sábado, septiembre 06, 2025

EDICIÓN SEPTIEMBRE 2025

 


*Foto de Eduardo Francisco Coiro. @educoiro

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

XII *

 

 

Dejé tendida

mi mesa

mi mano

mi cama

 

me miraste

como si fuera

hermosa y suave

 

sagrada

 

como si fuera

una magnolia

que se deshoja.

 

*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com

(poema de Desviadero, Mascarón de proa, 2025)

 

-Mariana nació en General Belgrano, provincia de Buenos Aires, en 1971. Actualmente vive en City Bell.

Publicó: Cuadernos de la breve ceguera (La Magdalena, 2014)

Jardines, en coautoría con Raúl Feroglio (El Mensú, 2015)

La hija del pescador (La Magdalena, 2016)

Piedras de colores (Proyecto Hybris, 2018)

El orden del agua (GPU Ediciones ,2019)

Madura (Sudestada, 2021)

Quiero sacar la cabeza por la ventanilla de tu coche (Halley Ediciones, 2023)

Patio (elandamio ediciones, 2024)

Poesía reunida (Medusa editores, 2024)

Trinchera (Sudestada, 2025)

Desviadero, (Editorial Mascarón de proa, 2025)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No mires a los ojos de los maniquís*

 

 

No mires a los ojos de los maniquís.

Sus ojos son la senda incomprensible

hacia mundos terribles nunca presentidos.

 

Todo en el aire parece agazapado

como en espera de un único movimiento en falso

 

para saltar definitivamente sobre tus últimas moradas.

 

Los maniquíes no saben hablar.

No es probable que uno de ellos se decida a amar.

Nunca podrás sembrar la dulzura en sus almas

porque sus almas están hechas de plástico.

 

Sus frías manos nada harán renacer.

El coágulo incoloro de sus rostros,

la rigidez enfermiza de sus miembros,

la quietud infinitamente repetida,

pueden causar lesiones en el corazón poco habituado

del incansable espectador de platea.

 

Pero no mires jamás a los ojos de los maniquíes

o tu alma podría hundirse en el fondo sin fe de los espejos

o peor, diluirse

en el cosmos sin fin de las regiones quietas.

 

*De Sergio Borao LLop. sbllop@gmail.com

-De El Rostro Prohibido. Poemas de @S_Borao_Llop 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

*

 

Les diré:

el vínculo amoroso rara vez

apoyará su paso por la línea

emocionada y blanca que trazamos.

Sin pudor, romperá nuestras costillas,

y torcerá el circuito de la espera.

Hablo del vínculo:

amigas, hijos, esposos, amantes,

madres, padres, hermanas, todos.

¿Cómo saber si el amor es suficiente

como para que el muelle se sostenga

y no caigamos tristes bajo el agua?

¿Cómo saber si es jactancia o abandono

el mensaje que se perdió en el río?

Infortunados del verano,

la vida está llena de nieve.

Solo nos queda confiar.

Estamos vivos,

el amor nos habla en lengua extranjera

y no hay quién entienda

el pedido de auxilio.

 

*De Valeria Pariso.  valeriapariso@outlook.com

(Poema de su libro Final francés)

 

- Valeria publicó los libros de poesía: "Cero sobre el nivel del mar" Ediciones AqL (2012), "Paula levanta la persiana", Ediciones AqL (2013); "Donde termina esta casa", Ediciones de la Eterna (2015), "Del otro lado de la noche" (2015) Editorial El Mono Armado, "Triza" (2017) Editorial Detodoslosmares, "La trilogía: Uva negra/ Mascarón de proa/ El castillo de Rouen", Vela al viento Ediciones patagónicas (2018), Segunda edición AqL (2020), Zarmina, Primer Premio del Concurso de Letras, categoría poesía, del Fondo Nacional de las Artes, año 2019, Ed. Mascarón de proa (2020); "Flores para no regar", Editorial AqL (2021). “Final francés”, AqL ediciones, 2023

 

 

 

 

 



 

 

 

 

 

 

UNA MIRADA*

 

He observado los bosques para ver únicamente los árboles de corteza caduca y hojas desnaturalizadas por las babosas. He visto los hongos comiéndose la oscuridad de la tierra, pájaros parasitados y animales moribundos en la maleza. He visto tormentas destructivas en la espesura, y no me es ajena la cicatriz del rayo en los troncos torturados. No me es ajeno el dolor de los bosques, no comprendo cuando dices "mira" y sonríes a tal espectáculo de muerte y sufrimiento. No me es ajeno el espanto de la espesura.

Me muestras los mares, y las olas de sucia espuma rompen en playas formadas por millones de cadáveres calcáreos. Cómo mirar el mar, me pregunto, cómo admirarlo. Cómo evitar en él el naufragio, el llanto de las viudas, la extinción de los roncos mugidos de los cetáceos. No me son ajenos, te digo, los espantos oceánicos.

Diriges mi vista hacia las humanas multitudes. Señalas un niño, veo en él presentes y futuras crueldades, veo la lenta degradación de los órganos, el velo enquistado de los saberes falsos, de la dureza que hará de él soldado de inquisiciones, verdugo y juez de sus semejantes.

Alumbras para mí a un par de enamorados. Se devorarán, te digo, no hay forma alguna de que no acaben tironeando de sus propios despojos. Acabará la caricia en garra, el beso en colmillo, la ternura en cuchilla afilada. No me es ajeno, tampoco, el amor. Que ya lo he visto. No me es ajeno el amor, y no conozco donativo más oneroso.

Meneas la cabeza tristemente. Me dices que tu paisaje es bello, que hay ternura en tu universo, que las sombras están, pero debajo de los claros objetos.

Dichosa de ti, dichosos los dichosos. Cíclope soy. Esto veo.

 

*De Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

Narraciones*

 

Podemos decir a esta altura, ahora, hoy, todavía,

Que somos testigos efímeros tratando de precisar

Conjeturas, con palabras que entonces no existían,

Que hubo un en sí de la materia. Un Big Bang

Inicial que impulsó al universo a la expansión,

O sea, que la masa quieta se puso en movimiento.

Ese movimiento –que aún no cesa- cobró vida,

no un momento ni un día, porque esos solo son

términos recientes, unidades de tiempo, palabras,

ruido, sonidos, con más de un sentido que solo

nos conciernen para lograr un orden precario.

Que al comienzo hubo un tiempo sin ayer,

que la inocencia fue unánime y absoluta

porque el pasado nunca había existido.

Solo materia y energía sin dioses

un universo, galaxias, estrellas,

detritus, un caldo primordial,

bacterias, y después nosotros.

El instinto de supervivencia

Y pura voluntad de poesía.

 

*De Horacio Rodio. horaciorodio@hotmail.com

 

-Horacio nació en Llavallol, en 1954. Realizó talleres con Laura Massolo y Liliana Díaz Mindurry. Obtuvo más de cien premios nacionales e internacionales en cuento, poesía y novela, con publicaciones en Argentina, España, Colombia y Chile. Es autor de los libros de cuentos Palabras de piedra (Baobab, 1999), Media baja (Dunken, 2012) y La insistencia de la desdicha (Ruinas Circulares, 2018), y de los poemarios El cinturón de Orión (primer premio del 15° Concurso “Adolfo Bioy Casares”, Ediciones Municipalidad de Las Flores, 2022) y El libro de Hopper (Pierre Turcotte Éditeur, Canadá, 2023). Ese mismo año, el sello español Avant Editorial publicó su novela Ausencia y error. -En el 2024 publicó su libro de cuentos La oscuridad de los hechos. -Editorial Esa luna tiene agua.

 

 

 

 

 

 




 

 

 

Los perros de la luna*

 

*Por Miriam Cairo

 

Ahora vamos por el otro camino. Dale, vamos; ¿así que vos me soñaste? Sí, te soñé porque no le tengo miedo a nada. Yo sí tuve un poco de miedo. Yo también. Yo no, y soñé que vos venías para este lado. ¿Querés que vaya? Sí, vení. ¿Querés ir mi vida? Sí, tengo ganas. Andá, entonces, que yo miro por el espejo retrovisor.

Ahora se trata de dejar la cartera y el estado civil en el asiento de adelante y pasar para atrás las piernas, las manos, la cabeza, la lengua, la cintura y todos los otros dispositivos humanos, se trata de pasar la conversación apuntillada y el viento que entra por la ventanilla en esta noche, ¿de agosto? Sí, de agosto. Pasan también la síntesis, los incidentes ínfimos, los gestos tenues, el instinto gregario. Quedan en la guantera los chicles de menta y el puñal para la defensa propia, en caso de que, en el asiento de atrás, el desconocido del sueño se convierta en pesadilla.

¿Qué dirán los que nos miran? Nada porque miran pero no ven. A nadie se le ocurre que este sueño pueda pasearse en auto y rampar la noche como un lobizón comiéndose una blanca rana desnuda. Pocos entienden el dialecto de los sueños.

Ahora se trata de la llave de oro que abre la dimensión coral de la ocurrencia. Es natural que te quites esto, porque después de todo sos mi sueño, y sueño que te sacás esto para que yo pueda verte y tocarte esa dicha constelada. Estaba pensando en la agilidad onírica: de no haber sido yo, habría sido otra. Y de no haber sido vos, yo habría sido otro. Y de no haber sido ustedes, yo habría sido otro. Me confundís. Porque es mi sueño y no el tuyo. Claro, mi vida, es el sueño de él.

Ese perro quiere subir. Que suba. Que sube. No es un perro de verdad, no puede subir. Que es mi sueño y el perro sube. Que suba el perro de su sueño. Que es mi auto y el perro sube. Dámelo. Este perro que no existe qué hace. Me obedece. ¿Sigo derecho o doblo? Seguí, seguí, hasta el fondo. ¿Después qué hago? Bajás el perro y doblás a la izquierda.

Ahora se trata de que las mantas con alas van desnudando el frío, y las nubes se van tirando flores, y las estrellas allá arriba no tienen forma, y saco de este sueño el pie desnudo y lo meto en tu boca. ¿Qué llevás en los pies?, parece un regimiento de dragones. Parece una flecha rosada. En mi sueño son dragones. En mi boca, una flecha rosada. Es mi pie una lanza que traspasa las fronteras. Tu pie es una lanza; preguntame por dónde voy, amor. ¿Por dónde vas, amor? Por las lindes de la luna.

Ahora se trata de que la noche se pone a brillar en tus ojos que me miran por el espejo retrovisor; no sueltes las manos del volante, amor. Por supuesto, ¿estás bien mi cielo? Sí, mi vida. Ahora te llevo por los montes de Saturno y sigo viaje. Parece que sí. Yo estoy segura. ¿Es de día? Es de noche. En la luna siempre es de noche, amor. Y el perro no terminó de comer su comida. Sigo yo. Dale, seguí vos.

Mi amor, esta caja que tengo en el pecho respira y me duele todo. ¿Es lindo ese dolor, mi vida? Lindo como los pliegues de tus ojos que me miran por el espejo retrovisor. Él me dijo que te iba a hacer eso. Sí, sí, conversábamos de sueño a sueño y él también me dijo que vos podías hacer esto. Cosas que a una se la han dado, como la varicela o las cosquillas.

Sí, sí, a mí se me ha dado por el sueño, el fútbol, la tos convulsa y los ladridos de perro en la luna; hoy por ejemplo fue un día apoteótico: soñé que ustedes venían en auto, que vos te pasabas del asiento de adelante al asiento de atrás, y que metías un pie desnudo en mi sueño y otro pie desnudo en la boca de él, y que la gente de los otros autos miraba sin entender nada, y que hacíamos subir al perro de la luna, y que el perro me obedecía, me obedecía hasta más no poder; después me dio un ataque soberano de tos y escupí lirio tras lirio. Mi lirio. Tu lirio, amor, tu lirio. Mi lirio de Saturno. Sí, el lirio de ella, que antes no lo conocía pero ahora es igual a como yo lo escupía; y empecé a gambetear pelotas inmensas, planetas inmensos, del tamaño de una pelota que era del tamaño de Saturno por todo el césped del universo.

Ahora se trata de que este sueño se puede recorrer de punta a punta. Sí, se puede ir y venir, de punta a punta. Y además hay un jardín. Y una caverna. Y un cerezo de Japón y lirios de la luna. Y un perro de Saturno. Hay una melodía que plantó John Coltrane y un océano que abriste con el dedo y un fuego que me enciende desde tus ojos.

Otra vez tengo un pie en tu sueño y otro pie en tu boca. Otra vez tiene un pie en mi sueño y otro pie en tu boca. Otra vez tenés un pie en su sueño y otro pie en mi boca. Me pregunto hasta qué punto un perro callejero puede ser un perro de la luna. Qué hermosa pregunta, mi amor. Qué poca atención les prestamos a los perros que bajan de la luna. Sí, qué poca, siendo tan blanca y tan bella, mi amor.

 

*Fuente: Rosario/12

https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-50921-2015-09-05.html?

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

NEBULOSAS*

 

Este capricho mío de llorar descalza.

Pertinaz boca que beso y no me nombra.

Pájaro negro que grazna sobre el zumo de mis pálidas lunas

Recién nacida. Vieja rugosa y desdentada.

¿De qué múltiples rumores de espejos me arrancaron?

Yo jugaba entre lápidas. Besaba el aura de los muertos.

 Árboles tristísimos y trigales venerables.

Y robaba flores a los ricos. Nardos y flores de papel morado.

Bravura de polleras cortas. Trenzas y largas falsedades.

Huía y huía   y Dios me perseguía. No me alcanzaba

No lo consigue, aún. No lo consigue.

Fugitiva yegua con crines coloradas.

- ¿Tampoco viene este domingo, madre? -

Ella alisaba los pliegues de la almohada.

Una desnudez de hierro la arropaba.

Un vaso de agua y cuatro hembras yertas.

Y el reloj se detuvo. Y la noche.

Quise beber, tirada es sus faldas de albahaca.

Sus manos de Magdalena, cruzadas sobre el pecho.

Leve brisa elevando un cansancio de años.

¿Están todos? No. No están.

 ¿Por qué esa soledad? ¿Quién te obligó a orinar de pie?

¿Escuchas madre? Es la eterna nebulosa.

Es otra vez el mar…y la rosa y un puñado de sal.

Y una incansable visión de cabezas truncadas

Y este capricho mío de llorar descalza.

 

*De Amelia Arellano.

San Luis.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ELLOS Y EL UNIVERSO*

 

Cuando la imagen de la desdicha de una familia puesta delante de nuestros ojos era irreversible, le pregunte a Kalman si tenía alguna historia que dejara pequeña a la soberanía de la muerte.

Kalman quedó pensativo. Había pasado muchas horas de vuelo para apenas llegar a ver a Esteban a punto de ser enterrado en un cementerio privado. Estábamos pisando lápidas con nombres de personas desconocidas bajo un techo gris de nubes que podrían tocarse con las manos. Nos rodeaba una llovizna que hacía todo más triste e inolvidable.

-Sí. Tengo una historia justa para achicar la importancia de la muerte.

Lo relató un arqueólogo. El hombre participa de un equipo interdisciplinario que desarrolla una investigación en cuevas a las que se accede desde la ciudad de Dubrovnik. Son cuevas que ya habían sido bastante estudiadas en el pasado. La data de actividad humana realizada por carbono 14 muestra presencia desde veinte mil años atrás.

En este nuevo estudio se realizaron sorprendentes hallazgos que fueron interpretados como independientes, pero ahora están siendo pensados -al menos como hipótesis- en conjunto.

Las excavaciones que se realizaron hace más de una década habían hallado piezas de cerámica de 15.000 años. Uno de esos pedazos había quedado bajo la mirada curiosa de aquel equipo científico, era parte de un objeto desconocido aparentemente inútil para aquel grupo humano primitivo que habitaba allí, no era una vasija ni una urna funeraria.

La reconstrucción digital de los pedazos daba una imagen similar a una máscara con aperturas para ver y respirar. Quizá era el primer casco inventado como forma de defensa de los primitivos ante garrotazos de grupos rivales.

El equipo en el que colabora el arqueólogo amigo de Kalman hizo otro descubrimiento que resignifica la lectura de aquellos trozos de cerámica.

En otra cueva, cuya ubicación se mantiene discretamente oculta para preservarla se hallaron pinturas y huesos tallados con imágenes con la misma data AP de los pedazos de cerámica en cuestión.

Son imágenes de la vida de esos primitivos: escenas de cacería de animales, mujeres talladas tipo Venus. Lo sorprendente fue el hallazgo de pinturas de humanos teniendo sexo montándose como lo hacen los mamíferos de cuatro patas. Las mujeres representadas con enormes pechos colgantes. Los científicos quedaron admirados por aquellos antepasados remotos que representaban al sexo y la procreación de nuestra especie como forma de derrotar a la muerte.

El gran descubrimiento fue observar que algunas de esas figuras humanas representadas en el coito llevaban puesta en su cabeza ese casco -o lo que fuese- similar al que se reconstruyo a partir de los pedazos de cerámica. La lectura inicial de los antropólogos suponía que hombres considerados "vencedores" podían tener sexo con las mujeres otro clan o tribu rival "vencido". Paradojalmente Un detalle cuestionaba esta hipótesis: había mujeres representadas con ese ¿casco? puesto teniendo sexo con hombres desprovistos de ese objeto en su cabeza.

La duda inicial los llevo al tiempo a descartar que esa cerámica fuese parte de un atuendo defensivo de los guerreros, tampoco parecía una máscara ritual.

La siguiente hipótesis los llevaba a pensar que ese grupo humano que vivió allí representaba su relación -incluso sexual- con otros seres provenientes de una civilización "técnica" La cerámica sería una imitación -digamos- de una escafandra de aquellos llegados del espacio sideral. O -porque no- parte del atuendo de viajeros en el tiempo provenientes de este mismo planeta.

No hay, -cómo te imaginaras- conclusión certera en estos estudios.

A Esteban le hubiera gustado conocer esta historia. Más aún por título del proyecto bajo el cual se sigue investigando: "Ellos y el universo"

 

*De Eduardo Francisco Coiro.

https://www.facebook.com/CansadoDeTriunfar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

Es curioso

lo poco que se sabe

de la gente que se ama.

Entre dos

que se quieren

se construyen puentes,

pero siempre hay pasadizos,

túneles donde se esconde la memoria,

bosques

de oscura fronda y lobos sueltos.

Qué poco sabemos

de ese otro,

y sin embargo

siempre

parece suficiente.

 

*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com

 

-Mariana nació en General Belgrano, provincia de Buenos Aires, en 1971. Actualmente vive en City Bell.

Publicó: Cuadernos de la breve ceguera (La Magdalena, 2014)

Jardines, en coautoría con Raúl Feroglio (El Mensú, 2015)

La hija del pescador (La Magdalena, 2016)

Piedras de colores (Proyecto Hybris, 2018)

El orden del agua (GPU Ediciones ,2019)

Madura (Sudestada, 2021)

Quiero sacar la cabeza por la ventanilla de tu coche (Halley Ediciones, 2023)

Patio (elandamio ediciones, 2024)

Poesía reunida (Medusa editores, 2024)

Trinchera (Sudestada, 2025)

Desviadero, (Editorial Mascarón de proa, 2025)

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

LUNA DIURNA*

 

Un chico dibuja el árbol, la casita, un autito sospechosamente cuadrado, el cielo celeste, un sol amarillo con rayos que le quedan verdes cuando se le mezcla el trazo amarillo sobre el fondo celeste. La maestra le pregunta si va a poner una luna en ese pedacito que le ha quedado vacío.

El nene, señalando el sol de marcador al agua, le dice que en su paisaje es de día, pero la maestra le indica que no importa, que la luna puede estar en el cielo de todos modos. Se nota la incomodidad del chico, que ahora sospecha que la maestra se está burlando, o que lo ha llevado a una de esas cuestiones engañosas en que la respuesta correcta está torcida y es difícil de ver.

La señorita se ríe y le asegura que la luna y el sol pueden compartir el cielo ¿Acaso no ha mirado nunca hacia arriba cuando izan la bandera por la mañana? El nene no entiende por qué le está diciendo algo tan absurdo, cuando es sabido que el sol alumbra durante el día, y la luna se ve por la noche.

El aula tiene la puerta que da a una galería, y apenas se asoman pueden confirmar que, efectivamente, una raja de luna es visible en el cielo iluminado. No pasa todos los días ni a cualquier hora, pero algunas tardes y algunas mañanas, sol y luna están sobre nuestras cabezas.

El nene podría haber jurado que la luna es nocturna siempre. Ese saber era inmutable, firme, y no se resentía por haber presenciado cientos de veces lo contrario. Sencillamente descartaba la evidencia en contra inadvertidamente y sin proponérselo. Veía a la luna pero la ignoraba, su presencia no manchaba una verdad sólida e incuestionable.

Habitualmente me pregunto cuántas lunas ignoro para resguardar mis creencias, cuánta tozudez intelectual, cuánta falta de observación distorsiona lo que creo saber.

Esto es así, digo, porque me resulta más confortable mantener mis opiniones, porque temo reconocer que he estado equivocada, porque simplemente no relaciono esto que veo con aquello que es un saber enquistado en mi percepción del mundo.

Nos quita un poco el equilibrio, nos deja en la incertidumbre, pero es también un paso delicioso ese de buscar lunas en los cielos diurnos, y poder verlas, y colocarlas en nuestro torpe dibujito del mundo.

 

*De Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SIOFN*

 

"Después de haber pasado varias veces por el planeta SIOFN los seres tienen una vida sin pasión. Los supera saber que su nuevo cuerpo tiene fecha de vencimiento; ya no sienten estar en una vida verdadera con peligros y desafíos, incertidumbres, frustraciones.... se limitan a administrar su tiempo dentro de redes psicofísicas a las que confirman su pertenencia con gestos tan automáticos, tan naturalizados en su inconsciencia"

Por eso el hombre ruega que lo transfieran a un planeta de "sangre caliente" donde la vida merezca ser vivida. Donde pueda sentir de nuevo -como aquella remota vez- que cada instante es un principio y un final.

 

*De Eduardo Francisco Coiro.

https://www.facebook.com/CansadoDeTriunfar

 

 

 

 



 

 

 

 

 

 

ESTACIÓN DE LOS ECLIPSES DE AGUA*

 

"Y ya no sé si a ti te estoy mirando, o si contemplo el cielo"

VICENTE GAOS

 

La espuma desborda por el lecho.

Esta pasión por el río y la piedra es la misma.

No, no es el mismo Río. Pero muerde la pasión.: ay

Imposible desnudar la luna de metal

Esta piedra que Sísifo lleva. Es la misma.

Una y otra vez. No es el mismo camino. No.

Imposible limpiar la hulla que deja el agravio.

 

Una lluvia de hollín cubre recodos, esquina y rincones.

Y ella aquí, hurgando basurales.

No, no es el mismo basural.

Imposible acortar los pasos del hambre.

 

El hambre es el mismo.

Es el mismo dolor. La misma estaca.

Ella, misma. No lo es ni lo será. Nunca.

La espuma, otra espuma, la misma.

Quema como odio hirviente.

Y no hay lluvias. Ni nidos. Ni pájaros.

 

Las cicatrices denuncian que la luna es el quinto satélite.

Pero tiene cuatro fases y metal hirviente.

Y penetra, penetra en todos los espacios libres.

Y hay eclipses que borran hasta las mismas sombras.

Y la luna no es la misma luna. Ni él, el cielo.

No, no hay lugar entonces.

No hay lugar para él, el mismo, otro.

Territorio primigenio de los desamparos.

De los desamparos. Y los desamparados.

 

La espuma cubre las cuatro estaciones de su luna.

 

*De Amelia Arellano.

San Luis.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

*

 

Habría que inventar un nuevo amor que estuviera por encima de la posesión, el ego y el desprecio.

 

*De Liliana Díaz Mindurry. lidimienator@gmail.com

 

 

 

 

Inventren

https://inventren.blogspot.com.ar/

 

 

 

 

Ensueño en estación Libertad*

 

Vine a Libertad porque el nombre me pareció sugerente. Y tal vez también porque algún amigo me había hablado del sitio, de la estación, aunque esto está algo confuso en mi cabeza.

Tomé el tren en alguna parte (después de semanas viajando sin destino, me costaba ubicarme) y confié en no pasarme de mi parada, cosa que me sucedía con demasiada frecuencia.

Esta vez, por fortuna, estuve lo bastante atento y bajé donde había previsto. Miré alrededor. Elegí un rumbo y caminé durante un buen rato. Vi algunos edificios, un centro comercial, una iglesia… nada que no hubiera en otros mil lugares. Me desanimó comprobar que no había allí nada de lo que yo buscaba (pero ¿qué era exactamente lo que buscaba?) y regresé a la estación, dispuesto a tomar el primer tren de vuelta (de vuelta ¿a dónde?).

Como aún faltaban varias horas hasta la próxima salida, me senté en un banco del andén y, presumiblemente, me quedé dormido.

En el sueño, yo dormitaba en un banco del andén de la estación de Libertad. Un desconocido me zarandeó sin brusquedad y al verme ya despierto, me ofreció un teléfono móvil. Yo no supe qué hacer y me lo quedé mirando a los ojos. Él insistió: “Quiere hablar contigo”. Yo tomé maquinalmente el artefacto y pregunté con la mirada: “¿Quién?”. Pero el tipo pareció no entender y dio media vuelta, alejándose a continuación en dirección al norte. Puesto que tenía el teléfono en la mano, hice lo más natural, saludar. Del otro lado me llegó la voz de una mujer.

Creo que se identificó, pero no entendí su nombre y no me atreví a preguntar por no parecer grosero. Debía de ser una amiga o pariente porque me habló de personas próximas a mí y de hechos que tuvieron lugar en mí ya lejana niñez. Después se puso a contarme cómo le había ido la vida, describió lugares que había visitado, viajes que había hecho, aventuras. Llegado mi turno, yo le hablé de mis dificultades como estudiante de secundaria, del tedioso trabajo en el taller del que no pude escapar en muchos años, de mi experiencia como jugador y entrenador de baloncesto (las victorias y derrotas, la risa y las lágrimas, el esfuerzo y la decepción). Poco a poco, fui soltándome. Intercambiamos anécdotas. Me felicitó por mi libro (que dijo haber leído con avidez) y yo me interesé por sus logros. Pasaron varios trenes, pero ninguno se detuvo.

Después seguimos charlando, no me pregunten de qué. No lo recuerdo. Ya saben que los sueños son volátiles. Lo que sí puedo afirmar es que una extraña sensación agradable se fue extendiendo por mi espíritu. Debieron de pasar horas, o minutos, nada es lo que parece en el reino de los sueños. En algún momento, el tipo volvió y reclamó su teléfono. Yo me despedí de mi interlocutora no sin antes fijar una cita en un lugar y un tiempo que no pude recordar una vez despierto. Tampoco sabía, me dije, el nombre de la mujer.

Llegó un tren. Me subí a él, ya no importaba el destino. De algún modo, comprendí que mi búsqueda había llegado a su fin, que ya tenía lo que necesitaba. El tren arrancó, y aunque la escena soñada ya empezaba a difuminarse en mi memoria, el poso que había dejado, lo supe, permanecería en mí para siempre.

 

*De Sergio Borao LLop. sbllop@gmail.com

http://sergioborao2011.blogspot.com.ar/

 

 

 

 

-Próxima estación:

 

ESTACIÓN GOYENECHE.   

 

-Continuidad literaria por el Ferrocarril Provincial:

 

GOBERNADOR UDAONDO. 

 

LOMA VERDE.  

 

ESTACIÓN SAMBOROMBÓN.

 

GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY.

 

GOBERNADOR OBLIGADO.

 

ESTACIÓN DOYHENARD.  

 

ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA. 

 

D. SÁEZ.   

 

J. R. MORENO.   

 

 EMPALME ETCHEVERRY.

 

ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.  

 

LISANDRO OLMOS.

 

 INGENIERO VILLANUEVA.

 

 ARANA.

 

GOBERNADOR GARCIA.

 

 

LA PLATA.

 

 

 

InventivaSocial

Plaza virtual de escritura

-Editor responsable: Lic. Eduardo Francisco Coiro.

Blog histórico & archivo: https://inventivasocial.blogspot.com/

 


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