martes, octubre 10, 2023

A BUSCAR LO QUE AMO

 


*Foto de Eduardo Francisco Coiro.

https://www.instagram.com/educoiro/

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

-Hola Borges, ¿me puedo sentar? 

-Querida señora: ¿A qué se dedica?

-Sonrojada y tímida le contesto: a buscar lo que amo.

Contesta con expresión cálida -el amor es lo que también he tratado de encontrar. Es fácil leerlo. Pero vivirlo, a eso no nos enseñaron-.

 

*De Azul. azulaki@hotmail.com

 

 

 

 


 

 

 

 

A BUSCAR LO QUE AMO

-De Nora Azul del Rosario Akimenco.

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

 

Él les creó una luna artificial en el ventanal.

Coleccionó rosas de florero dormidas.

Dibujó un sol de girasoles en la pared.

Les cantó una serenata debajo de la persiana

con una guitarra de juguete.

Se puso alas de papel crepe y alambre.

Se vistió de súper héroe.

Hacía morisquetas para que rieran.

 

Lo llamaban Papá.

 

 

 






 

Un día especial

 

 

Mi pie izquierdo giró derecho

recibí un ramo de rosas amarillas

reí de mis defectos

Leonardo Di Caprio me dio un

beso de película

No leí las noticias de los diarios

Las plumas de mi sonrisa desplegaron

golondrinas de coral

Me duché con agua bendita

El olfato animal me llevó

por la tibieza de su intuición

nadé en un mar de nubes

No repasé en el qué dirán de mí

Ni cuánta plata tenía en los bolsillos

caminé por la playa sin un sostén prensado

Ni tuve en cuenta al reloj.

 

 

 

 


 

 

 

*

 

(Tarde de sol de invierno, tendida en una hamaca paraguaya)

 

- En el vaivén de telas artesanales, con siluetas incaicas, descanso.

Un acordeón verde titila en los laterales. El agua planchadita del estanque invitaría a beber a benteveos, mariposas y aguaciles. Las abejas zumbarían en racimos nacientes de uvas chinches.

Hay que robar los rayos de sol tan escuetos en esta estación. Mi hermana prepara un rico mate con hierbas y jengibre. El agua del termo se fusiona con los sabores que brota en espuma sabrosa.

El atardecer viene con frío, hay que ir a la cercanía del hogar prendido de eucaliptos, chispas rosadas y celestes aúllan.

El perrito Tuco es el que más se acerca a la chimenea, parece un gato mimoso.  O un humano enmudecido y deslumbrado por la adoración al fuego. Con su hocico casi adentro de las brasas dormita consentido.

Es hora de volver, me despido en un “hasta pronto”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Espejos de la profundidad

 

 

Sueño entre espumas vibrantes

un texto abre sus compuertas.

En un andar vertiginoso

las manecillas de un reloj

retroceden hacia el pasado.

 

Saboreo savia de los que amo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aquilina

 

A Aquilina Squiva de Akimenco.

 

Ella viene en un barco pesquero, huye con su marido de la guerra. El temblor de las olas coincide con la incertidumbre de los que emigran con lo puesto. Dedos congelados, narices rojas, dientes apretados. La humedad hostil y gruesa del traslado compone un ambiente de alarma y sobresalto. El aire marino estruja la respiración.

Ella, a pesar de todo, no permite que el viento robe sus modales ni elegancia. Sus ojos de color turquesa noble, observan el tiempo para arribar a tierra.

No hay lágrimas, sólo acentos extraños en sus labios. La labilidad de su figura contrasta con su gorro de piel.

Ha dejado todo, sus parientes, sus siervos, y su altanería. Logra contentarse con el samovar que tiene su escudo real.

Su alma cristalizada en restos de rojo político y de supervivencia la han convertido en una foto.

Su imagen cuando llegue a su destino, por el momento incierto, caprichoso, escalará vital en sus hijos, con la ofrenda de libertad.

Ella, mi abuela que no conocí.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ruiseñor de tus labios.

 

 

Me faltó un beso

esta mañana

descansaba desnuda

y entre sueños oía

cómo el ruiseñor

tarareaba

su suave dueño

en puntitas de pie

al solcito orientaba.

 

Me faltaron tres y cien besos

Esta mañana.

 

Cuando te encuentre

en secreto

te robaré las plumitas

el ruiseñor de tus labios.

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

 

En el velo de la tristeza hay cientos de lágrimas con ilusiones.

¿Sabrá el dique de tu ternura dejarlas que desborden?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lo que el viento me dejó

 

 

Una brisa trae el aroma de un perfume francés: es mi abuela.

Ella con su mirada celeste hacía de las siestas un mundo fantástico.

Entre mantones de Manila, zarzuelas, peinetones de carey, una niña

Azul entraba por el espejo del ropero a un escenario teatral. Esa pícara,

bailaba y zapateaba el tablao con desparpajo. Su pollera negra y roja.

Zapatos de tacón. Castañuelas improvisadas. Labios toreros carmesí

tarareaban con candor, la melodía que sus abuelos tanto amaban.

Esas tardes de persianas abiertas a las rosas rojas, a los jazmines

blancos, al olor a tierra mojada para plantar algún malvón morado,

hicieron de mí un injerto, una semilla multicolor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

Soy esa imagen reflejada o soy otra. En realidad, creo ser otra. Si, demasiado aniñada. Demasiado fiel y con tantos deseos de volar, que me pierdo en una tela de araña, en una flor o en el vidrio humedecido por el vapor. Pero, a veces no me reconozco.

Y dudo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nubecitas

 

Un Hilván más otro y otro tejiendo la sorpresa.

Toco, palpito cada palabra exquisita en esta tarde donde soplan nubecitas del pasado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

Una frase dice "el lenguaje no puede abarcar la totalidad de la palabra". Le agregaría en la escritura.

Y es lo que propone el texto, el poema, el relato. Quien lee viaja en tantas tramas que se abren, bifurcan, entrecruzan, en tantos escenarios dispares y conmovedores.

Quien logra involucrarse en un párrafo que lleve a escenas imaginarias de su intimidad, a lugares que rebotan en su pasado, presente y futuro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los Tiraflores

 

Cruzo de vez en cuando tiraflores

que aún hoy me dicen algún piropo:

 

¿Te muestro mi choripán?

¡Qué lomo para saborear!

Que florcita para deshojar

Qué buena que está la madurita

 

¿Pero no ven que estoy marchita?

O acaso los provoco

con mi delantera danzante

para que me manden un piropo

por atrás y por adelante

Dios mío por si acaso ruego

que los Miraflores no sepan

que sus frases son fuego

que sus calientes locuciones me inquietan

ardiendo hasta la punta de los pelos.

 

Medicina para el alma

vieja maraña de maña

pues camino más derecha y oportuna

por si ayuda alguna aventura

a sacarme las telas de araña.

 

Bendiciones a los tiraflores.

 

 

 

 

 

 

 

*

 

Para todos los que ven la vida frescos, sin prejuicios, sensibles a refrigerar al planeta, a tener una comunidad más solidaria, a llamar las cosas como pueden, a los que en algún momento tenemos el enanito Fascista, y a los que tanto quiero, (“sin reproches, a veces”)

 

 

 

 

**

 

-Nora Azul del Rosario Akimenco.  Vive en la ciudad de La Plata.

Es Licenciada en Psicología. Directora de Psicodrama Terapéutico y Pedagógico. -

Instructora de Hatha Yoga.

-Autora del Libro "¿Cuándo me vas a conseguir un papá y una mamá?" 

Editorial Universitaria de La Plata.

 

 

 

 

 

Inventren

https://inventren.blogspot.com.ar/

 

 

 

 

 

EL ORIGEN*

 

 

La memoria de los ausentes pasa por las afueras como tren de carga en la noche profunda. Se funde con sueños o pesadillas.

La imagen más antigua que Kalman recuerda de Esteban a veces se confunde con la última e irreversible.

Sentados en el patio de la escuela industrial sobre los bancos de madera que se armaban en el taller de carpintería. Esteban sobre su banco que tenía el número 42 le daba cuerda al reloj Tressa que su abuelo le había regalado en vida.

Por alguna cuestión que nunca quedo del todo esclarecida Esteban tenía desdibujados a sus padres. Especialmente a su padre que no existía en su hablar cotidiano. Él hablaba de sus abuelos que vivían en el campo, en un lugar que imaginábamos lejano "viven en su chacra allá en Km.". Después supimos que se refería a Km 55 un modesto apeadero que utilizaban unos pocos vecinos del lugar.

Fue Kalman, siempre curioso, el que preguntó a Esteban por el origen de su nombre.

-Por mi abuelo materno "Stephen Randall Burkett" dijo con el gesto corporal de orgullo como si hablará de un prócer.

Y era tal cual, para Esteban su abuelo era un héroe de los tantos que vinieron al país a trabajar. "y sudar la camiseta" Trabajaba en los talleres Libertad del antiguo Midland. Se jubiló unos meses antes que la dictadura de Onganía cerrara los talleres y fuese esto el principio del fin del tren.

La historia que le fluía a Esteban contarnos era más remota. Su abuelo había nacido en una zona rural de Inglaterra cercana a Escocia. El abuelo se consideraba escocés, aunque los mapas que Esteban dibujaba en el aire y nosotros no entendíamos confirmaban que el pueblo más cercano Kirkby Stephen quedaba en Inglaterra.

-Seguro que lo llamaron a tu abuelo "Stephen" por el nombre del pueblo dijimos en coro.

Aquel pueblo tenía tren. El abuelo Stephen lo tomaba para ir a estudiar a una escuela técnica especializada en máquinas ferroviarias. Su abuelo llegó al país en 1938 para la adaptación de los trenes Birmingham que eran una maravilla tecnológica para aquella época.

Aquel abuelo era técnico especializado en los talleres de Libertad, iba y venía con un impecable traje negro. Así como en uno de esos azares mágicos e increíbles Esteban nos regaló como se conocieron sus abuelos. Su abuela Ligia nacida en un pueblo de Alessandria era corta de vista y tan despistada que se sentó sobre el abuelo Stephen con su traje negro como si fuese un asiento libre. Imaginar un después inmediato entre el escoses y la italiana que hablaban en sus propios idiomas era digno de película.

Esteban fue testigo de un ritual que tenían. Cuando levantaban la voz en alguna discusión. Al rato -para acercar la intransigencia- la abuela Ligia se levantaba de la mesa, la bordeaba y se iba a sentar sobre las piernas de Stephen. "Para que no olvides como empezamos" decía ella con un tono dulce de voz.

-Al menos ahora no te levantas como un resorte a los gritos. -decía él.

Y reían como niños.

 

*De Eduardo Francisco Coiro.

 

 

 

-Próxima estación:

 

LOS EUCALIPTOS.    

 

-Continuidad literaria por el Ferrocarril Provincial:

 

FRANCISCO A. BERRA.

 

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LOMA VERDE.  

 

ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.

 

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GOBERNADOR OBLIGADO.

 

ESTACIÓN DOYHENARD.  

 

ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA. 

 

D. SÁEZ.   

 

J. R. MORENO.   

 

 EMPALME ETCHEVERRY.

 

ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.  

 

LISANDRO OLMOS.

 

 INGENIERO VILLANUEVA.

 

 ARANA.

 

GOBERNADOR GARCIA.

 

 

LA PLATA.

 

 

 

 

 

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-Editor responsable: Lic. Eduardo Francisco Coiro.

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