias vitales, Kenneth White se pregunta: «¿Se puede decir que Thoreau buscaba hacer revivir a los dioses? No. Se trataba, más bien, de lo que podría llamarse una mitología sin mito: una manera de percibir y una manera de pensar, una manera de estar fuera de sí y de estar en lo más profundo de una sensación del mundo...».

White pone al desnudo las llagas del humanitarismo que se complace en rendir culto al sufrimiento y a la miseria, y cita a Henri Michaux: «En Europa, todo termina en lo trágico. No hay ninguna atracción por la sabiduría (todo, al menos, después de los griegos; por lo demás, discutibles en sí). Lo trágico de la sociedad francesa, el Edipo de los griegos, el culto de la desgracia de los rusos, lo trágico jactancioso de los italianos, la obsesión por lo trágico de los españoles, el hamletismo de los ingleses, etc.»

Se refiere al comentario del filósofo francés Emmanuel Levinas sobre el libro El espacio literario, de Maurice Blanchot, para ilustrar su propio nomadismo intelectual y los hitos de su búsqueda, que van desde el «mundo blanco» (el de la transparencia) hasta La Ruta azul, título de uno de sus libros en el que relata su peregrinaje hacia los territorios hiperbóreos del Labrador y Groenlandia. «El pensamiento contemporáneo nos reserva la sorpresa de un ateísmo que no es humanista: los dioses han muerto o están retirados del mundo. El hombre concreto, aunque sea racional, no contiene el universo...»

Esa es la fuente de energía que alimenta su aspiración de alcanzar el Conocimiento. ¿De qué manera puede el hombre superar la ruptura con la dimensión cósmica? En su dinámica arquitectura conceptual, retiene la propuesta de Levinas de «un ateísmo no humanista y una superación de la metafísica», la de «una nada que no se queda tranquila», y la de «una incesante agitación». En su poema de El gran sueño despierto, percibe con nitidez su situación en el mundo:



Dejé de ser cristiano
sin por eso volverme a Thor
había algo más
que me llamaba
desde el exterior
y acaso esperaba ser nombrado.



Al comentar el libro La diosa blanca de Robert Graves, plantea la necesidad de referirse a los principios «arcaicos» de la poesía y al restablecimiento de la estructura mitológica de la lengua. «Se trata de volver a encontrar, más allá de las palabras, la materia misma, la energía primigenia de la poesía». Para hacerlo, nos es necesario ir no solo más allá del período en el que aún estábamos ayer, del «judaísmo tardío, del judeocristianismo, del Islam y del protestantismo cristiano», sino también del «período olímpico» griego, que instauró un sistema patriarcal sobre la base de un fondo primitivo consagrado al culto del principio femenino, cuyos avatares son múltiples.»

Ante el desarrollo del turismo frívolo a India, Kenneth White prefiere el «viaje mental» o el «viaje entre cuatro muros», lo que, en términos hinduistas, significa «saber ir de los Vedas hasta el vacío». Para nutrir su búsqueda poética, practica una especie de yoga de la caminata que se inspira en los textos clásicos del hinduismo: «Sabiendo que, al final, Samsara (la existencia) y Nirvana (el absoluto) son la misma cosa, que es la alianza del Karmamudra (acción) con el Jaanamudra (contemplación) que origina el Mahamudra (el gran gesto), y que yendo de lugar a lugar se puede terminar viendo, no solo en la mente, sino también en el meollo de los huesos, la noción del no-lugar, que permite gozar, de una manera desapegada, de todos los lugares».

Su vida cotidiana y su creación literaria están impregnadas de su estudio de la filosofía taoísta. Kenneth White evoca la presencia de una «corriente taoísta» periférica y subterránea en la ciencia y la cultura occidental. El físico norteamericano Fritjof Capra representa esta tendencia que, para mejor comprender los fenómenos de lo infinitamente pequeño —las partículas de la materia—, recurre a las filosofías orientales. Según White, el pensamiento taoísta «es un pensamiento oceánico en el que todo está mezclado, con tempestades súbitas y calmas extrañas». La comprensión del taoísmo es muy ardua para los occidentales, empapados por varios siglos de racionalismo. «Ni filosofía, ni religión, ni ciencia, pero participando de cierta manera de esas tres visiones, el taoísmo es aún otra cosa…». Transcribimos las últimas líneas del significativo capítulo «Caminatas taoístas»:



Ecología del cuerpo en el mundo
y el espíritu en el espacio
Ser riente y sonriente
Fin del miserabilismo.



Al final de su libro, Kenneth White propone la necesidad de construir un nuevo pensamiento que vaya más allá de la oposición occidente/oriente (a la cual añadiríamos norte/sur), y escribe: «Georges Bataille habla de una especie de sueño planetario. Nietzsche habla, casi demasiado “poéticamente”, de “cosas ocultas”, de “misterios”, “tesoros”, y luego, se calla bruscamente. Hokusai, lo recordamos, se refería a la ’potencia de intuición’ y a la “verdadera sensación de la naturaleza”».

Con su optimismo lúcido, Kenneth White se pregunta (y eso nos interesa): «¿Quién sabe si estos últimos años, que podrían ser los de la época de las catástrofes, no podrían ser más bien la de la Gran Salida y de la formación, de la cristalización en la solución oceánica posmoderna, de un pensamiento unitivo planetario?».

Así termina el libro de un «infatigable trabajador» —como lo calificó Arthur Rimbaud anunciando a los futuros poetas visionarios y exploradores— que nos deja en su poesía y en su prosa las chispas de una conciencia siempre en movimiento.





ACERCA DEL AUTOR


BIO: Nació en Cusco (Perú). Vivió en Buenos Aires de 1959 a 1962. Estudios en la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos de Lima. Sus cuentos fueron publicados en revistas literarias. Reside en Francia desde 1969. Publicó en francés “Le chemin des sorciers des Andes”, Robert Laffont, París, 1976, “Botero s’explique”, La Résonance, Pau (Francia) en 1997, “El camino de los brujos andinos” en Diana de México, 1998 y la novela “Diablos Azules”, Editorial Milla Batres, Lima, 2006. La edición francesa de la novela “Démons bleus à Cuzco”, Éditions La Résonance, Pau (Francia), 2009. Acaba de publicar, la reedición en español de "Diablos Azules", Éditions La Résonance, Pau (Francia), 2010. Entre 1981 y 1999, ha colaborado en semanarios y revistas de París y en diarios latinoamericanos con artículos sobre literatura y arte. De 1998 al año 2000, fue director de la revista en francés Résonances que —a partir de enero de 2001— se convirtió en el website, Resonancias.org.





*Fuente: Resonancias.org. laresonance@yahoo.fr

http://www.resonancias.org/content/read/1359/kenneth-white-un-apocalipsis-tranquilo-por-hector-loaiza/













El hombre sin ilusiones*





El encierro de sus emocione cohabitaban en su mente
Nubladas de resentimientos y frustraciones
Había perdido la alegría encapotada en un impermeable de lluvia
De cenizas recurrentes y lo aislaban de la fuente del río
Con su mirada áspera y dura mordía cada trozo de sonrisa que apreciaba
La hacía añicos, para que no pudiera entrar en su celda de dolor e insatisfacción
Se quejaba de la luz del sol entrecerrando los párpados por la molestia
Era incansablemente gruñón.
No tenía tiempo para la aventura, bebía del iris del ermitaño
Contaba cuantos minutos le faltaban para llegar a tiempo
De la sin razón y la terquedad.
No le agrada soñar y desplomarse a descansar observando las hojas de parra
Y sus esferas frutales de colores moscatel, blanco y chinche.
Si alguna distraída abejita osaba posar para saborear el elixir de las frutas
De inmediato buscaba la manera de lastimarla.
Estaba en guerra con la naturaleza y toda su familia porque siempre
Quería buscar la perfección y que le dieran la razón los más cercanos.
Era absolutamente impenetrable, lo llamaban el hombre sin ilusiones.




*De Azul. azulaki@hotmail.com








LLAMANDO A LAS MINORÍAS SILENCIOSAS*



*June Jordan
(1936-2002)



Hey

Vengan
Salgan

Dondequiera que estén
Necesitamos tener un encuentro
en torno de este árbol
Que no ha sido
plantado
todavía.


*Poema tomado del libro “Harlem: los blues de la historia”, de Eduardo Dalter; Ediciones del Nuevo Cántaro, Buenos Aires, 2010. Traducción de los poemas al español: Eduardo Dalter y Nidia Santa Cruz.
-Eduardo Dalter. eduardodalter@yahoo.com.ar





La gente que pasa*



*Por Gary Vila Ortiz


El pasar del tiempo acrecienta la memoria del ayer más lejano y se complace en encontrar detalles que reaparecen con más nitidez. Cosas posiblemente sin importancia para los otros, pero sin duda que deben significar mucho para mí.
En el campo de mi abuelo había una vieja casona la cual solamente a veces contaba con electricidad. Abundaban los viejos faroles a kerosene, había una gran victrola a cuerda y un mueble en donde se encontraban los libros que publicaba La Nación.
En un esquinero estaba el cuarto más viejo de la casona, que tenía otro cuarto arriba que había sido hecho cuando por esa zona llegaban los indios, ignoro si los malones. A ese cuarto se llegaba por una escalera de caracol que supo ser la estrella de muchas películas de miedo. Yo dormía en ese cuarto en el cual había un retrato de la madre de mi abuelo. En algún lado debe estar. Era, supongo, un daguerrotipo muy bien hecho, en el cual se veía su cara. Se llamaba Santo López y la discusión familiar era que algunos aseguraban que era una india y otros lo negaban. Yo estoy convencido de que se trataba de una india, y eso me llena de orgullo.
Durante unos cuantos años, pero yo todavía no había nacido, todas las noches alguien subía y bajaba por esa escalera de caracol y a muchos les daba miedo y trajeron un sacerdote para que tomara las medidas de la caso.
Aparentemente los misteriosos pasos desaparecieron. Pero cuando yo empecé a ir y a dormir en ese cuarto los fantasmas volvieron y creo haber conversado con ellos, pero tal vez eso pertenece a mi imaginación y al deseo de que eso hubiera ocurrido.
Ignoro qué habrá sido de ese casa, tal vez se encuentre muy derruida, pero todavía en pie. El campo de mi abuelos se recostaba sobre el Arroyo del Medio, del lado bueno, es decir de Santa Fe. Los pueblos más cercanos eran, hacia un lado Cañada Rica y hacia el otro Peyrano. Los caminos eran de tierra y alguna vez por uno de ellos vi pasar los autos de esas viejas carreras en que se destacaban Fangio, los hermanos Gálvez, Víctor García y muchos otros que, creo, fueron desapareciendo.
Dicho sea de paso, en ese tiempo se elegía entre dos posibilidades, aún cuando hubiera más para elegir. En las carreras estaban los que querían a Fangio en su Chevrolet y otros a Oscar Gálvez en su Ford.
En polo estaban los partidarios de Venado Tuerto o del El Trébol.
A quienes nos gustaba el té había dos para elegir, el té Sol y el té Tigre.
A mí me gustaba el té Sol y siempre que podía lo acompañaba con las galletitas Mitre, que venían en una caja rectangular. Las últimas que comí fue en Sorocabana que me conseguían cada tanto las galletitas en paquetes más pequeños.
Volviendo a la casa del campo en la misma había un piano vertical desafinado en cual solía pasar largo tiempo tratando de "componer" algo, algo, claro, que nunca compuse.
Por la noche, con el farol de kerosene en una lata de galletitas, jugábamos al truco de seis: mi abuelo, sus cuatro hijos varones y yo, que era el nieto mayor. No era ese mi único privilegio. A la hora de la cena, si por la mañana habíamos almorzado un par de corderos a la parrilla cuyo fuego estaba hecho de marlo, a mi abuelo le traían la cabeza del cordero hervida. De esa cabeza me correspondía comerme el ojo del cordero. (Ahora pienso que eso del Ojo del cordero podría ser un buen título para una novela policial).
Una de las últimas veces que fui, llovió a mares. Yo tenía un Citröen y creo que tres hijos. Por supuesto que mi desastrosa economía se llevó, entre otras cosas, ese auto, (que por otra parte, es el único que tendría de poder tener uno, pero el de aquellos años, no los nuevos). Ese día de regreso, al salir de Cañada Rica, un baqueano me dijo que me pusiera al medio del camino y manteniendo la misma velocidad. Como buen inconsciente lo hice y todavía puedo escribir estas líneas.
A la casa del campo se llegaba por una galería de casuarinas unos árboles como los eucaliptos que los tengo marcados en la memoria.
Otra memoria que me persigue es la imagen de mi abuelo, que ya debía andar cerca de los noventa, sentado en una silla con su sombrero y una macana en la mano. ¿Sabe el lector lo que es una macana? Un látigo de mango muy corto y duro con una larga y fina y entrelazada cinta que mi abuelo manejaba con
pericia. Tanto yo como mis primos supimos recibir unos buenos latigazos.
Como las gallinas andaban sueltas, solamente se juntaban para ir a uno de sus dormideros, un aguaribay que estaba frente a la cocina. Mi abuelo había trabado amistad con ellas y notaba si alguna de las gallinas no aparecía. En la costa salitrosa, donde pastaban las ovejas, había una multitud de tucuras
y la caballada, en la cual se había mezclado un burrito que me había regalado el doctor Celoria, que se llamaba Baldomero. los padrillos le tenían muchos celos, pues a las yegüitas ese burrito las atraía
particularmente. Además siete gansos que siempre fueron siete. Y que yo espero que lo sigan siendo en ese sitio donde van los gansos cuando se mueren.
En apariencia el título de esta contratapa no tiene relación con lo que he escrito, pero la tiene, al menos para mí. Caminando por estas calles de Rosario vi una persona que era igual al Vasco Ardanaz, que vivía en el campo y fue siempre un personaje entrañable. Lo recuerdo, sobre todo, por las partidas de sapo que jugaban con mi viejo. ¿Quedarán sapos con la vieja y todo, que si se la acertaba se lograba el puntaje más alto?
Y el pensar en Félix hizo que los recuerdos comenzaran a fluir naturalmente y como vinieran.
La gente que pasa suele traernos recuerdos, más que nada la gente que no conocemos. Pues la que sí conocemos nos lleva a ciertos recuerdos en particular.
Días pasados miré a una muchacha esperando el ómnibus. Yo he esperado ómnibus muchas veces, pero el recuerdo que me trajo fue el de un tranvía, el 23, que venía por Santa Fe y doblaba en Italia, cuando Italia iba para el otro lado. El tranvía estaba lleno. Y me tocó quedarme como pegado a una chica por la cual sentí un profundo deseo que todavía experimento o mejor dicho la memoria lo tiene guardado.
Dependemos de los otros y esos otros son justamente la gente que pasa y que me gustaría que siguiera pasando. Al menos hasta el Apocalipsis.


*Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-31458-2011-11-28.html








Tormenta de palabras*


A Mirta le gustaba hablar y hablar
Estaba enamorada de sus palabras,
No importaba el contenido de lo que decía
Era sencillamente
Hablar por hablar
En cada momento de silencio
Ella robaba la oportunidad de llenar ese espacio
Con oraciones vacías, repetitivas
Pero lo único que lograba era aburrir a los que estaban a su lado
Tenía tanta necesidad de ser protagonista
Que siempre daba una opinión o un mandato prepotente

Era más que una mujer, una cotorra.-


*De Azul. azulaki@hotmail.com






Ella no era atea de maravillas*


Ella frota la maravillosa lámpara. Surge un genio alto y fuerte que se tiende a su lado, se expande para olvidar la estrechez en que estuvo guardado tanto tiempo, la roza apenas de mil y una forma y le dice:

“No te preocupes tanto en pensar los deseos, esta vez van a ser mas de tres”


*De Cristina Villanueva. cristinavillanueva.villanueva@gmail.com




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domingo, noviembre 27, 2011

DESDE TODOS LOS BORDES. EL MAR Y LA MIRADA...



*Ilustración: Walkala. -Luis Alfredo Duarte Herrera- http://galeria.walkala.eu






REPIQUE DE CAMPANAS*


Poesía Haiku


Suelo escuchar
campanas por las noches
desde mi cueva.


Canto un rezo
que sube las montañas
de mi anhelo.


Tal vez son duendes
los que llaman a misa
con el sonido.


No les respondo,
solo canto en rezo,
una oración.


*De Emilse Zorzut. zurmy@yahoo.com.ar









¿Los recuerdos necesitan hábitat?*


Las luciérnagas eran tan grandes que marcaban el espacio de la noche. Con extrañeza. Latidos, furia de la espuma contra la piedra. Había buscado la casa de ms padres frente al mar y parecía haberse disipado en el tiempo. ¿Se pueden ir por una fisura las paredes, los techos, los pisos? Pensé "intento un poco más" y la encontré, en ese momento surgió el resplandor. No se había esfumado el lugar cobijo de memorias y una de mi veía a la otra mirando desde todas las ventanas de esa casa el mar, siempre el mar, desde todos los bordes. El mar y la mirada.



*De Cristina Villanueva. cristinavillanueva.villanueva@gmail.com







La mar está en calma*



La mar está en calma y las barcas, fondeadas en medio de la pequeña bahía se mecen atadas a las boyas de color bermellón viejo tirando de ellas suavemente a cada impulso de las olas y haciendo bailar indolentemente las largas barbas verdes que cuelgan filamentosas hacia el fondo, producto del largo tiempo que llevan en el agua.

En total hay unas 10 barcas. Las otras diez o doce están sobre la arena. Son las más pequeñas y el esfuerzo de subirlas y bajarlas cada vez que te haces a la mar no es importante, por ello descansan sobre las "escaleras" de madera encerada, atadas a las pastecas que se usan para subirlas mediante lo
que a los ojos de un profano sería un entramado de cuerdas sin sentido.

La "Rosario", con unas nansas en su babor, la "Mariven", algo desconchada y reseca porque Luis sale normalmente con la "Merçé"; la "Maria Luisa", recién pintada de blanco y con el fondo y una raya verde, con su vela latina impresionante y seductora, la "Costa Brava", con un motor tan viejo como las
rocas que componen su nombre, la "Formigueta", tan coqueta, mojando su popa con las olas pequeñas (nunca la acaban de sacar del agua) la "Baldufa", preciosa pequeña de remos con casco amarillo y escálamos de madera, la "Atrevida" de Tomás, la "Rosa de los Vientos" de aquel señor de Pals que va
al calamar, la "María", la "Marisu", el "Pablo" que es un bote sin motor para pescar sonsos, "La Cubana"... A su alrededor, redes en sus "cofas" cuerdas y "llivants" de 60 metros, corchos de señalización, banderitas, fondales y toda clase de artilugios de pesca.

En la rada, flotando mansamente sobre el agua, la "Costa Azul", la más grande, con sus bancos y su palo en cruz, la "Paulina", la barca más esbelta que nunca vi, con su color verde tan personal, con su motor tan antiguo que había que calentar durante 5 minutos mediante un soplete antes de intentar arrancarla, "Carlos", un canot de motor interior, rojo y blanco con unos cromados rutilantes que sale únicamente el 15 de Agosto pero que estaba siempre impecablemente cuidado, "Palamós", "Cap de Creus", la "Estrellita del Sur", la "Libertad", y la "Mizar", roja y blanca, con las maderas de la borda perfectamente barnizadas, el tambucho de popa abierto, y los bancos blancos de su bañera que te invitan a sentarte y navegar.

"Viene mar" - alcanza a decir Luis mientras pasa por mi lado.

Luis es el hijo mayor de León, el pescador más viejo y de más rango del lugar. Con la piel curtida por el sol, su grueso pelo siempre despeinado, la misma camisa azul marino con las mangas arremangadas por debajo del codo y los pantalones por debajo la rodilla. Luis tiene el rostro surcado por las arrugas más profundas que jamás vi. Recuerdo que un día le dejó a mi hermana, por la que tenía un afecto especial, ver el fondo de estas arrugas, y cuando ella, con sus deditos, le separó los costados de una de
ellas, apareció el fondo blanco, de un blanco inmaculado, níveo, blanquísimo. Luis era blanco en el fondo.

Y era también lacónico. Pero ¿acaso hacía falta hablar más?. "Viene mar" ya lo decía todo, ¿Para qué gastar más palabras?. Yo, con mis once años, estaba jugando en la arena en un circuito lleno de montañas y complicadas carreteras, haciendo carreras de ciclistas con unos muñecos montados en bicis que salían en los paquetes de Chocolates Torras y llevaban en la espalda la bandera del país al que pertenecían. Levanté la cabeza para ver cómo se alejaba Luis y seguí con mi carrera porque recoger las barcas lo
haríamos al día siguiente.

Los pescadores "sabían" con dos y tres días de antelación, cuándo viene el mal tiempo y entonces se preparan y recogen las barcas. Las que están en la playa, las suben más hacia arriba, incluso a veces hasta por encima del camino que rodea la cala, (si el temporal va a ser muy fuerte) y las que están fondeadas las llevan a tierra.

En esta maniobra, participan todos los habitantes del pueblo usando para las barcas pequeñas, las pastecas de cada una, pero para las grandes, se usa el "tambor": En el camino de tierra que circunda la arena de la pequeña cala, hay clavados en el suelo unos tubos de hierro en los que se coloca un
cilindro de madera. A ese cilindro se le acoplan cuatro palos a modo de astas donde los pescadores, sus mujeres y cualquiera que esté por allí en este momento se agarran y comienzan a dar vueltas empujando las varas.

Una cuerda atada al cilindro se va enrollando sobre él, despacio, al mismo ritmo de las vueltas que da éste, y arrastra la barca atada en el otro extremo de la cuerda por encima de unas traviesas que van colocando los pescadores y la van subiendo lentamente por encima de la arena hasta donde se sabe que va a estar segura.

Normalmente esta operación se hacía con la calma previa al temporal y era para mí un orgullo que, a mi edad, los pescadores me dejaran ir a recoger las barcas fondeadas y llevarlas a la playa para que fueran trincadas por ellos con el extremo de la cuerda y fueran arrastradas con los "tambores"
hasta lugar seguro. Ir hasta la "Estrellita", ponerla en marcha y llevarla a la playa, con la confianza de los que allí esperan incluida la del dueño que está observando, repetir esta maniobra con "Palamós", la "Paulina", mi "Mizar" y las demás me llenaba de un enorme orgullo y me hacía sentir el centro del universo.

Algunas veces, sin embargo, la predicción era más apurada o había un cambio de tiempo por la noche, y la operación se iniciaba cuando ya había empezado el mal tiempo. Eran las menos, pero alguna vez pasaba y entonces había peligro. Había que ser muy hábil y tener los nervios muy templados. Poner
en marcha el motor de la barca, y esperar el momento adecuando para acercarse a la playa. Entrar en ella a cresta de ola, y depositar con la máxima suavidad la barca sobre la primera traviesa para que la trincaran rápidamente y con el mínimo tiempo hicieran rodar el tambor y la subieran a lugar seguro antes de que rompiera la siguiente ola. En estos casos había que ir nadando a por la siguiente barca, trepar a ella desde el agua (eso era lo más peligroso ya que podías cortarte con la hélice o la barca podía golpearte con el oleaje) poner el motor en marcha y entrar en la cresta de la ola más adecuada.

Muchas veces me he preguntado después cómo era que confiaban para eso en un chaval de 11 años. Y también, cómo era que mi madre me dejaba hacerlo. Con el tiempo he sabido la respuesta de la segunda pregunta: Mi madre nunca supo que lo hacía y en cuanto a la primera, nunca lo supe.

Pasado el temporal, las barcas se volvían a sus amarres, en una operación mucho más sencilla, en la que se necesitaba mucha menos gente. Las barcas se deslizaban por las pendientes de la arena sobre los travesaños y se llevaban a remo hasta las boyas. No era preciso ni arrancar el motor.

Todo volvía a su sitio, y yo volvía a mis juegos. Alguna vez, cuando estaba de nuevo jugando en la arena con algún amigo a las carreras de ciclistas o a cualquier otro juego, pasaban dos pescadores y uno le decía al otro, cuidando muy bien de que yo lo oyera, pero haciendo ver que no sabía que estaba escuchando: "Parece que el chaval va aprendiendo..." y esa felicitación irónica me llenaba de satisfacción, pero lo que más me gustaba era que siempre me trataron como uno de ellos. Yo no era el niño que ayudaba, era uno más de los pescadores, uno más de ellos.

Y eso, eso me gustaba.


*De Joan Mateu. joan@cimat.es






"Creo en la magia de todo lo que nos rodea"



*Por CARLOS ALBERTO PARODÍZ MÁRQUEZ. parodizlaunion@gmail.com



Marié Rojas Tamayo relata su propia historia en el espacio del arte.


Nació (1963) y vive en La Habana. Es Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC; sección de literatura infantil. Licenciada en Economía del Comercio Exterior, Universidad de la Habana, 1985.
Graduada de los idiomas inglés y francés. Dueña de un estilo reconocido y premiado, caudalosa y generosa en la entrega creativa, traslada a su literatura la multiplicidad de presencias que el mar le renueva a cada instante.


-¿Quién es Marié Rojas Tamayo?


-Soy una mujer. Soy madre de dos hijos, Sarah y Ray. Me gusta escribir y tengo algunos amigos. Mis afi ciones: la música, el cine, leer y nadar. Creo en la magia presente en todo lo que nos rodea.



-¿Qué hace Marié en los distintos campos expresivos de la creación?


-Vivo generando historias, a veces las convierto en poemas, relatos, cuentos infantiles, las dejo madurar como novelas, y otras las dejo ir.


-¿Cuál es el género que más te convoca y por qué?


-Fantasía especulativa, criaturas mágicas, universos paralelos, saltos en el tiempo. El cuento breve, con final inesperado. Es el que más disfruto leer, tal vez sea por eso. Las mejores cosas no tienen razones, en eso radica su encanto. Creemos en dioses que morimos sin ver.


-¿Podrías mencionar distinciones y premios, y alguna saliente anecdóticamente?


-Son más de 50, los más recientes: Mención Especial en el Premio Lazarillo de Tormes, OEPLI, España, 2009; Premio Ana María Matute 2008 de Ediciones Torremozas y Novela Finalista Andrómeda de Ficción Especulativa 2008.
Guardo un agradable recuerdo del primer premio literario de mi edad adulta, "El arte en septiembre", convocado por un Jardín de Infantes de Argentina.


-¿Cuántos títulos publicados registra tu obra? ¿Se puede precisar aquellos que por alguna razón te hayan merecido mayor consideración?


-Acaba de salir mi novela "En busca de una historia", libro al que el editor, Claudio Landete, me propuso sumar 14 cuentos.
Me ha hecho muy feliz. Ver el primer ejemplar de una obra tanto tiempo soñada es como ver nacer un hijo y con los libros las gestaciones pueden durar años. "Tonos de Verde" fue mi primer libro, al que siguió "Adoptando a Mini", editados por la Fundación Drac, Mallorca, e ilustrados por mi hijo
Ray Respall.
Le siguió "De príncipes y princesas", con portada de Pilar Ribas, también de Mallorca, isla en la que he encontrado un segundo hogar y dos fieles amigos, Pilar y Don Vicente Grande.
"Cinco minutos a solas con las musas", "Viaje a los astros", "Locuras temporales", "Algoritmos y ciudades" e "Incerteza cuántica" son ediciones especiales de Inventiva Social, Argentina. Argentina siempre está a la distancia de un recuerdo.


TRES PREGUNTAS AL MARGEN:


-Cuando aparece la tormenta, ¿quién está enojado?


-Nadie. Las tormentas son expresión de fuerza telúrica, no de ira. Me gusta contemplarlas. He vivido tormentas al descampado y en lo alto de una fortaleza, he abierto las puertas de mi casa en pleno temporal para admirar la fuerza del viento. Nada que despliegue tanta belleza puede ser fruto de
la ira. El hombre no puede fabricar una simple tempestad.


-¿Escuchaste algún latido de la tierra?


-Lo escucho siempre. Soy afortunada, creo que todos podríamos, si quisiéramos. Un amigo me dijo: "Ya nadie ve los cocuyos. Yo todavía los distingo en la oscuridad".
Es cierto, por correr detrás de quimeras demasiado materiales, hemos olvidado la maravilla que nos rodea, la magia de la creación.
Yo tengo la suerte de escuchar el palpitar del planeta expresarse en cada soplo, desde el ir y venir del oleaje hasta el sonido de las manecillas de un viejo reloj de pared. El latido que subyace, el que contiene y penetra el Todo -incluso la memoria-, es el Verbo.


-Si se fueran todos de este mundo, ¿qué harías en tus perpetuas vacaciones?


-Cuando se ama la labor que se realiza, los días son eternas vacaciones; no llamaría así al descubrimiento de que estoy sola en el planeta, o en este plano de la realidad. Ese intervalo de soledad, el peor de mi vida, duraría muy poco: no sabría vivir un segundo sin mis hijos, sin mis amigos.
No hay alegría en leer, escribir, escuchar una canción, ver una película, salir a caminar, sumergirse en el océano, hacer planes, si no se tiene con quien compartir lo vivido: el futuro ha de ser escrito en plural. Iría tras los que se fueron, sin importar cómo, ni a dónde. Y no descansaría hasta encontrarlos.



*
Algunos libros publicados:

Tonos de Verde y Adoptando a Mini, Fundación Cabana, Mallorca, 2004 y 2005. Varios libros electrónicos en la misma editorial. De principes y princesas, Editorial El Far, Mallorca, 2006.
Su obra ha merecido más de 50 reconocimientos internacionales. Sus cuentos y poemas aparecen en más de 40 antologías internacionales, colabora con proyectos culturales, revistas, periódicos y pa´ginas web del mundo.


*Fuente: La Unión Espectáculos y Cultura 27/11/11 - http://www.launion.com.ar/?p=71566







El calor del infierno*



Las ideas vivían en ese infierno
tan caluroso y hostil
que estaban apretadas y coloradas
ellas eran de otros ámbitos
les gustaba la frescura del otoño
y buscaban la inspiración
tan insistentemente
que no se dejaban llevar
por la imaginación.

Creían que su destino
era un mundo alivianado por la brisa
y el perfumado aroma
de las metáforas y las prudencias

No recordaban que eran libres
aunque hiciese tanto calor
empañadas por el vapor
de los suspiros del aburrimiento
y la sensación de cansancio
creían que no tenían
una puerta para salir

a jugar, a reír o atorrantear

Ensimismadas en sus no
Y en sus no puedo
Con el afán perfeccionista
De las agujas del reloj
Marcaban su ritmo detenido

No podían apreciar
Que el discurso de cada una de ellas
Lograría transformarse en un pentagrama
De sonidos estelares y estrepitosos
Si se animaran a caminar por la cornisa.-


*De Azul. azulaki@hotmail.com





A PROPÓSITO DE LA II JORNADA DE LA CULTURA CUBANA Y LOS MEDIOS DIGITALES.*




*Por Miguel Crispín Sotomayor. arcomar@cubarte.cult.cu
17.11.2011


Cuando el mundo comenzó a globalizarse fueron muchas las polémicas y todavía las hay, pero finalmente la globalización se impuso con sus virtudes y defectos. Lo mismo ha estado sucediendo y sucederá con la Revolución Digital en la que hasta ahora solo una parte de la población mundial está envuelta. Incluso en época de crisis, el acceso y participación en ella y a sus beneficios son más evidentes en los países desarrollados que en los del tercer mundo, donde alimentarse, vestirse y techarse, así como alcanzar educación y salud, siguen siendo necesidades de primer orden sin resolver.
La digitalización se ha estado extendiendo sobre la mayor parte del conocimiento y la actividad humana, está en las artes, las letras, las ciencias, las actividades económicas y hasta en el entretenimiento. Y muchas de las costumbres y tradiciones van pasando a ser recuerdos de un pasado cercano, pero que cada vez será más remoto; y los jóvenes, como en todas las revoluciones, están más preparados para olvidar e interpretar y sumarse a los cambios. Los tradicionalistas tendrán que apresurarse en comprender eso e incorporarse o dar paso a los más capacitados para ese afortunado e inevitable fin, que es el desarrollo.
En la cultura se ha ido haciendo cotidiano encontrarse con palabras como arte digital, música digitalizada, libros electrónicos (e-book), revistas digitales de arte y literatura, por solo mencionar algunas. Y en Internet son incontables los sitios que brindan información al respecto. Ese es el mundo en que nos encontramos.
Hoy se editan y venden casi tres veces más libros digitales o electrónicos que en el formato tradicional. El número de revistas literarias, blogs y periódicos digitales que se publican, son muchísimas veces superiores en número con respecto a las ediciones en papel, y similares en calidad. Algo parecido sucede con la música. Cada formato tiene sus ventajas y desventajas, pero el digital se va imponiendo. Y solo quienes no sean capaces de entenderlo seguirán pensando que lo único con valor es lo que está en papel o material y actuarán en consecuencia.
En el caso de Cuba, y a pesar de los obstáculos del bloqueo de los Estados Unidos para acceder a tecnologías de avanzada y al libre acceso a Internet; la situación económica interna por causas bien conocidas; y la inmovilidad, la ignorancia o la inocente incomprensión de algunos y/o algunas instituciones; la inteligencia y el empeño nos ha permitido lograr importantes avances en el uso de los medios digitales en la cultura. Evidencia de ello fue la “II Jornada de la Cultura Cubana en Medios Digitales”, que organizada por el Portal de la Cultura Cubana (CUBARTE) sesionó en la Casa del ALBA Cultural de La Habana, entre los días 14 y 16 del presente mes.
Durante la Jornada se realizaron paneles que valoraron ponencias como la positiva evolución que ha tenido Cubarte en sus diez años de existencia; “La convergencia de las nuevas tecnologías y las multimedia”; “Novedades y exigencias del periodismo cultural digital…”; “Desafíos del comercio de la música cubana en Internet”; “La socialización de los contenidos digitales en función de la masificación de la cultura…”; “El uso de las tecnologías digitales y sus resultados en la promoción del universo cultural cubano. Uso de las redes sociales y los blogs”; “Experiencias y posibilidades que ofrecen las revistas digitales”, entre otras.
También, se proyectó el video conferencia de Hervé Fisher, Presidente de la Federación Internacional de Multimedia, “ La convergencia de las nuevas tecnologías y la multimedia”, asimismo se presentó una multimedia sobre la orquesta “Van Van”.
Aunque todos los temas fueron importantes, pues permitieron valorar el avance alcanzado, compartir experiencias y proyectarse hacia objetivos y resultados superiores, considero que el principal logro de la Jornada fue mostrar cuanto se puede hacer y cuantos obstáculos se pueden salvar, cuando la inteligencia, el empeño, el optimismo y el entusiasmo se unen. Y la consiguiente contribución al necesario cambio de mentalidad, para que lejos de quejarnos por lo que nos falta nos ocupemos de optimizar el uso de lo que tenemos.
El evento finalizó con la entrega del Premio Palma Digital 2011 al Centro Dulce María Loinaz, Arteamérica de la Casa de las Américas y al Museo Casa Natal de José Martí; el otorgamiento de Premios Especiales, por su eficacia en la labor de promoción de los valores de nuestra cultura a la Revista Literaria La Jiribilla y al Centro Pablo de la Torriente Brau; y el anuncio por Rafael de la Osa, director de Cubarte, de la participación de los países que integran la Alternativa Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América en próximas ediciones.


http://www.cubarte.cult.cu/periodico/resenas/a-proposito-de.../14639.html






Hasta le rogué*



Hasta le rogué:
inaudito

Eleonora no quiso
reiterar su
–yo creía que maravillosa
por lo incomparable–
única encamada
conmigo

Inaudito:
no quiso.



*De Rolando Revagliatti. revadans@yahoo.com.ar




*

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viernes, noviembre 25, 2011

LOS DESESPERADOS SOÑADORES DE GALAXIAS ENTRELAZADAS...



*Ilustración: Walkala. -Luis Alfredo Duarte Herrera- http://galeria.walkala.eu




Lluvia*


Ella hundió sus pies sobre la calle inundada
Con rabia y desconfiada caminó por la vereda
Se sentía sola, enojada y estafada por la fuerza del aguacero
En ese instante había perdido la insensatez de la poesía
Atascada por el viento de sus oscurecidos pensamientos
Y la preocupación de arruinarse sus zapatos
Empantanada por la superficialidad del acontecimiento
Blasfemó contra la diosa de la tormenta.

Más tarde lejos de de continuar en la desdicha
Sonrió entre dientes a la aventura
Sus pisadas cambiaron de canal,
Sus pies y sus zapatos se impregnaron de imprudencia
Y el juego y la sorpresa reciclaron al agua retenida.-



*De Azul. azulaki@hotmail.com
21/11/11










¿Adónde irás?*


¿Adónde irás, pequeño
ángel mendigo de sol y de silencio?
¿Acaso han de juzgarte las estrellas
por haber merendado sonrisas de oreja a oreja
de simpáticos vendedores a comisión
de sepulcros llameantes metalizados en gris?
¿Quién te buscará entre las paginas amarillentas
de un polvoriento libro de poemas?
¿Qué será de tus juegos infantiles
archivados en la noche de los tiempos?
¿Adónde irás cuando el sol te abandone
y te arrebaten el silencio que te acompaña?
¿Adónde con tu soledad de vampiro?
¿Dónde sepultarán tus trenzas imaginarias
de astronauta abandonado entre las flores?

Tu expresión conspirante de una juventud negada,
la huella imperdonable del trabajo,
el polvo y el sudor y el esfuerzo rutinarios,
la sonrisa triste de tus labios resquebrajados,
¿Adónde irán? ¿Adónde
desesperadamente viejos y cansados
nos conducirás cuando tus manos encallecidas
no puedan ya elevarse sobre nuestras cabezas
y tu voz oscurecida no pueda ser escuchada
ni aun por aquellos escasos oídos que en la tarde
se postraban ante tus vírgenes quimeras
haciendo del espacio un bosque fiero
donde escapar contigo del asfalto?

¿Quién besará tus labios más allá de la noche?

Antes serás demonio sobre el sueño
pero cada despedida es una paletada de tierra
y crepúsculos tormentosos se ciernen amenazantes
sobre nosotros los desesperados
soñadores de galaxias entrelazadas.


*De Sergio Borao Llop. sbllop@gmail.com
De La estrecha senda inexcusable

http://sergioborao2011.blogspot.com/
https://www.facebook.com/Sergio.Borao.Llop




El señor de la luz*


Ingenuo entre las porcelanas
De sus dorados pétalos
Gira, mira tripula
En la calida seducción
Busca el abrazo de la amistad
Rueda, da vueltas hacia la confluencia
Del amor, del dejarse ir
Por la campiña y el atardecer
Da vueltas, piruetas
Persiguiendo al maravilloso astro rey
Sus pupilas rubias, ambarinas
Persiguen la honradez
De la luminosidad. -


*De Azul. azulaki@hotmail.com






PARA NO OLVIDAR...



La expulsión de los mendigos*


HIGHLAND PARK, N. J.

Pocas, entre las incontables tiranías que padeció América latina durante los últimos cien años, han dejado una estela tan fértil de leyendas como la de Juan Vicente Gómez, que gobernó Venezuela desde 1908 hasta su muerte, en 1935. Las dictaduras estimulan el miedo, la desconfianza, el silencio. Y, al clausurar todos los caminos por los que se expresa la inteligencia, también desatan la imaginación.
Entre esas leyendas hay una que oí repetir hasta el cansancio cuando viví en Caracas. Poco antes de morir de vejez -como casi todos los tiranos-, Gómez habría recibido la noticia de que el papa Pío XI viajaría para conocerlo. Cuando se le dijo que la llegada del pontífice era inminente, reunió a todos los mendigos y locos que vagaban por las ciudades, los encerró en un barco mercante y, luego de dejarles comida y alcohol para una semana, lanzó el barco hacia alta mar, donde se perdió para siempre.
Mucha gente creía en esa historia y hasta a mí me pareció probable. Con el tiempo, sin embargo, supe que Gómez era avaro, y que jamás hubiera dilapidado dinero en seres humanos a los que, si se le daba la gana, podía sacrificar con tanta desaprensión como a sus adversarios. La realidad termina siempre, de todos modos, copiando la imaginación. Cuando Pablo VI llegó a Bogotá, el 22 de agosto de 1968, no vio las bandadas de gamines huérfanos que formaban entonces (tanto como ahora) parte del paisaje de la ciudad, ni tampoco mendigos y prostitutas. No los vio, porque una orden imprecisa que, al parecer, provenía del alcalde, acabó con todos ellos encerrados en una escuela pública por tres días, hasta que el Papa se marchó.
Más inverosímil es todavía lo que les sucedió el 14 de julio de 1977 a los mendigos de mi ciudad natal, San Miguel de Tucumán. Hace mucho oí unos pocos detalles del episodio pero no encontré a nadie que supiera contarlo, hasta que a fines de 2003 el historiador Eduardo Rosenzvaig me hizo llegar precisiones tan delirantes que estarían fuera de lugar en las novelas.
Sucedió poco antes o poco después de una visita protocolar a Tucumán del presidente de facto Jorge Rafael Videla. El gobernador militar de la provincia era Antonio Domingo Bussi, un maniático de la limpieza y un feroz exterminador de disidentes que en 1995 recuperaría la gobernación gracias a una campaña electoral basada en su habilidad para barrer las calles. A fines de 2003 debía asumir la intendencia de la capital provincial, ganada por diecisiete votos en una puja contra el hijo de una de sus víctimas, pero la justicia no se lo permitió, porque es sospechoso de la desaparición de personas y de ocultar una cuenta en Suiza. Le dictaron prisión preventiva y lo confinaron -por su edad y por salud- en la casa de una hija.
Fuese o no para impresionar a Videla, el pequeño tirano Bussi impartió aquel invierno de 1977 la orden de recoger a todos los mendigos de Tucumán en un camión militar y arrojarlos en los descampados de Catamarca. A cualquiera que conozca la desolación de esos parajes le asombrará la crueldad de la idea. En la región limítrofe entre las dos provincias hay sólo unos pocos árboles espinosos y enclenques. Los animales no se aventuran. Apenas oscurece, el aire se torna duro y helado -sobre todo en julio-, y durante el día cae un sol de muerte del que no hay cómo protegerse. Se puede andar veinte, treinta kilómetros por ese páramo sin encontrar un alma.
Fue allí, en medio del desierto, donde los esbirros de Bussi desembarcaron a los mendigos. Eran quince o veinte, ya nadie lo sabe. Conocí a algunos de ellos durante la adolescencia, y pasé horas hablando con dos, al menos -el Loco Vera y Pachequito-, porque uno sabía canciones de las que ya nadie se acordaba, y el otro decía haber asistido al Juicio Universal, como el místico sueco Emanuel Swedenborg. Allí había aprendido quiénes eran los buenos y los malos de este mundo.
Todos eran inofensivos y, aunque vivían de la mendicidad, pagaban lo poco que recibían con una moneda más valiosa que la de los bancos. El Loco Vera acompañaba sus canciones con una escoba que hacía las veces de guitarra. Jeff usaba un antifaz de papel de diario, detrás del cual se ocultaba la Poesía -tal era su explicación-, mientras escribía en las paredes poemas de los que uno, al menos, ha sobrevivido: "¿Qué se gasta más, las ruedas de los autos o el pavimento?". El Loco Aplauso celebraba las dádivas batiendo palmas alrededor de la plaza principal. El Loco Margarito llamaba "ingeniero" a todos los que pasaban, iluminando las tardes de los pobres empleaditos que habían querido ser doctores, o arquitectos. El Loco Perón arrojaba baldosas al aire y las recibía con la cabeza, partiéndolas, al grito de "¡Perón, Perón!". Pachequito se paseaba por los bares arrastrando una pierna infectada, que se negaba a curar porque allí vivían, según él, los ángeles que podían confirmar su asistencia al Juicio Universal.
A casi todos ellos se los tragó el infierno del desierto. Uno de los seis o siete que sobrevivieron contó que Pachequito enloqueció de sed y murió al internarse en el Salar de Pipanaco, veinte kilómetros al sur de donde lo habían abandonado, confundiendo la blancura candente de la sal con las aguas del paraíso terrestre. Otros aparecieron un día cerca de Los Varela, en una ruta de camiones, tan desarrapados y agonizantes que, cuando los llevaron a un hospital, nadie pensó que tuvieran aliento para contar lo que les había pasado.
Una versión más compasiva supone que el gobernador militar de Catamarca, indignado por la basura que el tiranuelo de Tucumán había vertido en su territorio, le envió una protesta oficial, a la que Bussi correspondió ordenando que los mendigos fueran llevados de vuelta por el mismo camión donde habían empezado sus martirios.
Rosenzvaig me dijo que en un libro fotográfico titulado Tucumán-Argentina. Cuna de la Independencia. Sepulcro de la subversión 1975-1977 , publicado poco después de la expulsión de los mendigos, hay un capítulo identificando a los locos con los guerrilleros e indicando que, como en la Edad Media, ni a los unos ni a los otros debía concedérseles la gracia de enterrarlos en lugares santos. Poco antes, un grupo de madres desesperadas había comenzado a dar vueltas, los jueves, en torno de la pirámide de Mayo, llevando carteles que preguntaban por sus hijos desaparecidos. La propaganda oficial, se sabe, las llamó "locas".
Más atinado es ver en esos gestos de los dictadores una insensata envidia del poder de Dios. Juan Vicente Gómez puso esa situación muy en claro cuando escribió, en 1911, "De mí cuida Dios. Yo cuido de la patria y de Dios". Bussi debió de sentir algo semejante en sus exterminios de 1977. Más modesto, Pachequito, que había tenido el privilegio de asistir al Juicio Universal, guardó absoluto silencio cuando se internó en el Salar de Pipanaco para beber las aguas del paraíso. .


*Por Tomás Eloy Martínez
Para LA NACION
*Fuente: http://www.lanacion.com.ar/562474-la-expulsion-de-los-mendigos

-Enviado para compartir por Maria Bar. mariabarleiva@yahoo.es "Antonio Bussi falleció esta tarde. En éste día -al menos yo- no me voy a alegrar, ni festejar. Sí quiero evocar a Tomás Eloy Martínez, (tucumano también) y comparto con Uds. este escrito que escribiera en relación a la expulsión de los mendigos, a modo de sostener viva la memoria de quien fue este feroz represor"







Estación tren fantasma*



Me compraron boletos
Y me llevaron sin mi autorización
Al tren fantasma
Es un pasadizo oscuro, de hollines
Y aunque con los ojos bien abiertos
Y preparada a la sorpresa
En cada paraje aparece
Algún personaje de terror
Para llevarme, robarme…
La muerte con su hoz amenazante
Murciélagos que revolotean
Sobre mi cabeza...
Yo, hundida en el vagón
Empequeñecida
Entre sueños y pesadillas
No puedo salirme de allí
Estoy atada amarrada paralizada.
De repente sale del aire
Un esqueleto riéndose estrepitoso
Moviéndose desarticuladamente
Y envolviéndome con telas de araña.
Espero que termine pronto
Esta travesía y ojala no vuelva a repetirse



*de Azul. azulaki@hotmail.com






Hablemos en africano*



*Por Juan Forn


Cuando le dijeron al venerable Count Basie que un tema suyo ("Rock-a-Bye Basie") venía de un riff de Dizzy Gillespie titulado "Dizzy Crawl", Basie contestó: "Pues así será, porque Dizzy no va por ahí atribuyéndose lo que no es de él. En mi opinión, el 70 por ciento del jazz actual es obra suya, así
que es más que probable que 'Rock-a-Bye Basie' también sea de él".
Pero hay un malentendido en la mitología del jazz que hace de Dizzy Gillespie un satélite de Charlie Parker: el partenaire del genio, el trompetista loco que necesitaba Parker para aventurarse más lejos, el dínamo payasesco e incansable que podía seguirle el tren como nadie y forzarlo a ir a fondo. Dicen los músicos que tocaron con los dos que Parker podía tocar pero no explicar lo que hacía (la famosa frase que le adjudicó Cortázar: "Esto lo estoy tocando mañana"); Dizzy, en cambio, no sólo te lo tocaba diez
veces con su trompeta, sino que después se sentaba con tu instrumento y te mostraba cómo hacerlo: con Parker sólo se podía ser espectador, a lo sumo acompañante; Dizzy te hacía socio inmediato de sus hallazgos. Gillespie estaba obsesionado por la comunicación entre los músicos negros. Se pasó la vida repitiendo que en las plantaciones del Sur, cuando descubrían que dos esclavos hablaban en la misma lengua, vendían a uno de ellos. También les tenían prohibidos los tambores, porque eran un medio para comunicarse a la distancia. Cuando les arrebataron su lengua y sus tambores y los mandaron a la iglesia, a los negros sólo les quedó la voz y las palmas para expresar el ritmo que llevaban en la sangre. Por eso la música negra norteamericana había evolucionado monorrítmicamente. Y, cuando Dizzy y Parker inventaron el bebop, necesitaban expandir la base rítmica para llegar adonde se proponían.
Así entra Chano Pozo en esta historia. Es el año 1947 y Dizzy está armando una big band, convencido de que no alcanza un quinteto para tocar bebop a fondo. La banda está enteramente compuesta de músicos negros y Dizzy le suma un cubano recién llegado a Nueva York que toca la conga como un demonio pero
no lee música y no habla una palabra de inglés. El resto de los músicos piensa que es una joda de Dizzy cuando éste les dice que se comuniquen "en africano" con Chano, como hace él. Chano era un negro malandra que venía de un barrio bravo de La Habana llamado El Africa. Con sus tambores incendiarios y sus sones en lengua abakuá se había convertido en el rey de las comparsas habaneras (su "Conga de los Dandys" era el himno del Carnaval), pero no lo dejaban grabar su música, por negro y por malandra, así que después de un oscuro episodio en que reclamó autoría por una conga y recibió un balazo que aún tenía alojado en la espalda, se fue a Nueva York y aterrizó como un meteorito en la big band de Dizzy.
Max Roach, uno de los legendarios bateristas de aquella banda, cuenta que la sección rítmica estaba enloqueciendo tratando de acoplar al nuevo integrante hasta que Chano llegó un día al ensayo y repartió tambores y cencerros a toda la banda y dio a cada músico un ritmo distinto y les mostró cómo podían
entrelazarse, y los puso a hacer lo mismo con las voces, como si fueran instrumentos, y cuando llegó Dizzy le dijo que había compuesto un tema o dos. Eran "Manteca" y "Cubana Be, Cubana Bop", que le volaron la cabeza al público cuando los estrenaron en el Carnegie Hall y serían los mayores
éxitos de la carrera de Gillespie.
La big band de Dizzy partió a Europa. El trayecto, en barco, fue accidentado (hubo tormenta todo el viaje, los únicos que subían a desayunar era Chano y Dizzy, que se devoraban los diecisiete desayunos servidos) y el comienzo de gira también (el empresario sueco era tan poco confiable que Chano se echaba a dormir en la puerta de su habitación cada noche para que no se escapara con la recaudación), pero tuvieron aún más éxito que en Nueva York. Los suecos no querían dejarlos ir, los dinamarqueses y los belgas tampoco, los ingleses les rogaron que hicieran una parada en Londres y los franceses quedaron tan enloquecidos con Chano (el mismísimo Django Reinhardt estuvo en el concierto de la Salle Pleyel y dijo que nunca había oído algo igual) que le ofrecieron una cátedra de percusión para convencerlo de que se quedara a vivir en París (Chano no quiso saber nada; el baterista Kenny Clarke aceptó el convite en su lugar). La repercusión fue tan grande que, al volver, les ofrecieron una gira por todo el sur norteamericano, coronada con una serie de conciertos en California. Pero Chano no llegó nunca a California. En mitad de la gira le robaron las congas, volvió a Nueva York a agenciarse otras (y un poco de heroína) y, en la noche del 3 de diciembre de 1948, víspera de Santa Bárbara, fecha que en Cuba se tapizaban los altares de rojo y los tambores convocaban al guerrero Changó, Chano entró al Rio Lounge de Spanish Harlem, depositó una moneda en la victrola y se puso a danzar al explosivo ritmo de "Manteca" (su manera de honrar a Santa Bárbara y Changó), cuando un hombre apodado El Cabito Muñoz, a quien su participación en la guerra había dejado medio psicótico, le vació el cargador de su pistola en el pecho. Minutos antes, en la calle, Chano le había reclamado al Cabito, a su manera matona, quince dólares de heroína que le debía hacía meses. En la morgue, cuando le sacaron los zapatos al cadáver, encontraron en ellos heroína por valor de cien dólares y mil quinientos dólares más en billetes
de cien, cobrados esa misma tarde por las regalías de "Manteca".
Veinticinco años más tarde, Gillespie estaba en un programa de radio en su honor y pusieron el tema "Swing Low, Sweet Cadillac". Dizzy se puso a elogiar las congas que sonaban y a explicar que ése era el sonido irrepetible del gran Chano Pozo, cuando el locutor comentó tímidamente que en la ficha del disco decía que era Dizzy quien tocaba las congas. Gillespie se quebró y entre sollozos dijo al aire: "Perdóname, perdóname, Chano, tú que estás ahí arriba entre las altas instancias". Pero no lo dijo en inglés: lo dijo en africano, de manera que los únicos que supieron qué estaba diciendo Dizzy fueron los viejos miembros de la big band del '47 que participaban del homenaje.


*Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-181979-2011-11-25.html







Maximiliano Kosteki: el artista que no dejaron ser*


*Luis Alfredo Duarte Herrera


"Miro mucho más allá de lo visible."
Maximiliano Kosteki, 25/06/2002


El 26 de junio del 2002, en el puente Avellaneda de Buenos Aires, los jóvenes piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán fueron asesinados por parte de la policía en el curso de una manifestación.
Maximiliano Kosteki era un joven artista que apenas había cumplido 22 años y no hacía mucho militaba en el Movimiento de los Trabajadores Desocupados (MTD) de Guernica. Al momento de su muerte estudiaba en la escuela secundaria Nº 15 de Lanús, con orientación artística. Allí había trabajado
con pasión diferentes estilos (impresionismo, surrealismo, abstracción, elementos tomados del comic y del género fantástico) y técnicas (especialmente dibujo y grabado en color y blanco y negro), en todo tipo de materiales: telas, madera, cartón, cartulina, hojas cuadriculadas y hasta formularios y hojas del municipio. El 1 de mayo del 2002 había participado en su primera manifestación en la Plaza de Mayo y allí, delante de todos, dibujó un ángel - un ángel piquetero, como dijeron algunos de sus
compañeros - con la cara cubierta y un palo en las manos.
El grupo de trabajo "LuchArte" organizó en Buenos Aires, en la fábrica recuperada Grissinópoli , entre el 28 de junio y el 26 de julio del presente año, la exposición titulada Maxi Kosteki, el artista que no dejaron ser, en la cual fueron presentadas 50 de sus obras, de los "233 nietos que son sus dibujos y pinturas", como llama la madre de Kosteki, doña Mabel Ruiz, a la obra de su hijo. La exposición fue un éxito total y sólamente a la inauguración asistieron más de 500 personas, entre las cuales se contaron
numerosas personalidades de las artes plásticas y la cultura Bonaerense como Alejandro Michel, León Ferrari, Gabriela Bocchi, Javier González, Magadalena Jitrik y Luciana Morcillo.
A continuación presentaremos un ensayo de Eduardo Coiro, director de Inventiva Social, en Buenos Aires, dedicado al joven Maximiliano Kosteki.


*Dr. Luis Alfredo Duarte Herrera
http://www.euroyage.org/es/luis-alfredo-duarte-herrera
XICóATL Nº65




VIENDO AL OESTE, EN EL ANDÉN 3*


Ellos son dos sombras largas de atardecer, siluetas recortadas a contra luz en el final del andén. Sus rostros caen en sombras ante la oscuridad que sube, implacable, desde el este. Pero allí, en el último resplandor de oro encajado entre las vías que se fugan al oeste, son seres de ilusión, en esos momentos pueden darse la mano fuerte, el abrazo fuerte, darse el alma sin que ninguna estampida, ningún terror disuelva lo humanamente dado.

Allí van y vienen las cosas en la hamaca del tiempo, van y vuelven, parecen tocar el cielo, irse definitivamente, pero retornan una y otra vez ... Ahí está el Estado fabricando mártires, el poder plantando policías como alambrados de púas.

Escucho una frase recortada en el aire, desde el bar de la estación: - Tengo que ir a trabajar y no me dejan - grita un señor por la radio 10. Hay que ir, aunque el tiempo se detenga en el lugar menos pensado, en el momento menos deseado. Como la muerte, atravesando el umbral-símbolo de una
estación.

¿Qué se detiene en las calles?

Los autos, combustión sin velocidad, las gentes en su tiempo siempre urgente de llegar a algún lado, sin tropiezos, sin acontecimientos que fuercen un destino diferente.

Acordonar, no dejar pasar. También ser alguien y hacerse ver y oír.

Pero el Estado, ausente para la miseria, quiere la libertad de las calles. Liquidez sin piquetes, desde la casa al surtidor, al banco, a la oficina, a la novia, al infinito ...

Por allí, cerquita al puente, estaban las fábricas, que producían identidad como un objeto invisible. Ahora están los hipermercados, los shopping, otra geografía social que no contiene obreros ni producción. La fábrica que dejó el abismo, apenas reemplazado con dignidad, economía de subsistencia y
desesperación.
¿Quién empujó a los barrios a cortar las rutas, las mercancías, las transacciones, las vidas privadas de los que pueden viajar pagando su nafta o el boleto?

********

No hay nada más inútil que el acto de pura brutalidad, el cual disuelve la solidaridad con perdigonadas de terror, nada más demostrativo de la impotencia de cinco minutos antes y cinco minutos después de ...

Mucho, pero mucho de la vida cotidiana está influido por estos actos de fuerza que encubren impotencia, indiferencia, la quietud de ocio del recaudador, la tranquilidad cómplice del que cobra por ignorar ilegalidades.
Pero, allí en la calle, a la vera de las estaciones hay que demostrar que al menos para el terror existe el Estado.

Es previsible que no haya nada que discutir y que allí se confirmen odios preexistentes. "a estos negros hay que matarlos a todos ". Escudos humanos, del otro lado están los especialistas en aparentar el orden, los que amurallan con un piquete legal cualquier protesta.

Morir en el hall de una estación de ferrocarril, la metáfora perfecta de un país en pérdida, morir a balazos por un agente del mismo Estado, que en un mal uso de su poder colectivo cerró miles de kilómetros de vías, estaciones de pequeños pueblos y mató pueblos enteros.
Ahora las imágenes del terror viajan por los aires, intangibles, y se multiplican al infinito en pantallas y terminales. Pero, que digo ... no es ninguna metáfora: es la llaga real y presente de un país que abandonó sus sueños en ese lugar, quietos como esos puentes de óxido entre andén y andén.

- De arriba viene bajando el saqueo - me gritan esos muchachos que veo correr entre el humo de los gases. Sí, el saqueo viene bajando a las calles, de la mano de la antigua y reciclada impunidad. Seguro que un litro de leche en Guernica sale igual o más que la leche que compran Mirta o Amalia; allí
esta la muralla de los precios, infranqueable piquete sin calle, puente destruido para siempre entre unos y otros.

Paredes invisibles, rehenes que toman rehenes, ¿hay un afuera?, por el hambre o el miedo sólo se ven rejas de sombra y tristezas, calle por calle, paso por paso, acechando. No hay que caminar demasiado desde cualquier estación real para ver los efectos, los pasos implacables de las políticas de más de una década. Allí se percibe en la piel que no es bello caminar, ni cruzarse con alguien al caminar, son días grises de gente triste que está encerrada en su tristeza, para la cual el afuera es una amenaza imprecisa, un golpe de pánico que golpea la puerta.

Ciudades atrincheradas, puentes levantados o acordonados, paredes para no ver ni oír. Perros y alarmas. Allí comprendo, definitivamente que el terror y la exclusión son el verdadero y permanente piquete que no nos deja circular en una misma sociedad, que nos hace caminar sin ver al otro, sólo viendo su amenaza latente, ahí vamos con los poros cerrados, los ojos impermeables, el alma en una caja cerrada.

La casa con llaves y las llaves arrojadas para siempre. Entonces, comprendo que podemos estar perdidos, que cualquier pequeña y certera alegría puede ser efímera, si no podemos ver nada nuevo, si no hay otro ser - humanamente igual - después de la puerta, afuera del auto, deteniendo el tránsito.


*De Eduardo Coiro. inventivasocial@hotmail.com
http://www.euroyage.org/es/eduardo-coiro







Tanguito del anciano*


"...esos platos fuertes no son para vos..."



Vi cómo me miró
ese plato fuerte
Es para mí
su repudio.


*De Rolando Revagliatti. revadans@yahoo.com.ar





Correo:


*

Dejen todo, tomen birome con mano derecha o izquierda y anoten en el calendario con EL CIRCULO bien grande para no olvidar la fecha:


EL CIRCULO


Decimocuarto Encuentro Poético con invitados y micrófono abierto

sábado 26 de noviembre de 2011 - 18 a 21 horas


Música y Poesía por sus autores.


Para este encuentro nos acompañan los poetas:


GERARDO CURIÁ
ROLANDO REVAGLIATTI
EDUARDO DALTER


+Música + Poesía: CARLOS KURAIEM


EL CIRCULO se reune el cuarto sábado de cada mes desde 18 hs hasta las 21 hs.
en THE ROZZ, calle Medrano 152 en la ciudad de Buenos Aires (a metros de las
estaciones de subte Medrano de líneas A y B).



El que quiera y pueda hacer música y/o llevar músicos, es absolutamente libre
(no mas de dos canciones por vez).

(además de libros y CD se sortea una cena en THE ROZZ)


Coordinan: Beatriz Arias y Daniel Arias


*Enviado para compartir por Rolando Revagliatti. revadans@yahoo.com.ar



*

Inventren Próxima estación: Morea.
-Colaboraciones a inventivasocial@yahoo.com.ar

http://inventren.blogspot.com/





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