*
Ya no recuerdo
qué cosa era la soledad.
Hay tantas manos,
acá,
hay tanto ruido,
y hay una selva
de plantas en la ventana
y un perfume a naranjas
en la cama tendida.
Ya no recuerdo
qué cosa era la soledad
pero imagino
que fue la ola que anduvo en mí
ahogándome,
salvándome
una y otra vez sobre la tierra.
*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com
Encuentros inesperados *
El aire es frío y te acompaña mientras las puertas abren sus hojas
de alta tecnología. El ronroneo eléctrico de las escaleras te lleva a la
terraza, donde puedes observar el cielo contenido, a la ciudad que no entiende
de tristezas, de mañanas huérfanas de sol, llenas de bostezos. Entras al baño
para verte en el espejo, tu rostro aburrido te asusta y acercas las manos al
despachador de papel, como si la sola proximidad fuera suficiente para
comprender el complejo mecanismo que deja en libertad las toallas. Sales del
baño justo cuando la luz se convierte en una escala de grises; la observas
detenerse en las tazas de café, en los ojos de la mujer que contempla las
rebajas de una boutique. Deambulas por el piso reluciente. Entras a la tienda
de mascotas y te solidarizas con los descoloridos canarios, con las tortugas
amontonadas en una piedra, con los peces que inventan nuevas formas de nadar en
su cárcel perpetua. Sales de la tienda con pensamientos tristes y eso te lleva
a sentarte en una banca, a tratar de imaginar los pensamientos de la chica que
reparte propaganda. Su sonrisa perfectamente ensayada hace que te levantes de
tu asiento. Pasas junto a un mapa, pero prefieres seguir tus instintos y
caminas sin rumbo entre anuncios luminosos, entre gente de vidas planeadas y
boletos de estacionamiento. Encuentras un poco de consuelo cuando llegas a la
fuente; algunas monedas están en el fondo, y piensas en los deseos que formuló
la gente al aventarlas. Buscas en los bolsillos y sacas una pequeña moneda
plateada, la pasas entre los dedos mientras dejas que alguna vana esperanza
llegue a tu mente. Al no presentarse ninguna, la colocas en tu uña como una
piedra lista para ser impulsada por una catapulta. Inicias la cuenta regresiva.
Cuando el momento cumbre se acerca, sabes con exactitud lo que vas a pedir. El
pulgar se acciona como un resorte y la moneda gana altura, gira sobre su eje
varias veces hasta que se zambulle entre las burbujas que custodian el chorro
de agua. Después de flotar unos instantes, tu deseo convertido en moneda
desciende entre vaivenes. La travesía no termina al hacer contacto con el
fondo, porque una vez ahí, es impulsada por las corrientes surgidas de las
entrañas de la fuente. Después de superar las intersecciones de los mosaicos,
se detiene junto a otra moneda similar en tamaño aunque de color dorado.
Sonríes porque tu deseo se está cumpliendo. En ese momento la mujer de la
moneda dorada, que había lanzado sus pensamientos al agua minutos antes que tú,
sabe que algo está pasando, que debe regresar inmediatamente al centro
comercial. Vas por un café de máquina, le pones mucha azúcar y regresas a tu
lugar junto a la fuente. Mientras esperas la conclusión del deseo, la mañana
congrega más nubes, se disfraza de tarde. Un empleado del centro comercial pasa
frente a ti, lo llamas, te mira extrañado cuando mencionas algo sobre los
encuentros inesperados.
*Alejandro Badillo. (Ciudad de
México, 1977) Es autor de los libros de cuento Ella sigue
dormida (Tierra Adentro), La herrumbre y las huellas
(Eeyc), Vidas volátiles (BUAP), Tolvaneras (SC Puebla), El clan de los estetas
(Universidad Veracruzana. Premio Nacional de Narrativa Mariano Azuela) y las
novelas La mujer de los macacos (Libros Magenta)
y Por una cabeza (Premio Nacional de
Novela Breve Amado Nervo). Ha participado en publicaciones como Luvina, GQ,
Letras Libres y el suplemento “Confabulario” de El Universal. Colaborador de la
revista Crítica y exbecario del Fonca. Ha sido antologado en diversas compilaciones
de minificción.
*
Lo que nos liga unos a otros es tan imperceptible
que se rompe con nada
una soga se ata al cuello de alguien
y las consecuencias son contundentes
las consecuencias de las palabras sin embargo
no se ven a simple vista
horadan los silencios
el espíritu
el centro mismo del cuerpo.
Las consecuencias del lenguaje rompen
la fina capa desconsolada del afecto.
Nunca se insistirá bastante sobre el duelo que hay que hacer para
hablar.
-Mercedes nació en Tandil,
provincia de Buenos Aires, en 1979. Vivió en Mar del Plata hasta los diecinueve
años. Entre 1998 y 2006 residió en España, donde se licenció en Sociología por
la Universidad Pública de Navarra. Realizó un máster en Gestión Cultural.
Publicó los libros Vecinos (Baile
del Sol, España, 2010), Historia de un ladrón
(Caballo de Troya, España, 2010), Imitación de los pájaros
(Zindo & Gafuri, Buenos Aires, 2013), Ficciones súbitas
(comp., Eds De aquí a la vuelta, Buenos Aires, 2013), Saigón
(Zindo & Gafuri, Buenos Aires, 2015).
En 2013 con el relato Grow a lover
ganó el premio Edmundo Valadés de cuento latinoamericano.
Recientemente publicó El cuerpo
intacto (2017, Penn Press), y Grow
a lover (2018, Pensamientos literarios)
SOBREVIVIENTES.*
El vértice del sendero se acerca
y aún en la memoria llevo
restos de infancia
igual a trozos de buen pan.
En este viaje hay voces submarinas
que no puedo explicar, me habitan,
duelen como arpones. A veces,
caen.
Diluvio impiadoso pidiendo:
espacios-mares-aires-barcas-viajes
que no pude revelarles.
Ya el vértice se acerca.
¿Qué ensenada nos recibirá?
Abrazo a mis sobrevivientes,
les doy mi pan.
(Que no sepan del naufragio).
………………………
La tarde se adormece como si alguien la meciera.
La voz de un canto nos de-sa-gua.
*
Fui yo quien
desanudó
una a una las hojas
la enredadera del patio grande
hebra por hebra
como un hada
frente al muro de lianas
verde retorcido
tentáculos colgando de ladrillos.
Fui yo quien
con mis manos diminutas
de ser misterioso
desenmascaró la humedad
la pared me miraba
y yo
absorta niña poseída.
Me hice grande
empecinada en lo imposible
y el verde desterrado anidó en el suelo
y los ladrillos transpiraron aire denso
y las cáscaras de pintura sofocada
en el sopor
cayeron sobre el nuevo jardín
yo seguía retorciendo
suavemente las hojas
como un juego milenario
se formó un prado
se liberó la pared de su opresión añosa
y yo sonreía como si
hubiera sido
algo de todos los días
algo tan habitual
como si
lo hubiera hecho
toda la vida.
Y lo hice.
La niña que fui
surge de una voz
que me dice
ya es hora
ya está
la enredadera seguirá trepando
(siempre trepa la enredadera).
Y yo
crezco
entierro mis pies en el barro
me salen flores
de las orejas
debajo de las uñas
ramitas negras
las piernas
troncos
mis ojos verdean
y el amarillo de mis párpados
florece en pétalos turquesas
y ya no sé cómo
liberarme
cómo
desenredarme de mí.
-De Intemperie-
- Lorena nació en 1975 en la Ciudad
de Buenos Aires, es Licenciada en Ciencias de la Comunicación y Psicóloga
Social.
En 2016 publicó Intemperie, su
primer libro de poemas, por Viajera Editorial. Participó en 2015 con su relato “Desde el Mandarino” de la Antología Tetas. Historias de Pecho,
por Textos Intrusos. Hace varios años es convocada para leer en la Feria del
Libro, en ciclos de poesía, programas de radio y eventos artísticos. En 2018
publicó Mis Vendavales, su primer libro infantil
por la editorial Peces de Ciudad. Con Mis Vendavales
viajó a España y presentó el libro en diversos espacios como bibliotecas,
radios y librerías, alcanzando a un gran público infantil. Hoy, se encuentra
escribiendo un libro de ficción para adultos y dictando un taller sobre “Las
emociones en la palabra escrita”.
Utopía*
*De Wislawa
Szymborska
Una isla donde todo se aclara.
Ahí se pisa la tierra firme
de las pruebas.
Hay un solo camino, el de la llegada.
Los arbustos encorvados se pliegan bajo el peso
de las respuestas.
Ahí crece el árbol de la Hipótesis Adecuada
con las ramas desenredadas desde siempre.
El árbol de la Comprensión, deslumbrante, recto,
junto al manantial que susurra: "Es así."
Más se interna en el bosque, más se abre
el Valle de la Obviedad.
Si surge una duda, la desvanece el viento.
El eco, sin que nadie se lo pida, toma la palabra
con ganas,
y aclara los misterios del mundo.
A la derecha, una cueva donde hay sentido.
A la izquierda, el Lago de la Profunda Convicción.
La verdad se desprende del fondo y ya flota en la
superficie.
La Seguridad Intocable domina el Valle.
Desde su cumbre se contempla la esencia de las cosas.
A pesar de tantos atractivos la isla está despoblada,
y las pequeñas huellas de los pies, reconocibles
en la orilla,
se dirigen todas, sin excepción, al mar.
Como si sólo se hubieran ido desde allí
para volver a sumergirse, sin remedio,
en una vida inconcebible.
*
Mirá hacia arriba.
Es el mundo roto en pedacitos
lo que cae,
más liviano que la lluvia.
Salí descalza
a bailar
sobre el desastre.
No te pierdas
la ternura de catástrofe
que te acaricia el pelo.
Mañana,
habrá un mundo nuevo
donde anclar
los barcos que construyas
en los días como éstos.
*De Mariana Finochietto. mares.finochietto@gmail.com
- Mariana nació en General Belgrano,
Provincia de Buenos Aires. Actualmente vive en City Bell.
Publicó: Cuadernos de la breve
ceguera (La Magdalena 2014). Jardines, en coautoría con Raúl Feroglio (El Mensú, 2015)
La hija del pescador (La Magdalena, 2016). Piedras de colores
(Proyecto Hybris 2018)
Su último libro publicado es El orden del agua,
GPU Ediciones (2019)
-Coordina Microversos, talleres de exploración literaria.
Georgina*
Estaba asomado al mar por babor. Miró distraídamente un barco que
se cruzaba con el suyo y vio en la cubierta, tomando el sol a Georgina. La
llamó con un grito que se llevó el aire. Inmediatamente el barco y Georgina desaparecieron.
El hombre bajó rápidamente al camarote donde encontró a Georgina
agitada, como saliendo de una pesadilla.
- He soñado que estaba tomando el sol en un barco - le dijo al
verlo entrar - y cuando me llamaste desperté.
*
<La luna no va a diamantes>
sino que horada
el cielo negro
-su combustión de estrellas-
En ese deseo
al menos
resuelvo
noches
silencios
durmientes
que el riel pisa
cuando el tren
aplasta sombras
ultima profundos sueños
y algún insomnio pasajero.
<La luna no va a diamantes
sólo anadea
con pies de pato>.
*De Jorge Isaías. jisaias4646@gmail.com
-De Lluvia de marzo. Colección de
Poesía ÍCONO nº 4. Editorial Ciudad
Gótica.
DIGO LA REALIDAD*
Podríamos decir que la felicidad entre dos seres que se hallan dura
un rato, apenas el tiempo de contar los
primeros relatos, descubrir el olor de
la piel y la textura del cabello.
Podríamos decir con sorna, y seríamos unos sornosos pero podríamos,
realmente, podríamos decir y decirnos que el encanto dura precisamente lo que los encantos; hasta que el hechizo
desaparece. Y diríamos con secreta fruición que siempre el hechizo termina por
desvanecerse. Siempre.
Diríamos a quien quisiera prestarnos oído que la realidad es esto
que acontece tal como debe, esta confección con hilván a la vista y corta de
mangas. Que la vida es lucha y sufrimiento y que todo acercamiento entre
personas que se encandilan puede evitarse portando lentes para sol; que en
realidad y dejando que la vista se acostumbre, ni lentes hacen falta para que
la luz sorprendente en los otros ojos se transforme en un reflejo apenas
notable.
Y diríamos entonces que de nada sirve atrapar una cintura con los
brazos, porque somos grandes, hemos visto mucho, sabemos que el abrazo se
transformará como en las malas fábulas en el estrangular de la enredadera al
árbol fascinado.
Si yo anduve siempre en amores, qué me van a hablar de amor.
Cantaríamos con voz desengañada el tango triste.
Y la vida es esto pibe, no te engañes. La vida es el camino al
laburo a la mañana pibe, el beso desganado, la compañía sufrida con resignación
de aquel o aquella que una vez fue hermoso y único pero ya es una sombra más en
el pavimento, esa voz que nos recrimina por boletas impagas del pasado obscuro,
esa carne que ya no se encabrita debajo de la mano.
Diríamos que las cosas son así. Que la tristeza es endémica, que toda
flor turgente es un futuro papel quebradizo sobre la lápida de un cierto
mármol. Y tendríamos razón. Pero quién me saca la sonrisa que se me va para
adentro y se me abre en el pecho. Y
quién me dice que la realidad no es este pequeño instante, este precioso
momento entre los momentos, que su belleza depende precisamente de su futura
desaparición.
El sentido común me haría decir muchas cosas sensatas. Digo la
realidad es este paso en la ancha acera, esta única libélula sostenida en un
pedacito de firmamento, este intervalo cardíaco, este breve amanecer.
Y si después cae la sombra, no borrará la luz de la memoria. Si los
milagros fuesen perdurables, no formarían parte de la maravilla.
No podrá negarlos la inexorable acumulación del tiempo ni el que la
marea desgaste y redondee las aristas.
Aquí están. Hay que atraparlos al vuelo, montarlos hasta que
desciendan, atreverse a morir un poco cada vez que toquen tierra. Y creer con
ingenuidad que la realidad es esta cosa que acontece tan de vez en vez, tan
esporádica. Que lo demás es falso, que la verdad es la piedra con musgo en el
medio, justo en el medio del pedregal estéril.
Diría que lo real es el páramo si mi alma no cantase de alegría
posada en el mínimo verde.
Digo entonces "creo en el barco y no en la ancha mar, creo en
ese silencio resplandeciente y no en la abrumadora masa sonora, creo en este
instante, en este minúsculo instante creo en vos".
*
"El amo desdeña toda forma de amor: ni dar ni
recibir. Está brutalmente solo y no sólo no lame sus heridas sino que las abre
con absoluto desprecio".
(De su novela "Hace miedo
aquí", Página Doce, Literatura fantástica, Buenos Aires, 2004)
Inventren
-Próxima estación:
JUAN TRONCONI.
En el recorrido del tren literario por Ferrocarril
Provincial:
CARLOS BEGUERIE. FUNKE.
LOS EUCALIPTOS. FRANCISCO A. BERRA.
ESTACIÓN
GOYENECHE. GOBERNADOR UDAONDO. LOMA VERDE.
ESTACIÓN SAMBOROMBÓN. GOBERNADOR
DE SAN JUAN RUPERTO GODOY. GOBERNADOR OBLIGADO.
ESTACIÓN DOYHENARD.
ESTACIÓN GÓMEZ DE LA VEGA. D. SÁEZ. J. R.
MORENO. EMPALME ETCHEVERRY.
ESTACIÓN ÁNGEL ETCHEVERRY.
LISANDRO OLMOS. INGENIERO VILLANUEVA. ARANA.
GOBERNADOR GARCIA.
LA PLATA.
***
En el recorrido del tren literario por Ferrocarril
Midland:
ELÍAS ROMERO.
KM. 38. MARINOS DEL
CRUCERO GENERAL BELGRANO. LIBERTAD.
MERLO GÓMEZ. RAFAEL
CASTILLO.
ISIDRO CASANOVA. JUSTO VILLEGAS.
JOSÉ INGENIEROS.
MARÍA SÁNCHEZ DE MENDEVILLE. ALDO BONZI. KM
12.
LA SALADA. INGENIERO
BUDGE. VILLA FIORITO. VILLA CARAZA.
VILLA DIAMANTE. PUENTE ALSINA. INTERCAMBIO MIDLAND.
InventivaSocial
Plaza virtual de escritura
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