jueves, agosto 15, 2013

COMO ANIMAL HERIDO SANGRANDO EN EL HORIZONTE...




*Obra de Claudia Marting.
Rosario. Argentina.
http://www.facebook.com/#!/pages/Claudia-Marting-pinta/313325418684014?fref=ts
 
 
 
 
*
 
 
quiero que al mundo conmigo
te vengas girando
que dejes hojas rojas en cada pie
y de una sola baldosa el azul hilo del viento
tu azul cabello tus estrellas azules
mira, no necesitamos gran cosa
una mochila apenas con frutas y libros
un par de bolsillos cargados de tus ojos
qué alegría más mundial que al mundo
te vinieras conmigo y me enseñaras geografía
sobre una pizarra de besos
y te mostrase cómo son en realidad los balidos
que las palabras hacen cuando se desbocan
venite al mundo conmigo dejo los picaportes a mano
los grifos abiertos
mi boca, mis libros, mi papel picado al viento
toda esta alegría de tablas y de luces
a qué hora se dará vuelta el cielo
que te vengas al mundo
conmigo/
 
 
*De León Peredo. gustavojlperedo@yahoo.com.ar
 
 
 
 
 
 
 
 
COMO ANIMAL HERIDO SANGRANDO EN EL HORIZONTE…
 
 
 
 
 
 LEJOS*
 
 
 
*De Alfredo Di Bernardo. alfdibernardo@fibertel.com.ar
 
 
 
La morocha del vestidito negro voltea la cabeza hacia la izquierda y, en estudiada actitud de descuido, te mira con expresión insinuante. Clava sus ojos en los tuyos y, de inmediato, vos sentís en el pecho cómo empiezan a girar las hélices de ese ahogo que sólo la aparición de una mujer inusualmente hermosa puede provocar. En ese momento no querés darte cuenta, claro -preferís la ingenuidad de rendirte ante su encantador truco de ilusionista- pero la cruda realidad indica que la morocha del vestidito negro no te mira porque le resultes interesante; lo hace sólo para verificar que vos la estás mirando. Soberbia desde su belleza deslumbrante, sabedora de la atracción que es capaz de ejercer, ella da por sentado que la están mirando. Y acierta. Porque vos, inevitablemente, la estás saboreando con la mirada. ¿Y cómo no hacerlo? ¿Cómo no arrojarse con imprudente devoción a esa catarata lacia que se derrama a pique sobre sus hombros desnudos? ¿Cómo no presentir con golosa ansiedad las redondeces sugeridas bajo la tela? ¿Cómo no aventurarse por el tajo criminal de la falda y deslizarse luego cuesta abajo por las piernas, hasta quedar enredado entre las tiras de sus sandalias romanas?
El equívoco inicial, sin embargo, se desvanece enseguida. Diosa fatalmente distante, la morocha del vestidito negro traza, con delicada firmeza, una frontera invisible que pone en evidencia tu inferioridad, te fuerza a recordar que ambos pertenecen a universos diferentes, realidades paralelas entre las cuales no existen más vasos comunicantes que ese juego de miradas fugaz e infructuoso. Ella te seduce y se te niega. Te concede el derecho -y la tácita obligación- de rendirle pleitesía, te confiere el derecho -y la tácita obligación- de desearla. Sólo desearla. No se sonrojaría si pudiera leer tus pensamientos; sería incapaz de escandalizarse ante la brutal indecencia de ciertos besos fantaseados. Su objetivo, al fin de cuentas, es justamente ese: generar un anhelo imposible de satisfacer. No es el sueño de poseerla, entonces, lo que está vedado. Lo que está estrictamente prohibido es violentar las barreras que ella impone. Las mitologías suelen referir los desastres que sobrevienen cuando los destinos de humanos y divinidades se entrecruzan más de la cuenta.
Han pasado quince segundos desde que la viste y ya sentís sobre los hombros el peso muerto de la contrariedad, un regusto a frustración en la saliva por esos labios que nunca habrás de besar. Sos el triste propietario de un deseo herido de negación en el momento mismo de su nacimiento. Insignificancia ambulante, rutinario animalito de maletín en la mano y cola en el Banco, perdedor por goleada, hombrecito gris tan sin glamour, no te queda más opción que seguir adelante con tu vida de siempre, consciente de la derrota inapelable.
Con inútil empeño, como si quisieras engañarte y postergar tu desconsuelo unos segundos, o canjearlo por migajas de aire, mirás a la morocha del vestidito negro una vez más y comprobás que ella todavía te está mirando.
Lejana, inalcanzable. Como si se burlara de vos desde el afiche gigante de la zapatería.
 
 
*Publicado en Crónicas del Hombre Alto. Editorial Palabrava. Santa Fe. 2013.
 
 
 
 
 
 
 
ANTÍFONA*
 
 
 
Hay un orden subvertido en el sueño,
bajo la luna abierta lo persigo
pero él fuga por cornisas temerarias.
La madrugada
es la noche de perfil
... cuando huye
para salvarse de mí.
Me abismo en el amanecer,
llega como animal herido
sangrando en el horizonte.
Mil veces inocente y mártir
pone en vigencia la luz.
En este orden subvertido, el día, acólito que asiste
al Oficiante, es fresca voz que entona iluminada
antífona de canto llano.
Es hora de no perseguir nada
ni siquiera el sueño.
Doy gracias mientras
en el vidrio de mis ojos
se coagule la luz de la mañana.
 
 
*De Miryam Seia. miryamseia@cablenet.com.ar
NAVEGO PALABRAS - 2009
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Niña interior*
 
 
 
Allí estaba yo, una característica oscura
dentro de la cama
como una araña tejiendo sombras sobre la luz,
 
Las mantas son ese lugar
donde reunir a los miedos.
 
Cada quien tiene sus propias criaturas
viendo a través de ojos de espejos
 
Solo por las noches, cuando el mundo muere
ellas golpean al cuervo que vigila
las puertas del salón
donde las ponemos bajo llave
 
Anoche le he dicho a mi niña la verdad.
Nada hay que temer;
los ángeles no llevan frack
ni existen los monstruos de garras de águila
 
Anoche le he dicho a mi niña la verdad.
Nada hay que temer;
nuestras pesadillas son solo leones
en la casa de una chica salvaje.
 
 
*De Marcela Lokdos. lokdos1@yahoo.com.ar
 
 
 
 
 
 
 
Ojala*
 
 
Ojala que tengas un día amigable
Que puedas volar por él: firme
Con tus mejores momentos
Dejando de lado la tristeza
 
 
Ojala pudieras hacer de mi
Un poema de gemas de turquesa
Que puedas mirarte en el espejo
Del lago de aguas tranquilas
 
 
Que bebas el licor de la alegría
Con tanta pasión hasta embriagarte
Que en tu equipaje solo lo llenes
De entusiasmo y aventuras
 
 
Que además sepas cariño mío
Que estaré siempre a tu lado
Cobijando el costado más difícil
Sorteando las huellas del pasado.-
 
 
 
 
 
 
 
 
*
 
 
 no hay una razón
que fundamente el pánico
solo hay pánico y nada más
nos gustaría ciertamente hallar una razón
mínima e incongruente para el amor
pero no la hay
solo hay amor y nada más
solo hay el olvido detrás del olvido
solo se halla la esperanza tras la esperanza
detrás de la sombra que pasa solo hay la sombra
en el pájaro solo encontraremos olor a pájaro
la luz solo en la luz se sostiene
por fuera o por dentro de la palabra
solo está la palabra aguardándonos
solamente detrás de la mujer hay el hombre
si desarmásemos pieza por pieza al hombre
hallaríamos a la mujer
y en ella
el fundamento del pánico
del amor
del olvido
de la esperanza
y de la sombra
del pájaro
de la luz
y de la palabra
la razón suficiente de la lluvia
el fundamento último de las cosas/
 
 
*De León Peredo. gustavojlperedo@yahoo.com.ar
 
 
 
 
Te Extraño y No Supe Cómo Escribirlo*


No hay escaleras para subir,
Solo para bajar;
Si usted cree estar arriba:
Piénselo bien, medítelo;
Puede estar en un error.
Los padres sueñan con ver a sus hijos
Volar con alas de plomo,
Para poder repeler las balas.
Policías parecidos a robles
Devastan el concreto con sus raíces.
De pronto:
Un disparo:
Cae un cuerpo.
Al partir los cantos
Una persona murió,
No importa si cayó de este lado
O si cayó del otro:
Una persona muerta,
Es una persona muerta,
Por extraño que parezca.
No hay suficientes escaleras para subir:
¿Quién las construirá?
Seguramente arriba
También hay lodo,
Pasto, rocas, flores.
De esas extrañas maravillas
Que nacen y mueren
Cuando deben hacerlo.
Consigámonos un Dios pagano,
Con todo y su Demonio pagano;
Que nos prometa la muerte
Después de la vida
Y que su credo lleve por título
"Revolución para un Dios Pagano",
Y que se especialice
En el milagro de las escaleras.
 
*de hugo ivan cruz-rosas. quetzal.hi@gmail.com
 
 
 
 
 
*
 
 
y si vas a venir
que sea
para besar
uno por uno mis rincones
mis luces y mis sombras
y si vas a venir
que sea
para ungirme con tu lengua...
bendiceme
corrompeme
muerdeme
como a una fruta,
hasta estallarme
deja tus ojos andar por mi
hasta hacerme de nuevo,
hasta reinventarme,
y si vas a venir
que sea
para escribir
las letras de tu nombre,
en mis muslos
en mi espalda
para dejarme
oliendo a estíos
a sangre germinada
y si vas a venir
que sea
para romper los muros
para temblarme tanto
que de cada poro
me sangren pájaros
 
 
*De Alejandra Morales.
 
 
 
 
 
 
 
Descansaría*
 
 
 
Quisiera hacer del mundo un lugar mejor
Con desconcierto estaba mirando una película
Que enunció esa frase encantadora
Quisiera hacer del mundo un lugar mejor
Era de un hombre tímido preso en sus pensamientos
Donde no reía y lo único que hacía era cumplir con sus rituales
Del trabajo, de sus tiempos, de su obcecada necesidad de cumplir
No se cómo ni en que momento enceguecí de ternura
Quede embobada mirando y escuchando cada frase
Cada palabra y por supuesto sus gestos
Ellos iban trasmitiendo cierta infelicidad
Pues no podía dejar de sentirme como él
Atrapado en una caja de sensaciones comprimidas
Él intentaba salirse de su personaje…
Pero no podía
El miedo a sentir, el pánico a abrirse
Hacían de su vida una rutina nefasta
Y sin ninguna expectativa de aventura
Tan inmersa estaba yo prendida en ese personaje
Que la sangre corría velozmente por mis venas
Creo que por esa corriente transcurría el amor a borbotones
Pero encapsulado en los deberes y los preconceptos
Hasta la muerte era sentida como un algo aburrido y tedioso
Como si fuera parte de una tragedia leída obligadamente
Pero yo seguí sintiendo entre mis esquinas
Una cierta magia de sentires claudicados
Ellos intentaban salir casi estallando hacia algún lugar imperfecto
Sería un espacio transgresor?
Renovarían experiencias de mi infancia?
Serían pasiones escondidas?
Quién era él para ser tan rígido
Quien soy yo para escribirlo
Por qué me tomo el trabajo de narrarlo?
Ese ser que habita en ese universo
Tiene bastante semejanza con la vida
Si mi vida fuera otra y fuera dicha
Intentaría velozmente delatarla
Dejaría de lado mis cuidados
Y descansaría en las sabanas del pecado.-
 
 
 
 
 
 
 
 
 
***
 
 
 
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