*Foto de Arminda,
abuela de Sandra Caschera.
(Gentileza Sandra Caschera)
TERCIOPELO*
Toca las hojas del
boldo.
Del mismo terciopelo
es el sol, dice.
Sin embargo, la planta
crece a la sombra,
la resguarda la
historia de Marilyn.
Como un reflejo, traza
un pájaro a la hora de la siesta.
La vida sigue como el
pájaro,
una sombra que
atraviesa la luz
para amainar su
intensidad.
*De Noelia Palma.
-De su libro
inédito Marilyn.
-Noelia nació en Morón, provincia de Buenos Aires, en octubre de 1984.
Textos de su autoría fueron publicados en diversas antologías y revistas
digitales como Digo.palabra.txt, Letralia, entre otras. Realizó talleres
literarios con Alberto Ramponelli y Eduardo Espósito.
Su primer libro
de poemas, “Que la muerte nos ampare”, fue
editado por Francia Ediciones en 2017. Tradujo a Charles Bukowski desde 2011 y
en 2017 publicó junto a Editorial Postales Japonesas su primera antología
bilingüe: “Solo con todo el mundo”. En noviembre
de 2018 editó en Ombligo Cuadrado “0034-Buitre hacia la
nada”, que consta de dos libros en un solo ejemplar. En junio 2019
la editorial cordobesa Mascarón de proa publicó “La casa”.
Bitácora
de lo indómito*
A mi abuela Rivke
*
Había una
hamaca de mimbre -ligera-
y una mesa
dócil frente al bajo techo
por donde
erraban los gatos de mi abuela.
El aire rumiaba
el color ajenjo del jardín.
Recuerdo el
geranio de primavera:
-color piel indómita, nos decía.
Después, quizás
las ramas
cubrieron los
modos de ofrecerse.
Las dos salimos
a librar el descuido.
*
Mi abuela se
mece ligera y roza
el cielo con
sus labios. Del descuido
sueña con ser
Madame Butterfly
y migra hasta
los ancestros.
Es
el
jubileo
del
relato
en
la
historia
(relumbre que
vuelve a presentir).
Como haber
concedido
a la propia voz
del vaivén
su carácter
amatorio.
Recuerda: la
Rusia eufónica
en el umbral
del idish.
Y danza, aletea
el coro que la habita.
-Karina nació en Buenos Aires, Argentina. Es poeta, maestra
de idioma hebreo, licenciada en Psicología y docente.
Incursiona en
las artes visuales y plásticas. @mil_k_estallidos
*
Cuentan que la abuela
de mi abuela
cantaba canciones de
cuna
en su dialecto.
Puedo imaginarla,
pequeña y oscura,
nombrando palabras
blandas
como el viento.
Algo en mí se duerme
buscando su canto,
algo en mí la sueña
con el niño en brazos
bajando del cerro.
*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com
- Mariana nació en General Belgrano, Provincia de Buenos
Aires. Actualmente vive en City Bell.
Publicó: Cuadernos de la breve ceguera (La Magdalena 2014). Jardines,
en coautoría con Raúl Feroglio (El Mensú, 2015)
La hija del pescador
(La Magdalena, 2016). Piedras de colores (Proyecto Hybris 2018)
Su último libro
publicado es El orden del agua, GPU Ediciones
(2019)
-Coordina
Microversos, talleres de exploración literaria.
Ingravidez*
Para estas
palabras
no existe ley
de gravedad
les he quitado
el peso
y apenas se
sostienen
en el margen
izquierdo
de mi sien sin
sueño
escribir es
empecinada
forma de ahuyentar silencios
jugarle una
pulseada al abismo sin ecos
decir te quiero
sin mover los
labios
esperar un
milagro
y sentir que
puedo
seguir saltando
en la soga
solita y sola
sin nadie en
los extremos.
Para estas
imágenes tampoco
existe ley de
gravedad
les he quitado
el peso
y apenas se
sostienen
en el margen
derecho
de mi sien sin
sueño.
*
Mis vendavales crecen
y vuelan con el viento. Voy bastante rápido por el caminito central de la
plaza. Estoy llorando, me siento sola pero estoy decidida a seguir hasta la
casa de Ñaupa. Ella se va a espantar al verme llegar así.
Sigo pedaleando. Ojalá
apareciera Ñaupa desde la otra punta de la plaza. Pero seguro está asomada a la
ventana conversando con el señor del taller mecánico. Seguro está tomando mate
y va a convidarme unos pancitos con manteca y azúcar.
Me queda una cuadra y
media y pienso que hace casi tres semanas que no visito a Ñaupa. Mamá está muy
cansada y no quiso traerme los otros fines de semana.
Llego a la vereda de
la casa y no la veo en la ventana, el taller mecánico ya está cerrado y me da
miedo entonces grito Ñaupaaaaaaaa ñaupaaaaa. Ella tarda en salir, mucho. De
repente, desde la puerta entreabierta me mira como si nada. O eso me parece a
mí, que estoy ansiosa por su abrazo. Ella abre la puerta y sube un poquito la
boca, solo de un lado, casi en barrileta. Me acerco a su cara, desde la bici.
Intento mirarla directo a sus ojos, quiero que me vea. Quiero que vea mis
luciérnagas, mi desmonte.
*Fragmento de Mis Vendavales.
-A mi nona Elsa, que ahora no puedo abrazar, está dedicado este libro.
- Lorena nació en 1975 en la Ciudad de Buenos Aires, es
Licenciada en Ciencias de la Comunicación y Psicóloga Social.
En 2016 publicó
Intemperie, su primer libro de poemas,
por Viajera Editorial. Participó en 2015 con su relato “Desde el
Mandarino” de la Antología Tetas. Historias de Pecho, por Textos
Intrusos. Hace varios años es convocada para leer en la Feria del Libro, en
ciclos de poesía, programas de radio y eventos artísticos. En 2018 publicó Mis Vendavales, su primer libro infantil por la editorial
Peces de Ciudad. Con Mis Vendavales
viajó a España y presentó el libro en diversos espacios como bibliotecas,
radios y librerías, alcanzando a un gran público infantil. Hoy, se encuentra
escribiendo un libro de ficción para adultos y dictando un taller sobre “Las
emociones en la palabra escrita”.
EL
TIEMPO SE DESTIÑE*
Mi abuela dice
que mi madre
no tenía las
manos así
como las mías.
Yo perdí mis recuerdos,
el tiempo se destiñe
detrás de
lienzos transparentes.
Mi madre me
mira
desde un fondo
hecho de
telarañas y estridencias
por el que
alguien puede asomarse
en cualquier
momento
para desbaratar
la arquitectura
frágil
de estas telas
enhebradas sin destreza
sobre las que
me recuesto
ahora.
ESE GESTO*
Mi abuela tenía
una manera extraña
de mover las
manos
hacia arriba y
hacia abajo
-las manos
hurgaban en la memoria
y la memoria se
negaba a aparecer-
El gesto de un
mago fracasado
se escondía
entre sus dedos
ásperos.
Manos que
hurgan en la memoria del aire
y sólo
encuentran
la
transparencia de los días.
-Irma ha publicado los
libros de cuentos: "Hay una nena que
gira", "La escalera del
patio gris", “Una luz que encandila”
y “Una foto de Einstein tocando el violín”.
Novelas: "El puño del tiempo", "El camino de los viajeros" y “La mujer
invisible”. Y también una serie de títulos en literatura infantil en
distintas editoriales. Obtuvo diversas distinciones entre las que se destacan
Premio Emecé 1993-94, Primer Premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires
Eduardo Mallea, Primer Premio Internacional “Horacio Silvestre Quiroga”, Primer
Premio Nacional Macedonio Fernández, Primer Premio Internacional de Puerto
Rico, Primer Premio Internacional de Novela Mercosur. Tres de sus novelas
fueron finalistas en los premios Fortabat, La Nación de Novela, Planeta de
Argentina y Clarín. Algunos de sus relatos fueron traducidos al idioma inglés y
alemán. En poesía publicó “De madrugada”
en Ediciones del Dock y “Los días”,
editorial de la Fundación Victoria Ocampo, Primer Premio Horacio Armani 2014 otorgado
por la misma fundación y “Árbol de mis ancestros”, Editorial Palabrava 2018. Algunos
de sus poemas fueron traducidos al ruso, portugués e italiano. Fue becaria del
Fondo Nacional de las Artes en 1999.
Préstamo*
A
Miguel Ángel Savino.
Al hombre le
falto la presencia de tres abuelos. El abuelo materno que abandono a su madre y
tío siendo ellos unos niños pequeños.
Y los abuelos
de Italia, Madre y Padre de su Padre que quedaron en su pueblo, atrapados en
cartas que se lloraban al leerlas.
La abuela
materna que de tanta lucha y desdicha perdió la memoria tempranamente.
Después ese crecer sin vivencias de abuelos para acompañar en el futuro buenos y
malos momentos.
Sucedió una
tarde, muchos años después, cuando ya ninguno tenía a sus abuelos en vida y ya
los padres que quedaban luchaban con achaques, fue entonces cuando el hombre
mientras tomaba mate con su amigo de la escuela secundaria le pidió que le
prestara un recuerdo.
-¿un recuerdo?
-Si, un
recuerdo que fuese la esencia misma de tener abuelos y compartir con ellos.
El amigo eligió
una abuela, la que vivía en la costa. Casi río, casi mar, allí donde los
colores del río y del mar se mezclaban según mareas y la luminosidad del cielo.
Era la abuela
que vivía sola, con una sola pierna suya, la otra una pata de palo. Y los
recibía a él con su hermano menor, a veces con amigos de la escuela que
compartían el gusto por la pesca.
Luego de la
pesca, se comía el pescado preparado por las manos de la abuela y se tomaba
vino tinto, porque la abuela lo compraba en damajuana.
La abuela de la
pata de palo vivía solita, pero no tenía miedo, por si las moscas y por algunos
malos vecinos había conseguido una carabina. Por lo que contaba, sólo la había
usado para disparar al aire si alguien quería robarle los pollos que criaba.
El hombre
siguió sus días agradecido por el
recuerdo prestado. Cada tanto, cuando necesita tomar distancia de sus propias
cuestiones. Busca una tregua volviendo a la imagen de una abuela con pata de
palo, damajuana y carabina esperando a sus nietos.
Y sonríe con
una expresión que se acerca a la fragilidad de la dicha.
*De Eduardo Francisco Coiro.
Inventren
SAN SEBASTIÁN*
Allá en el
fondo Donosti. Allá en el fondo la Donosti que no debe ser invocada porque una
vez que se la invoca aparece, y cuando aparece ya se sabe, es tirar de la
soguita y no hay caso, el hilito de memoria viene con todo lo que está
comprimido y de pronto se despliega y todo está intacto y vívido. Es Donosti y
son los abuelos, y el monte y los caseríos, y la niñez con árboles de manzana y
las cinco hermanas que cuatro se fueron de monjas y una no, y es el colegio y
la monja Imelda puro rencor reconcentrado pobre vieja que ya habrá muerto. Es
la Donosti que vocea como en sueños a esta estación que se llama San Sebastián,
extemporánea y tan ajena en la pampa sudamericana.
Ya al ver en el
recorrido el nombre de la estación San Sebastián, se le recortó en rojo y se
dijo que no, que esta es otra San Sebastián tan lejos tan inconmensurablemente
lejos de la baska Donosti de edificios delicados y puentes ornamentados. Sabe,
ella, que esta San Sebastián argentina no es ni puede parecerse a la Donosti
euskera, y sabe por haberlo sufrido que los viajes deben ser hacia adelante,
porque el que mira hacia atrás se transforma en sal, en estatua, en lágrima y
dolor visceral.
Pero este tren
va a hacer parada en San Sebastián, y el no pensar es difícil y el no sentir es
imposible. Detrás de las ventanillas se suceden los campos llanos y el pasto
mientras se superpone una capa delgada de helechos, de coníferas, de ovejitas
blancas con cencerro. Será una niebla quizás la que nubla la vista y hace
aparecer montes redondeados, casas blancas con tejados rojos, olor a mar allá
donde los barcos se enfrentan con sus hombres al Cantábrico.
Euskadi que ya
no es, Euskadi de la niñez que tan ligada está a la muerte, como eso de que la
meta y la largada suelen converger en las pistas circulares.
Miedo, ahora.
Miedo del tren que es como la luna y las monedas, como la lluvia y la tristeza,
imágenes que devienen en metáforas tan exactas que se confunden. El tren y el
viaje hacia la muerte, fin de viaje, la vida que traqueteando se precipita en
la nada final. Y ahora que el tren llegará a San Sebastián se cierra el círculo
sobre la infancia. Miedo. Miedo a desear que de una vez acaben los trabajos y
las agitaciones, se pare el péndulo y la San Sebastián ésta sea la Donosti
aquella. Miedo a querer estar en la muerte mientras el tren se precipita sobre
los rieles negros.
Vuelven los
parques y las estatuas, vuelve la nieve derritiéndose en las botas y vuelven
los temporales y las galernas que devoraban barcos allá donde el mar es océano
poderoso. Vuelven aquellos trenes que, se lo debe decir a si misma, no son éste
tren.
Anochece.
Ya casi llega.
Las penumbras permiten que el paisaje se levante como un libro troquelado,
abetos y robles suplantan los eucaliptus, iglesias de piedra, ríos estrechos
con puentes de pretiles gastados y sombras de peregrinos con sus maquillas,
esos báculos de andar por el monte. Ya ni hace falta mirar por la ventanilla,
si todo está más adentro de la superficie de los ojos, si ya es todo una yuxtaposición
de bailes con vestido blanco y cintas verdes y rojas, el gato Holofernes
cayendo de la terraza, los jacintos en las macetas, y el desgarro del puerto
desapareciendo en el horizonte, tan pequeño, tan pequeño, en la nefasta jornada
de la partida.
Ya no hay
planos, todo está allí comprimido y necesario, compacto. Un todo en el que la
violencia de la partida, el amor de los abuelos, el olor a los lápices de
madera, la voz de la radio BBC durante la segunda guerra, las amigas y,
también, todo lo malo, son una madeja indistinguible que le está haciendo
estallar el pecho.
No le importa
morir aquí, hoy, esta noche. En este momento se ha alineado la vía hacia
Donosti, y con lágrimas advierte que el tren se detiene.
Baja del vagón
sin sentir el suelo bajo los pies. Sabe que la recibirá el mar y el monte, que
la querida silueta del abuelo la esperará en el andén. Con ojos fijos mira su
propia muerte.
El hijo y el
nieto la esperan. Desciende la abuela con un rostro extraño, casi como si no
hubiese nadie detrás de esa máscara rígida para responder a la llamada. La
llaman. Al hijo le ha temblado un poco la voz.
La abuela
vacila levemente, advierte al nieto, ve al hijo ya canoso. Retorna, sonríe,
vuelve a entrar en sí. Sale de Donosti, camina hacia ellos por San Sebastián.
Ha de vivir un poco más.
JUAN TRONCONI.
En el recorrido del tren literario por Ferrocarril Provincial:
CARLOS BEGUERIE. FUNKE. LOS EUCALIPTOS. FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE. GOBERNADOR UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY. GOBERNADOR OBLIGADO.
ESTACIÓN DOYHENARD. ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA. D. SÁEZ. J. R. MORENO. EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY. LISANDRO OLMOS. INGENIERO VILLANUEVA. ARANA. GOBERNADOR GARCIA.
LA PLATA.
***
En el recorrido del tren literario por Ferrocarril Midland:
ELÍAS ROMERO.
KM. 38. MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO. LIBERTAD.
MERLO GÓMEZ. RAFAEL CASTILLO. ISIDRO CASANOVA. JUSTO VILLEGAS.
JOSÉ INGENIEROS. MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. ALDO BONZI. KM 12.
LA SALADA. INGENIERO BUDGE. VILLA FIORITO. VILLA CARAZA.
VILLA DIAMANTE. PUENTE ALSINA. INTERCAMBIO MIDLAND.
InventivaSocial
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-Para compartir escritos escribir a: inventivasocial@yahoo.com.ar
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