jueves, julio 25, 2019

ARDIENDO EN LEJANÍAS...



*Foto de Paula Novoa.










REFUGIO*



Traigo una piedra temblándome en los siglos.
Un talismán. Espacio de los santuarios de todos los azules.
De todos los arroyos. De todos los jirones de mi cuerpo.
Él llegó porque si. Como llega la lluvia.
Nos encontramos en un rincón de la palabra nueva.
Venía de trenes de cemento. De vagones de moho.
Yo, iba buscando de nuevo, las acacias.
Una metamorfosis de Eva y de manzana.
Abrió la puerta. Y en esa puerta, desnuda, lo saludo.
Desnudez más casta que una niña en el páramo.
El llega, ardiendo en lejanías.
Con un vino callado. Tan callado.
Como un toro. Como una plaza. Como un niño dormido.
...Y recordamos juntos...
Antiguas osamentas. Enlutado país, en renuncia de trigo.
Inservibles monedas, de indescifrables signos.
Viejos profanados en delirio de escarcha.
Jóvenes amordazados de purgatorios tristes.
Niños muertos sobre maderas vírgenes.
...Y aquí estamos. Fundando otra vez, refugios.
Un oasis, una pared de pircas. Una barricada.
Con boca amarga, con resaca.
Desmenuzando una tristeza en migas.
Con una cruel costumbre. Una necesidad. Un hambre.
De sur, de norte. De vida.
Sobretodo, de vida.


*De Amelia Arellano.








ARDIENDO EN LEJANÍAS...







*


Nos quisimos

y no,

y a veces fuimos

bestias hermosas,

enormes bestias de esplendor sombrío,

a veces vos,

a veces yo,

fuimos cuchillo

y cicatriz que encierra

toda la sangre,

toda,

y hoy

es otra historia

sin final feliz.



*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com

-Nació en General Belgrano, Provincia de Buenos Aires. Actualmente vive en City Bell.

Publicó:
Cuadernos de la breve ceguera (La Magdalena 2014)
Jardines, en coautoría con Raúl Fenoglio (El Mensú, 2015)
La hija del pescador (La Magdalena, 2016)
Y Piedras de colores (Proyecto Hybris 2018)

-Coordina Microversos, talleres de exploración literaria.













A Kawabata por La casa de las Bellas durmientes*



-De

Una bella ensoñada



Quisiera dormirme en el palacio de tu imaginación y que me mires tanto que funden un jardín, tus ojos de brillos enjoyados y tu mano apenas roce mi piel y saborees con tu boca mi sueño. Vos hombre, me atravesás con la flecha de tu pelo de nieve. No me das un beso para despertarme, estoy despierta para vos tras el velo del sueño que me finge dormida...



*De Cristina Villanueva. libera@arnet.com.ar















MI PADRE SILBANDO EN LA NOCHE*



Ahí va mi padre silbando en la madrugada. Es primavera. No alcanza con el canto cíclico de los zorzales. Mi padre se acompaña silbando. Es una melodía que alguna vez le escuche cantar en italiano, habla del amor perdido por una napolitana. Cada vez que lo escuchaba silbar aquella melodía era como si hablara en él toda la tristeza que tenía adentro.

Mi padre un hombre de silencio. De pocas palabras, las justas y necesarias.

Ahora que volvió la primavera los zorzales cantan un insomnio de amor. Mi padre vuelve a caminar a la madrugada hasta la avenida bajo las estrellas o la tempestad para ir trabajar a la fábrica. Esta sólo. Se acompaña silbando su amor a una napolitana.


*De Eduardo Francisco Coiro.














LA LLAMA*



He llegado hasta aquí
para esconderme
aquí quiero esperar

cuido una llama roja
entre mis manos

Espero que se vuelva
hoguera
y me haga cenizas



*De SNORRI HJARTARSSON
(Islandia, 1906 - 1986)

(Traducción de Francisco J. Uriz)












ECLIPSE OCULTO*



El eclipse sucedió allá lejos, muy lejos, tan arriba en esa luna familiar y extraña, la luna siempre la misma, presente en las noches que no vemos y en las que vimos.
Se ha obscurecido la luna, se ha puesto roja, ha revelado su superficie convexa de esfera celeste. Allá detrás de las nubes, para otros ojos, para quien no se halle debajo de las nubes nocturnas que se empeñan en ser garúa para regalar un entramado sutil en los faroles.
Desde aquí y tras las ventanas hemos visto oscuridad y agua, hemos visto la textura móvil de las gotas minúsculas, y hemos apenas presentido que la tierra negó la luz del sol a nuestra siempre luna. Eclipse sin ojos, eclipse ciego.
Sabemos con las yemas de los dedos, con los vellos sensibles del borde del espíritu, con un leve temblor de la piel sabemos que esta noche y para nadie la luna se vistió de largo, se puso pendientes, se engalanó y bailó con gasa transparente. Hoy la luna puso fanal a la bombilla, se soltó la cabellera, se recostó en los cielos y extendió rubor en las mejillas.
Impúdica luna la luna a media luz. Luna de otoño, luna desvelada.
Horadan mis ansias esta lluvia y estas nubes. Detrás ha ocurrido el eclipse, y ya ha acabado. No lo vimos. Pienso que no veré muchos más.
Recuerdo otros.
Inclina a la meditación un hecho único y precioso. Nos deja a solas con los pasados en sepia y los mañanas de incertidumbre.
Siento la precariedad de mi silueta contra el negro de la noche. Ruego que me vea el hombre cuando ponga fanal a mi bombilla, cuando baile a media luz, cuando deje caer los velos.
Que no ciegue la lluvia a mi amor. Que no me oculten de él ni estas nubes ni otras aguas.



*De Mónica Russomanno russomannomonica@hotmail.com














Liberar*



Palabras, vuelen lejos. Nombren
Sin ligaduras. Canten.

La estrechez de mi espalda ya
no las contienen.
Fuguen de mí. Busquen
un cielo sin fantasmas.
Sólo cuando puedan darme
la inmanente voz de las cigarras
o una luz singular en la garganta
regresen por momentos
y ayúdenme a decirlo.

Entonces será mi breve cielo,
una suerte de instante sublimado.



*De Miryam Colombotto  Seia. miryamseia@cablenet.com.ar








*


A veces

me despierto

vestida

en este traje de señora

y calzo mis pies

en zapatos corteses,

doy un paso,

dos,

trescientos

desde la cama a la cocina,

y arrastro ollas,

hojas de té,

promesas

de pimienta verde.



Hace falta

que la noche se imponga,

para desvestirme

de la vida

y su peso,

y el espejo se acuerde de mí.



*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com

-Nació en General Belgrano, Provincia de Buenos Aires. Actualmente vive en City Bell.

Publicó:
Cuadernos de la breve ceguera (La Magdalena 2014)
Jardines, en coautoría con Raúl Fenoglio (El Mensú, 2015)
La hija del pescador (La Magdalena, 2016)
Y Piedras de colores (Proyecto Hybris 2018)

-Coordina Microversos, talleres de exploración literaria.












Luz de pájaros*


A mí me da la luz
la luz poniente,
la traicionera luz de un día cualquiera
la luz que ya se acaba
y que va a verte a ti,
del otro lado


Es una sola la luz,
la zalamera
que espero un año entero
para verla partir,
cuando cansada y antes de empezar
la siesta, se adormece
muy temprana entre pájaros.


Luces de amapolas y geranios
luces de amaneceres largos
de piernas abrazadas
en la playa de Isla Negra,
luces de poemas perdidos
y olvidados fantasmas
luces de amor y de esperanza
luces de rock y twist y de distancia
luces de vez primera que desde Chile
me vio partir
ya sin hijo sin amante sola
guitarra a cuestas.


Luz de recogimiento en primavera
luz que alumbró mi vida trasnochada
luz que hoy agonizas,
luz impura, adormecida pero roja,
luz del primer amor en mis entrañas,
envejecida luz
noche de pájaros.


*De Marta Zabaleta. mzabaletagood@gmail.com
Londres, 19 de diciembre 2002









*


“Uno no sabe nunca lo que resulta si las cosas cambian de repente; ¿pero sabe uno lo que resulta si no cambian?”


* De Elías Canetti.
 (Ruse, Bulgaria; 25 de julio de 1905 - Zurich, Suiza; 14 de agosto de 1994)






Inventren






EL ESPERADOR*



La habitación es pobre, por la ventana entra una luz tamizada por una cortina con agujeros, que producen manchitas irregulares de sol sobre el muro encalado. Una araña de patas largas y cuerpecito minúsculo hace filigrana en el techo. Hay una cama, un escritorio sencillo de madera, una lámpara con el pie curvo, despintada como todo, apagada a pesar de que el sol allá afuera está bien alto pero adentro es penumbra y tristeza.
Revistas viejas apiladas, un ventilador de metal sobre una silla, un ropero al que las puertas no le cierran del todo.
Adivinamos un baño del otro lado de la pared por el goteo lento pero continuo. Suponemos sin verlo que la tapa del botón falta, y para realizar la descarga del inodoro habrá que tirar del fierrito dentro del pozo rectangular abierto como una boca que ni llora ni ríe, abierto el rectángulo como una boca asombrada, suspendida en un grito o quizás inmóvil simplemente, esperando algún tipo de reparación.
Un hombre en camiseta sin mangas está acodado en la mesa de la habitación. No hay relojes allí, sólo las manchitas de luz que imperceptiblemente recorren las paredes y hacen de reloj de sol indicando que el mundo transcurre allá afuera. El sol se mueve, las manchas pasean lerdas por la pieza como constelaciones nocturnas de inmensidad y lejanía, aquí nunca es de día ni de noche, nos decimos, no es un buen lugar para cultivar vida.
Canta un pájaro, algún perro ha ladrado confusamente en algún lugar. Les contestan. Otros pájaros se desgañitan en respuesta, otros perros emiten sus voces destempladas comentando lo que dijo el congénere.
El hombre no se ha movido. Vemos que hay una pavita abollada, un calentador, un mate de madera recubierto en aluminio, una lata de yerba ennegrecida. Otra lata suponemos que contiene galletas, pero no la ha abierto.
El hombre está encorvado, los brazos sobre la mesa y la cabeza con pocos cabellos obstinadamente fijada hacia adelante. Le corre un gota de sudor temblorosa desde la axila. Anacrónicamente, una pantalla de ordenador le ilumina los ojos. Habríamos creído que un lápiz de madera y una hoja rayada serían más convenientes, pero la notebook delante de su rostro está tan deslucida como el resto de las cosas, polvo entre las teclas, la pantalla sucia y en una esquina del aparato una cinta aisladora remendando una quebradura.
Escribe con dedos pálidos "resido en Baudrix", y en el ordenador que desmaterializa el ser y lo transforma en unos cuantos caracteres viajando por el globo, se transforma en una frase maravillosa, él se transforma en un hombre misterioso y fascinante. Baudrix. Una mujer se imagina un caballero hermoso y distinguido en una casa de tejas negras en medio de un jardín con una fuente. Otra mujer se dice "Baudrix" y aparece un muchacho lánguido de nariz recta sentado en el pretil de un puente de piedra sombreado por altos pinos. "Baudrix" se dice otra, y evoca prados verdes y quizás robles, y quizás a lo lejos la aguja del campanario de una capilla medieval.
"Baudrix" ha dicho ella. Y sonríe, y piensa en el hombre en camiseta, en la cama de hierro, en la uña del dedo gordo del pie derecho que le rompe las zapatillas de lona. Piensa en los cabellos ralos, las mejillas mal afeitadas. Recuerda la mujer la cortina con agujeritos, el comedor con los muebles de la abuela, el patio de baldosas desparejas.
"Escribe él, aquí, en Baudrix", se dice la mujer. "Y está solo, y espera" se dice. Espera aunque en la estación ya no arribarán más trenes. Lanza sus botellas, él, y todavía. Espera. Se dice la mujer.
El timbre no funciona. Unos nudillos golpean la puerta.

El hombre se pone una camisa de mangas cortas sobre la camiseta, se calza las chinelas y gira el picaporte de su puerta.



*De Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com







-Próximas estaciones de escritura:

KM. 55.  


En el recorrido del tren literario por Ferrocarril Midland:

  ELÍAS ROMERO.    KM. 38.   MARINOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO.   LIBERTAD.  
MERLO GÓMEZ.   RAFAEL CASTILLO.    ISIDRO CASANOVA.  JUSTO VILLEGAS. 
JOSÉ INGENIEROS.   MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE.  ALDO BONZI.   KM 12.   LA SALADA.   
INGENIERO BUDGE.  VILLA FIORITO.  VILLA CARAZA.   VILLA DIAMANTE.
 PUENTE ALSINA.  INTERCAMBIO MIDLAND.



JUAN TRONCONI.

En el recorrido del tren literario por Ferrocarril Provincial:

CARLOS BEGUERIE.   FUNKE.   LOS EUCALIPTOS.     FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN GOYENECHE.    GOBERNADOR UDAONDO.   LOMA VERDE.  
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR DE SAN JUAN RUPERTO GODOY. GOBERNADOR OBLIGADO.  
ESTACIÓN DOYHENARD.   ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA.    D. SÁEZ.    J. R. MORENO.     EMPALME ETCHEVERRY.   
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.   LISANDRO OLMOS.  INGENIERO VILLANUEVA.  ARANA.  GOBERNADOR GARCIA. 
LA PLATA.

***



InventivaSocial
Plaza virtual de escritura
Para compartir escritos escribir a: inventivasocial@yahoo.com.ar









1 comentario:

CRISTO_ANSELMO dijo...

Gracias por recuperar estos textos para un instante en el tiempo