sábado, enero 21, 2023

EDICIÓN ENERO 2023

 



 -Idea-producción / arte Noelia Ceballos @noe_ce_arte

 

-PH @mon.lens.fotografia

 






 

 

Cristalización*

 

 

Sierpień significa agosto en polaco.

Repito

sierpień

sierpień

sierpień

como quien desea regresar

al comienzo de un amor.

Ahora sierpień

es la palabra para decir:

Éste

es el comienzo.

Decir sierpień

y que no continúe.

Que se detenga ahí

en Agosto

para siempre.

 

*De Paula Novoa. novoapaula8@gmail.com

 

 

 

 




 

 

*

 

Hay las veces que los sueños se me derrumban,

como si se trataran de casitas de naipes

que me empeciné a construir

en este juego de niña.

Hay las veces que las palabras se me entorpecen,

tal cual las manos de una niña

jugando a edificar casitas con los naipes.

Hay las veces que soy yo

la que no logra sostenerse

y me derrumbo.

Como una casita de naipes

construida por una niña torpe.

 

*De Marcela Lokdos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SIN TÍTULO*

 

 

No tengas miedo en esta pesadilla que comienza.

No hay una sola realidad,

cualquier sonrisa triste es a la vez dichosa en otro mundo,

de un barco a otro hacemos señas, de un lado hay silencio informe,

 hay peces abisales,

en la orilla de enfrente hay ciudades brillantes en la penumbra líquida,

tu garra, en el universo paralelo es una mano que acaricia:

estás en la absoluta soledad o en la jauría;

el agujero que te absorbe

puede ser un abrazo, una cópula o una mesa de torturas,

no hay músicas universales. Cada cosa es un país extranjero,

la muerte, un nacimiento,

en ese fluir insensible y levemente adverso de los días.

Hoy llegaste al infierno y no sabés si alcanzaste el paraíso:

todas son llaves falsas.

No sufras:

Esa guerra donde una lanza se clavó en tu costado, ese caldero

donde van a devorarte, esa fiera que ha saltado a tu cuerpo,

ese lugar donde te acribillan a disparos

es la belleza de tu madre en el antiguo patio de la infancia.

 

*De Liliana Díaz Mindurry. lidimienator@gmail.com

 

 

 






 

El blues de los pájaros*

 

  

Sobre el río flotaba el piano

y sobre el piano, sin rostros,

dos personas cruzadas de piernas

hablaban en voz baja

la charla giraba en torno a un poeta chino

que leía sus textos a los pájaros

si no volaban el poema era posible

atrás, el piano ardía sin extenderse al resto

últimamente recuerdo este sueño, esos detalles

y a ese extraño poeta chino

ahora sé quiénes son

los rostros aparecen sobre el piano

sin los cuerpos, los pájaros tocan blues

y yo estoy quieto, extasiado

sin poder volar

 

*De Andrés Bohoslavsky.

-Del libro Una noche en bosque-poesía y otros poemas.

(Leviatán, 2014).

 

 

 

 





 

 

Porque toda separación es una herida*

 

- No estés triste -le había dicho ella- Esto era inevitable. Después de todo, yo nunca hubiese podido amarte.

Luego, le dio un beso en los labios y se dirigió hacia la calle, escoltada por los dos tipos que habían venido a buscarla. Al abrirse la puerta, ella se volvió a mirarle por última vez y un rayo de sol iluminó su rostro. De haber existido esa posibilidad, el destello que se vio en sus ojos hubiera sido el preludio de una lágrima inminente, pero tal cosa era impensable. Cuando finalmente salieron, la puerta se cerró y el silencio ocupó la estancia.

Fumando, él miraba por la ventana. Recordaba el día en que se conocieron, la tarde de los pájaros, los alegres planes, las puestas de sol junto al estanque, el viaje a Florencia... Con inusitada precisión, podía ver en su mente los pormenores de aquellos diez años de vida en común. Era maravilloso recordar así, hasta los mínimos detalles. ¿Por qué, entonces, no se sentía feliz? ¿Por qué ese absurdo nudo en la garganta? Si cualquier otro de los ejecutivos de la compañía le viese ahora...

Pensó que si el recuerdo le resultaba doloroso, también podía optar por el olvido, pero la sola idea le produjo un acceso de rabia. ¿Olvidar? ¿Sumar el vacío del olvido al vacío de la ausencia? ¿Acaso cabe un horror semejante?

¡Cómo haber supuesto siquiera que llegaría a enamorarse de ella! Todo debería haber sucedido de otro modo. Al fin y al cabo, no era el primero ni sería el último. Pero nadie tuvo en cuenta el factor emocional, y ahora, él lo estaba pagando.

Si todo es pura apariencia, ¿Qué importaba que los recuerdos fuesen implantados? ¿Qué importaba que aquellos diez años hubiesen sido en realidad tres semanas? ¿qué importaba que Ella -el prototipo Woman VI, como figuraba en los planos del proyecto- solo fuese un androide, si le había hecho pasar las horas más felices de su vida? "Por supuesto -había dicho el vicepresidente de la compañía- le compensaremos. La próxima semana le enviaremos un nuevo prototipo mejorado. Y con funciones adicionales. Verá como le satisface"

Sentado junto a la ventana, Harry -Harry 12, según un expediente que muy pocos conocían- supo que sin ella nada iba a tener sentido, que habría otras y que ninguna de esas otras sería jamás Ella, y deseó que ese sol que se estaba poniendo, no volviese a levantarse más. Esa noche, por primera vez desde la incierta y olvidada fecha de su creación, soñó, y eso fue –aunque él nunca llegaría a saberlo- como vivir.

 

*De Sergio Borao Llop. sbllop@gmail.com

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

*

 

 

Es este

breve tránsito

la vida.

Pasos

huyendo

hacia la eternidad.

Extraviarse

una

y mil veces,

con la brújula inútil

como un talismán.

Ay, qué sabios

somos

cuando somos soledad.

El horizonte es ancho

cuando,

perdido el rumbo,

se elige una estrella.

Y se comienza a andar.

 

*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com

 

- Mariana nació en General Belgrano, Provincia de Buenos Aires. Actualmente vive en City Bell.

Publicó: Cuadernos de la breve ceguera (La Magdalena 2014).

Jardines, en coautoría con Raúl Feroglio (El Mensú, 2015)

La hija del pescador (La Magdalena, 2016). 

Piedras de colores (Proyecto Hybris 2018).

El orden del agua, GPU Ediciones (2019).

MADURA, Editorial Sudestada (2021)-

-Quiero sacar la cabeza por la ventanilla de tu coche.

Halley ediciones (2022) https://halleyediciones.com.ar/


-Coordina Microversos, talleres de exploración literaria

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

INGRAVIDEZ*

  

Escribir pintando, con una paleta de colores en una mano, el pincel en la otra, el lienzo todavía sin trazo. Esa posibilidad absoluta de decir lo que jamás se dijo, lo que no figura en catálogos o lo que ha sido dicho miles de veces pero que necesita una nueva imagen más ajustada a nuestra percepción de época.

Y nada al fin de cuentas, si decir algo es resumir y recortar.

Y qué decir cuando afuera llueve, cuando el espejo es irremediable, cuando los cuandos son todos a contrapelo.

La belleza de los reflejos del agua en un vidrio de cien años, magnífico en sus colores netos, en la sutil complejidad de flores en relieve. Debería ser motivo de dicha. La seguridad de un ambiente cálido con las bruñidas superficies de la costumbre. Qué más requerir a la confusión de lo aleatorio. Nada alcanza hoy cuando la lluvia es el invierno y la absurda desazón de creer que hay una felicidad que podría estar pero se aleja, que debería estar pero a la vez es decepcionantemente ilusoria.

Todos han dejado por escrito y por cantado que la felicidad de uno es el reflejo de los vínculos felices con personas que nos atañen. Y quememos de una vez para siempre los librejos del ámate a ti mismo, que no funciona cuando el espacio está vacío y la puerta tiene llave. Quién soy cuando no ocupo lugar en ninguna vida. Puedo pesar ciento cuarenta kilos, no habrá gravedad que me retenga sobre el suelo.

Caminata sobre la luna.

Escafandras de buzos en la profundidad. Trajes neumáticos.

Esa imposibilidad de contacto con gente que parece estar ahí delante pero que también, esto es así, está protegida de mí por su propio traje de sospechas, entretejido de pasado y de palabras dichas y gestos supuestos y capa sobre capa de su propia atmósfera.

Hoy llueve, los cables hacen perceptible el viento, mi madre escucha abajo y detrás de ventanas cerradas su música compleja. Hoy es invierno y llueve. Hoy no hay remedio para los destinos divergentes fuera de esta vinculación monógama y única, lo poco seguro y estrecho dentro de un mundo absolutamente amenazador. Mi madre y yo, decididas a perdonarnos cualquier agravio, a presuponer buenas intenciones, a sostener las penas de la otra para darnos un respiro con el aire compartido.

Seguiremos intentando mañana o la semana que viene hacer esos esfuerzos por estrechar alguna mano sin guantes. Mientras tanto, la cocina con el trapito debajo de la mesa para la Gutxi es la cueva contra la intemperie, el mate tibio y la tostada cristalizan el punto de reunión a nivel del suelo, el lastre benigno que permite sentir peso y presencia.

Habrán sido demasiado débiles, será que las sogas que até a tantas amarras pecaban de fallas de elaboración. No es la humanidad toda un innumerable conjunto de seres conjurados en contra de una única buena persona. Mi ingravidez me pertenece y debo de haber elaborado constante y eficazmente mi propio traje de astronauta. Qué cosa rara, creo que no me gusta caminar en el aire y sin embargo parece un destino visceralmente propio.

 

*De Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Czarodziejka*

 

Kalman tenía abuelos nacidos en Sniatyn que al tiempo del nacimiento de sus padres entre una gran guerra y la otra quedaba en Polonia.

En aquella geografía se mezclaban en extraordinario sincretismo creencias, leyendas, idiomas. Sus abuelos paternos hablaban Idish pero las hadas que los mayores del pueblo relataban a los niños para encantarlos o asustarlos eran polacas.

-Si no recuerdo mal - dice Kalman- había un Hada que podía transformarse en lo que quisiera, ¡incluso ser humo!

La Czarodziejka podía estar en cualquier parte sin ser reconocida incluso salir de un repollo o vivir en el tronco de un árbol.

Una vez, el viejo Wojciech les dijo a unos chicos -entre los que estaba el padre de Kalman- que si se reunían hombres a fumar con sus pipas en un claro del bosque bajo la luz de las estrellas. La Czarodziejka desprendida del humo como inefable belleza dejaba la invitación de su sonrisa. Los hombres de la pipa sabían que era un maravilloso acontecimiento. Única vez en la vida.

Wojciech advertía lo mismo que los hombres del pueblo repetían: si la seguían por el bosque se extraviarían sin remedio a un tiempo desconocido.

Así que se quedaban allí mismo sin moverse fumando sus pipas, dejaban que la Czarodziejka siguiera su paseo de encantamiento bajo la noche estrellada por aquel bosque, antes de ser parte del viento.

 

 

*De Eduardo Francisco Coiro.

https://www.facebook.com/CansadoDeTriunfar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL BOSQUE DE LOS CEREZOS HA PARTIDO*

 

 

Me desperté asustada por el estruendo leve del silencio.

El bosque de los cerezos ha partido.

Ha partido. Ay sin despedirse.

También se ha ido el hombre del sombrero roto.

Se lleva, Ay se lleva la huella de la última nevada.

Los viñedos, inútilmente extendieron sus brazos.

Ay no pudieron, no.

Reclusos crepitan en la pasión dorada del otoño.

El sol, indeciso muerde una manzana de oro.

Ay una manzana de oro.

La esclavitud sonríe en la pausa fresca.

El bosque de los cerezos ha partido.

Ha partido. Ay sin despedirse.

El amor y el olvido, mustios

Caminan aferrados al hombre del sombrero roto

Y se llevan, Ay se llevan la huella de la última nevada.

 

*De Amelia Arellano. amelia.arellano01@gmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

El cuerpo es puro extrañamiento, ajenidad perfecta.

 

*De Liliana Díaz Mindurry. lidimienator@gmail.com

 

 

 

 

 

Inventren

https://inventren.blogspot.com.ar/

 

 

 

 

 

Estación Marinos del Crucero Gral. Belgrano*

 

 

*Por Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com

 

 

  Ahora viajando en el tren por supuesto pensó en las partidas, por supuesto observó con sus ojos húmedos de vieja los árboles que corren hacia atrás y se pierden definitivamente, por supuesto siguió por unos segundos la loca carrera de una casita en medio de la nada que desapareció para siempre en el paisaje, y, por supuesto, pensó en la muerte. Siendo la próxima parada la de los chicos del crucero, era algo insoslayable recordar a Mariano, y verlo en una fotografía de colores, sonriendo, con ese descuido característico, tan de Mariano, tan adolescente, fijado en esos dieciocho años eternos.

          Ayer le pasó una cosa curiosa. El marido estaba arriba, la miró con la cara pálida y le dijo que se sentía mal. Ella le ofreció hacerle un té, fue a la cocina, calentó el agua, buscó un saquito, el frasquito de edulcorante por el tema de la glucosa, unas galletitas de agua por si acaso, puso todo en la bandeja y subió por la escalera con la imagen del marido muerto esperándola en la cama, recostada la cabeza sobre la almohada, la mano semiabierta sobre el acolchado. Mientras ascendía haciendo equilibrio con la bandeja, pensó que la casa le quedaría muy grande, que mejor era venderla y comprar un departamento en el edificio donde vive Martita. Difusamente veía las cajas de mudanza, los papeles de diario para envolver tazas y vasos.

          El marido estaba con un malestar de estómago, pero mirando el partido y bastante vivo a simple vista. A ella le dio risa, pero a la vez se sorprendió de sus pensamientos, porque a su esposo lo quiere, se llevan bien y se acompañan como lo hicieron toda la vida, como cuando recibieron aquella terrible noticia del hundimiento del crucero.

          Por qué no se desesperó o asustó ayer cuando presentía que el marido estaría muerto en el dormitorio.

          La mujer tiene la edad de quien se hizo cargo de las tragedias y la rotura de vajillas. Sabe que le toca ordenar su pequeño mundo, porque nadie va a lavar las sábanas de sus muertos ni va a vaciar el ropero de los difuntos. Ha preparado el caldo para los enfermos, ha velado sueños, ha enterrado a su propio hijo. La mujer sabe que mientras viva le toca llevar el peso de acomodar los documentos, disponer el lugar de las macetas en el patio y llorar en los entretiempos.

          El tren va hacia la estación que se llama “Marinos del Crucero General Belgrano”. Y qué tendrá que ver eso con Mariano, qué relación puede haber con el chico que coleccionaba monedas en una caja de galletitas. Pero, sin embargo.

          Ayer cuando subía las escaleras pensaba en ordenar su vida después de una muerte. Es lo que viene haciendo desde el dos de mayo de mil novecientos ochenta y dos, se dice mientras desciende en el andén.

 

 

 

-Continuidad literaria por el Ferrocarril Provincial.

-Próxima estación:

 

FUNKE.

 

LOS EUCALIPTOS.     FRANCISCO A. BERRA.

ESTACIÓN GOYENECHE.    GOBERNADOR UDAONDO. 

LOMA VERDE.    ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.

GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.

GOBERNADOR OBLIGADO.

ESTACIÓN DOYHENARD.   ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA. 

D. SÁEZ.    J. R. MORENO.     EMPALME ETCHEVERRY.

ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.   LISANDRO OLMOS.

 INGENIERO VILLANUEVA.  ARANA. GOBERNADOR GARCIA.

 

LA PLATA.

 

 

 

 

 

InventivaSocial

Plaza virtual de escritura

-Editor responsable: Lic. Eduardo Francisco Coiro.

Blog histórico & archivo: https://inventivasocial.blogspot.com/

 

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