domingo, marzo 25, 2007

LO LEVE. LO INTANGIBLE. LO FUGAZ...

BURBUJAS*



En el patio han florecido burbujas de jabón. La niña sopla por el aro, y la simple magia, la sencilla magia sin truco hace que broten perfectas, etéreas, bellas en su transparencia sutil estas burbujas que danzan morosamente en el aire quieto.
Algunas se perderán en la parra, otras contra las baldosas gastadas; las más, hallarán un final de simple desaparición por exceso de sutileza.
La niña creará perfectas burbujas mientras la mirada clara de su padre se humedece.
El hombre sonreirá con tristeza. La niña no sabe que está creando burbujas para la memoria. No puede saber que las burbujas están fijadas en un punto de su infancia que también se desvanece. No quiere saber tampoco, todavía, que la belleza es tanto más anhelada cuanto más leve, más intangible, más fugaz.
Ella hace pompas de jabón y mira con la sonrisa completa a su padre. Todavía es niña, y ese hombre triste puede darle un aro, un poco de jabón, y crearle un espacio de felicidad.
Para la niña las burbujas que desaparecen se reemplazan con el simple trámite de soplar por el aro. Para el hombre que sonríe hacia ella, las burbujas que desaparecen son los minutos que se llevan el mundo a cuestas, que desgastan las baldosas, que agregan blanco a sus cabellos, que le van ahuecando el pecho.
El ha puesto un alero a la cucha del gato, para que no lo moje la lluvia en su sueño de bigotes temblorosos. Ha podado las parras que su padre, que ya no está, plantó en el fondo de la casa. Guarda las herramientas que probablemente jamás vuelva nadie a utilizar.
Le ha dado a su hija un aro, y jabón, para recordarse que todo trabajo es para el día de hoy, y que el mañana es inexorable. Sin saberlo, ha propiciado la aparición en su patio trasero de la belleza fugaz, efímera y por eso mismo inapreciable de las esferas perfectas de la infancia, de la felicidad perfecta que se puede ver, pero no se puede tocar con las manos a riesgo de hacerla desaparecer, estallar, desvanecerse.
Mientras tanto, las espléndidas burbujas, perfectas burbujas de jabón reflejan por un momento, un eterno momento suspendido, este mundo pequeño de amor en un patio trasero de las afueras de la gran ciudad que lo desconoce.


*de Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com





LO LEVE. LO INTANGIBLE. LO FUGAZ...





El gran espectáculo de la banalidad*



*Beatriz Sarlo bsarlo@viva.clarin.com.ar



Las primeras películas cortas filmadas por los hermanos Lumière en 1895 sorprendieron no por la extrañeza del contenido que mostraban, porque finalmente se trataba de la llegada de un tren, de la salida de los obreros de una fábrica o de un niñito comiendo ,sino por la insospechada maravilla de
que el movimiento de la vida pudiera ser primero captado y luego proyectado sobre una superficie plana. El efecto realista era impresionante, pero más todavía lo era el hecho de que ese efecto pudiera ser alcanzado. El cine, en su comienzo, se muestra a sí mismo como espectáculo técnico.
Siempre el asombro acompañó estos cambios de lo que se daba para ver: el sonido, las pantallas anchas, las tridimensionales, los trucajes, el diseño de imágenes por computación. El cine siempre le hizo saber a sus espectadores que, antes de cada filme, se superaba un desafío: una expedición al desierto
de Arizona para filmar un western de John Ford o la fusión de actores reales y dinosaurios digitales en una película de Spielberg.
Esta necesidad de provocar asombro acompaña al cine comercial hasta hoy porque está en el corazón de una estética masiva del siglo XX, que también se sostiene en la cantidad: los legionarios romanos de una película de los años cincuenta son un puñado de extras comparados con las multitudes que se desplazan en las superproducciones actuales. Y por la intensidad: basta comparar cómo sonaba un revólver en un policial de 1940 con las explosiones que ahora se escuchan, un nivel de sonido que persigue el choque auditivo, un golpe en el diafragma que los productores de cine juzgan indispensable porque, probablemente sin saberlo, creen que, sin esos picos de intensidad, su público caería en la aburrida distracción y terminaría decidiendo que no vale la pena pagar la entrada o alquilar el dvd. Hablamos de entretenimiento y de industria.
Un zoológico que mostrara sólo animales domésticos en sus actitudes habituales no existe. Los zoológicos compiten por piezas raras, encierran animales selváticos en ciudades templadas, simulan hielos y estepas para los osos, avisan en todos los diarios cuando nace un tigre blanco en cautiverio.Los zoológicos son la simulación de una naturaleza desconocida en la gran ciudad y allí vamos atraídos por el encanto de lo diferente: la vida animal exótica y la distancia de los lugares donde esos animales viven en libertad. Los viajeros europeos,cuando comenzaron a explorar el mundo en los siglos XVI y XVII, regresaban a sus capitales con monos y papagayos, tanto como con habitantes originarios de América que se mostraban en espectáculo en las grandes cortes justamente porque eran diferentes.
Más tarde,cuando no sólo los nobles accedieron a la observación de esas rarezas, los zoológicos presentaban una especie de historia natural en tiempo presente que se creyó instructiva y divertida a la vez. La clave estuvo siempre en la diferencia entre el observado y el observador: los habitantes
de América vestidos con sus túnicas y sus pectorales de metal, los papagayos con sus plumajes.Animales y hombres de tierras lejanas les parecían a los europeos una especie de leyenda del Edén antes de la civilización que ellos, los colonizadores, creían representar con exclusividad. La idea de que alguien
puede ofrecer como espectáculo gatos, perros y canarios (salvo que se trate de un negocio que venda mascotas) no sería aprobada por una academia mundial de expertos en el entretenimiento.
Sin embargo, la televisión contradice hoy este dogma. El entretenimiento de algunos formatos exitosos se limita a buscar audiencias con espectáculos que carecen de esas cualidades excepcionales.Por este camino, la televisión elige fortalecer su esencia hogareña, de formato chico, sin pretensiones, y lo hace
olvidando sus grandes melodramas, el género que todavía hoy tiene éxitos resonantes. Logra que se visite todos los días un zoológico de animales domésticos e invalida lo que se dijo antes sobre el atractivo de lo excepcional y de lo intenso. Entre los grandes melodramas con sus personajes de sentimientos exacerbados y el tiempo que pasa mientras alguien se repasa las uñas o se rasca la cabeza,la televisión elige bostezar.
Como en una representación doméstica que se lleva adelante del modo en que se puede, a la buena de dios, la televisión convence de que lo que muestra es interesante porque Ella lo está mostrando.
El espectáculo es Ella misma; lo que fascina es que Ella, la poderosa, muestre un espejo que no refleja ninguna excepcionalidad, salvo el dato de que lo que Ella muestra se convierte en interesante para, digamos, un tercio de su audiencia, que palpita con la banalidad, disfrutando con acciones y palabras
que son más aburridas que la vida misma. Sin embargo, la televisión puede convertir a la tontería en deseable porque es Ella la que nos la muestra, como un pequeño zoológico doméstico, en nuestras pantallas. Súbditos reverentes hablamos mal o bien de Ella pero sabemos que de eso se habla, que
(como dicen los expertos) Ella teje la conversación. ¿Qué conversación?
La respuesta parece que no interesa demasiado.



*Fuente: Clarín
http://www.clarin.com/diario/2007/03/25/sociedad/s-01387317.htm






COMPARSAS*



Una fiesta de casamiento es un suceso en el que todos nos disfrazamos para, finalmente, ser más nosotros mismos.
La primera impresión es la de extrañeza. No andamos por la vida ni de traje ni de vestido largo. Por eso, ver a los rostros familiares sobre elegantes atuendos y bajo extraños peinados, es una imagen que en primer lugar nos hace pensar que todos son diferentes de cuando se encuentran sumidos en sus habituales ocupaciones.
A medida que se van sucediendo las horas y las fases del festejo, las personalidades superan el exterior modificado, y se exacerban de tal modo que culminan en caricaturas de grueso trazado.
Entonces un observador sentirá una enorme tristeza, y ocasionalmente le nublarán los ojos lágrimas de piedad por sus semejantes y por él mismo, tan reducido, como siempre, al personaje en la obra de teatro que por nombre lleva un suscinto “el observador”.
La rubia espléndida, de cabeza pequeña y cabellos lacios, reirá con alegría toda la noche. Caminará por el salón constantemente, rozará el brazo o la espalda de los maridos de las amigas, su vestido será revelador. Lástima la edad, lástima que los gestos y maneras ya no le quepan exactamente. Una pena que siga interpretando la adorable adolescente que fue y ya no es. Pero debe ocupar el lugar de la proa en la lancha anclada frente a la playa, debe ser despreocupada y feliz hasta que duela. Se va a sacar los zapatos, caminará descalza para sugerir desnudeces mayores. Debe interpretar el rol.
Los amigos del novio tienen el mandato de ser barulleros, de tomar un poco más de lo que les requiere el cuerpo, de quedarse hasta el final formando una hinchada compacta. Se puede ver una pelota invisible, el potrero, los números en la espalda. El diez adelante, el arquero siguiendo el grupo y meneando la colita cuando recibe una palmada de aprobación.
El invitado de frente estrecha y cabello crespo bailará como un mono. Cuando sea el momento del cotillón, los senos de plástico y la mazorca de utilería aparecerán mágicamente en sus manos. Aún dentro de la bolsa ya le pertenecían. Su mujer se reirá de las payasadas, ocultando (sabe hacerlo) la íntima humillación. Yo también me reiré cuando pase exhibiéndose, pero no podré mirarlos a los ojos.
La niña eterna hará sus mohines y montará su propio espectáculo para lograr por algunos momentos la luz del reflector. Ese es su sitio en la vida. Yo soy así, dirá, yo soy así de loca. Ustedes me conocen, yo soy así.
Las hermanas sin novio, lindas y prolijas, se repetirán en las esquinas. Quién sabe cuánta esperanza habrá habido frente al espejo, y ahora están aquí, recatadas pero anhelantes, y solas. Tan terriblemente solas en una doble soledad que no hace compañía. Pobrecitos esos labios sin besos. La tristeza de tanto amor congelado, tanta caricia fantasmal. Bonitas y sonrientes, tan solas, tan decepcionadamente tristes.
Y mientras tanto las ceremonias incomprensibles, atávicas y con los significados perdidos a fuerza de repetición. Bailar. Moverse sensualmente al compás de una melodía. Realizar los movimientos del sexo para todos y para nadie. Sólo las parejas justificando la seducción del otro porque la intención es real y promete lo que se va a dar. Pero los niños, pero los ancianos, pero las mujeres que bailan con mujeres. Pero toda esa agitación de caderas y pelvis sin sentido. Y el observador que también baila, extrañado de si, para bajar un poco la comida y poder probar las empanadas calientes que ofrecen los mozos.
Qué linda la fiesta. Todo salió bien. Cuánto comimos, cuánto bebimos, qué dolor en los pies de tanto bailar. Y es cierto. Estuvo linda la fiesta. Hay que mirarla en conjunto, de lejos, y entonces, como la carroza desportillada del carnaval, se ve colorida y feliz.



*de Mónica Russomanno. russomannomonica@hotmail.com






Un tropezón no es caída*


La farolera tropezó y al pasar por un cuartel se enamoró de un poeta, que como un verdadero artista
distraído, estaba en el lugar equivocado ¿Alguno de ustedes puede pensar que después de todo lo que hicieron, se podía enamorar de un coronel?


*de Cristina Villanueva. pluma@velocom.com.ar






Domingo, 25 de Marzo de 2007
A 107 millones por hora*


*Por Juan Gelman.


El billón es muy largo y sin duda impresionante: nombra la cantidad de un millón de millones y la unidad va seguida de 12 ceros. A la izquierda.
Cuando se aplica a los años luz que separan el sistema solar de alguna nebulosa, la cifra es inimaginable. Cuando se trata de dólares, también.
¿Cuánto pesará un billón de dólares? ¿Qué altura alcanzaría en billetes de un dólar? Hay una forma ciertamente distinta y aun sangrienta de medir ese guarismo: en el año fiscal 2005/2006 lo ha rozado el presupuesto de la llamada "guerra antiterrorista" declarada por la Casa Blanca. Claro que no todo está a la vista: la mitad se oculta en laberintos presupuestarios de diverso color.
El Pentágono gastó en las guerras de Irak y Afganistán 499.400 millones de dólares en el año fiscal mencionado, pero el eminente economista estadounidense Robert Higgs -profesor y directivo del Independent Institute de California- exploró la selva de partidas no destinadas al Departamento de
Defensa y encontró el resto en otros ministerios y organismos ( www.independent.org , 15-3-07). Al Departamento de Energía fueron a parar 16.600 millones de dólares para programas de desarrollo de armamento nuclear. El Departamento de Seguridad Interior, dedicado a espiar a medio país, obtuvo 69.100 millones de dólares. El Departamento de Justicia, 1900 millones, un tercio de los cuales financia al FBI. La entidad de asuntos relativos a los veteranos de guerra, 69.800 millones. Si se agregan las
partidas que el Departamento de Estado, el Departamento del Tesoro y otras instancias oficiales alimentan directa o indirectamente la cruzada de W. Bush, se alcanza la astronómica cifra de 934.900 millones de dólares gastados en un solo año, es decir, 107 millones de dólares por hora. Pero, a
no preocuparse: en el año fiscal 2007/2008 la cifra será mayor.
El presidente Bush subrayó que la seguridad nacional es la primera prioridad de EE.UU. para sustentar el aumento de los fondos destinados al Pentágono, que el 07/08 sumarán más de 583.000 millones de dólares. El 20 de marzo se cumplieron cuatro años de la invasión y ocupación de Irak y W. y sus
adláteres se empecinan en lograr una victoria imposible, ignoran la pérdida de su mayoría republicana en el Congreso y las manifestaciones contra la guerra cada vez más nutridas que subrayan un vuelco de la sociedad civil norteamericana. Una encuesta reciente dibuja cómo ha descendido en pendiente
el apoyo al conflicto: el 54 por ciento consideró que fue errónea la decisión de desatar la guerra, contra un 40 por ciento que la estimó correcta. En marzo del 2003 las proporciones fueron exactamente inversas: 20 y 75 por ciento, respectivamente (The Christian Science Monitor, 20-3-07).
El descenso más pronunciado se registró en el electorado independiente: del 75 al 35 por ciento en el mismo período. También hubo algunas bajas entre los republicanos neoconservadores: del 94 al 83 por ciento. Según un sondeo de la cadena CNN, un 65 por ciento de los estadounidenses quieren la
retirada de las tropas. W. Bush rebajó esa exigencia a "tentación".
Las realidades de la guerra incumplieron las profecías del entonces número 1 del Pentágono, Donald Rumsfeld, quien predijo que iba a durar "6 días o 6 semanas o 6 meses cuando mucho". Los casi 3.300 efectivos muertos y más de 50.000 heridos estadounidenses no recibieron precisamente la lluvia de
pétalos de rosa que les auguró el número 2, Paul Wolfowitz. El conflicto desembocó en una guerra civil que viene costando la vida de centenares de miles de civiles iraquíes y la mayoría de los que siguen con vida no aprecia realmente la clase de libertad y democracia que la Casa Blanca les impuso.
La empresa D3 Systems, especializada en encuestas de opinión en lugares incómodos como Afganistán o Bosnia y Herzegovina, entrevistó a más de dos mil pobladores de 450 vecindarios en 18 provincias iraquíes del 25 de febrero al 5 de marzo: el 78 por ciento de los interrogados se opone a la presencia de las tropas de EE.UU. y sus acólitos. Algo más: el 40 por ciento culpó de la violencia imperante a los efectivos invasores y/o a W. Bush; el 18 por ciento, a Al Qaida y a los jihadistas de otros países árabes; el 19 a las milicias chiítas o sunnitas y no más del 7 por ciento a Irán (BBC, ABC, USA Today, ARD, 19-3-07). Parece claro.
Los cuatro años de la guerra petrolera han desgastado a las fuerzas armadas estadounidenses. "Lo más perturbador es que tomará años para que el ejército y el cuerpo de marines se recuperen de lo que algunos funcionarios denominan una 'espiral de muerte' producida por la rotación cada vez más rápida de efectivos en las zonas de combate, que ha consumido el 40 por ciento del total de sus pertrechos, agotado a las tropas e impedido contar con el tiempo necesario para entrenar a quienes luchan contra las insurgencias actuales en el lugar" (The Washington Post, 19-3-07). Habrá más gastos.
Cuando un panel de la Cámara de Representantes preguntó en febrero pasado al general Peter Pace, jefe del Estado Mayor Conjunto, si se sentía conforme con el estado de preparación de las tropas en EE.UU., respondió: "No, no me siento conforme". En todo el mundo hay muchos, pero muchos, que por razones
contrarias lo acompañan en el sentimiento.



*Fuente: Página/12
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-82248-2007-03-25.html



*
Queridas amigas, queridos amigos:

El domingo 25 de marzo del 2007 presentaremos en la Radiofabrik Salzburg (107.5 FM), entre las 19:06 y las 20:00 horas (hora de Austria!), en nuestro programa bilingüe Poesía y Música Latinoamericana, música del grupo latinoamericano De las Rosa Latin Music. Las poesías que leeremos pertenecen a Saturnino Rodríguez Riverón (Cuba) y la música de fondo será de Chimizapagua (Andes). ¡Les deseamos una feliz audición!


ATENCIÓN: El programa Poesía y Música Latinoamericana se puede escuchar online en el sitio www.radiofabrik.at
(Link MP3 Live-Stream. Se requiere el programa Winamp, el cual se puede bajar gratis de internet)!!!! Tengan por favor en cuenta la diferencia horaria con Austria!!!!


REPETICIÓN: ¡La audición del programa Poesía y Música Latinoamericana se repite todos los jueves entre las 10:06 y las 11:00 horas (de Austria!), en la Radiofabrik de Salzburgo!
Cordial saludo!

YAGE, Verein für lat. Kunst, Wissenschaft und Kultur.
www.euroyage.com

Schießstattstr. 44 A-5020 Salzburg AUSTRIA
Tel. + Fax: 0043 662 825067

*

Reescribiendo noticias. Una invitación permanente y abierta a rastrear noticias y reescribirlas en clave poética y literaria. Cuando menciono noticias, me refiero a aquellas que nos estrujan el corazón. Que nos parten el alma en pedacitos. A las que expresan mejor y más claramente la injusticia social. El mecanismo de participación es relativamente simple. Primero seleccionar la noticia con texto completo y fuente. (indispensable) y luego reescribirla literariamente en un texto -en lo posible- ultra breve (alrededor de 2000 caracteres).

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